"Nada se opone a la noche" Delphine de Vigan

El año en que Delphine de Vigan cumplió doce años, le dijo a su padre, hablando de su madre "tengo miedo de que se suicide". Treinta años después, en enero de 2008, los temores de Delphine se cumplirían y Lucile Poirier, su madre, aparecería muerta en su casa de París. "Mi madre estaba azul, de un azul pálido mezclado con ceniza, las manos extrañamente más oscuras que el rostro, cuando la encontré en su casa esa mañana de enero". Había muerto unos días antes.
Así comienza esta conmovedora historia que es la vida de Lucile, que es la vida de Delphine, o al menos, la historia que determinará la vida de Delphine. Una historia que me ha sacudido cada fibra y cada neurona. Una mujer, una niña que lo hubiera tenido todo para ser feliz, a la que debió sonreír la suerte, pero que se vio golpeada por toda una serie de circunstancias desgraciadas, algunas inevitables, otras que pudieron, debieron haberse evitado. Nunca, bajo ninguna circunstancia, debieron producirse. Todas ellas dispararon, desde la más tierna infancia de Lucile, los mecanismos que llevarían a que el 30 de enero de 2008 su hija la encontrara azul y muerta en su casa de París.
Meses después del terrible hallazgo, Delphine siente la necesidad de escribir sobre su madre, de bucear y hundirse en el barro pegajoso y asfixiante en que se fue quedando su madre atrapada desde demasiado pronto. Entonces "pedí a sus hermanos que me hablasen de ella, que me contaran. [...] Pedí a mi hermana que volviese a sacar de su trastero las cartas, los escritos, los dibujos, busqué, rebusqué, rasqué, desenterré, exhumé". Y de tan triste exhumación, ninguna deja de serlo, surgió este libro aterrador y maravilloso.
Lucile Poirier nació en 1946. Era la tercera de una familia que llegaría a contabilizar nueve hijos en total, aunque nunca llegaron a coincidir todos juntos. Siendo Lucile muy pequeña, el día antes de cumplir ocho años, la muerte se le presenta por primera vez. A partir de ese día, sabe que la muerte puede actuar en cualquier momento; a partir de ese día, la muerte pasa a formar parte de su vida y actuará, vaya si actuará. Más veces de lo que lo hace en cualquier vida normal, en cualquier familia normal. Muertes fortuitas y suicidios, muertes tempranas que van despojando a Lucile de parte de su entorno, de parte de sus afectos.
La foto de Lucile aparecida en el metro de París
Lucile es una niña callada, de una belleza rotunda, pero frágil. Desde muy pequeña es modelo y su foto se puede ver por todas partes. "Hacía unos meses, las paredes del metro aparecieron cubiertas de carteles inmensos de una marca textil en los que se veía su rostro en primer plano, [...] Al mismo tiempo, todos los niños de su clase y de todas las clases de París habían recibido una muestra de papel secante con la cara de Lucile impresa"
Aparentemente, solo motivos para la felicidad: una madre que adoraba tener hijos y estar embarazada y dedicada solo a su cuidado; un padre cariñoso, para el que Lucile era su favorita, que se llevaba a sus hijos los domingos de excursión e inventaba juegos para ellos; un montón de hermanos con los que nunca podía sentirse sola; unas casas familiares de los abuelos donde pasar veranos llenos de sol y luz y aire libre. Aparentemente. Después está la realidad imponiéndose sobre la apariencia.
La dura realidad que acecha a Lucile desde antes de su nacimiento, porque la tía Bárbara, hermana de su madre, padecía una enfermedad caracterizada por estados de delirio y excitación alternados con otros de profunda apatía y depresión; porque esa enfermedad le ha llegado a Lucile por esos misteriosos caminos de la genética; porque muchos factores pudieron desencadenar la manifestación de la enfermedad. Hay motivos suficientes, traumas y dolores de sobra para elegir cuál pudo ser el que desencadenó el desarrollo de una enfermedad que, tal vez, pudo quedarse oculta entre las vueltas del ADN de Lucile. O no.
Lucile Poirier
Lucile siempre fue un ser peculiar, pero el 31 de enero (otra vez enero) de 1980, finalmente hizo agua por primera vez y por todos sus poros. 
Muchos años antes se había casado embarazada de Delphine y con dieciocho años. Después tuvo una segunda hija, Manon. Más tarde se separó de su marido, Gabriel porque "el encuentro entre Lucile y Gabriel sigue siendo a mis ojos el encuentro entre dos grandes sufrimientos, [...] de ese encuentro surgió la violencia y la angustia". A partir de entonces, varias mudanzas, varios trabajos, varios amantes; Lucile sobrevive y saca a sus hijas adelante como puede, como cree que debe. Hasta que aquel 31 de enero de 1980, ante los ojos atónitos y asustados de sus hijas, pintada de blanco y desnuda, es internada por primera vez en un psiquiátrico. No será la última, pero "tras diez años empantanada, Lucile volvió de lejos, volvió de todo, dejó atrás sus horas entre las sombras".
Y hasta su muerte, el 25 de enero de 2008, vivió ayudada por la química. Trabajó, estudió, cuidó de sus nietos, enfermó, llevó una vida normal si es que hay vidas normales. Tal vez la suya más alterada que otras, con un bagaje más pesado que otras, con más dolor acumulado que otras.  Pero ¿quién está libre de caer, en un momento dado, ante circunstancias más o menos adversas, del lado en que paciente y expectante espera la locura? ¿quién tiene el patrimonio de la cordura y puede presumir de que sus reacciones ante la adversidad y el sufrimiento van a estar siempre dentro de los límites de lo mentalmente correcto?
Tal vez lo que en Lucile nos parece locura, lo que llamamos, y llama la Ciencia, locura no sea más que una forma de clarividencia, la negación consciente y profunda a ver las cosas distintas de como son, el discernimiento suficiente como para darse cuenta del tremendo dolor al que se había enfrentado desde muy pequeña, su rebeldía ante la resignación. Una manera de conseguir el anhelo profundo y explícitamente expresado en la carta de despedida que dejó a sus hijas: "Sé muy bien que os voy a causar tristeza, pero resulta inevitable antes o después y prefiero morir viva". 
Delphine de Vigan
Pero esta novela no es solo la historia de Lucile. Es también el relato de un intenso dolor, de una desgarradora necesidad de entender. Es el medio que Delphine de Vigan encuentra para exorcizar todos los demonios que le dejó el suicidio de su madre; es su manera de liberarse de la locura que pudo suponer haberla encontrado muerta sobre la cama. Delphine, de alguna manera sabía que su madre estaba muerta, pero no podía creerlo. Durante varios minutos se negó a creerlo "La idea no podía alcanzarme, era inaceptable, era imposible, estaba fuera de toda duda, era no". Durante unos minutos ve a su madre acostada de lado, con la radio encendida contra la oreja. Intenta moverla. Intenta apagar la radio. Se levanta y abre las cortinas. Se quita el chaquetón y la bufanda. Los posa junto con el bolso. Hace tiempo para que en su transcurrir todo vuelva a la normalidad. Se acerca de nuevo. Las manos azules, la cara hinchada y azul. Y por fin, tras unos minutos, "Me levanté de golpe, en el pasillo el grito surgió de mi cuerpo, abrupto, potente, un grito de terror".
Tal vez escribió esta novela para llenar esos minutos, para entender qué era lo que la había llevado a vivir esos minutos. Aunque tal vez escribió esta novela para poder enfrentarse de nuevo a los finales de enero. Hay fechas que dejan en nosotros un olor especial, fechas en las que vivimos acontecimientos que se nos quedan pegados en la piel, fechas que no se conforman con ofrecernos uno de esos acontecimientos, sino que hacen el dudoso derroche de dispensarnos otro similar pasados ciertos años. Esas fechas adquieren un aroma que nos perseguirá y hará que temamos su advenimiento por el peligro, nunca infundado, de la repetición. Para Delphine, esa fecha coincide con los finales de enero: 31 de enero de 1980, 30 de enero de 2008. "Hoy, el final del mes de enero es para mí una especie de periodo de riesgo (descubrí a Lucile en su casa el 30 de enero). Es algo que ha quedado anclado en la memoria del cuerpo".



Comentarios

  1. La tengo esperando desde navidades, así que paso un poco por encima, a ver cuando puedo hacerle hueco.
    Besos

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    1. Ya me dirás cuando la leas. A mí me ha entusiasmado. Además, con todo lo dura que es, estaba deseando tener un rato para cogerla.
      Un beso.

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  2. Yo también lo tengo, esperando para leerlo.
    Besos

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    1. Te gustará no puede no gustar.
      Como ves soy una entusiasta 🤣😂, pero creo que la novela lo merece.
      Un beso.

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  3. Impactante libro. Nada nos hace prever las angustias, los temores y los miedos que se esconden tras la vida de cada ser humano.
    Tu sinopsis es tremenda amiga. Te superas cada vez.
    Besos

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    1. Es que me ha llegado muy dentro y me ha vapuleado. Es realmente digno de darle un poco de nuestro tiempo. Me voy a afiliar a la autora.
      Un beso.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Me la leí hace poco y todavía la recuerdo. Me gustó mucho, como también me encanta el resumen-recreación que tú haces, porque no elaboras reseñas asépticas, como suele ser más habitual. Parece que vives la novela, la «recuentas» y eso se transmite positivamente. Un gran beso, Rosa.

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    2. Es que, Ángeles, para reseñas asépticas ya están las de las solapas de los libros y las que hacen las editoriales en internet. Yo cuando hablo de un libro, no hablo en realidad del libro, sino de mí a través del libro, o del libro, pero a través de mí.
      Necesito poner parte de mi alma en la reseña (yo elijo si pongo más o menos, pero tengo que poner algo) si no, no me tomo la molestia.
      Un beso.

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  5. Quisiera adentrarme en la obra de esta autora con este libro, a ver cuándo puedo hacerme con él. Besos

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    1. No dejes de hacerlo. Yo lo había visto en dos o tres blogs que me son de confianza y, desde luego, me alegro muchísimo de haber sucumbido a la tentación.
      Un beso.

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  6. Con razón Delphine necesitaba escribir un libro como éste. Entiendo perfectamente esa urgencia de saber qué era lo que pasó durante esos minutos en los que, deduzco, no se atrevió a descubir que su madre estaba muerta. Y menuda historia la de sus vidas.
    Me lo apunto, porque si me ha 'llegado' tu fenomenal reseña, seguro que la novela también.
    Besos, Rosa.

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    1. Si mi reseña te ha llegado, la novela te traspasará porque es lacerante del todo. Se mete por cada poro y en cada uno deja una lágrima, pero así todo, no puedes despegarte de sus hojas. O igual es que yo soy masoquista.
      Un beso.

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  7. Hola! Yo me lo leí hace un par de años y la verdad es que me encantó. Me gustan las historias reales y humanas, y ésta me lo pareció. Esta escritora tuvo una infancia bastante difícil, tuvo anorexia, la cual explica en "días sin hambre". Viendo que tipo de vida llevaba no me extraña que fuera una familia tan desestructurada. Quizás la culpa de todo la tiene el abuelo de la escritora.
    Muy buena reseña, porque no conocía muha gente que lo hubiese leído, y lo considero una gran novela.
    Un saludo :)

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    1. "Días sin hambre" es lo próximo que quiero leer de la autora y luego, poco a poco,el resto porque me ha parecido fascinante su manera de escribir y de enfrentarse a los hechos.
      Un beso.

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  8. Pues sí, creo que Delphine recompuso a su madre con este libro y, al escribirlo, se recompuso a sí misma. Cuánto dolor concentrado en una sola persona, en una sola familia. ¿Se hubiera desatado esa 'locura' intrínseca de Lucile sin no hubiese tenido que afrontar esas vivencias? Eso nunca lo sabremos.
    Un libro inolvidable. Como bien dices, aterrador a la vez que maravilloso. Luminoso en su oscuridad.
    Besos

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    1. No sabremos, efectivamente si la enfermedad se hubiera manifestado de no tener tantos detonantes. Es posible que sí, es posible que de forma más leve, o puede que de la misma forma. La verdad es que aun sin tener una enfermedad mental, las circunstancias de la vida de Lucile son para enloquecer a cualquiera.
      Fue, de hecho tu reseña la que definitivamente me animó a leerlo. Maravilloso caer en un agujero negro de este tipo. Y como me decías en tu respuesta a mi comentario, no es masoquismo, es necesidad de profundizar en las heridas de la vida, en lo que realmente constituye la base de una vida intensa y compleja.
      Un beso.

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  9. Una de esas autoras que he conocido a través de los blogs, ya llevo tiempo con ella en la lista de pendientes. Tu reseña es emocionante, Rosa. No creo que me atreva con una lectura así, al menos tendré que elegir muy bien el momento, soy bastante impresionable. Ciertas lecturas afectan a mi estado de ánimo de manera radical, tanto como si lo viviera de verdad. Hace poco leí una entrevista a Oliver Sacks donde reflexionaba sobre esta cuestión, explicando que para nuestro cerebro no existe tanta diferencia entre vivir algo personalmente y que nos lo cuenten (en este caso leerlo); quizá esto explicaría nuestra pasión por los libros.
    Un abrazo.

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    1. De Oliver Sacks leí hace mucho "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero" que, como sabrás, para nada es de humor.
      Este que comparto hoy con vosotros es un libro doloroso, pero es que creo que hay dolores que son necesarios, tanto en la vida como en la literatura. Este tiene la virtualidad de moverse en los dos ámbitos por lo que aún tiene más valor para mí. Por lo que cuenta de la madre y por lo que cuenta de la hija que, como no podía ser de otra manera, no salió indemne de la historia. Fue anoréxica y sobre ello escribió un libro mucho antes de morir su madre que es lo próximo que leeré de ella.
      Un beso.

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  10. Creo que ha de ser un libro triste, pero también muy valiente. Hay que tener muchos arrestos para indagar en una historia que, aunque te ayude a entender, probablamente también te parta el corazón para siempre. No imagino nada más duro para una hija que encontrar muerta a su madre... A pesar de todo creo que es una historia que merece la pena recorrerse de la mano de la autora. Me la apunto :))

    Muchas gracias por la recomendación, Rosa. Como siempre tu sensibilidad nos hace una semblanza de la obra que va mucho más allá de su propio argumento.

    ¡Un beso grande de miércoles!

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    1. Hay que ser muy valiente, como dices, y estar dispuesta a encontrar muchas cosas desconocidas que han afectado a tu madre y, a través de ella, a ti misma. Delphine encuentra muchas oscuridades, muchos hechos que explican el por qué de muchas cosas. Y nosotros los vamos descubriendo con ella y nos vamos metiendo en la piel de ambas, madre e hija. Y al final, hemos sufrido, pero sabemos que ha merecido la pena.
      Un beso.

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  11. Descubrí a esta autora en el blog de Ángeles Impíos y de momento he leído de ella Las horas subterráneas sobre el acoso laboral y lo cierto es que me ha encantado la manera de escribir, fresca y natural de la autora sobre temas muy duros.

    La novela que has reseñado de una forma espectacular Rosa, mis felicitaciones de corazón, la tengo preparada para leer pero no sé cuándo lo haré porque es un tema durísimo.
    Estoy de acuerdo que la autora parece haber hecho una buena catarsis dejando salir una parte de ese dolor inmenso que llevaba dentro y que afectó tanto su vida ya que como tú dices también sufrió una anoréxia nerviosa de la que también ha escrito un libro como bien recuerdas y es que a veces, escribir tiene tanto de terapéutico, permite expresar, poner palabras, dejar salir a aquello que las personas sienten que está doliendo tanto.

    Un beso Rosa, y repito mis felicitaciones por esta gran entrada.

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    1. Yo solo he leído este y tengo preparado el de "Días sin hambre", que trata sobre su anorexia. La idea es ir leyendo todo lo que tiene porque, al menos con este, me ha dejado entusiasmada. Es cierto que es duro, pero de la forma que está contado, se hace bastante llevadero. No he tenido que parar en ningún momento, como me ha pasado con otros, para reposar el ánimo y dispersar el agobio y el dolor.
      Muchas gracias por tus felicitaciones. La novela me ha llegado muy adentro y me imagino que se nota.
      Un beso.

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  12. ¡¡¡¡Hola!!! Lo que me ha costado comentarte, no me salía el post.
    Como de costumbre me has creado una necesidad, haces unas reseñas tan buenas, tan llenas de sentimiento que mi lista de pendientes crece y crece...
    Besos.

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    1. Pues me alegro de que gracias a mí tu lista aumente. Eso quiere decir que os hablo de libroa que os interesan y de una forma que os gusta. Este libro no puede por menos que gustar porque es muy bueno.
      Un beso.

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  13. Lo tengo apuntado, a la autora en general =)

    Besotes

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    1. Tras leer este, yo también me apunto a la autora y a todo lo que escriba.
      Un beso.

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  14. Leí "Días sin hambre", que me impactó mucho. Y quiero seguir leyendo sus otros libros. Esa parte de autobiografía que hay en sus novelas, le dan mucha fuerza a lo que quiere transmitir.
    Un abrazo

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    1. Yo solo he leído este, pero "Días sin hambre" es lo siguiente que tengo de ella para leer. Quiero leer todo lo suyo porque, independientemente de que sea autobiográfico(cosa que es un valor añadido), sus novelas son muy buenas.
      Un beso.

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  15. No conocía a esta autora pero me la llevo sin dudar. Espero que la escritura haya sido terapéutica, la lectura parece que es bastante difícil, pero es de las que dejan poso, la buscaré en breve. Gracias por presentármela. Besos.

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    1. Deja poso y remueve emociones. Es una autora intensa, muy sincera y, creo, con necesidad de escribir como terapia. No defrauda.
      Un beso.

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