"La ciudad y los perros" Mario Vargas Llosa
Con esta lectura cumplo una deuda que tenía pendiente desde muy joven y completo la lectura de todas las novelas de Mario Vargas Llosa.
Se trata de un autor que me fascinó con su novela "Conversación en la Catedral", la primera que leí cuando tenía veinte años. Tanto me gustó que después la he releído dos veces más. A partir de esa novela, fui leyendo toda su narrativa, pero, no sé muy bien por qué, "La ciudad y los perros" se negó a entrarme. La empezaba y era como si ante mí se abriera una inmensa llanura árida y salina, tal el desierto de Atacama, imposible de atravesar.
Se trata de un autor que me fascinó con su novela "Conversación en la Catedral", la primera que leí cuando tenía veinte años. Tanto me gustó que después la he releído dos veces más. A partir de esa novela, fui leyendo toda su narrativa, pero, no sé muy bien por qué, "La ciudad y los perros" se negó a entrarme. La empezaba y era como si ante mí se abriera una inmensa llanura árida y salina, tal el desierto de Atacama, imposible de atravesar.
Lo intenté un par de veces más después de la primera y fui incapaz de enfrentarme a tanto chico encerrado en un colegio militar, a esa primera aventura de Cava enfrentándose a sus miedos para robar el examen, dando así comienzo a una historia de niños jugando a ser hombres, con una disciplina propia de hombres, pero con una necesidades y comportamientos propios de los niños que son. "Salió. Aplastado de espaldas contra el muro de la cuadra, se mantuvo unos instantes quieto y sin pensar. Ya no contaba con nadie; el Jaguar también estaba a salvo. Envidió a los cadetes que dormían, a los suboficiales, los soldados entumecidos en el galpón levantado a la otra orilla del estadio. Advirtió que el miedo lo paralizaría si no actuaba". En mis anteriores intentos de lectura el miedo nos paralizó a Cava y a mí. Yo no pude seguir leyendo y él se quedó, al menos en mi imaginario, paralizado en medio del campo de fútbol sin poder robar el examen.
Pero en esta ocasión, yo seguí leyendo y el miedo no paralizó a Cava, y se hizo con el examen, y algo tan sencillo, una chiquillada, determinaría el destino de cuatro jóvenes cadetes de quinto año y un oficial, en el colegio militar Leoncio Prado de Lima, Perú. Un colegio donde los niños son solo niños que estudian secundaria, no son militares, aunque la disciplina que impera en el lugar sea típicamente castrense y las consecuencias de sus actos sean graves e irrevocables como solo deberían serlo las de los adultos conscientes y responsables.
La novela, que comienza como hemos dicho con el robo del examen, irá hacia el pasado para contarnos, a veces en primera persona y a veces en tercera, las historias de alguno de los personajes. Alternando con esos episodios del pasado, la trama seguirá hacia adelante y veremos como continúa la vida en el colegio a partir de ese hecho inicial que pone en marcha todos los acontecimientos. También esta parte alterna el relato en tercera persona y en primera. La estructura de la novela es compleja, pero todo va encajando.
Cinco, como decíamos, son las víctimas cuya vida se verá vapuleada por los hechos derivados del robo del examen. No todos en igual medida, no todos con la misma gravedad, porque la situación de partida, el origen familiar, además del caprichoso azar con el que juega el destino, siempre supone una diferencia en las penas con las que los personajes pagan sus deudas. De dos personajes no llegamos a saber demasiado. Porfirio Cava "había nacido y vivido en la sierra, estaba acostumbrado al invierno: era el miedo lo que erizaba su piel" cuando le tocó en el sorteo robarse el examen de química. Pagará las consecuencias con la pena previsible. Muchos de sus sueños se vendrán abajo. Tendrá que salir adelante lejos de todo lo que había imaginado.
El teniente Gamboa se enfrentará a sus superiores porque no concibe traicionar a sus cadetes, ni a la idea de disciplina y honor que ha aprendido en su formación militar; "él amaba la vida militar precisamente por lo que otros la odiaban: la disciplina, la jerarquía, las campañas". Y por fidelidad a su idea de la vida militar que amaba, se verá exiliado a un puesto lejano que asumirá con la grandeza de los seres íntegros y el honor que su condición castrense exige.
De los otros tres sabemos más, porque ellos mismos nos van contando su vida, o el narrador en tercera persona lo va haciendo, pero tampoco me voy a extender.
Alberto, el Poeta, es un hijo de buena familia cuyos padres creen que necesita presión y mano dura para superar unos estudios cuyas notas son la vergüenza de varias generaciones de ilustres antepasados.
"—¿Por qué entraste al Leoncio Prado?
Alberto se rió. Dijo:
—Para salvar el honor de mi familia.
—¿Nunca puedes hablar en serio?
—Estoy hablando en serio, Esclavo. Mi padre decía que yo estaba pisoteando la tradición familiar. Y para corregirme me metió aquí".
Ricardo Arana, el Esclavo, será el más perjudicado en esta historia. Su debilidad le hará caer en la tentación. No soporta el castigo. Nunca lo ha soportado. Salió huyendo de la vida familiar y de la dureza de un padre al que conoció ya con edad para recordar; un padre dispuesto, sin escatimar castigos, a contrarrestar el trato indulgente que Ricardo había recibido en Chiclayo de manos de su madre y su tía; un trato que hará al niño pedir a su madre, años después, "«¿no pueden ponerme interno?»". Y así acabó en el Leoncio Prado para terminar siendo el Esclavo y encontrase de frente con su futuro.
Alberto y Ricardo son rápidamente identificados, pero hay un tercer personaje que nos va contando su pasado y al que solo al final de la novela pondremos nombre, un tercer personaje que se juntaba con mala gente desde pequeño. La dependencia que su madre desarrolló hacia él, una vez se vio abandonada por el marido, lo agobiaba y lo sacaba de casa con más frecuencia de la deseada. Empezó pidiendo dinero prestado y terminó robando. Los familiares que se hicieron cargo de él al morir su madre, creyeron asegurarle el futuro, a la vez que se libraban de él, metiéndolo en el colegio militar Leoncio Prado.
Todos ellos y alguno más - el Boa, Vallano, Jaguar, Arróspide, el Rulos... - se encontrarán y se enfrentarán a las consecuencias del robo del examen. Algunos ya habían enredado sus destinos mucho antes, aunque tal vez nunca lleguen a saberlo.
Y los "perros" de tercer años, y los cadetes de cuarto y quinto, y oficiales y suboficiales. Todo un mundo encerrado en el colegio y Lima a su alrededor. Lima es la ciudad del título, la ciudad donde todo tiene lugar; sus distritos: Miraflores, Victoria, Bellavista, Lince; sus calles y avenidas: Larco, Progreso, Costanera; el jirón Huatica y sus burdeles.
Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010, ganó con esta su primera novela, publicada en 1962, el Premio Biblioteca Breve, de la editorial Seix Barral. También ganó el Premio de la Crítica Española de Narrativa Castellana en 1964.
En esta novela, el autor relata experiencias propias mezcladas con ficción.
Termino, de la mejor manera que se me ocurre, con las palabras del propio Vargas Llosa en el prólogo de mi edición: "Para inventar su historia, debí primero ser, de niño, algo de Alberto y del Jaguar, del serrano Cava y del Esclavo, cadete del Colegio Militar Leoncio Prado, miraflorino del Barrio Alegre y vecino de La Perla, en el Callao; y, de adolescente, haber leído muchos libros de aventuras, creído en la tesis de Sartre sobre la literatura comprometida, devorado las novelas de Malraux y admirado sin límites a los novelistas norteamericanos de la generación perdida, a todos, pero, más que a todos, a Faulkner. Con esas cosas está amasado el barro de mi primera novela, más algo de fantasía, ilusiones juveniles y disciplina flaubertiana".
Esta novela entra además en el reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990, concretamente, "La ciudad y los perros" es de 1962.
Pero en esta ocasión, yo seguí leyendo y el miedo no paralizó a Cava, y se hizo con el examen, y algo tan sencillo, una chiquillada, determinaría el destino de cuatro jóvenes cadetes de quinto año y un oficial, en el colegio militar Leoncio Prado de Lima, Perú. Un colegio donde los niños son solo niños que estudian secundaria, no son militares, aunque la disciplina que impera en el lugar sea típicamente castrense y las consecuencias de sus actos sean graves e irrevocables como solo deberían serlo las de los adultos conscientes y responsables.
La novela, que comienza como hemos dicho con el robo del examen, irá hacia el pasado para contarnos, a veces en primera persona y a veces en tercera, las historias de alguno de los personajes. Alternando con esos episodios del pasado, la trama seguirá hacia adelante y veremos como continúa la vida en el colegio a partir de ese hecho inicial que pone en marcha todos los acontecimientos. También esta parte alterna el relato en tercera persona y en primera. La estructura de la novela es compleja, pero todo va encajando.
Cinco, como decíamos, son las víctimas cuya vida se verá vapuleada por los hechos derivados del robo del examen. No todos en igual medida, no todos con la misma gravedad, porque la situación de partida, el origen familiar, además del caprichoso azar con el que juega el destino, siempre supone una diferencia en las penas con las que los personajes pagan sus deudas. De dos personajes no llegamos a saber demasiado. Porfirio Cava "había nacido y vivido en la sierra, estaba acostumbrado al invierno: era el miedo lo que erizaba su piel" cuando le tocó en el sorteo robarse el examen de química. Pagará las consecuencias con la pena previsible. Muchos de sus sueños se vendrán abajo. Tendrá que salir adelante lejos de todo lo que había imaginado.
El teniente Gamboa se enfrentará a sus superiores porque no concibe traicionar a sus cadetes, ni a la idea de disciplina y honor que ha aprendido en su formación militar; "él amaba la vida militar precisamente por lo que otros la odiaban: la disciplina, la jerarquía, las campañas". Y por fidelidad a su idea de la vida militar que amaba, se verá exiliado a un puesto lejano que asumirá con la grandeza de los seres íntegros y el honor que su condición castrense exige.
El colegio Leoncio Prado, donde estudió Vargas Llosa y donde transcurre la acción |
Alberto, el Poeta, es un hijo de buena familia cuyos padres creen que necesita presión y mano dura para superar unos estudios cuyas notas son la vergüenza de varias generaciones de ilustres antepasados.
"—¿Por qué entraste al Leoncio Prado?
Alberto se rió. Dijo:
—Para salvar el honor de mi familia.
—¿Nunca puedes hablar en serio?
—Estoy hablando en serio, Esclavo. Mi padre decía que yo estaba pisoteando la tradición familiar. Y para corregirme me metió aquí".
Ricardo Arana, el Esclavo, será el más perjudicado en esta historia. Su debilidad le hará caer en la tentación. No soporta el castigo. Nunca lo ha soportado. Salió huyendo de la vida familiar y de la dureza de un padre al que conoció ya con edad para recordar; un padre dispuesto, sin escatimar castigos, a contrarrestar el trato indulgente que Ricardo había recibido en Chiclayo de manos de su madre y su tía; un trato que hará al niño pedir a su madre, años después, "«¿no pueden ponerme interno?»". Y así acabó en el Leoncio Prado para terminar siendo el Esclavo y encontrase de frente con su futuro.
Alberto y Ricardo son rápidamente identificados, pero hay un tercer personaje que nos va contando su pasado y al que solo al final de la novela pondremos nombre, un tercer personaje que se juntaba con mala gente desde pequeño. La dependencia que su madre desarrolló hacia él, una vez se vio abandonada por el marido, lo agobiaba y lo sacaba de casa con más frecuencia de la deseada. Empezó pidiendo dinero prestado y terminó robando. Los familiares que se hicieron cargo de él al morir su madre, creyeron asegurarle el futuro, a la vez que se libraban de él, metiéndolo en el colegio militar Leoncio Prado.
Todos ellos y alguno más - el Boa, Vallano, Jaguar, Arróspide, el Rulos... - se encontrarán y se enfrentarán a las consecuencias del robo del examen. Algunos ya habían enredado sus destinos mucho antes, aunque tal vez nunca lleguen a saberlo.
Y los "perros" de tercer años, y los cadetes de cuarto y quinto, y oficiales y suboficiales. Todo un mundo encerrado en el colegio y Lima a su alrededor. Lima es la ciudad del título, la ciudad donde todo tiene lugar; sus distritos: Miraflores, Victoria, Bellavista, Lince; sus calles y avenidas: Larco, Progreso, Costanera; el jirón Huatica y sus burdeles.
Mario Vargas Llosa |
En esta novela, el autor relata experiencias propias mezcladas con ficción.
Termino, de la mejor manera que se me ocurre, con las palabras del propio Vargas Llosa en el prólogo de mi edición: "Para inventar su historia, debí primero ser, de niño, algo de Alberto y del Jaguar, del serrano Cava y del Esclavo, cadete del Colegio Militar Leoncio Prado, miraflorino del Barrio Alegre y vecino de La Perla, en el Callao; y, de adolescente, haber leído muchos libros de aventuras, creído en la tesis de Sartre sobre la literatura comprometida, devorado las novelas de Malraux y admirado sin límites a los novelistas norteamericanos de la generación perdida, a todos, pero, más que a todos, a Faulkner. Con esas cosas está amasado el barro de mi primera novela, más algo de fantasía, ilusiones juveniles y disciplina flaubertiana".
Esta novela entra además en el reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990, concretamente, "La ciudad y los perros" es de 1962.
Para serte sincera no es un autor que me guste, así que no creo que lea este libro.
ResponderEliminarBesos
Conozco mucha gente a la que no le gusta este autor. Me imagino que si te gusta, te gusta del todo y, si no, no hay nada que hacer.
EliminarUn beso.
De esta autor tengo muy pocos libros porque la verdad es que no me termina de llenar. Incluso hay algunos que he dejado a medias porque eran infumables. Besos
ResponderEliminarA mí me sucede lo contrario. Salvo este que por fin he conseguido leer, el resto los he devorado. Algunos me han parecido más flojos, pero me encanta como escribe y como domina el lenguaje y disfruto con todos.
EliminarUn beso.
¡¡¡Hola!!!! A mí me gusta mucho el autor y aunque mi preferida, quizás por que es la primera que leí es La tía Julia y el escribidor. Besos y como siempre una reseña genial.
ResponderEliminarSin embargo a mí, "La tía Julia y el escribidor", recuerdo que me gustó sin más, pero tampoco recuerdo el entusiasmo de otras novelas suyas. Está claro que a todos nos conmueven distintas cosas de distinta forma.
EliminarUn beso.
Le regalé este libro a mi padre hace un par de años, y también se le atragantó la lectura, no sé si por quedarse paralizado por el miedo como tú y Cava, o porque perdió el hilo de una trama que no terminaba de enganchar. El caso, que desde entonces me da algo de respeto "La ciudad y los perros"; más aún después de haber leído "Travesuras de la niña mala", que es una historia más jovial y entretenida. Pero, por lo que veo, a veces las cosas hay que intentarlas más de una vez ;)
ResponderEliminarUn beso.
Yo esta vez lo he leído casi sin respirar. Cada vez que lo cogía, me costaba muchísimo dejarlo. No entiendo como he tardado tanto en leerlo y cómo lo he podido abandonar las otras veces.
EliminarSe ve que hay un tiempo para cada cosa.
"Las travesuras de la niña mala" también me gustó mucho, pero es otra cosa.
Un beso.
Confieso que he leído poco a Vargas Llosa, pero no se si atreverme con esta novela,me lo pensaré , no obstante es como siempre muy interesante leer cada una de tus reseñas, me encanta. Besos. TERE.
ResponderEliminarGracias, Tere. Si al menos disfrutas de las reseñas, ya he cumplido parte de mi objetivo.
EliminarUn beso.
Creo que esta novela, junto a La tía Julia y el escribidor, es la que más me gusta de Vargas Llosa. La leí en la universidad y me encantó.
ResponderEliminarO se me ha pasado, o no dices si te gustó o no en esta enésima, y definitiva, intentona.
Un beso.
No digo explícitamente si me gustó, pero creo que lo transmito. O igual es que yo lo tengo tan claro que no doy lugar a la más mínima duda. Sí. Me gusto y me gustó mucho. Es el Vargas Llosa que adoro, el de las historias fragmentadas que tienes que montar como un puzzle, el de los relatos a través de distintos personajes en los que tienes que adivinar quien habla... en fin, mi Vargas Llosa de siempre.
EliminarUn beso.
¡Hola! Pasaba por tu blog y ya te sigo. No he leído nada del autor y me encantaría conocer su forma de escribir.
ResponderEliminarNos leemos pronto ¡Saludos!
Pues te lo recomiendo. Bienvenida a mi blog.
EliminarUn beso.
Sé que es un crimen pero aún no he leído nada de Vargas Llosa. Hace tiempo que sé que debería pero siempre hay algo que me apetece más. Creo que empezaría por La ciudad y los perros, que es la novela pendiente que tengo. Un besito guapa!
ResponderEliminarAy, María, los crímenes son los que llevan sangre. Todos tenemos autores de los que no hemos leído nada. Si yo te contara...
EliminarA mí me cautivó muy joven y hasta hoy; con sus altibajos, como en todos los amores.
Un beso.
A mí Vargas Llosa me encanta. Esta que reseñas la recuerdo haber leído varias veces; la primera fue haciendo la mili y el ambiente militar del lector (= yo mismo) y del personaje me la hicieron vivir de una manera especial; luego ya como profesor de Literatura Universal la pude destripar de otra manera.
ResponderEliminarAdemás de ésta me encantan "La casa verde", "Pantaleón y las visitadoras", "Conversación en la Catedral", "La fiesta del chivo", "La guerra del fin del mundo", "La tía Julia y el escribidor", "Los cachorros" y tantas y tantas otras.
Gracias, Rosa, por hacerme recordar está fabulosa novela.
Besos
A mí me gusta sobre todo "Conversación en la Catedral". Fue la primera, pero creo que igual sería mi favorita, aunque hubiera sido la sexta. Estoy enamorada de su comienzo. La última vez que la leí fue porque en una película, lo recitaban unos amigos y no me pude resistir. le dediqué un inicio de mes en el blog y después la leí y le hice reseña completa y la disfruté como la primera vez (era la tercera, creo). La siguiente creo que es "La fiesta del chivo", o lo era hasta esta de "La ciudad y los perros" que me ha parecido fabulosa y no entiendo que no la haya leído antes.
EliminarUn beso.
Hola Rosa a mi esta misma se me atragantó y mucho. Hace muchos años que la leí y ni siquiera recuerdo si llegué a terminarla, aunque seguro que sí porque hace años acababa por principio cualquier libro que empezara, aunque no me gustara. Ahora ya hace mucho que si algo no me convence, lo aparco.
ResponderEliminarComo te comenté con 5 esquinas es un gran escritor, un magnifico escritor y en eso no hay ningún tipo de duda, otra cosa es que sea de mis favoritos que no mucho, pero también influye él como persona.
Te felicito porque consigues con las reseñas que a una le entren ganas de leer, incluso de releer este libro.
Besos y feliz día
Yo procuro separar mi simpatía o antipatía personal de la obra del autor. Así he leído cosas de autores que, en principio podían no gustarme como personas, pero que son escritores maravillosos. Se me ocurren por ejemplo Cela, Torrente Ballester, y algún otro que ahora no me viene a la cabeza. Vargas Llosa nunca me cayó mal, tal vez porque me enamoré de su literatura antes de hacerme una idea de él como persona.
EliminarEs un escritor muy bueno. Maneja el lenguaje de maravilla, describe las situaciones de tal manera que hace que las vivas.
Un beso.
Esta novela no la he leído y, por ahora, la descarto por el tema. De Vargas Llosa he leído novelas buenísimas, como "La tía Julia y el escribidor", la maravillosa "La fiesta del chivo", y pésima como "Cinco esquinas". Me ha gustado este escritor y he tenido un buen concepto de su escritura. Pero por ahora lo dejaré descansar porque deseo descubrir nueva y excelente literatura europea que no esté mediatizada por intereses comerciales, o de otra índole, como he visto que ocurre en la crítica española de grandes periódicos. Este es mi empeño por ahora.
ResponderEliminarUn gran beso, Rosa.
Está claro que no nos sugiere las mismas cosas. Para mí es un imprescindible, pero nadie es realmente imprescindible en términos objetivos. "La fiesta del chivo" es de lo mejor que tiene y ahora he descubierto que este es otro de los mejores.
EliminarUn beso.
Hola Rosa. Me parece increíble que te hayas leído todas las obras de Vargas Llosa, eso ya es de admirar. Yo creo que nunca he leído toda la obra de un autor aunque me guste mucho, siempre hay algún libro que se escapa por ahí, jeje... En cuanto a la novela, he oído tantas cosas de ella para bien o para mal, así que lo mejor va a ser que me la lea de una vez, tu reseña me ha trasmitido buenas sensaciones. A mí como a otros compañeros la novela de él que más me gusta es La tía Julia y el escribidor, me encantó. La última que he leído es El héroe discreto que está bien, me entretuvo sin llegar a ser de las mejores.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la reseña y cómo has trasmitido tus dificultades para leerla (por fin).
Un abrazo muy fuerte.
hay varios autores de los que he leído todas sus novelas. Vargas Llosa tiene muchos ensayos, casi todos de crítica literaria, que no he leído. El que más me atrae es uno sobre "Madame Bovary". A ver si lo leo de una vez. Las novelas sí que las he leído todas.
Eliminar"El héroe discreto" me gustó como a ti, sin entusiasmarme. Uno no puede ser un genio continuamente.
Me alegro de que te haya gustado la reseña.
Un beso.
¡Hola Rosa! Yo adoré este libro...lo leí hace mucho, pero al leer tu reseña, recordé tantos detalles que corrí a buscar mi libro para releerlo...Te cuento que hay un libro que se llama "El Cadete Vargas Llosa" de Sergio Vilela, donde nos cuenta la historia oculta del libro y de los personajes como el esclavo, el jaguar y que fue de ellos...Magnifica reseña y si, es cierto...MVLL es del tipo de escritores que te gustan o simplemente no te gustan nada...Por lo que veo , tu y yo estamos en el grupo de los que nos encanta su obra. Un besotote!
ResponderEliminar¡¡Ay, Marita!!, no sabía de ese libro que dices que revela los secretos de "La ciudad...", pero es una información muy valiosa. Veré de hacerme con él para saber más de estos personajes.
EliminarSí, se ve que tú y yo somos adictas al escritor. No todas sus novelas entusiasman, pero todas tienen una virtud como mínimo: estar escritas con un dominio magistral.
Un beso.
A mí me encantó. Y te ha salido una reseña estupenda, nada fácil porque es una obra compleja. Puede intimidar por todo ese arsenal de vanguardia: saltos temporales, de la tercera a la primera persona, etc. Imagino que el joven Vargas Llosa quería poner toda la carne en el asador con su primer novela, dar un aldobonazo como se suele decir. Y vaya si lo doy, hasta llegar al Premio Nobel, nada menos. Puede que este verano me anime con algún otro Vargas Llosa, será cuestión de organizarse.
ResponderEliminarAbrazos.
Perdón por las erratas, las prisas...Quería decir "aldabonazo" y "lo dio". ¿Cuándo nos dejarán editar en blogger? Saludos!
EliminarSí es una lata no poder editar los comentarios y cambiar errores. Sí que dio el aldabonazo. Para mí, lo ha vuelto a dar.
EliminarNo creas que he quedado satisfecha con la reseña. Creo que el autor y la novela merecían más, pero estaba poco inspirada.
Gracias por tus palabras.
Un beso.
Hola Rosa,
ResponderEliminarPrimero de todo, admiro mucho tu tesón al completar la lectura que te propusiste.
He estado apunto de avergonzarme, pero al leer el comentario de María Delgado no me he sentido tan sola, no he leído nada de Vargas Llosa. Tendré que solucionarlo, lo dejo como algo muy pendiente.
Besos.
Es un autor que concita grandes amores y grandes odios. Es cierto que los odios le vienen más de lo personal que de su obra, pero desde luego, no deja indiferente. Para mí es de los fijos. leo todo lo que publica y esta novela venía siendo un reto desde hace ya demasiados años.
EliminarNo hay de qué avergonzarse como le digo a María. Todos tenemos deudas grandes con la literatura.
Un beso.
¡Hola!
ResponderEliminarEnhorabuena por haberlo leído al final, aunque te costara algunos intentos ;)
Yo tampoco he leído nada del autor y aunque me llama mucho la trama, tengo miedo de que me pase como a ti y me cueste mucho seguir adelante.
¡besos!
Ha sido toda una satisfacción terminar un libro tanto tiempo postergado e incluso abandonado. Esta vez lo he leído de un tirón y casi sin respirar. No entiendo cómo pudo ponerse tan difícil en las ocasiones anteriores.
EliminarUn beso.