"Mujer en punto cero" Nawal El Saadawi
"¿Cuántos años de mi vida transcurrieron antes de que mi cuerpo y mi persona llegaran a ser realmente míos, para poder disponer de ellos a mi gusto? ¿Cuántos años de mi vida perdí antes de conseguir arrebatar mi cuerpo y mi persona del control de las personas que me habían mantenido sujeta desde el primer día de mi vida? A partir de aquel momento, pude decidir qué quería comer, en qué casa prefería vivir, pude rechazar al hombre que por cualquier motivo me inspiraba repulsión y escoger a aquel cuya compañía estaba dispuesta a aceptar, aunque solo fuera porque iba limpio y con las uñas bien cuidadas". Tuvieron que pasar exactamente veinticinco años para que Firdaus pudiera disponer de apartamento propio y cuenta corriente; pudiera decidir lo que comía y tener a alguien que se lo cocinara. Hasta entonces su vida había ido saltando de la propiedad de un hombre a la de otro y a la de alguna mujer inclusive. Primero el padre y el tío, luego el marido y finalmente Sharifa.
Nawal El Saadawi nos cuenta en "Mujer en punto cero" la historia que a ella le relató Firdaus cuando estaba en la cárcel esperando la ejecución de su condena a muerte por matar a un proxeneta. No descubro nada que deba quedar oculto, la propia autora nos lo relata al principio del libro, cuando nos cuenta la forma en que se fraguó esta historia. Nos lo cuenta en una introducción y un prefacio en los que, además, sabemos de su propia vida y de los problemas que tuvo. "Escribí Mujer en punto cero hace cuarenta y cinco años o más. Vivía en mi antiguo piso de Guiza, mientras el gobierno egipcio me molestaba a mí y a mi familia repetidamente, una práctica puesta en marcha desde que decidí coger el bolígrafo y relatar las desgracias de las mujeres y las chicas en Egipto, desde que vinculé la represión psicológica y corporal con la represión social, política, económica, cultural, religiosa y moral".
Estamos ante una novela que pone del revés muchas de nuestras creencias, que nos retuerce las convicciones y nos impulsa a reflexionar echando a un lado los prejuicios. Firdaus nace en una familia egipcia a mediados del siglo XX. En su familia los niños y las niñas "eran como pollitos, que se multiplican en primavera, tiritan y pierden las plumas en invierno, y en verano sufren ataques de diarrea, comienzan a adelgazar muy deprisa y empiezan a retirarse a un rincón uno a uno hasta que finalmente mueren". Firdaus no tiene hermanos ni hermanas porque todos murieron como pollitos.
Desde pequeña aprendió que todo lo bueno es siempre para los hombres. Los mejores bocados, el lugar junto al fuego en invierno, la posibilidad de subir sus manos por los muslos de la niña. Desde pequeña le robaron aquel placer intenso que brotaba de alguna parte ignorada de su cuerpo cuando jugaba con Muhammadain a ser novios y el niño la tumbaba sobre la paja y le levantaba la galabiya, porque un día su madre "hizo venir a una mujer que tenía una navajita o quizá una hoja de afeitar. Me cortaron un trozo de carne de la entrepierna". Aunque ella no relaciona todavía una cosa con otra. Solo sabe que aquel placer ha desaparecido aunque su tío le hace lo mismo, incluso más, que antes le había hecho Muhammadain. "Era como si no pudiera recordar ya el punto exacto donde solía brotar ese placer o como si una parte de mí, una parte de mi ser, hubiera desaparecido, sin posibilidad de recuperarla jamás".
Tuvo que cumplir veinticinco años para que el sexo volviera a ser placentero para ella. Si no de una forma física, al menos sí como algo que le permitía vivir con comodidad y decidiendo por ella misma. Tuvo que pasar todo el tiempo hasta que cumplió veinticinco años y se vio con un billete de diez libras en la mano que era solo suyo y que le permitió, por primera vez, elegir con quien quería acostarse. "[...] hay muchos hombres y quiero escoger con quién voy —le respondí.
—¿Y por qué no me escoges a mí? —me replicó.
—Porque llevas las uñas sucias y a mí me gusta que estén limpias".
Pero de nuevo un hombre decidió por ella y con unas palabras que se grabaron en su mente como un fuego envenenando, no eres respetable, la devolvió a esa vida respetable que le había sido negada. Abandonó su apartamento y empezó a trabajar en uno de los grandes consorcios industriales y es que Firdaus tiene su certificado de enseñanza secundaria. Firdaus había estudiado y en el colegio había descubierto la biblioteca y los libros y había leído mucho. No pudo ir a la Universidad. Cuando hubiera debido ir, estaba casada y viviendo una de las peores etapas de su vida. Tan solo tiene estudios secundarios, pero Firdaus no es una joven ignorante. Eso ya nos lo había advertido la autora que, como psiquiatra, investigaba los porqués de las neurosis que padecían muchas mujeres en Egipto. Estas neurosis eran más abundantes en mujeres creativas e inteligentes y cultas. Las otras, las que la sociedad consideraría "normales", eran más capaces de asumir la opresión a la que estaban sometidas como voluntad de Dios que fue quien decidió los roles tan desiguales de hombres y mujeres y tan poco favorecedores para estas últimas. "Fardous era demasiado inteligente, sensible y creativa para conformarse con ese rol. A pesar de pertenecer a una familia pobre y de no tener estudios muy avanzados, tenía una habilidad innata de comprehender y de ver los significados de las cosas que sucedían a su alrededor. Significados que no pueden ver aquellas mentes oprimidas por un sistema de educación religiosa y política autoritaria que mata la creatividad desde la infancia". (No sé por qué la autora llama Fardous a la protagonista en el prefacio y Firdaus en lo que es la novela).
Nawal El Saadawi |
Pero de nuevo, la vida respetable no supone ser respetada. De nuevo se ve acosada por los hombres y siente que cuando era prostituta por cuenta propia se la trataba con mayor respeto que de empleada a las órdenes de sus jefes. Unos jefes que pretendían obtener su cuerpo a cambio de nada. A cambio de perder el miedo a ser despedida, de un ascenso, de un aumento de sueldo. Se da cuenta de que las mujeres siempre están vendiendo su cuerpo de una u otra forma y que la más libre es la que decide el precio que quiere cobrar y a quien se lo quiere vender. En los tres años que trabajó como empleada "respetable" tuvo que luchar para no vender su cuerpo a precio de ganga ella que estaba acostumbrada a venderlo muy caro. "La empleada teme perder su puesto de trabajo y convertirse en prostituta porque no entiende que la prostituta lleva, de hecho, una vida mejor que la suya. [...] Descubrí que todas éramos prostitutas que nos vendíamos a diferente precio y que era preferible ser una prostituta cara que una barata".
Sin conseguir la respetabilidad ansiada y traicionada en su primer intento de entregar su corazón sin exigir nada a cambio, Firdaus decide retomar las riendas de su vida y volver a ser ella quien decida el precio de sus caricias. No por ello se sintió menos respetable y honrada. Sentía que de algún modo, todas las mujeres son prostitutas "Yo era una mujer inteligente y por eso prefería ser una prostituta libre antes que una esposa esclavizada. Cada vez que entregaba mi cuerpo cobraba el precio más alto. Podía emplear tantos criados y criadas como quisiera para que me lavaran la ropa y me limpiaran los zapatos, podía contratar un abogado para defender mi honor aunque sus honorarios fuesen muy elevados, podía pagar a un médico para que me hiciera un aborto, podía sobornar a un periodista para que publicara mi foto en el diario y escribiera unas líneas sobre mí. Todas las personas tienen un precio y cada profesión tiene su tarifa".
Después de leer "Mujer en punto cero" me reafirmo en una idea que me rondaba sin llegar a tenerla clara. Esa idea es la oposición a la ilegalización de la prostitución. Una mujer es libre de vender su cuerpo siempre que realmente sea libre. Todos vendemos algo cuando trabajamos, la inteligencia, la imaginación, las manos, la fuerza bruta. Vender sexo es tan lícito como vender cualquier otra parte de uno mismo. El delito no es trabajar en la industria textil, el delito es tener seres esclavizados atados a un telar o a una máquina de coser. El delito no es prostituirse, el delito es explotar a una mujer y vender su cuerpo sin dejar que sea ella la que decide. Ilegalizar la prostitución es volver a poner en la mujer el foco del delito, es volver a discriminarla quitándole la libertad de venderse como ella quiera. El delincuente es el proxeneta, el chulo que explota a la mujer, varón casi siempre. Si se quiere liberar a las mujeres explotadas hay que perseguir a quienes las explotan, no un trabajo que en sí mismo (como trabajar en la industria textil) nada tiene de delictivo. Hay que liberar a las mujeres de la explotación y después dejar que decidan por sí mismas si quieren o no seguir siendo prostitutas
"Mujer en punto cero" no termina bien. Lo sabemos desde el principio. Las ansias de libertad y de decidir por sí misma de Firdaus no se llegan a ver cumplidas de forma permanente. Un nuevo explotador querrá aprovecharse de ella, pero para entonces ya no estará dispuesta a volver a prescindir de la libertad y preferirá perder antes la vida. "[...] soy una mujer peligrosa a la que deben matar. Sé por qué me temen. Yo desenmascaré su horrible realidad y no me van a matar porque maté. Ellos matan a diario bajo el nombre de Dios, el amor, la paz y la justicia; ellos practican la prostitución bajo el nombre del matrimonio, el amor y la virtud; ellos roban y saquean bajo el nombre de la ley y la legalidad internacional. Me matan para no destapar sus secretos ocultos".
Mi primer encuentro con Nawal El Saadawi ha sido como un encuentro con algo que intuimos y que no nos atrevemos a terminar de poner en palabras, ni siquiera en las palabras silenciosas y secretas de la propia mente. Si en el hemisferio occidental las mujeres aún tenemos tanto por lo que pelear, en el Egipto de mediados del siglo XX se hacen reales frases tan estremecedoras como las que cito para terminar esta entrada. Una entrada en la que reflejo mi opinión sobre una novela que vista desde aquí, Europa, y desde ahora, 2020, cuesta pensar que es real y no producto de la imaginación reivindicativa de su autora.
"Era preferible triunfar como prostituta que ser una santa embaucada. Todas las mujeres son víctimas del engaño".
"Por fin había comprendido que la menos engañada de todas era la prostituta. Que el matrimonio era un sistema basado en el más cruel sufrimiento para las mujeres".
"La vida de una mujer siempre es desdichada. Pero la de la prostituta es un poquitín mejor".
Esta novela entra en el IV reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1980. "Mujer en punto cero" está publicada en 1975.
Título del libro: Mujer en punto cero
Autora: Nawal El Saadawi
Nacionalidad: Egipto
Título original: امرأة عند نقطة الصفر
Nacionalidad: Egipto
Título original: امرأة عند نقطة الصفر
Traducción: Mireia Bofill Abelló
Editorial: Capitán Swing
Año de publicación: 2017
Año de publicación original: 1975
Nº de páginas: 136
Hola Rosa, una novela muy dura por lo que cuentas, de esas que lees con rabia ante la injusticia y con impotencia porque sabes que pasa y seguirá pasando porque son pocos los que luchan para que termine porque son más los que salen beneficiados.
ResponderEliminarLa historia me parece interesante, pero en estos momentos no se si me animaré a leerla.
El nombre de la protagonista. ¿ No será una errata?. Aunque igual el cambio tiene que ver con el significado del nombre. Besinos.
Desde luego, es dura y provoca rabia ante la injusticia que sufren y han sufrido las mujeres. Y en estos países puede que ahora sea aún peor que antes con toda la radicalización de parte de ese mundo musulmán.
EliminarEl nombre de la protagonista no creo que se deba a una errata. En el prefacio y la introducción siempre se la llama de una forma y en la novela de otra. Después de escrita la reseña, he pensado que tal vez sea cosa de la traducción, de que haya dos traductores distintos y hayan puesto las vocales de distinta manera. Alguien me explicó hace mucho que en árabe las vocales no existen y al traducir se ponen un poco al gusto (de ahí lo de Mahoma, Muhamad, Mohamed que son todos el mismo nombre), El hecho de que solo figure el nombre de un traductor, imagino que es porque debe de estar traducida de la versión inglesa.
Un beso
Coincido con Firdaus, hay muchas formas de prostituirse. Coincido también contigo, el que la prostitución sea ilegal no soluciona el problema de la explotación sexual de las mujeres. Y estoy además segura de que hay mujeres que ejercen la prostitución porque quieren y desde su absoluta libertad.
ResponderEliminarDesgraciadamente esta novela de Nawal El Saadawi es muy real. Cuando leí su ensayo La cara desnuda de la mujer árabe, una de las cosas que más me llamó la atención fue lo actual y cercana que sentí su lectura teniendo en cuenta los años trascurridos desde su publicación original y que retrata una cultura aparentemente tan diferente a la nuestra pero tal vez con un origen más común del que nos gustaría admitir.
Tengo a esta mujer en punto cero en el punto de mira desde hace tiempo.
Besos
Es lo primero que leo de Nawal El Saadawi, aunque no es lo primero que me atrajo. Lo primero que apunté de ella fue "Dios muere a orillas del Nilo", lo que pasa es que leí una reseña de esta novela y me atrapó. Lo que tengo claro es que no será lo último.
EliminarNunca he entendido que desde posturas feministas se pretenda hacer ilegal la prostitución. Cada uno es libre de vender lo que quiera y coa quien quiera y cobrar por ello. Lo que hay que hacer es que la ley caiga con todo su peso sobre todos los que obligan a las mujeres a prostituirse y se quedan con su dinero encima y las maltratan, etc. El delito es la explotación y la esclavitud de personas. La prostitución es otra cosa. Como comparación utilizo la industria textil porque se han descubierto a veces personas que trabajaban confeccionando ropa en condición se esclavitud y a nadie se le ocurrió ilegalizar la industria textil sino encarcelar a los que explotaban a los trabajadores. Pues esto creo que es igual. Pero la gente me mira mal cuando digo estas cosas. Como si yo estuviera a favor de la explotación y lo que estoy es a favor de la libertad. Como ves, yo tampoco soy muy típica.
Un beso.
No se si leeré el libro porque ya con tu reseña es como haberlo hecho.jejeje.
ResponderEliminarBrillante entrata como siempre y conozco otra lectura!
Te aseguro que mi reseña no es como haber leído el libro. Cuento muy poco de la trama y el libro está infinitamente mejor escrito.
EliminarUn beso.
¡Hola! No conocía esta novela, pero desde luego con tu reseña has conseguido despertar tu curiosidad. Mi postura con respecto a la prostitución no está muy clara a día de hoy, pero siento que quizá si leyese este libro y conociese la historia de Firdaus podría entender un poco mejor por lo que ha tenido que pasar ella para llegar a tomar esa decisión que es a menudo tan juzgada por los que lo vemos desde fuera.
ResponderEliminar¡Nos leemos!
Siempre estamos muy dispuestos a juzgar a los demás en asuntos que ni nos van ni nos vienen. Yo siempre he dicho que se puede hacer cualquier cosa mientras no se interfiera con la libertad de los demás. En ese aspecto, prostitución, sí; explotación, no. El proxeneta, a la cárcel, las mujeres libres para prostituirse o ejercer cualquier otro trabajo.
EliminarUn beso.
Hola, ahora mismo estoy con un libro muy duro, y para después quiero uno romántico, lo más pastelosa que se pueda. Este libro tiene qué ser durisimo. Es uno de esos libros que sólo por el hecho de ser mujer deben tocar la fibra más sensible de una, y más el tema que trata. Aún así yo me lo llevo anotado. Gracias y besos.
ResponderEliminarEs una historia muy dura realmente. Yo para descansar de durezas prefiero lo policíaco, aunque a veces me encuentro con historias muy fuertes también.
EliminarYo creo que, si bien las mujeres nos sentimos más identificadas, este libro tiene que tocar la fibra de cualquiera con una mínima sensibilidad, aunque por supuesto el hecho de ser mujer hace que sientas la historia más adentro.
Un beso.
Impactante y durísimo lo que cuentas pero creo que es una historia que conviene leer. Tu reseña atrapa, Rosa. La tengo en cuenta. Gracias.
ResponderEliminarEs cierto que es conveniente leer este tipo de historias y ser consciente de lo que sufren algunas personas.
EliminarUn beso.
Antes de terminar de leer tu reseña yo misma pensaba que parece increíble que algo así esté pasando ahora, aunque no sea cerca de nuestra casa (o puede que sí, que yo veo mucha mujer tapada hasta las cejas). Además, debe de ser de una impotencia desesperante vivir una situación así y no poder asumirlo cuando no te llega la sumisión para tanto abuso.
ResponderEliminarAyer veía un documental sobre Dubai donde las mujeres pudientes se compraban todo tipo de joyas y vestidos de marca, pero para llevarlos debajo de una vestimenta negra.
En fin, no sé si leer esta novela, porque saber que eso es real y que está ocurriendo me pone de muy mala leche. Me la apunto.
Un besote.
La novela está publicada en 1975. Tantos años después no sé si las cosas habrán cambiado y, de hacerlo, si habrá cambiado para bien o para mal.
EliminarEl ir tapada no creo que tenga mucho que ver con el maltrato. Aquí no se tapan y ya ves algunas como terminan.
De aquella, las mujeres en Egipto no se tapaban.
La novela creo que, aun siendo muy dura, merece la pena.
Un beso.
Uff Rosa, ahora mismo no creo que sea un libro que me seduzca mucho. Necesito algo fresquito y ligero que tengo las meninges sobre caldeadas. Pero sí me llama la atención para más entrado el otoño y además veo que, aunque durillo, es breve y eso, quiera que no, es un alivio. Besos
ResponderEliminarFesquito y ligero no es, desde luego. Imagino que estaréis pasando unos calores dignos de otras latitudes, o dignos de la vuestra con cambio climático. Por León, empieza a bajar, pero la semana pasada ha sido de no salir de casa entre las once de la mañana y las nueve de la noche. Yo combato esas horas de encierro leyendo y no me molestan las historias duras, aunque las compagino con negra y policial que, aunque sean duras, son más llevaderas. Aunque esta novela no es de lo más duro que leo. Lo más duro (duro en todos los sentidos), me lo raciono un poquito cada día. Espero poder dar pronto noticia de ello en el blog.
EliminarUn beso.
Antes de nada, enhorabuena por la reseña que has escrito. No podía estar mejor explicado. Sinceramente no es un libro que me apetezca leer en estos momentos, pero sin duda es un título que voy a guardar para un futuro porque me parece que es de esas historias que merecen la pena leer; aunque solo sea para recordad cómo fue -y sigue siendo en algunos casos- la vida de las mujeres y luchar para que no volvamos a ese punto.
ResponderEliminarUn beso,
Muchas gracias por tus palabras. Me alegro de que te haya gustado la reseña. Esperemos que con obras como esta y un poco de evolución cultural la situación de las mujeres musulmanas se vaya normalizando y pareciendo un poco más a la del mundo occidental, aunque mucho me temos que la evolución cultural va a ser lenta. De momento, yo pretendo leer y saber más. Es lo único que nos queda desde aquí.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarUna novela que nos haga reflexionar sobre los prejuicios que tenemos creo que ya es válida de por sí. Si además, cuenta una historia tan tremenda como la señalada en la reseña, sin duda estamos ante un libro de bastante nivel. Habría que ver la evolución del año 1975 hasta el día de hoy para ver si la situación sigue igual, hemos evolucionado o involucionado. Muy buena reseña cómo nos tienes ya habituados.
Abrazos y feliz semana lectora.
Es evidente que en el mundo occidental se ha avanzado en cuanto a derechos de las mujeres desde 1975. En las sociedades musulmanas la cosa cambia. Como reacción a la colonización económica y cultural de occidente, se repliegan en sus costumbres y, por desgracia, estas incluyen la situación de inferioridad de la mujer. Si a eso se añade la influencia de los fundamentalistas y el miedo que dan, ya tienes a toda la sociedad, hombres y mujeres, bailando a su son, pero sobre todo las mujeres, como siempre, más amedrentadas.
EliminarUn duro libro con el que he conocido a su atora y que espero que no sea el último suyo que lea.
Un beso.
Hola.
ResponderEliminarParece muy dura, y aunque por lo general me gustan ese tipo de historias en esta ocasión prefiero algo más "light".
La reseña que haces, como siempre, es buenísima.
Muy feliz semana.
Después de esta novela y otro par de libros bastante duro, me tiro también por lo ligero y policíaco. Aunque algo de amor y lujo decimonónico tampoco me vendría mal.
EliminarUn beso.
Hola.
ResponderEliminarNo conocía el libro y por el momento no creo que lo lea, tengo demasiados pendientes, pero gracias por la reseña.
Nos leemos.
Entiendo. No se puede leer todo y hay que priorizar.
EliminarUn beso.
Es tan completo lo que presentas que en realidad no hace falta leerlo al libro
ResponderEliminarPara mi esta bien asi
Me ha encantado desde el comienzo al final.
Y segumos saliendo poco
y seguimos sin un futuro
y te sigo leyendo
abrazos hoy y siempre
Con poco te conformas.
EliminarA mi me gustó mucho, por más que la trama fuese dura y el final, trágico. Coincido en que si el propio cuerpo se toma como mercancía, cada uno tiene derecho a ponerlo 'en alquiler'; lo que no se debe es forzarlo a hacerlo. Y, por supuesto, existen maneras distintas de prostituirse, ¿verdad?
ResponderEliminarLo encaré porque el sometimiento de las mujeres aún existe en varias culturas. Y queda mucho camino por transitar hasta erradicarlo.
Me alegra que te haya gustado.
Un beso.
Nunca entenderé como hay sectores feministas partidarios de negarle a la mujer (o al hombre si a eso vamos) su libertad para vender su cuerpo sexualmente hablando. Lo importante es que lo venda con total libertad.
EliminarHay infinitas formas de prostituirse realmente vergonzosas y humillantes, cosa que la prostitución tradicional no tiene por qué ser.
Todos le vendemos algo al mercado de trabajo y, en ese sentido, vender sexo no es lo peor que se me ocurre. Siempre respetará todo aquello que sera respetuoso.
Una gran novela tristemente necesaria aun hoy en día.
Un beso.
Uff! Demasiado dura, por lo que nos cuentas en tu reseña. Y, por desgracia, real como la vida misma. Ahora mismo no me planteo leerla, porque es un testimonio que revuelve las entrañas, y que costará afrontar escenas con la protagonista como centro de lo que sucede en ellas. Besos.
ResponderEliminarSí que es dura y no resulta lo más refrescante y ligero para este verano caluroso, pero tenía ganas de estrenarme con la autora y la verdad es que la he sufrido, pero también he disfrutado con su calidad.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa! Este libro trae un tema tan interesante que estoy segura, me gustaría leer. Aunque se nota que la historia es bastante dura, aún así le daría una oportunidad. Gracias por tan buena reseña. ¡Un beso!
ResponderEliminarLo más duro puede que sea que la narradora no tiene pelos en la lengua a la hora de tratar los temas. la historia no cabe duda de que es muy dolorosa, pero la forma de contarla tan descarnada es quizás lo mejor del libro.
EliminarUn beso.
Un tema el que trata esta novela que nunca puede dejarnos indiferentes. Cuando leí hace muchos años La flor del desierto, de Waris Dirie, y poco después Mil soles espléndidos, de Khaled Hosseini, el autor de la bellísima novela Cometas en el cielo, ya me impactó el relato, en el primer caso autobiográfico, de la situación horrible de la mujer en los países de cultura musulmana, aunque también se da en otras culturas, incluida la occidental aunque en mucha menor medida, por fortuna.
ResponderEliminarEste es un ejemplo más, del maltrato físico y psíquico de la mujer que es tratada como un objeto, un animal de carga o como una esclava sexual.
Lo de la prostitución es un tema realmente controvertido, si bien estoy contigo. Mientras sea una elección voluntaria, una mujer puede hacer lo que quiera con su cuerpo. La única cuestión a valorar sería lo injusto que resulta que esa sea la única salida que tenga una mujer para sobrevivir.
No creo que lea el libro, pero me ha gustado mucho la reseña que has hecho.
Un beso.
Tienes razón en que es muy triste que una mujer tenga que prostituirse para ganarse la vida, pero tampoco es moco de pavo arrastrar volquetes llenos de ladrillos, limpiar los váteres ajenos, etc, etc. Creo que hay prostitutas que podrían dedicarse a otra cosa, pero les resulta más agradable y rentable la prostitución. Y creo que están en su derecho.
EliminarLa situación de la mujer musulmana en muchos casos, tampoco en todos, es terrible. Lo era hace cuarenta años y puede que ahora lo sea más aún, pero no seamos arrogantes ni con descendientes, aquí, aún siendo mucho mejor, no podemos estar satisfechos ni mucho menos.
Tomo nota de "La flor del desierto"
Un beso.
Hola Rpsa!! Aunque no es lo que suelo leer, creo que podría disfrutar mucho con su lectura. Me lo llevo bien anotado y gracias por el descubrimiento. ¡Fantástica reseña! Besos!!
ResponderEliminarAunque todos tenemos nuestros géneros y temas preferidos, hasta en los que menos nos atraen yo he encontrado grandes novelas con las que he disfrutado mucho. Es inevitable que unas cosas nos gusten más que otras, pero en principio no hay que eliminar nada.
EliminarOjalá te guste si finalmente te decides.
Un beso.
Por lo que nos cuentas Rosa, es de esas historias duras, difíciles, pero poderosas y necesarias de contar. Voces valientes, potentes y conmovedoras que nos narran realidades que nos entristecen y nos golpean. Sin duda una lectura a tener en cuenta.
ResponderEliminarUn abrazo Rosa.
Creo que es importante tener en cuenta este tipo de historias que nos hacen conscientes de lo que viven las mujeres en algunos lugares.
EliminarEs cierto que son historias duras que nos golpean, pero hay que dejarse golpear para que nos demos cuenta de que a pesar de todo somos privilegiadas respecto a otras mujeres. Aunque debamos seguir luchando para que los hombres no sigan siendo privilegiados respecto a nosotras.
Un beso.