"Tan poca vida" Hanya Yanagihara
"De pronto fue consciente de lo agotado que estaba, como sin fuerzas, tanto por las pasadas semanas de desasosiego como por los pasados treinta años anhelando y deseando ardientemente un momento así, al mismo tiempo que se repetía que no le importaba". Jude St Francis lleva mucha vida por detrás cuando, a los treinta años, por fin consigue algo que nunca ha tenido, pero que siempre ha deseado
sin atreverse siquiera a confesárselo a sí mismo. Para entonces nosotros llevamos ya una cuarta parte de la novela leída y respiramos con alivio, porque aunque no sabemos en profundidad el pasado de Jude, sí sabemos de lo que siempre ha carecido e intuimos que su pasado es turbio y muy muy triste y sórdido. Tampoco su presente es un camino de rosas, pero sabemos que ese presente deriva de aquel pasado: sus piernas débiles y doloridas que le obligan a usar silla de ruedas en ocasiones; su propensión a buscar el dolor, no sabemos bien si como sustituto del placer o como expiación de alguna culpa; su huida de las relaciones íntimas.
La novela empieza contando la amistad de cuatro jóvenes muy distintos. Sí, Willem, Malcolm, Jude y J.B. no comparten raza, ni preferencias sexuales, ni entorno familiar, pero desde que compartieron habitación en la universidad son inseparables.
Cuando comienza la historia, Willem y Jude buscan apartamento. El primero tiene que dejar libre el piso que comparte con otro amigo, cuya novia se muda a vivir con él, y Jude ya no cree que deba seguir viviendo en casa de los padres de Malcolm, donde también vive el propio Malcolm, un arquitecto que empieza a abrirse camino y no gana demasiado. El cuarto amigo, J.B. vive "en un enorme y mugriento loft en Little Italy" y se dedica a la pintura con la que, de momento, tampoco gana para mucho más.
La casa de Lispenard Street supone la entrada en la edad adulta de Jude y Willem, ambos con veintitantos años y tratando de salir adelante uno como actor y otro como abogado. No es una maravilla de apartamento, pero es su apartamento. "Solo a él y a Jude podía parecerles un logro Lispenard Street, pese a que con todo lo que habían trabajado para acondicionarlo y por más que Jude hubiera limpiado, seguía siendo un lugar triste y furtivo, como si se avergonzara de llamarse a sí mismo piso; pero, a veces, en esos momentos pensaba: «Con esto basta. Es más de lo que esperaba conseguir»".
En distintos capítulos se nos cuenta la situación familiar y la infancia de los amigos, pero se pasa muy de puntillas por el pasado de Jude. De lo que piensan sus amigos intuimos que la vida de Jude es la que más duele, la que puede cortar con aristas afiladas, la vida reducida a muy poca vida por algún suceso que se nos oculta. Poco a poco, la novela irá centrándose en Jude, mostrando como a través de un velo semitransparente datos sueltos de su pasado, sin llegar a hilarlos, sin llegar a hacer explícito lo que insinúan y dejan ver las escasas transparencias del velo.
Avanza la novela por los años y las vidas de los amigos. Todos van logrando la fama y el desahogo económico; todos van resolviendo, en mayor o menor medida, sus vidas sentimentales. Willem triunfa como actor y llega a tener fama mundial; Malcolm es un arquitecto prestigioso, funda su propia empresa y es conocido en Estados Unidos y en el extranjero; J. B. llega a ser un pintor apreciado gracias a las pinturas que hace de sus amigos en distintas épocas y situaciones. Sobre todo las pinturas en las que retrata a Jude.
Jude deja la Fiscalía y pasa a trabajar en un prestigioso bufete en el que "defendería a las personas a las que en los últimos seis años había acusado: embusteros, estafadores y ladrones, los adinerados y los poderosos haciéndose pasar por víctimas. Él no era como Harold ni como Citizen, era un hombre práctico, sabía que hacer carrera como abogado implicaba sacrificios, ya fueran monetarios o morales". Pero es que ciertos problemas físicos y mentales requieren de mucho dinero para ser llevados con dignidad. En Rosen Pritchard and Klein, ganará lo suficiente como para asegurarse de que su ascensor siempre funcione y será apreciado y admirado por su dureza en los juicios y por los brillantes resultados que consigue.
Y el velo que nos esconde la vida de Jude se va rasgando, pero con infinita lentitud, con tanta lentitud que las insinuaciones se multiplican y, cuando el velo cae definitivamente, nos damos cuenta de que ya sabíamos, a grandes rasgos, el núcleo principal de lo que escondía. Sabemos desde el principio "por qué llevaba manga larga aun con el calor más sofocante", no sabemos "qué le había pasado en las piernas y la espalda", podemos imaginar "por qué no le gustaba que lo tocaran". Todo ello solo lo supo Ana y, tal vez, los Douglas, su última familia de acogida. Él tenía quince años y gracias a Ana, un año después, iría a la universidad de sus sueños. Lo que Ana no consiguió nunca es que él mismo le contara lo que le había sucedido. Por más que le insistió, por más razones que le dio, nunca lo consiguió. "Si algo he aprendido es que hay que hablar de los episodios dolorosos mientras aún están frescos o nunca hablarás de ellos. Voy a enseñarte a verbalizarlo, porque cuanto más esperes, más difícil te resultará, y se intensificará en tu interior y siempre creerás que tú tuviste la culpa. Te equivocarás, pero siempre lo pensarás". No llegó a hablar con Ana y sigue siendo incapaz de hablar con nadie, ni con sus mejores amigos; ni con Harold y Julia que, por fin a los treinta años, le proporcionan la familia que nunca tuvo. Sigue sin hablar con nadie y es por eso por lo que sigue usando manga larga aun en lo más crudo del crudo verano neoyorquino.
Leo las más de mil páginas de la novela totalmente enganchada. Cuando empieza, me parece maravillosa, una de las mejores novelas que he leído en los últimos tiempos, pero va avanzando y descubro la estrategia para mantenernos con el alma en vilo a base de mostrar sin mostrar y dilatar hasta el máximo la revelación de los secretos de Jude. Cuando finalmente se nos van contando (muy poco a poco, demasiado poco a poco) empiezo a pensar que no cabe tanto dolor en tan poca vida, que es difícil que nadie tenga tan mala suerte y, a pesar de que sé que nada hay tan inverosímil como la realidad, también sé que las novelas deben ser verosímiles si no quieren parecerse mucho a un esperpento. Demasiado dolor, demasiada mala suerte sustituida de pronto por la mejor suerte que se podría esperar y que resulta igualmente inverosímil. Y que igualmente termina y vuelve el dolor "y de nuevo la vida se vuelve cada vez más difícil, cada día más costoso que el anterior. En su día a día se yergue un árbol negro y moribundo, con una sola rama que sobresale hacia la derecha, la extremidad ortopédica de un espantapájaros, y de esta rama cuelga". Demasiadas páginas.
Veo que el libro estuvo a punto de ser considerado mejor libro de 2015 en Estados Unidos. Quedó finalista del Premio Nacional de Narrativa (National Book Award) en Estados Unidos y fue preseleccionado para el Man Booker, el prestigioso galardón que premia a la mejor novela escrita en inglés. Me parece excesivo por las objeciones que he hecho a la novela. No obstante, debo decir que, incluso cuando ya me había dado cuenta de los fallos; cuando ya era consciente (algo de lo que una buena novela nunca deja que te percates) de que se estaba jugando con la capacidad de intrigarme; cuando ya tanto dolor y tanto victimismo habían llegado a cansarme; cuando ya me sobraban unos cuantos cientos de páginas; incluso en esa situación, no conseguí desprenderme del libro y de las ganas de que llegara la hora de abrirlo y perderme de nuevo entre sus demasiadas páginas.
Si alguien me pregunta si recomendaría su lectura, no sabría muy bien qué decir. No es la gran novela americana; no merece la consideración de mejor libro del año y seguramente por eso no consiguió los premios; ha cosechado, junto a enormes halagos, alguna crítica de inusitada dureza, con la que no puedo estar de acuerdo; pero engancha (a mí me enganchó). Engancha la ambientación, mayoritariamente en Nueva York, pero no solo; enganchan las relaciones que se establecen, las vidas que se construyen, las que no pueden construirse por más que se intenta, lo que cuenta, lo que tarda en contar, el dolor, la amistad, el amor...
sin atreverse siquiera a confesárselo a sí mismo. Para entonces nosotros llevamos ya una cuarta parte de la novela leída y respiramos con alivio, porque aunque no sabemos en profundidad el pasado de Jude, sí sabemos de lo que siempre ha carecido e intuimos que su pasado es turbio y muy muy triste y sórdido. Tampoco su presente es un camino de rosas, pero sabemos que ese presente deriva de aquel pasado: sus piernas débiles y doloridas que le obligan a usar silla de ruedas en ocasiones; su propensión a buscar el dolor, no sabemos bien si como sustituto del placer o como expiación de alguna culpa; su huida de las relaciones íntimas.
La novela empieza contando la amistad de cuatro jóvenes muy distintos. Sí, Willem, Malcolm, Jude y J.B. no comparten raza, ni preferencias sexuales, ni entorno familiar, pero desde que compartieron habitación en la universidad son inseparables.
Cuando comienza la historia, Willem y Jude buscan apartamento. El primero tiene que dejar libre el piso que comparte con otro amigo, cuya novia se muda a vivir con él, y Jude ya no cree que deba seguir viviendo en casa de los padres de Malcolm, donde también vive el propio Malcolm, un arquitecto que empieza a abrirse camino y no gana demasiado. El cuarto amigo, J.B. vive "en un enorme y mugriento loft en Little Italy" y se dedica a la pintura con la que, de momento, tampoco gana para mucho más.
La casa de Lispenard Street supone la entrada en la edad adulta de Jude y Willem, ambos con veintitantos años y tratando de salir adelante uno como actor y otro como abogado. No es una maravilla de apartamento, pero es su apartamento. "Solo a él y a Jude podía parecerles un logro Lispenard Street, pese a que con todo lo que habían trabajado para acondicionarlo y por más que Jude hubiera limpiado, seguía siendo un lugar triste y furtivo, como si se avergonzara de llamarse a sí mismo piso; pero, a veces, en esos momentos pensaba: «Con esto basta. Es más de lo que esperaba conseguir»".
En distintos capítulos se nos cuenta la situación familiar y la infancia de los amigos, pero se pasa muy de puntillas por el pasado de Jude. De lo que piensan sus amigos intuimos que la vida de Jude es la que más duele, la que puede cortar con aristas afiladas, la vida reducida a muy poca vida por algún suceso que se nos oculta. Poco a poco, la novela irá centrándose en Jude, mostrando como a través de un velo semitransparente datos sueltos de su pasado, sin llegar a hilarlos, sin llegar a hacer explícito lo que insinúan y dejan ver las escasas transparencias del velo.
Avanza la novela por los años y las vidas de los amigos. Todos van logrando la fama y el desahogo económico; todos van resolviendo, en mayor o menor medida, sus vidas sentimentales. Willem triunfa como actor y llega a tener fama mundial; Malcolm es un arquitecto prestigioso, funda su propia empresa y es conocido en Estados Unidos y en el extranjero; J. B. llega a ser un pintor apreciado gracias a las pinturas que hace de sus amigos en distintas épocas y situaciones. Sobre todo las pinturas en las que retrata a Jude.
Jude deja la Fiscalía y pasa a trabajar en un prestigioso bufete en el que "defendería a las personas a las que en los últimos seis años había acusado: embusteros, estafadores y ladrones, los adinerados y los poderosos haciéndose pasar por víctimas. Él no era como Harold ni como Citizen, era un hombre práctico, sabía que hacer carrera como abogado implicaba sacrificios, ya fueran monetarios o morales". Pero es que ciertos problemas físicos y mentales requieren de mucho dinero para ser llevados con dignidad. En Rosen Pritchard and Klein, ganará lo suficiente como para asegurarse de que su ascensor siempre funcione y será apreciado y admirado por su dureza en los juicios y por los brillantes resultados que consigue.
Y el velo que nos esconde la vida de Jude se va rasgando, pero con infinita lentitud, con tanta lentitud que las insinuaciones se multiplican y, cuando el velo cae definitivamente, nos damos cuenta de que ya sabíamos, a grandes rasgos, el núcleo principal de lo que escondía. Sabemos desde el principio "por qué llevaba manga larga aun con el calor más sofocante", no sabemos "qué le había pasado en las piernas y la espalda", podemos imaginar "por qué no le gustaba que lo tocaran". Todo ello solo lo supo Ana y, tal vez, los Douglas, su última familia de acogida. Él tenía quince años y gracias a Ana, un año después, iría a la universidad de sus sueños. Lo que Ana no consiguió nunca es que él mismo le contara lo que le había sucedido. Por más que le insistió, por más razones que le dio, nunca lo consiguió. "Si algo he aprendido es que hay que hablar de los episodios dolorosos mientras aún están frescos o nunca hablarás de ellos. Voy a enseñarte a verbalizarlo, porque cuanto más esperes, más difícil te resultará, y se intensificará en tu interior y siempre creerás que tú tuviste la culpa. Te equivocarás, pero siempre lo pensarás". No llegó a hablar con Ana y sigue siendo incapaz de hablar con nadie, ni con sus mejores amigos; ni con Harold y Julia que, por fin a los treinta años, le proporcionan la familia que nunca tuvo. Sigue sin hablar con nadie y es por eso por lo que sigue usando manga larga aun en lo más crudo del crudo verano neoyorquino.
Leo las más de mil páginas de la novela totalmente enganchada. Cuando empieza, me parece maravillosa, una de las mejores novelas que he leído en los últimos tiempos, pero va avanzando y descubro la estrategia para mantenernos con el alma en vilo a base de mostrar sin mostrar y dilatar hasta el máximo la revelación de los secretos de Jude. Cuando finalmente se nos van contando (muy poco a poco, demasiado poco a poco) empiezo a pensar que no cabe tanto dolor en tan poca vida, que es difícil que nadie tenga tan mala suerte y, a pesar de que sé que nada hay tan inverosímil como la realidad, también sé que las novelas deben ser verosímiles si no quieren parecerse mucho a un esperpento. Demasiado dolor, demasiada mala suerte sustituida de pronto por la mejor suerte que se podría esperar y que resulta igualmente inverosímil. Y que igualmente termina y vuelve el dolor "y de nuevo la vida se vuelve cada vez más difícil, cada día más costoso que el anterior. En su día a día se yergue un árbol negro y moribundo, con una sola rama que sobresale hacia la derecha, la extremidad ortopédica de un espantapájaros, y de esta rama cuelga". Demasiadas páginas.
Hanya Yanagihara |
Si alguien me pregunta si recomendaría su lectura, no sabría muy bien qué decir. No es la gran novela americana; no merece la consideración de mejor libro del año y seguramente por eso no consiguió los premios; ha cosechado, junto a enormes halagos, alguna crítica de inusitada dureza, con la que no puedo estar de acuerdo; pero engancha (a mí me enganchó). Engancha la ambientación, mayoritariamente en Nueva York, pero no solo; enganchan las relaciones que se establecen, las vidas que se construyen, las que no pueden construirse por más que se intenta, lo que cuenta, lo que tarda en contar, el dolor, la amistad, el amor...
Título del libro: Tan poca vida
Autor: Hanya Yanagihara
Título original: A little life
Título original: A little life
Traducción: Aurora Echevarría Pérez
Editorial: Lumen
Año de publicación: 2016
Año de publicación original: 2015
Nº de páginas: 1008
Hola.
ResponderEliminarUfffff es que a mí qe alarguen tanto tanto no me convence.
Respecto a al mala suerte, hay casos. Algún día habalré d eun compaero mío de clase que es digno de estudio. Es increíble que a alguien de 20 años(ahora ya tiene 44) se le haya muerto ya su hermano, su madre, su padre, su tío, que haya nacido gran prematuro con secuelas, que su madre se quedase ciega cuando era pequeño y le quemase con agua hirviendo...y podría seguir. Me lo creo porque mi padre era amigo de su padre, en caso contrario diría que son exageraciones.
Gracias por la estupenda reseña y no sé si me al apunto o no, me gusta la novela americana, y mucho, pero cuando estiran mucho la goma puedo llegar a agobiarme.
Feliz jueves.
Si te soy sincera, a pesar de las objeciones que le pongo, el enganche fue tal, que disfruté con la extensión del libro. A pesar de reconocer que le sobran desgracias y, por lo tanto, páginas, está escrito de una forma que atrapa y la historia que se prolonga a lo largo de treinta años, también atrapa.
EliminarYo también conozco gente que es alucinante las desgracias que acumula, pero cuando es ficción, hay que tener un poco de cuidado porque si se cargan las tintas, se puede caer en la caricatura. Pero seguro que hay gente en la vida real que tienen más mala suerte que Jude. Lo malo es que Jude es un personaje y alguien va a juzgarle literariamente.
Un beso.
Este libro no debería llamarse tan poca vida. Es más bien tan larga agonía o el personaje más gafe jamás creado. Incluso en los momentos felices sabes que ni él por sus profundos traumas los puede disfrutar y que de todos modos durarán poco.
EliminarEn muchos momentos del libro me he sentido tan mal por el personaje, que he deseado que terminará de una vez, y me considero empática y sensible y por eso mismo creo que todo sufrimiento debe tener un límite. Porque parece puro masoquismo . El hecho que él no admita ninguna ayuda también me frustra mucho. En definitiva un sufrimiento de libro, al que no podía sacar de mi cabeza y que contra más vueltas le doy peor me hace sentir
Estoy de acuerdo. Demasiado sufrimiento, demasiado demorado el revelarlo, demasiadas páginas. pero como digo, me enganchó y lo leí a gusto. No recomendaría su lectura fervientemente, pero tampoco disuadiría de leerlo.
EliminarDemasiado largo, demasiado dramático, no es creíble que abusen del protagonista en el convento, en el hogar de acogida, todos los camioneros que le recogen, un psiquiatra que está como una cabra. Venga ya! Me ha resultado cargante y aburrido y me he saltado un montón de páginas solo porque quería ver cómo terminaba la historia. Qué pérdida de tiempo!!’
EliminarSegún fui avanzando en la lectura de este libro, los personajes fueron convirtiéndose casi en parte de mi vida, por la forma que ha tenido el autor de ir narrando los hechos. Y sentí diversidad de emociones entre tanto dolor y las pequeñas dosis de alegría que se reparten a lo largo de tantas páginas.
ResponderEliminarUn abrazo
Es cierto que los personajes se hacen muy cercanos y familiares y se sienten muchas emociones distintas: rabia, tristeza, indignación... Hay tanto dolor y tan poca alegría, y la alegría resulta un tanto traída por los pelos. Cuesta creerse las desgracias y cuesta creerse las venturas. Y a pesar de todo, he de admitir haber disfrutado con la novela.
EliminarUn beso.
Buenos días Rosa, aquí leyéndote con el primer cafecito mañanero.
ResponderEliminarNo conozco, ni he leído a la autora que mencionas. Suelo tomar nota de tus referentes, creo que leí "Duelo" de Eduardo Halfón por una reseña tuya, y no recuerdo si "El informe de Brodeck" de Philippe Claudel, así que tomo nota en un listado de pendientes que tengo, engrosado por tu culpa Rosa ;)
Es que inevitablemente dan ganas de leer lo que apuntas por las presentaciones tan personales que haces de los autores.
Un beso Rosa.
"El informe Brodeck" no, porque impulsada por tu comentario, lo he recordado y he empezado hoy a leerlo.
EliminarEsta novela se puede disfrutar mucho, pero yo le he notado esos fallos que comento. Aunque puede que sean cosa mía. La crítica, salvo excepciones raras, la puso muy bien y estuvo a punto de llevarse los premios más prestigiosos.
Si te animas, ya me contarás.
Un beso.
Creo que toda novela, de algún modo, te propone un juego; intercambiar una realidad, la tuya, la que se cierne ante ti, por otra, la del propio libro, en ese sentido uno acepta las reglas del juego, y haber que pasa…
ResponderEliminarAcabo de leer Casa de muñecas, de Ibsen, y también veo clara la estrategia del autor, ir dosificando poco a poco la tensión narrativa, procurando que la carga dramática que arrastra Nora, vaya in crescendo hasta la eclosión final, por lo que te quedas secuestrado por la historia hasta la conclusión, se ve esto con claridad en el desarrollo de los actos, pero es tal la genialidad de Ibsen que uno vive el drama de Nora como algo propio, totalmente verosímil. Así que no ha supuesto ningún problema ver el “andamio narrativo”.
Lógicamente, en cuanto a esta situación, hay casos y casos… como puedo deducir de tus impresiones, a veces el tipo de historia es propenso a ciertas licencias un tanto desmesuradas, o que al autor, escritora en este caso, se le va un tanto de las manos en determinadas fases, con tantas páginas hay que hilar fino.
Lo que intuyo, a raíz de tu excelente reseña, es que esos virajes de timón tan violentos, esos cambios tan bruscos del infortunio más doloroso a la buena estrella… y vuelta al abismo, carecen de una transición (psicológica, temporal, etc) que los hagan más justificables, o creíbles, y si tiene esa transición parece demasiado fugaz, poco verosímil, como dices.
Aplaudo y admiro tu tesón para leerte más de mil páginas, a pesar de los pesares que expones.
Para leerla por el acicate del escenario neoyorquino, y algún aspecto más, me decanto por otras novelas, por ejemplo Manhattan Transfer de Dos Passos, me tienta, aunque regrese al siglo XX, no importa, Nueva York parece instalada en un presente perpetuo.
Excelente escrito.
Besos.
Jo, otro zasca para mí: "haber que pasa", menudo faltón he cometido, "a ver que pasa". Eso es lo correcto. ¡¡Estoy que lo bordo últimamente!!
EliminarIr creando intriga en el lector es una buena estrategia. Lo malo es cuando el lector nota la estrategia. Entonces algo no funciona. Y yo la he notado, la he visto desplegarse ante mí como tentáculos con los que envolverme y atraparme y, aunque me he dejado atrapar con gusto, no deja de ser un fallo.
EliminarNo es exactamente una falta de transición entre penas y alegrías, es que las penas, por excesivas, y las alegrías, por su naturaleza, son poco creíbles. O quizás es que yo estaba en plan estupendo y me puse tiquismiquis.
Para mí, Nueva York es una apuesta casi segura y digo casi porque alguna novela infumable también he visto ambientada en la ciudad, pero la mayoría me resultan muy buenas. También es cierto que suelo conocer al autor o a quien me la recomienda y voy sobre seguro.
Es curioso porque de esta novela esperaba más calidad y menos enganche. Se ve que el morbo cotilla me puede más de lo que desearía. O que es mejor de lo percibido por mí.
Tampoco quiero que se concluya que me ha parecido mala, solo mejorable.
Y no sufras por la falta ortográfica. Ya nos conocemos y sabemos distinguir un lapsus de lo que no lo es. Yo los tengo a montones.
Un beso.
A mí con las novelas que avanzan tan lentamente y que siempre están a punto de contarte algo que nunca te cuentan del todo, según el momento, me da impaciencia. Comprendo que es una forma de mantenerte interesada y que, si se hace bien, hace que devores el libro. Aún así más de mil páginas con esta estrategia me parece demasiado.
ResponderEliminarSi a eso le unimos el hecho de que la principal vida narrada es mayormente triste, creo que la balanza se inclina por el "no" (de momento). Aún así, como siempre, lo que me ha parecido ameno, interesante y totalmente recomendable es tu reseña, Rosa :)
Mil gracias por traernos tus descubrimientos literarios.
¡Un beso!
No es que la novela avance lentamente porque pasan muchas cosas y todo el tiempo estás entretenida y enganchada. Lo malo, para mí, es que ese insinuar sin terminar de contar, se nota mucho. Yo creo que no está bien hecho y es muy reiterativo.
EliminarTriste, es muy triste. Eso sin duda. Y un tanto inverosímil. Yo creía cuando lo empecé que iba a ser uno de los libros mejores leídos este año, pero se va a quedar fuera de la lista.
Un beso.
Hola de nuevo, Rosa:
ResponderEliminarEsta novela fue mi primera colaboración con MoonMagazine. Luego también la coloqué en mi blog "(leer la reseña)" . Aunque ya han pasado dos años desde entonces guardo un recuerdo muy aceptabñle de la misma. Me pasó lo mismo que a ti. Creo que la autora tira en exceso de carrete dando hilo e hilo dilatando los sucesos y resoluciones. Me resultó algo cansina, aunque también me agradaba leerla. Si bien esta historia de amistad de amigos entre los que hay de varios tipos (el homosexual, el de color, el artista...) me parece que está siendo últimamente un recurso demasiado manido. El chico maltratado, el artista, el incomprendido... Uf, no sé, ya son muchas las historias leídas que van por ahí y me da la sensación de que empieza a ser un tópico que asegura el éxito popular. Es cierto que "A little life" en USA tuvo un éxito increíble cuando apareció. Ya digo, chica, demasiadas páginas. Tantas que no me he vuelto a interesar por posibles nuevos escritos de la autora de apellido tan difícil (bueno, no lo es tanto: Yanagihara).
Un beso
Exactamente lo mismo que a mí. Me encantó leerla, a pesar de todos los pesares señalados; me enganchó muchísimo y hasta me dio pena terminarla ¡a pesar de las mil páginas! Pero no se puede negar que la novela tiene sus fallos. Como digo más arriba creo que satisfizo mi vena morbosa y cotilla.
EliminarNo he leído yo últimamente novelas con ese tipo de personajes, al menos, no se me ocurre ninguna, lo que sí he leído y mucho son novelas que tratan el tema central de las desgracias de Jude (por no destripar).
No sé si me apetece algo más de la autora.
Un beso.
Hola Rosa, supongo que el recurso literario de dilatar los acontecimientos puede ser lícito aunque también puede cabrear al lector. En mi humilde opinión, una novela de 1000 páginas es inaceptable en la realidad de hoy en día. Eso sí, la inversión al menos es rentable.
ResponderEliminarUn beso.
A mí me siguen encantando las novelas de mil páginas si me enganchan y me gustan. Entiendo que para el trajín del mundo actual no es lo más indicado, pero es que yo me aficioné a la lectura en un mundo más tranquilo en el que el tiempo iba más despacio. Y me aficioné con Verne y Dumas que aún venían de una época en que el tiempo era más extenso y se podía despilfarrar más y mejor.
EliminarNo es eso lo malo del libro, desde mi punto de vista, lo malo es que a ese posponer el momento de las revelaciones no se le ha dado una causa y resulta innecesario, y encima se nota mucho. Eso y algún exceso en la trama, hace que las páginas me parezcan excesivas... pero, a pesar de todo, las he disfrutado.
Un beso.
¿¿1000 páginas tiene Tan poca vida??? No lo sabía, y eso que lo tenía en la lista de pendiente (de pendientes lejanos, eso sí). Leí el verano pasado La gente de los árboles, que es de esta autora, y tuve una sensación parecida a la que describes. Al principio me gustaba mucho pero poco a poco la historia iba decayendo. Y el final no me gustó porque me costó entender el comportamiento de uno de los personajes, del protagonista vamos. No me lo esperaba y no me gustó. Así que ,e decepcionó un poco. Había leído que Tan poca vida era bastante mejor, pero después de tu reseña, ya sé qué esperar.
ResponderEliminarUn besito guapa!!
Veo que cae en los mismos fallos en su otra novela también. La tengo apuntada, pero no sé si finalmente me decidiré.
Eliminar"Tan poca vida" tiene, mayoritariamente, muy buenas críticas y alguna muy mala. No estoy totalmente de acuerdo con la mala que he visto, pero sí en algunos aspectos. Lo que pasa es que, ante esos aspectos negativos del libro, por mucho que enganche y atrape, las críticas maravillosas tampoco son muy pertinentes.
Un beso.
No sé si yo tendría la paciencia de leer un tocho así con el acicate de un misterio que según nos cuentas se intuye según se lee aunque no se desvele hasta más adelante (menos mal que era poca vida porque llega a ser mucha y tiene que hacer una trilogía como la del Señor de los Anillos).
ResponderEliminar¿Puede que si no se hubiera extendido tanto quizás tu percepción hubiera sido completamente positiva?
Por tu reseña parece que Jude es un personaje de lo más complejo, aunque, insisto, tanta página no sé si me cansaría. De su complejidad a mí me ha llamado la atención el cambio de fiscal a abogado defensor, ese cambio de actividad cuando sé de él me asombra.
No creo que me ponga con esta lectura aunque tampoco la descarto.
Un besote.
No ha sido la extensión lo que ha formado mi idea del libro. Si no se hubiera notado tanto su empeño en intrigarnos y en mantener la intriga dilatando el momento de contar los acontecimientos; si no hubiera cargado tanto las tintas con las desgracias del personaje; si no hubiera metido algún detalle un tanto inverosímil, el libro me habría entusiasmado aun con sus mil páginas porque aun así, me mantuvo pillada. Lo que pasa es que ante todo eso, empiezas a darte cuenta de que la historia no da para tanta página.
EliminarMe encantará saber tu opinión si finalmente te animas a leerlo.
Un beso.
A mi esto que no me acaben de explicar y que sigan y sigan me pone nerviosa y me hace leer casi sin disfrutar porque quiero llegar a saber. Así que de momento esta novela no creo que la anote, por las 1000 páginas y sobre todo por ese recurso que me cansa y porque cuando me ha pasado tampoco he podido dejar de leerlo, así que intentaré no empezar.
ResponderEliminarBesos
A mí me puso nerviosa también en algún momento. Me sorprendía pensando "venga, tía, termina ya de contarlo".
EliminarEstoy leyendo ahora un libro de Philippe Claudel en que también va soltando la información muy poco a poco, pero lo que en él se nota como técnica narrativa, en esta autora se percibe como estrategia de enganche. Hay una enorme diferencia.
A mí no me ha pasado lo de leer sin disfrutar porque, por otra parte, la novela no es de misterio y mientras te cuenta el pasado de Jude (que tanto tarda en contar), van pasando muchas cosas en el presente de todos y eso es lo que más me enganchó.
Un beso.
ResponderEliminarThis is absolutely great article! Thanks for the post.
Thank you very much and thank you for visiting me.
Eliminar¡Más de mil páginas! Eso, por si solo, ya me echa para atrás, pero si, además, es de esas novelas que preteden engancharte alargando como un chicle el suspense, no me veo leyéndola. Aunque veo que a tí sí que te enganchó a pesar de ello. Últimamente debo haberme convertido en un "ahorrador de tiempo", pues me gusta ir al grano y que no me tengan en suspenso de forma artificiosa. Entiendo (y antes no me molestaba tanto) que hay historias que merecen ser contadas con calma, dilatando algunas situaciones para ahondar en los sentimientos o en las vivencias personales de los protagonistas, para entender en profundidad su forma de ser o su pasado. A veces, sin embargo, esta técnica me resulta superflua, a menos que esté muy justificada y el estilo narrativo del autor valga mucho la pena. Ahora mismo estoy leyendo "La desaparición de Stephanie Mailer", de Jöel Dicker y no sabes cuánta "paja" le encuentro. Eliminaría párrafos enteros que no aportan absolutamente nada a la trama, detalles colaterales puramente anecdóticos que el autor podría haberse ahorrado para que la historia fuera más fluida. De las 650 páginas, yo la habría dejado en 500, y eso siendo generoso, jeje.
ResponderEliminarHa sido un placer leer esta reseña y debo admitir que la historia central de esta novela me ha parecido la mar de interesante.
Un beso.
La cosa es que como no es una novela de suspense, aunque la autora llegue a crearlo de forma artificial para mí, pasan muchas cosas que te mantienen enganchado y pendiente.
EliminarNada que ver con "La desaparición de Staphanie Mailer" que considero un libro bastante mediocre y que repite la técnica de "La verdad sobre el caso de Harry Quebert". "Tan poca vida", sin ser una gran novela, es muchísimo mejor.
La historia general de la novela y los personajes y las relaciones son muy interesantes. Limando un par de cosas o tres hubiera quedado un libro que quizás hubiera ganado alguno de los premios a los que optaba y, desde luego, mi entusiasmo. Una pena.
Un beso.
Estoy bastante de acuerdo con tus impresiones pero sin embargo yo no puedo ser indulgente con esta novela. Tal vez si hubiera sido más corta... pero no puedo evitar pensar en los otros libros que podría haber leído en el tiempo que le dediqué a este.
ResponderEliminarCuando lo empecé me estaba gustando y hasta lo estaba leyendo con cierto enganche. Vale, no era la tan brillante novela que prometían pero eso ya lo imaginaba; tampoco me estaba resultando un lectura destacable si la comparo con lo que suelo leer, pero como me estaba entreteniendo decidí seguir con ella. Luego llega todos los fallos que comentas y empezó a resultarme bastante cansina, pero es verdad que era como una de cal y una de arena y por eso segué leyendo pero al final ganó la cal (que creo que es la parte mala porque siempre me lío con el dicho). No puedo con tanta acumulación de cosas para dar pena, en lugar de hacerme sentir empatía por Jude me alejaba de él; no puedo con unos personajes que o son buenos buenísimos o son malos malísimos; y sobre todo no puedo con que se recurra a temas tan delicados y turbios solamente para inspirar lástima pero sin darle ningún tipo de profundidad (yo por lo menos lo sentí así). Después hubo un suceso relacionado con Willem (no digo cuál es por no hacer spoiler a quien no haya leído la novela y piense hacerlo) a partir del cual este libro y yo fuimos completamente irreconciliables y solo seguí hasta el final porque ya con tanto leído y lo poco que quedaba para acabar... Resumiendo: acabé muy cabreada y creo que todavía me dura el cabreo.
Voy a dejar una nota positiva antes de despedirme y es que me encantó el personaje de Harold. Me gustaron especialmente los pasajes de la novela en los que aparece y lo recuerdo con mucho cariño. Pero creo que ni siquiera el hecho de haberlo conocido me compensa el tiempo invertido en este libro. Lo que sí me alegra es que, a pesar de sus faltas o más bien sus excesos, su lectura a ti sí te haya compensado.
Besos
Yo no me arrepiento de haberlo leído, pero te diré que con el paso de los días (hice la reseña nada más terminarlo) ha ido perdiendo en mi memoria.
EliminarEs cierto que se tarda mucho en contar los problemas de Jude y cuando se hace, se profundiza poco en ellos; es cierto que el personaje llega a producir rechazo porque la autora busca una compasión para el personaje, y por medio del personaje, que nos lo hace ver como un quejica; es cierto que uno de los detalles que me resultan inverosímiles y hasta ñoños, tiene que ver con Willem y puede que nos refiramos al mismo y, finalmente, es cierto que no entiendo tanta fama y que llegara a ser casi declarada mejor novela de 2015 en inglés, por una parte y en Estados Unidos, por otra.
Y es cierto que me resultó muy entretenida y la leí bastante enganchada, pero me he dado cuenta de que esperaba que sucediese algo, nada concreto, algo que le diera cuerpo y fundamento, y ese algo nunca llegó.
Un beso.
¿Que este libro tiene mil páginas? y encima para contar algo alarga y alarga, pues que quieres que te diga Rosa, no me encuentro yo con ánimo suficiente para leerme un tocho ahora mismo, prefiero cosas sencillas o que me distraigan, creo que no estoy preparada para este tocho, eso si como siempre tú reseña estupenda.
ResponderEliminarBesos
Pues haces bien, porque hay demasiado que leer y esta novela tampoco es de las de tirar cohetes. Hay autores que con cincuenta páginas cuentan historias memorables y otros que con mil no pasan de mediocres.
EliminarUn beso.
tenia ganas de volver a leerte para orientarme en mis proximas lecturas! besitos!
ResponderEliminarPues espero ser una buena guía.
EliminarUn beso.
La tengo pendiente desde que se puso tan de moda y ahí sigue en mi Kindle (después de que estuviera en oferta en el Kindle Flash) pero admito que una novela tan larga, con tanto drama de por medio, se me haga tediosa de leer, así que ahí sigue. Quiero leera, pero nunca encuentro el momento.
ResponderEliminarSí es muy larga y tiene mucho drama, pero ha causado mucho entusiasmo en mucha gente. No sabría qué decirte. A mí me pareció que tenía varios fallos y, a medida que la reposo y pasan los días, va perdiendo más en mi recuerdo.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa! ¡1.000 páginas! La verdad es que semejante extensión es un todo un reto para el autor. Alargar el misterio, la intriga, el secreto es el abc para atrapar a un lector. Pero con esa extensión llega un momento en el que todo se va descubriendo por más que el autor intente retardarlo, salvo que empiece a añadir elementos y la trama se vuelva barroca e inverosímil.
ResponderEliminarLa verdad es que me ha llamado la atención por tu reseña y por cómo ha planteado la historia la autora, pero últimamente soy de la opinión de que todo lo que no que exceda las 300 o 400 páginas suele sobrar.
Un fuerte abrazo!
Yo creo que dilatar el momento de revelar el misterio para mantener la intriga es una estrategia del autor, pero debe hacerse sin que se note tanto, sobre todo porque esta no es una novela negra ni de suspense. Por otra parte, el imaginarnos lo que ha sucedido es algo que no se debe a la extensión; lo ves venir desde el principio y creo que es premeditado para causar más morbo y que el lector esté más pendiente de cómo sucedió.
EliminarA mí sí me gustan las novelas largas siempre que sean buenas. La verdad es que esta me gustó; la leí muy enganchada de la trama y de los personajes, pero haciendo balance final y con unos días de perspectiva, creo que, a pesar de toda la fama que tuvo, no es una novela de mucha calidad.
Un beso.
Tengo la versión digital de este libro, pero no me he decidido porque la extensión asusta un poco. A pesar de eso, parece una buena historia. Pero opongo el mismo reparo que Lorena: tengo miedo de ocupar demasiado tiempo en algo que no sea demasiado relevante. En fin, es cuestión de hacer experiencia, ¿verdad?
ResponderEliminarGracias por tu precisa reseña, Rosa.
Un beso.
La historia se lee muy bien porque engancha, pero ya ves los peros que le pongo. Creo que es demasiado reiterativa en la desgracia y también demasiado optimista en el consuelo momentáneo porque al personaje poco le duran las alegrías. Creo que resulta una historia demasiado excesiva.
EliminarUn beso.
Al final no muere Jude verdad ???
ResponderEliminarAy, pues hace tanto tiempo que ya no me acuerdo... Tendrás que terminar la novela.
EliminarUn saludo.