"Peligro de derrumbe" Pedro Simón


«Cuando el Señor Director General de Recursos Humanos aparece con la corbata de tulipanes rojos es que va a haber matanza en la oficina. […]

Llevaba su corbata de tulipanes rojos el día en que llamó a su despacho a Sonia, la comercial, y le dijo que ya no valía ni para mamarla (literal, que yo lo oí), que cogiera sus cosas y se fuera a tomar por culo. Como si la pobre no hubiera estado tomando por culo todos estos años.

Llevaba su corbata de tulipanes rojos cuando preguntó en voz alta que si alguien había visto su tableta digital. Y no le sirvió que los empleados nos encogiéramos de hombros o dijéramos que no o contestáramos que «ni idea». Mandó que abriésemos todos los cajones, uno por uno, dijo que no iba a salir nadie hasta que no apareciera: la tableta estaba en su despacho, debajo de un cojín».


Y llevaba su corbata de tulipanes rojos el día que en la sala de espera había nueve personas esperando. Es lo que se hace en la sala de espera, pero hay esperas más tensas, más acuciantes, en las que el que espera se juega más. Se puede jugar uno el prestigio, la autoestima, la vanidad, la dignidad, el pan de sus hijos, la salud mental y hasta la vida. Pero en definitiva, en 2013, cuando la crisis aún estaba muy presente, para mucha gente encontrar un trabajo como el que se prometía en el anuncio era mucho más de aquello con lo que se habían permitido soñar. 

«¿Quieres trabajar? ¿Llevas tiempo buscando una oportunidad? Se necesita comercial urgente. Formación gratis a cargo de la empresa. Sueldo fijo más importantes comisiones».

Así es que allí, en la sala de espera, en ese primer capítulo que se titula Sala de espera, esperan esas nueve personas que iremos conociendo en los capítulos siguientes. Nueve de los trece capítulos empiezan con el nombre de una de esas personas. Se nos contará su historia, su pasado y su presente; su situación social, económica y moral; sus anhelos, sus esperanzas, sus culpas y resentimientos; lo que le ha llevado a esa situación más o menos desesperada  que hace que esté en ese momento esperando ser la persona elegida para ese trabajo que todos desean. Y tendremos que relacionar cada nombre con la descripción que se ha dado en el primer capítulo, pero no es difícil. El autor se encarga de que más pronto que tarde sepamos cuál es cada uno: 

«Está la Mujer del Bolso Marrón.
Está la Universitaria de las Gafas Verdes.
Está el Chico que Tiene un Tic en el Ojo.
Está la Madre de las Manos Pequeñitas.
Está el Señor de los Anillos.
Está el Cuarentón de las Patillas Pobladas.
Está el Chaval de los Ojos Hundidos.
Está el Profesor de la Barba Blanca.
Está la Señora que Frunce el Ceño».

Nueve personas que representan nueve situaciones de las que se dieron en la crisis. Están los que vivieron por encima de sus posibilidades pensando que los años de bonanza sería eternos y les daría tiempo a pagar sus créditos; otros vivieron según sus posibilidades sin tener en cuenta que éstas podían menguar de un día para otro y convenía tener algo guardado; algunos siempre han vivido según sus posibilidades porque la situación nunca ha dado para más que para ir trampeando con lo poco que se obtiene y lo mucho que hay que gastar. 

Hay un profesor devenido en mendigo, un empresario que lo ha perdido todo, la universitaria a la que prometieron que una carrera era la garantía del éxito y languidece a la espera de obtener su primer trabajo, la madre de familia que se plantea sacar a su madre de la residencia y quedarse con los seiscientos ochenta suros de la pensión, «hay un chico de Ocaña que dice que empezó a drogarse cuando se quedó sin trabajo en la obra (esto promete), que antes fumaba porros y eso, pero que después de quedarse sin el curro de encofrador, cuenta, poco a poco comenzó a meterse de todo con la pasta del paro», hay otro chico que llegó en una patera en 2008, mal momento para llegar a un primer mundo a punto de derrumbarse.

Pero hay alguien que se convierte en el décimo personaje de esta historia. Él mismo se mezcla entre los nueve que esperan y se hace pasar por uno de ellos. Descubrirán la impostura cuando cada uno vaya pasando a la entrevista. Se trata del Señor Director general de Recursos Humanos y su corbata de tulipanes rojos. Es este un personaje que se nos hace odioso desde el principio. Prepotente, autoritario, soberbio, despreciativo, sintiéndose muy superior a aquellos pobres infelices sobre los que tiene un poder que solo tiene sobre ellos. Él aparece sobre todo en los capítulos que no tienen nombre de persona: El mencionado Sala de espera y los titulados Preguntas, Respuestas, y Peligro de derrumbe. En ellos veremos su ruindad en las preguntas que hace a los entrevistados, en su falta de empatía, en su desprecio. Pero también sabremos de su vida anterior e iremos descubriendo que él también ha pasado lo suyo. En la infancia, en la adolescencia. 

Llegaremos a tener una cierta compasión a ¿entender? alguna de sus reacciones, pero seremos incapaces de disculparlas porque tanta mezquindad no se explica; nada nos permite entender que la víctima se convierta en victimario y se resarza de lo que le hicieron pasar a él haciendo lo mismo a otros. Nadie entiende, salvo los interesados, que la desgracia de unos pudiera suponer el triunfo de otros; que unos se enriquecieran mientras otros se hundían en la pobreza. 

Así, unos ven que han quedado en el lado malo de una frontera que parece que nunca van a poder cruzar.

«Lo peor es saber que la crisis abrió una falla tectónica rajando el mundo en dos mitades y tú te quedaste en el lado malo, que ya no podrás saltar a la otra parte, que para gente como tú el paisaje ha cambiado definitivamente de forma: siempre será así de ralo, siempre será así de inhóspito, la intemperie más desoladora para los restos».

Mientras que otros se sienten orgullosos de haber caído en la parte favorecida y no quieren nada con los del otro lado.

«Bendigo la falla que se ha abierto, celebro cada día la grieta para la que no va a haber pasarelas, aplaudo que vuelva la distancia, disfruto más del confort cuando es un bien escaso [...] ¿Quiénes se creían que eran? ¿Pensaban que los bancos no se cobraban nada a cambio? ¿Acaso no sabían que la fiesta se terminaría un día? ¿Alguna vez el oficinista pensó que era comensal en la misma mesa que el consejero delegado? ¿De verdad imaginaron que vivir así todos estos años era gratis?».

¿Hay algunos para los que la fiesta nunca se termina?

Y hay algo apasionante, a mí por lo menos me gusta mucho, que es la relación que empezamos a encontrar entre unos personajes y otros, porque sí, algunos ya se habían encontrado en el pasado. Algunos se reconocen en la sala de espera, otros no llegan a saber la relación que se estableció entre ellos. Solo el lector tiene el plano completo y es capaz de montar la arquitectura de la historia en su totalidad.

Pedro Simón

Peligro de derrumbe es la primera novela de Pedro Simón. Fue escrita en 2015 y ha sido reeditada en Espasa en 2025. También en 2015 publicó Siniestro total: Crónicas de la crisis económica en España, un libro con crónicas periodísticas sobre la crisis que había publicado en El Mundo. «A lo largo de varias series publicadas en el diario El Mundo, el periodista Pedro Simón ha reco­rrido España de punta a punta para documentar la crisis y reconocer, mirándolas a la cara, a las víctimas de una des­trucción sistemática y cruel que he devenido en un siniestro total» dice la sinopsis de aquel libro. Producto de aquellas crónicas habrá sido esta novela o tal vez, fue al revés y la novela hizo que le encargaran las crónicas. No lo tengo claro porque la novela es de marzo y Siniestro total es de noviembre y no sé cuándo empezaron los viajes para escribir los artículos. 

Sea como sea Peligro de derrumbe es una novela en la que ya se ven las características que iban a configurar la narrativa del autor: historias muy reales en las que muchos nos podemos ver reflejados; vidas sin aspa vientos (o con muy pocos), pero que muestran realidades muy repetidas; historias que enganchan porque, directamente o a través de otras personas más o menos cercanas, todos hemos sido testigos de ellas. Otra magnífica novela de Pedro Simón que no por ser la primera, baja ni un ápice en la calidad a que nos tiene acostumbrados.

Libros leído de Pedro Simón con fecha de lectura entre paréntesis:
"Los ingratos" (2022)
"Peligro de derrumbe" (2025)

Comentarios

  1. Hola, Rosa.
    Al leer tu reseña me ha venido a la cabeza esas personas que ganan la lotería y en vez de mejorar su situación, muchos de ellos terminan en la quiebra, con esta crisis 2007-2008, sucedió lo mismo, el poder acceder a hipotecas demenciales, productos bancarios que si uno simplemente se sentaba y los validaba era consciente del horror futuro, todas las familias fueron cayendo poco a poco.
    No sé si me la apunto, Rosa, pero la tendré en cuenta.
    Una alegría volver a estar en tu casa.
    Besos.

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