"Los años ligeros" Elizabeth Jane Howard
«La Duquesita pertenecía a una generación y a un sexo cuyas opiniones sobre asuntos más serios que las enfermedades infantiles y otras preocupaciones domésticas jamás se habían consultado, pero esto no significaba que no las tuviera: sencillamente, formaban parte del inmenso cajón de sastre de asuntos que las mujeres no mencionaban nunca y mucho menos discutían. Y no, como en el caso de sus funciones fisiológicas, porque no fuera decoroso, sino porque, en lo tocante a la política y al gobierno general de la raza humana, era inútil. Las mujeres sabían que los hombres gobernaban el mundo, que tenían el poder y que, corrompidos por este, a la menor provocación se peleaban por tener más, mientras que la injusticia permeaba las vidas de las mujeres como aquellas palabras incrustadas en los palotes de caramelo. Ahí estaban sus hermanas solteras, por ejemplo, educadas, como ella, para casarse y nada más; pero incluso esa carrera, la única que los hombres consideraban adecuada, suponía depender de un hombre que las eligiera, y, en los casos de Dolly y Flo, pobrecitas, ninguno lo había hecho».
La Duquesita es la matriarca de los Cazalet. El patriarca es William, su marido, apodado el Brigada por sus hijos «a modo de guasona compensación» porque, con cincuenta y cuatro años en 1914, había sido declarado no apto para alistarse en la Gran Guerra. Los Cazalet son una familia amplia y bien avenida formada, además de por ese matrimonio anciano, por sus tres hijos varones, Hugh, Edward y Rupert, con sus respectivas esposas, Sybil, Villy y Zoe, y los ocho hijos que suman entre los tres. Hay además una hermana soltera, Rachel, que vive con los padres. Cuidarlos le ha servido de excusa para no tener que someter su vida a los designios de un hombre.
Cuando los conocemos es 1937 y faltan pocos días para que todos se reúnan en la casa de verano de Sussex, Home Play, donde viven los abuelos y la tía Rachel. Y son dos veranos, el de 1937 y el de 1938, lo que nos relatará Los años ligeros. Es por eso por lo que la mayor parte de la trama está ambientada en un entorno bucólico de buen tiempo y vacaciones. Juegos de niños y de mayores; y de niños que juegan a ser mayores. Playa, tenis, squash, paseos por el bosque, peleas infantiles... Un entorno de tranquilidad y sosiego tan solo interrumpido por pequeñas rencillas, un nacimiento, alguna infidelidad, cierto desapego. Aunque también interrumpe ese idílico periodo el recuerdo del pasado que nos va poniendo al corriente de lo que los personajes han vivido.
Y se nos habla de cómo la Gran Guerra influyó en la familia, porque si bien el Brigada era demasiado mayor, Hugh y Edward sí que se alistaron. «Cuando por fin volvieron a casa, ninguno hablaba de la guerra; en el caso de Hugh, Rupert había tenido la sensación de que era porque no lo soportaba, mientras que en el de Edward más bien parecía que estaba harto de todo aquello y que solo le interesaba lo que le iba a pasar en el futuro inmediato: ingresar en la firma y casarse con Villy. Hugh nunca había vuelto a ser el de antes. La herida en la cabeza le producía fuertes jaquecas, había perdido una mano, tenía mala digestión y a veces pesadillas espantosas».
Hugh y Edward trabajan en la empresa familiar de importación y venta de maderas. No así Rupert que da clases en un colegio aunque su verdadera vocación es la pintura. Los matrimonios de Hugh y Edward con tres hijos cada uno, parecen estables y hay amor y sintonía en las parejas, aunque el lector sabe que no todo es trabajo cuando viajan a Londres entre semana para atender el negocio, al menos no por parte de Edward. Rupert se ha casado con una mujer mucho más joven tras perder a la primera en el parto de Neville, el menor de sus hijos. Una mujer demasiado joven y frívola como para sentirse madre de dos niños ajenos, sobre todo teniendo en cuenta que ella no quiere ni oír hablar de tener hijos.
Veremos la evolución entre una y otra generación, sobre todo en lo que a las mujeres se refiere. Si la Duquesita pensaba que las mujeres solo debían opinar de enfermedades familiares y cuestiones domésticas, sus nietas ya sueñan con ser enfermeras o maestras y ya no todas piensan que casarse sea el destino ideal. Sus nueras también han tenido preocupaciones más mundanas. Zoe intentó ser actriz y Villy era bailarina cuando conoció a Edward. El mundo se había alterado mucho tras la Gran Guerra y lo que viene no parece que vaya a ser menos voluble.
Si 1937 se nos muestra como un verano tranquilo, el de 1938 está teñido por el miedo a la guerra que se vislumbra en el horizonte. Algunas cosas han cambiado a lo largo del año en las distintas familias. Algunos niños ya no son tan niños, Rupert empieza a darse cuenta de las limitaciones de Zoe, Villy ha ido siendo consciente de las renuncias que ha tenido que hacer «[...] tantos años de días solitarios ocupados por actividades sin sentido o por el aburrimiento a secas, tantos años de embarazos, niñeras y planificación de incesantes comidas, le parecía como si hubiese renunciado a todo a cambio de poca cosa».
En esta segunda parte y en este segundo verano, nuevos personajes vienen a sumarse a las vacaciones de los Cazalet. Jessica, la hermana de Villy, y sus cuatro hijos, así como la madre de ambas, compartirán parte del verano con la familia trayendo nuevos problemas y nuevas formas de ver las cosas.
La guerra que se intuye preocupa a todos y cada cual se prepara a su manera, aunque no todos la temen. Para algunos supone el pretexto ideal para no tener que moverse de Sussex, prolongar las vacaciones, no tener que estrenar internado. Pero la guerra aún tardaría un año en empezar. Cuando termina Los años ligeros, se acaba de firmar el pacto de Múnich y todos creen que el primer ministro Chamberlain ha sido capaz de «apaciguar» a Hitler y librarlos del conflicto. Como todos sabemos, el apaciguamiento fue temporal y Hitler tan solo lo utilizó para prepararse mejor e invadir Polonia.
«En el peor de los casos, habían ganado algo de tiempo. Se iban a necesitar maderas blandas en una escala sin precedentes, y también maderas duras si, como deberían, empezaban a construir barcos. [...] Sabía que le había dado un disgusto a Kitty con sus planes para los evacuados (aunque ya no eran necesarios), pero le resarciría. Le compraría un gramófono nuevo, una de esas máquinas descomunales con un cuerno para poner discos, y todas las sinfonías de Beethoven dirigidas por Toscanini..., seguro que eso le gustaba. Y Rupert se había pasado a decirle que se incorporaba a la firma. Entonces, ¿por qué no estaba más contento? [...] Todo llegaba a su fin. Tendría que dejar de montar a caballo si la vista le iba a peor. Se acostumbraría. [...] Pensó que podría seguir yendo a la oficina, incluso si se quedaban a vivir en el campo y se libraban de Chester Terrace. Aún no tenía por qué renunciar al trabajo. Y no iba a haber una guerra».
La novela es como un mosaico formado por las distintas historias que no solo afectan a los Cazalet, sino que también se tiene en cuenta a los criados convirtiéndose así en un moderno Arriba y abajo (los que conozcáis la serie me comprenderéis), aunque con más preponderancia del Arriba. La narración la realiza un narrador omnisciente que va tomando la perspectiva de los distintos personajes.
La prosa elegante, cuidada, precisa y ligera, fluye con total facilidad y nos transporta, nos lleva a un lugar que ya no existe de puro cambio y a una época que ya quedó tan solo en la memoria. Estamos ante una novela costumbrista, tan pegada a un momento concreto de la historia que cuesta creer que fue publicada en 1990. Su cuidada ambientación, sus descripciones de las labores del campo y domésticas, los juegos, las comidas, las ropas, las costumbres, todo ello nos hace sentir que la novela está escrita en unos años mucho más próximos a aquellos en los que transcurre la acción. Y como muestra quiero terminar con las mismas palabras con las que empieza la novela.
«El día comenzó a las siete menos cinco, cuando el despertador de Phyllis (regalo de su madre cuando entró a servir) sonó y siguió sonando y sonando hasta que lo apagó. La otra cama de hierro chirrió mientras Edna, refunfuñando, se daba la vuelta y se acurrucaba contra la pared; incluso en verano detestaba levantarse, y a veces en invierno Phyllis tenía que arrancarle las sábanas de un tirón. Se incorporó, se soltó la redecilla y empezó a quitarse los rulos: aquel día tenía la tarde libre, y se había lavado el pelo. Salió de la cama, recogió el edredón, que se había caído al suelo durante la noche, y descorrió las cortinas. La luz del sol renovó la habitación, convirtiendo el linóleo en tofe, tiñendo de azul pizarra el descascarillado esmalte blanco del aguamanil. Se desabrochó el camisón de franela y se lavó como le había enseñado su madre: la cara, las manos y, recatadamente y con una manopla mojada en el agua fría, las axilas. «Date prisa», le dijo a Edna».
Este libro participa en el Reto Escritores de la A a la Z que organiza el blog Lecturápolis. Con él relleno la letra H.
Título del libro: Los años ligeros
Autora: Elizabeth Jane Howard
Nacionalidad: Reino Unido
Título original: The light years
Nacionalidad: Reino Unido
Título original: The light years
Traducción: Celia Montolío
Editorial: Siruela
Año de publicación: 2022
Año de publicación original: 1990
Nº de páginas: 436
Hola Rosa, me alegro que Los años ligeros te haya gustado. A mi me encanta como escribe la autora y el mundo de los Cazalet. Después de cuatro entregas, les he cogido cariño a muchos de los personajes y he seguido con interés todas sus vicisitudes. Me queda la última novela que ya tengo en casa pero que no se cuando leeré porque me da pena despedirme. Besos.
ResponderEliminarTe pasa como a mí. Cuando me encariño con una serie de libros o con un autor, me da pena terminar y suelo demorar el último libro.
EliminarMe ha gustado mucho Los años ligeros y no me extraña que cojas cariño a los personajes tras haber leído cuatro libros.
Un beso.
Una novela magnífica, sí. Yo la leí hace unos meses y tengo pendiente las restantes. Es cierto lo que dices, cuesta creer que se escribiera en 1990 por la perfección con que recrea el ambiente y aquellos años prebélicos. Una saga para no perderse. Fantástica tu reseña, Rosa. Un beso.
ResponderEliminarYo también dejaré pasar unos meses entre una y otra entrega. Me gusta espaciar estas series y además me da pena terminarlas. Fantástica la recreación hasta de los detalles más simples. Y esa época de entreguerras siempre me ha gustado mucho. La segunda entrega creo que es en plena guerra mundial y seguro que también dará mucho de sí.
EliminarUn beso.
Me ha encantado la cita inicial. Es cierto que la autora tiene una prosa muy elegante que te lleva. Dan ganas de continuar leyéndola. También es cierto que da la sensación de ser una novela escrita años antes de lo que está.
ResponderEliminarConocía la novela pero nunca me había planteado leerla, en parte porque creo que forma parte de una serie. Pero desde luego es muy apetecible y es como para replanteármelo.
Besos
Es una serie de cinco novelas, pero pienso dejar pasar tiempo entre una y otra, aunque te advierto que tras leer la primera ya he tenido que reprimirme para no empezar la segunda. Creo que te gustará. De todas formas puedes leer esta y si luego no te cuadra seguir no pasa nada. Habrás disfrutado de la primera entrega.
EliminarUn beso.
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarconozco la saga de Los Cazalet, creo recordar que por haberla visto mucho en los blogs y también tiene éxito en la biblioteca. Pero si te soy sincera, no me atrae nada de nada, nunca me ha llamado la atención y eso que como tú me has confirmado con los párrafos que has elegido, su estilo sí me gustaría, con esa prosa bonita y tan disfrutable
Este no me le llevo, pero bueno, me llevo tantos de aquí, que así no alargo más la lista que llevo en mi cabeza de futuras lecturas
Besos
No puede una apuntar todo lo que ve y a poco que no apetezca da gusto pasar sin apuntar. pero voy a ser mala y a tentarte porque creo que estas novelas podrían ser de tu agrado y mucho. Qué mala soy.
EliminarUn beso.
¡Ostras!! pues si eres mala, sí.., jeje. El caso es que me conoces ya un poquito en cuanto a lectura se refiere y que me digas que crees que puede gustarme mucho... me deja indecisa. Me lo pienso, me has tentado sí
EliminarUn beso
Ji, ji. Mala, mala 😈 Si no te gusta puedes echarme la culpa.
EliminarLa tengo apuntada desde hace tiempo pero entre tanto pendiente no termino de hacerle hueco. A ver si cae pronto...
ResponderEliminarBesotes!!!
No lo dejes mucho tiempo porque es una historia que merece la pena.
EliminarUn beso.
He leído los dos primeros de la serie. Escribe muy bien y engancha. Pero aunque me gustaron estos primeros libros sin embargo no he continuado, quizás porque intuyo que no voy a encontrar grandes sorpresas en lo que sigue. Pero !o mismo me estoy equivocando. Voy a repensar mi decisión (ja, ja...).
ResponderEliminarUn beso
Tan solo he leído este primero. No sé lo que me pasará tras leer alguno más, pero de momento tengo muchas ganas de seguir. Igual pasa como con algunas series de tv que se alargan demasiado y terminan aburriendo. De todas formas, mientras siga disfrutando con ellos, la intuición no va a hacer que los deje, ja, ja. Si te animas con el tercero, me gustará saber si ha acertado tu instinto.
EliminarUn beso.
Desde la portada, con tal título, dije: es un sí para mí. El momento de la historia que trata sé que me gustará porque, lo que abundan son historias durante la primera guerra mundial, pero no tanto del clima previo. Esa sorpresa, ese escepticismo a que algo tan terrible realmente pueda suceder e involucrar tantos países y tantas vidas. Volteó patas arriba todo, entonces es interesante ojear cómo la gente añadió a sus problemas familiares o de trabajo o de relaciones amorosas, el peor problema de todos: un Estado de Guerra.
ResponderEliminarLas portadas de las cinco entregas son preciosas. Solo con verlas entran ganas de ponerse a leer el libro.
EliminarEse ambiente prebélico está narrado con auténtica maestría. En la segunda parte, el segundo verano de 1938, toda la familia está en estado de preparación (y temor) de la guerra, desde los niños, con su miedo, los padres pensando en alistarse o en ayudar como se pueda y el abuelo preparando la casa para recibir heridos y para tener un refugio por si hay bombardeos. Te gustará creo.
Un beso.
Es curioso (o no tanto), pero iba a decir lo mismo que tú has dicho: que me recordaba a Arriba y abajo (aunque también, como tú, a la parte de arriba) e incluso a Downton Abbey, pero sin aristocracia de por medio. Y más aun, que tampoco me parecía, mientras leía la trama, que pudiera haber sido escrita a finales y no a principios del sigño XX.
ResponderEliminarObservar los avatares de una gran familia acomodada y los cambios que el tiempo introduce (muy a pesar de la matriarca y el patricarca de la familia), en sus costumbres e ideas, es una forma (al menos para mí) muy amena y crítica de entender el pasado, aunque sea en un escenario muy distinto al nuestro.
Un beso.
Sí, la diferencia con Downton Abbey es que allí hay mucha aristocracia y aquí muy poca y en personajes muy secundarios. Aquí son más bien burgueses comerciantes muy acomodados, aunque también hay quien tiene que controlar los gastos.
EliminarUna novela que recomiendo porque refleja a la perfección el ambiente, las costumbres y la situación histórica de 1937-38,así como las reminiscencias de la Gran Guerra.
Un beso.
Tengo ganas de leer este libro. Hace poco se lo regalé a mi madre con la intención de un día llevármelo yo. Volveré a tu reseña cuando lo lea. Un abrazo
ResponderEliminarPues no tardes en llevártelo. Yo también he tardado mucho y ahora no entiendo por qué
EliminarUn beso.
¡Qué ganas le tengo a esta saga! Como soy muy perezosa para iniciarlas me he ido dedicando a leer otros títulos de la autora, pero caerá en algún momento con total seguridad.
ResponderEliminarBesos.
Yo no había leído nada porque quería empezar por Los Cazalet que es la que tengo hace más tiempo en mi lista, pero seguramente, entre los cinco títulos de la serie, meta alguno de lo otros. Me apetece sobre todo Después de Julius.
EliminarUn beso.
Pues me la apunto. Todo lo que cuentas me atrae y a eso añado que la época entre las dos grandes guerras siempre me ha gustado. Ya te contaré.
ResponderEliminarUn beso.
Buenas tardes otra vez, Rosa:
ResponderEliminarAunque no lo creas, tengo la serie de los libros sin empezar. Es una saga que me apetece leer un montón, pero empezar con ella me da pereza porque sé que no la soltaré en cuanto la inicie, dejando de un lado el resto de mis libros pendientes. Ya sabes que la época y la ambientación en las que se sitúan las novelas son mis favoritas.
Por otro lado, me ha encantado leerte describiendo el trabajo de Elizabeth Jane Howard, una autora que, en principio, se aleja un poco de las novelas que yo te he visto reseñar. ¡Enhorabuena por tu trabajo!
Un abrazo