"El monarca de las sombras" Javier Cercas
En "El monarca de las sombras", Javier Cercas sigue con la labor de forense que ya le achaqué en la reseña de su anterior novela, "El impostor", para clavar su bisturí en unos hechos ocurridos durante la guerra civil y que tuvieron como protagonista a un miembro de su familia, un tío abuelo por parte de madre, Manuel Mena. La historia le había venido principalmente a través de su madre, una extremeña trasplantada a Cataluña que nunca llegó a acostumbrarse a que no volvería a vivir a su pueblo. Siempre vivió pensando que aquella vida de emigración y extrañamiento era temporal y es que para la madre de Cercas "la emigración había significado que de un día para otro mi madre dejara de ser una hija privilegiada de una familia patricia en un pueblo extremeño, donde ella lo era todo, para ser poco más que una proletaria o poco menos que una pequeña burguesa abrumada de hijos en una ciudad catalana, donde ella no era nada". Tal vez por eso, dejándose llevar de la nostalgia y los recuerdos, desde pequeño le había contado a Javier la historia de aquel tío paterno, con el que ella había convivido de niña en casa de sus abuelos, y que murió en el Frente del Ebro en septiembre de 1938 a los diecinueve años, convirtiéndose en un héroe recordado por todos en la familia y en el pueblo, porque además tuvo la suerte de morir luchando por el bando vencedor.
Nos cuenta Javier en el "El monarca de las sombras" que él nunca se había planteado escribir nada de aquello, tal vez por la vergüenza del pasado político de su familia, franquistas los maternos y también los paternos; una vergüenza que entiendo perfectamente porque deriva de lo mismo que hacía que yo me sintiera orgullosa de mi ascendencia republicana, también por los cuatro costados; una vergüenza que es posible que hoy no se entienda por parte de gente más joven, pero que está muy clara para los que tenemos una edad y fuimos jóvenes de izquierdas en la temprana transición que sucedió a la muerte del Caudillo de España por la Gracia de Dios. Claro que no todos los jóvenes de aquellos tiempos sintieron esa vergüenza, los había también orgullosos de todo lo contrario.
Pero uno crece y las vergüenzas adolescentes y juveniles se van atenuando (también los orgullos), y uno empieza a asumir su pasado y el de su familia como algo que no tiene valoración ni a favor ni en contra. Es tu pasado, es de donde vienes y no hay para orgullos ni para vergüenzas que bastante tiene uno con asumir los propios como para encima pretender cargar con los de toda la familia o todo el país. Tal vez eso fue lo que pensó Javier Cercas cuando decidió investigar acerca de aquel familiar perdido entre la bruma y el humo de una guerra y entre los miles de muertos que dejó aquel frente y aquella batalla en la que también perdió la vida Manuel Mena.
Javier Cercas no pretendía escribir un libro, tan solo llegó un momento en que sintió la necesidad de dar rienda suelta a algo que siempre le había rondado: "siempre quise saber qué clase de hombre era. O qué clase de adolescente, más bien... Siempre quise saber por qué se marchó a la guerra tan joven, por qué luchó con Franco, qué hizo en el frente, cómo murió".
Y comienza a adentrarse en la vida de Manuel Mena y en la vida del pueblo de su familia, Ibahernando, en la provincia de Cáceres, en los tiempos de la República y de la Guerra Civil.
Ibahernando era a principios del siglo XX un lugar pobre de gente pobre, siervos de los aristócratas que detentaban la propiedad de las tierras y que vivían en Madrid. Por esa época, algunos de los campesinos arrendaron tierras a los dueños y pasaron a ser un poco menos pobres. Eso hizo que el pueblo se dividiera entre los que "tenían" tierras y podían dar trabajo al resto, y ese resto que no tenía nada más que el trabajo cuando lo conseguía. Las familias de Cercas, la materna y la paterna, pertenecían a esos campesinos con tierras y tenían los suficientes recursos como para que las semanas previas a la Guerra Civil pillaran a Manuel Mena en Cáceres preparándose para ingresar en la universidad al curso siguiente. Nunca llegaría a hacerlo, pero aquel curso en Cáceres tal vez fuera decisivo para él y comenzara a fraguarse su leyenda, porque es posible que allí fuera atraído por la ideología falangista en nombre de la cual se alistaría como voluntario unos meses después, concretamente el 6 de octubre de 1936; tal vez en Cáceres "hubiera podido ser atraído [...] por el idealismo romántico y antiliberal, la radicalidad juvenil, el vitalismo irracionalista y el entusiasmo por los liderazgos carismáticos y los poderes fuertes de aquella ideología de moda en toda Europa".
Pero como es habitual en los libros de Javier Cercas, a la vez que nos narra la trama central del libro, en este caso la vida y muerte de Manuel Mena, nos va contando los pormenores de su investigación, de cómo se va gestando la historia y se van descubriendo detalles, de sus entrevistas con familiares, amigos, y demás gente que pueda tener el más mínimo dato que pueda unir pieza más al puzzle que se está construyendo. Aquí es donde la novela-ensayo-biografía del autor adquiere tintes de novela policíaca porque Javier Cercas sabe hacer que la búsqueda de las personas, documentos y cualquiera de los detalles de su investigación, se nos presente como algo intrigante, de una manera que nos engancha y nos hacemos cómplices de sus pesquisas y estamos expectantes de sus resultados.
Los capítulos se van alternando, y si en los pares se nos cuenta la historia de Manuel Mena, Historia reciente de España, en los impares se nos cuenta la historia de una investigación llevada a cabo por un hombre que es escritor y que quiere saber más acerca de sus antepasados y del pueblo del que procede lo que significa querer saber algo más acerca de sí mismo. En su labor de detective de su propia historia se verá ayudado por el director de cine David Trueba, autor de la adaptación a la pantalla de su novela "Soldados de Salamina". "¿De verdad vas a escribir otra novela sobre la guerra civil? Pero ¿tú eres gilipollas o qué?", así le responde el director cuando, en noviembre de 2012, el escritor le pide que le acompañe a Ibahernando para grabar en vídeo una entrevista al que quizás es el último testigo de la infancia de Manuel Mena. Y no obstante será Trueba quien, finalmente, tenga mucho que ver en la decisión de Cercas de escribir un libro con todo lo descubierto.
Y es que lo descubierto por el escritor se aleja de la leyenda transmitida por su madre. Manuel Mena no tuvo una Kalos thanatos, una bella muerte como la llamaban los griegos, una "muerte perfecta que culmina una vida perfecta" al igual que Aquiles en la Ilíada; no murió en la guerra gloriosa pintada por Velazquez. La muerte de Manuel fue la muerte que Aquiles le relata a Ulises en la Odisea; fue una muerte en la guerra sucia y negra y miserable pintada por Goya. La muerte de Manuel fue, tal vez, la muerte de todos los héroes de guerra si les diéramos la oportunidad de relatárnosla y descubriéramos que sólo en el imaginario de los que les sobreviven existen los héroes; que todos ellos terminan deplorando su muerte y sus heroicidades, que todos ellos terminan viendo en su guerra la guerra sucia y negra y miserable que Goya pintó en "Los fusilamientos del 3 de mayo", o "Los desastres de la guerra" y no la guerra gloriosa que Velázquez pintó en "La rendición de Breda".
Manuel Mena se había equivocado de causa y nadie puede sentirse superior a él le hace ver David Trueba a Javier Cercas. Además, otra cosa que acaba viendo el escritor es que "la historia de Manuel Mena era la historia de un vencedor aparente y un perdedor real; Manuel Mena había perdido la guerra tres veces: la primera, porque lo había perdido todo en la guerra, incluida la vida; la segunda, porque lo había perdido todo por una causa que no era la suya sino la de otros, porque en la guerra no había defendido sus propios intereses sino los intereses de otros; la tercera, porque lo había perdido todo por una mala causa".
Finalmente el autor decide escribir "El monarca de las sombras" porque no encuentra otra forma de decirle a su madre lo que ha descubierto; porque no quiere que la historia que quede vigente sea, al final, la que ha escrito la leyenda, la que le ha contado su madre. Quiere sobreescribir la historia sobre la historia escrita por los vencedores y, me imagino, liquidar cuentas con la equivocación de su familia a la hora de escoger el bando por el que luchar. Porque Javier Cercas está convencido de que su familia se equivocó de bando y "no solo porque la República tenía razón (se la daban las urnas), sino porque era la única que podía defender sus intereses" de siervos con tierras, pero siervos al fin sometidos a los verdaderos dueños y señores de esas tierras.
Una novela interesante, muy bien escrita, como no podía ser de otra manera, y con un planteamiento que nos enfrenta a hermosas reflexiones acerca de la vida y la muerte y la forma de llevarlas a cabo. Solo una pega le pongo: creo que el autor se recrea en exceso en algunas batallas que describe en sus más mínimos detalles. Aunque ni siquiera pueda ser una pega más que para mí y gente que, como yo, no sea muy amante de películas y novelas bélicas. He de confesar que me he saltado alguna página en que se describían este tipo de escenas, pero no obstante, me alegro de haberla leído. No me podría perdonar haberme perdido todo lo que nos cuenta y, sobre todo, no me perdonaría haberme perdido el maravilloso relato de Danilo Kiš que David Trueba le cuenta a Cercas; ese que termina "«La historia la escriben los vencedores. La gente cuenta leyendas. Los literatos fantasean. Sólo la muerte es segura»".
Nos cuenta Javier en el "El monarca de las sombras" que él nunca se había planteado escribir nada de aquello, tal vez por la vergüenza del pasado político de su familia, franquistas los maternos y también los paternos; una vergüenza que entiendo perfectamente porque deriva de lo mismo que hacía que yo me sintiera orgullosa de mi ascendencia republicana, también por los cuatro costados; una vergüenza que es posible que hoy no se entienda por parte de gente más joven, pero que está muy clara para los que tenemos una edad y fuimos jóvenes de izquierdas en la temprana transición que sucedió a la muerte del Caudillo de España por la Gracia de Dios. Claro que no todos los jóvenes de aquellos tiempos sintieron esa vergüenza, los había también orgullosos de todo lo contrario.
Pero uno crece y las vergüenzas adolescentes y juveniles se van atenuando (también los orgullos), y uno empieza a asumir su pasado y el de su familia como algo que no tiene valoración ni a favor ni en contra. Es tu pasado, es de donde vienes y no hay para orgullos ni para vergüenzas que bastante tiene uno con asumir los propios como para encima pretender cargar con los de toda la familia o todo el país. Tal vez eso fue lo que pensó Javier Cercas cuando decidió investigar acerca de aquel familiar perdido entre la bruma y el humo de una guerra y entre los miles de muertos que dejó aquel frente y aquella batalla en la que también perdió la vida Manuel Mena.
Javier Cercas no pretendía escribir un libro, tan solo llegó un momento en que sintió la necesidad de dar rienda suelta a algo que siempre le había rondado: "siempre quise saber qué clase de hombre era. O qué clase de adolescente, más bien... Siempre quise saber por qué se marchó a la guerra tan joven, por qué luchó con Franco, qué hizo en el frente, cómo murió".
Manuel Mena |
Ibahernando era a principios del siglo XX un lugar pobre de gente pobre, siervos de los aristócratas que detentaban la propiedad de las tierras y que vivían en Madrid. Por esa época, algunos de los campesinos arrendaron tierras a los dueños y pasaron a ser un poco menos pobres. Eso hizo que el pueblo se dividiera entre los que "tenían" tierras y podían dar trabajo al resto, y ese resto que no tenía nada más que el trabajo cuando lo conseguía. Las familias de Cercas, la materna y la paterna, pertenecían a esos campesinos con tierras y tenían los suficientes recursos como para que las semanas previas a la Guerra Civil pillaran a Manuel Mena en Cáceres preparándose para ingresar en la universidad al curso siguiente. Nunca llegaría a hacerlo, pero aquel curso en Cáceres tal vez fuera decisivo para él y comenzara a fraguarse su leyenda, porque es posible que allí fuera atraído por la ideología falangista en nombre de la cual se alistaría como voluntario unos meses después, concretamente el 6 de octubre de 1936; tal vez en Cáceres "hubiera podido ser atraído [...] por el idealismo romántico y antiliberal, la radicalidad juvenil, el vitalismo irracionalista y el entusiasmo por los liderazgos carismáticos y los poderes fuertes de aquella ideología de moda en toda Europa".
Pero como es habitual en los libros de Javier Cercas, a la vez que nos narra la trama central del libro, en este caso la vida y muerte de Manuel Mena, nos va contando los pormenores de su investigación, de cómo se va gestando la historia y se van descubriendo detalles, de sus entrevistas con familiares, amigos, y demás gente que pueda tener el más mínimo dato que pueda unir pieza más al puzzle que se está construyendo. Aquí es donde la novela-ensayo-biografía del autor adquiere tintes de novela policíaca porque Javier Cercas sabe hacer que la búsqueda de las personas, documentos y cualquiera de los detalles de su investigación, se nos presente como algo intrigante, de una manera que nos engancha y nos hacemos cómplices de sus pesquisas y estamos expectantes de sus resultados.
Los capítulos se van alternando, y si en los pares se nos cuenta la historia de Manuel Mena, Historia reciente de España, en los impares se nos cuenta la historia de una investigación llevada a cabo por un hombre que es escritor y que quiere saber más acerca de sus antepasados y del pueblo del que procede lo que significa querer saber algo más acerca de sí mismo. En su labor de detective de su propia historia se verá ayudado por el director de cine David Trueba, autor de la adaptación a la pantalla de su novela "Soldados de Salamina". "¿De verdad vas a escribir otra novela sobre la guerra civil? Pero ¿tú eres gilipollas o qué?", así le responde el director cuando, en noviembre de 2012, el escritor le pide que le acompañe a Ibahernando para grabar en vídeo una entrevista al que quizás es el último testigo de la infancia de Manuel Mena. Y no obstante será Trueba quien, finalmente, tenga mucho que ver en la decisión de Cercas de escribir un libro con todo lo descubierto.
Y es que lo descubierto por el escritor se aleja de la leyenda transmitida por su madre. Manuel Mena no tuvo una Kalos thanatos, una bella muerte como la llamaban los griegos, una "muerte perfecta que culmina una vida perfecta" al igual que Aquiles en la Ilíada; no murió en la guerra gloriosa pintada por Velazquez. La muerte de Manuel fue la muerte que Aquiles le relata a Ulises en la Odisea; fue una muerte en la guerra sucia y negra y miserable pintada por Goya. La muerte de Manuel fue, tal vez, la muerte de todos los héroes de guerra si les diéramos la oportunidad de relatárnosla y descubriéramos que sólo en el imaginario de los que les sobreviven existen los héroes; que todos ellos terminan deplorando su muerte y sus heroicidades, que todos ellos terminan viendo en su guerra la guerra sucia y negra y miserable que Goya pintó en "Los fusilamientos del 3 de mayo", o "Los desastres de la guerra" y no la guerra gloriosa que Velázquez pintó en "La rendición de Breda".
Manuel Mena se había equivocado de causa y nadie puede sentirse superior a él le hace ver David Trueba a Javier Cercas. Además, otra cosa que acaba viendo el escritor es que "la historia de Manuel Mena era la historia de un vencedor aparente y un perdedor real; Manuel Mena había perdido la guerra tres veces: la primera, porque lo había perdido todo en la guerra, incluida la vida; la segunda, porque lo había perdido todo por una causa que no era la suya sino la de otros, porque en la guerra no había defendido sus propios intereses sino los intereses de otros; la tercera, porque lo había perdido todo por una mala causa".
Javier Cercas |
Una novela interesante, muy bien escrita, como no podía ser de otra manera, y con un planteamiento que nos enfrenta a hermosas reflexiones acerca de la vida y la muerte y la forma de llevarlas a cabo. Solo una pega le pongo: creo que el autor se recrea en exceso en algunas batallas que describe en sus más mínimos detalles. Aunque ni siquiera pueda ser una pega más que para mí y gente que, como yo, no sea muy amante de películas y novelas bélicas. He de confesar que me he saltado alguna página en que se describían este tipo de escenas, pero no obstante, me alegro de haberla leído. No me podría perdonar haberme perdido todo lo que nos cuenta y, sobre todo, no me perdonaría haberme perdido el maravilloso relato de Danilo Kiš que David Trueba le cuenta a Cercas; ese que termina "«La historia la escriben los vencedores. La gente cuenta leyendas. Los literatos fantasean. Sólo la muerte es segura»".
Hola, Rosa.
ResponderEliminarEstupenda reseña, pero tal y como comenté el otro día en el blog de Juan Carlos, es una novela que no me apetece nada leer porque no me gusta nada la época en la que está ambientada y menos aun la prosa del autor. Besos
Es curioso lo distintos que somos todos. A mí me encanta la época i me interesa mucho esa etapa de la Historia de España, pero, sobre todo, me gusta muchísimo como escribe el autor.
EliminarAl menos, no hemos hecho aumentar tu lista de pendientes.
Un beso.
Pues qué quieres que te diga, Rosa. Me ha encantado tu reseña. Cómo nos lo has contado y las reflexiones que has sacado de la lectura. Por supuesto que nadie tiene por qué heredar los pecados de sus antepasados. Y por mucho que estemos de acuerdo con unas ideas tampoco hay que ser tan ingenuos como para pretender que todos los que luchan en un bando sean malos malísimos y los del otro buenos buenísimos. En una guerra todos pierden. Unos más que otros, de acuerdo.
ResponderEliminarNo tengo claro que vaya a leerlo con tanto pendiente que tengo pero lo tendré en cuenta y me acordaré de tu reseña cuando lo vea por ahí (que ya lo estoy viendo y mucho).
Besos
Se trata de un libro muy interesante. No es lo mejor de Cercas que he leído, pero sus reflexiones y sus conversaciones con David Trueba me han encantado. Sabe darles a sus novelas el interés trepidante de una novela de intriga y, a la vez, el inerés vital que tienen los temas de siempre. Recomendable de todo.
EliminarUn beso.
Yo estoy leyendo "Anatomia de un instante" de Cercas y me está resultando interesante, aunque un poco repetitivo.
ResponderEliminarLeí dos veces "Anatomía de un instante", la segunda para la tertulia del instituto. Me parece buenísimo. Es un análisis de la transición temprana de lo mejor que he leído.
EliminarUn beso.
Muy bonita tu reseña, Rosa.
ResponderEliminarYo coincido con lo que te dice Lorena en su comentario, que, creo, en el fondo es lo mismo que dice Cercas en la propia novela y que en la reseña que de la misma hago en mi blog he destacado en la entrada del post: que en los dos bandos se hicieron barbaridades y que no hay buenos buenísimos ni malos malísimos.
De la novela lo que más me ha interesado es la espectacular categoría e independencia intelectual de David Trueba. Todo lo que le dice a Cercas es importantísimo y de una sinceridad alucinante lejos de postureo alguno, lo que en nuestro país es poco frecuente.
A mí la novela me ha gustado, pero menos de lo que me gustó "Soldados de Salamanca" pues prefiero la novela de ficción a la de no-ficción.
Un beso
En los dos bandos hubo barbaridades, pero en uno se auspiciaron desde el poder y en el otro se cortaron desde el poder. Creo que Cercas, precisamente en esa cita que resaltas, se aleja de esa equidistancia que puede llevar a creer que ambos bandos fueron iguales.
EliminarYo creo que el libro de Cercas que más me ha gustado es "Anatomía de un instante" en pugna con "Soldados de Salamina".
Un beso.
Salamina
ResponderEliminarEl corrector y el subconsciente, je, je. Yo procuro no comentar nunca con el móvil. Lo que pasa es que a veces no hay otro medio a mano.
EliminarTu reseña, como siempre, resulta interesante, amena y muy inteligente, Rosa. Sin embargo el libro me llama muy poco, quizás por la temática, quizás porque me da un poco de pena. Creo que cuenta una verdad, la verdad que el autor ha descubierto, pero que hace daño a quienes quisieron al protagonista y le tienen por un héroe, especialmente su madre.
ResponderEliminarA estas alturas no sé qué beneficio saca de eso ni qué interés pueda tener, excepto que ofrece una oportunidad para el revanchismo y querer hacer valer a toda costa que unos eran siempre buenísmos y otros siempre malísimos. Cualquiera que de verdad haya vivido esa guerra sabe que atrocidades las hubo por ambos bandos y que asesinos los había en las filas de unos y otros.
Este libro no engrosará mi ya extensa lista de "pendientes", pero ha sido un lujo leerte :)
¡Un beso y feliz miércoles!
Creo que no me he explicado, en parte porque no quería desvelar cosas que es mejor descubrir por uno mismo cuando lee la novela. No hubo nada vergonzoso en el comportamiento de Manuel Mena, es más, desde mi punto de vista hubo otro tipo de heroísmo más humano, más asequible y, para mí, de más valor. Nada de lo que tengan que avergonzarse los familiares, por lo que Cercas no comete ninguna falta de insensibilidad hacia su madre o hacia su tío abuelo. También huye, y lo dice en varias ocasiones, de esa idea de que en un bando fueran todos buenos y en otro todos malos.
EliminarLo que pasa es que en una reseña no se puede hablar de todo, a veces por no extenderse en exceso (creo que me ha salido bastante larga) y otras, por no desvelar detalles.
Un beso.
¡¡¡Hola!!!! Genial reseña, como siempre.
ResponderEliminarA mí sí me apetece leerlo, quizás porque también hubo muchos republicanos en mi familia(algunos que murieron muy pronto y otros bastante longevos), quizás porque mis hijos van por la misma vía política que mi familia o simplemente porque me gustan las historias de la Guerra Civil, y aunque tengo claro, como dice Julia, que atrocidades siempre cometen los dos bandos de cualquier guerra, intento leer estos libros con la mente abierta y disfrutarlos.
Ahora mismo me ha dado por releer Réquiem por un campesino español, lo vi el otro día en la estantería y no pude resistirme.
Besos y feliz miércoles.
Menuda novela el "Requiem...". Historias como esa, aparte de las urnas, son las que legitiman la República, donde por supuesto también hubo atrocidades y asesinos.
EliminarPero ya entrando en la novela de Cercas, es sumamente equilibrada. No se engaña con lo de buenos y malos, deja bien claro que hubo de todo en ambos bandos, pero sin pretender que eran lo mismo porque no lo eran y la historia de Manuel Mena es conmovedora por ser normal, la de muchos jóvenes, hoy serían adolescentes, que en ambos bandos se dejaron tentar por la gloria de los héroes y se encontraron con la miseria de las heridas, la sangre y la muerte.
No te la pierdas.
Un beso.
Ohhh me ha encantado. Frases preciosas, sobre todo la última y unbuen recorrido. Me ha parecido muy interesante que el escritor buscara su propio pasado. Esas historias de una gueera en la que no hubo vencedor, solo un pueblo vencido.
ResponderEliminarMuy bueno, lo sumaré a mi lista de pendientes.
Un besillo.
Por desgracia, me temo que si hubo vencedor y estuvo venciendo durante muchos años. Ahora los vencidos fueron los mismos que lo son siempre y el pobre Manuel Mena, a pesar de luchar por el bando ganador, perdió todo lo que se puede perder.
EliminarUna buena lectura.
Un beso.
Me interesa mucho esta novela y la temática que plantea. Me sigue interesando la guerra civil si a lo que me cuentan le dan otra luz. Javier Cercas me gusta. Su "Soldados de Salamina" me pareció perfecta. Tu reseña, magnífica.
ResponderEliminarUn beso, Rosa.
Todas las novelas de Javier Cercas son muy interesantes. esta, como digo, no es de las que más me han gustado porque se recrea mucho con la descripción de algunas batallas, pero salvo eso (que tendrá su valor para la gente que lo aprecie y que tiene una labor de documentación nada desdeñable), lo que es la historia del personaje y la historia de la investigación, merece la pena totalmente.
EliminarUn beso.
Me sonaba el cuento de Kis, es uno de los relatos de "Enciclopedia de los muertos" (lo tengo en casa y no me he resistido a buscar la cita, aunque quizá por la traducción no es exactamente igual). Por cierto, en esto de las reseñas ya has alcanzado el nivel PRO, como dicen los deportistas. Y no pretendo ser pelota, por eso me expreso en estos términos.
ResponderEliminarParece que Javier Cercas sigue con la fórmula que le ha dado tan buenos resultados, creo prefiero la historia de Enric Marco, me atrae más. También leí hace unos años "Las leyes de la frontera", pero esta era más novela de ficción. Recomendable, sobre todo porque aborda el tema de la delincuencia juvenil en los 80, que no todo fue "movida".
Un abrazo.
El cuento se relata entero en la novela, me imagino que como un resumen que David Trueba le cuenta a Javier Cercas. No sé si varía la traducción o es una interpretación no literal que se hace de la cita. "Las leyes de la frontera" es una novela muy buena y es la única que he leído del autor en que no mezcla ficción y realidad, sino que es pura ficción. De la historia de Enric Marco, "El impostor", tengo reseña en el blog. Me gustó mucho. Pensándolo después, no sé si más que esta. Es que esta, salvo las escenas de batallas, una vez reposada tiene mucha miga.
EliminarY muchas gracias por tus palabras acerca del nivel de mis reseñas. Me siento muy halagada, complacida y orgullosa, pero sobre todo, encantada de que te gusten.
Un beso.
Hola, no tengo claro que este libro sea para mi, pero si que puedo decir que tu reseña me ha intrigado y ha sembrado la semilla de la curiosidad. Suena muy interseante y se nota que te ha gustado.
ResponderEliminarSaludos
El libro me ha gustado, en efecto. El autor me gusta mucho. Tal vez no sea una novela para toda la gente, por su temática o por cosas personales, pero, si se lee, no deja indiferente.
EliminarUn beso.
Mira que me gustan como a ti los libros sobre la guerra civil y no por el morbo, sino por interés en saber más de lo sucedido. Creo que reincido mucho en lo que siempre digo sobre las guerras: y es que todas son injustas, dirigidas por los que tienen menos que perder y se benefician de las miserias del resto.
ResponderEliminarlos que las propicien que se maten entre ellos y nos dejen la paz para los demás.
Tu reseña intensa como es habitual. Ya te auspicio que cualquier día vendrá un autor para que le prologues su libro.
Besos querida Rosa.
Gracias, Francisco. Me moriría de vergüenza si viniera un escritor a pedirme un prólogo, pero eso no sucederá. Pocos autores han pasado por aquí y alguno vino a reñirme por emplear saga en lugar de serie (y encima no era yo la que lo empleaba).
EliminarHablando en serio, ahora, esta novela te gustará. Léela, haz reseña y nos cuentas.
Un beso.
¡Ay! pobre de mi. Tengo tanta reseña pendiente que no sabría por cual empezar. estoy muy descuidado al respecto.
EliminarMás besos
Esta novela que no es tal no me la voy a apuntar. De hecho acabo de terminar una reseña de otro libro que no me gustó por eso mismo, porque no es una novela. Ahora mismo necesito ficción que me haga evadir de la realidad y este libro creo que no me lo puede aportar.
ResponderEliminarAdemás, mi marido empezó a leerla (es un apasionado de las lecturas sobre la Guerra Civil española) y no le convenció.
Genial y estupenda reseña.
Besos.
No es una novela, pero bien podría serlo. Cierto que no es una lectura de evasión y entretenimiento que es, probablemente, lo que necesitas ahora.
EliminarTiene unas interesantes reflexiones acerca de la muerte y la gloria y los héroes y unas conversaciones con David Trueba muy buenas. a mí me ha gustado, no la que más del autor, pero sí mucho.
Un beso.
Hola Rosa
ResponderEliminarMientras te leía estaba intentando recordar una novela que he leído últimamente en que se narraban atropellos por ambos bandos pero ainnnns esta memoria mía ya no es lo que era y no consigo recordarla ( qué rabia me da) y como encima no me las apunto, no he conseguido recordar el título.
Creo que aún quedan muchas heridas pendientes relacionadas con la guerra civil, un triste período en el que todo el mundo perdió porque en una guerra nunca gana nadie.
Entiendo que el escritor recoja esa historia y quiera clarificarla, para mi la escritura tiene mucho de curativa, ese poner por escrito aquello que está ahí molestando, resolverlo sin juzgar, dejarle ver la luz y que se explique por si solo, ya alivia y no quiero decir con esto que uno se deba sentir ni culpable ni avergonzado por hechos que no estaban en sus manos, que para nada, pero a veces es bueno contar lo que realmente fue, olvidando los adornos y justificaciones que cuando se quiere, se añaden porque se necesita y me parecen muy acertados los comentarios de Trueba.
Asi que se me despertó la curiosidad y me lo llevo para mi lista.
Besos
Disculpa si hay errores porque no lo estoy escribiendo desde el ordenador y entre el corrector y el espacio para escribir no acabo de ver lo que escribí.
Feliz finde
Me has dejado muy intrigada sobre cuál sería esa novela que has leído. Si te acuerdas, no dejes de decírmelo.
EliminarJavier Cercas escribe esta historia, por lo que cuenta, debido a lo que descubre (que tampoco es una cosa tremebunda) y que quiere dar a conocer a su madre, así como para desmitificar un poco a los héroes. Es también una forma de poner en su sitio las glorias contadas por el bando vencedor durante cuarenta años. Me ha gustado y creo que merece la pena de ser leído, aunque te tengas que saltar las batallas como yo.
Un beso.
Impresionante reseña, quizá me pase como a Trueba, las historias ambientadas en la Guerra Civil me echan un tanto para atrás y como comenta Kirke busco más "evasión" en mis lecturas. Pero desde luego me quito el sombrero ante tu maestría para no solo reseñar una novela, sino aportar tantos datos, mostrar la pasión de una lectora e invitar con ello a la lectura. Chapeau!
ResponderEliminarGracias, David. Espero que la gente que sigue mis recomendaciones no se sienta defraudada, o no muy a menudo. Lo que pretendo con mis reseñas (o lo que sea esto que hago) es transmitir las sensaciones que el libro me ha provocado y como solo hablo de libros que me han gustado, suelo ser entusiasta.
EliminarUn beso.