"Cervantes para cabras, Marx para ovejas" Pablo Santiago Chiquero
Para los periodistas e intelectuales de izquierdas, la ínsula Esperanza era la prueba palpable, enjalbegada y primorosamente adornada, de que los preceptos del socialismo eran válidos para sacar a la clase trabajadora de la pobreza y la ignorancia; para los otros, los conservadores, que también acudieron en buen número a la colonia agrícola, aquello no tenía nada que ver con el socialismo, sino con el trabajo honrado y la racionalización de la producción agrícola y artesana. Mateo, que nunca llegó a tener carné del Partido Comunista, nunca le negó la razón ni a unos ni a otros; así quedaban todos contentos y no se hablaba mal de la ínsula Esperanza.
Y es que cuando el trabajo se hace bien, cuando los que trabajan en una empresa se sienten felices y además es rentable y se ven los frutos del esfuerzo, nada tienen que decir (o no deberían, porque seguro que hoy le sacarían mil pegas a la Ínsula Esperanza) ni los unos ni los otros; ni los conservadores ni los intelectuales de izquierdas. Solo Mateo, que nunca ha tenido el carnet del partido, puede juzgar el resultado de su creación porque fue Mateo González Oliván el artífice de tal empresa. La empresa es una granja en la que hasta los animales son felices. No hay más que ver su producción.
Pero, ¿qué llevó a Mateo, un cabrero que podría haber llegado a mucho más de no haber sido por la temprana muerte de su padre, a fundar en 1934 una comuna con el literario nombre de Ínsula Esperanza? Desde luego, había sido un niño muy prometedor en sus estudios.
«Con seguridad, aquella capacidad del muchacho para los números, y la curiosidad y concentración con la que leyó los pocos libros que cayeron en sus manos, no hubieran sido en balde si su padre hubiese tenido una larga vida. Él, hombre afable y bien relacionado en el pueblo, lo hubiese dispuesto todo para que los curas le dieran una carrera en el seminario, o hubiese intercedido ante José Escobar, terrateniente del lugar afincado en Córdoba, para que el muchacho fuese becado en las universidades de Córdoba o Granada».
Pero el padre murió y Mateo tuvo que dejar la escuela a los diez años y dedicarse al trabajo familiar: pastorear cabras y ovejas. Así hubiese transcurrido toda su vida si no hubiera sido por la depresión que lo sorprendió en 1930, y que le hizo encerrarse en su dormitorio sin más actividad que dejar pasar el tiempo. Una situación que llenó de angustia a Angélica, su madre, y a Conchita, su novia, que no fueron capaces de sacarle del letargo ni con las atenciones más cariñosas de su madre ni con las, más que cariñosas eróticas, de Conchita. Fue Don Lázaro, el nuevo maestro, quien supo sacar a Mateo de su depresión cuando llevaba ya más de un año encamado.
Y lo hizo prestándole un libro, El Quijote, que sacó de casa a Mateo porque cuando el vicio de leer te atrapa no vas a permitir que una nadería como la falta de luz te lo impida y entonces sales al patio donde más luz hay y ya puestos... decides volver a salir con las ovejas y las cabras y hacer algo útil mientras lees. Después de El Quijote vino El capital de Marx. Y así Mateo se fue convirtiendo en un hombre con cierta cultura en un lugar en el que dicho adorno no se veía precisamente con buenos ojos. «La incultura de Abra era algo muy antiguo y acendrado, mucho más que la iglesia o las agrias cachetadas de don Albino, algo incluso anterior a los árabes y los romanos, y ya se sabe lo difícil que es abolir las tradiciones cuando están bien arraigadas». Con esos mimbres, Mateo fue pronto considerado un tanto excéntrico, cuando no trastornado total, ya que leía en todo momento y además le dio por decir que a las cabras les gustaba Cervantes mientras que las ovejas preferían a Marx.
Mateo, no sabemos si las ovejas también porque nada en ese sentido se nos cuenta, se dejó atrapar por las ideas de Marx que a él tanto le recordaban a las de las Sagradas Escrituras. Y todo ello a pesar de las advertencias de Lázaro que, no sin reticencias, le prestó El capital y le advirtió de los peligros que conllevaba.
«—Los libros de filosofía —comenzó Lázaro su coloquio— hay que leerlos y meditarlos, pero no siempre hay que tomarlos en serio, pues casi siempre están muy alejados de lo que nosotros, en nuestras vidas, podemos hacer realidad.
—Será mejor que hables del derecho, Lázaro —lo amonestó Mateo—. No hay quien te entienda cuando te pones a dar rodeos.
—Digo que no debes tomar El capital al pie de la letra, y mucho menos pensar en hacer la revolución.
—¿Y a qué viene eso, Lázaro, tan de sopetón? —Mateo trató de disimular.
—Lo digo porque no serías el primero, ni tampoco el último, que ha pretendido cambiar el mundo después de un atracón de El capital —se explicó Lázaro—. Y las revoluciones, por desgracia, aunque el mundo sea injusto y esté mal repartido, con frecuencia solo consiguen empeorar la situación de los menesterosos».
Pero a pesar de las advertencias, Mateo intentó llevar a la práctica las enseñanzas de El Capital que a él le parecían razonables y justas. También quiso seguir las enseñanzas de El Quijote en materia amorosa. Y así, entre tratar de recuperar a Conchita que se cansó de tanto encamamiento y se prometió con otro, y sus intentos de fundar una comuna donde se pusieran en práctica las ideas socialistas, vamos viendo cómo la lectura transformó a Mateo de hombre deprimido y sin ganas de vivir en un joven activo, dispuesto a sufrir cárcel y burlas por amor a lo que le enseñaron los libros. Y tanto empeño le pone, que logra hacer realidad sus deseos, al menos hasta que... No voy a contar más. Solo decir que la historia termina a poco de empezar la Guerra Civil.
«[…] Esta guerra es una gran cagada, Lázaro.
Lázaro asintió. Sí, aquella guerra era una gran cagada. Sobre aquellos años los historiadores han dicho muchas cosas, pero a todos se les olvida decir que aquella guerra fue una gran mojadura de pantalones».
Pablo Santiago Chiquero |
Cervantes para Cabras, Marx para ovejas es la primera novela de Pablo Santiago Chiquero y es una historia que quiere reivindicar el poder de los libros y la fuerza de las ideas que en ellos se encuentran. «[…] los libros siempre han movido la historia. […] Los libros han fundado religiones, ideas, movimientos políticos, países... Hay libros santos, libros prohibidos, libros malditos y libros que han llegado a ser clásicos. Hay libros aparentemente insignificantes, y sin embargo de gran belleza. El libro sigue siendo uno de los objetos más importantes que ha producido el hombre». Con estas palabras declara el autor en una entrevista su amor a los libros y a todo lo que significan. Y es que, como también se lee en la contraportada del libro, la lectura es «una actividad subversiva capaz de transfigurar para siempre la realidad en la que vivimos». Como diría mi muy admirado Alexis Ravelo de cuya muerte se ha cumplido recientemente un año, «¡Lean, carajo!»
Este libro participa en el Reto Autores de la A a la Z que organiza el blog Lecturápolis. Con él relleno la letra S.
Título del libro: Cervantes para cabras, Marx para ovejas
Autor: Pablo Santiago Chiquero
Nacionalidad: España
Nacionalidad: España
Editorial: Maclein y Parker
Año de publicación: 2020
Año de publicación original: 2020
Nº de páginas: 320
A ti, que te van mucho los libros que tocan la Guerra Civil, veo que este primer libro de este escritor te ha gustado. Así, tan sólo de la impresión sobre él que saco de tu reseña, veo que la novela incide sobre varios tópicos, muy asentados en el mundo y entre nosotros: intelectuales de izquierdas versus conservadores, poder tremendo de los libros, animales felices y cosas así. No sé, no sé, no me llama en exceso.
ResponderEliminarUn beso
No es tan sencillo etiquetar este libro. Cuando supe de él pensé que no lo iba a leer porque, en principio, tampoco es de los que más me atraen. Luego me entró la curiosidad y la verdad es que lo leí entretenida y con interés.
EliminarDesde luego no es una novela sobre la Guerra Civil. Tampoco creo yo que responda a esos tópicos que mencionas. Es más bien una historia disparatada que aboga por el poder de la lectura y, sobre todo de algunos clásicos para sacarnos de nuestras penas. Pero eso más que un tópico, es una realidad que muchos hemos experimentado.
Un beso.
¡Hola, Rosa! El hábito de la lectura puede transformar a una persona totalmente y siempre habrá ciertos libros, que nos marcan para siempre. Y por lo que nos cuentas, es lo que creo que le pasa al protagonista de esta historia. Me parece muy interesante ser testigo de esa transformación, por lo que no dudaría en leerlo. Gracias por la reseña. ¡Besos!
ResponderEliminarEs cierto lo que dices, pero creo que la persona tiene que estar de alguna forma predispuesta a que los libros la salven. Seguramente a otro, en lugar de Mateo, el libro no le habría dicho nada y su depresión hubiera seguido intacta. Ahora, si tu predisposición es a dejarte atrapar y enamorar por los libros, estos te salvan casi de cualquier desastre.
EliminarUn beso.
¡Qué bueno, Rosa!
ResponderEliminarMe ha gustado conocer a este autor y su primer libro que ya desde el título y la portada llama mucho la atención. El amor por las artes ya sea cine, literatura o teatro se transmiten muy bien cuando el autor o el aficionado sienten ese amor de veras. Las ideas, como refleja, el volumen son las que impulsan a las personas a transformar el mundo.
Me encantó la forma de abordar la reseña.
Besos.
Más que su primer libro es su primera novela. Tiene algunos libros de relatos y ahora, además, una segunda novela. Gracias por tus palabras. No sabía bien cómo debía abordad la entrada sobre este libro. Que te haya gustado mi formas de hacerlo me procura cierta tranquilidad. Es un libro difícil de clasificar porque tiene comedia, pero no es comedia; tiene historia, pero no es histórico. Tal vez el error sea querer clasificarlo todo.
EliminarUn beso.
Buenos días, Rosa.
ResponderEliminarQué buena pinta tiene este libro. Su principio argumental me parece brillante, así como la temática que subyace en la historia. Yo siempre he creído en el poder sanador de la lectura. Me llevo esta novela sin dudarlo.
Un abrazo, y gracias por la recomendación!!
¿Hola, Undine!
EliminarEfectivamente, la lectura tiene un poder sanador indudable, pero creo que no es un remedio para cualquiera. Como le digo a Marita, hay que estar predispuesto a dejarse enamorar por los libros. De no ser así, de oponer resistencia, el libro no servirá de nada. Se ve que Mateo estaba preparado y era la medicina que estaba necesitando.
Un beso.
Hola, Rosa. Parece una historia preciosa, entre el cuento y la utopía. Me encanta la reivindicación de la lectura como tabla de salvación y la incidencia que hace en el poder de los libros. El título ya es muy llamativo y el argumento muy original. Estupenda tu recomendación. Un beso.
ResponderEliminarEs un cuento, una utopía, una metáfora..., todas ellas cosas que no me suelen entusiasmar, pero está escrito de tal manera que se lee muy a gusto y, por momentos es muy divertido e ingenioso. Tiene conversaciones muy interesantes y es un libro original que recomiendo.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, es que leer no solo tiene un poder sanador, sino que te abre el mundo, aunque no puedas viajar físicamente siempre podrás trasladarte a otro lugar gracias a los libros, y la compañía que hacen !. Si lees nunca estarás solo... Quién no lee no sabe lo que se pierde...Me lo apunto, gracias. Besos.
ResponderEliminarSí, las personas que amamos la lectura tenemos una gran suerte. A mí me saca de muchos malos rollos y tienes razón en lo mucho que acompaña. Es que una nunca está ola cuando está rodeada de personajes y lo que se viaja...
EliminarUn beso.
Pues sí, Rosa, el poder de los libros no tiene límites, soy de la creencia de que una lectura puede conseguir muchas cosas a priori imposibles en los lectores, yo lo he vivido en mis carnes, a mi un libro me ayudó a salir de un bloqueo emocional que tenía durante bastante tiempo, así como te lo digo. Por eso cualquier cosa que se diga sobre el poder de los libros y la lectura pues me lo creo
ResponderEliminarQue novela tan curiosa ¿verdad? y que argumento tan distinto a todo. Me parece muy interesante en todos los sentidos
Un beso
Es una novela muy interesante y distinta a lo que estamos acostumbrados. A mí la lectura me acompaña desde que tengo recuerdos. Siempre digo que no recuerdo cuándo aprendí a leer porque me recuerdo leyendo de siempre. la lectura me distrae y me ayuda cuando tengo problemas, aunque también es cierto que con la edad me cuesta más concentrarme, sobre todo si tengo alguna preocupación. Lo peor que me puedo imaginar es que algún día sea incapaz de leer por la causa que sea.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa! Jo, me parece una lectura irresistible. Ya solo el título es de los que te llaman la atención. Y quizá diría que es una metáfora muy lograda: el individualismo de las cabras, el sentido de manada de las ovejas.
ResponderEliminarUn homenaje a la lectura como arma de liberación. Otra verdad. La prueba es que los libros son el primer objetivo de cualquier régimen político. Leer te hace libre, te da perspectiva y sentido crítico, te hace ver la relatividad de las cosas. Todo ello es justo lo que no quiere el Poder. El gran drama de nuestro tiempo es que me parece que el objetivo ya no son los libros, sino los lectores. O, mejor dicho, la escasez de lectores. ¿Para qué quemar libros si es más sencillo ofrecer a la sociedad miles de chorradas que los aparten de ellos? Y así se llega a que, por ejemplo, quizá muchos de los jóvenes de hoy puedan hasta desconocer quién era Cervantes o Marx. Un abrazo!!
Ya lo dijo Gabriel Celaya, «la poesía es un arma cargada de futuro». Léase la literatura en vez de la poesía. Un arma importante si se sabe usar y, en todo caso, capaz de hacer mejores a las personas.
EliminarNo imaginas lo que fue cambiando la cultura general de los adolescentes desde que en 1984 empecé a dar clase hasta 2019 en que me jubilé. Llegó un momento en que me di cuenta de que daba por supuestos conocimientos que no existían. vale que es ridículo aprenderse la lista de los reyes godos, pero es que ya no sabían que una vez hubo reyes godos. Es un ejemplo tonto, pero fue bajando mucho la cultura general. Cierto es que al principio solo nos llegaban los alumnos que iban a hacer BUP mientras que a la ESO llegaban todos. En ese aspecto se ganó mucho porque la cultura llega a más gente. La contra es que llega menos cultura.
Y no, no creo que Marx para ovejas se deba al carácter de masa de las ovejas. El capital no es un libro de masas. Otra cosa es la forma de ponerlo en práctica de los políticos que lo han hecho, que si Marx levantara la cabeza... Yo creo que coincidió así.
Un beso.
Me atrae mucho este libro, por lo que has contado, porque siempre he creído que los libros son como esos amigos que te cambian la vida. Te cuentan historias, te hacen reír, llorar y, a veces, hasta te dejan pensando un buen rato después de cerrar sus páginas. Es como tener un superpoder, porque cada libro que lees es como un viaje, te lleva a lugares nuevos, te enseña cosas que no sabías y te hace entender mejor a la gente. Al final, los libros no solo son entretenidos, sino que te dejan algo más, algo que te acompaña mucho tiempo después de que los hayas dejado en el estante. Es como tener un tesoro en tus manos
ResponderEliminarSí, que te voy a contar. Los libros son la mejor compañía, la que nunca falla. Si uno te decepciona siempre hay otro que te entusiasma y son el mejor remedio para salir de una crisis, alegrar un mal día, suavizar una enfermedad... En fin, si algo podía sacar a Mateo de su depresión y encamamiento, eso era un buen libro. O dos.
EliminarUn beso.
Qué novela tan curiosa, tan distinta a lo que habitualmente solemos encontrar. Tomo buena nota, que me ha llamado la atención.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es una novela distinta desde el título hasta el final. Y creo que disfrutarás con ella.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarUn título tan peculiar que llama la atención solo con leerlo, no lo conocía así como tampoco al autor.
Sin duda, una propuesta distinta de lectura, por lo que nos cuentas, una fábula tierna y también un tanto divertida.
La lectura es un placer y claro que los libros tienen ese poder de transformar vidas, pero como bien dices, no es algo que se alcanza por imposición, si no hay disposición, pues nada cambia y no hay salvación posible. Hay libros sin más y libros que te aportan algo más, pues estos últimos son los que cambiaron la vida de Mateo de alguna forma, libros que marcaron un antes y un después en su día a día, le enriquecieron el alma y le hicieron pensar.
Me ha gustado tanto la reseña como la sugerencia, gracias por compartir ambas con todos nosotros, tomo nota ;)
Un abrazo y feliz fin de semana.
No se puede obligar a leer. La imposición no consigue nada más que hacer que se aborrezca lo que se impone. Si a los niños se les controla el tiempo que pueden dedicar a las pantallas y se les ponen libros al alcance, es posible que lean. Eso le pasó a mi hijo que fue un lector voraz hasta los diez y seis años. Luego lo dejó, pero ahora, ya con treinta y seis, vuelve a la lectura. Si le hubiera dejado colgarse de la tele, el ordenador o el móvil, nunca hubiera leído.
EliminarUna hermosa y divertida novela que te gustará.
Un beso.
Con tópicos o no, lo de que sea disparatada me atrae, y que se mencione a Cervantes es ya un reclamo para mí. Me la apunto, a ver qué pasa.
ResponderEliminarUn besote.
Como le digo a Juan Carlos, no noté tópicos mientras leía la novela. Creo que está escrita de una forma que no da lugar a los tópicos. Y desde luego, creo que el humor, el disparate y, sobre todo, Cervantes, hacen que sea una novela con la que puedes disfrutar mucho.
EliminarUn beso.
Puede que me equivoque, pero, con la Guerra Civil en el horizonte, no le auguro mucho futuro a Ínsula Esperanza. Igual me equivoco también, pero me da que Mateo es uno de esos personajes entrañables que hacen las delicias de los lectores y que probablemente sea más quijotesco que revolucionario, si bien el quijote, a su modo, también fue un revolucionario. En fin, una novela de curioso título, esta que nos traes, y que me da (a lo mejor me equivoco también) que es un lugar muy acogedor para los que no concebimos la vida sin libros.
ResponderEliminarBesos
Has acertado en todo. Mateo es un personaje adorable, quijotesco en todo pues también la revolución marxista, que a él tanto se le parece a los textos sagrados, es bastante quijotesca. Del futuro de la Ínsula Esperanza no voy a hablar no me vayan a acusar de reventar finales. Sí que es un lugar acogedor para los lectores. Un lugar divertido además.
EliminarUn beso.
Gracias. Interesante propuesta. Ya tenía sentido este libro y ahora lo tengo mejor mentado. Se me hace que ha de ser una lectura nutritiva, airosa y dulce, no exenta de matices. Cervantes, Marx, Mateo..., el idealismo no le es ajeno al mundo rural ni la fe teleológica de que lleguemos un día a vivir en una Jauja todos felices como hermanos, por tesón antes que por regalo o conmoción. Que abundan los bravos filósofos entre los pastores o las mentes más pragmáticas entre los campesinos, salvados cabestros y ceporros, que de todo hay en las viñas y rebaños del Señor. ¡Saludo!
ResponderEliminarSí que es una propuesta interesante. Mucho tuvo que sufrir Mateo antes de llegar a esa Jauja en la que no todo era jauja, no te vayas a pensar. No todo lo da la formación y los estudios aunque sí que ayudan lo suyo, pero siempre ha habido entre los incultos (y lo digo sin ningún ánimo peyorativo; sencillamente en el sentido de "sin cultivar", sin estudios) gente con una inteligencia, un sentido común y una intuición que suple todo lo que se puede enseñar en la escuela y que yo, que he sido profesora, he visto los pocos resultados que da en muchas ocasiones.
EliminarUn saludo.
No dejo de ver este libro por todas partes sin que llamara en absoluto mi atención y esta es la primera opinión que me paro a leer y la verdad es que, por mucho amor a los libros que haya en él, cosa que por lo general me atrae muchísimo, sigue sin tentarme.
ResponderEliminarBesos.
Yo no supe nada del libro hasta que no lo propusieron para la tertulia, y tampoco lo he visto por estos mundos blogueros. Y entiendo que no te tiente. Yo tenía mis más y mis menos, pero la verdad es que terminó por convencerme totalmente.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarPensaba que sería algo más filosófico. Me hace gracia el título, si lo piensas un poco tiene mucho sentido. Me gusta lo que cuentas aunque me temo lo peor con el final, apareciendo esa guerra, nada bueno. Pero confío en Mateo, igual se sacó algo de la manga inspirado por sus lecturas.
Besos
El final no es nada terrible. Realmente, no llega ese final. Abandonamos la comuna antes de lo que puede suceder y creo que es un gran acierto del autor. No hubiera podido mantener el tono desenfadado y un tanto disparatado de haber seguido un poco más. Creo que es el final perfecto.
EliminarUn beso.
Como poco es un libro original, y con tanta cabra cervantina frente a las ovejas marxistas, se da un aire orwelliano de lo más peculiar. También tiene ese componente metaliterario (referenciar otras obras y escritores, como los clásicos) que para mí gana enteros.
ResponderEliminarSeguro que entre las ovejas y las cabras también campan algunos "cabrones", no lo digo necesariamente por la novela, jaja.
Beso, Rosa.
Hombre, Paco. Encantada de tenerte por aquí.
EliminarSí que puede considerarse un libro bastante orwelliano, aunque las cabras y las ovejas, más allá de estar atentas a un libro u otro, no se nos indica si fueron sensibles a los que los libros enseñaban.
El componente metaliterario es muy patente. No lo he comentado porque se me iba de extensión, pero por allí aparecen Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez y Zenobia, Lorca... Además está escrito de maravilla y transmite con humor crítico toda una situación que se daba en ciertos lugares en momentos previos a la Guerra Civil y durante la República. Un libro entretenido, amable y con enjundia.
Un beso.
Me parece muy original y realmente interesante. Gracias por compartirla, tomó nota.
ResponderEliminarDesde luego, originalidad no se le puede negar. Empezando por el título.
EliminarUn beso.