"Hasta aquí hemos llegado" Petros Márkaris

Kostas Jaritos, su mujer, Adrianí, y su hija y yerno, Katerina y Fanis, ya son de la familia. Entraron a formar parte de ella no hace mucho, exactamente en noviembre de 2011, cuando leí la primera, y ya su autor había sacado a la luz una media docena de entregas con el comisario como protagonista. Enseguida me puse al día y hace ya unas tres o cuatro novelas que las leo a medida que salen a la venta. Y siempre las espero con gran ilusión.
Kostas Jaritos en un hombre de mediana edad y ya no recuerdo si se le describe físicamente (es probable que se haga en la primera novela), pero sea como sea, yo lo imagino de estatura media, tirando a bajo, un poco pasado de peso, algo calvo y desastrado en el vestir. 
En sus primeras historias, se pasea por Atenas en un viejo Mirafiori tan desastrado como él mismo. Más tarde, hace varias novelas, con la crisis ya instalada en Europa, decide cambiarlo por un coche nuevo que le dé menos problemas y se decide, a instancias de su yerno, por un Seat Ibiza "Por solidaridad entre los pobres. Ahora los españoles y los portugueses tienen problemas, como nosotros". También por solidaridad con los pobres, en la final del mundial de fútbol apoya a "la Roja" porque además "¿Cómo no apoyar a los españoles cuando el agregado de negocios holandés te ha sentado como una piedra en el estómago?"
Jaritos es un personaje tan peculiar que se entretiene leyendo diccionarios, sobre todo el Dimitrakos. Los diccionarios son su única afición. Tiene un amigo, Zisis, un comunista al que conoció en 1971, en plena Dictadura de los Coroneles, cuando estaba en la cárcel y Jaritos hacía guardia en los calabozos y apostaba consigo mismo a que no se rendiría y soportaría los golpes y las torturas de sus carceleros. "Cuando me tocaba llevarlo de vuelta a su celda, tenía que sujetarlo por los sobacos o arrastrarlo, porque no se tenía en pie" cuenta el comisario en la primera novela de la serie. Vuelven a encontrarse en 1982 y Jaritos le invita a un café "Estaba seguro de que se negaría, pero él se echó a reír.
- Tomémoslo ahora que a nosotros nos han legalizado y vosotros os habéis vuelto demócratas. Mañana, nunca se sabe".     
Zisis, se acaba haciendo amigo imprescindible de toda la familia, sobre todo de Katerina a quien ayuda en un momento difícil, ganándose el aprecio de Adrianí y aumentando, si cabe, el de Jaritos.
Petros Márkaris
A Kostas Jaritos le gustan los tomates rellenos que Adrianí prepara siempre que no esté enfadada y siempre que, tras un enfado, decide perdonarle. Adrianí es una mujer maternal que acoge en su casa y en su mesa, por muy mal que vengan dadas, a todas las personas que quiere, hija y yerno, por supuesto, pero también amigos de unos y de otros, consuegros, Zisis y demás allegados y familiares. En última instancia, siempre se puede preparar un pastel con hojaldre relleno de cualquier cosa, o verduras asadas. Adrianí es muy crítica y, aparentemente, desprecia a la policía, pero en realidad está muy orgullosa de su marido, aunque siempre está discutiendo con él.
Jaritos se mueve por Atenas y por los casos que tiene que resolver con una cansada resignación; resignación de ver como su país se hunde en la indolencia, la corrupción y, finalmente en una crisis que amenaza con llevarse por delante el país entero. Acepta el hecho de que Grecia se llene de inmigrantes que hacen los trabajos que ya no quieren hacer los griegos y que son la muestra palpable de que aun hay países en los que se vive peor. Se plantea cuál es la causa de que el país esté en tal grado de desolación y, como siempre en estos casos, como nos pasa a los que nos preguntamos eso mismo acerca de España, se queda sin respuestas, al menos sin respuestas suficientemente satisfactorias. Encontramos explicaciones para ciertos aspectos, para algunas de las cosas que ocurren, pero nos falta la "Tectónica global" de la política, la economía y la sociedad; una teoría que, como la que explica el conjunto de los fenómenos geológicos, nos ilustre acerca de las causas que han llevado a nuestros países a vivir un simulacro de democracia, a enlodarse en la más abyecta corrupción, a contentarse con una pátina de modernidad que enmascara el verdín que los corroe por dentro.  
Jaritos, como nosotros, solo encuentra explicaciones parciales, pero sigue buscando.
Y sigue viviendo y sufriendo y gozando. Y nosotros con él. A lo largo de las diez novelas que componen la serie asistimos a su infarto, al secuestro de su hija y su yerno, a la penosa situación del país que está a punto de hacer marchar a Katerina al extranjero. Y asistimos, a la vez que a la evolución de la vida privada del comisario, a la evolución (o involución) de Grecia y de toda Europa, al empeoramiento de las condiciones laborales, a los malabarismos que se hacen para llegar a fin de mes, a las calles de Atenas que van perdiendo su tráfico caótico (una de las pesadillas de Jaritos) porque los coches están parados por falta de combustible y de dinero para comprarlo, al resurgir de los nuevos nazis representados por Amanecer Dorado. Asistimos incluso, en un guiño al futuro, a la vuelta de Grecia al dracma y de España a la peseta. Afortunadamente, el autor no fue profeta. Situaba el desastre en 2014 (en "Pan, educación, libertad" escrita en 2013) y parece que hemos pasado el bache sin mayores sustos y manteniendo el euro.
Son novelas sencillas, de fácil lectura y muy entretenidas. Con varios estratos en los que el lector puede profundizar más o menos; quedarse en la mera trama policíaca (todas tienen su motivo para la reflexión) o entrar al fondo de lo que se plantea (todas tienen una crítica bastante descarnada de distintos aspectos políticos, sociales o económicos). En todo caso, tener a Jaritos como visitante habitual en nuestras lecturas, es algo que recomiendo sin ninguna duda.



  

Comentarios

  1. Hola. soy del Blog Para Comerse el Mundo. ya te sigo. Con respecto al libro no creo que sea de mi estilo pero me gustó tu reseña.

    Besos! ♥

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    1. Hola. Gracias por seguirme y por el comentario al libro. Manda el enlace de tu blog porque no consigo entrar.
      Un saludo.

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    2. paracomerseelmundo.blogspot.com.es pero creo que ya me seguias. Yo solo te seguí de vuelta

      Besos

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    3. Cierto. Al ver las palabras separadas, me despisté. Un abrazo.

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  2. Hola, Rosa. Te mando la nominación para un premio, Litarcihis, ya que compartimos impresiones sobre lecturas creo que es de justicia que compartamos también los galardones. Un beso
    http://buscapina7.blogspot.com.es/2015/05/premio-litarcihis.html

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    1. Muchas gracias Kirke. Me hace mucha ilusión. Los dos premios que tengo te los debo a ti. Enseguida haré la entrada.
      Un beso.

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  3. A mi amigo el detective le gusta mucho Márkaris. Yo confieso que me he quedado perdida por Francia y, sobre todo, por Sicilia, así que aún me falta un poquito para llegar a Grecia, pero todo se andará. Rosa, tú que tienes amistad con Petros, dile que no se moleste, que ya llego... Un abrazo enorme.

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    1. ¿Tu amigo el detective es en quién estoy pensando? Por Sicilia tengo que empezar a pasarme yo a visitar a sus detectives. Ya les digo a Petros y, sobre todo, a Kostas Jaritos que te esperen. No les importa, todo lo que tienen que hacer es esperar visitas tan agradables.
      Un beso.

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