"El laberinto de Dios" Manuel Casanova
Este que ahora traigo aquí me llegó por el Blog de Manuel Casanova, "Equinoccio", del que hace mucho tiempo que soy seguidora.
Hace unos días, Manuel publicó en su blog un capítulo del libro "El laberinto de Dios", del que es autor, y lo leí con enorme agrado, de manera que decidí comprarlo y leerlo por completo.
El acierto no pudo ser mayor porque aparte del tema, sumamente interesante, del capítulo mencionado (el sentido o falta de sentido de la vida y la necesidad de crear dioses y religiones que se lo den), aparecen otros muchos análisis, tan atractivos o más que el anterior. Se habla del origen de Universo, el origen de la vida, la evolución humana, la relatividad y la mecánica cuántica, etc. En definitiva, temas que siempre me han atraído mucho y sobre los que he leído bastante.
Comienza calificando la existencia de Dios como hipótesis sin demostrar comparándola con otras hipótesis, también sin demostrar como la energía oscura.
Evidentemente, la existencia de Dios, Dios mismo, es una hipótesis no demostrada e indemostrable, pero dicho esto ¿se puede comparar con hipótesis científicas como la de la energía oscura, teniendo en cuenta que ambas están sin demostrar? Yo creo que no, puesto que la energía oscura es, más que una hipótesis, un concepto para definir esa energía que hace que el Universo se expanda cada vez más deprisa en lugar de hacerlo más despacio como sería de esperar en un mundo en que toda expansión tras una explosión va disminuyendo y siendo sobrepasada por la Gravedad. Por tanto, la energía oscura responde a la necesidad de explicar una realidad contrastada (expansión cada vez más rápida), mientras que la idea de dios no responde a nada de este estilo.
No obstante, y sin ser creyente, soy de las que piensan, al igual que el autor, que las religiones son muy necesarias. Si no existieran, habría que inventarlas. Y eso hizo el ser humano,
probablemente nuestros primos los neandertales, cuando realmente tales religiones no existían. Las inventaron. Porque ¿qué sería del ser humano, consciente de su mortalidad, si no hubiera inventado un mito con una vida más allá de esta vida? ¿Qué sería de los pobres desgraciados que han vivido a lo largo de la Historia una vida de esclavitud, miseria, dolor, enfermedad y explotación si no tuvieran la esperanza en una Justicia Divina que los compensara de todo eso?
Hay una frase en el libro que Manuel considera una falacia por cuanto supone juzgar con mentalidad de hoy hechos del Antiguo Testamento ocurridos hace milenios: “Dios no existe, pero si existiera sería un malvado”. Yo creo que esa frase es cierta y poco tiene de falacia, pero no por las plagas y crueldades cometidas contra su pueblo, sino por algo que se sale del tiempo y las mentalidades. ¿Cómo se puede hacer al hombre a imagen y semejanza de Dios (es decir, consciente e inteligente) y a la vez no hacerlo inmortal?¿Cómo se puede dejar a una criatura indefensa e inerme frente al gran drama de ser consciente de su propio final ineludible?
Pero, claro, Dios es un mito, y los mitos no son ni crueles, ni malvados, ni nada... nada más que lo que queramos nosotros que sean. Y Manuel nos recuerda que, según los cristianos postmodernos, o los amantes de los mitos bíblicos como yo,
"no estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, sino que hemos hecho a Dios semejante a nosotros". Aunque le hemos dotado de unas características que, si bien no tenemos, entendemos perfectamente y desearíamos tener. Así, "todos los atributos que hemos adjudicado a Dios como omnipotencia, omnisciencia, ubicuidad, bondad suprema, etcétera, son asimismo antropomórficos: son sólo las máximas virtudes y poderes que el hombre ha sido capaz de imaginar".
Posteriormente, la religión fue aprovechada por los poderosos para que les ayudara a contener a los pobres desgraciados a los que explotaba, esclavizaba, etc. Y la religión que había servido para consolar al hombre de su paso fugaz por la vida y, a veces por la miseria, empezó a servir para que el pobre desgraciado se conformara con su desgracia en aras de una redención en el más allá y siguiera enriqueciendo la bolsa y las ansias de poder de los privilegiados porque según Steven Weinberg, citado en el libro, “La religión es un insulto a la dignidad humana. Con o sin religión siempre habrá buena gente haciendo cosas buenas y mala gente haciendo cosas malas. Pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta la religión”. Y así llevamos siglos, desde el comienzo de la Historia (quién sabe si no desde antes), matándonos por un quítame allá ese dios de más o de menos.
Pero no sólo habla el libro de las necesidades humanas de tener una religión y unos dioses. Analiza también las teorías científicas más actuales y se plantea si el Universo en el que nos movemos y, sobre todo, el hecho de que nos movamos, de que haya vida y vida inteligente, puede deberse al mero azar o es necesario un diseño que lo realice. Unas teorías indemostrables, pero perfectamente formulables matemáticamente, como el autor nos recuerda. Tan matemáticamente formulables que pueden llevarnos a la idea de que las matemáticas son Dios. Y es que "las matemáticas se acomodan tanto a la irrealidad como a la realidad de cualquier cosa"
Al final va a resultar que Dios está contenido en la Ciencia, es parte de la Ciencia: "La mecánica cuántica no es más que un algoritmo. Úsela. No se preocupe, funciona" ¿Será tal vez Dios ese algoritmo que funciona? ¿Será una propiedad emergente del complejo sistema al que llamamos Universo, como tal vez lo sea la vida? ¿Será una de esas consecuencias impredecibles que acompañan a todo sistema caótico?
No lo sé y, realmente, no me importa. El Universo es maravilloso en sí mismo. Lo es su origen, lo es la aparición de la vida, lo es una deformación del tejido espacio-tiempo en la que giramos todos y que Einstein llamó Gravedad. Lo es que nuestras partículas atómicas se hayan generado en estrellas que después explotaron como Supernovas contaminando su alrededor con los elementos formados en su interior. Lo es que haya surgido un ser pensante, consciente y agobiado de angustia por su final inevitable.
Y lo es mucho más aún, si todo eso se debe al azar, a unas leyes físicas que, en gran medida aún desconocemos, pero que cada vez vamos penetrando más.
Cómo decía Sabina hablando de Dios "llámalo x me parece bien, llámalo energía, mejor todavía".
Yo creo, como decía el personaje de su canción que "es de cajón que algo tiene que haber", pero, para mí, ese algo se llama Física. Dios está escondido entre las ecuaciones de Einstein, porque ¿dónde mejor encontrar a Dios que en una ecuación tan bella (E=mc2) que en su simplicidad es capaz de explicar el funcionamiento del Universo?
Manuel no da respuestas. No las tiene como nadie las tiene, pero él tiene la humildad y la valentía de reconocerlo. Su libro no soluciona dudas, pero plantea interrogantes, hace reflexionar y ese es su valor porque reflexionando puede que no nos acerquemos más a la verdad, pero estaremos más cerca de ser mejores personas.
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Hola,
ResponderEliminarWao, está si que es una reseña bastante completita, la verdad es que cuando empecé a leerla no me llamaba mucho la atención, pero a medida que has ido comentando lo que pensabas, me ha gustado, aunque no tanto para hacerme con el y leerlo, aunque haber si cambio de opinión al leer otras reseñas.
Muchas gracias por la entrada,
Besitos!
Si te ha gustado la reseña, el libro te gustará más. Todo lo que cuenta es muy interesante si te gustan esos temas.
EliminarGracias por tu visita y comentario
La mayor ambición de quien escribe -novela, ensayo, poesía-, no es ser leído, sino ser comprendido. Después de leer tu reseña de mi libro, Rosa, sé que lo has comprendido (o me has comprendido a mí)y te integras en un grupo no muy extenso de personas. No me corresponde a mí añadir nada más. Son los lectores de tu blog los que tendrán que decir sus opiniones. Yo solo puedo estar contento de que mi libro haya sido comentado en un blog tan prestigiado como el tuyo. Gracias.
ResponderEliminarSi te ha gustado mi reseña, me sentiré enormemente halagada. No siempre se tiene la oportunidad de que te lea el autor y, menos de que te alabe por la reseña. Mi blog y yo nos sentimos orgullosos de que te encuentres entre nuestros seguidores. El libro me ha gustado mucho. Lo he leído muy a gusto y me ha hecho pensar muchas cosas. Muchas gracias por todo y felicidades por ser su autor.
EliminarUn beso.
Con la boca abierta me dejas, Rosa. No sé si el libro me gustaría, que imagino que sí, pero tu reseña me encanta. Planteas tantas cuestiones, que son a priori tan complicadas, con tanta fluidez, que esté o no de acuerdo contigo es un auténtico placer leerte.
ResponderEliminarYo diría que salgo de aquí enriquecida a nivel personal y sin duda que mi admiración por tí ha aumentado, si eso cabe.
Un fuerte abrazo y GRACIAS!!
Gracias Julia. Te garantizo que el libro te gustará porque plantea todas esas cosas y más con la suficiente sencillez para que se puedan entender. Mi formación en esos temas es totalmente autodidacta. Al ser profesora de Secundaria de Biología, he tenido que meterme en esos asuntos (o he querido hacerlo porque otros compañeros se limitan a lo que ponen los libros de texto) y como me gustan mucho, he leído lo que he podido y lo que ha estado a la altura de mis conocimientos que son muy escasos pues en la carrera, no se trataron para nada. Todo este rollo para decirte que no soy una experta ni mucho menos y que el libro de Manuel es asequible sin grandes conocimientos científicos o filosóficos.
EliminarMuchas gracias por tu comentario que me ha hecho sonrojar.
Un abrazo.
Tampoco yo soy de leer muchos ensayos y, cuando lo hago, me decanto por los de divulgación científica. Pero éste del que hablas me ha parecido muy interesante; así que ya va siendo hora de abandonar por unos días la novela policiaca y leer algo más serio (ojo, que las policiacas me parecen muy serias y reales como la vida misma).
ResponderEliminarEnhorabuena por el primer año del blog. Un beso
Este ensayo tiene de todo. Aparte de revolver en la historia de las religiones y su necesidad, etc, tiene una parte científica (por algo el autor es médico) donde se habla de todos esos temas de física que tanto nos gustan y que tú, como física que eres, dominas mucho mejor que yo. Te recomendaría que lo leyeras. No es muy largo y se lee muy bien.
EliminarUn beso.
Me gusta tu reseña, Rosa. Refleja muy bien el valor del libro de Manuel Casanova. El autor nos lleva de un lado a otro, caminando por el sendero curioso de un detective. No puede dar soluciones. No llegamos a saber quién es el asesino. Ni siquiera, si se ha cometido un crimen. No hay respuestas, pero revuelve en la hojarasca de los indicios. Es un libro que engancha. Cuesta dejarlo. Y, como bien dices, al final nos quedamos igual, en el mismo punto de partida, con todas las dudas a cuestas; pero nos ha hecho reflexionar durante todo el paseo en común. Es una lectura muy interesante y eres una gran lectora.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado la reseña a ti que también lo has leído. Tienes razón en que es como una novela policíaca (se lee igual de bien), sin asesino y puede que ni siquiera crimen (salvo los numerosos cometidos en nombre de cada dios), pero lees y te entretienes y reflexionas y disfrutas mucho. No íbamos a pretender encima que Manuel nos resolviera los problemas eternos de la humanidad.
EliminarUn abrazo.
Rosa, no serás de leer ensayos pero creo que sí puedes ser de las que los escriben. ¡Madre mía, qué reseña!
ResponderEliminarCreo que has reflejado una inquietud que a mi parecer es una característica común en los que nos dedicamos, de una manera u otra, a la ciencia.
Los "científicos" nos basamos en la experimentación; sólo existe lo tangible, lo que se puede demostrar. Por eso Dios se nos presenta tan "difícil". Si partimos de la premisa de que existe hay cosas que no tienen sentido y si partimos de la premisa contraria hay muchas preguntas que no tienen respuesta (¿aún?). 'Habemus' dilema.
Yo, de momento, me voy a buscar el libro de Manuel porque creo que me va a gustar su exposición y además me llama mucho la atención todo lo que relaciona ciencia y creencia.
Un beso.
Sobre todo los científicos que tenemos aficiones no científicas. Yo siempre digo que soy una científica de letras. Es muy completo el asunto porque la Ciencia nos da una visión del mundo que nos transmite humildad. A veces la gente de letras tiende a pensar en el ser humano como el no va más de la evolución y el avance. La ciencia te pone en tu sitio: somos polvo de estrellas combinado para formar un primate.
EliminarBueno, no voy a escribir otro ensayo que ya lo hizo Manuel mucho mejor.
Un beso.
A mí siempre me ha gustado leer ensayos (siempre que no sean muy extensos porque en estos me acabo perdiendo), y creo que éste de Manuel Casanova me gustaría. El título del libro (y tu acertada primera imagen) lo dicen todo.
ResponderEliminarMe ha llamado especialmente la atención (quizás por sonar fuertecito) lo de que "Dios no existe, pero si existiera sería un malvado", en contraposición a todo lo que la religión nos ha venido contando de que es misericordioso y se apiada de nosotros, etc etc (iba a poner bla bla bla, pero he querido ser respetuosa). Yo siempre he querido creer que es así, pero con las cosas que vemos como para no tener dudas.
Sí tengo claro que ella, la religión, hace daño inculcando conceptos como el pecado o la mala conciencia en caso de no obrar bien, pero ¿de qué sirve que nos los metan desde pequeños hasta en la sopa si sólo (encima) se consigue atormentar con ellos a las personas buenas?
En fin, que me pongo yo a filosofar también y sobre este tema de Dios que toca el ensayo que tan buena pinta tiene, ¿sabes que creo? que ya podemos hacer hipóteis y conjeturas (que, por otro lado, me encantan) pero NUNCA lo vamos a saber.
Como tú has dicho magníficamente Dios está escondido entre las ecuaciones de Einstein. Mañana le preguntaré a mi jefe que es matemático ;-)
Pd: Un post muy chulo Rosa, coincido con Kirke en que deberías escribir ensayos. Y la ranita en el gadget de "Subir" también ;-)
Gracias, Chelo, por tus palabras. Lo de escribir ensayo se me daría mejor que la novela porque carezco de imaginación, pero prefiero dejárselo a los expertos y seguir opinando de lo que otros escriben. Un poco de morro, pero qué se le va a hacer.
EliminarSon temas que nunca resolveremos, pero yo sin Dios, estoy muy bien (salvo que esté camuflado en Einstein o algo así, no lo necesito ni lo echo en falta). Tampoco es un tema que me preocupe, más allá que como un mito al que dar interpretaciones literarias.
Por fin, conseguí poner una ranita en lo de "subir". Como ves, en lugar de simplificar, lo voy decorando. No puedo reprimirme.
Un beso.
¡Vaya reseña!¡Enhorabuena! No serás de letras pero lo bordas. Se nota que ha sido un libro de lectura impactante con un tema trascendente como laberíntico.
ResponderEliminarLos hombres desde sus comienzos hicieron a su dios a su imagen y semejanza, eso está claro. Deificaban a todo lo que consideraban superior a ellos mismos: El rayo, el trueno ,el fuego. el bosque, la naturaleza, a ciertos animales...
En cuanto el hombre iba superando esos estadios de conocimiento sobre las cosas y los elementos y por medio de observación y más tarde con el estudio y la reflexión dominaba y comprendía todo aquello que él admiraba y de lo cual se asombraba entonces se fue haciendo agnóstico científico.Pero siempre nos quedará la duda. Siempre se nos ha dicho que dios está en todas las cosas de la creación hasta en las matemáticas y naturalmente en la física y la biología y en el ser humano que actúa en conciencia y con coherencia y buenos sentimientos.
Si dios no existe, es el hombre ese malvado ser que manipula a otros seres, amedrentándolos con fuegos eternos y demonios malhadados que lo atormentarán eternamente.La religión ha hecho y hace mucho daño, la fe es cosa diferente y esa no hay que perderla nunca.
Desde aquí mi enhorabuena al autor por haber sabido plantear preguntas cuyas respuestas no encontraremos por estos lares, cuyos laberínticos pasajes nos confundirán hasta el fin de nuestros días.
Un abrazo para ti y otro para Manuel Casanova.
Un placer leerte.
Razón tienes. A unos siempre les quedará París y a otros siempre nos quedará la duda. Una duda vivificadora de las que te mantienen en vilo, despierto en la incertidumbre, anhelante de acercarte a la verdad, pero sin llegar nunca porque ¿qué sería de nosotros llenos de certezas?. Yo prefiero seguir naufragando en la duda y saliendo airosa en alguna isla paradisíaca.
EliminarUn beso.
Hola Rosa:
ResponderEliminarTu reseña es fantástica y muy sincera. Trasluce tras ella la científica que la está escribiendo. Mientras la leía me decía a mí mismo: "es curioso cómo dos mentes científicas, la de Manuel Casanova, médico, y la de Rosa Berros, coincidiendo en muchas cosas difieren en otras". Siempre he pensado que los médicos -Manuel es cardiólogo- son quienes están más cerca del secreto de la Vida, de la Verdad de lo que ella sea, de Dios si es que existe. En cierto sentido ellos son también casi dios en su sus negociados respectivos.
Creo que el libro de Manuel es interesante pues el tema por muy conocido que sea acompaña al hombre desde sus orígenes y aunque la Ciencia no lo puede considerar por no tener explicación racional sin embargo es consustancial al ser humano recurrir a este ente, fuerza cósmica o lo que sea, cuando somos conscientes de nuestra insignificancia en el universo.
Bufff, me ha pasado lo mismo que a Chelo, que a lo tonto a lo tonto me pongo a filosofar yo también.
¿Qué decir para finalizar? Pues que si un libro genera tal serie de extensos comentarios es que algo hay en él que a todos nos interesa. Por eso, Manuel (gracias, Rosa, por descubrírnoslo) voy a hacerme con él.
Un fuerte abrazo a los dos, el autor y la comentarista de la obra
La verdad es que hoy en día la Ciencia puede explicar todo de manera racional. A mí me faltan muchas explicaciones, pero es ignorancia mía, no de la Ciencia. El libro de Manuel lo que tiene es que es muy humano, sin dejar de ser científico.
EliminarEl origen del Universo y de la vida; la evolución del ser humano desde el simio hasta el hombre, son asuntos que tienen una perfecta explicación científica, pero a la vez mucha poesía y mucha filosofía, por eso los científicos que amamos la literatura y la filosofía podríamos estar hablando de estas cosas horas y horas. Y disfrutando como tontos.
Un beso.