Agosto 2018


—Descansa en paz —fueron las últimas palabras del pastor.

Si alguna vez esa frase gastada, tan impúdicamente teatral en la boca de aquel personaje, había tenido algún sentido fue en ese preciso instante, mientras los sepultureros, con despreocupada habilidad, bajaban hacia la fosa abierta el ataúd de Ana. La certeza de que la vida puede ser el peor infierno, y de que con aquel descenso se esfumaban para siempre todos los lastres del miedo y el dolor, me invadió como un alivio mezquino y pensé si de algún modo no estaba envidiando el tránsito final de mi mujer hacia el silencio, pues hallarse muerto, total y verdaderamente muerto, puede ser para algunos lo más parecido a la bendición de ese Dios con el que Ana, sin demasiado éxito, había tratado de involucrarme en los últimos años de su penosa vida.

No es que tenga mucho que ver este inicio con el resto de la novela, al menos no con lo que más recuwerdo. Hay inicios que resumen toda la trama posterior del libro, que al leerlos podemos presentir lo que nos vamos a encontrar entre sus páginas. Nada nos da idea  sin embargo en este caso de los mundos por los que transita esta historia. 
Tampoco es precisamente el inicio. Como en el mes anterior, he hecho trampa y sitúo el comienzo saltándome un preludio breve que antecede a este párrafo. Pero como justamente encima de estas frases pone "Primera parte", me siento justificada para empezar por aquí.
Estamos ante una de las lecturas que más me han impactado en los últimos tiempos. Una historia que mezcla realidad y ficción. En la parte real nos habla de un asesino y de su víctima; en la ficción el narrador es un escritor, o más bien aspirante a serlo, que recuerda cómo en 1977 se encontró con un misterioso personaje que paseaba por una playa cubana dos galgos borzois. La amistad fue surgiendo poco a poco entre los dos hombres y el dueño de los perros le terminó contando al escritor lo que constituye la parte no ficticia de la trama que no es otra que el asesinato de Leon Trotski a manos de Ramón Mercader.
Sí. Ya lo has adivinado. Estoy hablando de "El hombre que amaba a los perros", la novela que me descubrió a Leonardo Padura, la fuente con la que más me he enterado de la vida y muerte de Trosky y de la mucho más enigmática vida de Ramón Mercader.
Ya sé que es una novela y que incluso la parte más real adolece de la ficción que siempre introduce este género, pero aun así hay datos necesariamente históricos que ayudan a entender la realidad. 
En capítulos alternos, se nos van contando tres historias: la de Iván, el escritor frustrado que es además el narrador y que ha enviudado recientemente (2004); la de Liev Davídovich Bronstein, más conocido como Leon Trotski, y la de su asesino, Ramón Mercader, también conocido como Jacques Mornard van den Dreschd y Frank Jacson.
Iván comienza su historia en 2004, el día del entierro de Ana. Iván empezará a recordar y con sus recuerdos iremos sabiendo su vida con Ana y su frustración como escritor. Iván me recuerda un poco (¿mucho?) a Mario Conde, el policía protagonista de la serie del propio Leonardo Padura. Como Mario Conde, le sirve al autor para hablarnos de Cuba y hacer una certera disección de su situación social, cultural y económica. Porque Cuba e Ivan viven en un callejón con la salida muy angosta, ambos se lamen las heridas de sus desengaños porque ninguno ha conseguido lo que la juventud prometía ilusionada. Iván y Cuba nos cuentan la historia del desencanto.
La parte de Trotski comienza en Frunze, Kirguistán, a donde,acompañado de familiares y seguidores ha llegado huyendo de Stalin. Huyendo lo seguiremos a través de Turquía, Francia, Noruega... hasta llegar a México, donde habría de encontrase años después con Mercader y con su destino en forma de piolet.
Por último, la parte dedicada a Ramón Mercader, es la que me resultó más interesante, tal vez porque es de toda la novela el personaje más oscuro. De Ramón iremos viendo su complicada vida y su más complicada relación con su madre, Caridad del Río. La influencia que esta mujer tuvo en su hijo marcaría su vida y su destino y le llevaría a su encuentro en México al otro lado del piolet en cuyo extremo opuesto se encontraba Trotski.
Una apasionante novela en la que las historias personales y la Historia con mayúscula a lo largo de la primera mitad del siglo XX, van confluyendo para dibujar lo que será la historia de Cuba y de sus habitantes, a partir de 1959. 
Sí, una de las lecturas que más me han impactado en los últimos tiempos.

Las novelas que aparecen en esta sección, "Bienvenido nuevo mes literario", no están recién leídas, pero están leídas. Se trata de novelas que empleo para comenzar cada mes, y por eso empieza la entrada con el inicio del libro. No pretende ser una reseña, sino el comentario sobre una historia que me marcó lo suficiente como para poder hablar de ella aunque haga ya muchos años que la leí. Por ello, espero que me perdonéis si incurro en algún error.




Comentarios

  1. Ay Padura, mi hijo fue a dos encuentros con él y quedó encantado.
    Yo no lo he leído y lo tengo, es un libro que me apetece pero no encuentro el momento.
    Besos y feliz agosto.

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    1. Este libro es alucinante. Conocí con él al autor y después he leído algunas de su serie sobre el policía cubano Mario Conde. Es un gran autor que te recomiendo mucho.
      Un beso.

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  2. Buena novela, si señor. Padura es un gran escritor, y tanto en esta novela como en las policíacas, no deja de enseñarnos la realidad cubana y su continuo deterioro.
    Aunque las últimas de Mario Conde están empezando a ser un poco repetitivas y abusan de trucos de escritor avezado. Se lo perdonaremos. Un beso

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    1. No he llegado a las últimas de Mario Conde, salvo "Herejes" que no sé si se puede considerar de la serie porque el personaje sale de forma muy tangencial. Por lo demás, voy por la tercera de la serie. tengo que darle un empujón.
      Gracias por tu fidelidad a esta sección. Nunca fallas.
      Un beso.

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  3. Tengo infinitas ganas de hincarle el diente, pero un did por otro no me pongo con él. Como le decía ayer a un amigo las novedades -a veces de cuestionable calidad- no me dejan ver el bosque y me apartan de lo verdaderamente importante. Y creo que Padura es uno de los importantes.
    Un beso

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    1. Pues tanto esta novela como su serie policíaca son muy buenas y muestran una visión de Cuba entre la nostalgia y la crítica muy interesante.
      No cabe duda de que Padura es un autor importante fuera de modas y novedades. No lo dejes mucho tiempo. Para mí, esta es su mejor novela.
      Un beso.

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  4. ¡Jó, se me acaba de ir el comentario UE te había escrito! Intentaré repetirlo. Te decía que sin saber por qué no he leído aún esta novela. Y reflexionaba con que me sucede a veces que las Novedades me apartan de los libros y autores importantes, siendo evidente que Padura es importante, y mucho.
    Un beso

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    1. Ya ves que tu comentario no se había ido a ningún sitio. Aquí estaba enterito.

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  5. Y a mí que se me había pasado esta novela. Me la anoto como imprescindible para este verano.
    Un beso, Rosa.

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    1. Pues me alegro de habértela recordado. es muy buena y además, la recuerdo como muy entretenida. De las que enganchan.
      Un beso.

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  6. No he leído nada del autor,pero la historia me gusta, así que no me importaría leerla.
    Besos

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    1. El autor es muy bueno. Su serie policíaca con Mario Conde de protagonista nos cuenta el desengaño de la revolución y la situación en Cuba desde finales de los ochenta hasta nuestros días. No obstante, para mí esta es su mejor novelalLa primera que leí y la que me enganchó.
      Un beso.

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  7. Te confieso que aún no he leído nada de Padura, pero lo haré , le diré a Charí que me baje algo y así leo algo de él, sobre todo me apetece la serie policiaca, pero también intercambiare con esta que no lo es.
    Gracias como siempre Rosa y buen mes de Agosto.
    Besos.

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    1. La serie policíaca es muy interesante. Yo sólo he leído cinco y son como nueve o diez. Me han dicho que el último es un poco repetitivo, pero lo que yo llevo leído es de lo más recomendable.
      Un beso.

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