"Madame Proust y la cocina kosher" Kate Taylor

París, 1942. En una ciudad invadida por el ejército alemán, donde impera la ley de los nazis, las SS y la Gestapo, los judíos empiezan a sentir su seguridad y su vida amenazadas. Los que han tenido el don de la anticipación y han podido, han abandonado el país, pero la mayoría nunca pudieron imaginar que semejante horror inédito pudiera ocurrir en Francia, el país de la Enciclopedia y de la Revolución, el país de la liberté, la égalité y la fraternité, el país que cantaba la marsellesa (parte del país la cantaba) ante el invasor y clásico enemigo boche. Pocos pensaron que pudiera desencadenarse tal horror, y además con parte de sus propios ciudadanos.

Sophie y Philippe Bensimon son un matrimonio judío y acomodado que ha conseguido poner a salvo a su hija de once años, Sarah, enviándola a Canadá. Cuando comienza el libro, Sophie está buscando piedras de un tamaño adecuado para depositarlas en las tumba de su familia y de la familia de su marido, en el mítico cementerio del Père Lachaise; el cementerio por el que irá conduciendo imaginariamente  a su hija ausente, a modo de visita turística; el cementerio en el que están enterrados Oscar Wilde y, sobre todo, Marcel Proust  "el famoso escritor, [...]. También él era judío. Por parte de madre. De hecho, era prima lejana de mi padre. Sí, estamos enterrados entre lo más granado."
Poco más sabremos de los Bensimon, al menos, directamente. Lo que resta por conocer, lo sabremos por medio de su hija Sarah que años después vuelve desde Canadá para investigar el paradero de sus padres tras la guerra.
Y es que en esta novela se mezclan tres historias, tres mujeres que nos cuentan sus anhelos, sus miedos y ansiedades, su sensación de abandono y soledad por causas muy distintas. Estas tres historias nos van narrando la vida, (o episodios de la vida) de estas tres mujeres: la vida de Sarah en Canadá y su viaje a Francia para encontrarse con el destino de sus padres; la de Marie Prévost, una mujer que vive en Canadá, aunque pasó su infancia en París y está en la Biblioteca Nacional de Francia, traduciendo el diario de Madame Proust, y finalmente, los relatos de dicho diario escrito en libretas sueltas que Marie va consultando y traduciendo en la Biblioteca.
Es esta parte de los diarios de Jeanne Proust la que me ha interesado más. Me ha transportado de nuevo al ambiente que tanto disfruté cuando leí "En busca del tiempo perdido" y me quedé prendada del autor, su personalidad y su ambiente en el París de fin de siglo. En estos diarios vamos asistiendo a la vida de Marcel y su madre y vemos
Marcel Proust, su madre, Jeanne
y su hermano Richard.
que "En busca del tiempo perdido" es una novela más autobiográfica de lo que ya sospechábamos. Al leer las vivencias de Jeanne, y las de Marcel a través de ella, no podemos dejar de recordar personajes de la novela a los que pondremos el nombre de sus originales, y episodios que aparecían en la ficción y vemos aquí narrados por la madre del escritor. Y es que, como dice la autora en los agradecimientos finales, si bien los diarios no existen, se ha basado en acontecimientos de la vida del escritor para elaborarlos.
Marie Prévost quedó prendada como yo de Marcel Proust y sus vivencias. Ella lo conoció a los quince años por un libro de texto del colegio. A pesar de que en los diarios de Madame Proust se nos muestra como un personaje caprichoso e inmaduro, tirano y hasta un poco perverso, tras haber leído su ingente novela (en la que ya en el narrador y protagonista se daban ciertos indicios de tal carácter) no podemos sustraernos a la atracción que despertó en nosotros. Marcel Proust tiene algo que nos atrae hacia su personalidad y hacia su entorno "Saboreo la descripción, pienso pausadamente en la sátira, deseosa de habitar ese mundo de guantes grises como palomas y orquídeas blancas" (¡Ah, las descripciones de "En busca del tiempo perdido"!. Solo por una de ellas, la de los espinos en flor, por ejemplo, se redime nuestro autor de tanta desidia, caprichos y tiranía). A pesar de su carácter que adivinamos un tanto retorcido, Marcel Proust tiene algo que engancha y enamora.  
Marie no termina la novela de Proust a los quince años, sino mucho más tarde, mientras estudia en Montreal su carrera de intérprete. La lee en francés y en inglés y se va metiendo cada vez más en la vida y obra del autor mientras se consuela de su amor no correspondido por Max. Por razones que no queremos desvelar, años más tarde, mientras traduce en Francia a Madame Proust, Marie se ve persiguiendo por París la sombra y los pocos rastros que quedan de los Bensimon, a la vez que nos va contando su infancia, adolescencia y juventud. Y nos va contando sobre todo su relación con Max.
Por su parte, Sarah Bensimon se va haciendo una vida en Canadá. El primer septiembre después de llegar, se da cuenta de que aquello no son unas vacaciones. Se hace a la idea de que tendrá que pasar mucho tiempo allí y, finalmente, se acaba convenciendo de que no volverá a ver
Kate Taylor
a sus padres ni a vivir en París. No obstante, nunca deja de aspirar en sus anhelos más íntimos, a que esa etapa termine y vuelva la normalidad que se interrumpió en 1942. Sarah se vuelve una mujer temerosa, sobreprotectora y controladora. "Sarah ensayaba continuamente los desastres y las heridas potenciales del futuro como si al invocarlos pudiera ahuyentarlos, porque nada podía hacer por rectificar la catástrofe que había tenido lugar en el pasado".
 No consigue entregarse a quienes la acogen y la quieren. Su marido, su hijo, la pareja que la acogió al llegar y que han actuado de padres, todas sus relaciones, en definitiva, son para ella temporales, no es capaz de sumergirse en ellas con plenitud. Sarah se refugia en la cocina kosher e investiga la manera de mezclar los alimentos, la manera de combinar los postres con el plato principal para no servir en la misma comida carne y leche. Se refugia en el cuidado de su marido y su hijo, las personas que le son más cercanas y que dan estabilidad a su vida. Preocupada en demasía por el futuro de su hijo, acaba resultando un espejo de Jeanne Proust y es que los hijos de ambas tienen algunas cosas en común que intranquilizan a sus madres. Ambos tienen deseos que van más allá del mero acomodo social y económico: el hijo de Sarah, encontrar una vacuna contra el VIH, a lo que dedica su vida de médico; Marcel Proust, mitigar sus contrariedades con la literatura. Porque como nos dice Marie Prévost al final de la novela "[...] he encontrado la cura para el desconsuelo. Es la literatura. Aunque no he descubierto nada que el hijo del doctor Proust no supiera hace un siglo"






Comentarios

  1. Qué casualidad Rosa. Ayer leí un texto que hablaba del famoso cuestionario de Proust, que es como un test psicológcio, ¿no? que tiene por objetivo descubir la personalidad de quién lo realiza, y que por lo que leí, fue el propio Proust el que lo realizó cuando tenía 15 años. Y de ahí que lleve su nombre.

    El libro que reseñas debe ser de lo más interesante.

    Besos

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    1. Interesante. No sabía nada del test y, gracias a ti, he indagado por ahí y lo que yo encuentro es que él realizo el cuestionario a los quince años, hacia 1885, y luego lo repitió con unos veinte años, en 1891. El original con las respuestas manuscritas se encontró en 1924 y se subastó en 2003 por 102 000 €. todo esto en la wikipedia. Vienen las respuestas, pero está en inglés y mi nivel en ese idioma es muy limitado.
      Un beso y gracias por la revelación.

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  2. Me atrae mucho de esta novela la parte relacionada con Marcel Proust porque tiene esas luces y sombras que tan interesantes resultan en algunos. Me apunto este libro también. Quería ponerme al día en cuanto a lecturas pendientes este verano pero como sigas así voy a tener que pedir 4 meses de vacaciones.
    Un beso

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    1. Pues si te los dan, me dices donde los pediste. Te gustará,creo.
      Un beso.

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  3. hola!!!
    te he nominado a un premio en mi blog
    http://cazadora-delibros.blogspot.com.es/2015/07/nominacion-para-el-blog.html

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  4. No conocía la novela pero tiene elementos que me atraen: la figura de Proust, la época histórica y las tradiciones judías. Me la anoto sin dudar. Gracias por la recomendación.
    Saludos

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    1. Te gustará seguro porque además es fácil de leer y engancha.
      Un saludo.

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