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Mostrando entradas de agosto, 2024

"Trampa para Cenicienta" Sébastien Japrisot

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A pesar de los defectos, poco a poco me fui haciendo una imagen de mí misma que no cuadraba con aquello en lo que me había convertido. Yo no era tan tonta, tan vanidosa ni tan violenta. No tenía deseo alguno de beber, ni de levantarle la mano a una criada torpe, ni de bailar encima de un coche, ni de caer en los brazos de un corredor sueco ni del primer chico que pasase y tuviese los ojos bonitos y la boca tierna. Pero aunque todo aquello podía parecerme incomprensible a causa del accidente, no era lo más inquietante. Sobre todo, no me creía aquella sequedad de corazón que me había permitido, antaño, irme de fiesta la misma noche que me enteré de la muerte de la madrina Midola e incluso olvidarme de ir a su entierro. «Me llamo Michèle Isola, tengo veinte años. La historia que les cuento es la historia de un asesinato. Soy el investigador, soy el testigo, soy la víctima, soy el asesino, soy los cuatro a la vez, pero ¿quién soy?» .  ¿Quién es la narradora de esta historia que se divid

"El neandertal desnudo. Comprender a la criatura humana" Ludovic Slimak

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Puede que en la inmensidad del universo —enigma supremo— existan otras inteligencias exteriores a nosotros, lejanas. Pero lo que está claro es que antes ya existieron, en un tiempo que nos parece lejano pero que en realidad está muy cerca. Ahora bien, esas inteligencias se han ido extinguiendo […] y eso supone un punto de inflexión en la historia de la humanidad, pues marca el último instante en que una consciencia exterior al ser humano —tal como lo concebimos— ha existido, nos ha encontrado, nos ha rozado; una alteridad perdida que […] supondría el renacimiento instrumentalizado de una consciencia que no nos pertenece. […] Sin embargo, hasta la fecha esta consciencia exterior a nosotros mismos, esta inteligencia ya apagada, solo ha sido definida desde la frágil base de la inteligencia humana, tal como nos es perceptible al instante. El neandertal es una de esas inteligencias a lo lejos. Y de entre todas las inteligencias ya extintas, probablemente sea la más fascinante. Cier

"Los elegidos" Nando López

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—Que no enredo, madre —se justificó Asun—, que es la sangre, que avisa. La Reme ladeó la cabeza en señal de desaprobación y regresó de nuevo a su costura, concentrada en la tarea pendiente que aún la aguardaba y con la que, entre estrecheces, había logrado sacar adelante aquella casa. No quería desmentirla, pues bien sabía lo que esos avisos, como ambas los llamaban, podían traer consigo, pero ni era buena idea airearlos como si tal cosa ni tampoco ponerlos en palabras, que cuanto más se los nombra, Asun, más verdad se vuelven. A la Reme aquellas intuiciones le provocaban auténtico pavor, pues jamás habían servido como preludio de una buena noticia, sino que siempre habían sido la antesala de las dificultades que habían jalonado su vida. Asun, sin embargo, aún confiaba en que esos avisos pudieran ser el inicio de algo bueno o, cuando menos, moderadamente aceptable. Quizá porque, como decía su madre, a sus veintitrés aún tenía la esperanza menos gastada que ella. El aviso de Asun

"La hora del lobo" Toni Hill

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A la gente le fascinan los psicópatas criminales y el porqué es una de las preguntas que más le cuesta responder. Lo piensa mientras oye, una vez más, la misma cuestión, ahora formulada por la presentadora. ¿Por qué nos interesan tanto esos seres? ¿Por qué queremos saber más cosas de ellos? —Supongo que porque son unos monstruos reales, de carne y hueso —responde—. Malvados que existen de verdad, no como los de los cuentos, y que matan o hacen daño para satisfacer una pulsión. Todos podemos al menos entender, que no justificar, un crimen motivado por la venganza, la codicia, incluso los celos. Sin embargo, nos cuesta mucho ponernos en la piel de alguien que mata por placer. Esa es la figura que representa la crueldad en su esencia más pura. —Se detiene un momento y luego añade—: Y, como en los cuentos infantiles, conocer a fondo sus historias tiene el valor de prepararnos, de protegernos en cierto sentido. Aprendemos de niñas a no cruzar el bosque solas porque en él hay lobos, y esa

"La trama nupcial" Jeffrey Eugenides

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[…] la novela había alcanzado su apogeo con la trama nupcial y nunca se había recuperado de su desaparición. En los días en que el éxito en la vida dependía del matrimonio, y el matrimonio dependía del dinero, los novelistas dispusieron de un tema sobre el que escribir. Las grandes epopeyas cantaban la guerra; la novela, el matrimonio. La igualdad sexual, buena para las mujeres, había sido mala para la novela. Y el divorcio la había desbaratado por completo. ¿Qué importaba con quién se casaba Emma si luego podía presentar una demanda de divorcio? ¿Cómo se habría visto afectado el matrimonio de Isabel Archer con Gilbert Osmond si hubiera existido un acuerdo prenupcial? En opinión de Saunders, el matrimonio ya no significaba gran cosa, y la novela tampoco. ¿Dónde podía uno encontrar hoy día una trama nupcial? En ninguna parte. Tendría que recurrir a la narrativa del pasado. Tendría que leer novelas no occidentales sobre sociedades tradicionales. Novelas afganas, novelas indias. En lo que

"Vísperas de destrucción" y "Tiempo de siega" Guillermo Galván

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—Mira, Carlos, sabes que hice todo lo posible por evitarte represalias, y que declaré a tu favor. —Pues gracias entonces por los doce años que me cayeron por el crimen de pertenecer a una organización legal y leal. Doce putos años. Y todavía debo estar contento de respirar, de no haber formado parte de las sacas. Desde Santa Rita se oían los fusilamientos en el cementerio de Carabanchel con la misma claridad que su esbirro de la puerta escucha ese timbre que tiene sobre la mesa. Supongo que todavía se oyen, una noche sí y otra también. Lombardi se ahorra, por irrelevantes, las torturas, piojos, chinches, sarna y tuberculosis. Y para qué hablar del hambre y el hacinamiento que obliga a los presos a dormir casi en cuclillas y por turnos. Ulloa traga saliva. —Hace un par de meses —argumenta el secretario con ademán conciliador—, te incluí entre los aspirantes a redención de pena cuando se presentó la oportunidad de Cuelgamuros. —Ya la iba redimiendo a costa de mis huesos en las