"La edad de la ira" Fernando J. López

«Hace tiempo que nos odiamos.
Es mutuo, supongo. A él nunca le he gustado. La diferencia es que ahora, desde que mi madre no está, ya ni siquiera lo disimula. Yo tampoco lo hago, la verdad. Pero por lo menos intento controlarme. Sé que, a las malas, llevo las de perder, porque ser menor de edad limita mucho, así que me trago la rabia y me aguanto. Aunque controlarme me cuesta casi tanto como escribir en esta mierda. Una Olivetti que debería estar en un museo y que, sin embargo, mi padre me obliga a usar cada vez que tengo que entregar un trabajo de clase. Como el que supuestamente estoy escribiendo ahora
¿Que describa cómo es un día con mi familia? ¿Otra vez? [...] Esta vez se supone que nos toca construir una corriente de conciencia, algo que no tengo muy claro en qué consiste y que, según el de lengua, se resume en "dejarse llevar". Lo malo es que, si me dejo llevar, puede que me rinda y acabe estallando. Eso es lo que pasaría, que no contendría ni un minuto más las ganas de decirle a mi padre cuánto lo detesto, cuánto daño me hace, cuántas ganas tengo de perderlo de vista para siempre».

Así empieza La edad de la ira, con mucha ira, con mucho resentimiento, con un joven que, como muchos otros jóvenes, tiene mucho que reprocharle a su padre y mucha rabia por la muerte de su madre en un accidente de tráfico ocho meses antes. Y cuando empieza es un día cualquiera de la semana entre el 14 y el 20 de septiembre de 2009, la primera semana de clase en el IES Rubén Darío de Madrid, el Darío, como lo llaman familiarmente profesores y alumnos. Ese día cualquiera es también el único en el que oiremos (leeremos) las palabras de Marcos. A partir de entonces callará y otros tomarán la palabra para hablar por él, para contar como fue esa primera semana lectiva del joven que empezaba Primero de Bachillerato y que el domingo 20 de septiembre mató a su padre destrozándole la cabeza con la misma Olivetti con la que había escrito su redacción y dejó a su hermano Simón, su favorito, más muero que vivo tras apuñalarlo con unas tijeras.

No destripo nada. Tras ese día cualquiera, toma la palabra Santi, un periodista que también estudió en el Darío y que quiere buscar una explicación a lo sucedido.

«¿Y si no fue él? ¿Y si todo se hubiera basado en pruebas erróneas o, cuando menos, manipuladas?
—Por favor, Santi, sus huellas estaban en la máquina de escribir. Sus dos hermanos han declarado que ocurrió todo tal y como nos lo han contado, ¿qué dudas se pueden albergar ante algo así?
—No hay motivos.
—No los conoces, eso es todo. Pero, sea cual fuere el origen de este horror, no creo que haya causas que permitan justificarlo. ¿Tú has visto bien las fotos?
—Claro que sí, Olga.
—En ese caso, no hay mucho más que hablar. No creo que este tema nos interese, la verdad. Por lo menos, no en este momento».

Pero Santi sigue insistiendo y consigue de su editora un plazo de dos meses para interesarse por el caso y tratar de buscar la verdad si no es esta la oficial, o las razones si lo es. Para ello decide que lo mejor es investigar en el instituto, hablar con profesores, tutor, jefa de estudios, director, orientadora, compañeros. Para Santi no es fácil sumergirse en el pasado que supone volver al Darío, donde tampoco fue muy feliz. No fue un aluno popular y hasta tuvo que sufrir, o cree haber sufrido, episodios «de eso que hoy llaman bullying y que antes ni siquiera tenía nombre. Antes consistía en que podían tirarte tizas a la cara si te pasabas de listo respondiendo a las preguntas del profesor o hasta meterte la cabeza en el váter si le caías mal al macarra de turno».

Nada que ver con Marcos que era un líder nato, admirado por sus compañeros y querido por sus profesores que trataban de ganarse su simpatía. Ya se sabe que contar con el favor del líder facilita mucho las cosas a la hora de hacerse con el control de un grupo. 

La investigación de Santi en el instituto durará dos semanas.  En ellas se encontrará con profesores muy distintos que han mantenido una relación diferente con Marcos y lo conocen en distinta medida. Está su tutor del presente curso que, a pesar de terminar de conocerlo no puede quitarse la sensación de que debió notar algo, de que tal vez pudo impedir los hechos, de que quizás no le dio el mejor consejo «¿Y si todo explotó porque Marcos se empeñó en hacerme caso —a mí, que sé mucho de morfemas, y de métrica, y de la Generación Perdida, pero que no tengo ni puta idea de nada más— y llevó hasta las últimas consecuencias mis consejos? ¿Y si mi error de principiante había tenido, sin que yo pudiera preverlo, unas consecuencias catastróficas?». Y está su tutora del año anterior, la que asistió a los peores momentos de Marcos a raíz de problemas con un profesor y de la muerte de su madre en enero. Y están el director y la jefa de estudios con sus versiones y su distinta forma de entender la educación y el mundo.

Los amigos de Marcos, Sandra y Raúl, tienen mucho que decir, pero entre el sentimiento de lealtad al novio y amigo y la desconfianza natural de los adolescentes, no se deciden a revelar todo lo que saben. Solo dejan claro que Marcos no pudo cometer semejante barbaridad. Y poco a poco, también ellos irán hablando, y la realidad se irá abriendo paso ante nosotros. Conoceremos lo que todos en principio ocultaban y lo que algunos ignoraban, y llegaremos a tener una idea de lo que, tal vez, sucedió aquel domingo 20 de septiembre en el domicilio de Marcos. Y digo tal vez porque los únicos que lo saben no llegan a hablar nunca, pero las deducciones de Santi bien podrían ser verdad y, tras un montón de párrafos que se inician con Quizás, y otros cuantos que lo hacen con Puede que, nuestras ideas Puede que vayan quedando más claras.

Fernando J. López

Pero la historia de Marcos no deja de parecerme un pretexto que le da al autor la oportunidad de hacer un exhaustivo análisis del sistema educativo. Se ve que habla de algo que conocer bien y al terminar el libro e indagar sobre su vida veo que ha sido profesor de Secundaria y Bachillerato. 

Mayte, la orientadora, ha estado el curso anterior en un centro conflictivo, el IES Espronceda, un centro con muchos alumnos inmigrantes en los que «la indisciplina suele tener dos causas principales: por un lado, el entorno familiar, pues los padres están demasiado sobrepasados por la precariedad de su situación económica y profesional como para involucrarse en la educación de sus hijos; por otra, el elevadísimo nivel de fracaso escolar, ya que los chicos no son capaces de entender prácticamente nada y se encuentran con profesores poco dispuestos a ayudarles en esa tarea. Claro que también hay centros muy implicados con estos alumnos, institutos en los que se pelea por la integración y se realizan toda suerte de adaptaciones curriculares. Pero, lamentable mente, estos últimos son una minoría. Para qué negarlo»

Dejo algunas citas más que dan idea del análisis que del sistema educativo se hace en el libro. 

«Se trataba de un instituto bastante conflictivo controlado por un ejército de dinosaurios que habían elegido aquel destino por el simple hecho de que se encontraba cerca de sus domicilios. Prácticamente nadie estaba a gusto con el alumnado —en su mayoría, inmigrantes recién llegados al país que apenas hablaban castellano—, pero los miembros del claustro tampoco pretendían cambiar ni mejorar la situación de esos chicos».

 «En el fondo, es el tipo de cotilleos de los que hablamos en la sala de profes. Que si A se ha enrollado con B o si B le ha puesto los cuernos a A. Somos humanos, así que los alumnos tampoco se libran de ser carne de rumor».

«Dirán que nuestras condiciones no son tan excepcionales —aunque nuestro sueldo sea muy razonable si tenemos en cuenta las horas que pasamos en el centro—, que hay un gran trabajo detrás, que dedicamos mucho tiempo en casa.
Y sí, puede que digan todo eso, pero no será cierto. Ese relato es la utopía a la que debiéramos aspirar, pero dista mucho de nuestra rutina. ¿Horas y horas preparando las clases? No sé para qué. Y no porque no haya temas en los que investigar, sino porque la clientela no permite grandes excesos intelectuales».

«—Tampoco cobráis tan mal, ¿no?
—Depende de cómo lo mires… Digamos que nuestro sueldo es el mismo si lo haces bien o si lo haces mal. No hay extras más allá de tareas tan anodinas como la de corregir pruebas de selectividad, por ejemplo. Eso sí que se paga bien, pero cualquier otra iniciativa que repercuta en una mejora de la calidad de la enseñanza, como montar un grupo de teatro o una revista escolar, es algo que depende únicamente de las ganas que tú quieras ponerle. Ni medios, ni horas extra, ni compensaciones en tu horario de trabajo. Nada.
—Pero si es bueno para los chicos…
—¿Tú sueles trabajar más horas de las que te pagan por el mero hecho de que "es bueno para tus lectores"? Pues aquí pasa algo parecido. El sueldo es bueno, sí, pero no invita a implicarse más. Y si te involucras, no te premia nadie. Es más, con un poco de suerte, incluso te castigan. Eso de fomentar el pensamiento crítico está muy mal visto y a los padres tampoco creas que les gusta mucho…».

En general, estoy de acuerdo con el autor en sus apreciaciones y pienso que tenemos una idea muy similar del mundo educativo, pero creo que se generaliza en exceso lo que son comportamientos que afectan a una minoría, si bien es cierto que hay centros donde se dan más que en otros. Y al menos en los centros en los que he trabajado en la sala de profesores no se cotilleaba sobre los noviazgos entre alumnos.

Daniel Ibáñez (Raúl), Manu Ríos (Marcos) y Amaia Aberasturi (Sandra)

Poco después de leer el libro, finalista del Premio Planeta 2010, vi la serie de televisión del mismo título estrenada este mismo año y dirigida por Jesús Rodrigo. Altera bastante lo que es la obra original, con acierto desde mi punto de vista. Reduce notablemente el número de personajes y si la novela se centra sobre todo en analizar el sistema educativo, la serie pone el énfasis en la diversidad y en el respeto a la identidad de cada uno. Insiste en la necesidad de no etiquetar a las personas y basa la narración en las relaciones entre los tres amigos que en la novela quedan más desdibujadas. 

Me ha resultado una serie transgresora y atrevida. Al igual que la novela, se disfruta y mucho por parte de los adultos, pero creo que interesa especialmente a los adolescentes, a los chicos que están en los mismos cursos de Marcos durante los hechos narrados, 4º de ESO y 1º de Bachillerato. Para ellos sobre todo esta historia tiene mucho que decir.

Este libro participa en el Reto Escritores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra L.

Título del libro: La edad de la ira
Autor: Fernando J. López
Nacionalidad: España
Editorial: Espasa
Año de publicación: 2011
Año de publicación original: 2011
Nº de páginas: 320

Comentarios

  1. ¡Hola! Es probable que, en este caso como excepción, vayamos directamente a ver la serie. Nos apetece más que el libro en estos momentos.
    Besos

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    1. Tanto serie como novela son muy interesantes y atrapan en la historia, pero también son bastante diferentes por lo que aconsejo ambas. Aunque entiendo que el tiempo es limitado. Yo leí el libro porque quería ver la serie y prefiero leer antes y ver después la adaptación.
      Un beso.

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  2. No he visto la serie todavía, pero tengo ganas de verla En cuanto al libro, lo leí el mes pasado y opino igual que tú en todo. Me pareció muy directa la crítica al sistema educativo y, oye, que todo pasa en ese instituto, pero también entiendo que para denunciar ciertas situaciones era necesario que ocurrieran. A mí lo que me chirrió fue que los profesores contaran a Santi toda su vida con pelos y señales. Eso no me lo creí mucho.
    Besos!

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    1. La verdad es que como docente durante treinta y cinco años debo reconocer que el análisis es bastante certero y pormenorizado y en lo básico lo comparto. Hay detalles en los que me parece que se generaliza, pero es que tampoco se puede matizar todo al máximo.
      Es cierto que esa disposición de los profesores a contar su vida al periodista es cierto que no es muy verosímil, pero es que si no se lo cuentan, nos quedamos sin novela, ja, ja. Mi balance es muy positivo, tanto para la novela como para la serie. Cada una a su modo me parecen valientes y necesarias.
      Un beso.

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  3. Hola, no he leído el libro, pero acabo de ver la serie y me ha gustado bastante, sobre todo el enfoque de diferentes personajes y como confluye. Un plus es que solo dura 4 capítulos y en ningún momento decae, algo muy frecuente en las series que se estiran más de lo necesario. Besos

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    1. Te recomiendo el libro. Verás otra historia con otros matices y centrada más en el sistema educativo. Son muy distintas, pero ambas muy buenas y ambas tratando de enseñar a los jóvenes que no todos somos iguales y que el encasillamiento no es más que una simplificación errónea de la realidad.
      Un beso.

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  4. No he leído el libro ni conocía la serie pero ¡menuda historia! Para reflexionar, desde luego. Sobre el sistema educativo, como dices (pasan los años y apenas cambia nada) y sobre esas actitudes violentas tan inconcebibles que muestran algunos adolescentes. Interesantísima la reseña, Rosa. Me ha encantado leerte. Un beso.

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    1. Yo no conocía ni libro ni serie. Al empezar a oír hablar de esta última, me resultó interesante, pero prefería leer el libro antes como siempre me gusta hacer. Me han gustado los dos formatos. Cada uno es distinto al otro y resalta cosas distintas, pero ambos me han resultado muy esclarecedores de cómo son las cosas y de cómo deberían ser. No es una novela juvenil exactamente, pero creo a ellos en especial les puede venir muy bien.
      Un beso.

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  5. Hola, Rosa. Yo leería primero el libro antes de ver la serie, es lo que me gusta siempre hacer y cuando me salto este orden después no disfruto tanto el libro. Gracias por tus impresiones.

    Besos y feliz semana.

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    1. Yo también prefiero leer primero los libros. Me gusta llegar al libro sin saber nada de la trama, o solo lo que aparece en las sinopsis, y disfrutar de la sorpresa leyendo. Luego, ya conocida la historia, me gusta ver como la han llevado a la pantalla. De hecho si leí el libro fue porque quería ver la serie. Como tú, si veo primero la serie luego disfruto menos del libro.
      Un beso.

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  6. No he leído la novela, lo cierto es que no había terminado de despertar mi interés y, después de leerte, me queda claro que me atrae bastante más la serie que el libro ya que el tema sobre el que se focaliza me resulta más atractivo.
    Besos.

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    1. Si no te apetece meterte con las dos cosas, la serie está muy bien. No es que siga la historia del libro al pie de la letra, pero la adaptación es buena y resulta muy interesante y adictiva. Me la vi en dos noches, dos episodios cada una y la disfruté mucho.
      Un beso.

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  7. Uf, menudo tema, Rosa. Es que tiene muy mala solución, está claro que algo se está haciendo mal, pero culpar a los profesores o más bien a algunos que no quieren hacer nada, que vagos los hay en todos los gremios, no es la solución. También los padres tienen mucha culpa, cada vez que oigo a alguien quejarse y decir "es que no sé para qué tiene que saber mi hijo (pon aquí cualquier cosa útil)" me arde la sangre. No me dedico a la educación pero lo tengo muy cerca y aunque alguna vez me comentan que tal o cual alumno tiene un problema y están preocupados, nunca me hablan de salseo ni cosas así. En fin, que lo que no me gusta nada es no saber, creo que ya te lo he comentado alguna vez, me tiene que quedar muy claro quién hizo qué y por qué. Si no es así, me da mucha rabia. Me parece una historia muy interesante pero me dejaría mal cuerpo.
    Besos

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    1. Creo que uno de los grandes problemas del sistema educativo y del que todos nos dejamos llevar (padres, profesores y alumnos) es el basar el aprendizaje en la adquisición de conocimientos de memoria. Hay poca reflexión, poco debate, poco análisis de la realidad. La inmensa mayoría de la evaluación se hace a base de exámenes y hay poco trabajo serio por parte de los alumnos. Ellos siempre piden trabajos, pero es porque los hacen a base de Internet con copia y pega, si les exiges un trabajo en que eso no les sirva y tengan realmente que elaborar algo propio les dan los siete males.
      Espero que los jóvenes que están entrando ahora y que han entrado en el sistema en los últimos años vayan cambiando ese asunto.
      Va a costar cambiar porque es algo muy implantado y que a todos nos resulta cómodo. Pero en otros países la cosa es muy diferente. No saben tantas cosas de memoria, pero son capaces de debatir, analizar y sacar conclusiones.
      Huy, menudo rollo he metido.
      Un beso.

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  8. Lleva tiempo entre mis pendientes este libro porque el tema me interesa mucho. Con la serie no me animaba, pero tras ver tus apreciaciones, al final creo que voy a verla. Pero antes quiero leer el libro.
    Besotes!!!

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    1. Como son bastante distintas no importa ver la serie nada más leer el libro. A mí al menos no me molestó y disfruté mucho de ambas cosas. Eso sí, creo que leer primero el libro es lo más recomendable.
      Un beso.

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  9. Buenas tardes, Rosa:

    No conocía la novela ni tampoco la serie. El tema me parece muy importante a la vez que complejo. Que yo sepa, en nuestro país cada vez que se toca el sistema educativo parece que va a peor. Al menos eso dicen los profesores con los que me he topado, y los resultados que ofrecen las estadísticas parecen confirmarlo. Apunto tanto libro como serie. Muchas gracias por compartirlos.

    Un abrazo y feliz comienzo de semana!!

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    1. Desde que yo empecé en esto de la educación allá por 1984 ha habido leyes orgánicas de educación para dar y tomar. La LOGSE que fue la primera y la más renovadora, era una ley que en el papel quedaba de maravilla, pero al llevarla a la práctica, y con una financiación bastante mediocre, puso de manifiesto su inutilidad. Lo único bueno fue que amplió la educación obligatoria a los dieciséis años. Luego ha habido tímidas reformas de esa ley, unas nefastas, otras tratando de corregir la anterior y en resumen, sí, parece que cada vez que se toca se ponen las cosas peor. Jubilarme ha sido un descanso. Parece ser que la nueva, cae en los mismos errores, quitar peso a asignaturas fundamentales y meter cosas que los chicos deberían aprender en su casa (o en la parroquia si a eso vamos).
      El libro incide más en este tema, la serie (aunque el libro también lo hace), más en los derechos civiles de las personas y en el derecho a la propia identidad.
      Un beso.

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  10. Tema durito el de un parricidio. Bueno bueno, Rosa, llevo una serie de años huyendo de los temas de instituto en series y libros. Me aburren un poco porque suelen ser muy repetitivos y previsibles. Siempre están los malotes, los o el/la buenos a los que hacen bullying, el profe enrollado, el profe vago y pasota y cosas así. Por eso me he retirado de la temática, pero parece que esta novela y serie es más interesante. Tomo nota, Rosa.
    Un beso

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    1. Aquí hay cosas nuevas con respecto a esas series que dices, al menos presentado de manera distinta. El parricidio es un pretexto para tratar esos otros temas. Creo que las dos te pueden interesar. Yo las he disfrutado ambas, novela y serie. Además la serie son solo cuatro capítulos por lo que tampoco se hace eterna.
      Un beso.

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  11. Pues sí, una trama escabrosa, como apunta Juan Carlos, pero con esa intención de fondo mostrando el cuarto oscuro, por así decirlo, de los IES, eso da a la novela un plus muy interesante, y además original escarbando en esa realidad que, de tan cotidiana, no deja de ser una gran desconocida para quienes no estamos vinculados profesionalmente.
    Tengo una buena amiga que trabaja un IES de Ciempozuelos (Madrid) catalogado como muy conflictivo... uff, me parece una auténtica heroína por aguantar a diario ahí, por lo que me cuenta, creo que eso no está pagado...
    Beso, Rosa.

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    1. Nunca he estado en un instituto de los conflictivos, pero viendo los problemas del día a día que hay en los "normales" no me imagino lo que tiene que ser eso. La novela muestra eso y además tiene un muestrario de diferentes tipos de profesores y su forma de ver las cosas y enfrentarse a ellas. La serie está más vista desde el punto de vista de Marcos, sus amigos y sus familias. Yo diría que más que basarse en la novela, es como si viera los hechos desde otro punto de vista y la complementara.
      Un beso.

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  12. ¡Hola!
    me sonaba un poco esta novela y la serie basada en la misma (tampoco recordaba que fuese finalista del Premio Planeta 2010). No me extraña que la hayas disfrutado y más tratando del tema de la educación y el sistema educativo, siempre he pensado que los profes están hechos de una pasta distinta, yo no valdría, lo tengo claro. Creo que me gustaría mucho esta novela, así que la tendré muy en cuanta, la serie también (no se si al final igual veré solo la serie o me decantaré por las dos cosas).
    Por cierto estoy leyendo "Los nombres propios" de Ravelo me está gustando mucho
    Besos

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    1. Es que Ravelo es muy muy bueno.
      Yo te recomendaría que leyeras La edad de la ira y luego vieras la serie. Como le digo a Paco, son como un complemento una de la otra. Una es desde el punto de vista de los profes y habla más de educación y sistema educativo y otra es más desde el punto de vista de los chicos y habla más de sus problemas familiares, de identidad, de amistad, de amor... Ambas están muy bien.
      Un beso.

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  13. Estaba pensando en ver la serie de TV y con tu reseña, a pesar de esas alteraciones respecto al libro en el que se basa, creo que me voy a animar.
    Lo de la "violencia" en los institutos yo no sé si es una exageración o que solo se tienen en cuenta ciertos centros como tú comentas. En mi entorno, los hijos de amigos y familiares, ninguno han presenciado ningún episodio que nos cuentan tan a menudo las noticias.
    Un besote.

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    1. Yo las alteraciones respecto al libro no las considero un "a pesar". Este libro tiene muchos personajes y sería difícil adaptarlo sin quitar varios y adecuar la trama. Aunque la serie no se limita a eso. Da la visión desde otro punto de vista. Creo que complementa al libro y cuentan la misma historia desde perspectivas diferentes, pero eso no le resta mérito a la serie. Ambas, novela y serie, me han gustado mucho.
      Esos episodios que cuentan las noticias yo creo que solo se dan en ciertos centros más conflictivos y muy de tarde en tarde. Por eso son noticia, ja, ja. También es cierto, que los casos más escabrosos de un instituto, si no tienen lugar en público, se quedan en el entorno de los afectados y del equipo directivo. Cuando tienes amistad con el director o el jefe de estudios te enteras de cosas que quedan ocultas para el resto del claustro. De todas formas en la novela lo que se da es el asesinato del padre de un alumno y eso son palabras mayores.
      Un beso.

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  14. Hola
    Qué interesante, me gustan los asesinatos, los institutos y las críticas al sistema educativo, así que tomo nota de amos, serie y libro.
    Muy feliz martes.

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    1. Pues parece que el libro está hecho para ti. te recomiendo que primero leas el libro, pero no dejes la serie que tiene lo suyo en cuanto a aportar cosas se refiere.
      Un beso.

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  15. Veo que el tema del parricidio queda un poco desdibujado y la novela deriva hacia la reflexión sobre el sistema educativo. Está bien saberlo porque así se qué esperar de ella si me decido a leerla. Me hubiera gustado, no obstante, que profundizara más en lo del parricidio. Igualmente el tema educativo me atrae y parece que el autor sabe de lo que escribe por su experiencia al igual que tú puedes valorar mejor esta novela por la tuya.
    Besos

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    1. El parricidio más que desdibujado, yo diría que es el pretexto para analizar el mundo de la educación, pero tiene su importancia como hecho que se investiga para averiguar las causas que llevaron a él. Son interesantes los temas que se tratan y sobre todo en la serie están tratados con valentía, al menos desde mi punto de vista.
      Un beso.

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