Entradas

Mostrando entradas de junio, 2025

"La muerte ajena" Claudia Piñeiro

Imagen
«Siempre creyó que a cada persona el destino le tiene reservado uno o dos en la vida. Ni más, ni menos. Más sería un exceso. Menos, un tedio. Y a ella no sólo la había abandonado su padre en la adolescencia, sino que un cáncer fulminante se había llevado a su madre, un tiempo después, cuando Verónica tenía apenas veintitrés años. Dos terremotos. Así que, en esta mañana, en la que amanece como cada día, su cuota de catástrofes personales se encuentra cubierta. Y en cuanto al tedio, aburrida no está. O sí, pero no es consciente. Para más confusión, si cabía alguna posibilidad de advertir el peligro, esa posibilidad se termina de esfumar cuando los rayos de sol empiezan a tomar altura y rebotan contra los últimos pisos de los edificios más altos de la ciudad, del otro lado del parque. Esa luminosidad, Verónica cree, le promete un día perfecto». Pero es un día en el que aún le puede caer encima otro terremoto porque aunque ella no lo sepa, la cuota de terremotos a los que está sometida ...

Tres eran tres 44

Imagen
La entrega cuarenta y cuatro de Tres eran tres nos trae a tres autores españoles que recomiendo sin dudar. Dos de ellos ya son viejos amigos de este blog y de mis lecturas. Empar Fernández viene con  otra novela policíaca protagonizada por Mauricio Tedesco. Guillermo Galván nos ofrece la tercera entrega de su tetralogía sobre Carlos Lombardi, ambientada en 1942 sigue siendo tan interesante como las novelas anteriores de la serie. Mónica de Cristóbal es la autora desconocida que acabo de descubrir. Esta es su primera novela para adultos, aunque ya tiene un buen bagaje en literatura infantil. En esta novela, la tercera en la que participa, el inspector Mauricio Tedesco adquiere un protagonismo que no había tenido en las dos anteriores, Será nuestro secreto y El miedo en el cuerpo .  Estamos en una noche lluviosa en Barcelona. Hay un accidente de tráfico en el que un coche, a toda velocidad, se salta un semáforo y embiste a un taxi. Después abandona el coche de alta gama que co...

"Abril encantado" Elizabeth von Arnim

Imagen
«Y resultaba tan asombroso sentir esta dicha total, ya que allí estaba, sin hacer ni tener la intención de hacer una sola cosa desinteresada, sin ir a hacer nada que no quisiera hacer. Según todas las personas que había conocido a lo largo de su vida, habría debido tener por lo menos remordimientos. No tenía ni un remordimiento. Algo fallaba en alguna parte. Era asombroso que en casa hubiera sido tan buena, tan terriblemente buena, y sólo hubiera conseguido sentirse atormentada. Allí los remordimientos de todo tipo habían sido el pan suyo de cada día; molestias, dolores, desalientos, mientras ella mantenía una generosidad constante. Ahora se había desembarazado de toda su bondad y la había abandonado como una pila de ropa empapada, y lo único que sentía era alegría. Se había despojado de la bondad, y disfrutaba de su desnudez. Estaba completamente desnuda y exultante. Y allí, alejado en la bruma borrosa de Hampstead, estaba Mellersh enfadado». El párrafo con el que abro esta entrada...

"El dragón negro" Fernando Benzo

Imagen
Cinco cadáveres. La habitación apenas llegaba a los treinta metros cuadrados. Estaba en la parte trasera de una nave industrial, en el polígono Polvoranca, a poco más de doce kilómetros de Madrid. Había una mesa con cuatro sillas en el centro, unos archivadores a un lado y un único ventanuco en lo más alto de la pared del fondo. Y cinco cadáveres. Los mataron con unos segundos de diferencia. No supieron que iban a morir. No tuvieron tiempo ni para sorpresas, ni para lamentos, ni para hacer preguntas. Ninguno gimió o gritó o llegó a hacer ademán de defenderse. Entraron dos hombres. Abrieron la puerta de una patada y dieron un paso al frente. Misma altura, mismos vaqueros y camiseta negros, mismos pasamontañas cubriéndoles la cara. Mismos fusiles AK-47 en las manos. Cinco inexplicables cadáveres. Rumanos. Dos asesinos un tanto torpes, al menos uno de ellos que se quitó el pasamontañas antes de tiempo, lo suficientemente antes como para que una mujer le viera la cara. « Cuando le p...

"Los siguientes" Pedro Simón

Imagen
El padre niño empezó con la muerte de mamá. Si hoy me preguntaran que cuándo arrancó la cuenta atrás, diría que fue justo entonces. Fue morirse mamá hace ya ocho años y comenzar a hacerlo papá. Como si en el viejo dique se hubiese abierto una vía de agua y algo se resquebrajara sin remedio. Poco a poco. Rendija a rendija. Gota a gota. Chop-chop-chop. Gotas que iban haciendo gotera. Gotera que iba haciendo charco pequeño. Charco pequeño que iba haciendo charco grande. Así, hasta empantanarlo todo: su forma de manejarse en el día a día, la alimentación, la manera de vestirse, el aseo más básico, la memoria […] Dejó hasta de leer, ese hombre que tragaba libros como si fueran polvorones dejó de abrirlos. Se quedó sin ventanas por las que asomarse. Mi madre niña también empezó con la muerte de papá. En realidad, ya había empezado antes, pero la presencia de mi padre era como un muro de contención que ayudaba a enmascarar los hechos. Eso y el que él no nos contara nada, discreto y calla...