"El fin de la soledad" Benedict Wells
"Nacemos en el Titanic. —Mi hermano sacude la cabeza. No se siente cómodo hablando de estas cosas—. Quiero decir que vamos a hundirnos; no vamos a evitar la colisión con el iceberg; eso ya está decidido y nada puede cambiarlo. Lo único que podemos hacer es escoger si queremos empezar a correr de un lado a otro, enloquecidos por el pánico, o si preferimos seguir tocando mientras el barco se hunda". Es casi al final de la novela cuando Marty le dice estas palabras a su hermano pequeño, Jules. Para entonces, Jules junto a Marty y Liz, su hermana mayor, ha vivido en ese Titanic que se ha hundido varias veces a lo largo de su vida. A partir de entonces, Jules espera seguir viviendo en ese enorme trasatlántico que es la vida y que volverá a hundirse, pero ha decidido seguir tocando mientras lo hace.
Cuando empieza la novela, Jules sobrevive como puede del último hundimiento de su Titanic particular. Está en la cama de un hospital sorprendido de haberse salvado tras el accidente de moto que empieza a recordar. Y su recuerdo viaja un poco más atrás en el tiempo, justo a lo que había antes del accidente... pero eso no quiere verlo ni saberlo, y rápidamente se obliga a viajar más atrás aún en su memoria, tan atrás que llega a su infancia, a momentos anteriores al primer hundimiento, ese que fue como una premonición de todos los que vinieron después, de todos esos hundimientos de los que Jules se ha ido levantando como ha podido para seguir tocando en esta orquesta un tanto desafinada que es la vida.
Cuando empieza la novela, Jules sobrevive como puede del último hundimiento de su Titanic particular. Está en la cama de un hospital sorprendido de haberse salvado tras el accidente de moto que empieza a recordar. Y su recuerdo viaja un poco más atrás en el tiempo, justo a lo que había antes del accidente... pero eso no quiere verlo ni saberlo, y rápidamente se obliga a viajar más atrás aún en su memoria, tan atrás que llega a su infancia, a momentos anteriores al primer hundimiento, ese que fue como una premonición de todos los que vinieron después, de todos esos hundimientos de los que Jules se ha ido levantando como ha podido para seguir tocando en esta orquesta un tanto desafinada que es la vida.
"Cuando tenía siete años, mi familia fue de excursión al sur de Francia. Mi padre, Stéphane Moreau, nació en Berdillac, un pueblo cercano a Montpellier. [...] Fuimos a visitar a mi abuela, quien en los últimos años no había vuelto a salir del pueblo". Jules era un niño feliz de siete años hace mucho tiempo. Vivía con su familia en Munich y era el pequeño de tres hermanos. Sí, aunque tal vez hubiera preferido viajar alguna vez a Italia en lugar de a Berdillac, Jules era un niño feliz... al que solo le quedaban tres años para dejar de serlo.
Jules vive desde los diez años una vida que cree que no le corresponde, una vida que no debió ser así: en un internado, parcialmente separado de sus hermanos, habiendo perdido todo el arrojo y la valentía que lo caracterizaban hasta entonces, con una gran soledad que solo otra alma solitaria de gafas y pelo rojo será capaz de combatir hasta que ella, Alva, también desparezca de su vida.
A partir de un cierto momento, Jules se pregunta por qué en un instante, de repente y sin darse cuenta, se salió del camino que le correspondía, se pregunta cómo y por qué perdió la ruta feliz que le estaba destinada, se pregunta si realmente existe una ruta o un camino que corresponda a cada uno o en realidad la vida no es más que el caos que aparenta. Y piensa, cuando ve a jóvenes seguros de sí mismos que hablan y ríen y son capaces de dominar las conversaciones y las relaciones, que él debería ser así, él iba camino de ser así si las cosas no se hubieran torcido cuando él tenía diez años. "Hasta aquel momento, mi vida había estado perfectamente protegida, pero por lo visto había fuerzas y corrientes invisibles que podían cambiarlo todo en un instante".
Jules y sus hermanos fueron expulsados de sus vidas y lanzados a otras que pudieron destrozarles, pero cada uno encontró su asidero, a veces cuando parecía que se hundía sin remedio. Marty encontró un trabajo que le dio el éxito y, sobre todo, encontró a Elena; Liz encontró las drogas y el sexo (más bien una necesidad desesperada de sentirse querida) y estuvo a punto de perder pie en varias ocasiones, pero finalmente encuentra la enseñanza y alumnos que le escriben cartas de amor y a Tony; Jules encuentra a Alva y la pierde y la vuelve a encontrar, y encuentra la música y la escritura y se termina por encontrarse a sí mismo, aunque parece que las desgracias lo persiguen "Parecía que algunas familias vivían protegidas por el destino mientras que otras, en cambio, atraían hacia sí todos los males. Y aquella noche, en la cama, me pregunté si la mía sería una de esas".
Pero aunque la vida les haya torcido el camino y les haya llevado por otros menos llanos, con piedras cortantes y matojos con espinas, con barro y charcos difíciles de superar, la alternativa a la vida no es otra que la muerte. Vivir, aunque sea con dificultades, con soledad, con miedo, es mejor que la nada, porque "ahora vivimos, creamos arte, amamos, observamos, sufrimos, nos divertimos, nos reímos. Existimos de un millón de maneras distintas, precisamente para que no exista la nada, y el precio que tenemos que pagar es ni más ni menos que la muerte".
La vida de Jules se ha hundido en varias ocasiones y, aunque algunas veces se ha limitado a correr de un lado a otro enloquecido por el pánico, a partir de ahora ha decidido seguir tocando y sacar de lo que la vida le ofrezca los acordes más armoniosos.
Benedict Wells es un autor alemán nacido en Munich hace 33 años. En realidad se apellida von Schirach y cuando lo leí me sonaba mucho porque hace unos años leí un libro de un autor llamado Ferdinand von Schirach. El libro se titula "Crímenes" y son casos reales con los que se ha ido encontrando el autor en el transcurso de su carrera como abogado penalista en Berlín. Pues bien ambos autores son primos y comparten un abuelo que fue un antiguo líder juvenil nazi. Fue por alejarse de este pasado de su abuelo y del sonoro y célebre apellido familiar por lo que Benedict adoptó el apellido Wells.
Es entonces cuando viene una sorpresa aún mayor. Ese Wells elegido para firmar sus libros es en honor a Homer Wells, el protagonista de la novela de John Irving "Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra" que, con el título de "Las normas de la casa de la sidra", la llevó al cine Lasse Hallström en 1999 con guión del propio John Irving, guión que le valió un Oscar por cierto. Y es que Benedict Wells ha declarado que John Irving es la razón por la que escribe. A los que seguís mi blog mínimamente no os resultará extraño el hecho de que John Irving es uno de mis escritores favoritos de todos los tiempos. Y de ahí la sorpresa ante la casualidad. Y me doy cuenta de que la novela de Wells, que me ha gustado mucho, tiene un ligero tono, algunos personajes, varias vivencias, bastantes actitudes y reflexiones que me recuerdan mucho de lo que he leído en el escritor norteamericano.
"El fin de la soledad" es la cuarta novela de Benedict Wells. En España no se conocen las tres anteriores, pero en Alemania es un autor muy conocido y aclamado. Ha sido la obtención por parte de "El fin de la soledad" del Premio de la Unión Europea 2016, lo que ha hecho que su fama salga de Alemania y que esta novela se haya traducido al español. Espero que pronto tengamos a nuestra disposición las otras tres.
Jules vive desde los diez años una vida que cree que no le corresponde, una vida que no debió ser así: en un internado, parcialmente separado de sus hermanos, habiendo perdido todo el arrojo y la valentía que lo caracterizaban hasta entonces, con una gran soledad que solo otra alma solitaria de gafas y pelo rojo será capaz de combatir hasta que ella, Alva, también desparezca de su vida.
A partir de un cierto momento, Jules se pregunta por qué en un instante, de repente y sin darse cuenta, se salió del camino que le correspondía, se pregunta cómo y por qué perdió la ruta feliz que le estaba destinada, se pregunta si realmente existe una ruta o un camino que corresponda a cada uno o en realidad la vida no es más que el caos que aparenta. Y piensa, cuando ve a jóvenes seguros de sí mismos que hablan y ríen y son capaces de dominar las conversaciones y las relaciones, que él debería ser así, él iba camino de ser así si las cosas no se hubieran torcido cuando él tenía diez años. "Hasta aquel momento, mi vida había estado perfectamente protegida, pero por lo visto había fuerzas y corrientes invisibles que podían cambiarlo todo en un instante".
Jules y sus hermanos fueron expulsados de sus vidas y lanzados a otras que pudieron destrozarles, pero cada uno encontró su asidero, a veces cuando parecía que se hundía sin remedio. Marty encontró un trabajo que le dio el éxito y, sobre todo, encontró a Elena; Liz encontró las drogas y el sexo (más bien una necesidad desesperada de sentirse querida) y estuvo a punto de perder pie en varias ocasiones, pero finalmente encuentra la enseñanza y alumnos que le escriben cartas de amor y a Tony; Jules encuentra a Alva y la pierde y la vuelve a encontrar, y encuentra la música y la escritura y se termina por encontrarse a sí mismo, aunque parece que las desgracias lo persiguen "Parecía que algunas familias vivían protegidas por el destino mientras que otras, en cambio, atraían hacia sí todos los males. Y aquella noche, en la cama, me pregunté si la mía sería una de esas".
Pero aunque la vida les haya torcido el camino y les haya llevado por otros menos llanos, con piedras cortantes y matojos con espinas, con barro y charcos difíciles de superar, la alternativa a la vida no es otra que la muerte. Vivir, aunque sea con dificultades, con soledad, con miedo, es mejor que la nada, porque "ahora vivimos, creamos arte, amamos, observamos, sufrimos, nos divertimos, nos reímos. Existimos de un millón de maneras distintas, precisamente para que no exista la nada, y el precio que tenemos que pagar es ni más ni menos que la muerte".
La vida de Jules se ha hundido en varias ocasiones y, aunque algunas veces se ha limitado a correr de un lado a otro enloquecido por el pánico, a partir de ahora ha decidido seguir tocando y sacar de lo que la vida le ofrezca los acordes más armoniosos.
Benedict Wells |
Es entonces cuando viene una sorpresa aún mayor. Ese Wells elegido para firmar sus libros es en honor a Homer Wells, el protagonista de la novela de John Irving "Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra" que, con el título de "Las normas de la casa de la sidra", la llevó al cine Lasse Hallström en 1999 con guión del propio John Irving, guión que le valió un Oscar por cierto. Y es que Benedict Wells ha declarado que John Irving es la razón por la que escribe. A los que seguís mi blog mínimamente no os resultará extraño el hecho de que John Irving es uno de mis escritores favoritos de todos los tiempos. Y de ahí la sorpresa ante la casualidad. Y me doy cuenta de que la novela de Wells, que me ha gustado mucho, tiene un ligero tono, algunos personajes, varias vivencias, bastantes actitudes y reflexiones que me recuerdan mucho de lo que he leído en el escritor norteamericano.
"El fin de la soledad" es la cuarta novela de Benedict Wells. En España no se conocen las tres anteriores, pero en Alemania es un autor muy conocido y aclamado. Ha sido la obtención por parte de "El fin de la soledad" del Premio de la Unión Europea 2016, lo que ha hecho que su fama salga de Alemania y que esta novela se haya traducido al español. Espero que pronto tengamos a nuestra disposición las otras tres.
*Esta novela la he leído como recomendación de Marilú del blog "Cuentalibros". Dicha recomendación me llegó a través de El Reto Serendipia Recomienda 2018. Esta es la segunda novela que leo de las tres que supone el reto. Si queréis saber cuáles son las otras dos podéis verlo en esta entrada de mi blog.
Desconocía lo del apellido del autor, aunque ciertamente Wells muy alemán no me sonaba.
ResponderEliminarEs cierto que el protagonista de este libro no vive la vida que le corresponde, pues demasiado joven aprende que lo que hoy das por seguro mañana puedes perderlo. La mayoría de la gente tiene la fortuna de no aprender esta lección hasta llegar a la vida adulta, pero Jules ha de vivir el final de su infancia y los primeros años de su juventud con ese dolor, esa incertidumbre y sobre todo esa soledad. Y Wells, como su protagonista, creo que también ha aprendido de muy joven, ha aprendido el oficio de escritor pues realmente escribe muy bien, pero creo que también, y de nuevo al igual que a Jules, aún le falta encajar del todo lo aprendido. Pero sí, coincido contigo, sería bueno tener algo más suyo traducido al español.
Besos
La novela tiene algunos fallos que seguramente son debidos a la juventud. No obstante, creo que es una muy buena novela que tiene mucho que aportar.
EliminarMe gustaría leer más cosas del autor para saber cuál es en realidad su tónica general. A veces un escritor da la campanada con una novela y es lo único que se salva de toda su obra. Aunque sospecho que no es el caso de Benedict Wells.
La forma en que describe cómo se tuerce una vida en un momento y para siempre, me ha parecido estremecedora. Posteriormente a leer el libro y publicar la reseña, he asistido a un terrible hecho en la realidad y no he podido dejar de acordarme de este libro.
Un beso.
la verdad es que leyendote me lo apunto para urgentemente coger algo del autor! besitos y gracias como siempre por tus post! siempre me entero de algo nuevo!
ResponderEliminarGracias a ti, Aniña, aunque a no ser que sepas alemán, solo podrás coger "El fin de la soledad". De momento, todo el resto de su obra permanece sin traducir al español.
EliminarUn beso.
Me ha llamado la atención la pequeña historia que encierra el apellido impostado del autor.
ResponderEliminarYa decía Cervantes que no hay libro malo que no aporte algo bueno y este nos ha descubierto además una curiosidad muy digna a tener en cuenta.
Como siempre encantado de leer tu reseña, ya que me es del todo imposible hacerlo con todo lo que recomiendas.
Besos a 36 grados centígrados.
Es que además este libro es bueno con lo que el mérito es total.
EliminarSí, la historia del apellido es curiosa. A mí me sorprendió muy gratamente pues John Irving es uno de mis autores favoritos y, concretamente, es novela suya una de las mejores.
Recomendables libro y autor.
Aquí un poco más fresco, pero por la hora. A las cuatro de la tarde me ha marcado el coche 41 grados.
Un beso.
hola! es como una cajita de sorpresas tu entrada siempre tiene ese poquito mas, con un detalle, una curiosidad o un giro distinto que tanta nos gusta! saludosbuhos
ResponderEliminarMe gusta saber de autores y obras y poner mi sello personal. Creo que así las reseñas (o lo que sean) quedan más interesantes y completas, aunque no siempre es posible.
EliminarUn beso.
Me gustó mucho esta novela a la que llegué por la misma recomendadora. En especial la sensibilidad del autor del que desconocía tantos datos y lo de Irving del que he leído unos cuantos libros aunque no había hecho la relación, en realidad a mí me parecía muy Auster.
ResponderEliminarSaludos
Yo no sabía nada del autor ni de la obra. Ha sido una recomendación muy útil porque lo he disfrutado y tengo anotado al autor para lo que pueda venir. Un beso.
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