"Suave caricia; las muchas vidas de Amory Clay" William Boyd

Amory Clay en 1928
Hace muchos años que sigo al autor británico, nacido en Ghana, William Boyd; exactamente desde que lo descubrí con una novela de esas que compras por intuición, porque te gusta el título, sin saber nada del autor y que te enamora nada más empezarla. Corría el año 1991 y el libro era "Como nieve al sol". Allí quedaba inaugurado el idilio que continúa a día de hoy, aunque he de decir que el poco tiempo y lo mucho para leer ha hecho que aún tenga dos o tres novelas suyas pendientes. 
En "Suave caricia", el autor nos cuenta la vida de la fotógrafa Amory Clay, y lo hace en primera persona como si de una autobiografía se tratara.
"Ahora que lo pienso, hubo un error el día que nací"Amory Clay nació el 7 de Marzo de 1908 y el error consistió en que el anuncio que su padre insertó en el Times de Londres por indicación de su mujer, rezaba: "«El 7 de marzo de 1908, Beverley y Wilfreda Clay tuvieron un hijo varón, Amory.»". Amory se ha preguntado muchas veces a qué se debió ese error; si tal vez su padre deseaba un primogénito varón y si "fue por eso que más tarde intentó matarme".
Pero eso fue más tarde, aunque se nos anuncie desde el principio. Antes vivirá su infancia en la casa familiar de Beckburrow, llegarán otros dos hermanos; su padre, B. V. Clay, escritor de relatos cortos citado en Oxford Companion to English Literature, alcanzará el éxito con (en palabras de
Amory Clay con su padre
la citada publicación) 
"«La bendición de la belladona». La dramatizó Eric Maude (vid.) en 1906 y se representó durante más de tres años, llegando a las mil representaciones en el West End londinense". Su madre, Wilfreda Clay (de soltera Reade-Hill), no se caracterizaba por ser especialmente cariñosa ni maternal, y no parece haber jugado un papel excesivamente importante en la vida de Amory.  
Una vida que se puede decir que empieza realmente el día de su séptimo cumpleaños, cuando su tío Greville, hermano de su madre, fotógrafo de sociedad, le regala una cámara. Ese día hizo su primera foto y sintió que "tenía en mis manos el poder de detener el tiempo, o eso imaginaba". (Pero nadie
Primera foto de Amory,
7 de marzo de 1915
puede detener el tiempo, tan solo engañarse con esa vana ilusión, como bien podrá comprobar por sí misma a lo largo de su vida).

A partir de entonces, Amory tendrá dos amores, la fotografía y su tío Greville. El amor por la fotografía le durará siempre. De desengañarla de su amor por él se encargará Greville años más tarde.
Tras una infancia pasada en un internado, a pesar de que le proponen una beca para Oxford, decide dejar de estudiar y dedicarse a la fotografía. No encuentra mucha oposición en la familia. Su padre ha vuelto demasiado trastornado de la Gran Guerra, como para preocuparse por los gustos profesionales de Amory, y su madre muestra el desapego habitual y no pone trabas a sus deseos. 
Empieza a trabajar de ayudante de su tío fotografiando fiestas y eventos sociales, y se traslada a vivir a Londres.
A partir de entonces la vida de Amory se precipita a velocidad de vértigo. Como fotógrafa recorrerá un camino que la llevará a lugares a los que nunca pensó que pudiera llegar. Estará en el Berlín de finales de los años veinte y conocerá el mundo de los cabarets y la prostitución, el auge del nazismo y las relaciones de pareja poco convencionales, totalmente alejadas de la estirada y encorsetada sociedad londinense. Vivirá en Nueva York a principio de los treinta y trabajará para la revista Global-Photo-Watch. Un revés amoroso la llevará a Méjico. Volverá a Londres como directora de la sección inglesa de la revista y asistirá a las marchas de los camisas negras de la BUF (Unión Británica Fascista). Cubriendo una de estas marchas, participará en la Batalla de Cable Street, donde sufrirá un percance que marcará en gran medida su futuro. Volverá a Nueva York; regresará a Inglaterra para asistir al escenario de la Segunda Guerra Mundial en la que participará como corresponsal en Londres y, como fotógrafa, recorrerá los frentes del continente. El final de la Guerra y los primeros años de la posguerra la encontrarán en París donde conocerá el amor y la decepción. 
Tras un paréntesis en el que se dedica a su vida privada y abandona la fotografía, retomará su trabajo, ya con cincuenta y nueve años para cubrir, de nuevo como fotógrafa, la Guerra de Vietnam. Allí se encontrará de nuevo con los combates y con secretos de Estado de los que sale bien librada por su prestigio y su linaje. "Cada vez estoy más convencida de que [...], en alguno de mis viajes habría entrado misteriosamente a formar parte de la categoría de Desaparecidos en Combate [...]. Otro fotógrafo imprudente que cae buscando una primicia [...]. Mi título y el hecho de que Frank Dunn me conociera y hubiera servido con Sholto en la guerra me salvaron la vida"
"Piloto en su hamaca". Portada
en tres revistas
Pero de su aventura en Vietnam sacó algo más aparte de poner en peligro su vida de varias maneras: sacó una fotografía que "fue portada en tres revistas, y se publicó  en más de cuarenta periódicos y revistas de todo el mundo"; otra cuyos derechos vendió para decorar camisetas por mil dólares y un dos por ciento de las ventas, y que salía sobre una leyenda que decía «Never Too Young To...» y una tercera, "La Confrontación", que ganó el premio Matthew B. Brady de fotografía de guerra y que según su autora "es una foto mala, mal encuadrada". Además de ello, publicó un libro, "Vietnam mon amour" (Frankel & Silverman, 1968) con fotografías de la vida cotidiana de los soldados en sus campamentos y cuarteles, en los momentos de descanso entre combate y combate.
Never Too Young To...
 
La Confrontación.







A la vez que Amory nos cuenta su pasado, va relatándonos su presente mediante un diario escrito en la isla de Barrandale, Escocia, donde vive en 1977, con sesenta y nueve años y con la única compañía de su perro, Flam. Y a medida que avanza, su pasado se terminará encontrando con su presente, avanzando ya juntos hacia el futuro para darnos una imagen completa de la vida de esta mujer valiente que fue pionera en muchas de las actividades que emprendió. No solo fue fotógrafa en un momento en que ese era un trabajo puramente masculino, sino que también fue una de las primeras periodistas de guerra, una de las primeras en recorrer los frentes y en ser herida en una misión. Su vida amorosa tampoco tiene nada de convencional. Tuvo varios amantes a lo largo de su vida lo que para una mujer inglesa nacida en 1908 es, cuando menos, poco habitual.
Esta es la interesante "autobiografía" que nos relata William Boyd, pero cuando se acude a Google para saber algo más acerca de Amory Clay porque su vida nos tiene fascinados y queremos conocerlo todo de ella, de los episodios que vivió y de cómo los vivió ella en particular, nos encontramos con que todas las páginas que aparecen nos remiten a esta novela de William Boyd porque Amory Clay no es más que un personaje en una novela, un personaje magistralmente relatado, una biografía perfectamente documentada; y nos preguntamos de quién son las fotografías que hemos ido viendo a lo largo de todo el libro y que nos cuesta creer que sean de alguien distinto de Amory Clay.
William Boyd es un mago de la narración que ha hecho su magia ante nuestros asombrados ojos. Como la hace con cada novela. Es uno de los autores con más registros que he conocido; cada una de sus novelas tiene muy poco que ver con las demás. La anterior a esta se titula "Solo. Una novela de James Bond" y, como su título indica, es sencillamente, una aventura de James Bond que podría haber escrito el mismísimo Ian Fleming.
Recomiendo mucho este autor a quien no lo conozca; recomiendo cualquiera de sus novelas, y recomiendo esta su última novela porque, aunque Amory Clay es sólo un personaje más, es una mujer que vivió la vida intensamente; tal vez su deseo de demostrarle a su padre que para nada necesitaba un hijo primogénito varón porque ella podía hacer cualquier cosa que hiciera un hombre y, posiblemente, mejor, la llevó a vivir la vida con una intensidad que pocas personas, hombres o mujeres, han llegado a experimentar porque si la vida "no te ofrece el más mínimo consuelo, si no saboreas nada, ni siquiera lo más insignificante que el planeta y tus semejantes te pueden ofrecer, entonces mi opinión es que no tiene sentido continuar. Como me dijo una vez Charbonneau: es el momento de tomarte la pastilla de cianuro", aunque a veces...

Comentarios

  1. Gracias por la recomendación ROsa. Este libro me apetece mucho y mientras leía la reseña me preguntaba si el personaje de Amory era real.. ya veo que no.

    A estas alturas de mi vida sólo deseo leer material que me diga que las mujeres somos fuertes y emprendedoras; que somos valientes y que podemos ponernos a la altura de cualquier situación. En mi vida personal me he dado cuenta que mientras leo este tipo de libros más me entusiasma saber que no soy un bicho raro; que hay que luchar para no ser la víctima pero sin convertirnos en victimarias; que aunque en el amor no haya tenido suerte, hay muchas otras cosas que me reportan satisfacciones y no estoy hablando solo de mi hijo pues es natural y no requiere mucho esfuerzo que una madre quiera a su cría, sino ese tipo de satisfacción que con mis principios, decisiones y metas puedo procurarme a mí misma.

    Bravo por el autor que logre escribir tan bonito de una mujer, aunque sea de mentiritas.

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    1. Es una mujer verdaderamente admirable... aunque no sea más que un personaje de novela. William Boyd es un escritor muy recomendable y esta novela sorprende porque realmente, parece una autobiografía.
      Un beso.

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  2. Entonces Amory es un personaje ficticio? Vaya imaginación! Mientras lo contabas siempre pensé que era un personaje real. O era una autobiografía de Boyd? No me ha quedado muy claro. En cualquier caso, siempre me han llamado la atención vidas tan intensas, aunque luego miras la tuya y siempre empequeñece un poco, o mucho. Un saludo

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    1. Es totalmente un personaje ficticio. Lo dice el propio autor al final del libro, incluso dice que las fotos son de su colección personal, salvo una o dos. Es increíble lo bien hecho que está y todos los detalles empleados para hacer parecer una autobiografía lo que realmente es una novela de pura ficción.
      Un beso.

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    2. Me lo pasé muy bien leyendo "Tormentas cotidianas" y "Esperando el amanecer", del mismo autor. Me has animado a leer ésta.

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    3. Yo he leído casi todas las novelas del autor y me gustan muchísimo. Esta te gustará.
      Un beso.

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  3. Rosa, me ha encantado esta reseña. La he leído con muchas ganas, primero, porque hace muchos años leí de William Boyd varias novelas, por cierto, muy divertida alguna de ellas. Luego, no sé por qué, me olvidé de él. Pero ahora me lo has hecho muy presente con esta reseña. Me encanta la fotografía e imaginarme una novela sobre la vida de una fotógrafa, tanto si es inventada como real, me resulta muy atractiva. Buscaré el libro y desde que pueda lo comenzaré. Muchas gracias.

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    1. Es un autor genial Yo también estuve un tiempo alejada de él. Van viniendo otras lecturas y autores y algunos se nos olvidan. Los últimos tres años me he puesto al día de nuevo y he leído casi todo lo que tenía pendiente.
      Creo que esta novela te puede gustar mucho.
      Un beso.

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  4. Grandísima reseña: ya estaba buscando información sobre Amory Clay antes de acabar de leerla!!, jaja. Fascinante el juego que propone Boyd, lo tiene todo para gustarme. Como Ángeles, también te agradezco la recomendación. Saludos.

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    1. Hasta yo busqué información de algunos personajes que salen porque, a pesar de saber que era ficción, me parecía mentira que llegara a tanto. Es admirable hasta qué punto ha conseguido que parezca verídico. Me alegro de haberos proporcionado una buena información.
      Un beso.

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  5. Me tocó este libro en un sorteo pero no me atrevo a meterle mano porque no me van mucho las "autobiografías", aunque sea ficticia. Besos

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    1. Yo tampoco soy de autobiografías, pero la verdad es que esta novela me ha resultado muy interesante.
      Un beso

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  6. Pues es una pena que no existiera de verdad, porque creo que mujeres corresponsales de guerra, o fotógrafas de guerra, son muy raras y ese aspecto me había atraído mucho.
    Ahora tiendo a pensar que en determinados sectores muy 'masculinos', como puede ser una guerra (desde el punto de vista estrictamente bélico, no lo que lo rodea), las mujeres no tienen cabida, simplemente no las dejan participar.
    Estupenda reseña, leyéndote también me he quedado prendada de Amory.
    Un beso.

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    1. Es una pena que no exista de verdad porque es un personaje de lo más atractivo. Pero es maravilloso que no exista y, a pesar de todo, haya salido una biografía tan redonda.
      Un beso

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  7. Ohhh! Menuda maravilla! A medida que iba leyendo tu reseña estaba más atrapada y al leer que se trataba de un personaje ficticio no he podido más que aplaudir al autor por su originalidad. Me encanta. Ya habia leído algo de Boyd y me gustó mucho, así que sin duda me llevo esta novela también. Un saludo!

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    1. Sí, lo que emociona es lo bien trabado que está todo para que parezca una biografía, aunque cualquiera que haya indagado un poco sabe que no lo es, pero vas leyendo y te vas quedando alucinada de lo mucho que lo parece, con las fotos, todas con su pie con la fecha y personas que aparecen, las notas... En fin una novela digna del genial autor que es.
      Un beso.

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  8. Rosa no conocía ni he leído nada de este autor, pero lo voy a resolver muy pronto porque me ha enganchado tu reseña, de hecho ya me lo he apuntado para leerlo.

    Me ha parecido muy interesante esa autobiografía tan real y me parece un gran mérito por parte del escritor hacerla tan creíble.

    Ya te comentaré.

    Un beso guapa

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    1. A mí me encanta este autor. Lo sigo desde hace mucho tiempo. Creo que te gustará. Tiene novelas muy distintas, pero todas muy buenas. Ya me contarás.
      Un beso.

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    2. Hola de nuevo,
      He empezado a leerlo y me està gustando mucho, el ritmo de la novela no se hace nada pesado a pesar de ser autobiográfico, un muy buen descubrimiento.
      Besos guapa

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    3. Me alegro muchísimo de que te guste. Yo no suelo leer biografías ni autobiografías, pero este libro no aburre nada.
      Un beso.

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  9. ¡Ya lo creo! que el autor debe ser de los buenos, cuando se inventa un personaje de tal manera, que solo investigando sobre él te lleva a darte cuenta que es ficticio, que en realidad no existe.
    De todas las formas dicho personaje femenino tan emprendedor y avezado, tan obstinado y pertinaz para emprender y conseguir los logros ansiados a pesar de la contraposición de los dichosos hombres empeñados en poner cortapisas y zancadillas a las mujeres; existen, como sobre el que nos cuenta Kirke en su blog, o la aviadora y aventurera llamada Amelia Earhart o la novelista Jane Austen. Muchas mujeres son parangón y ejemplo para una sociedad saturada de testosterona.
    Besos

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    1. El autor es de los buenos. A mí me entusiasma porque cada novela suya es una nueva sorpresa. Nunca sabes de qué va a tratar, en qué lugar del mundo o en qué época. Es muy bueno. Y a lo que parece, nada machista.
      Un beso.

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