"Los nombres de Feliza" Juan Gabriel Vásquez



Feliza no fue un libro abierto: más bien vivió una de esas vidas que no puede contar ninguna biografía, [...] la mujer que tiene la voz escapa al encierro con la fuerza de su mente: su mente es como un pájaro alojado en una perrera, y le basta querer su libertad para salir volando. En eso pensaba yo al llegar al cementerio con la impresión de estar terminando un largo viaje, pues habían pasado veintisiete años desde la tarde en que leí, durante mi primera temporada en París, la columna que había publicado García Márquez tras la muerte de su amiga Feliza. «Se murió de tristeza», escribía allí García Márquez, y fue entonces cuando me pregunté por primera vez por qué estaba triste Feliza, y fue entonces cuando me respondí que nunca lo sabría: ni yo ni nadie, porque hay verdades que desaparecen con quien muere y ni sus seres más queridos logran conocer. Ocurren en un territorio de nuestra conciencia que no es accesible, que es invisible y está irremediablemente oculto, y no hay nada que podamos hacer para visitarlo. O casi nada.

Estas palabras están casi al final del libro. Cuenta el autor su visita al cementerio de Bogotá para visitar, por fin, la tumba de Feliza Bursztyn. Era el 2 de julio de 2024. Veintisiete años habían pasado desde que Juan Gabriel Vásquez, llegado poco antes a París con veintitrés años, había leído la columna de García Márquez y había oído hablar por primera vez de la escultora colombiana; 42, desde que se escribiera esa columna, desde la muerte de Feliza Bursztyn en 1982. Estas palabras están casi al final del libro, pero desde el principio sabemos de la muerte de Feliza y de sus circunstancias, desde el principio sabemos de esa columna que García Márquez escribió el 20 de enero de 1982, doce días después de asistir tan perplejo como espantado a la muerte de Feliza en el restaurante parisino en el que tres parejas se disponían a cenar. 

Era 1996 cuando el autor leyó por primera vez ese escrito del autor colombiano y tuvo conocimiento de esa escultora de nombre difícil de la que no tenía ni idea a pesar de ser compatriotas. Era su primera visita a París y, entre otros libros que le habían acompañado estaba uno de Gabriel García Márquez, Notas de prensa, que recopilaba columnas periodísticas publicadas por el autor entre 1980 y 1984. Por la descripción de Juan Gabriel Vásquez podría ser el libro cuya imagen pongo a la izquierda, una edición de 1991.

Después entraría en contacto con el marido de la escultora en el momento de su muerte, Pablo Leyva, «Nos habíamos conocido en Bogotá, [...] cuando él aceptó que yo lo visitara en su apartamento de los cerros orientales para hablar de sus últimos días con Feliza, o más bien de esos días que vivieron juntos en París sin saber que eran los últimos».

Y eso es lo que nos cuenta la primera parte del libro, esa titulada El invierno en París. Feliza había llegado a París sola, a finales de 1981 y tan solo diez días antes de su muerte había llegado Pablo para pasar con ella lo que fuera que el destino les tenía reservado. No sabemos por qué había tenido que dejar su país, pero intuimos que ha sido a la fuerza. Habrá que avanzar más en la novela o hacerse con la columna entera de García Márquez (cosa que yo no hice hasta haber terminado el libro) para saber por qué Feliza tuvo que abandonar Colombia. 

Pero no lo sabremos en este capítulo. En este capítulo solo sabemos que Feliza va a morir el 8 de enero. Sabremos de su historia familiar «Nunca se le olvidaba que ella, a pesar de ser bogotana hasta en la forma de pedir un café con leche, venía de una familia de judíos polacos por la cual había pasado la brutal aplanadora del siglo XX». Los padres, Jacobo y Chaja, se salvaron gracias a un barco que atracó en Barranquilla con un amigo de Jacobo a bordo, pero el abuelo Isaac murió en la horca a manos de los nazis. También sabremos de las tres hijas, ya adultas, que Feliza tiene en Estados Unidos y a las que echa de menos. Acompañaremos a la pareja, durante la semana que va de Año Nuevo hasta el 8 de enero, en sus paseos, en sus visitas y en sus conversaciones; en los recuerdos del primer viaje de Feliza a París en 1957. 

Nos acercaremos a la muerte de Feliza, pero sin llegar a ella, porque antes entraremos en el segundo capítulo y sabremos de la primera muerte de Feliza. Hay personas que mueren dos veces y Feliza es una de ellas. Y murió casi en sentido literal, tan literal como lo fue el funeral que su padre celebró.

«Feliza había roto con una parte de su vida, con su marido y con sus hijas, y habría podido pagar por ello el alto precio de la expulsión. Pero su padre no la había expulsado, sino algo peor: había declarado su muerte. Así era: Feliza había muerto para los suyos, y de repente se dio cuenta de que ya nada la obligaba a quedarse. La vida después de la muerte iba a ocurrir en otra parte, en otra ciudad donde habitaban los astros y en compañía de otro cuerpo, sí, el cuerpo de su amante, y los dos serían un delfín, y los dos serían un incendio, y que se cayera el mundo, pensó Feliza, que se fuera el mundo entero a la mierda».

Así termina ese segundo capítulo. Hay que leerlo completo para saber cómo se llega a esa muerte. Hay que leerlo completo para saber cómo fue la vida de Feliza y de Colombia hasta ese momento. Hay que leerlo para saber de una mujer que lucha por su libertad, que se va descubriendo a sí misma como artista, que entra en los círculos intelectuales del país. Que es capaz de romper con todo lo que coarta su libertad y el desarrollo de su arte, aunque en ese todo estén sus hijas y, con ellas, su propia vida. Hay que morir para renacer en París con otro hombre y con su libertad creadora intacta. 

El tercer capítulo recupera las andanzas de Pablo Y Feliza por París, ahora en el último día de la vida de ella. Nos lleva hasta minutos antes de morir Feliza. Pero también nos cuenta aquella primera estancia de Feliza en París a finales de los cincuenta, su vuelta a Colombia y las dos pérdidas que la dejarían sumida en el dolor. Y veremos cómo van evolucionando las cosas en el país, una evolución que llevará a las causas que expulsaron a la escultora para siempre. 

Una evolución que continúa en el capítulo cuarto en el que vemos al país meterse en una situación cada vez más convulsa, con las libertades más recortadas, con la paranoia y el miedo a los contactos de sus intelectuales con la Cuba revolucionaria. Una paranoia que llevó a que García Márquez tuviera que exiliarse debido a «las malas lenguas que habían asociado su último viaje a La Habana, cuyo propósito fue un encuentro de escritores en la Casa de las Américas, con el desembarco de guerrilleros entrenados en Cuba». También en este capítulo es en el que conoce a Pablo.

El quinto y último va despejando incógnitas. Está dedicado a las causas que hicieron a Feliza abandonar Colombia y de manera lineal nos lleva hasta el momento de su muerte, la segunda, la de verdad, aquella de la que nunca podría volver y que no se solucionaba con la reconciliación como sucedió con la primera. Tan solo sus esculturas y las memorias que, como este libro, nos la traen de vuelta consiguen conjurar el fin y rescatar del olvido a Feliza Bursztyn con todos sus nombres.

Juan Gabriel Vásquez

Los nombres de Feliza es un libro que podría figurar entre mis favoritos de 2025. Es una novela, aunque dé voz a una biografía. Desde que en 1996 leyó la columna de García Márquez supo que morir de tristeza era base suficiente para una obra literaria, aunque como él mismo ha dicho en una entrevista,


«no tenía ni la experiencia vital ni los conocimientos literarios para convertirla en novela. Quedó archivado mientras yo iba, lentamente, encontrándome, casi por azar, con la figura de Feliza a través de otras personas, pero sin buscarla demasiado mientras yo escribía otros libros. Tuve la intuición de que los libros que había publicado y la experiencia de vida ya me habían dado lo necesario para acometer este proyecto. Ahí fue cuando hice este viaje a París y, antes de eso, conocí a Pablo Leyva, su esposo, le conté el proyecto y conté con su complicidad total».

Tuvieron que pasar veintisiete años desde la lectura de la columna hasta que Juan Gabriel Vásquez volvió a París para seguir los pasos de Feliza a lo largo de sus estancias en la ciudad primero como estudiante en la Academia de la rue de la Grande Chaumière, a finales de los cincuenta y luego, por las calles que recorrió con Pablo en aquella semana de enero de 1982. 

Una mezcla entre novela, memorias y biografía totalmente apasionante y lo es por la apasionante vida y la fascinante muerte de la protagonista, pero también por la forma en que el autor construye la historia, llevándonos de atrás adelante, bordeando cada vez más cerca ese momento álgido que nos anuncia desde el principio, pero dejándolo para el final. Esta novela es, nunca mejor dicho, la crónica de una muerte anunciada.  

«Nadie sabe mejor que mi familia y yo cómo fue la vida de Feliza Bursztyn, minuto a minuto, en los 166 días de su exilio mortal. En nuestra casa de México, donde vivió casi tres meses desde que salió de Bogotá bajo la protección diplomática de la embajada mexicana, hasta cuando pudo viajar a París, no sólo tuvimos tiempo de sobra para hablar de su drama, sino que sólo pudimos hablar de eso, porque Feliza quedó en una especia de estupor de disco rayado que no le permitía hablar de otra cosa»
De la columna de Gabriel García Márquez, Los 166 días de Feliza. 
20 de enero de 1982

Son cuatro con ésta las obras que he leído de Juan Gabriel Vásquez y las cuatro me han dejado entusiasmada. Son las siguientes con año de lectura entre paréntesis y enlace a la reseña si lo hay.
"El ruido de las cosas al caer" (2012)
"Los nombres de Feliza" (2025)

Comentarios

  1. Me encanta la portada del libro y me encanta como se desarrolla la historia. Como la vida de alguien del pasado llega al presente, como hay tanto que contar en años, pero también en 166 días, en 8 días. Tantas historias por descubrir justo al lado nuestro. Fantástica reseña. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La historia de la escultora es muy interesante y muy literaria, pero el autor la cuenta de una manera que nos la hace apasionante. Es la cuarta novela que leo suya y en las cuatro me ha atrapado porque su forma de narrar es absolutamente cautivadora.
      Un beso.

      Eliminar
  2. De los exilios de Hispanoamérica a Europa y viceversa quedaron y quedaran grandes historias que además enriquecen nuestro intercambio cultural. Gracias, Rosa, por acercarnos las novedades editoriales y me alegro de ya tengas uno de los favoritos leídos en 2025.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ciertamente cuántas novelas y memorias habremos leído ambientadas en el exilio de hispanoamericanos en Europa y más concretamente en París. Empezando por Rayuela por poner un ejemplo de obra grandiosa.
      No sé al final qué formará parte de mis favoritos porque tengo que elegir catorce y me suele costar, pero este año estoy siendo muy selectiva y de momento solo tengo cuatro. Si sigo así no me pasaré de los catorce y puede que sea más fácil.
      Un beso.

      Eliminar
  3. ¡Hola, Rosa!
    No conocía a la escultora, aún siendo de un país vecino y tampoco he leído a este escritor colombiano. Por lo que cuentas, imagino que la historia de esta artista va muy asociada a los convulsos acontecimientos históricos y políticos de su país. Una lectura que pinta enriquecedora no solo por la vida de Feliza, que debe haber sido única y apasionante, sino también por las distintas luchas y polaridades del momento que seguramente el autor describe con mucha propiedad.
    Conocer a Feliza Bursztyn de la mano de Juan Gabriel Vásquez debe haber sido un viaje fascinante y me contenta saber que lo has disfrutado de principio a fin ;)
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La historia de su país, convulsa como dices, fue lo que la exilió en 1981 y terminó con ella en París. Yo tampoco había oído hablar de ella hasta la lectura de este libro. Como hemos dicho muchas veces, lo importante, más que lo que te cuentan es cómo te lo cuentan. En este caso estamos ante una buena historia contada por alguien capaz de cautivarnos con su prosa y con la estructura que les da a sus historias. Sus dos últimos libros son biografías. El anterior, Volver la vista atrás, lo era de Fausto Cabrera, poeta y dramaturgo colombiano de origen español, y de su hijo, Sergio Cabrera, director de cine. Cualquier libro del autor es muy recomendable.
      Un beso.

      Eliminar
  4. ¡Hola! menuda reseña te ha quedado, buenísima!!
    Yo tampoco conocía ni al escritor ni a la escultora, aunque sí conocía la novela (bueno, esa mezcla de novela biográfica). Me parece una vida y una mujer muy interesante para novelar, que duro que tu padre represente tu propio funeral en vida porque te han desterrado de la familia... por lo que leo hubo finalmente reconciliación tras su primera muerte, imagino que al cabo de los años, porque como se suele decir el tiempo todo lo cura.
    Pero lo que más me pone los dientes largos para leer la novela, es enterarme de cual fue la causa de su muerte definitiva en ese restaurante en París, mi imaginación me dice que un infarto por toda la pena acumulada.
    No me extraña que pienses que esta novela puede ser una de tus mejores lecturas de 2025
    Un beso.!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te haya gustado. La verdad es que cuando ayer la releí para darle el último repaso, también me gustó mucho (no nos vamos a andar con falsas modestias). hay otras que las publico menos convencida, pero ésta me pareció que estaba muy bien. me alegro porque no hay nada peor que el hecho de que una novela que te haya gustado mucho y no ser capaz de dar con el tono de la reseña que le haga justicia. Esta vez he quedado satisfecha.
      Hubo reconciliación, afortunadamente. Y sí, es muy fuerte que tu propio padre decrete tu funeral en vida como muestra de que para la familia has muerto. Pero hay que pensar que era 1957 y Feliza abandonaba marido e hijas para irse con otro hombre. Y para colmo, vivían en la comunidad judía de Bogotá en la que esos episodios eran peor vistos si cabe.
      El ir acercándose al momento de la muerte, pero sin entrar de lleno en él hasta el final es de esos recursos literarios que hacen que la novela se nos pegue a las manos. Creo que te gustaría.
      Un beso.

      Eliminar
  5. Conocía al escritor pero no a esta escultora. Qué dura esa escena del funeral que organizó su padre... ¡Qué buena reseña te has marcado! Me has dejado con ganas de disfrutar de esta lectura.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues a mí me pasaba lo mismo. Al autor ya lo había leído y me encanta, a la escultora la he conocido gracias a esta novela. Salvo la muerte real de Feliza, que es muy dura, esa escena del funeral es terrible porque que un padre decida que su hija ha muerto y organice un funeral para dar a entender que no quiere saber nada más e ella me parece algo de lo más terrible. Te gustará el libro, creo.

      Eliminar
  6. Me regalaron a principios de este año esta novela. Llevaba dentro de ella un cheque-regalo que daba la posibilidad de cambiar el libro por otro que me satisficiera más. Resultó que ese día o uno antes había leído en la revista El cultural una reseña sobre Los nombres de Feliza que firmaba, creo recordar, Santos Sanz Villanueva. No la ponía nada bien, la tildaba de muy previsible y sobre todo de acumular en el relato todo tipo de artificios literarios vinieran o no a cuento. Salvaba la historia, pero no gustaba de lo que he señalado. Total que decidí cambiar el libro por uno de Han Kang. Y me quedé sin leerlo.
    Ahora tras leer tu reseña veo que la historia es interesante y que la manera de presentarla también está bien. Tú dices que la incluirás entre tus favoritas de 2025. Me temo que me equivoqué al cambiarla por otra. Pero eso sí, disfruté como un loco de Imposible decir adiós de Han Kang.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No quiero yo enmendarle la plana a todo un crítico, pero vamos, previsible es por supuesto. Dada la estructura que el autor da al libro, sabemos desde el principio que Feliza muere. Por otra parte, puesto que es una biografía de alguien que murió en 1982 es bastante previsible que termine con la muerte de la protagonista. Además, teniendo en cuenta que narra la vida de un personaje real, es también bastante previsible que cuente los hechos acaecidos en esa vida. Respecto a los artificios literarios, no hay que olvidar que es una novela. Por mucho que se base en una vida real no deja de ser una biografía novelada.
      No sé si te equivocaste al cambiarla. Igual resulta que de no ser así no hubieras leído la novela de Han Kang que tanto te gustó (y que tengo en mi lista para leer en breve). No obstante, todo tiene solución y siempre puedes volver a comprar este libro. Ahora me quedo con muchas ganas de saber tu opinión al respecto.
      Un beso.

      Eliminar
  7. Hola, Rosa. Yo sí que conocía esta historia y ya tenía la novela en mente. Me parece muy interesante tanto el tema como la forma de contar y, si dices que probablemente esté entre tus mejores lecturas del año, me despierta mucha más curiosidad. Trataré de leerla prontito. Un beso y gracias por el recordatorio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cada vez que leo un libro de Juan Gabriel Vásquez me sorprende lo mucho que me gusta. Es algo curioso. Los nombres de Feliza y el anterior, Volver la vista atrás, como biografías noveladas no me atraían mucho en principio, pero ambos me han entusiasmado por la forma de narrar del autor. Pero es que, además, la vida de Feliza Bursztyn es apasionante.
      Un beso.

      Eliminar
  8. Hola, Rosa.
    Hoy nos traes un descubrimiento, no conocía al autor ni tampoco a la escultura, y tu reseña es atrapante, de esas que quieres saber más, descubrirlo todo. La causa de esa muerte, que da la sensación de que el dolor se aferraba tan fuertemente a ella que debió ser súbita. No buscaré nada, aunque me pique la curiosidad, lo descubriré con esta biografía hecha novela.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo al autor sí lo conocía, pero de Feliza Bursztyn no tenía ni idea. Tampoco quise saber nada antes de leer la novela. Después ya sí que busqué, pero la novela preferí leerla virgen de conocimientos y fue totalmente satisfactoria esa lectura y ese ir descubriendo a la escultora.
      Un beso.

      Eliminar
  9. Buenos días, Rosa.
    El principio argumental de esta novela me parece fascinante. Por otro lado, su estructura es muy original. Me llevo apuntado este título y el artículo de García Marquez con mucha curiosidad. Gracias por el descubrimiento!!

    ¡Feliz Día del Libro!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Leí el artículo completo de García Márquez después de la novela y aconsejo hacerlo así. La novela, como le digo a Irene, me gustó leerla sin saber nada de la escultora. Fue toda una experiencia ir descubriéndola de la mano de Juan Gabriel Vásquez, porque en su artículo García Márquez cuenta cosas que creo que está mejor descubrir en la novela. Una gran lectura en todo caso que recomiendo.
      Un beso.

      Eliminar
  10. Resulta bastante interesante esta reseña , y no descarto hacerlo mas adelante, hasta inclusive se la pueda regalar a Jorge que ya sabes que es un gran lector y muy curioso, de modo que como siempre te agradezco tu reseña. Eso si, dejaré pasar un tiempo porque todo lo que tenga que ver con la muerte pues como que no me apetece, prefiero leer algo que me levante el ánimo no todo lo contrario.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te entiendo perfectamente. Hay momentos en que es mejor leer sobre la vida y dejar la muerte un poco de lado, que ya bastante presente se hace sin que la invitemos. Espero que le guste a tu hijo si finalmente se la regalas.
      Un beso.

      Eliminar
  11. Hola Rosa, aún no he leído nada del autor, aunque tengo alguna que otra novela apuntada por tu reseñas; está que traes hoy me parece muy interesante, me atrae la figura de Feliza y la estructura tan original de la novela. Que la historia sea previsible no siempre es malo, aunque sepas lo que va ocurrir o al menos el destino final, lo importante es como y porque se llegó allí. Tomo nota y también como no del artículo de García Márquez. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En este tipo de novelas biográficas la previsibilidad es natural. Feliza Bursztyn es un personaje real que tuvo una vida convulsa y una muerte muy traumática para los que la vivieron (a ella poco trauma le causaría). Si a eso sumamos la columna de García Márquez que hizo literatura de la vida y de la muerte de la escultora, poco queda para el misterio en esta novela. Encima de todo, Juan Gabriel Vásquez le da una estructura a la historia en la que empieza justo haciéndonos saber esa muerte, aunque sin contarla hasta el final. Un final, en efecto previsible, pero que estamos esperando a que llegue para conocer en profundidad, aunque todo esté ya prefigurado en la imaginación del lector. Es muy hábil Juan Gabriel Vásquez en atraer la atención y no dejarla escapar.
      Un beso.

      Eliminar
  12. Es curioso que una persona tan impaciente como yo, a quien no le gustan los rodeos y quiere que la gente vaya al grano cuando cuenta algo, en literatura, en cambio, me gusta esa forma de contar una historia, dejando migajas y pistas por aquí y por allá, saltando de un capítulo al siguiente hasta llegar a completar toda la historia al ir ensamblando las piezas como en un puzle.
    Tras leer esta reseña, me he formado una muy buena opinión sobre este autor y esta novela en particular. Desconocía tanto a él como a su obra. Y puestos a desconocer, no sabía quién fue Feliza. Por lo menos sí conozco bien, a través de sus escritos, a García Márquez, je, je.
    Una buena recomendación que tendré muy en cuenta.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí también me gustan mucho las historias tipo puzzle, las que van y vienen por el tiempo y van narrando hechos, aparentemente dispersos, pero que finalmente acaban encajando y formando el dibujo completo del tapiz, parafraseando a Henry James.
      Juan Gabriel Vásquez lo hace de maravilla y engancha desde el principio, que es el final, pues empieza con la columna de García Márquez y ya sabemos el desenlace. Pero hasta llegar a ese final, la vida de la escultora nos atrapa y estamos deseando ver cómo se llega a esa muerte hacia la que Feliza y Pablo se encaminan durante toda la novela.
      Un autor que recomiendo mucho. Con ésta o con cualquiera de las novelas que le he leído.
      Un beso.

      Eliminar

Publicar un comentario

Con tus comentarios reflexionamos, debatimos y aprendemos más.

Lo más visto en el blog este mes

"Tres días y una vida", Pierre Lemaitre

"La ciudad y los perros" Mario Vargas Llosa

"Una familia moderna" Helga Flatland

Mario Vargas Llosa, In Memoriam

"La nieta" Bernhard Schlink

"Solas en el silencio" Silvia Intxaurrondo

Tres eran tres 43

"Las hermanas Blue" Coco Mellors

"La buena letra" Rafael Chirbes