"La chica de Kyushu" Seicho Matsumoto.
Esta es una novela japonesa que me regaló mi marido por mi cumpleaños... del año pasado. Le gusta escarbar entre los libros que no están más a la vista, entre los que no son conocidos ni aparecen en las listas de los más vendidos, y hay que reconocer que tiene buen ojo. Gracias a él y a sus regalos a lo largo de los años he descubierto autores como Yasmina Khadra, Ian McEwan, William Boyd y alguno más que en este momento se me escapa. Palabras mayores.
En este caso se trata de una novela negra publicada en Japón en 1961.
"Había oído decir que los abogados de renombre nunca llegaban a sus bufetes a primera hora. Por eso había decidido esperar hasta las diez. El abogado al que Kiriko había ido a ver expresamente desde Kyushu se llamaba Kinzo Otsuka. Kiriko, una mecanógrafa de veinte años, no tenía por qué saber que Otsuka era el mejor abogado en derecho penal. De hecho, no lo sabía hasta que ocurrieron los hechos que le cambiaron la vida para siempre".
Sí, Kinzo Otsuka es un buen abogado, probablemente es el único abogado capaz de demostrar la inocencia de Masao Yanagida, el hermano de Kiriko. Pero ¿qué sucede cuando el mejor abogado en derecho penal rechaza el caso sin haberlo estudiado a fondo porque el cliente no tiene dinero suficiente para pagar los honorarios que su prestigio le permite cobrar? ¿O es porque su amante le espera para ir a jugar al golf por lo que no se molesta en hablar con Kiriko en serio y ponerse al corriente de los entresijos del caso?
Kiriko Yanagida ha venido a Tokio desde muy lejos. Lleva viajando desde hace dos noches procedente de su isla de Kiushu para hablar con Kinzo Otsuka. Su hermano ha sido acusado de un crimen que ella está segura de que no ha cometido. Pero no obtendrá del abogado la ayuda que busca y frustrada y desencantada vuelve a su isla y a su vida. Cuando meses más tarde Otsuka se interese realmente por el caso ya será demasiado tarde.
Pero otro tercer personaje se ha visto atraído por Kiriko y la historia que oye sin querer (?) en una conversación telefónica en la cabina junto a la que espera. "Por favor [...], dígale al señor Otsuka que no sé si podré salvar a mi hermano. Si tuviera ochocientos mil yenes tal vez lo conseguiría, pero por desgracia no dispongo de tanto dinero. Eso me ha ayudado a ver que los pobres estamos indefensos ante la justicia. Lamento las molestias que les he ocasionado. Y descuide, no insistiré más". Esas palabras finales de la conversación le impresionan y no puede evitar abordar a la joven, invitarla a un zumo e intentar enterarse de la historia de Kiriko.
Pero Keiichi Abe, periodista de la revista Ronso, tendrá que acudir a la hemeroteca para poder llegar a enterarse de algo porque Kiriko se despedirá de él y volverá a Kyushu sin haberle dejado claro nada más que su discreción y timidez.
Pasarán seis meses y Kiriko se volverá a poner en contacto con Otsuka. Un abogado de oficio defendió a su hermano que fue condenado a muerte. No llegó a cumplirse la sentencia, Masao Yanagida murió en prisión mientras se resolvía el recurso interpuesto por su abogado.
A partir de ese momento, Otsuka, removido en su conciencia por la carta de Kiriko, y Abe, quien se ha vuelto a encontrar con ella inesperadamente en Tokio, empezarán a indagar en la historia de Masao.
Masao y Kiriko representan el honor, tan presente siempre en la historia y la vida de los japoneses. No tienen riqueza, ambos son trabajadores, él profesor y ella secretaria. No tienen riqueza, pero tienen una idea muy clara de lo que es la honradez. Masao morirá por ella. Kiriko perderá su vida al perder el trabajo y caer en desgracia en la ciudad de K donde vivía en la isla de Kyushu.
A medida que transcurre la novela Kiriko Yamagida y Kinzo Otsuka harán un viaje tan solo de ida en el que se cruzarán sus posiciones. Otsuka viaja de la indiferencia y el rechazo al arrepentimiento y la vergüenza, Kiriko, de la inocencia y la honradez, al resentimiento y la venganza. Casi se podría decir que la víctima se vuelve victimario y viceversa. "«mi hermano murió con deshonra, como un ladrón y un asesino». Según cómo se leyera, se podría interpretar que aquel desenlace había sido culpa suya, por haber rechazado la defensa de su hermano. De hecho, la postal estaba redactada en tono de reproche e impregnada de rencor". Otsuka se siente realmente culpable del desenlace de Masao, y Kiriko, efectivamente, está llena de rencor y deseo de venganza.
Mientras tanto, Keiichi Abe, contempla el sucederse de los acontecimientos ayudando a ambos e investigando para ambos sin saber lo que se esconde tras la búsqueda de resarcimiento por parte de Kiriko. Abe es el espectador pasmado que ve el devenir de la historia como lo vemos nosotros: con creciente perplejidad.
Es una novela negra de una enorme calidad. De lo mejor del género que he leído en los últimos tiempos. La trama se va desarrollando de una forma ágil; perfectamente cimentada, bellamente elevada sobre esos cimientos para conformar un elegante edificio y, para terminar, hábilmente rematada con un final que te deja con la boca abierta (no me lo esperaba) y el ánimo sobrecogido de emoción (me emocionan los buenos finales que rematan la buenas obras haciendo que realmente lo sean).
Nunca había leído una novela negra japonesa. Y no deja de ser una novela negra en el más amplio sentido del concepto y con gran calidad: trama con suspense, crítica social, ambientes lóbregos, análisis de los sentimientos humanos... más humanos, varios niveles en los que el lector puede sumergirse más o menos según su deseo. Pero también tiene detalles que la alejan de la novela negra occidental y la marcan como típicamente japonesa: la cortesía en el trato que tan lejana nos resulta, la particular (para nosotros) interpretación del erotismo, la importancia del honor, el apego a lo tradicional...
Seicho Matsumoto está considerado el maestro de la novela negra japonesa. Su obra es muy extensa, aunque creo que solo "La chica de Kyushu" y "El expreso de Tokio" están traducidas al español. Había nacido en 1909 y murió en 1992 por lo que recorrió el siglo XX casi de principio a fin. Pasó de los duros años veinte y treinta, con las penosas condiciones para los trabajadores, al despertar económico que experimentó Japón cuando se recuperó del desastre de la Segunda Guerra Mundial. Y con el resurgir económico llegó, a la vez que la prosperidad, la corrupción política y todo lo que acompaña a un exceso de dinero del que alguien quiere apoderarse sin habérselo ganado. Como respuesta a esa situación que tanto contrastaba con la tradición del país, Matsumoto creó con su literatura la Escuela Social y la dejó tan bien cimentada que veintiséis años después de su muerte, aún permanece activa.
Esta novela entra además en el II reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990. "La chica de Kyushu" está escrita en 1961.
En este caso se trata de una novela negra publicada en Japón en 1961.
"Había oído decir que los abogados de renombre nunca llegaban a sus bufetes a primera hora. Por eso había decidido esperar hasta las diez. El abogado al que Kiriko había ido a ver expresamente desde Kyushu se llamaba Kinzo Otsuka. Kiriko, una mecanógrafa de veinte años, no tenía por qué saber que Otsuka era el mejor abogado en derecho penal. De hecho, no lo sabía hasta que ocurrieron los hechos que le cambiaron la vida para siempre".
Sí, Kinzo Otsuka es un buen abogado, probablemente es el único abogado capaz de demostrar la inocencia de Masao Yanagida, el hermano de Kiriko. Pero ¿qué sucede cuando el mejor abogado en derecho penal rechaza el caso sin haberlo estudiado a fondo porque el cliente no tiene dinero suficiente para pagar los honorarios que su prestigio le permite cobrar? ¿O es porque su amante le espera para ir a jugar al golf por lo que no se molesta en hablar con Kiriko en serio y ponerse al corriente de los entresijos del caso?
Kiriko Yanagida ha venido a Tokio desde muy lejos. Lleva viajando desde hace dos noches procedente de su isla de Kiushu para hablar con Kinzo Otsuka. Su hermano ha sido acusado de un crimen que ella está segura de que no ha cometido. Pero no obtendrá del abogado la ayuda que busca y frustrada y desencantada vuelve a su isla y a su vida. Cuando meses más tarde Otsuka se interese realmente por el caso ya será demasiado tarde.
Pero otro tercer personaje se ha visto atraído por Kiriko y la historia que oye sin querer (?) en una conversación telefónica en la cabina junto a la que espera. "Por favor [...], dígale al señor Otsuka que no sé si podré salvar a mi hermano. Si tuviera ochocientos mil yenes tal vez lo conseguiría, pero por desgracia no dispongo de tanto dinero. Eso me ha ayudado a ver que los pobres estamos indefensos ante la justicia. Lamento las molestias que les he ocasionado. Y descuide, no insistiré más". Esas palabras finales de la conversación le impresionan y no puede evitar abordar a la joven, invitarla a un zumo e intentar enterarse de la historia de Kiriko.
Pero Keiichi Abe, periodista de la revista Ronso, tendrá que acudir a la hemeroteca para poder llegar a enterarse de algo porque Kiriko se despedirá de él y volverá a Kyushu sin haberle dejado claro nada más que su discreción y timidez.
Pasarán seis meses y Kiriko se volverá a poner en contacto con Otsuka. Un abogado de oficio defendió a su hermano que fue condenado a muerte. No llegó a cumplirse la sentencia, Masao Yanagida murió en prisión mientras se resolvía el recurso interpuesto por su abogado.
A partir de ese momento, Otsuka, removido en su conciencia por la carta de Kiriko, y Abe, quien se ha vuelto a encontrar con ella inesperadamente en Tokio, empezarán a indagar en la historia de Masao.
Seicho Matsumoto |
A medida que transcurre la novela Kiriko Yamagida y Kinzo Otsuka harán un viaje tan solo de ida en el que se cruzarán sus posiciones. Otsuka viaja de la indiferencia y el rechazo al arrepentimiento y la vergüenza, Kiriko, de la inocencia y la honradez, al resentimiento y la venganza. Casi se podría decir que la víctima se vuelve victimario y viceversa. "«mi hermano murió con deshonra, como un ladrón y un asesino». Según cómo se leyera, se podría interpretar que aquel desenlace había sido culpa suya, por haber rechazado la defensa de su hermano. De hecho, la postal estaba redactada en tono de reproche e impregnada de rencor". Otsuka se siente realmente culpable del desenlace de Masao, y Kiriko, efectivamente, está llena de rencor y deseo de venganza.
Mientras tanto, Keiichi Abe, contempla el sucederse de los acontecimientos ayudando a ambos e investigando para ambos sin saber lo que se esconde tras la búsqueda de resarcimiento por parte de Kiriko. Abe es el espectador pasmado que ve el devenir de la historia como lo vemos nosotros: con creciente perplejidad.
Es una novela negra de una enorme calidad. De lo mejor del género que he leído en los últimos tiempos. La trama se va desarrollando de una forma ágil; perfectamente cimentada, bellamente elevada sobre esos cimientos para conformar un elegante edificio y, para terminar, hábilmente rematada con un final que te deja con la boca abierta (no me lo esperaba) y el ánimo sobrecogido de emoción (me emocionan los buenos finales que rematan la buenas obras haciendo que realmente lo sean).
Nunca había leído una novela negra japonesa. Y no deja de ser una novela negra en el más amplio sentido del concepto y con gran calidad: trama con suspense, crítica social, ambientes lóbregos, análisis de los sentimientos humanos... más humanos, varios niveles en los que el lector puede sumergirse más o menos según su deseo. Pero también tiene detalles que la alejan de la novela negra occidental y la marcan como típicamente japonesa: la cortesía en el trato que tan lejana nos resulta, la particular (para nosotros) interpretación del erotismo, la importancia del honor, el apego a lo tradicional...
Seicho Matsumoto está considerado el maestro de la novela negra japonesa. Su obra es muy extensa, aunque creo que solo "La chica de Kyushu" y "El expreso de Tokio" están traducidas al español. Había nacido en 1909 y murió en 1992 por lo que recorrió el siglo XX casi de principio a fin. Pasó de los duros años veinte y treinta, con las penosas condiciones para los trabajadores, al despertar económico que experimentó Japón cuando se recuperó del desastre de la Segunda Guerra Mundial. Y con el resurgir económico llegó, a la vez que la prosperidad, la corrupción política y todo lo que acompaña a un exceso de dinero del que alguien quiere apoderarse sin habérselo ganado. Como respuesta a esa situación que tanto contrastaba con la tradición del país, Matsumoto creó con su literatura la Escuela Social y la dejó tan bien cimentada que veintiséis años después de su muerte, aún permanece activa.
Esta novela entra además en el II reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990. "La chica de Kyushu" está escrita en 1961.
Qué gran idea la de tu marido! rebuscar entre los menos favorecidos por el marketing. No solo puedes encontrar perlillas sino que además demuestra un interés por su parte digna de elogio. Yo creo que te comenté un tiempo que las novelas japonesas no me enganchan. Seguramente me lo he pasado mejor leyendo tu reseña que la novela en cuestión. Un abrazo
ResponderEliminarYo tampoco soy muy amante de la literatura japonesa... O eso creía, porque últimamente he leído varias cosas que me han gustado mucho.
EliminarEstá, sobre todo, es una novela negra. Con cosas típicas del mundo japonés, por supuesto pero una gran novela negra.
Un beso.
No soy devoto de la novela negra, pero tal y como has expuesto esta lectura me has puesto los dientes largos, no… larguísimos, jaja.
ResponderEliminarEl origen asiático, que en sí mismo vemos exótico, aunado al hecho de ser género negro… pues me parece una mezcla explosiva, sumamente atractiva. Todo ello desde la peculiar idiosincrasia nipona y su inconfundible estilo narrativo.
Sé que a muchos lectores les exaspera esa cadencia narrativa de los japoneses, un tanto contemplativa, heredada del budismo zen. Sin embargo es lo que me atrae, la sensibilidad que saben extraer de las cosas esenciales, sencillas, y la manera diáfana con que exponen la complejidad que nos conforma.
Creo que los autores japoneses hermanan de forma magistral lo bello y sublime con lo turbio y siniestro, algo que he encontrado en autores como Mishima, Akutagawa, Kawabata y algún otro que he leído.
Me lo apunto sin titubear.
Gracias Rosa, (y por extensión al buen gusto literario de tu marido), por estos descubrimientos tan apetecibles ;)
No sé qué es lo que a mí me hace, o me ha hecho,rechazar la literatura japonesa. Siempre lo he achacado a lo lejana y ajena que me resulta su cultura. Es cieto, como la digo a Noemí más arriba, que las últimas cosas que he leído ("1Q84" de Murakami lo último) me han gustado bastante.
EliminarNo llego a entender la mala prensa que tiene entre muchos de vosotros la novela negra y /o policíaca. Es un género como cualquier otro. Bueno, como cualquier otro, no; este, cuando se manifiesta en buenas novelas, ahonda en la miserias humanas, disecciona las realidades sociales y analiza los comportamientos extremos como ningún otro. hay novelas en el género de puro entretenimiento, pero hay otras que te estremecen hasta lo más hondo.
Ya me dirás si lo lees.
Un beso.
Madre mía Rosa me creas necesidades voy a tener que dejar de leerte, jejejeje, me pasaré por aquí y dejaré un comentario tipo Bonito post, porque me apetece todo lo que reseñas últimamente, está claro que tienes un don.
ResponderEliminarY enhorabuena a tu marido por escarbar y acertar.
Besos.
Sería una pena que dejaras de leerme porque perdería una buena seguidora y tú perderías unas cuantas necesidades muy necesarias, ja, ja.
EliminarNo es que yo tenga un don, es que últimamente, casi todo lo que cae en mis manos es literariamente necesario, incluso me atrevería a decir imprescindible, si es que eso existe.
Un beso
Yo tampoco he leído novela negra japonesa, pero has hecho que me pique la curiosidad, tiene muy buena pinta.
ResponderEliminarBesos
Muy buena, de verdad. Y a ti que te gusta el género, creo que te gustará mucho.
EliminarUn beso.
Pues, sin prodigarme demasiado ni en la novela negra ni en la literatura oriental, me ha llamado la atención esta novela negra japonesa. No digo que no a darle una oportunidad.
ResponderEliminarBesos
Pues me gustaría muchísimo saber tu opinión pues tú eres una de entre las muchas personas que comento con Paco que tenéis un cierto rechazo a la novela negra y no entiendo por qué.
EliminarLlevo semanas leyendo una novela de James Ellroy. Avanzo poquísimo y ni siquiera estoy segura de terminarla. Si fuera más corta, no tendría dudas, pero son más de setecientas páginas ambientadas en Estados Unidos en los años sesenta, con mezcla de realidad y ficción, y la realidad que muestra es tan dura que me cuesta avanzar. Una crítica demoledora del país en aquella época tan conflictiva.
Un beso.
Los dos titulos los lei y los tengo reseñados en mi blog. A mí me gustaron los dos mucho.
ResponderEliminarUn beso
Sí, cuando tú las reseñaste, en ese momento no la reconocí, pero luego me sonaba y vi que era la tenía en el estante de pendientes. Pensé leerla entonces, pero mientras terminaba otras cosas, lo olvidé.
EliminarTengo que buscar "El expreso de Tokio" ¿Sabes si hay algo más traducido?
Un beso.
¡Pues ya tengo novela negra para conocer cómo se cuecen en Japón! La sola frase inicial ya me ha atrapado, tiene ese aroma noir tan característico de este género y que me tiene enamorado. Si además consigue un final sorprendente, pero coherente, tenemos un ejemplo de literatura de evasión para devorar en verano. Apuntado para mi visita al FNAC el viernes. Un fuerte abrazo, Rosa!
ResponderEliminarNo es exactamente la primera frase, pero casi (creo que es la segunda, ja, ja).
EliminarTú sí eres amante del género con lo que creo que te gustará y mucho. Si ha tentado a los que nunca se acercan a este tipo de novelas, a los que somos forofos nos encanta.
Sirve de evasión, es genial para el verano, pero también remueve cosas por dentro como toda buena novela negra.
Un beso.
Tiene muy buena pinta, tu marido acertó de pleno. Libros del Asteroide tiene un catálogo curioso, ninguno de sus libros me ha dejado indiferente. Me gusta que una novela negra aporte elementos culturales de su entorno, es lo que le da personalidad y la convierte en algo testimonial, histórico casi (esto lo has comentado alguna vez, creo).
ResponderEliminarUn abrazo
Mi marido lee mucho menos que yo, pero así como yo compro siempre algo conocido o que me han recomendado, él va a ciegas y es alucinante el ojo que tiene. Nunca le ha fallado. Sus adquisiciones pueden gustar más o menos, pero siempre son al menos curiosas.
EliminarTampoco a mí me ha defraudado El Asteroide y sus libros.
Un beso.
Pues por una vez me atrae una novela japonesa, seguramente porque es del género negro y, aunque, como dices, tiene los típicos rasgos de la cultura oriental, el argumento y cómo se desarrolla la trama me resultan muy interesantes. Al margen del estilo literario y e origen de cada autor (la novela negra escandinava tiene una gran calidad) el suspense, creo yo, es universal.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D.- Veo que mientras otro/as se dejan llevar por el sopor veraniego, tú sigues no solo al pie del cañón sino siendo tan prolífica como siempre, jeje.
Es que tengo mucho tiempo y como hace malo pues aprovecho. Leo mucho por la noche (maldito insomnio) y escribo por el día.
EliminarEs una novela muy negra que muestra cosas universales como el afán por el dinero, las pocas oportunidades que tienen los que carecen de fortuna, los sentimientos que más me fascinan como el rencor, la culpa... y todo con un cierto aire japonés.
Yo pensaba que tampoco me gustaba la novela japonesa, pero estoy descubriendo que me gusta más de lo que pensaba. me pasó igual con el sushi, ja, ja.
Un beso.
Hola, Rosa. Te he nominado a los premios "Blogguer Recognition 2.018". Aquí te dejo mi enlace https://cuentosvagabundos.blogspot.com/2018/07/nominacion-premios-blogguer-recognition.html Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. hacía muchísimo que no me nominaban a un premio. casi me había olvidado de que existen.
EliminarUn beso.
Me gusta, también soy de las que busca cosas poco conocidas =)
ResponderEliminarLo apunto.
Besotes
Pues este te atrapará además de interesarte. Ya me contarás.
EliminarUn bedo.