"La ley de la ferocidad" Pablo Ramos

Hace unos meses rescaté una reseña de finales de 2014, "El origen de la tristeza" del escritor argentino Pablo Ramos. Se trataba del primer volumen de una trilogía sobre la vida de un personaje, Gabriel.
Pues bien, ahora rescato la segunda parte de la trilogía. Acabo de leer la tercera y antes de publicar su reseña me ha parecido oportuno, ya que publiqué la primera parte, publicar también la segunda para los que aún no me conocíais en aquellos tiempos.



Esta es la segunda entrega de la trilogía de Pablo Ramos. En ella nos volvemos a encontrar con Gabriel, ahora ya adulto, rico y enfrentado con total desolación a la muerte de su padre.
Si en la primera novela nos encontramos a un Gabriel adolescente que abandona la niñez para sumergirse en "el hecho triste y feo, sobre todo feo que es la vida", aquí lo vemos dando vueltas en la vorágine de una realidad que le supera. Cuando empieza a contarnos los acontecimientos (la muerte de su padre), hace ya cinco años que han tenido lugar por lo que "el hombre que lo vive no es el hombre que lo escribe, pero [...] va a terminar de transformarse en él cuando acabe de escribir. Por el hecho de escribir"
El libro narra el velorio que tiene lugar tras la muerte del padre. Más bien, narra lo sucedido al narrador (protagonista y observador) a lo largo de los dos días y dos noches que dura el velorio, pues él mismo reconoce hacia el final: "Me doy cuenta de que, contando las horas que estuve en estas dos noches de velorio, no deben sumar ni diez"
Por lo tanto cuenta lo que él mismo, Gabriel, vive mientras los demás velan a su padre. Su padre, por el que no sentía especial aprecio, ni simpatía, ni respeto, ha marcado toda su vida; lo ha empujado a hacerse rico a tener "los autos que a él le hubiera gustado tener, la casa que a él le hubiera gustado tener, la chequera que a él le hubiera gustado tener". Pero impotente, comprende que no ha vencido, que no ha conseguido ningún resarcimiento porque "queriendo ganarle a mi padre, construí lo que construí; queriendo ganarle a fuerza de odio, la victoria se me fue de las manos. La victoria nunca se fue de las manos de mi padre". 
Ahora Gabriel ha perdido todas sus referencias y todo se le vuelve un vacío sin sentido y se pregunta qué puede hacer "con la empresa, con la vida que armé en torno a su aprobación"; ha perdido el referente alrededor del cual su resentimiento ha montado su existencia de adulto y ahora, incapaz de enfrentarse a la pérdida, se vuelve hacia los otros referentes de su vida: el alcohol y las drogas que llevaba más de un año sin probar y en los que se sumergirá hasta la náusea en los dos días con sus noches que dura el velorio. 
Nos encontramos también aquí con un personaje que apareció mucho en la primera parte de "El origen de la tisteza" y que luego desapareció, no sabemos con certeza en qué revueltas de la historia. Me refiero a Rolando, el amigo del Gabriel niño que "tenía unos cincuenta años y llevaba más de treinta viviendo en las bóvedas del cementerio de Avellaneda". Rolando sigue emborrachándose en los bares cercanos al cementerio, tiene veinte años más, "la nariz rota hacia el lado izquierdo, la cara roja curtida por el sol y por la ginebra, una cicatriz que baja desde la frente [...] hasta el cuello [...] Está vestido con un traje de lana viejo y desgastado por el uso y los usuarios, supongo, porque tiene pinta de haber pertenecido a más de un difunto". Y es que, en algunos ambientes, si pasar de la infancia a la juventud es demoledor, pasar de la madurez a la vejez es una derrota en toda regla. También aquí,
Pablo Ramos, su gato y su biblioteca
Rolando desaparece sin dejar un rastro que se pueda seguir.

Alternando con el relato del velorio nos cuenta algunos episodios vividos con su padre: El proyectado viaje de ambos a San Miguel de Tucumán para pasar unos días con su hermano Alejandro, encargado allí de unas obras de la empresa familiar. Un viaje que empieza él solo, la víspera del vuelo, sometiéndose a una cantidad tal de todo el polvo que se puede meter por la nariz y todo el alcohol que cabe en un cuerpo, que el lector acaba saturado, y sufriendo él también los síntomas de la sobredosis; un viaje que termina en el bar del aeropuerto con su padre: "Vos, papá, sos... un hijo de puta". O la vez, la única vez, en que siendo él todavía un muchacho, su padre le puso la mano en el hombro y Gabriel sintió que todo era posible porque "Si con sólo un toque de su mano la ferocidad le daba algo de espacio al amor, ¿qué no podía ser posible entonces con un poco de tiempo?". Pero su padre jamás le volvió a tocar el hombro.
Y es que la sensación que transmite la novela es la de que Gabriel está dominado por la ira, ahíto de rabia, sometido a la ley de la ferocidad por el desafecto de su padre, ausente físicamente durante gran parte de su infancia y siempre emotivamente ausente "Padre, padre mío, ¿no habrá otra manera de jugar a la familia? O no estás, o estás lejos, o estás ausente o estás muerto. ¿No podrías haber sido más normal?"
Y sin embargo, hay veces en que la ausencia esconde el miedo, el miedo de perder, el miedo de sufrir, el miedo de añorar y entonces prefieres borrarte antes de que la vida se te borre.
En un paralelismo con la ausencia del padre, Gabriel también se va. "Decidí salirme de la historia como siempre me salgo de las historias: de la peor manera posible"
Y es que lo que le pasa a Gabriel, como él mismo nos dice en un momento de la novela "A veces no puedo con lo que es la vida"





Comentarios

  1. ¡Hola!
    A mí me gustan las sagas y esta tiene buena pinta aunque creo que no para ahora, me saturaría con sus sobredosis y ese amor/odio con el padre.
    Besos y gracias por una reseña tan buena.

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    1. Es una trilogía muy buena. Tal vez subse está floja de ánimo pueda resultar dura, que lo es, pero está tan bien escrita, tiene frases tan redondas y cuenta una historia tan buena que he disfrutado como solo lo hago con la mejor literatura.
      Yo la recomiendo sin dudarlo.
      Un beso.

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  2. Como de dura es esta novela, la relación de un padre qu3e parec eqeu no fue precisamente un padre ejemplar y un hijo que se ve abocado a las drogas y al alcohol posiblemente por esa relación, de modo que aun siendo muy buena que no me cabe la menor duda, quizás por su dureza, no se yo si me animaré a cogerla entre manos, de momento me terminare la que acabo de empezar y mientras tanto me lo pienso.
    Besos y como siempre gracias por traernos una vez mas una reseña tan buena.

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    1. Como le digi a Gemma, es una novela buena en el mejor sentido de la palabra. A mí la verdad es que no me importa la dureza si la novela es buena. Y estas dos, y la tercera de la que hablaré en breve, son muy muy buenas.
      Un beso.

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  3. Este argumento se aleja un poco de mis gustos actuales, pero sin duda es un proyecto ambicioso. Y bueno, Rosa me despido hasta septiembre deseándote un montón de lecturas con las que aprender literatura y, sobre todo, sentir cómo se debe amarla. Te deseo un verano maravilloso y aunque mi blog detenga su marcha aquí estaré en septiembre para disfrutarte. Un fuerte abrazo, querida amiga!!

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    1. Pues a ti también te echaré de menos. Espero que vuelvas en septiembre y verte aunque sea pir mu blog ta que por elbtuyo parece que no se arregla.
      Aprovecha y dales el empujón definitivo a esas novelas.
      Un beso.

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  4. Como ya te dije en la anterior, no me llama mucho. La dejo pasar.
    Besos

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    1. Todos tenemos que priorizar. A mí me gustan mucho estas novelas, pero entiendo que no es el caso de todo el mundo.
      Un beso.

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  5. Me basta con tu reseña. Esta trilogía no la leeré, aún a pesar de que quizá me pierda algo interesante. Un argumento que no me llama la atención.
    Un beso, amiga.

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    1. Yo creo que te pierdes algo muy interesante, pero evidentemente es mi opinión según mis gustos. Algo interesante me perderé yo también por gustos o por prejuicios, que de todo hay.
      Un beso.

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  6. Hola Rosa, hermosa reseña. Como te he comentado en la entrada que dedicaste a "El origen de la tristeza", Pablo Ramos es uno de los grandes escritores de mi país. Me alegro enormemente que le hayas dedicado estas palabras en esta nueva entrega. Sus letras tienen una fascinación difícil de calificar. La caída de sus frases es admirable, la sorpresa de sus giros retóricos mueven al corazón más duro, la sencillez de su narrativa da cuenta de las inmensas armas literarias que posee. El contenido de su temática nos asoma a una experiencia de vida inusual, que surgiendo de la profundidad de su caos nos ofrece a cambio la generosidad de la ternura. Un lujo para mí haber llegado hasta tu casa para poder dejarte este comentario.
    Ariel

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    1. Ay, Ariel, es que es un escritor alucinante. ¿Cómo de apreciado es en Argentina? Aquí creo que somos muy pocos los que le conocemos.
      Tienes razón en que conmueve con sus giros. A mí me emociona la enorme calidad de sus historias y de su forma de contarlas. Es cierto que su sencillez oculta un enorme oficio y un saber hacer mucho más complejo de lo que ouede parecer a simple vista.
      En un par de días publico la tercera parte, "En cinco minutos levántate María". No pensé que fuera posible, pero me ha gustado más aún. Tal vez por ser mujer, me ha llegado más.
      Tiene que ser todo un orgullo para ustedes tenerlo por paisano.
      Un beso.

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  7. hermosa resña de un ejemplar que sin duda me ha marcado! besitos!

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    1. Más hermosa es la novela. A mí también me ha marcado. Muy recomendable.
      Un beso.

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  8. wow! es de esas historias que podría leer una y mil veces, la manera en que expone la historia llega mucho !!!
    https://berriespie.blogspot.com/

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    1. Es una novela maravillosa. Yo la he disfrutado muchísimo, esta y las otras dos. Veo que tú también.
      Un beso

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  9. me gusta el haber llegado hasta aqui me gusta como reseñas algo no facil de hacer
    un abrazo desde el siempre verano en Miami

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    1. Gracias por tus palabras. Efectivamente, ni siempre es fácil ser capaz de transmitir la emoción de una lectura. Aunque los buenos libros como este ayudan mucho.
      Un beso.

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