"Los besos en el pan" Almudena Grandes


"A mis hijos,
que nunca han besado el pan".
Esta es la dedicatoria con la que Almudena Grandes inicia este libro, un libro que ha salido de lo más profundo de sus vísceras. Es algo más que haberle salido del alma; le ha salido del cuerpo, de la carne y de la sangre; del alma, también, pero de las lágrimas del alma. No es su mejor libro, pero probablemente sí el más comprometido. Es una crónica de la crisis, de esa que llegó de repente y, aunque venía avisando desde hacía tiempo, nadie pensó que realmente llegara para quedarse. "No será para tanto, se dijeron, pero fue, y nada cambió en apariencia mientras el asfalto de las calles se resquebrajaba y un vapor ardiente, malsano, infectaba el aire. Nadie vio aquellas grietas, pero todos sintieron que a través de ellas se escapaba la tranquilidad, el bienestar, el futuro".
El libro se estructura en tres partes: Antes, ahora, después.
Antes
Es un corto prólogo de una pocas páginas en las que la autora nos presenta al barrio; un barrio del centro de Madrid, pero que podría ser representativo de cualquier ciudad, un barrio vivo, lleno de gente; un barrio en el que conviven ancianos que han vivido en él toda la vida con inmigrantes recién llegados, inmigrantes que proceden de lugares del planeta donde la crisis es endémica y viene de siglos y los empujó y aún empuja a tierras donde hasta las crisis parecen un lujo.
En este prólogo o introducción o presentación se hace un recuerdo de otros tiempos del barrio cuando los que vivían en él eran los niños que eran niños en los años sesenta; los niños que crecieron entre fotografías de familiares desconocidos y siempre muertos, por los que no debían preguntar; niños a los que sus mayores enseñaron a besar el pan cada vez que se caía al suelo "tanta hambre habían pasado sus familias en aquellos años en los que murieron todas esas personas queridas cuyas historias nadie quiso contarles".
Almudena Grandes
También habla de los mayores que vivían en el barrio en aquellos años sesenta del siglo XX; los mayores que ahora tienen menos miedo porque recuerdan todo: "el frío, los mutilados que pedían limosna por la calle, los silencios, el nerviosismo que se apoderaba de sus padres si se cruzaban por la acera con un policía..."; adultos que, a pesar de vivir "con las mandíbulas apretadas, como talladas en piedra"; a pesar de haber "acumulado desgracias suficientes como para hundirse seis veces", seguían de pie "porque en España, hasta hace treinta años, los hijos heredaban la pobreza, pero también la dignidad de sus padres, una manera de ser pobres sin sentirse humillados, sin dejar de ser dignos ni de luchar por el futuro".
Pero los adultos de ahora, los que eran niños en los años sesenta y, sobre todo, los que nacieron después, se han visto asaltados por una situación para la que no tenían defensas porque alguien se empeñó en que había que olvidar el pasado para construir el futuro, sin darse cuenta de que el futuro se construye sobre los cimientos del pasado y si nos cargamos el pasado estaremos construyendo un futuro tan débil y precario que se desmoronará al menor soplo de dificultad, ante el menor contratiempo. Sin darse cuenta de que antes de pasar página hay que leerla, que las heridas para que cierren y cicatricen hay que desinfectarlas y sacarles el pus y la mugre porque si no, cerrarán en falso y matarán al paciente de gangrena, de la gangrena del olvido.

Ahora
Ahora llegó la crisis y en el barrio, se presentan situaciones de todo tipo. Esta parte es el cuerpo central de la novela. Está construida a modo de novela coral en la que se van sucediendo episodios que les ocurren a distintos personajes, personajes relacionados por el parentesco, la amistad, el trabajo, el barrio en definitiva. Situaciones difíciles, unas más que otras, alguna desesperada; situaciones con las que nadie había contado en un país que había vivido sus años de bonanza como si nunca se fueran a acabar, como si siempre hubieran existido, sin recordar que "los españoles siempre hemos sido pobres, incluso en la época en que los reyes de España eran los amos del mundo, cuando el oro de América atravesaba la península sin dejar a su paso nada más que el polvo que levantaban las carretas que lo llevaban a Flandes, para pagar las deudas de la Corona". Y si en la época de mayor esplendor de la Corona ya éramos pobres, en plena crisis, desinflada la burbuja inmobiliaria que era la responsable de haber mantenido a España falsamente en una aparente época de vacas gordas eternas, el cuento se nos vino abajo sin que fuéramos siquiera conscientes
de que vivíamos en un cuento (y si a alguien le interesa profundizar en el tema, recomiendo el libro, éste ensayo, de Antonio Muñoz Molina "Todo lo que era sólido").
Ahora, incluso los que vivían con un desahogo que parecía estable como la médico, su marido el ingeniero y sus tres hijos, empiezan a pasarlo mal. Quien dejó la secundaria para trabajar en la obra ganando más que los que le rodeaban y miraban con envidia, tiene que empezar a adquirir los conocimientos que le faltan para poder reciclarse en otros empleos peor pagados, pero que requieren más destrezas. Los negocios estables y boyantes se ven amenazados por las bajadas de precios de la competencia venida de fuera y acostumbrada a trabajar más horas por menos dinero. Los niños pasan hambre en el recreo porque sus padres no tienen para el bocadillo, o la fruta o el batido de media mañana. Y así, se van narrando historias que se enredan unas con otras como las cerezas en un cesto y tiras de una y salen todas porque todas se relacionan, todas tienen que ver y todas están imbricadas en el barrio.

Después
Ha pasado un año desde que empezó "Ahora" y la autora dice adiós a sus personajes que, como al principio, regresan de vacaciones a finales de verano. Unos siguen en sus trabajos aunque no saben por cuanto tiempo, otros han perdido los suyos y se han dedicado a otras aventuras que no siempre salen bien, algunos han conseguido mejorar y otros se han quedado por el camino. "Aquí les despedimos, en este barrio de Madrid que es el suyo, distinto pero semejante a muchos otros barrios de esta o de cualquier ciudad de España, con sus calles anchas y sus calles estrechas, sus casas buenas y sus casas peores, sus plazas, sus árboles, sus callejones, sus héroes, sus santos, y su crisis a cuestas"
Esta es una novela fácil de leer, pegada a la realidad como pocas, que muestra situaciones que de tan repetidas y conocidas por todos, llegan a parecer demasiado estereotipadas, pero es que la dura realidad se ha convertido en una caricatura de sí misma y ya se sabe, las caricaturas son estereotipos deformados. Es una novela que destila un optimismo tal vez excesivo, una solidaridad que no sé hasta qué punto es real, no porque sea falsa, sino porque yo creo que, en la realidad, no está tan generalizada. Todos los personajes de la novela son buenos, generosos, dispuestos a compartir lo que tienen y lo que no tienen. Tan sólo en un par de ocasiones aparece
el egoísmo, el sálvese quien pueda y lo hace de una forma muy puntual. 
Es lo único que me resulta un poco reñido con la realidad, pero me imagino que la autora ha querido poner el acento en el optimismo ya que como ella misma ha dicho: "Esta es una obra sobre resistentes. El primer peldaño para superar la crisis es que puedas seguir viviendo tu propia vida, que no te cambien. A unos personajes les va mejor o peor, pero todos hacen un esfuerzo por continuar siendo lo que eran"






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Comentarios

  1. No sabía que Almudena Grandes había publicado un nuevo libro. Me lo pienso leer sí o sí porque esta autora es una de mis preferidas y nunca me ha decepcionado su lectura.
    Con tu reseña la intención de leerla ya es completa. Sólo añadir que durante años vi a mi madre besar el pan cada vez que se caía al suelo y yo también lo hacía hasta que un día mi hija me preguntó por qué y no supe qué responderle.
    Gracias por ponerme tras la pista de esta novela que pienso leer en cuanto posea un ejemplar.
    Un besote.

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    1. Yo me enteré de la novela porque pillé en la tele una entrevista con Almudena Grandes en la que hablaba del libro. Prefiero los de la Guerra interminable, pero esta novela está bien y, sobre todo, es muy comprometida.
      Recomiendo.
      Besos (sin virus).

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  2. Yo ya me encuentro detrás del libro, interesado en él más que nada porque es una historia que me tocó y me toca vivir. La realidad de una España que siempre fue pobre pero nunca miserable aunque con sus miserias.
    Un libro que hablará de nuestros padres y de nosotros sus hijos seguro que tiene algo que contarnos y traernos a la memoria.
    Muy completa tu reseña Gracias y besos( Aunque no sean en el pan9

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    1. Trae muchas cosas a la cabeza porque yo también besaba el pan y ni se me ocurría poner la barra al revés porque me habían dicho que era pecado. Recuerdo los susurros en la familia cuando se hablaba de ciertos temas, de ciertos familiares, y el afán de ahorrar y no tirar nada de mis abuelos y bisabuela. Ellos lo habían pasado muy mal, pero la dignidad la tenían entera. Se hubieran quedado perplejos de ver cómo se ha vivido en este país hasta 2008.
      Un beso a los dos, Francisco, Kirke, ambas respuestas van para los dos.

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  3. Muy interesante reflexión, que como bien dices, no por repetida pierde su condición de verdadera. Aconsejas la lectura del ensayo de Muñoz Molina. Si me lo permites me sumo a tu consejo, ya que es un trabajo preciso, precioso y certero.
    Gracias por tu reseña, Rosa. Y cómo no por tu blog, que inspira a la reflexión.
    Saludos.

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    1. Gracias por tus palabras. Colorada me voy a poner. El ensayo de Muñoz Molina es demoledor y recuerdo que cuando lo leí, tuve que oír muchas críticas de las que suele recibir el autor. Si hay algo que no se perdona en este país es que se diga la verdad, sobre todo cuando la verdad duele. Pues esta novela es igual de demoledora solo que en ficción (?)
      Un abrazo.

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  4. Me atrapaste con la reseña y sensible como ando desde el viernes, no era para menos. A pesar de que uno tiene que vivir su vida normalmente y como la autora misma describe "continuar siendo", el clima internacional es demasiado estresante.

    Tengo que leerlo.

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    1. Te gustaría mucho esta novela, seguro. Ya sé que andas sensible. Todos por aquí, más o menos, pero acabo de leer tu post en tu blog y veo como se ven las cosas desde un país de América latina que también sufre los envites de su muy poderoso y civilizado vecino del Norte. Me ha parecido muy interesante y allí te he dejado un par de comentarios.
      Si tienes oportunidad, lee "Los besos en el pan".
      Un beso.

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  5. Menuda reseña Rosa, tan bien estructurada como dices que está el libro que, por lo visto, es un fiel reflejo de la realidad , la "no tan pasada" y la actual. Me parece fantástico ese pensamiento de que si olvidamos el pasado construimos un futuro débil (tú lo has dicho mejor), y estoy de acuerdo en que ese optimismo del que habla la autora no es del todo real (claro está, que es una novela). Yo de Almudena Grandes leí dos terceras partes de "Inés y la alegría". No pude acabarlo, se me atragantó por más que intentaba seguir, y al final lo dejé. De este me gusta mucho el título y ahora entiendo lo de besar el pan. Ahí va un par (de besos) para ti ;-)

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    1. A mí es una autora que me gusta. Creo que es muy sincera con lo que cuenta y sus historias además, son entretenidas. La sigo hace mucho y, con altibajos, creo que merece la pena.
      Un beso para ti también.

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  6. Ese excesivo optimismo quizá me frena un poco. A mi me gusta un poco más real, más negra, más pesimista en fin. Un saludo.

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    1. Real, es muy real y retrata situaciones que hemos vivido o han vivido personas de nuestro alrededor o, al menos, hemos oído en los medios de comunicación. Lo que me ha parecido optimista es la reacción de las personas que, para mí y a lo mejor estoy equivocada, peca de demasiado generosa y solidaria. Igual soy yo la desconfiada y malpensada.
      Un abrazo.

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    2. Ya somos dos desconfiados y malpensados.

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  7. Como ya me ha sucedido en otras ocasiones, Rosa, no sé si me gustará el libro, pero me encanta tu reseña :) Creo que tus comentarios y reflexiones son tan amenas que si no trataran sobre un libro, serían igualmente interesantes.

    Imagino que el tema de la crisis inspirará muchos libros en el futuro. No en vano la perspectiva que da el tiempo ha de ofrecer muchas teorías, historias, análisis y también novelas basadas en todo ello. Quizás esta no sea la mejor si resulta muy positiva, por poco realista, pero lo peor lo hemos conocido de primera mano. A lo mejor no está tan mal leer algo con un poco de amable ficción.

    Un beso y gracias por la reseña!!


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    1. Como ya he dicho más arriba, retrata con mucha realidad las situaciones por las que asa mucha gente. Y tampoco es que se resuelvan esas situaciones y las historias terminen de maravilla. Es la, para mí, excesiva solidaridad que retrata lo que me la hace más irreal, pero ella dice que ha basado el libro en su barrio. A lo mejor es cierto y la gente es mejor de lo que yo pienso y lo que pasa es que yo soy muy pesimista respecto al género humano. Por otra parte, tienes razón y no está mal leer cosas que te dejen buen sabor de boca y más confianza en la humanidad en estos tiempos que corren.
      Un beso.

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  8. El libro lo tengo, porque tengo ganas de volver a leer a Almudena Grandes. Intuía que no era un gran libro, su mejor libro. Supongo que ha tenido necesidad de escribirlo, desde las visceras (ella es así), quemada por la crisis y el mundo que le rodea. Quizá esa generosidad y solidaridad excesiva es fruto del deseo, o de acentuar lo positivo, que hace falta.

    Un abrazo

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    1. Estoy de acuerdo contigo totalmente. Se ve que se sintió en la necesidad de decir algo acerca de esta crisis y que desea ese ambiente de solidaridad y compromiso con los demás. Yo creo que, a los que nos gusta la autora, debemos leerlo.
      Un abrazo.

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  9. Una reseña estupenda, Rosa. De esta autora me gusta cómo maneja el lenguaje pero esta novela no me atrae demasiado por el tema que trata, aunque si dices que pone acento en el optimismo quizá no resulte tan dura. Hay momentos para cada libro, y a mi ahora me va más algo más "insustancial", pero me vienen de perlas tus reseñas porque así ya tengo ideas para lecturas futuras.
    Un beso, que tengas una feliz semana

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    1. No es de las mejores novelas de la autora, pero es un testimonio del momento en que vivimos, de lo mal que mucha gente lo está pasando y manifiesta toda la honradez y el compromiso de que su autora suele hacer gala.
      Muy amable por tu comentario y me alegro de que mis reseñas te sirvan.
      Un beso.

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  10. me atrapaste con la reseña saludos :)

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    1. Me alegro de que te haya gustado. Yo prefiero sus novelas sobre la Guerra interminable, pero ésta sobre la crisis es muy sincera y sentida.
      Un abrazo.

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  11. Hola Rosa:
    No había leído tu reseña sobre esta novela. Sí, como te he dicho en mi blog, estoy contigo en el excesivo buenismo que destilan todos los personajes. Como habrás visto en mi reseña a mí me parece esta novela un producto literario con vocación clara de versión cinematográfica cuyas técnicas he querido ver plasmadas en él.
    Como ya dije a mí me ha gustado mucho leerla, quizás por mi alejamiento de años de esta excelente escritora.
    Un beso

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    1. Yo también disfruté mucho con ella porque su maestría escribiendo se deja ver en todo lo que hace, pero creo que ha sido un ejercicio más de militancia, tenía que responder a la crisis y escribir sobre ella porque su compromiso no le permitía obviar el tema. Ahora bien, está por debajo de la mayoría de sus novelas. De "Los episodios de una guerra interminable" desde luego. ¿No los has leído? Para mí el mejor es el segundo "El lector de Julio Verne" que además, no es una novela muy extensa. Te la recomiendo.
      Un beso.

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    2. Hola Rosa:
      Acabo de leer tu estupenda reseña, y de paso, echar un vistazo al resto del blog, que por supuesto, he añadido a mis favoritos. Espero en el futuro pasarme por esas historias que tan buena pinta tienen.
      Sobre Los besos en el pan, poco más que añadir, comparto tus puntos de vista.
      Saludos.

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    3. Me alegro de que te haya gustado la reseña; después de la tuya tan estupenda es un honor.
      ¿Tú no tienes un blog? En tu perfil de Google+ no veo ninguno. Me gustaría visitarlo si existe. De momento, te sigo en Google+. Me encantan los dibujos que tienes con frases de novelas.
      Un abrazo y bienvenido a "Cuéntame una historia"

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    4. Gracias Rosa. Simplemente soy un lector, sin más pretensiones que divertirme con la aventura que supone tener un libro en las manos. No hay tiempo, no hay blog. En el futuro quién sabe, pero no me quita el sueño, hay tantos y tan buenos, que prefiero disfrutar con el trabajo de los demás. El tuyo, por ejemplo, está muy bien.
      También reseñas películas…, he sido un vicioso del cine, pero lo abandoné hace unos veinte años, con la llegada de los multicines, los móviles y las palomitas, ¡si cortan hasta los títulos de crédito! Me quedé anclado en los años noventa. Ahora casi no veo ni televisión, así que nada que decir del cine ni de las series. Y es una pena.
      Nos veremos por aquí.


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    5. Tengo la suerte de que en Santander, además de todos los cines que hay en Centros comerciales, contamos con tres salas en el centro de la ciudad. tres salas a las que a nadie se le ocurriría entrar con palomitas porque además está prohibido. Son salas donde aparte de ciclos de cine de todo tipo, ponen las películas de actualidad uno o dos meses después de haberlas pasado por el circuito comercial y encima son muy baratos. Entre eso y el DVD me mantengo enviciada con el cine y las series.
      Lo de los blogs es cierto: llevan mucho tiempo, pero cuando empiezas, te engancha y quedas atrapado y enviciado también.
      Un abrazo.

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    6. Así es, yo también vivo en Santander. Pero hay otro problema, el hábito, mejor dicho, la falta de hábito, el abandono durante tantos años. Ahora ya me parece imposible ponerme al día, y tengo que reconocer que me he perdido cantidad de buenas historias. En casa tengo varias películas de DVD que he comparado durante los últimos años, películas que considero importantes, y hasta me de pereza desprecintarlas, encender la televisión y sentarme en un sofá.
      Pero están los libros, recientemente con motivo de la lectura de Matar a un ruiseñor, vi en el ordenador la película de Robert Mulligan, con un gran Gregory Peck y una niña maravillosa, sin duda, una buena película, pero que a mi entender, está muy lejos de la novela de Harper Lee, y es que creo que donde esté un buen libro…

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    7. Qué casualidad, también de Santander!! A mí también me da pereza ir al cine. No vivo en la capital por lo que dependo del coche y la perspectiva de tener que aparcar hace que muchas veces se me quiten las ganas, pero procuro vencer la pereza.
      Yo creo que de un buen libro puede salir una película maravillosa o un bodrio, pero también creo que libros mediocres han dado lugar a películas geniales. Opino que son dos medios expresivos diferentes. Matar un ruiseñor (tengo reseña en le blog del libro y de la peli) me parece genial, tanto en libro, como en película.
      Un abrazo.

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  12. Sí, ya me he dado cuenta del detalle de Santander, y visto tu perfil de Google+, te diré además, que muchos días paso por Mortera, esta mañana sin ir más lejos, haciendo deporte en bicicleta.
    Sobre “Matar un ruiseñor”, no niego que sea una buena película, pero los libros, en general, y en este caso se confirma la regla, creo que son mucho más enriquecedores, ofrecen al lector más posibilidades de interpretación.

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