Mayo 2018



El Capitán Agustín Prío terminaba de ajustarse la corbata de mariposa de los días festivos, que le daba un aire de referee de boxeo, cuando el treno de las sirenas que crecía hasta llenar el aposento puso una llamarada turbia en el espejo. Se asomó al balcón y un repentino soplo de aire tibio pareció empujarlo de nuevo hacia dentro. Al otro lado de la plaza, parvadas de campesinos desprevenidos huían de la embestida de las motocicletas Harley-Davidson que atronaban bajo el fuego del sol abriendo paso a la caravana que ya se detenía frente a la catedral, mientras los manifestantes seguían bajando de las jaulas de transportar algodón y de los volquetes anaranjados del Ministerio de Fomento y Obras Públicas, recibían de manos de los caporales los cartelones que chorreaban anilina, los enarbolaban o se cubrían con ellos la cabeza, detrás de sus pasos las mujeres, los críos prendidos de sus pechos magros y de la mano los grandecitos, e iban a perderse entre los demás comarcanos igualmente desorientados y la gente llegada a pie de los barrios con sus gorras rojas, y marchantas nalgonas, fresqueras ensombreradas, barrenderos municipales de zapatones, maestras de escuela bajo sus sombrillas, reclutas rapados, empleados públicos de corbatas lánguidas.

Para mí, el Premio Alfaguara nació en 1998. Ya, ya sé que se creó en 1965, pero como desapareció a partir de 1973, yo no supe de él hasta que se volvió a instaurar en 1998. Aquel año lo obtuvieron ex aequo "Caracol Beach", del escritor cubano Eliseo Alberto, y esta novela con la que quiero comenzar este mes de mayo. Compré ambas y me las devoré aprovechando una intervención quirúrgica de poca importancia que me tuvo hospitalizada y luego convaleciente unos diez días; diez días en los que solo tuve que preocuparme de leer y descansar.
La otra novela que obtuvo el Premio Alfaguara ese año 1998 fue "Margarita, está linda la mar" del nicaragüense Sergio Ramírez. Si hoy quiero traerla aquí, a esta sección, es porque, como todos sabéis, el pasado 23 de abril, se le concedió al autor el Premio Cervantes, porque este mes de abril se cumplen veinte años desde que se entregó aquel Premio Alfaguara de 1998 y porque en mayo se cumplen veinte años desde que yo lo leí. Creo que son razones suficientes.
Se trata de una novela que mezcla fantasía e historia. Entre dos momentos temporales y dos acontecimientos históricos, nos relata un pedazo de la historia de Nicaragua. Desde el homenaje a Rubén Darío en su vuelta al país, hasta el atentado que terminó con la vida del dictador Anastasio Somoza García, asistimos a la primera mitad del siglo XX en el país centroamericano.
1907. Rubén Darío regresa a Nicaragua desde París, concretamente, a la ciudad de León. Gran cantidad de gente espera al barco que lo trae para rendirle un merecido homenaje. En ese homenaje, el poeta comparte espacio con la familia Debayle y escribe en el abanico de una de las hijas, Margarita, una niña pequeña, el poema que se haría famoso: "Margarita, está linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar..."
1956. El capitán Agustín Prío está en un café esperando la llegada a León del dictador Anastasio Somoza y su esposa Salvadora Debayle. Es el mismo café donde desde hace años, el capitán Prío se reúne con un grupo de amigos. El objetivo de dicha reunión es doble: por una parte reconstruir le historia de su poeta admirado, Rubén Darío, y por otra, conspirar para terminar con la vida y la dictadura de Somoza.
Alternando pasado (1907) y presente (1956), asistiremos a la muerte del poeta por la cirrosis alcohólica, nueve años después de su homenaje; leeremos los apuntes del cuaderno de Rigoberto López Pérez poeta que será el brazo ejecutor de Somoza y que moriría a su vez por los disparos de la Guardia Nacional.
Los giros del lenguaje propios de Nicaragua, así como un cierto estilo modernista empleado en la narración (a veces me recordaba a "Rayuela") y un preciosismo formal totalmente premeditado, hacen que leer esta novela no resulte excesivamente fácil (tampoco demasiado difícil), pero te va atrapando y enganchando entre presente y pasado; entre poesía y corrupción; entre sus idas y venidas; con su estilo envolvente, y a poco de empezar, serías incapaz de dejarlo sin saber a dónde lleva su desarrollo y en qué desemboca su final.
Sergio Ramírez tiene una trayectoria curiosa para un escritor. Fue vicepresidente de Nicaragua durante la presidencia de Daniel Ortega. Después sus ideas cambiaron o tal vez cambiaron las ideas del Frente Sandinista de Liberación Nacional, pero en algún momento dejaron de coincidir y el escritor se alejó del partido. En 1996 se presentó a la presidencia de Nicaragua con un partido escindido del Frente Sandinista llamado Movimiento Sandinista Renovador. Derrotado frente al candidato del Partido Liberal Constitucionalista, se centró desde entonces en la literatura.
Tan solo he leído de él esta novela, pero creo que ya va siendo hora de que le dedique algo de mi tiempo y me anime con alguna otra.
No me puedo resistir a dejaros aquí el poema entero. Tal vez alguien no lo conozca y tenga curiosidad. Yo no recuerdo los años que tenía cuando supe de él por primera vez. Aparecía en un libro de Lengua y Literatura del colegio y por el curso que creo que era, yo podía tener diez u once años. No llegué a prender de memoria más que la primera estrofa y algún trozo suelto, pero lo leí centenares de veces.

Margarita está linda la mar, 
y el viento, 

lleva esencia sutil de azahar; 
yo siento 
en el alma una alondra cantar; 
tu acento: 
Margarita, te voy a contar 
un cuento: 

Esto era un rey que tenía 
un palacio de diamantes, 
una tienda hecha de día 
y un rebaño de elefantes, 

un kiosko de malaquita, 
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita, 
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú. 

Una tarde, la princesa 
vio una estrella aparecer; 
la princesa era traviesa 
y la quiso ir a coger. 

La quería para hacerla 
decorar un prendedor, 
con un verso y una perla 
y una pluma y una flor. 

Las princesas primorosas 
se parecen mucho a ti: 
cortan lirios, cortan rosas, 
cortan astros. Son así. 

Pues se fue la niña bella, 
bajo el cielo y sobre el mar, 
a cortar la blanca estrella 
que la hacía suspirar. 

Y siguió camino arriba, 
por la luna y más allá; 
más lo malo es que ella iba 
sin permiso de papá. 

Cuando estuvo ya de vuelta 
de los parques del Señor, 
se miraba toda envuelta 
en un dulce resplandor. 

Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? 
te he buscado y no te hallé; 
y ¿qué tienes en el pecho 
que encendido se te ve?». 

La princesa no mentía. 
Y así, dijo la verdad: 
«Fui a cortar la estrella mía 
a la azul inmensidad». 

Y el rey clama: «¿No te he dicho 
que el azul no hay que cortar?. 
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!... 
El Señor se va a enojar». 

Y ella dice: «No hubo intento; 
yo me fui no sé por qué. 
Por las olas por el viento 
fui a la estrella y la corté». 

Y el papá dice enojado: 
«Un castigo has de tener: 
vuelve al cielo y lo robado 
vas ahora a devolver». 

La princesa se entristece 
por su dulce flor de luz, 
cuando entonces aparece 
sonriendo el Buen Jesús. 

Y así dice: «En mis campiñas 
esa rosa le ofrecí; 
son mis flores de las niñas 
que al soñar piensan en mí». 

Viste el rey pompas brillantes, 
y luego hace desfilar 
cuatrocientos elefantes 
a la orilla de la mar. 

La princesita está bella, 
pues ya tiene el prendedor 
en que lucen, con la estrella, 
verso, perla, pluma y flor. 

* * * 

Margarita, está linda la mar, 
y el viento 
lleva esencia sutil de azahar: 
tu aliento. 

Ya que lejos de mí vas a estar, 
guarda, niña, un gentil pensamiento 
al que un día te quiso contar 
un cuento.


Las novelas que aparecen en esta sección, "Bienvenido nuevo mes literario", no están recién leídas, pero están leídas. Se trata de novelas que empleo para comenzar cada mes, y por eso empieza la entrada con el inicio del libro. No pretende ser una reseña, sino el comentario sobre una historia que me marcó lo suficiente como para poder hablar de ella aunque haga ya muchos años que la leí. Por ello, espero que me perdonéis si incurro en algún error.




Comentarios

  1. Me la apunto sin dudar, por lo que cuentas y por leer algo de este nuevo premio Cervantes.
    Gracias por tenerme al día de los eventos literarios, en esta ocasión el 23 de abril me pilló en otras tierras y no me enteré de nada.
    Un beso.

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    1. Espero que te guste. Yo lo leí con auténtico enganche, aunque su literatura no es nada convencional y puede haber gente a la que le resulte difícil. Pero el pequeño esfuerzo merece la pena totalmente.
      Cada vez que hago una entrada de mes Literario, me entran ganas de releer el libro en cuestión, pero hay que reprimirse o no haré otra cosa que releer. Tampoco estaría mal. Cada vez me harto más de novedades (a no ser que sean de escritores que me gustan mucho)
      Si lo lees, me dices. Quiero saber qué te parece.
      Un beso.

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  2. Más que justificado que arranques mayo con esta novela. No la conocía. La verdad que desconozco en general la obra de Sergio Ramírez pero este libro se ve interesante por varios motivos. Gracias además por el apunte del poema de Rubén Darío.
    Besos

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    1. Yo solo conozco este libro, bueno conozco más, pero solo he leído este. Y no sé por qué porque me gustó mucho y hubiera sido normal leerlo más, pero van llegando demasiadas cosas y algunas se van quedando. El otro día una amiga me regaló "La fugitiva". Espero leerlo en breve.
      Un beso.

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  3. Una gran entrada que me saca un poco más de mi ignoracia, lo que también es de agradecer.

    Desconocía a Sergio Ramírez hasta su reciente Premio Cervantes, ahí me puse sobre su pista, y ahora con tus líneas el camino se despeja mucho más.

    Es curioso, ya que soy un entusiasta de las letras latinoamericanas y tengo muchas cosas por casa, conocidas y no tanto.

    Siempre he pensado que la literatura latinoamericana, exceptuando unos pocos nombres, entra en España por la “puerta de atrás”, sin tener el reconocimiento que realmente merece.

    Recuerdo haber leído un ensayo de Andrés Amorós, honesto y gran crítico literario, en el que señalaba la inquina de algunos consagrados autores españoles con desafortunados comentarios (hace tiempo, eso sí), hacia los Llosa, García Márquez, Cortázar… cuyos éxitos no dejaban de crecer, y estos escritores patrios, un tanto inquietos, se pusieron el traje de Francisco Pizarro…

    Lo apunto sin dudar, la narrativa latinoamericana me atrae mucho, entre otros aspectos, por esa exuberancia y riqueza que adquiere el castellano, te descubre nuevos itinerarios de un idioma y eso es estimulante.

    ¡¡Precioso el poema!! Me ha encantado, muchas gracias ;)

    Anotada queda esta propuesta.

    Un fuerte abrazo, Rosa.

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    1. Me encanta la literatura sudamericana. La verdad es que he leído mucha, hasta el punto de que algunos giros de su forma de hablar se han incorporado a la mía de manera bastante natural. Aparte de los que citas, leí en su día mucho a Bryce Echenique, a Isabel Allende (últimamente me ha decepcionado tanto que tengo alguno de sus últimos libros sin leer), Laura Restrepo, Santiago Roncagliolo, Pablo Ramos, Tomás Eloy Martínez, Leonardo Padura... por citar algunos que se me ocurren en este momento.
      No tenía ni idea de eso que dices del boicot de los escritores españoles. Me gustaría saber quienes fueron, je, je.
      Un beso.

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    2. Claro, Rosa, aquí muestro un extracto del ensayo que refiero (dejo la referencia al final), aunque sea del 2001 no ha perdido vigencia:

      “Todos conocen hoy, sin duda, la vitalidad impresionante de la literatura hispanoamericana actual, sobre todo después del Premio Nobel a (… cita a los autores premiados), así como el llamado “boom” de la nueva novela hispanoamericana (…) es una de las que más despiertan el interés y la curiosidad universales.

      (…) el éxito de los novelistas hispanoamericanos ha provocado no pocas reacciones destempladas y rivalidades (…) Unas veces se trataba de cuestiones políticas (…) Otras, de restos del purismo lingüístico más trasnochado: un conocido novelista español se preguntaba cómo iban a enseñarnos castellano los que han nacido, por ejemplo, en Cochabamba.

      No faltaron ejemplos de la incomprensión literaria más absoluta. Sin pormenorizar demasiado, recordemos algunas frases llamativas, publicadas por importantes novelistas españoles: a José María Gironella, Cien años de soledad le había parecido “aburrido”. Para Alfonso Grosso, en un momento determinado, “Cortázar es un histrión y no me interesa nada. García Márquez es un… bluff. Vargas Llosa es muy turbio y no ha descubierto nada”. Juan Benet, en fin: “Desgraciadamente, he leído a Cortázar… malheureusement, he leído a Borges.”

      Por el otro lado, también he oído solemnes majaderías a algún novelista hispanoamericano acerca de la opresión que ejercen sobre ellos España, la lengua castellana y hasta la Real Academia de la Lengua Española (?)”

      Dejando aparte estas anécdotas, más o menos lamentables, pienso que la influencia de la novela hispanoamericana sobre la nueva novela española es un hecho innegable y positivo.”

      -Andrés Amorós: Introducción a la literatura, Editorial Castalia, 2001

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    3. Muchas gracias, Paco. Veo que entre los escritores españoles que se han permitido 𝙗𝙤𝙪𝙩𝙖𝙙𝙚𝙨 acerca de la literatura hispanoamericana, no hay (al menos en lo que cuentas) ninguno al que profese admiración.
      La literatura hispanoamericana ha dado a la literatura en castellano grandes obras, grandes premios y mucho motivo de orgullo.
      Gracias por la referencia al libro de Amorós. Buscaré.

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  4. Que preciosidad de entrada Rosa y por lo tanto que gran bienvenida al mes de mayo. Desde luego, la literatura americana en general, -incluida la narrativa estadounidense-, pero la hispanoamericana en particular, es mi preferida por su riqueza y particularidad en el uso del lenguaje. La inclusión del poema me ha encantando, un clásico entre los clásicos. Muchas gracias por tu trabajo, que en lo particular es una gran enseñanza tanto de los escritores más veteranos, como de los que llegan de nuevas al mundo editorial. Besos.

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    1. Dudé si incluir el poema pues lo suponía conocido por todos. Cuando uno sabe una cosa casi desde siempre, piensa que a todo el mundo le pasa lo mismo. Luego pensé que quizás había gente que nunca lo había leído y decidí ponerlo para que lo leyera el que quisiera. Parece que ha gustado.
      Quería recibir al mes de mayo de la mejos manera a ver si se anima y vuelve la primavera, pero, al menos en León que es donde me encuentro, no se ha dado por aludido.
      Yo adoro la literatura americana, pero sobre todo la del norte.
      Un beso.

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  5. La historia con mayúsculas a través de pequeñas historias siempre me atrajo y el lenguaje de Iberoamérica también. Me gusta mucho la novela negra mexicana con todos los giros del idioma, como la argentina, chilena...

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    1. A mí también me gusta la manera de escribir que tienen por esos mundos trasatlánticos. Le dan al castellano unos giros que me parecen preciosos y algunos los han heredado de nosotros y nosotros los hemos perdido. Creo que la lengua que más me gusta es la de Perú. La argentina nos la han metido hasta el tuétano en la televisión (parece que siguieron el lema de ponga un argentino en su vida y en cada programa y serie había un personajes con hablar porteño) y mira que me gusta, pero como todo, cuando se abusa de forma poco natural, pierde frescura. Espero que si algún argentino me lee no se ofenda. Los culpables son los (i)responsables de las televisiones españolas.
      Esta novela es de esas que dices: pequeñas historias para contar la gran Historia.
      Un beso.

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  6. Ya conozco un poco más los méritos del nuevo Premio Cervantes, ¿quién hará la criba para que tan buena literatura hispanoamericana nos llegue con cuenta gotas, quitando a los consagrados? Lo apunto, sobra decirlo. El poema es muy bonito, pensaba en lo que ha cambiado la poesía en español desde el modernismo. Tenía su aquel, aunque los temas resulten a día de hoy tan lejanos.
    Un abrazo.

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    1. Más arriba Paco Castillo da la solución a ese enigma que planteas, aunque creo que tal solución ya está en tu mente. No lo estaba en la mía, que soy muy inocente ja, ja.
      La verdad es que esta novela aquel año estuvo en todas las librerías durante meses (junto a "Caracol Beach").
      El modernismo ha pasado de moda, sobre todo en los temas, pero aún sigue teniendo su punto, tal vez por esas reminiscencias de principios de siglo y ese olor y sonido tan especiales y unos colores pastel que dulcifican la amargura de hoy...
      Un beso.

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  7. Qué bonita entrada Rosa, me ha gustado mucho. No he leído ninguno de los dos libros pero me los apunto sin falta. El poema es una preciosidad, la literatura latinoamericana es muy rica y a veces no conocemos todas las obras maestras que existen.
    Felicidades por esta entrada, buena forma de empezar mayo!! Un besote guapa!!

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    1. Gracias María. Me alegro de haber sumado estas dos excelentes novelas a tu lista de pendientes.
      La literatura hispanoamericana es una maravilla desde hace décadas. La verdad es que yo le he dedicado bastante tiempo y siempre me ha dado muchas alegrías y buenos momentos.
      A ver si mayo tiene un detalle y empieza a salir el sol y a calentar porque este invierno que ha vuelto, me tiene aburrida.
      Un beso.

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  8. Me ha encantado el poema, que si alguna vez he leído no recordaba, y saber más de este autor recién galardonado con el Cervantes, pero al contrario que me ha sucedido otras muchas veces, el comienzo de la novela no me engancha. Quizás no es el momento para mí, quizás es el sueño que tengo a estas horas, pero por de pronto no hago propósito de leerla. Gracias en cualquier caso por empezar el mes enseñándonos y compartiendo un poquito de lo mucho que tú sabes :))

    Un beso grande, Rosa.

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    1. Pues aunque no leas la novela me alegro si has disfrutado del precioso poema de Rubén Darío y de mi entrada en general.
      A esas hora en que escribes yo estoy en el primer sueño (del que tardo más o menos diez minutos en salir). No sé como puedes ver las teclas del ordenador, ja, ja.
      Un beso.

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  9. hola Rosa! que encantadora entrada, y gustosas de conocer a otro autor ! hay varios prodigios sudamericanos y uno solo los conoce poco y mal, gracias por el poema, muy simpatico! abrazosbuhos.

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    1. La literatura sudamericana está llena de prodigios y yo soy gran amante de ella desde hace muchos años, pero es cierto que nunca se termina de conocer más que una pequeña parte. Demasiados países, demasiado genio...
      Un beso.

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  10. Yo la leí hace un montón de años y aunque es una pena no he vuelto a leer nada del autor, ahora con la concesión del Premio Cervantes seguro que descubrire alguno más que lo encontré en todas las librerías y bibliotecas. Besinos.

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    1. Pues te pasa exactamente como a mí. Ahora espero ponerme un poco más al día con el autor porque la verdad es que esta novela me gustó mucho. Ahora será muy fácil encontrarlo.
      Un beso.

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  11. es una autentica bienvenida! como siempre me aportas muchas cosas que desconocia! besitos!

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    1. Me alegro de que ta haya gustado. Es una novela muy interesante y escrita de una forma muy poética, como corresponde.
      Un beso.

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  12. Bueno, bueno, Rosa. Te aseguro que he disfrutado de tu estupenda reseña de este autor que lo conocía aunque no he leído nada de él. La ignorancia es una enfermedad terminal y sus cuidados paliativos. También he disfrutado de los comentarios, sobre todo el aporte de Paco Castillo que nos ha mostrado hasta qué punto la envidia es el pecado capital de cualquier escritor, sobre todo entre aquellos que transitan los mismos géneros.
    Los escritores del otro lado del charco tienen una musicalidad especial para los lectores españoles. El obstáculo de su estilo es muy pequeño en comparación al goce de su prosa cuando ya has leído algunas páginas y te has adaptado a él como cuando escuchas una canción un par de veces. Un fuerte abrazo!!

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    1. Gracias, David. Yo también gano con vuestras aportaciones.
      Saludos!

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    2. Nunca he pensado que el estilo de los escritores hispanoamericanos sea un obstáculo. Por lo general, me envuelve hasta dejarme atrapada.
      Sergio Ramírez no es de los más fáciles, aunque solo he leído esta novela, pero igual atrapa. No sé si es su musicalidad como dices, la trama que salta de un tiempo a otro y de lo real a lo ficticio, pero el caso es que terminas intrigada y ansiosa por cuadrar todas las piezas. Recuerdo haberlo disfrutado muchísimo.
      Un beso.

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  13. No he leído nada de este autor pero después de tú reseña, me lo apunto y hasta es posible que a mi lector empedernido mas que a mí le pueda gustar, de modo que es posible que se lo regale a él, a mi hijo, y luego la lea yo.

    Besos.

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    1. Pues ya me dirás qué os parece.
      Yo espero leer algo más ahora que, con el Cervantes será fácil encontrar sus obras en las librerías.
      Un beso.

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  14. ¡Hola!
    Esta novela está en mi lista dependientes desde hace aos, y casualmente me la recordó mi madre el otro día hablando de Rubén Darío. Tengo que leerla sin tardar.
    Besos y como siempre una reseña estupenda.

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    1. Pues anímate porque es una gran novela y luego una se arrepiente de no haberla disfrutado antes, aunque también se alegra de poder disfrutarla en ese momento. Creo que te gustará.
      Un beso.

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  15. Desde luego no solo haces gala de saber escribir reseñas literarias sino de tener también una gran memoria. Cierto es que cuando una novela te ha marcado, retienes mucho mejor el argumento pero, por lo menos a mí, los años son traicioneros y todo se va diluyendo de tal modo que muchas veces solo queda el buen recuerdo, el buen sabor de boca y poco más. En alguna ocasión, tras leer un buen trecho de novela, me he dado cuenta que me resultaba muy familiar para, finalmente, reconocer que ya la había leído, jeje. Y es que veinte años son muchos.
    Un abrazo.

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    1. La verdad es que he tenido que coger la novela y mirar algunos datos como fechas, algún nombre, etc, y lo que cuento es tan poquito... y tampoco creas que mis recuerdos van mucho más allá. Ya advierto en la nota final que son libros leídos hace años que, por alguna causa, dejaron su poso en mí. Ese poso, junto a un pequeño repaso al libro, es lo que traslado a esta sección.
      Eso de empezar una novela, llevar leídas más de cien páginas, empezar a notar detalles familiares, ir a la lista de leídos y... descubrir que estaba leída, a veces no demasiado tiempo antes, me ha pasado muchas veces.
      Según para qué, "veinte años no es nada" o, efectivamente, es mucho tiempo.
      Un beso.

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