"Estado del malestar" Nina Lykke

Nadie conoce las modas populares mejor que un médico de familia. He visto de todo: productos sin gluten, sin lactosa, sin azúcar, todas las recetas de los periódicos y de internet que convencen a personas sanas de que si dejan de comer pan o queso todo irá como es debido. Los pacientes de mediana edad no comprenden por qué están siempre tan cansados. Porque te haces mayor, les digo, pero ellos creen que esto de la edad no les concierne, igual que piensan que todo ese asunto de la muerte no va con ellos. Que la muerte hará una excepción en su caso. Dan por hecho que el cuerpo ha de funcionar sin crujidos y se sorprenden el día que deja de hacerlo. El día que las heces no salen, el sueño no llega y los músculos no colaboran. Con cuarenta y siete años no se es viejo, dice el paciente de cuarenta y siete años. Sí, le respondo. Con cuarenta y siete años se es lo bastante viejo como para que las cosas ya no funcionen como antes. Pero no están dispuestos a aceptarlo. Quieren seguir igual que hasta entonces y por eso se compran un determinado tipo de zumo o unos polvos verdes en internet, o se hacen pruebas de alergias e intolerancias alimentarias para poder seguir como antes si se toman el zumo o los polvos o dejan de consumir algún producto indispensable o no se acercan a animales peludos.

Elin es médico de familia y sabe de salud, tanto física como mental. Y sabe de todos los males que aquejan a la sociedad noruega, que no dejan de ser los mismos que aquejan a la sociedad occidental en general. Unos males de sustitución porque cuando todas las necesidades están cubiertas se inventan nuevas necesidades. ¿O qué es si no esa estúpida obsesión por no ingerir gluten o lactosa? ¿De dónde saca el personal la delirante idea de que el gluten y la lactosa (dejo aparte el azúcar) son contraproducentes para la salud? Sí, lo son para las personas que, para su desgracia, tienen intolerancia a esos nutrientes. 

Se ignoran ciertas cosas, por más que se nos insista en ellas desde los ambientes especializados. Otras no se admiten, como el hecho de que nos hacemos mayores y el cuerpo no funciona como lo hacía cuando éramos jóvenes. Elin reflexiona sobre todos estos asuntos mientras pasa consulta un día cualquiera. Un día en el que no se siente muy proclive a torear con las tonterías que le plantean algunos de sus pacientes, un día en el que sin darse cuenta dice en voz alta lo que otras veces tan solo piensa en su interior o le confía a Tore, «el esqueleto a tamaño natural que está en la esquina, entre el lavabo y la puerta». Es con Tore con quien Elin se desfoga normalmente, aunque hoy se sorprende hablando más de la cuenta. Hoy no soporta el egoísmo, la fragilidad, las exigencias de sus pacientes que sienten que tienen derecho a todo y que la Sanidad Pública les debe algo. Todos sienten que se le debe algo, una deuda que cobrar que el mundo nos adeuda, aunque jamás nos planteamos qué le adeudamos nosotros al mundo.

«El pasillo está lleno de consumidores y usuarios que esperan recibir su cuota de servicio y calidad y empatía, porque la población se está volviendo cada vez más frágil y sensible y al mismo tiempo más maleducada y exigente. [...] Las consultas cada vez son más largas porque, dada la creciente vulnerabilidad de la población, los médicos debemos acordarnos de mantener el contacto visual con los pacientes, mostrarnos empáticos con ellos, consolarlos e infundirles confianza y, por lo tanto, le dedicamos más tiempo a cada paciente que antes».
 
Pero a lo largo de esa mañana de consultas, Elin también nos cuenta su vida a lo largo del último año. Sabemos que ya no vive con Aksel, su marido. En realidad lleva un tiempo viviendo en la consulta a escondidas. Nos habla de su encuentro con su novio de juventud, Bjørn, con quien empezó de nuevo una relación que ha durado varios meses. Ahora los ha perdido a los dos y siente que está perdiendo todos los puntos cardinales que le daban sentido y orientaban su vida.

También recordará sus tiempos más remotos. Su matrimonio con Aksel a quien conoció cuando aún mantenía su relación con Bjørn, su vida de pareja joven en Grenda, un barrio construido después de la guerra, un barrio en el que, a principios de los noventa, sus propietarios iban muriendo y el precio bajo de las casas hizo que se llenara de familias jóvenes con hijos pequeños, familias progresistas que se adaptaban con mayor o menos facilidad a lo que vivir en Grenda significaba: 

«[...] en Grenda, al menos antes, era importante tener una postura firme ante todos los temas, por nimios que fueran. Pañales de tela o desechables, sí o no a la UE, Oriente Medio, la preservación del medio ambiente; [...] cuando los vecinos venían de visita, esparcía algo de ropa por el salón, porque en Grenda se llevaba ser tolerante, indulgente, espontáneo y flexible. En Grenda era importante tener una actitud relajada hacia todas las cosas, a excepción de la regla de tener una actitud relajada, que había que cumplir a rajatabla siempre».

Tantos años después, hasta la separación, siguen viviendo en Grenda. Las niñas ya no viven en casa y entre Aksel y Elin se ha abierto un abismo que la aparición de Bjørn tan solo ha venido a aumentar y que el matrimonio rellena con alcohol, ella, y con sus campeonatos de esquí, él. «Aksel sabía bien que si se quejaba de lo mío con la bebida yo podría quejarme de su obsesión con el esquí, que era mucho peor, tanto para la vida familiar como para nuestra economía. Al menos yo estaba en casa, aunque fuera borracha, y mis cajas de vino costaban diez veces menos que sus equipos y sus viajes».

Nina Lykke

Y entre recuerdos del pasado más remoto y de su último año de relación con Bjørn, de desapego con Aksel y de trabajo por la mañana y alcohol y series por la tarde, sigue atendiendo pacientes y se va derrumbando y va trazando una imagen real y un tanto demoledora del mundo en que vivimos. 

«Todo el mundo tiene que hacer de todo y tenerlo todo, hay que dejar todas las opciones abiertas y seguir los impulsos todo el rato. No basta con zanjar una relación y empezar otra, no. Cuando ya se está inmerso en esa nueva relación, tampoco pueden faltar la cubertería de plata y las iniciales grabadas y los vestidos de novia y los embarazos y los anillos y los faldones de bautizo, y si uno no lo consigue por sí mismo, le ayudará el Estado».

«"lo que me corresponde por derecho" debe de ser la frase que más me irrita del mundo». También a mí. Los que más hablan de derechos son los que más olvidan los deberes. Son los que se quejan de la Sanidad Pública, de la Educación Pública, del estado de las carreteras, de todo en general, y también del hecho de tener que pagar impuestos... 

Estado del malestar es una novela que cumple con lo que promete su título... hasta llegar al final. Qué fantástica novela hubiera sido de haberse ahorrado las páginas finales. Y sé que es una opinión personal. Sé que esas páginas finales pueden resultar muy satisfactorias para muchos lectores, pero a mí me han decepcionado. No obstante, unas pocas páginas en toda una novela, no son motivo para disuadir a nadie de leerla. Es una buena novela cuyo final yo hubiera llevado por otros derroteros, pero creo que aun así, merece mucho la pena.

Este libro participa en el Reto Autores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra L.
 
Título del libro: Estado del malestar
Autora: Nina Lykke
Nacionalidad: Noruega
Título original: 
Full Spredning
Traducción: Ana Flecha Marco
Editorial: Gatopardo
Año de publicación: 2020
Año de publicación original: 2019
Nº de páginas: 288

Comentarios

  1. Fue un libro que hace exactamente dos años comentamos en la tertulia y dio mucho juego. Recuerdo que en líneas generales nos agradó, si bien dijimos que el marido y las hijas quedaban un tanto difuminados. Sin embargo nos hizo gracia la manera que tenía de nombrar a sus pacientes. También recuerdo el barrio de postureo donde vivía y que contribuía a su malestar. Luego al final descubrimos que su malestar casi casi se remonta a sus orígenes familiares, fruto de la relación entre su madre y un señor casado; en fin, no sé algo excesivo tanto malestar. Pero sí es verdad que nos hemos vuelto excesivamente exigentes con los demás y bastante menos con nosotros mismos.
    Una curiosa y original novela sin duda alguna. ¿El final? Bueno de alguna manera hay que terminar y dar esperanzas siempre es un recurso muy bien recibido.
    Un beso, Rosa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo he interpretado el malestar no como el de la narradora, sino el de las sociedades desarrolladas. Un malestar ficticio, en el que la gente, sin problemas especiales, se los crea. Se crea una deuda que el mundo tiene con ellos, sienten que tienen derecho a todo sin pensar en deberes. En fin, gente quejica y blanda que piensa que todo se lo tienen que resolver los demás, generalmente el Estado. En ese sentido me ha parecido muy acertada la historia.
      El final ya digo que es una cuestión de gustos personales, pero creo que rompe con la magnífica trayectoria de la novela.
      Un beso.

      Eliminar
  2. Hola, Rosa.
    Me atrae este libro, pero uf, no sé si me lanzaré a él. Ya lo había visto con anterioridad y también había leído que se podía sacar del mismo bastante juguito, y leyendo el anterior comentario que te han dejado, entiendo que sea idóneo incluso para clubes de lectura. Veo que el final no ha sido en absoluto de tu agrado, aunque todo lo anterior sí que te ha convencido y que crees que merece la pena por ello, pues no sé lo que me parecería a mí. No sé, no sé (indecisión jejeje). Ya veré si le doy su oportunidad o no.
    Un besito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te acabo de rescatar del spam. Perdona por el retraso en contestar.
      La novela me ha gustado mucho porque los temas que trata a mí también me preocupan y he pensado en ellos y tengo un punto de vista muy similar al de la autora. Entiendo tus reticencias. Es cierto que el fina, para mí, desmerece mucho, pero imagino que habrá otras formas de interpretarlo y otros gustos para los finales. Si te animas, espero que lo disfrutes.
      Un beso.

      Eliminar
  3. Buenas tardes, Rosa.

    Me habías conquistado totalmente hasta que te he leído argumentando encontra del final del libro. Me imagino por dónde vas, y se que a mí también me decepcionaría esa conclusión. Supongo que me gusta leer sobre la realidad de la vida, y no cuentos de hadas. En fin, quizá lea este libro...

    Un abrazo, y gracias por tu interesante reseña!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo bueno es que ese final se precipita tan al final que el resto de la historia queda totalmente salvable. A ver, lo he comentado porque creo que hay que dar una idea real de lo que hemos percibido de una novela, pero por lo demás me ha gustado tanto que no me hubiera gustado perdérmela.
      Un beso.

      Eliminar
  4. ¡Hola! Me gusta leer novelas de lugares tan lejanos al mío y así conocer un poco más, de sus costumbres y formas de llevar la vida. Veo que el final no te ha convencido, aun así, se ve interesante, por lo que la tendré en cuenta. Gracias por la reseña. ¡Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A pesar de su final, es una novela muy interesante en sus planteamientos. A mí Noruega me queda más cerca geográficamente que a ti, pero aun así es un país muy distinto con una muy distinta mentalidad y forma de ver la vida. Y no obstante, los problemas que plantea me resultan muy conocidos.
      Un beso.

      Eliminar
  5. ¡Hola!
    me parece por todo lo que os cuentas que se trata de un libro muy curioso y distinto y a mi ya sabes que lo curioso y distinto me llama. Esa falta de equilibrio entre los derechos y los deberes, los personajes y la historia en general me llama también, aunque a mí el gluten y la lactosa no me sienta nada bien, lo he comprobado por activa y pasiva, claro que la edad no ayuda, pero que esos dos ingredientes no sé si por intolerancia o por la edad que me caen bastante mal, jaja
    En fin, que me la llevo a pesar de ese final que no te ha convencido, pero lo que dices, no puede convencer a todo el mundo por igual, cada uno leeríamos un final para nuestra novela
    Ubn beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay personas con intolerancia a la lactosa y/o el gluten, por supuesto, pero es que la genta ha interpretado que los alimentos sin gluten y sin lactosa son más sanos y eso es una falacia. Gluten y lactosa son nutrientes importantes, sobre todo el gluten, y quien no puede tomarlo puede tener falta de fibra en su dieta y de otras cosas necesarias que hay que suplir. De todas formas eso es un detalle en el libro. Hay muchos más. Es la plasmación de cómo la gente más o menos acomodada de países desarrollados, que no tiene ningún problema, se los crea y se siente agraviada por el mundo y por el Estado. Es un libro muy crítico con un cierto tipo de gente que cree tener todos los derechos y ninguna obligación. Gente que me pone enferma, por cierto, porque alguna he conocido.
      Un ebso.

      Eliminar
  6. No me acaba de convencer del todo esta novela, me da la impresión de que le falta algo. A lo mejor más adelante le doy una oportunidad y cambio de opinión, quien sabe. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo la he encontrado muy interesante, salvo ese final que me ha sorprendido y decepcionado. Si te animas, espero que te guste.
      Un beso.

      Eliminar
  7. Que portada curiosa!
    No lo conozco asi que el primer acercamiento es con tu entrada.
    Gracias por compartirlo, abrazosbuhos!

    ResponderEliminar
  8. Hola Rosa, una novela interesante, si es cierto que la gente que no tiene problemas se los crea, pienso yo por aburrimiento y soledad, además aceptamos mal el paso del tiempo, por dentro nos sentimos jóvenes y nos parece fatal que el cuerpo no nos responda como antes, además estamos en la época en que está de moda todo lo sin, sin gluten, sin lactosa, sin huevo, sin pan, nos obsesionamos y al final todo nos sienta mal, no hablo de los alérgicos o los intolerantes, pero los demás, cruzamos fácilmente la línea entre cuidarnos y privarnos de cosas sin sentido, igual no soy yo muy healty, pero creo que lo estamos llevando al extremo. Tomo nota de la novela que dices que es magnífica aunque el final te haya decepcionado. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En cuestiones de salud, las personas cubren un amplio abanico de posibilidades. Desde los que comen todo tipo de procesados en grandes cantidades y padecen obesidad, hasta los que se machacan con dietas estrictas; desde los que no se mueven hasta los que se machacan en un gimnasio. Creo que, como siempre, el equilibrio es lo más adecuado y saludable. Un ejercicio moderado, comer de todo sin abusar de lo menos sano... Y dar gracias por no tener problemas en lugar de amargarse fabricándolos.
      Un beso.

      Eliminar
  9. ¡Hola, Rosa!
    Sin duda que la cubierta del libro es peculiar. No conocía a la autora y la novela me llama bastante la atención por todo lo que nos cuentas. Veo que las sociedades nórdicas tampoco son la maravilla que a veces quieren vendernos, especialmente acá en Latinoamérica.
    Sinceramente no creo que existan países perfectos.
    La verdad es que hoy día, si no tenemos problemas, solemos creárnoslos de alguna manera. Hipocondría al máximo y abundantes consultas a doctor Google, ja, ja, ja.
    Por no hablar de la preocupación excesiva con respecto a ingerir "productos libres de...", sin pensar que esas dietas tampoco están exentas de problemas.
    Me lo llevo apuntado, gracias por la sugerencia ;)
    Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los países nórdicos han sido ejemplo de muchas cosas mientras vivieron de maravilla sin ningún problema y eran ejemplo de tolerancia y democracias muy desarrolladas. En cuanto empezaron e tener inmigrantes, crisis económicas, etc., se han manifestado iguales (o peores en muchos aspectos) que los demás. En los Países Bajos acaba de ganar las elecciones un partido islamófobo de ultraderecha. Se ve que fueron "tolerantes" (indiferentes diría yo) con otras razas y religiones mientras hubo para todos y no se sentían amenazados. En cuanto viene una crisis se han sentido amenazados por los extranjeros y salen todas las miserias a relucir.
      Ojalá te guste.
      Un beso.

      Eliminar
  10. Al iniciar la lectura de esta reseña, parecía que estaba ante un libro sobre nutrición escrito por una nutricionista, pero luego he comprobado que va mucho más allá y se interna en consideraciones muy personales y sociales. Respecto al tema de las manías alimenticias, parece mentira que incluso en países aparentemente más avanzados que el nuestro, exista todavía tanta ignorancia sobre la salud y que también se dejen engañar por los vendedores de productos o de soluciones milagrosas para mantenerse en forma.
    La crítica social que encierra esta novela me parece muy interesante, lástima que, según dices, tenga un final un tanto impropio para acabar redondeando su calidad. Creo que este es un fallo bastante frecuente y que muchos autores no cuidan convenientemente los finales de sus obras.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puse el ejemplo de la nutrición al inicio, pero podría haber puesto otros. El primer paciente de esa mañana es uno al que la narradora llama Gordito y de ahí viene lo de la nutrición, pero hay varios tipos de pacientes con sus problemas particulares.
      El final desmerece el resto de la novela, pero no debe disuadir de su lectura, creo yo. El resto sigue siendo muy interesante.
      Un beso.

      Eliminar
  11. Intuyo que el final cambia el tono de la historia para dejarla en un punto más amable. Menos arriesgado, quizá, de lo que habría podido ser, pero me gusta lo que has contado sobre la novela. El planteamiento y la crítica social que trata de hacer me parecen interesantísimos. A veces se nos olvida el privilegio de vivir en países desarrollados y conviene poner determinadas situaciones frente al espejo. Fantástica reseña, Rosa. Tomo nota.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El final no cuadra con el estilo anterior de la novela y es un tanto disruptivo. Al menos lo fue para mí. Pero la verdad es que la novela merece la pena. El título es muy revelados. En los países que más gozan y han gozado del llamado Estado del bienestar, se crea un malestar ficticio, pero muy real (valga el oxímoron) en el que algunas personas se sumergen a falta de problemas verdaderos.
      Un beso.

      Eliminar
  12. Cuando me tropecé con esta novela (creo que al poco de publicarse aquí en España) me llamó mucho la atención. Después me fui encontrando con algunas que otras opiniones que me suscitaron dudas y me enfriaron las ganas de leerla. Si te soy sincera no recuerdo exactamente el porqué de esas dudas que me entraron. En fin, no es que descartara su lectura sino más bien que dejé el propósito de leerla en stand by con el check mental de probable lectura interesante que tal vez no termine de convencerte. Como suele ocurrir en estos casos, Estado de malestar cayó en el limbo de los olvidados. La rescatas con tu reseña de ese limbo, una reseña que, además, he leído embelesada hasta llegar a ese final sobre el final de la novela. En fin, yo también suelo ser indulgente con una novela si el estropicio es solo de unas pocas páginas, aunque esas pocas páginas sean al final y te dejen un poco contrariada. Sigo con dudas, pero sigo pensando que es una lectura que podría gustarme al menos en parte. El tiempo dirá.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El "estropicio" (desde mi punto de vista; ya digo que habrá a quien le guste) afecta a las últimas páginas por lo que la novela se puede salvar porque el resto me ha parecido muy bueno. También desde mi punto de vista, porque trata temas que me son muy afines y en los que yo también he reflexionado mucho. la autora tiene un punto de vista muy similar al mío en esos asuntos, aunque yo no sería tan borde como ella con algunos pacientes (creo, ja, ja).
      Creo que te gustaría... hasta llegar a ese final, que tampoco distorsiona tanto y que casi he olvidado porque el resto de la novela lo eclipsa.
      Un beso.

      Eliminar
  13. No me sonaba de nada. E iba totalmente convencida hasta que has mencionado lo del final. Pero no la voy a descartar, que pese a todo, se ve que la has disfrutado. Y me has dejado hasta con curiosidad por ese final.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entiendo que tras mencionar el final sin decir en qué consiste, te haya entrado curiosidad, ja, ja. A pesar de ello y de lo que me ha sorprendido y decepcionado ese final, el resto de la novela, es muy bueno y compensa con creces. Yo la recomiendo.
      Por cierto, acabo de rescatarte del spam. Por eso mi tardanza en responder.
      Un beso.

      Eliminar
  14. Hola, Rosa. No puedo estar más de acuerdo con Line y contigo. Todo derecho y me lo merezco, pero que no les pidan ni media responsabilidad. Lo del gluten y la lactosa, eso ya, batalla perdida, es increíble la cantidad de gente que se autoproclama enferma o peor, que no saben de la necesidad de esos nutrientes incluido el azúcar.
    Y está bien que lo haga una autora se ese norte que tenemos tan idealizado siempre, donde como se suele decir, también cuecen habas.
    Apuntadísima
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que te gusta. Veo que también esos temas forman parte de tus preocupaciones y análisis. Yo hace ya años que dejé de idealizar ese norte. Creo que fue Henning Mankell con su serie sobre el inspector Wallander el que me hizo ver una Suecia que, cuando vienen mal dadas, se vuelve tan racista y violenta como el resto de países. Alcoholismo y violencia de género por encima de algunos otros países más sospechosos, delitos de odio racista, auge de las derechas más ultra (acaban de ganar en Países Bajos). En fin, un paraíso mezclado con un infierno.
      Un beso.

      Eliminar
  15. Para mí el final de cualquier obra artística es lo que determina todo su conjunto. Puede elevar la obra o dejarla en algo inconcluso o mediocre según sea el caso. Me parece bastante interesante como nos podemos poner en los ojos de los médicos ya que normalmente estamos pendientes de nosotros mismos y de la mala o buena atención que recibimos.
    Un libro, en definitiva, para pensar desde el otro lado de las cosas.
    Un beso, Rosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es muy interesante porque Elin hace de médico y ve esos problemas que tú dices desde el otro lado. Nosotros siempre somos los pacientes, los que juzgamos a los médicos por su amabilidad o falta de ella o por lo que tardan en atendernos. Aquí lo vemos desde la óptica del médico, pero también ella se muestra desde nuestro lado en la parte de su vida privada. También tiene sus problemas de salud mental u física y va compaginando ambas facetas.
      respecto al final, sencillamente, sobra. Si se hubiera ahorrado las páginas finales hubiera sido una novela mucho más redonda.
      Un beso.

      Eliminar
  16. Hola, Rosa. Qué alegría ha sido encontrar la reseña de este libro. Lo tengo anotado para futuras compras y la verdad que todavía no lo he comprado por lo de siempre, las tentaciones de las novedades. Pero me he propuesto alternar novedades con mis deseos lectores. Gracias por tus impresiones y felices lecturas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las novedades nos bombardean desde todas las redes sociales y páginas culturales de los periódicos, pero siempre hay momentos para lo menos moderno; lo clásico o la que ya tiene varios años siempre se abre camino en mis lecturas, aunque hay que reconocer que predomina lo moderno.
      Un beso.

      Eliminar
  17. ¡Hola, Rosa! Jo, con todo lo bueno que nos cuentas de esta novela y resulta que lo que me ha dejado totalmente expectante y con ganas de leerla es lo que comentas sobre el final. Es curioso como funcionamos los humanos.
    Y hablando de cómo funcionamos, coincido con el planteamiento de la novela y muy posiblemente ello explique mucho de nosotros. De nuestra paradójica existencia: el ser humano es mejor en el conflicto que en la tranquilidad. La carencia nos hace más fuertes que la abundancia. También es verdad que el sistema económico fomenta eso. ¿Qué ofrecer a quien ya lo tiene todo? Qué sea más rápido, más grande, más cómodo... y eso provoca que seamos cada vez más tiquismiquis. Que comencemos suspirando por un médico que cure nuestra herida y terminamos quejándonos por que esperamos cinco minutos a que un médico nos atienda por un simple resfriado. Un abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ja, ja. Suelo mencionar con miedo mis pequeñas objeciones a algunas novelas porque a veces es lo único en lo que se fijan los lectores y olvidan los méritos y deciden no leer el libro por un pequeño demérito, así es que el que a ti sea esa objeción lo que te deja con más ganas de leer Estado del malestar, me encanta.
      Lo has planteado muy bien. El sistema económico tiene que crear nuevas necesidades en los individuos para mantener su crecimiento. Es en lo que se basa el capitalismo. Cuando las necesidades están más que cubiertas, se inventan otras nuevas y ahí entran los alimentos sin gluten, no para celíacos sino para todo el mundo al hacernos creer que son más sanos per se. Y así con todo. Espero que leas la novela y te guste.
      Un beso.

      Eliminar
  18. Jolin, íbamos bien hasta que he leído lo de las páginas finales. Me llamaba la atención ese personaje que pasa consulta en estado de contención hasta que no puede más. Me resultaba simpático que se desahogara con el esqueleto. Y me intrigaba que viviera en secreto en su consulta. Me gustaba todo eso. Y sé qué aclaras que son sólo unas pocas páginas pero la palabra decepción aparece unida a ellas y eso hace que cambie mi visión sobre esta novela. En cualquier caso, muy buena reseña, Rosa. Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De verdad que la novela merece la pena, aunque ese final no sea el que más le pega. El resto es tan interesante y tiene un humor muy ácido y, en definitiva, el final solo desmerece el final, pero el resto de la novela, merece la pena.
      Un beso.

      Eliminar
  19. Hola Rosa, creo que me ha pasado como a David, después de leer tu estupenda reseña y llegar al final, pues me entraron ganas de leerla, a ver, a ver, je... Intuyo que su autora, haciendo un gran alarde de planteamientos propios de gente que tiene pocos problemas (es decir, país donde se vive bien y no hay guerras), quiera sacar una queja por esa población despreocupada que busca ocuparse en cosas nimias y pretende mimos en la consulta del médico.
    Y aunque puede que cuente cosas facilonas que ya intuimos, sin embargo me pareció interesante la idea narrativa de poner todo en un contexto a través del médico de familia en tono de estudio sociológico y no psicológico (que en ese otro entorno hay mucho escrito). Así que si puedo lo leeré, creo que aporta franqueza, y eso me gusta aún a falta de intuir que el final es más de cuento que de realidades, tampoco viene mal un poco de optimismo y no dramatizarnos con todo.
    Gracias por tu estupenda reseña y los comentarios, un placer leer aquí.
    Feliz domingo y los siguientes!
    Abrazo.🌞

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, a veces un final optimista se agradece y por eso insisto en que ese final puede ser del agrado de algunos lectores. Yo creo que rompe con el tono general de la historia, pero como surge muy al final, casi lo podemos olvidar y quedarnos con el resto de la historia.
      Desde la óptica del médico de familia, hay una visión privilegiada de los anhelos de la gente y de cómo se hacen problemas donde no los hay. Y no siempre son cosas fáciles y esperables. Hay situaciones que sorprenden y hacen reflexionar.
      Un beso.

      Eliminar
  20. Cuando he visto el título, he pensado que sería un peñazo, pero después, primero con el párrafo del libro y después de lo que has contado tú, resulta que me atrae un montón. Lamento esas últimas páginas, pero aun así no me importaría leerlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es realmente muy interesante y nada aburrido. El título puede sugerir un ensayo un tanto pesado, pero nada de eso. Es una novela con una parte profesional y otra personal que atrapa desde el principio, y con reflexiones de lo más esclarecedoras del mundo desarrollado en que vivimos.
      Un beso.

      Eliminar

Publicar un comentario

Con tus comentarios reflexionamos, debatimos y aprendemos más.

Lo más visto en el blog este mes

"Mujer en punto cero" Nawal El Saadawi

"La amiga estupenda" Elena Ferrante

"Tan poca vida" Hanya Yanagihara

"La vegetariana" Han Kang

"La caída de Madrid" Rafael Chirbes

"La escapada" William Faulkner

"48 pistas sobre la desaparición de mi hermana" Joyce Carol Oates

"El imán y la brújula" Juan Ramón Biedma

Nuevas reseñas en Instagram

"Las fieras" Clara Usón