"El revés de la trama" Graham Greene
Llegué a esta novela de manera inesperada. A raíz de la lectura, para la tertulia del instituto, de "Americanah", de Chimamanda Ngozi Adichie, llamó la atención que uno de los personajes recomendaba siempre a su hijo la lectura de "El revés de la trama" de Graham Greene. Como unas lecturas llevan a otras, se pensó que no estaría mal leer esta novela.
Conocía al autor de otros cinco libros de los que recuerdo sobre todo "El tercer hombre". Y lo recuerdo especialmente porque, además de la mítica película de Carol Reed de 1949, fue lo último que leí de Greene. Hasta ahora.
No obstante, hacía ya bastantes años que no volvía sobre el autor por lo que "El revés de la trama", del que además no conocía ni el título, me ha vuelto a sorprender como si fuera la primera vez; como aquel "Nuestro hombre en la Habana" que leí hace dieciocho años y me fascinó por su originalidad, su sentido del humor (todo él es como una broma) y el ambiente que rodea la historia.
Y es que Greene es un autor de ambientes. Si en "Nuestro hombre en la Habana" nos introduce en la Habana de Batista, con sus casinos, su mafia, la corrupción del gobierno, la prostitución (lo que, en una palabra, dio en llamarse el prostíbulo de Estados Unidos y que daría lugar poco después a la revolución castrista), en "El revés de la trama" nos asfixia en una colonia británica del África Atlántica, un país que no se menciona, pero que bien podría ser Nigeria (hay varias alusiones a Lagos). Y digo nos asfixia porque entre el calor y el sol implacables mientras esperamos que vengan las lluvias, y el lodazal y la atmósfera húmeda que todo lo ensopa un día sí y otro también en la estación húmeda, el ambiente físico que rodea la novela nos oprime y nos satura y se convierte en una amenaza real a la que se suman los accesos de fiebre que sufren algunos de los personajes. La aldea, el puerto, el calor, la lluvia, el sudor, la fiebre, la malaria se convierten en personajes que juegan su papel en la trama y en su revés.
Scobie es un policía que trabaja en la colonia. Sobre él corren toda clase de rumores, aunque todos son falsos. Se dice que se acuesta con las negras de la ciudad. «Quizá yo también me acostaría con las negras, si tuviera una mujer como ésa»; que está pagado por los sirios...
«—¿Los sirios?
—Esta es la verdadera torre de Babel- dijo Harris-; hay hindúes del este, sudafricanos, hindúes verdaderos, sirios, ingleses, escoceses en la Oficina de Obras Públicas. Curas irlandeses, curas franceses, curas alsacianos.
—¿Qué hacen los sirios?
—Se enriquecen. Son dueños de todos los almacenes del interior, y de casi todos los de la costa. Hacen pasar diamantes de contrabando, además».
Lo cierto es que Scobie nunca le ha sido infiel a su mujer y jamás ha aceptado un soborno. Al menos al inicio de la novela.
Scobie es un personaje peculiar y tal vez eso es lo que atrae hacia él todo tipo de sospechas. Está a gusto en la colonia. No quiere irse a ningún otro sitio. Valora la capacidad del lugar para mostrar la naturaleza humana sin tapujos; allí nadie pretende estar en un paraíso y, de hecho, la mayoría de los funcionarios y sus familias preferirían estar en otro sitio, pero él ama aquello precisamente porque allí se manifiestan todas las lacras de la sociedad que en otros lugares se ocultan con una pátina de civilización. Allí uno «podía amar a los seres humanos como los amaba Dios».
Scobie ama a Luisa, su mujer, al menos la ama a su manera, al menos con ese sentimiento le miente o le camufla la verdad (no cree que la verdad sea oportuna si hace sufrir a la gente), porque lo cierto es que añora la libertad que tendría de estar solo. Luisa aspira a que su marido sea nombrado comisario y cuando sus esperanzas se frustran, la vida en la colonia se le hace insoportable y quiere marchar a Sudáfrica. Confiaba en que la nueva situación del marido le granjearía una posición, fiestas, amigos, pero desechado el nombramiento (que será para alguien más joven) se ve irremediablemente atrapada en una situación de soledad y desvalimiento que es mayor aún al haber muerto su única hija unos años antes.
Scobie no soporta verla sufrir, pero además la tentación de verse libre de ella, en paz, es demasiado tentadora, porque si ella no tiene nada, él lo tiene todo excepto paz.
Para evitar que ella padezca y conseguir él la ansiada paz, aceptará lo que nunca pensó que llegara a aceptar porque de alguna manera tiene que conseguir el dinero para el viaje de Luisa a Sudáfrica. Si a la mayoría les corrompe la riqueza, a él le corrompen los sentimientos. «Los sentimientos eran más peligrosos, porque no tenían precio. En un hombre sobornable se puede confiar hasta el límite de cierta suma de dinero; pero el sentimiento podía entregarse entero ante un simple nombre, una fotografía, aun el recuerdo de un olor».
Caerá en la corrupción (una corrupción que en principio no parece tal) y caerá en el adulterio. Se debatirá con su conciencia entre lo que le exigen el deber y su naturaleza honrada, y lo que le reclama su necesidad de que los seres a los que aprecia no sufran.
"El revés de la trama" es una novela de dicotomías. La historia se debate entre el deber y los deseos, entre la fidelidad a la esposa y la pasión por la amante, entre la honradez innata y la caída en el mundo de la mentira.
Y todo ello se verá complicado con la cuestión religiosa, porque Grahan Greene, que se definió a sí mismo como católico agnóstico (se convirtió al catolicismo en 1927 por amor a una mujer), practicaba una religión sui generis, pero religión al fin y al cabo. Esa religión tan personal del autor la he encontrado en un artículo de el diario "El País" de 1989. Allí se cita su siguiente declaración: «Nunca he creído en el infierno. Creo que es contradictorio. Dicen que Dios es piedad... así que es contradictorio. Creo que puede que haya nulidad. No creo en el infierno, y el purgatorio puede ocurrir en esta vida, no en una vida futura». De ese artículo son además estas palabras del periodista que materializan la contradicción: «Escucha misa cada domingo, y siempre que es posible la oficiada en latín por su amigo español Leopoldo Durán, quien le confiesa, "aunque no tengo mucho que confesar a los 85 años", y de quien recibe la comunión "porque le satisface a él". Greene estima que la comunión es una conmemoración de la Última Cena, que no debe considerarse literalmente como el recibir el cuerpo de Cristo».
A tenor de esta vida religiosa, curiosamente alejada de la ortodoxia (en la teoría más que en la práctica) y en todo caso de tintes contradictorios, no es de extrañar que los temas religiosos sean constantes en su obra. Los tormentos de la conciencia ante los que se ve Scobie le llevan a renunciar a la esperanza de la salvación eterna, lo que para él representa la mayor muestra de generosidad que se puede pedir a un personaje, porque él se condena para evitar males mayores, males que no serían para él sino para otras personas. "Uno debería buscar la salvación de su alma, cueste lo que cueste a los demás; y eso es lo que no puedo hacer, lo que nunca podré hacer".
Graham Greene fue otro de esos autores a loa que siempre se espera que lesconcedan el Premio Nobel, pero nunca lo consiguió. Tal vez su religiosidad (como católico) o la temática de sus novelas, siempre encuadradas dentro del género negro, lo impidieron. Yo opino que por complejidad y calidad, lo hubiera merecido más que otros muchos que sí lo han logrado.
Termino con unas palabras de Vila Matas que ponen de manifiesto esas contradicciones que el autor adjudica a su personaje y que son reflejo de las que padecía él mismo: «Graham Greene, como buen católico, se excitaba en los prostíbulos más espesos. A uno de ellos, en París, llevó a su nueva amante Yvonne. La dejó en la barra frente a una copa y él se adentró en el laberinto abrazado a una prostituta. Su amante era una mujer casada a la que había rescatado de un marido ejecutivo en la selva del Camerún, una francesa ordenada, con cada pasión en su sitio, pero después de aquella aventura comenzó a pensar que el alma de Graham era más oscura de lo que aparentaba su diseño de apacible burgués. Se enamoró de aquel hombre hasta el fondo donde nadan los peces negros que nunca ven la luz».
Conocía al autor de otros cinco libros de los que recuerdo sobre todo "El tercer hombre". Y lo recuerdo especialmente porque, además de la mítica película de Carol Reed de 1949, fue lo último que leí de Greene. Hasta ahora.
No obstante, hacía ya bastantes años que no volvía sobre el autor por lo que "El revés de la trama", del que además no conocía ni el título, me ha vuelto a sorprender como si fuera la primera vez; como aquel "Nuestro hombre en la Habana" que leí hace dieciocho años y me fascinó por su originalidad, su sentido del humor (todo él es como una broma) y el ambiente que rodea la historia.
Y es que Greene es un autor de ambientes. Si en "Nuestro hombre en la Habana" nos introduce en la Habana de Batista, con sus casinos, su mafia, la corrupción del gobierno, la prostitución (lo que, en una palabra, dio en llamarse el prostíbulo de Estados Unidos y que daría lugar poco después a la revolución castrista), en "El revés de la trama" nos asfixia en una colonia británica del África Atlántica, un país que no se menciona, pero que bien podría ser Nigeria (hay varias alusiones a Lagos). Y digo nos asfixia porque entre el calor y el sol implacables mientras esperamos que vengan las lluvias, y el lodazal y la atmósfera húmeda que todo lo ensopa un día sí y otro también en la estación húmeda, el ambiente físico que rodea la novela nos oprime y nos satura y se convierte en una amenaza real a la que se suman los accesos de fiebre que sufren algunos de los personajes. La aldea, el puerto, el calor, la lluvia, el sudor, la fiebre, la malaria se convierten en personajes que juegan su papel en la trama y en su revés.
Scobie es un policía que trabaja en la colonia. Sobre él corren toda clase de rumores, aunque todos son falsos. Se dice que se acuesta con las negras de la ciudad. «Quizá yo también me acostaría con las negras, si tuviera una mujer como ésa»; que está pagado por los sirios...
«—¿Los sirios?
—Esta es la verdadera torre de Babel- dijo Harris-; hay hindúes del este, sudafricanos, hindúes verdaderos, sirios, ingleses, escoceses en la Oficina de Obras Públicas. Curas irlandeses, curas franceses, curas alsacianos.
—¿Qué hacen los sirios?
—Se enriquecen. Son dueños de todos los almacenes del interior, y de casi todos los de la costa. Hacen pasar diamantes de contrabando, además».
Lo cierto es que Scobie nunca le ha sido infiel a su mujer y jamás ha aceptado un soborno. Al menos al inicio de la novela.
Scobie es un personaje peculiar y tal vez eso es lo que atrae hacia él todo tipo de sospechas. Está a gusto en la colonia. No quiere irse a ningún otro sitio. Valora la capacidad del lugar para mostrar la naturaleza humana sin tapujos; allí nadie pretende estar en un paraíso y, de hecho, la mayoría de los funcionarios y sus familias preferirían estar en otro sitio, pero él ama aquello precisamente porque allí se manifiestan todas las lacras de la sociedad que en otros lugares se ocultan con una pátina de civilización. Allí uno «podía amar a los seres humanos como los amaba Dios».
Scobie ama a Luisa, su mujer, al menos la ama a su manera, al menos con ese sentimiento le miente o le camufla la verdad (no cree que la verdad sea oportuna si hace sufrir a la gente), porque lo cierto es que añora la libertad que tendría de estar solo. Luisa aspira a que su marido sea nombrado comisario y cuando sus esperanzas se frustran, la vida en la colonia se le hace insoportable y quiere marchar a Sudáfrica. Confiaba en que la nueva situación del marido le granjearía una posición, fiestas, amigos, pero desechado el nombramiento (que será para alguien más joven) se ve irremediablemente atrapada en una situación de soledad y desvalimiento que es mayor aún al haber muerto su única hija unos años antes.
Graham Greene |
Para evitar que ella padezca y conseguir él la ansiada paz, aceptará lo que nunca pensó que llegara a aceptar porque de alguna manera tiene que conseguir el dinero para el viaje de Luisa a Sudáfrica. Si a la mayoría les corrompe la riqueza, a él le corrompen los sentimientos. «Los sentimientos eran más peligrosos, porque no tenían precio. En un hombre sobornable se puede confiar hasta el límite de cierta suma de dinero; pero el sentimiento podía entregarse entero ante un simple nombre, una fotografía, aun el recuerdo de un olor».
Caerá en la corrupción (una corrupción que en principio no parece tal) y caerá en el adulterio. Se debatirá con su conciencia entre lo que le exigen el deber y su naturaleza honrada, y lo que le reclama su necesidad de que los seres a los que aprecia no sufran.
"El revés de la trama" es una novela de dicotomías. La historia se debate entre el deber y los deseos, entre la fidelidad a la esposa y la pasión por la amante, entre la honradez innata y la caída en el mundo de la mentira.
Y todo ello se verá complicado con la cuestión religiosa, porque Grahan Greene, que se definió a sí mismo como católico agnóstico (se convirtió al catolicismo en 1927 por amor a una mujer), practicaba una religión sui generis, pero religión al fin y al cabo. Esa religión tan personal del autor la he encontrado en un artículo de el diario "El País" de 1989. Allí se cita su siguiente declaración: «Nunca he creído en el infierno. Creo que es contradictorio. Dicen que Dios es piedad... así que es contradictorio. Creo que puede que haya nulidad. No creo en el infierno, y el purgatorio puede ocurrir en esta vida, no en una vida futura». De ese artículo son además estas palabras del periodista que materializan la contradicción: «Escucha misa cada domingo, y siempre que es posible la oficiada en latín por su amigo español Leopoldo Durán, quien le confiesa, "aunque no tengo mucho que confesar a los 85 años", y de quien recibe la comunión "porque le satisface a él". Greene estima que la comunión es una conmemoración de la Última Cena, que no debe considerarse literalmente como el recibir el cuerpo de Cristo».
A tenor de esta vida religiosa, curiosamente alejada de la ortodoxia (en la teoría más que en la práctica) y en todo caso de tintes contradictorios, no es de extrañar que los temas religiosos sean constantes en su obra. Los tormentos de la conciencia ante los que se ve Scobie le llevan a renunciar a la esperanza de la salvación eterna, lo que para él representa la mayor muestra de generosidad que se puede pedir a un personaje, porque él se condena para evitar males mayores, males que no serían para él sino para otras personas. "Uno debería buscar la salvación de su alma, cueste lo que cueste a los demás; y eso es lo que no puedo hacer, lo que nunca podré hacer".
Graham Greene fue otro de esos autores a loa que siempre se espera que lesconcedan el Premio Nobel, pero nunca lo consiguió. Tal vez su religiosidad (como católico) o la temática de sus novelas, siempre encuadradas dentro del género negro, lo impidieron. Yo opino que por complejidad y calidad, lo hubiera merecido más que otros muchos que sí lo han logrado.
Termino con unas palabras de Vila Matas que ponen de manifiesto esas contradicciones que el autor adjudica a su personaje y que son reflejo de las que padecía él mismo: «Graham Greene, como buen católico, se excitaba en los prostíbulos más espesos. A uno de ellos, en París, llevó a su nueva amante Yvonne. La dejó en la barra frente a una copa y él se adentró en el laberinto abrazado a una prostituta. Su amante era una mujer casada a la que había rescatado de un marido ejecutivo en la selva del Camerún, una francesa ordenada, con cada pasión en su sitio, pero después de aquella aventura comenzó a pensar que el alma de Graham era más oscura de lo que aparentaba su diseño de apacible burgués. Se enamoró de aquel hombre hasta el fondo donde nadan los peces negros que nunca ven la luz».
Esta novela entra además en el II reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990, concretamente, "El revés de la trama" es de 1948.
Corrupción de los sentimientos, me atrae. Tiene pinta de una gran historia de amor.
ResponderEliminarUna historia de amor nada convencional. Nada convencional en general.
EliminarUn beso.
No he leído nada del autor, me la apunto por si se cruza en mi camino.
ResponderEliminarBesos
Un auténtico clásico, que merece la pena conocer.
EliminarUn beso.
Menudo personaje estaba hecho el Scobie, jeje. Veré si puedo localizar esta novela en la biblio y la reservaré para el veranito. Besos
ResponderEliminarScobie es un personaje llenos de claroscuros y con muchos matices. Si no fuera por la falta de tiempo, dan ganas de volver a leerla, una vez conocida la historia, para hacer un análisis del personaje y su comportamiento. Realmente interesante.
EliminarUn beso.
De G Green solo he leído "El tercer hombre" y me gustó (o eso creo porque lo hice en el instituto y de eso ya ha llovido).
ResponderEliminarMe apunto esta que novela que nos traes, me gusta lo que cuentas de ella.
Por cierto, si mi amante me hace lo que le hizo Green a la suya... lo estrangulo.
Un besote.
Ja, ja. Pues a ella parece que le dio morbo. Desde luego, no le estranguló.
EliminarYo recuerdo con especial cariño "Nuestro hombre en la Habana", pero quizás sea por ser la primera que leí.
Es un autor curioso, que profundiza mucho en los temas, con personajes muy introspectivos y temas muy interesantes.
Espero que te guste.
Un beso.
las historias de amor siempre me enganchan! besitos!
ResponderEliminarBueno, esta es una historia de amor muy peculiar.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, en cierta manera esta novela engarza con la reseña anterior en cuanto a climas opresivos y asfixiantes. Me gusta mucho lo que comentas del autor como un gran creador de ambientes y atmósferas. Pienso que ahí está una de las claves para al menos situarnos en el mapa geográfico de lo que un autor quiere transmitir. Grande el film que has citado y grande también ese anecdotario del autor, debatiéndose entre su particular religión y esa visita a los prostíbulos más espesos.
ResponderEliminarUn beso y gracias por esta nueva reseña.
Sí que es cierto, pero al menos en este caso la lluvia llega puntual cuando le toca.y uno no sabe qué es peor, la lluvia o la estación seca.
EliminarLa última novela de Greene la había leído en 2005 por lo que recuerdo poco de los argumentos, pero queda la sensación de los ambientes.
"El tercer hombre" es uno de los mitos del cine y también tiene su ambiente peculiar con es Viena de posguerra fría y triste.
El conflicto religiosos del autor, muy digno de tenerse en cuenta al leer sus novelas. Es fundamental para entenderlas.
Un beso.
El párroco gallego, Rafael Durán, al que citas, fue uno de los grandes amigos del señor G. Green, ambos se conocieron en Inglaterra, luego fueron inseparables en las numerosas estancias de Green por España, especialmente Ourense, ciudad natal de Durán y lugar que el propio G. Green adoraba.
ResponderEliminarMenciono esto porque hace dos o tres años me compré un curioso libro de G. Green del que he ido leyendo pasajes sueltos, “Monseñor Quijote” (posteriormente película rodada en el Toboso, con la presencia de Green, Alec Guinness y el actor australiano, Leo McKern), y algunos estudiosos señalan que el personaje del “monseñor” es, también, un homenaje a ese amigo, Rafael Durán, quien sabe.
De lo que no hay duda es que los protagonistas son una parodia de Don Quijote y Sancho Panza… incluso Rocinante, convertido aquí en un seat 600, poniendo en liza las ideas comunistas de un personaje y el catolicismo sui géneris, utilizando tu acertada expresión, del otro…
Como ves, Rosa, esa idea de un catolocismo peculiar que tu indicas sobre G. Green, está igualmente presente en el libro que te comento, y además hace un extraño hermanamiento entre el marxismo de un personaje y el catolicismo del otro, cuando ambos comparten un viaje por regiones castellanas en su “Rocinante 600”, casi nada. Un tipo curioso, G. Green.
Eso de Los “libros puente” que te llevan a otros… me ha deparado más de una lectura memorable.
Muy interesante todo lo que nos cuentas de éste, parece que tenemos a Green en estado puro, con esa contradicción entre el sentimiento religioso y la ociosidad vital que tanto seducía al escritor.
Besos!
Paco, muchas gracias por la aportación. Sabía de la religiosidad tan personal del autor, pero de Rafael Durán no tenía ni idea hasta dar con ese artículo de El País.
EliminarIntentaré buscar esa película pues me resulta de lo más interesante y curioso lo que cuentas de ella.
Me encanta que unos libros me lleven a otros y a películas y las películas a libros y a otras películas...
Un beso.
Leí en su tiempo, hace ya mucho, El tercer hombre y El factor humano. Esta novela no la conocía, pero el personaje que nos reseñas desde luego merece muy mucho la pena. Me ha encantado esos apuntes finales sobre la religiosidad de Greene y el texto de Vila Matas es tremendo. Solo imaginar la situación en ese prostíbulo... pero bueno, parece que ese hombre era de esos truhanes que caen simpáticos. Completita entrada dedicada a este clásico autor. Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarYo tampoco conocía esta novela hasta que leí su título mencionado en "Americanah". Es una de las novelas más curiosas que he leído del autor.
EliminarMe quedan por leer dos de las novelas más notables del autor: "El factor humano" y "El americano impasible". He visto las películas, pero quiero leer las historias.
La religiosidad de Greene es curiosa y suele impregnar sus novelas.
La frase de Vila-Matas es tan brutal que no me resistí a citarla.
Un beso.
A Greene solo he visto la película de "El Tercer Hombre" y tiempo después leí el libro y me gusto, de modo que en algún momento leeŕé esta que hoy nos traes.
ResponderEliminarBesos.
Pues seguro que este libro también te guste.
EliminarDe Graham Greene se han llevado muchas novelas al cine (no la de esta reseña) y casi todas son muy buenas. Se ve que se adapta muy bien y que lo han cogido buenos directores y guionistas.
Un beso.
Pues yo estoy con la mayoría porque de Greene solo he leído El tercer hombre y hace tanto tiempo que ni lo recuerdo.
ResponderEliminarMe han gustado esos contrastes y esa historia de amor peculiar que promete como de contrastes también parece que es el autor y sí la frase final es impresionante.
Besos
Un personaje realmente alucinante Scobie. Lleno de contradicciones, matices, dudas.... Un ambiente asfixiante; como en la novela de la reseña anterior, asfixia el ambiente físico y el social, en este caso una colonia donde hay corrupción, racismo, desigualdad, espionaje.
EliminarUn autor muy a tener en cuenta.
Un beso.
Al igual que algunos comentaristas que me preceden, vi la película "El tercer hombre" hace siglos pero no he leído nada de este afamado autor, algo que creo debería subsanar lo antes posible. El tema de esta novela me resulta muy atrayente y más después de leer esta reseña tan bien lograda. Otro libro en la cesta de la compra, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo.
"El tercer hombre" es una película que he visto muchas veces. Curiosamente, antes de esa, leí otros novelas de Graham Greene porque pensaba que me iba a sonar todo de la película, pero no es así. Como siempre, me hubiera gustado leer antes el libro, pero igual lo disfruté. hay muchas películas muy buenas basadas en novelas del autor. "El americano impasible" de Phillip Noyce con Michael Caine es también bastante buena. Es mucho más moderna, claro, de 2002.
EliminarUn beso.
Tuve una racha en la que casi ningún libro cuya reseña leía me apetecía o pensara que me iba a "sentar bien" y ahora estoy en la contraria: ¡me encantaría poder leer cada libro que veo reseñado! Definitivamente no voy a tener vida suficiente :(
ResponderEliminarEl autor que nos traes hoy lo conozco de oídas y seguramente habré leído algo de él aunque no lo recuerde (en casa tenemos varias de sus novelas) pero el título que hoy propones, en concreto, se me antoja más que apetecible. Tiene mucho que ver, como siempre, la forma de introducirlo que tienes, la información que sobre el autor y su vida nos ofreces y el haberlo pasado por tu filtro personal, que siempre lo hace más atractivo. En cualquier caso pretendo leerlo. ¡Muchas gracias, Rosa!
Un beso y feliz comienzo de finde :))
No es de sus títulos más conocidos, pero sí es una novela más que interesante, Tampoco se ha llevado al cine, tal vez porque los hechos son, en este caso, menos importantes que las reflexiones, y puede que nadie se haya atrevido.
EliminarEso que dices de mi "filtro personal", me encanta. Muchas gracias, guapa.
Espero que te guste si la lees.
Un beso.
Desde que vi que la habías puesto en el Tarro-Libro me he quedado con el título. Ya te comenté allí que a mi Greene me gusta y que he leído tres o cuatro títulos suyos aparte de las versiones cinematográficas de otras cuantas suyas.
ResponderEliminarGraham Greene es un genio para situar los asuntos en zonas conflictivas (colonias a punto de dejar de serlo; guerras en curso, recién acabadas o a punto de comenzar...) y lo mismo hace con sus personajes siempre con conciencias un tanto conflictivas.
Este título me lo apunto para este verano.
Un beso
Se trata de una novela muy interesante. Un asunto que se trata, aunque no lo he mencionado más que de forma tangencial (no se puede profundizar en todo; ya bastante largas me salen las reseñas) es el del contrabando de diamantes. Parece mentira que las zonas del mundo con recursos más caros y apreciados, sean las zonas más pobres y menos desarrolladas, pero eso sería otro debate.
EliminarSi te gusta Graham Greene, aquí lo encontrarás en estado puro. Yo, apenas recuerdo los libros anteriores, pero en este la religión y su conflicto quedan muy patentes. Es algo que añade interés pues aunque soy agnóstica, las cusas sociales y antropológicas de las religiones, me parecen apasionantes.
Un beso.
La traducción del argentino Juan Rodolfo Wilcock es excelente. Incluso en el título, supera al original de G. Greene. El Revés de la Trama es muy superior a The Heart of the Matter (literal: El Corazón del Asunto". Wilcock, que además fue un apreciable poeta, es integrante de una pléyade de traductores argentinos de los años 40 al 70, que hicieron escuela. Si alguno de Uds. quisiera una lista de dichos traductores, que me lo haga saber y voy a hacer lo posible por confeccionarla.
ResponderEliminarPues no conocía el título original, pero tienes razón es mucho mejor el traducido porque es realmente muy bueno y muy indicativo de lo que trata la novela. Una novela absolutamente imprescindible.
EliminarEs curioso porque nunca hubiera dicho que el traductor fuera argentino. No se nota ni un detalle típico de la forma de hablar argentina, tan distinta a la nuestra (y tan hermosa).
Si no es mucho trabajo, esa lista de traductores no estaría mal.
Un beso.
Que divertido: llego a esta página porque acabo de leer "Americanah" y me ha impulsado la misma curiosidad que te llevó a la lectura de la novela de Greene. Gracias por tu reseña, voy a leer "the heart of the matter" cuanto antes.
ResponderEliminarCreo que a todos los que hemos leído “Americanah” nos ha entrado la necesidad de leer “El revés de la trama”. La verdad es que es una novela fascinante en muchos aspectos. Graham Greene es un autor fascinante al que debo leer más. Espero que te guste la novela.
EliminarUn beso.