"Manhattan Beach" Jennifer Egan
«Cada vez que Anna pasaba del mundo de su padre al de su madre y Lydia, sentía como si hubiera abandonado una vida y la hubiera cambiado por otra más profunda. Y cuando volvía con su padre, recorriendo la ciudad de su mano, era de su madre y de Lydia de quienes se deshacía, hasta el punto de que a menudo se olvidaba por completo de ellas. Iba y venía una y otra vez, adentrándose en cada ocasión en un lugar más y más profundo, hasta sentir que ya no podía bajar más. Pero siempre podía, nunca llegaba al fondo».
Cuando Anna estaba a punto de cumplir doce años, su vida se repartía entre dos mundos. En casa estaban la madre y Lydia, su hermana de ocho años, atada a su propia invalidez, incapaz de caminar o de hablar. Tan solo emitía sonidos que Anna y la madre sabían interpretar como agrado o desagrado, placer o dolor. Eddie, el padre, estaba aferrado a su hija mayor y la llevaba consigo a todas partes. Y todas partes era llevarla a sus intentos de ganarse la vida en 1934, en plena Depresión. Afortunadamente, Eddie era amigo de Dunellen, el presidente del sindicato de estibadores. Dunellen le debía un favor a Eddie y gracias a ello nunca le faltaban esos trabajos a los que solía llevarse a Anna. Y no eran precisamente trabajos de estibador.
«El trabajo de su padre consistía en transmitir saludos o buenos deseos entre miembros del sindicato y otros hombres que eran amigos suyos. Esos saludos solían incluir un sobre, o a veces un paquete, que su padre entregaba o recibía con gesto indiferente: no te dabas cuenta a menos que prestaras atención. A lo largo de los años su padre había hablado muchísimas veces delante de Anna sin ser consciente de ello, y ella había escuchado sin entender lo que oía».
A la vuelta de sus visitas les espera una realidad que a Eddie le sobrepasa. Y es que Eddie nunca se resignó a esa hija que parecía que no se enteraba de nada y de la que nada se recibía. O eso pensaba. «Eddie no entendía la devoción de su mujer por Lydia: ¿por qué, cuando la niña le devolvía tan poco? [...] Una y otra vez, con su hija menor, la rabia y el odio hacia sí mismo engullían a Eddie como un torbellino y lo dejaban transido de pena y exhausto». Eddie se debatía entre el rechazo y la culpabilidad. Lydia había crecido. Necesitaba una silla especial que la mantuviera erguida y le permitiese salir a la calle, pero ese artilugio era carísimo en aquella época. Nada que pudiera conseguir con lo que ganaba en los trabajos que Dunellen le conseguía.
Al inicio de Manhattan Beach encontramos a Eddie y Anna viajando hacia dicho lugar, hacia Manhattan Beach. Van a encontrarse con Dexter Styles del que Eddye pretende que le introduzca en un mundo donde la posibilidad de riqueza sea más clara que con los trabajos habituales. En la casa de los Styles en Manhattan Beach, Anna juega con los hijos de Dexter, pasea con ellos y su niñera, es consciente de que su padre se ausenta más de la cuenta y, tal vez por primera vez, Anna nota lo que de raro tienen algunas visitas de su padre.
Ocho años después es 1942, el mundo está en guerra y Anna con dieciocho años trabaja en el arsenal naval midiendo piezas diminutas de las que luego se insertarán en los barcos de guerra. Sabremos que Eddie ha desaparecido hace unos cinco años y no se sabe si está vivo o muerto.
«[...] su padre se había marchado del piso un día como cualquier otro, ni siquiera recordaba la fecha. La verdad había ido arribando gradualmente, como el anochecer: la constatación, cada vez que se descubría a sí misma aguardando su regreso, de que llevaba días esperando, y luego semanas, y meses… Y su padre no volvía. Anna tenía catorce años, cumplió quince. La esperanza se convirtió en el recuerdo de la esperanza: una zona insensible, muerta. Ya ni siquiera lograba recordarlo con claridad».
Anna tiene su vida reducida al trabajo y a la ayuda que su madre precisa con Lydia que ya tiene dieciséis años y puede moverse, relativamente, tan solo lo hace para ir a sus consultas periódicas, gracias a la silla que finalmente Eddie pudo comprar.
Una noche en que Anna sale con una amiga a un club nocturno se encuentra con que el dueño del club es el mismo Dexter Styles a quien visitó con su padre en la última salida que hicieron juntos. A partir de esta segunda parte, que comienza aproximadamente cuando llevamos leído un diez por ciento de la novela, esta se diversifica. Nos relatará la vida de Dexter Styles y cómo mejoró su situación mediante el matrimonio y conoceremos a sus suegro y a sus cuñados y sobrinos; sabremos de Anna y sus ambiciones y lo que le llegará a costar conseguirlas; veremos que el encuentro entre Anna y Dexter abre ante la joven, que lo reconoce de inmediato de aquella visita de su niñez, la posibilidad de saber algo de su padre al que no ha sido capaz de olvidar; oiremos hablar del misterioso señor Q que «era omnipresente: el socio silencioso y el inversor principal en todas las maquinaciones de Dexter y también el primero en beneficiarse de ellas»; viajaremos en un barco que va de San Francisco a algún lugar incierto, tal vez Rusia, llevando material de guerra, un barco al que seguiremos en sus peripecias y del que poco más puedo decir.
Dexter supondrá un alivio para Anna en lo que se refiere a conseguir mejores condiciones para su hermana y en lo que se refiere a su propia vida personal, pero también la veremos adentrarse en un mundo peligroso, el mundo por el que tal vez fue engullido su padre y ya se sabe que cuando una se adentra en ciertos ambientes se puede descubrir más de lo que se desea.
Jennifer Egan |
Aquel Nueva York de la guerra, de los primeros años cuarenta, es un mundo de supervivientes. Unos lo consiguen con más facilidad que otros, pero hay un submundo que siempre saca beneficios de las situaciones de crisis y veremos cómo distintas personas de distintas procedencias forman ese submundo. Los clichés con los que se los caracteriza pertenecen en exclusiva a Dexter.
«A Dexter le agradaban los irlandeses, sentía afinidad con ellos aunque una y otra vez le demostraran que no eran de fiar: no se trataba tanto de hipocresía como de una debilidad innata cuyo origen estaba en el alcohol o en lo que los empujaba a beber. Valía la pena contar con un irlandés para fabular y hacer planes, pero al final se necesitaba a un espagueti, un judío o un polaco para hacerlos realidad».
Tras haber leído hace un par de años El tiempo es un canalla me quedaron muchas ganas de seguir con la autora y por fin me he decidido con este Manhattan Beach que, sin ser tan original como el mencionado, es una novela que me ha parecido muy recomendable.
Este libro participa en el Reto Escritores de la A a la Z que organiza el blog Lecturápolis. Con él relleno la letra E.
Título del libro: Manhattan Beach
Autora: Jennifer Egan
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Manhattan Beach
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Manhattan Beach
Traducción: Carles Andreu
Editorial: Salamandra
Año de publicación: 2019
Año de publicación original: 2017
Nº de páginas: 480
Hay muchas novelas de intriga y esta, sin ser del género de suspense, parece que tiene una buena dosis de ello. Resulta intrigante e interesante ir descubriendo qué hay detrás de esos personajes un tanto misteriosos y peculiares.
ResponderEliminarLo dicho: muy interesante.
Un beso.
Pues ciertamente sin ser de intriga tiene su punto y sus descubrimientos a media novela. Jennifer Egan es una autora a la que descubrí con El tiempo es un canalla que me gustó tanto que supe que tenía que leer más de la autora. he tardado un tiempo, pero he cumplido. Aún tengo alguna novela más en lista.
EliminarUn beso.
Un mundo de supervivientes que saca a la luz lo mejor y lo peor de las personas. Una historia interesante, parece, y entretenida de leer. La tengo en cuenta, Rosa. Un beso.
ResponderEliminarPues tiene las dos cosas, entretenida e interesante. Y, como dices, muestra lo mejor y lo peor de cada uno. Y tiene una mezcla de géneros curiosa.
EliminarUn beso.
¡Hola! Me gusta la trama y la ambientación de esta historia. Siento que es una lectura emotiva, cargada de sentimientos y buenos personajes. Espero poder leerla en algún momento. Gracias por la reseña y espero tengas una linda semana. ¡Un beso!
ResponderEliminarNo dejes de darle una oportunidad. Es una novela entretenida y que se lee muy bien. te gustará.
EliminarUn beso.
No me importaría leerla, que me atrae la trama y la época en que se desarrolla. Y me anoto el otro libro que mencionas al final.
ResponderEliminarBesotes!!!
El tiempo de los canallas me gustó más porque es una novela con una estructura muy curiosa, pero esta es más fácil de leer y la ambientación temporal más atractiva.
EliminarUn beso.
Qué libros tan interesantes nos traes siempre, me encantan.
ResponderEliminarComo siempre has hecho una reseña que atrapa y me crea necesidades, jejeje.
Muy feliz día.
Pues a esas necesidades hay que atenderlas. Seguro que lo disfrutas.
EliminarUn beso.
Sí que se ve una novela más convencional que El tiempo es un canalla, pero aun así tengo ganas de leerla. Ese Nueva York de la época también es muy apetecible.
ResponderEliminarBesos
Es más convencional pues su estructura es lineal aunque hay una trama paralela, pero que es so, paralela. No hay esa mezcla de piezas caleidoscópicas que aparece en El tiempo es un canalla. A cambio la ambientación temporal me gusta más esta.
EliminarUn beso.
Buenos días, Rosa.
ResponderEliminarLa novela que nos traes hoy parece una lectura estupenda para reflexionar sobre la diversidad de la vida. Muchas veces vemos el mundo sólo bajo nuestro prisma, sin pararnos a pensar en las dificultades a las que se enfrentan los demás.
Apunto título y autora. Muchas gracias.
Un abrazo y feliz martes!!
Esta novela plantea los lados opuestos de distintos personajes, la cara buena, amable y generosa; la violencia y el egoísmo. La vida de Anna es difícil, pero sabe sobreponerse a las dificultades y luchar por lo que le interesa, para lo bueno y para lo malo. Es una autora que merece la pena.
EliminarUn beso.
¡Hola!
ResponderEliminarfíjate que me atrae casi más el del Tiempo es un..., ese le tengo en mente, aunque no sé cuando caerá.
Por los párrafos elegidos, se ve que la autora escribe muy bien y que merece la pena.
La voy a tener muy en cuenta para futuras lecturas
Besos
Cualquiera de los dos es interesante. El tiempo es un canalla es posterior y es una novela de estructura más compleja. Esta se lee mejor y es más sencilla, pero cualquiera merece mucho la pena. Como amante de la literatura estadounidense, es una autora que no me podía perder, aunque me perderé tantas y tantos por no conocer...
EliminarUn beso.
Creo que me lanzaré antes con ella con El tiempo es un canalla, mencionas que te pareció algo mejor, ¿no? (bueno, dices más original, pero sé que te gustó mucho). No sé, es de esas autoras que tengo ahí bicheadas pero que no me he terminado de animar todavía con ella, no suelo tenerla muy en mente. Pero bueno, me llevo esta de la que nos hablas en este post anotada también...
ResponderEliminarUn abrazo.
A mí es que la literatura estadounidense me fascina y procuro leer cualquier autor que me sea mínimamente recomendado. Cualquiera de las dos novelas son muy recomendables. Cierto que me gustó más El tiempo es un canalla, pero esta no tiene desperdicio.
EliminarUn beso.
Cuando la leí hace ya dos años me gustó especialmente por introducir el mar en el relato. Ese mar tan propio para las novelas de aventuras, tan subyugante para los jóvenes lectores. Creo que esto fue una de las características que me hizo atractiva la novela, Igual que a ti me pareció inferior a El tiempo es un canalla, y sobre todo menos innovadora. Con todo es una novela que se lee muy bien, con muchísimo gusto, especialmente porque indaga en la personalidad de los diversos personajes que logra transmitir a las mil maravillas.
ResponderEliminarUn beso
Fíjate que a mí esas aventuras que tienen lugar en el mar dejaron de gustarme hacia los trece años, pero en esta novela he disfrutado hasta esa parte. Es menos innovadora que El tiempo es un canalla, me ha parecido algo inferior, pero también es cierto que a mucha gente puede que le guste más precisamente por esa estructura más tradicional. En todo caso, una autora magnífica. Me queda La torre del homenaje que espero no tardar en leer.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, con tu reseña me apunté El tiempo de los canallas y aun la tengo pendiente. En reserva me llevo esta, que también me parece muy interesante. Todo consiste en buscar el momento adecuado. Besos.
ResponderEliminarLo malo es que no hay tiempo para tantos momentos adecuados como necesitamos. En fin, si no se lee una cosa es porque se lee otra. esta es una autora muy recomendable, sobre todo para los que estamos enamorados de la literatura estadounidense.
EliminarUn beso.
Pues ni conocía a la autora, la verdad, Al leer que había una incapacidad me sentí atraída pero luego mencionas que la historia se ramifica y se desvía hacia otros derroteros. No sé... No estoy segura si viajar a Manhattan o no. Besos
ResponderEliminarYo siempre estoy dispuesta a viajar a Manhattan. Me encanta la literatura estadounidense y me encanta Manhattan y todo lo que rodea la Gran Manzana.
EliminarEs una novela muy interesante y que engancha, pero entiendo que no todo se puede leer y no todo apetece.
Un beso.
Hola Rosa!! Me llevo bien anotada tu recomendación, puesto que desconocía por completo este título y me llama mucho. ¡Genial reseña y gracias por el descubrimiento! Besos!!
ResponderEliminarTe gustará. Es una historia muy bien contada y ambientada en dos momentos muy interesantes de la historia.
EliminarUn beso.