"Las hermanas Blue" Coco Mellors

—¿Sabes qué es lo que creo que me convierte en adicta en realidad? —le preguntó Avery—. No es la cantidad de drogas que haya consumido ni la cantidad de alcohol que haya bebido. Ni siquiera todas las mentiras que haya podido contar.

—¿El qué, entonces?

Avery inhaló tan hondo que le ardieron los pulmones.

—Que, cuando encuentro algo que me da placer, lo hago hasta que me causa dolor —contestó—. Siempre me pasa igual.

Charlie la miró con esa media sonrisa suya tan curiosa.

—Ya, pero, si no, ¿cómo sabrías cuándo parar?

El dolor duele, sí, pero ¿cómo sabríamos cuándo parar si no doliera? ¿Quitaríamos la mano del fuego? ¿Seríamos conscientes de los desarreglos de nuestro organismo? ¿Notaríamos que ya era el momento de desengancharse de una adicción? En esta novela hay cuatro hermanas y las cuatro tienen alguna adicción. Luchan contra ellas y luchan contra el dolor; el dolor que las empuja a la adicción y el dolor de tratar de curarse. Y el dolor terrible de una pérdida. 

En el prólogo, la autora, con gran pericia desde mi punto de vista, nos narra lo fundamental de las vidas de las cuatro hermanas. Un recurso que nos engancha porque queremos saber más, mucho más, de todas ellas y de las tortuosas, pero llenas de amor, relaciones que las unen.

Avery es la mayor. Ante el desapego y la falta de atención de sus padres ha sido un poco la madre de sus hermanas. Ahora tiene treinta y tres años y vive en Londres con su mujer, Chiti. Tiene memoria fotográfica «Terminó el instituto a los dieciséis y se graduó por la Universidad de Columbia en tres años. Después, se fugó para unirse a una "comunidad anárquica, no jerárquica y basada en el consenso", es decir, una comuna, antes de pasar un breve periodo de tiempo viviendo en la calle en San Francisco, donde empezó a fumar y acabó inyectándose heroína». Un año después se internó en un centro de desintoxicación y no ha vuelto a consumir.

Bonnie es dos años menor. «Tras haber presenciado en silencio como su hermana mayor echaba a perder su adolescencia, se prometió a sí misma no probar jamás ni una gota de alcohol. Sus drogas preferidas son el sudor y la violencia». Hay adicciones que no pasan por sustancias extrañas, hay sustancias propias que pueden causar la misma adicción: endorfinas, adrenalina, dopamina, serotonina... Bonnie fue campeona de boxeo, pero ahora, tras una derrota y una pérdida ha abandonado el deporte, se ha trasladado a Los Ángeles y trabaja de portera en un pub de mala muerte.

Nicky es la tercera de las hermanas, la más sensible, la única que tenía muy claro que quería tener hijos. Los dolores que le provocaba la endometriosis que le diagnosticaron a los veinte años se curarían con una histerectomía, pero eso le impediría ser madre. Soportó hasta los veintisiete años y entonces murió tratando de soportar el dolor. «Puede que la suya pareciera una vida más insignificante que la de sus hermanas, pero ella nunca lo vio así. Adoraba a sus alumnos y soñaba con formar una familia algún día. Nada de su vida presagiaba su muerte, salvo todo el dolor que sufría».

Lucky es la hermana pequeña, el último intento de sus padres por tener el niño que tanto ansiaban. «Ahora mide uno ochenta. A sus padres les llevó cuatro intentos crear eso tan buscado por todos: la belleza femenina. Con Lucky lo lograron». Esa belleza ha hecho que desde los quince años trabaje de modelo y haya vivido en medio mundo. Ahora vive en París

«Lucky tiene veintiséis años y está perdida. De hecho, todas las hermanas que siguen vivas lo están.

Pero lo que no saben es lo siguiente: mientras estés viva, nunca es demasiado tarde para encontrarte».

Cuando nos encontramos con las hermanas después de ese prólogo que hace imposible dejar de leer, ha pasado un año desde la muerte de Nicky. Vuelve a ser 4 de julio y cada una de las hermanas se enfrenta a esa fecha como buenamente puede, con mayor o menor angustia y capacidad para gestionar el hecho. Y es justamente ese día el que la madre elige para enviar a sus hijas un correo que, aparentemente pone de manifiesto la falta de sensibilidad de su madre para con los sentimientos de las hermanas. 

«Queridas niñas, me cuesta creer que ya haya pasado un año sin nuestra adorada Nicky. Os escribo porque, como sabréis, el piso lleva vacío los últimos doce meses y vuestro padre y yo hemos tomado la difícil decisión de venderlo. Si queréis ir a recoger las pertenencias de Nicky, hacedlo antes de que acabe el mes, por favor. Los de la mudanza se llevarán todo lo demás. Saludos afectuosos, vuestra madre».

Ninguna está preparada para vender el piso en el que crecieron, en el que vivieron hasta que fueron saliendo del nido, en el que vivieron al final Nicky y Bonnie cuando eran las únicas que quedaban en la ciudad. Ninguna quiere enfrentarse a la ardua tarea de entrar en aquel piso y revolver entre las cosas de Nicky y en los recuerdos de cada una. Ninguna entiende cómo la madre ha podido elegir ese día para hacer ese anuncio. 

Tampoco debería extrañarles. Su madre no ha sido nunca una madre cariñosa y no va a empezar a serlo ahora. Aunque esconda sentimientos que Avery está a punto de descubrir. Por mucho que las niñas la hayan abrumado y que el papel de madre no haya ido mucho con ella, no deja de ser su madre y también siente las pérdidas.

Un año después de la muerte de Nicky, cada hermana lucha su propia batalla. Cada hermana lucha consigo misma y lucha con las demás, porque entre hermanas por mucho amor que haya, no deja de haber también agravios arrastrados, celos mal disimulados y resentimientos postergados. Todas ellas están a punto de dar un giro a sus vidas y es que, tras un año peleando para dejar atrás lo más duro que nunca han vivido, tras un año luchando para no caer en viejas adicciones o metiéndose en ellas de lleno, ahora, cada hermana a su manera, están dispuestas a ponerse en marcha, romper con sus vidas y seguir adelante por otros caminos.

Coco Mellors

Coco Mellors es una autora a la que no conocía de nada. Nació en Londres en1989, pero a los quince años se mudó a Nueva York donde reside en la actualidad. Las hermanas Blue es su segunda novela. Teniendo en cuenta que la autora tuvo problemas con el alcohol durante su adolescencia y juventud imagino que algunas de las cosas que se cuentan en el libro estarán basadas en sus propias experiencias. También coincide con los personajes de Las hermanas Blue el hecho de que la autora tenga también tres hermanos, aunque en, este caso, no parecen ser todas mujeres. 

Parece ser (Wikipedia dixit) que mientras escribía su novela anterior, Cleopatra & Frankenstein se curó de su adicción. Esa su primera novela fue un éxito de ventas. Yo no había oído hablar de ella, pero no tardaré en hacerme con el libro porque me han quedado muchas ganas tras leer esta historia de las cuatro hermanas Blue. 

Para los que como yo disfruten con las historias familiares con sus sentimientos contradictorios, sobre todo las que se establecen entre hermanos y, preferiblemente, entre hermanas éste es su libro. Porque además está muy bien escrito, analiza los sentimientos, las situaciones, los comportamientos con precisión quirúrgica. Hay unos cuantos personajes secundarios que están perfectamente descritos y que contribuyen a aderezar la historia para ofrecernos un suculento e irresistible menú.

«Llevaba sin ver a ningún miembro de su familia desde el funeral de Nicky, un año atrás. Aquella noche, un viento fuerte y caliente sopló por toda la ciudad, un viento que volcó mesas de restaurantes y lanzó cubos de basura rodando por las avenidas, un viento que rompió cables eléctricos y partió ramas de árboles en Central Park. Y mandó a cada una de sus hermanas a un rincón del mundo, sin intención alguna de volver a casa».