Basado en hechos reales II
En 1981, quien entonces era mi pareja tuvo que pasar el verano
haciendo lo que se llamaba el campamento de la mili en un CIR cercano a la
ciudad en la que ambos vivíamos y estudiábamos. Quien haya tenido que hacer
aquel servicio a la patria sabrá de lo que hablo y quien no haya tenido el
dudoso privilegio no lo sabrá y eso que gana.
Durante aquellos meses, hizo amistad con un chico de
Valladolid que también estudiaba Biología y éste, Miguel se llamaba, le enseñó
a identificar estrellas y constelaciones. Mi pareja solía compartir sus conocimientos
conmigo. O al menos lo intentaba. Igual trataba de enseñarme a identificar los pájaros
por su canto que las estrellas que Miguel le había enseñado. Fue así como yo
también pude distinguir Orión, las Pléyades, Casiopea…
Muchos años después, cuando ya no era mi pareja, pero seguía
siendo, lógicamente, el padre de mi hijo, murió. Se nos fue como del rayo (el poeta
dixit) en cuatro días (contados). No sé a qué estrella decidiría viajar, ni
siquiera si lo hizo, pero cada vez que miro al cielo nocturno no puedo dejar de
recordar que si conozco tres o cuatro constelaciones a él se lo debo. Como muchas otras cosas.
207 palabras
Con este micro colaboro en el reto de noviembre de 2025 de El tintero de oro. Este microrreto tiene como tema las constelaciones y lógicamente, consiste en escribir un relato de 250 palabras como máximo inspirado en ellas.




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