"Duelo" Eduardo Halfon

"Se llamaba Salomón. Murió cuando tenía cinco años, ahogado en el lago de Amatitlán. Así me decían de niño, en Guatemala. Que el hermano mayor de mi padre, el hijo primogénito de mis abuelos, el que hubiese sido mi tío Salomón, había muerto ahogado en el lago de Amatitlán, en un accidente, cuando tenía mi misma edad, y que jamás habían encontrado su cuerpo. [...] yo no podía ver ese lago sin imaginarme que de pronto aparecía el cuerpo sin vida del niño Salomón".
"Duelo" es una preciosa novela que indaga en el pasado del autor, de sus ancestros y de alguna que otra ficción con la que creo que se mezcla la realidad. Aunque a lo mejor estoy equivocada y todo es escrupulosamente cierto.
Tras la muerte del tío Salomón de niño, muerto antes incluso de que el padre del autor hubiera nacido, Eduardo Halfon (¿o Hofmann?) nos irá haciendo partícipes de su propia búsqueda, a lo largo de la infancia, de todos los rastros y documentos que va encontrando acerca del suceso. Y así, algo tan claro como un niño que se ahoga en un lago en Guatemala, se irá mostrando cada vez más enigmático a medida que el narrador va sabiendo más, y en lugar de aclarar las dudas que pudiera tener, con cada nuevo conocimiento nuevas dudas van surgiendo haciéndole pensar que no todo es cómo el lo había creído.
Acompañaremos al autor/narrador en su infancia en una Guatemala herida casi de muerte por el terrorismo y la guerra civil y la oligarquía; "Yo no terminaba de entender eso de la situación política del país, pese a estar ya acostumbrado a dormirme con el sonido de bombas y tiroteos en las noches; y pese a los escombros que había visto con un amigo en el terreno detrás de la casa de mis abuelos, escombros de lo que había sido la embajada de España, me explicó mi amigo, al ser ésta incendiada con fósforo blanco por las fuerzas del gobierno, matando a treinta y siete funcionarios y campesinos que estaban dentro.

Titular del periódico "Prensa Libre" el 1-2-1980

Es esa situación de inseguridad política y social lo que hará que en 1981, a punto de cumplir diez años, el narrador se traslade a Estados Unidos con sus padres y su hermano, concretamente a Florida.
En Estados Unidos, le seguirán llegando datos de aquel posible tío que nunca llegó a serlo y que se llamaba Salomón. Fotos, comentarios, palabras cazadas al vuelo, como cazan los niños las palabras; mientras juegan al doble juego de jugar y hacerse los despistados, mientras los mayores se confían y se dejan llevar de sus deseos de hablar, más poderosos que la cautela debida a la presencia de oídos inadecuados
Así va recabando informaciones que muchos años después, ya adulto, lo llevarán al presente de la novela, a un viaje al chalet del lago Amatitlán en el que hace ya mucho que no viven sus abuelos, pero en el que tal vez pueda encontrar a don Isidoro, un trabajador de la casa, guardián, jardinero, niñero... un poco empleado para todo y "se me ocurrió que ese chalet habría tenido ya varios dueños, vaya uno a saber cuántos dueños desde que mis abuelos lo habían vendido a finales de los años setenta, pero siempre con don Isidoro ahí para todos, al servicio de todos. Como si don Isidoro, más que un hombre o un empleado, fuese un mueble del chalet, incluido en el precio". Tal vez don Isidoro, que solía salir en barca por el lago con el autor y su hermano, pueda aclarar algo del niño Salomón y su muerte siempre imaginada en el lago.
Las poco más de cien páginas de la novela irán alternando esa vuelta a los paisajes de la infancia del narrador en una búsqueda imposible, con las historias de su pasado y las de sus abuelos y hasta bisabuelos. Así sabremos cómo su padre le explicó que sus dos abuelos (del padre) se habían llamado Salomón. De ahí el nombre de ese hermano primogénito nacido y muerto antes que el propio padre. "Me explicó por encima del periódico que su abuelo paterno, de Beirut, se había llamado Salomón, y que su abuelo materno, de Alepo, también se había llamado Salomón".
El abuelo paterno del narrador, sin embargo, no se llama Salomón, sino Eduardo, como el propio autor, aunque le llamen Edouard; reminiscencias de la lengua francesa que la familia había aprendido en Beirut de donde procedían y donde vivieron hasta 1919, cuando el abuelo emigró con dieciséis años, su madre y sus hermanos.
También de origen judío es la familia materna, pero en este caso de Polonia, concretamente de  Łódź. Su abuelo era un superviviente del genocidio nazi y "al llegar a Guatemala en 1946, cuando tenía apenas veinticinco años, después de la guerra, después de ser prisionero en distintos campos de concentración, mi abuelo polaco había perdido ya todos sus dientes". De su paso por Auschwitz le había quedado un número grabado en su antebrazo izquierdo que él contaba a sus nietos que era el número de teléfono que se había hecho tatuar para no olvidarlo. Tras las huellas de su abuelo polaco también nos llevará el autor por varios escenarios europeos que él mismo hubiera preferido no visitar.
Y tras las huellas de Salomón, el niño muerto, nos iremos adentrando en las sospechas, la culpa, el remordimiento, la curiosidad (a cada uno lo suyo le sugiere el episodio); en ese duelo que parece que no ha abandonado a la familia desde la muerte pretérita de un niño cuyo nombre duele tanto que nadie más en la familia ha vuelto a llevarlo. Y tras las huellas de Salomón, seguiremos al autor en una vuelta a pesar de sí mismo a los fantasmas de la infancia, en un capítulo final lleno de poesía y belleza, medio real, medio soñado, pero que le reconcilia con los recuerdos y da sentido al rezo secreto de tanto baño. "Mi hermano y yo hasta nos habíamos inventado un rezo secreto que susurrábamos en el muelle —y que aún recuerdo— antes de lanzarnos al lago. Como una especie de conjuro. Como para ahuyentar al fantasma del niño Salomón, por si acaso el fantasma del niño Salomón aún estaba nadando por ahí". Un rezo pertinente para aplacar la rabia y la frustración fantasmales de tantos niños ahogados en el lago. Aunque ninguno de ellos se llamara Salomón. 

Eduardo Halfon
"Duelo" y Eduardo Halfon, al que no conocía, han sido todo un descubrimiento que le debo a Kirke del blog "Leer, el remedio del alma". Como ya comenté allí, he aprendido aunque me ha costado, a leer sin preocuparme demasiado por lo que de real o ficticio tienen este tipo de novelas. No voy a negar que tengo curiosidad, pero creo que la labor literaria es una tarea basada en la mentira. Por muy autobiográfico que sea un texto, no es más que lo que el autor recuerda, lo que siente, lo que cree que vivió, lo que está dispuesto a compartir... Que me engañen con ficción o que me engañen con las percepciones subjetivas de la realidad, no tiene para mí importancia; solo quiero que me engañen con belleza y sentimiento. Me comprometo a creérmelo todo.

Comentarios

  1. Me has picado la curiosidad, le echaré un vistazo.
    Besos

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    1. Es una hermosa y dura historia que creo que te gustará.
      Un beso.

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  2. ¡Hola!
    Pues tiene muy buena pinta y como bien dices, tampoco hay que preocuparse demasiado si es verdad o no lo que leemos, yo suelo leer o ver pelis con la mente abierta, por ejemplo, en Malditos Bastardos de Trarantino el final me sorprendió porque todos tenemos una versión de la muerte de Hitler y das por hecho que en otra situación no puede vivir, pero al fin y al cabo no era una biografía así que pueden tomarse licencias.

    Y en las biografías, como bien dices, también está difuminado por el recuerdo, la percepción del momento...
    Besos y la reseña, pues como siempre, buenísima.

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    1. Muchas gracias, Gemma.
      Recuerdo que me encantó esa licencia de "Malditos bastardos". Creo que Tarantino cumple con esa película un deseo que todos hemos tenido: ver a Hitler morir en uno de los varios atentados que contra él hubo y que fracasaron. Poder matar a Hitler aunque sea de mentira y en el cine, es una satisfacción que el director nos dio a todos.
      Esta novela tiene mucho de autobiográfica, pero creo que hay detalles muy literarios, sobre todo al final, imaginados por el autor. No importa; la novela es muy buena y muy recomendable.
      Un beso.

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  3. Hola Rosa es muy bonito lo que comentas al final de tu escrito y está lleno de verdad. Fíjate que yo incluso iría un paso más allá, o al menos seguiría incidiendo en las "mentiras ficcionadas" de una obra artística. Me refiero en este caso al cine documental y que en el imaginario popular se cree que son películas basadas absolutamente en la realidad, cuando no es así. De hecho el cine documental, corresponde a una visión muy propia y subjetiva del cineasta ante unos hechos que nos quiere narrar y desde su perspectiva como autor. Respecto a la novela en sí, me parece interesante por mostrar de alguna manera la violencia vivida en Guatemala y con ello los desmanes que se cometieron en América Central en la época donde está situada la acción.
    Besos y buen día Rosa.

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    1. Nada que sale del recuerdo o del interés humano es la realidad al cien por cien. Por mucho que lo intentemos, están los fallos de memoria, las interpretaciones ideológicas, el interés, la vergüenza, la ignorancia... demasiadas cosas. Todos tenemos recuerdos que no seríamos capaces de hacer públicos sin una buena capa de maquillaje.
      A mí que me gustan sobre todo los documentales históricos, ni te cuento lo que puede influir la distinta tendencia ideológica del autor. Ni siquiera los documentales científicos están libres de "pecado".
      Por eso, ya casi (casi) me da igual que me engañen de una forma u otra. Como digo en la reseña, solo quiero que me engañen con elegancia e inteligencia.
      Es una novela donde se habla de la violencia, no solo en Guatemala, sino también en Europa. Es realmente recomendable.
      Un beso.

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  4. Me alegro de que hayas conocido al autor y a esta novela gracias a mí, pero me alegra mucho más saber que te gustó. Ya sabes que a mí no me hizo mucho tilín.
    El tono narrativo empleado, al ser una exposición de pensamientos, me resultó muy caótico, aunque reconozco que adecuado para mostrar esos pensamientos.
    Fíjate si me lié que creí que Salomón era el nombre de los dos abuelos del protagonista y resulta que no, que era el de los abuelos del padre del protagonista. De todas maneras tanto Salomón en esa familia a mí me mareó un poco.
    Aprovecho para anunciarte que estaré desconectada unos días por problemas técnicos (estoy de reformas en casa y el módem se desenchufará, ¡oh, dios mío!) Espero que a la vuelta me reconozcas que este mundo bloguero es muy cruel, dejas de comentar un par de entradas y se olvidan de ti, ja, ja, ja.
    Un besote, guapa.

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    1. Últimamente he leído novelas mucho más "caóticas" que esta que, la verdad, es muy llevadera en cuanto a ese desorden temporal.
      A pesar de las objeciones que le haces en tu reseña, algo mientras la leía, me dijo que esta novela sí podía ser para mí (puede que ese mismo caos que tanto me atrae).
      Oh my god!! without modem?? Podrás sobrevivir. 😂😂
      La verdad es que me ha gustado mucho y reitero mi agradecimiento.
      Un beso.

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  5. Qué buenos títulos trae esta editorial =)

    Besotes

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    1. Una gran editorial, la verdad. Para no perderla de vista.
      Un beso.

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  6. Asi también pienso yo, que la literatura no es otra cosa que literatura y que esta se construye con materiales diversos uno de los cuales -importantísimo- es la realidad, la cual al trasladarse al texto a través de recuerdo queda convertida en un híbrido en el que es difícil saber dónde acaba lo real y empieza lo ficticio. Y qué bonito que ello es cuando está bien escrito como parece que hace este Eduardo Halfon.
    Tomo nota de autor, título y primera recomendadora.
    Besos, Rosa

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    1. Toma nota porque creo que es una novela que disfrutarás mucho. Está escrita con mucha sensibilidad y talento, lo que cuenta es muy interesante y cómo lo cuenta, aún más.
      Me gustará leer tu reseña.
      Un beso.

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  7. la verdad es que sabes dejarnos con la miel en los labios! besitos!

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    1. Pues para comernos la miel, ahí está la novela. Eso es lo que me pasó a mí con la reseña de Kirke, que me quedó un regusto dulce del que quise saborear más.
      Un beso.

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  8. Aunque no lo dices explícitamente, creo adivinar que el desenlace final (si es que lo hay como tal) no te ha decepcionado y de ahí que tu valoración de esta obra sea tan positiva. Digo esto porque, a veces, cuando la novela va de una saga familiar en la que uno de sus miembros, generalmente el menor, indaga sobre ciertos acontecimientos y secretos pasados de su familia, el lector queda atrapado a lo largo de todas esas pesquisas y descubrimientos, pero el final es tremendamente decepcionante. Vamos, que las expectativas tras tanta investigación no son somo uno espera. "tanta historia para esto", jeje.
    En definitiva, mi comentario es en realidad una pregunta: tras la lectura, ¿te quedó un buen sabor de boca?
    Un abrazo.

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    1. Yo sí creo que hay un final. No es un final al uso, y no es algo explícito y evidente; tiene su parte onírica y es muy poético. Y por todo ello me gustó, vaya si me gustó. Creo que es un final grandioso, pero es que yo soy muy de finales abiertos. Necesito que me dejen intervenir, crear, usar mi imaginación; en definitiva, hacer mía la obra.
      Hay autores generosos como este, que lo permiten, hay otros que te lo tienen que dejar todo tan cerrado que parece que temen que pienses por ti mismo.
      No me importan los finales abiertos en las novelas de suspense e investigación cuanto si más en esta que, aunque hay su pequeña intriga, no es lo más importante ni mucho menos.
      Me quedó muy buen sabor de boca, Josep María. Si tu pregunta implícita es si lo recomiendo, sí, absolutamente, aun sabiendo que no a todos les va agustar.
      Un beso.

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    2. Hola, la lectora a contracorriente al habla.
      El final yo no lo entendí, y a mi eso me molesta, debe de ser porque no tengo tanta imaginación como tú, Rosa. Me quedó la sensación de que le falta una segunda parte (o unas cuantas páginas más para torpes como yo, ja, ja, ja)
      Besos a los dos.

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  9. Hola Rosa,
    Siempre termino diciéndote lo mismo, y lo siento, soy consciente de mi tono repetitivo, pero es que en todas las reseñas logras encandilar de tal manera que uno quiere leerlo todo, y eso es imposible.
    No recuerdo si he leído la entrada de Paloma, creo que no, ahora iré a buscarla, para ver su opinión.
    Un beso, y feliz fin de semana.

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    1. Ja,ja, la que hemos liado Paloma y yo con eso de reseñar la misma novela con disparidad de opiniones. Sería grandioso hacer una tertulia, pero no doy para más.
      He leído tu comentario en su blog. Si la lees espero que no nos dejes sin esa reseña para que sepamos también tu opinión.
      Un beso.

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    2. Siiii, Irene, nos tienes que contar tu opinión. Seguro que coincide con la de Rosa. Yo soy muy poco imaginativa y como no me escriban ordenadamente y con un final clarito... me quedo a dos velas.
      Besoooos.

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  10. ¡Hola Rosa! He quedado bastante intrigada con lo que realmente sucedió, además el hecho de que esté ambientada en unas épocas turbulentas en Guatemala, hace la historia aun más interesante. Me lo llevo apuntado. Gracias por la reseña. ¡Besitos!

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    1. Yo no la consideraría una novela de intriga, pero desde luego, un poquito sí que tiene. Aunque yo creo que lo que sobre todo tiene es mucho sentimiento, mucho recuerdo de otra vida vivida por los abuelos en un mundo que ya no existe para los nietos y que le golpea al autor cuando se encuentra con él. para mí lo más interesante no es lo que cuenta de su tío Salomón, sino lo que cuenta de sí mismo en relación con esa historia de sus antepasados.
      Un beso.

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  11. No he leído Eduardo Halfon, pero veo que es de esos escritores muy interesantes por la valiosa materia prima que encuentra en sus raíces familiares, que son todo un crisol cultural, ascendencia polaca (judía), libanesa, como señalas, crecido en Guatemala, residente en EEUU… esa multiculturalidad de ciertos autores siempre es atractiva.

    Fíjate en Elías Canetti (un ejemplo espectacular), Isaac B. Singer, etc, etc. Hay casos muy singulares en ese sentido.

    De Guatemala solo he leído a Augusto Monterroso (hondureño de nacimiento), que me fascina, y hace muchísimo a Miguel Angel Asturias, igualmente magnífico.
    Desde luego, la novela que nos presentas tiene ingredientes jugosos, habrá que estar atento a este escritor.
    Interesantes tus reflexiones sobre la dimensión de la literatura. Y el intercambio de impresiones con otros comentaristas ;)

    Subrayo todo lo que apuntas sobre la dimensión de la literatura, lo has expresado con una frase muy bonita… “que me engañen con belleza y sentimiento”

    Como decía el teórico Ernst Fischer; «el hombre se revela contra el hecho de consumirse dentro de los límites de su propia vida, de su propia personalidad.»

    La literatura, la pintura, el arte… es una forma de manifestar esa rebeldía.
    Un abrazo Rosa.

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    1. Es que cuando leemos o vemos cine buscamos que nos engañen, que nos lleven a mundos fuera de nuestro alcance, a historias diferentes. Queremos trascender a nuestra propia forma de vivir y de ver el mundo. Lo que dice Fischer: no consumirnos en los límites, tan estrchos de nuestra propia existencia. Para ello buscamos escritores (en este caso) que nos proporcionen su propia visión distinta de la nuestra. Que esa visión nos la regalen por medio de su propia realidad o de lo que inventan, no tiene importancia más allá de la pura curiosidad. Comentaba con Paloma que últimamente se ven muchos libros que incluso las editoriales, califican de autobiográficos. Yo creo que en ese afán por saber todo de todos (no en vano estamos en la era de los reality show) a la gente le atrae más un libro si sabe que las cosas le han sucedido de verdad al autor. Es como una necesidad de morbo que siempre alimenta más lo real que lo ficticio.
      Un beso.

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  12. A mí poco me importa también lo que de verdadero o no tenga un libro de tintes autobiográficos, mientras me mientan bien... Además, pienso que a veces se puede ser más honesto ficcionando la realidad que contando hechos de forma fidedigna.
    Cuántas capas parece tener esta historia y cuántos fantasmas guardan a veces las familias. Me llama también la atención esa mezcla guatemalteca con orígenes franceses y estancia en Auschwitz. Creo además que no he leído ningún libro ambientado en Guatemala o escrito por un autor de ese país. Suelo hacerme un batiburrillo con todos los conflictos políticos y la violencia de los países hispanoamericanos si bien, y aunque pueda haber semejanzas, obviamente cada uno de ellos tendrá su propia identidad. En fin, que me parece una propuesta muy interesante que voy a tener en cuenta.
    Besos

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    1. Muchas capas Lorena guarda esta novela en sus poco más de cien páginas. Qué cierto es que no hace falta escribir mucho para contar historias profundas y llenas de contenido.
      He visto la novela calificada como de misterio. Nada menos cierto. La pequeña intriga que puede surgir de lo acontecido al tío Salomón, se ve eclipsada por la fuerza que se desprende de toda la historia que Halfon nos cuenta; la que viene de sus antepasados en Europa, la que se desarrolla entre sus familiares en Florida y en Guatemala. No lees para saber lo que le sucedió a Salomón, sino para saber lo que le sucede al autor (o al personaje) y como le ha influido su identidad familiar.
      Yo a veces también me lío con los conflictos de estos países. Me imagino que el poco conocimiento influye en ello. tengo un amigo que ha vivido en la zona y distingue a la perfección, pero aunque a veces me explica, yo me sigo liando.
      Un beso.

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  13. Me ha dado mucha curiosidad este título y autor que nos apuntas Rosa. Suelo hacer un pedido de unos dos libros como media por mes (el pasado cayeron cuatro), y ya lo tengo en la lista de la compra.
    Ya te diré.
    Oye compañera, que la editoriales deberían de darte un plus no solo por todo lo que lees (se nota la lectura), sino por lo bien que lo expones.
    Pues eso, apuntado.
    Un abrazo y mil gracias Rosa.

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    1. Ay, Tara, muchas gracias. Pero, como he dicho en algún otro comentario, aunque estuvieran dispuestas a ello las editoriales, no sé si quiero perder mi independencia y mi libertad lectora que ya está limitada (muy levemente es cierto) por las tertulias y por las reseñas que de vez en cuando me encarga algún autor.
      Este libro es muy bueno y encima se lee muy rápido y muy bien.
      Espero tu opinión.
      Un beso.

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  14. Buenos días Rosa. Entre otros pendientes, por fin ayer por la tarde leí Duelo. Ya sabes que es un libro pequeño de dimensión y enorme de contenido profundo. Me pareció que Eduardo Halfon es el mago de las iteraciones. Hay muchos ejemplo de ello: la parte en que doña Hermelinda, la vieja que se hamaquea andando y tiene “dones” le refiere la serie de niños ahogados en el lago. Todas comienzan con : “me dijo que el niño ahogado no se llamaba…”
    El capítulo en que le rompe el pie a su hermano y utiliza la pelea para hablar de las diferencias de los hermanos en una edad determinada, aunque solo sea de catorce meses y enlaza con su tío Salomón , hermano de su padre y concatena con aquel niño muerto de lago.
    En fin, aún me dura la resaca de “Duelo” y quería agradecerte, Rosa, la lectura tan especial de este libro y autor. Gracias.


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    1. Realmente es un libro que deja resaca. Es muy bueno, te va enganchando y cautivando y, encima, es de los que van ganando en el recuerdo.
      me pareció una historia preciosa, dura, pero a la vez contada de una forma que introduce elementos de fantasía e incluso mágicos, lo que hace que pierda dramatismo (sin perder el valor de lo que se quiere transmitir) y que se lea sin grandes traumas.
      Un gran autor y un gran libro que me alegro haberte dado a conocer.
      Un beso.

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