—Mira, Carlos, sabes que hice todo
lo posible por evitarte represalias, y que declaré a tu favor.
—Pues gracias entonces por los
doce años que me cayeron por el crimen de pertenecer a una organización legal y
leal. Doce putos años. Y todavía debo estar contento de respirar, de no haber
formado parte de las sacas. Desde Santa Rita se oían los fusilamientos en el
cementerio de Carabanchel con la misma claridad que su esbirro de la puerta
escucha ese timbre que tiene sobre la mesa. Supongo que todavía se oyen, una
noche sí y otra también.
Lombardi se ahorra, por
irrelevantes, las torturas, piojos, chinches, sarna y tuberculosis. Y para qué
hablar del hambre y el hacinamiento que obliga a los presos a dormir casi en
cuclillas y por turnos.
Ulloa traga saliva.
—Hace un par de meses —argumenta
el secretario con ademán conciliador—, te incluí entre los aspirantes a
redención de pena cuando se presentó la oportunidad de Cuelgamuros.
—Ya la iba redimiendo a costa de
mis huesos en las obras de esa cárcel que levantan en Carabanchel.
—Sí, pero el monumento a los
Caídos es un proyecto más importante. En cuatro o cinco años puedes estar en la
calle. A lo mejor antes.
—Redención de pena, dice.
Explotación laboral, mano de obra esclavista para las empresas del nuevo
Régimen. Pues más gracias, señor secretario.
Son dos novelas, pero podría ser solo una. Tiempo de siega empieza en diciembre de 1941 y es la primera entrega de la serie de Carlos Lombardi, quien se encuentra preso en Cuelgamuros por haber sido fiel a la República redimiendo pena con el trabajo de construcción del monumento megalómano a mayor gloria del dictador.
Antes del golpe militar, Carlos Lombardi había sido ascendido a «inspector de primera, una categoría más que respetable para un miembro de los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad de la República que no había cumplido los treinta y cinco».
Ahora su suerte está a punto de cambiar porque ha aparecido un cadáver que enlaza con otros casos sucedidos y que Lombardi se encargó de investigar. Tres seminaristas degollados y brutalmente mutilados, aparecieron a lo largo de los casi tres años de la guerra. El último, con los sublevados recién entrados en Madrid, ya no tuvo tiempo de ser investigado por Lombardi porque unas horas después de descubierto el cadáver unos faros surgidos del sirimiri y los falangistas que iban en el vehículo lo detuvieron y terminaron con su libertad.
Cuando aparece un nuevo cadáver que parece tener relación con los tres anteriores, es diciembre del 41 y Lombardi lleva casi tres años preso. Balbino Ulloa, su antiguo jefe y actualmente Secretario del Director General de la Seguridad, sabe que nadie como Carlos está en condiciones de resolver el caso y es por eso por lo que lo saca de Cualgamuros. El Madrid que encuentra el antiguo policía muestra un ambiente que contrasta con la sensación de libertad que experimenta. «Casi tres años después de concluida la guerra, salvo contadas excepciones, la ciudad parece una gigantesca grieta, un pozo de pobreza. Destrucción y mugre, como dos viejas arpías, pasean cogidas de la mano por un territorio que apesta a miedo».
No estará solo Lombardi en sus pesquisas. Si bien no lo integran a una comisaría ni a un equipo de investigación, le cederán una agente, Alicia Quirós, con la que, a pesar de sus diferencias ideológicas (ella es falangista), se entenderá mejor de lo que era de esperar. También le ayudarán un periodista y un antiguo guardia de asalto represaliado.
Carlos Galván mezcla con gran habilidad realidad y ficción, pasado y presente. Lombardi recuerda los hechos de la guerra y entre ellos aparecen episodios históricos. Algunos ya los conocía, como los asesinatos del teniente de la Guardia de Asalto José Castillo y el del diputado y líder derechista, José Calvo Sotelo, como represalia unas horas después. Otro, como el asesinato del capitán Carlos Faraudo, del que seguramente habré leído, no lo recordaba. También narra otros hechos como la evolución de la policía una vez empezada la guerra y depurados los mandos y agentes sospechosos de simpatías con los golpistas, etc.
También son históricos algunos personajes con los que se va encontrando Lombradi en su investigación como Lazar, un oscuro personaje que por el año 41 se encargaba desde la embajada alemana de la censura de todo tipo de medios de comunicación, incluidas las hojas parroquiales, o Malley, un espía angloirlandés que trabajaba en la embajada de Reino Unido, al que Lombardi le reprocha la actitud del Gobierno británico durante la guerra en España.
«Cuando se juega un partido, ambos equipos deben hacerlo con el mismo reglamento. Alemanes e italianos impusieron el suyo desde el primer día de la sublevación militar. Y ustedes, como Francia y los Estados Unidos, querían jugar con otras reglas. Miraron hacia otro lado y nos dejaron solos. [...]
Ustedes preferían apoyar un gobierno férreo, aunque atufara a fascismo, que a una banda de desarrapados que reclamaba justicia social. Son unos puñeteros clasistas, aparte de que siempre han deseado una España desangrada antes que próspera».
Vísperas de destrucción es un relato de menos de cincuenta páginas escrito durante la pandemia. Se trata de una precuela que narra los días previos al inicio de la Guerra Civil. En ellos Lombardi recuerda a su madre y a su exmujer, nos habla de sus vecinos, que también han tenido importancia en Tiempo de siega, narra más pormenorizadamente las muertes de Castillo y Calvo Sotelo, el asalto de los madrileños al Cuartel de la Montaña para defender la República y termina con el hallazgo del primer cadáver mutilado de un seminarista.
Por seguir la cronología de la historia, leí primero este relato, pero creo que es preferible la lectura en el orden de publicación. Es una serie que me ha enganchado como suele suceder con las ambientadas en estas épocas cuando están bien escritas, bien ubicadas en los hechos históricos y con tramas interesantes y bien resueltas.
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Guillermo Galván |
Indagando tras la lectura del libro me entero de una denominación, desconocida para mí, para nombrar a un subgénero del negro policial: Totalitarismo noir. Se trata de un subgénero que abarca novelas policíacas y/o negras ambientadas en momentos y lugares en los que había regímenes totalitarios. La Alemania nazi o la RDA, la URSS, la Italia fascista o la España franquista son buenos ejemplos. Refiriéndose a las características de este subgénero a medias entre lo histórico y lo negro policial el propio autor ha declarado en una entrevista:
«Todas ellas crean un mundo negro, sucio, donde la literatura ha bebido y seguirá bebiendo. Escribir al respecto en España se me antoja, sin embargo, más complicado que en Alemania o Italia, por ejemplo. Los fascismos fueron derrotados en 1945 y sus principales dirigentes condenados, algunos de ellos ejecutados; en todo caso, ningún descendiente de Himmler o Goebbels se atreverá a protestar por el hecho de que un escritor los utilice como villanos de sus novelas. Aquí, el fascismo murió en la cama treinta años más tarde, y los equivalentes hispanos de aquellos siniestros personajes han sido poco menos que intocables, de modo que la utilización de ciertos nombres siempre conlleva el riesgo de una demanda».
A medio camino entre lo policíaco y lo histórico, esta serie cuida ambas cosas hasta sus últimos detalles y ha sido todo un descubrimiento que recomiendo a quien le gusten ese tipo de lecturas.
Título del libro: Tiempo de siega/Vísperas de destrucción
Autor: Guillermo Galván
Nacionalidad: España
Editorial: Harper Collins
Año de publicación: 2019 /2020
Año de publicación original: 2019/2020
Nº de páginas: 480/47
Hola. Lo que más me gusta es que ponga de todo en todos los bandos y que los dos personajes puedan convivir y trabajar juntos aun con ideas políticas diferentes.
ResponderEliminarLa época y el contexto no es mi favorita, la verdad, no me gusta mucho pero este caso parece muy interesante y además muy bien armado. Calvo Soltelo me suena porque además había una calle con su nombre en mi ciudad pero el otro no me suena de nada tampoco.
Yo también habría hecho lo mismo que tú y pensaría que es más lógico leer el relato primero pero tomo nota del aviso.
Besos
La verdad es que he leído muchos libros ambientados alrededor de la guerra civil y la República, y creo que el asesinato de Faraudo ha tenido que salir en algún sitio, pero mi memoria lo habrá sepultado en algún lugar que se me escapa.
EliminarMe han gustado mucho los dos libros y la forma de enfrentar el tema porque tiene una forma de ver las cosas similar a la mía y porque resultan tramas entretenidas. Ojalá te animes y te gusten.
Un beso.
Pues aunque ya sabes que no me atraen mucho este tipo de lecturas, sí me parece muy atractiva la mezcla histórico-negra de esta novela (o de estas dos novelas), que veo que además tiene un nombre, el detotalitarismo noir. Es cierto que hay sucesos que han escrito páginas muy negras de la historia y bien está que la literatura siga apostando por esclarecerlas.
ResponderEliminarBesos
Tras conocer ese término para agrupar este tipo de novelas veo que he leído un par de series que podrían englobarse en ese subgénero. La de Bernie Gunther, de Philip Kerr, y la del comisario Ricciardi, de Maurizio de Giovanni, ambientadas en la Alemania nazi y en la Italia de Mussolini respectivamente. También la de Mascarell, de Jordi Sierra i Fabra, ambientada en la España franquista. Novelas sueltas habré leído unas cuantas también y desde luego, siempre han sido muy de mi agrado porque, como dices, la negrura de la Historia da para historias muy negras si se saben contar bien.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, a mí me gustan mucho las historias que mezclan lo histórico y lo policiaco si como en este caso se hace bien. Como tú, tampoco conocía el término totalitarismo noir y es que leyendo siempre se aprende algo que no sabíamos o descubrimos puntos de vista o modo de hacer las cosas que no son las nuestras pero que nos aportan algo, eso es lo que tiene la lectura. Creo que va a caerme bien Lombardi, así que me apunto al autor. Besos.
ResponderEliminarSeguro que te cae bien Lombardi y que disfrutas con sus novelas. Yo no tenía noticia de ese subgénero, pero cuando he descubierto que existe con su nombre y apellido me he dado cuenta de que lo he leído y es de mis favoritos. En la respuesta a Lorena, más arriba, menciono varias series por si alguna no la conoces y te apetece.
EliminarUn beso.
¡Hola!
ResponderEliminar¡Vaya! regreso por aquí porque juraría que el otro día ya te dejé mi comentario, pero veo que me volvió a pasar, que no le di a publicar, me da una rabia...
Como te decía, no conozco para nada al autor, ni me suena. Pero la verdad que por lo que cuentas parece muy interesante, su forma y habilidad para mezclar realidad y ficción, pasado y presente, no es nada fácil. También me parece interesante porque permite informarse sobre esa época históricas en las que se basa las tramas, una época que en principio ahora mismo no me llama nada para futuras lecturas, pero para recomendar me parece buena propuesta para cuando me pidan este tipo de libros. Por cierto acabo de mirar en mi biblio y solo tenemos El club de las viudas que es el 4
Tampoco me suena nada ese género nuevo al que aludes, el Totalitarismo noir, interesante saberlo también.
En fin, Rosa, que ahora mismo no creo que vaya a leerlos, pero igual mas adelante...
Un beso.
Yo lo tenía en mi lista de pendientes, pero es de esos libros que has olvidado y duermen el sueño de los justos (o de los injustos). Hace como un mes lo descubrí repasando los olvidados de la lista y supe que le había llegado el momento.
EliminarTodos los libros están en Kindle a precio muy asequible.
A poco que te guste el género y la época histórica, te gustaran estos libros.
Un beso.
Hola, Rosa. Pues me gusta mucho el contexto histórico que ambienta la trama y la forma de enlazar ficción y realidad. La época desde luego es perfecta para contar historias de este tipo y armar personajes algo turbios. Algo que, por lo que dices, el autor ha sabido hacer muy bien. Y qué buen título, por cierto, el de "Vísperas de destrucción"...
ResponderEliminarNo sabía el pobre Lombardi cuando en julio del 36 encontró el primer cadáver hasta qué punto lo que venía iba a ser destrucción para él y para el país.
EliminarHistorias y personajes turbios en efecto.
Un beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarCuando se cree en algo, que va más allá de ideología política, creencia o cualquier efecto que pueda denotar en guerra entre personajes, todo es posible. Me gusta la parte en la que dices justo eso. También en la que aparecen episodios históricos, eso está bien, para no olvidar. Y aprender de nuestros errores, o por lo menos mantenerlos vivos.
Un beso.
Me quedo con lo de mantenerlos vivos porque aprender de los errores, está claro que no se aprende. Una y otra vez se cometen los mismos por mucho que se conozcan.
EliminarSaber mantener la amistad y el respeto aun con ideas contrarias es algo que sí que deberíamos aprender.
Un beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarNo conocía a Guillermo Galván, me gusta lo que nos cuentas acerca de "Vísperas de destrucción" y "Tiempo de siega". Me llama mucho la atención ese período histórico de la España de la Posguerra, los sucesos de aquellos años oscuros y duros y el ambiente que se respiraba en el Madrid de la época.
Me veo atrapada leyendo hasta llegar al desenlace de la historia 😊
Una trilogía que me llevo apuntada, probablemente no saldré corriendo a leerla ya que tengo otros libros en cola, y por ahora prefiero los títulos autoconclusivos, pero sé que en algún momento le llegará su turno.
Gracias, Rosa por tus excelentes sugerencias 😉
Un beso.
Yo tampoco conocía al autor y ha sido todo un descubrimiento. Muy bien ambientada en la época y los acontecimientos, mezclando realidad y ficción muy habilmente y con una trama interesante y bien resuelta. Tampoco pasa nada por prescindir de Vísperas de destrucción. Si lees Tiempo de siega queda todo perfectamente claro.
EliminarUn beso.