"El origen de la tristeza" Pablo Ramos
Hoy recupero una publicación de diciembre de 2014. Se trata de una novela que me gustó mucho y de una reseña que se quedó sin comentarios porque mi blog, por entonces, no los tenía.
Además, os confesaré que ando muy retrasada con las reseñas porque he estado unos días enferma y sin abrir el ordenador. Pero, aunque no tanto como me habría gustado, he seguido leyendo, de manera que se me acumula el trabajo. Menos mal que la reseña de "Absolutamente Heather" la había escrito antes de caer.
Además ya había anunciado la idea de rescatar algunas de mis reseñas favoritas que quedaron sin casi público.
Vuelvo a compartir con todos vosotros "El origen de la tristeza" de Pablo Ramos. Espero que os guste.
Pablo Ramos es un escritor argentino nacido en 1966 que, como el personaje de su novela, ha vivido el rigor de la realidad: el trabajo duro y la crisis argentina; la escasez y la insatisfacción que conforman una niñez triste de necesidad y desolación; la depresión tras la muerte de su padre que lo llevó a las drogas y a la rehabilitación posterior... y, como escribió un crítico en la sección de Cultura de la revista colombiana "Semana", "hizo literatura con sus naufragios".
De esos naufragios salió una trilogía escrita con parte de su vida y parte de otras vidas, reales o imaginarias (que no dejan de ser igual de reales, aunque no se sepa dónde, cuándo o cómo lo son).
Hoy quiero hablar de la primera novela de esta trilogía "El origen de la tristeza" publicada en 2003 y que ha llegado a mis manos de casualidad. Las otras dos, que leeré en breve son: "La ley de la ferocidad" (2004) y "En cinco minutos levántate María" (2010)
En "El origen de la tristeza" Gabriel va dejando atrás la niñez; la deja, de hecho en las poco más de cien páginas que tiene el libro; deja atrás la niñez o ella lo deja a él, pero el caso es que el personaje que termina la novela no es el mismo que la empezó.
La historia está organizada en tres partes. En la primera es amigo de Rolando, un alcohólico cuidador de tumbas y mausoleos del cementerio de Avellaneda en Buenos Aires, en uno de cuyos panteones vive de manera ilegal. Rolando es un adulto y es como su padrino en el paso de la infancia a la adolescencia. Con Rolando conoce las fantasías y realidades de la vida y la muerte y recorre los paseos entre las tumbas y visita a una momia... que le resulta inquietantemente conocida.
En la casa familiar hay asado y en el taller del padre, trabajo y minas desnudas en los afiches de la pared, y Gabriel es un niño de unos once años, no sé si feliz, pero, al menos, inconsciente de lo que se esconde en los vericuetos de la vida de ciertos barrios, de ciertas ciudades, en ciertos países (que al final pueden ser todos); bebe vino y fuma cigarrillos que su hermano le roba al padre y se hace pajas mirando las desnudeces que prometen un futuro de placer desde los muros del taller vacío; ayuda a Rolando y ahorra para comprar un regalo de cumpleaños a su madre embarazada.
En la segunda parte, la hermana ha nacido y tiene ya casi un año, Rolando ha desaparecido y no se vuelve a saber de él (se sospecha que pueda estar en la cárcel) y Gabriel es un adolescente con una barra de pibes (panda de adolescentes en lenguaje porteño) de la que es el jefe. Con ella beben hasta caer inconscientes, negocian el precio con las putas y van viendo quemarse los restos de su infancia junto a las llamas inmensas y envenenadas que salen de las aguas podridas del arroyo Sarandí; el arroyo que ha entrado en combustión espontánea y amenaza con llevarse por delante todo el barrio ("Nuestro barrio se llama El Viaducto porque lo atraviesa un viaducto") cuyos habitantes son evacuados de sus casas y llevados a la escuela. En aquella escuela llena de refugiados, Gabriel descubre un olor, un olor fuerte hasta casi provocar el vómito, un olor del que supo "que ese era el olor de los desgraciados, de las personas que están desamparadas del mundo... En ese momento me pareció que la vida era un hecho triste y feo, sobre todo feo".
A lo largo de esta segunda parte, la realidad va aflorando y, ni toda la inconsciencia de los pocos años, ni la alegría intrínseca de la infancia podrán impedir que se muestre con toda su crudeza en la tercera parte cuando los acontecimientos fluyan inexorablemente hacia lo triste y feo.
De la mano de estos hechos que huelen a desgracia, entran en su vida dos nuevos adultos, la señorita Florencia y Fernando, y ambos serán fundamentales para su entrada en la vida adulta y jugarán su papel, para bien o para mal, en la tercera parte.
Con la señorita Florencia llega la desilusión, la decepción de la mentira, la traición, porque uno ya no es tan niño como para no descubrir las mentiras que solo a los niños se les cuentan, y duele verse tratado como a un crío por quien aprecias y ha fingido apreciarte.
Con Fernando y su breve relación cristaliza todo lo triste y el inicio de la realidad y de la edad adulta. "A Fernando lo conocí cuando pasó lo de mamá... Fernando era músico y homosexual, o sea maricón". Y Fernando es fundamental en su devenir posterior, porque él no miente, él no trata de fingir lo que no es "Él nunca trató de darme una respuesta, lo que hizo fue regalarme un libro, el primer libro que tuve, y que cambió mi vida para siempre".
En la tercera parte, la realidad, lo feo, se manifiesta en una serie de sucesos que sospechamos que no son nuevos. No es que la vida del personaje cambie para mal, que se voltee la rueda de la fortuna y empiece a mostrar su cara más cruel. No, es la vida de siempre con sus miserias y alegrías; con sus escaseces y su resignación de siempre. Es Gabriel el que empieza a ser consciente, el que ya no puede tomarse a risa lo que le rodea, ni consolarse con los desnudos del taller o el vino, los cigarrillos y las putas y es que "...las cosas que nos rodean tienen vida propia porque nosotros tenemos vida, y son capaces de entristecerse cuando nosotros nos entristecemos".
Finalmente el taller, como una metáfora de toda la vida del personaje, con sus almanaques de desnudos en la pared, con la maquinaria parada, sin laburo, se disuelve en las escamas de estaño en las que se funden los peces de colores y la infancia de Gabriel. Un Gabriel que es consciente de que ha llegado al final, aunque no creo que sepa de qué final se trata; un Gabriel que se queda allí, hasta muy tarde, hasta que ya no puede ver, brillando en el agua, el estaño de los peces.
Además, os confesaré que ando muy retrasada con las reseñas porque he estado unos días enferma y sin abrir el ordenador. Pero, aunque no tanto como me habría gustado, he seguido leyendo, de manera que se me acumula el trabajo. Menos mal que la reseña de "Absolutamente Heather" la había escrito antes de caer.
Además ya había anunciado la idea de rescatar algunas de mis reseñas favoritas que quedaron sin casi público.
Vuelvo a compartir con todos vosotros "El origen de la tristeza" de Pablo Ramos. Espero que os guste.
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De esos naufragios salió una trilogía escrita con parte de su vida y parte de otras vidas, reales o imaginarias (que no dejan de ser igual de reales, aunque no se sepa dónde, cuándo o cómo lo son).
Hoy quiero hablar de la primera novela de esta trilogía "El origen de la tristeza" publicada en 2003 y que ha llegado a mis manos de casualidad. Las otras dos, que leeré en breve son: "La ley de la ferocidad" (2004) y "En cinco minutos levántate María" (2010)
En "El origen de la tristeza" Gabriel va dejando atrás la niñez; la deja, de hecho en las poco más de cien páginas que tiene el libro; deja atrás la niñez o ella lo deja a él, pero el caso es que el personaje que termina la novela no es el mismo que la empezó.
La historia está organizada en tres partes. En la primera es amigo de Rolando, un alcohólico cuidador de tumbas y mausoleos del cementerio de Avellaneda en Buenos Aires, en uno de cuyos panteones vive de manera ilegal. Rolando es un adulto y es como su padrino en el paso de la infancia a la adolescencia. Con Rolando conoce las fantasías y realidades de la vida y la muerte y recorre los paseos entre las tumbas y visita a una momia... que le resulta inquietantemente conocida.
En la casa familiar hay asado y en el taller del padre, trabajo y minas desnudas en los afiches de la pared, y Gabriel es un niño de unos once años, no sé si feliz, pero, al menos, inconsciente de lo que se esconde en los vericuetos de la vida de ciertos barrios, de ciertas ciudades, en ciertos países (que al final pueden ser todos); bebe vino y fuma cigarrillos que su hermano le roba al padre y se hace pajas mirando las desnudeces que prometen un futuro de placer desde los muros del taller vacío; ayuda a Rolando y ahorra para comprar un regalo de cumpleaños a su madre embarazada.
Arroyo Sarandí |
En la segunda parte, la hermana ha nacido y tiene ya casi un año, Rolando ha desaparecido y no se vuelve a saber de él (se sospecha que pueda estar en la cárcel) y Gabriel es un adolescente con una barra de pibes (panda de adolescentes en lenguaje porteño) de la que es el jefe. Con ella beben hasta caer inconscientes, negocian el precio con las putas y van viendo quemarse los restos de su infancia junto a las llamas inmensas y envenenadas que salen de las aguas podridas del arroyo Sarandí; el arroyo que ha entrado en combustión espontánea y amenaza con llevarse por delante todo el barrio ("Nuestro barrio se llama El Viaducto porque lo atraviesa un viaducto") cuyos habitantes son evacuados de sus casas y llevados a la escuela. En aquella escuela llena de refugiados, Gabriel descubre un olor, un olor fuerte hasta casi provocar el vómito, un olor del que supo "que ese era el olor de los desgraciados, de las personas que están desamparadas del mundo... En ese momento me pareció que la vida era un hecho triste y feo, sobre todo feo".
A lo largo de esta segunda parte, la realidad va aflorando y, ni toda la inconsciencia de los pocos años, ni la alegría intrínseca de la infancia podrán impedir que se muestre con toda su crudeza en la tercera parte cuando los acontecimientos fluyan inexorablemente hacia lo triste y feo.
Pablo Ramos |
Con la señorita Florencia llega la desilusión, la decepción de la mentira, la traición, porque uno ya no es tan niño como para no descubrir las mentiras que solo a los niños se les cuentan, y duele verse tratado como a un crío por quien aprecias y ha fingido apreciarte.
Con Fernando y su breve relación cristaliza todo lo triste y el inicio de la realidad y de la edad adulta. "A Fernando lo conocí cuando pasó lo de mamá... Fernando era músico y homosexual, o sea maricón". Y Fernando es fundamental en su devenir posterior, porque él no miente, él no trata de fingir lo que no es "Él nunca trató de darme una respuesta, lo que hizo fue regalarme un libro, el primer libro que tuve, y que cambió mi vida para siempre".
En la tercera parte, la realidad, lo feo, se manifiesta en una serie de sucesos que sospechamos que no son nuevos. No es que la vida del personaje cambie para mal, que se voltee la rueda de la fortuna y empiece a mostrar su cara más cruel. No, es la vida de siempre con sus miserias y alegrías; con sus escaseces y su resignación de siempre. Es Gabriel el que empieza a ser consciente, el que ya no puede tomarse a risa lo que le rodea, ni consolarse con los desnudos del taller o el vino, los cigarrillos y las putas y es que "...las cosas que nos rodean tienen vida propia porque nosotros tenemos vida, y son capaces de entristecerse cuando nosotros nos entristecemos".
Finalmente el taller, como una metáfora de toda la vida del personaje, con sus almanaques de desnudos en la pared, con la maquinaria parada, sin laburo, se disuelve en las escamas de estaño en las que se funden los peces de colores y la infancia de Gabriel. Un Gabriel que es consciente de que ha llegado al final, aunque no creo que sepa de qué final se trata; un Gabriel que se queda allí, hasta muy tarde, hasta que ya no puede ver, brillando en el agua, el estaño de los peces.
Espero que estés mejor. La novela no la conocía y si te soy sincera, no me llama mucho la atención, pero una recomendación tuya siempre viene bien...
ResponderEliminarBesos
Ya estoy mucho mejor, gracias. Yo ls disfruté mucho cuando la leí. después leí la segunda de la trilogía y tengo pendiente la tercera, pero caerá.
EliminarUn beso.
Si las novelas (al igual que las películas) inspiradas en hechos reales atraen de un modo especial, el hecho de que el autor cuente sus propias miserias, vividas en la infancia y adolescencia, le da un realismo absoluto. Dicen que la realidad suele superar la ficción. No sé si este será el caso, pero desde luego el tema resulta muy atrayente.
ResponderEliminarSi, como dices, se trata de una trilogía, sus dos novelas posteriores contendrán sus vicisitudes en la edad adulta. No sé si será una continuación ejemplarizante o deprimente, pero si es esto último, espero que no le contagie al lector. Leer las desgracias ajenas es un arma de doble filo, según te pille anímicamente.
Un abrazo.
La vida del autor debió pasar por momento duros de los que salió, como sale Gabriel. No sé si estos hechos serán los que le ocurrieron a él concretamente o si ha preferido narrar otras aventuras, otros naufragios. La segunda de la trilogía (la tercera aun la tengo pendiente), nos muestra un Gabriel ya adulto y enfrentándose a la muerte de su padre, experiencia que parece ser que marcó al autor. No parece que el personaje haya triunfado exactamente, pero no quiero opinar hasta leer la tercera.
EliminarMuy interesantes y bien escritas en todo caso.
Un beso.
Me alegro de que estés mejor!! Veo que has sabido mantener tu estilo para hacer reseñas a lo largo del tiempo. No conocía el libro pero gracias por descubrirlo, parece muy interesante!! Tengo una lista enorme de lecturas pendientes, siempre lo digo, pero lo tendré en cuenta!! Un besote guapísima!!
ResponderEliminarGracias, María. estoy mejor, afortunadamente porque es la tercera vez este año que me veo faltando al trabajo y en cama la mayor parte del día. Me tienen cercada los virus.
EliminarSon unas novelas que me sorprendieron mucho. No conocía al autor y me las regalaron (saben que me gusta leer las trilogías enteras y en orden). Solo me queda la tercera. Ya os contaré.
Un beso.
hola rosa! que lindo recuperar reseñas, quedan en el tintero pero siempre llevan un poco del corazon de quien las escribe, gracias y saludosbuhos!!
ResponderEliminarPor cierto, ¿conocéis al autor? Como es de vuestra tierra...
EliminarUn beso guapas y gracias por pasaros.
lo conocíamos de nombre y vagamente ahora veremos de buscarlo mas en profundidad!
EliminarSiento mucho que hayas estado malita, Rosa, y espero que ya estés mejor. Me parece muy buena idea reeditar reseñas y posts en general que en su momento, por ser tú aún muy nueva por estos lares, pasaran un poco desapercibidos :))
ResponderEliminarRespecto a la novela que nos traes hoy, no me llama mucho la atención. Quizás sea porque la percibo muy triste, muy "a ras de tierra" en las cosas feas de la vida y ahora no tengo yo ánimo para eso. En cualquier caso gracias por traérnosla :))
¡Un beso grande de miércoles!
Estoy mejor. Gracias, guapa.
EliminarLa novela es dura, pero también tierna, con su humor... y sobre todo muy bien escrita. Es una novela de iniciación, de educación sentimental. Muy interesante. Pero puede que no sea para cualquier momento, eso es cierto.
Un beso.
Puede que me anime con esta primera novela de la trilogía, además como es cortita...
ResponderEliminarEspero que te recuperes de tu afección.
Un beso muy grande.
A veces se agradece la narración corta. Ahora estoy con un libro de 713 páginas que tiene una continuación de más de quinientas y los quiero leer seguidos, y con otro de casi seiscientas (ya sabes que compagino género negro con otras cosas), así que cuando salga de esta, me apunto a los de ochenta páginas.
EliminarCreo que esta novela puede gustarte. Ya me contarás.
Un beso.
Me alegra que ya estés mejor y que en nada estés del todo recuperada.
ResponderEliminarCreo que saber que es una trilogía en estos momentos me desanima un poco con tanto para leer y tampoco me ha acabado de convencer, así que esta no la apunto.
Es una buena idea el recuperar esos post antiguos y es que los libros no pasan nunca de moda. Besos guapísima
Yo me lo estoy tomando con calma. El tercero aún lo tengo pendiente, aunque creo que el recuperar esta reseña lo va a poner en linea de salida.
EliminarEs cierto que los libros nunca pasan de moda. Alguna vez he querido recuperar alguna reseña de cine y solo lo he podido hacer una vez porque era un clásico. La mayoría de las pelis quedaría fuera de lugar un año después de su estreno.
Gracias por tus deseos. Ya estoy bien.
Un beso.
Pues no lo conocía y me gusta lo que cuentas. pero voy tan atrasada en lecturas que sé si tendré oportunidad la verdad.
ResponderEliminarUn beso ,)
Pues si puedes, te lo recomiendo. Yo no lo conocía de nada. Me regalaron los tres libros de golpe y me quedé un poco sorprendida, pero la sorpresa vino nada más empezar a leer el primero. Se ve que la persona que me los regaló, me conoce y conoce mis gustos.
EliminarUn beso.
La vida misma, con todo su repertorio de caídas, decepciones y puñaladas. Me gusta, aparte de que la portada es un punto. Espero que ya estés al cien por cien, Rosa. Buena idea recuperar reseñas, supongo que para tí también será una manera de refrescar antiguas lecturas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es tan buena forma de refrescar lecturas que creo que en breve leeré la tercera parte, que tengo pendiente, porque me han entrado muchas ganas de ver cómo sigue Gabriel.
EliminarComo dices, la vida misma y su descubrimiento por un adolescente. Muy interesante.
Ya estoy perfectamente. Gracias, majo.
Hola Rosa, espero que ya te encuentres mejor y con tu voraz apetito por tus lecturas en plena forma. Para casos así y en lo personal, tengo una serie de borradores guardaditos para emergencias :-). Respecto a la novela que comentas, me gusta como te he comentado en alguna otra ocasión, que el número de páginas no tenga influencia en tu opinión sobre la calidad de las mismas. De hecho, hay grandes obras en 80 o 90 páginas. Y como idea general, me gusta eso de hacer literatura con los naufragios.
ResponderEliminarUn beso.
Ya estoy bien y con todo mi apetito lector. La verdad es que nunca disminuyó, lo que disminuyó fue la capacidad para materializarlo.
EliminarYo no tengo borradores guardados. Los escribo y los voy publicando. Como mucho se me acumulan dos o tres, pero enseguida salen y me quedo sin nada. Pero lo de sacar estas reseñas que se quedaron sin visitas en su día, me parece práctico porque se les da una nueva oportunidad a cosas interesantes.
Un beso.
magnifica reseña!!^^ un besito
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUn beso.
Bueno, lo primero es que te recuperes de este achuchón, querida Rosa. Creo que en alguna ocasión he comentado que las historias basadas en hechos reales me tiran un poco para atrás, quizá es mi modo de entender la ficción en la que la evasión es para mí fundamental. Saber que es algo que ha sucedido me produce cierta pereza.
ResponderEliminarPero desde luego tu reseña es una de las más poéticas y sentidas, lo que me hace apuntarla en la lista infinita.
Me parece genial que recuperes reseñas. He echado un vistazo al número de tus publicaciones por mes. ¡Entre 9 y 11! Si tenemos en cuenta que para escribirlas antes debes haber elegido y leído el libro; más lo excelente compañera que eres comentando distintos blogs y compartiendo sus entradas... Es admirable tu dedicación y profesionalidad. Así que es bueno darse un poco de aire.
Un fortísimo abrazo!!
Gracias por tus deseos respecto a mi enfermedad (ya estoy bien) y por tus palabras acerca de mi compañerismo y dedicación.
EliminarLeer es mi vicio de siempre, que he compaginado con otras pocas aficiones (la cocina una de ellas). Desde que tengo el blog, esas pocas aficiones se han reducido mucho. De todas formas, es cuestión de distribución de tiempo. Mi vida social se limita a tres o cuatro salidas al mes con amigos a cenar o comer, no voy al gimnasio, no cuido el jardín, no tengo niños, no hago macramé ni decoro lámparas (aunque los trabajos manuales me atraen bastante), solo pongo la tele después de las cena. ¿Qué hago? leer, escribir, repostería y comentar y compartir blogs. Eso en mi tiempo libre, claro. Además, trabajo. Ya verás cuando me jubile 😂🤣
De todas formas, tampoco es para tanto, hay gente que publica a diario. Eso sí que me parece admirable.
Un beso.
Hola, Rosa. Me alegra que vayas recuperándote poco a poco.
ResponderEliminarEsta novela que reseñas me parece durísima. De las tres partes que has comentado, la que más me ha impactado por su crudeza no es la tercera, cuando ya está inmerso en la fealdad de la vida sino la segunda, cuando deja del todo atrás la infancia y descubre ese "olor de los desgraciados".
En este momento no estoy para novelas de este tipo, pero me ha encantado la reseña y no descarto leerla en un futuro. Mi amiga Tere y yo tenemos listas de los libros que recomiendas y procuramos estar siempre al día.
Mil besos, Rosa y que sigas mejorando
Me alegro de serviros un poco de guía literaria, ja, ja. Espero no defraudaros mucho porque ya sabes que me emociono y demasiadas alabanzas luego pueden ser decepcionantes.
EliminarY sí, estoy de acuerdo contigo, lo más duro no es estar metido en la dureza y realidad de la vida, sino cuando te das cuenta de esa dureza y realidad por primera vez y se te derrumba el paraíso de la infancia (si lo has tenido, porque hay niños que ya nacen en un infierno particular).
Un beso.
Hola. Lo primero desearte una pronta recuperación y lo segundo me gusta mucho que se rescaten post antiguos que han pasado desapercibidos porque estabas empezando pero tienen calidad, así que gracias.
ResponderEliminarBesos.
Y viene de maravilla para momentos en que, por diversas circunstancias, te has quedado sin nada que publicar. Lo haré más veces.
EliminarUn beso.
Hola, nueva seguidora; felicitaciones por blogs y publicaciones; este es el último publicado por mí:https://ioamoilibrieleserietv.blogspot.it/2018/04/recensione-serie-diabolic-s-j-kincaid.html
Si quieres te espero como lectora permanente
Gracias
Me pasaré por allí, aunque por lo que veo está escrito en italiano, idioma que no manejo.
EliminarGracias por pasarte.
Un beso.
Rosa, como siempre es una muy buena reseña, pero no se yo si estoy preparada para leer algo tan duro, de modo que lo anoto pero no se si yo si al final lo leeré.
ResponderEliminarEspero que ya estes recuperada, es que con estos cambios de tiempo, hoy frío, mañana calor, uf, en fin haber si ya de una vez viene la primavera, aunque me temo que entraremos directamente al verano, con calor hasta hartarnos.
Gracias por ser nuestra guía, tanto para mi como para Chari. Besos. TERE.
La verdad es que el tiempo influye, y el hecho de que en el instituto medio edificio tenga estropeada la calefacción y es donde está mi departamento, el laboratorio y algún aula donde doy clase, tampoco ayuda. Hay días que paso mucho frío.
EliminarTampoco creas que es un libro tan duro. Realista, más bien, aunque puede que sea lo mismo.
Un beso.
Hola Rosa, espero que ya te encuentres bien de tu dolencia. Cuando vi el título de tu entrada te puedo asegurar que el corazón me dio un vuelco y no pude resistir la lectura. Has hecho una reseña impecable. Pablo Ramos es uno de los escritores más potentes de la narrativa actual argentina. En mi opinión uno de los mejores escritores con los que actualmente cuenta mi país. En esta trilogía, Gabriel es su alter ego, y aunque hay mucho de autobiográfico en estos libros, son novelas que exceden lo particular porque el contexto describe una época que ha marcado la historia de la Argentina. Pablo es un alcohólico confeso. En 2016 publicó "Hasta que puedas quererte solo" que es un libro extraordinario en el cual se acerca aún más a "contar" acerca de la dolorosa lucha que lleva contra la abstinencia. En la contratapa dice: "La puerta pesaba sobre el lado más oscuro de mi alma. Con total seguridad, supe que cualquier puerta iba a ser 'esa puerta' y que sin duda me llevaría a uno de esos lugares horribles que existen en determinadas dimensiones del universo y que están ahí, cerca, a una botella de distancia". Rosa, con este comentario solo pretendo acercarte un poquito de la tremenda admiración que le tengo a Pablo Ramos, tómalo por favor como un pequeño apéndice a tu hermosa reseña. Te mando un gran abrazo.
ResponderEliminarAriel
Muchísimas gracias, Ariel. No sabes cuanto me alegro de que alguien me cuente algo más del autor pues hasta ahora parecía que yo me lo había inventado. Nadie lo conocía entre la gente que me rodea y, por lo que he visto en los comentarios, tampoco nadie del mundo bloguero.
EliminarPara mí fue una maravillosa sorpresa descubrirlo. he leído las dos primeras novelas de la trilogía y me han encantado. La tercera la leeré en breve y también le haré su reseña. Te agradezco mucho los apuntes que me das sobre la vida y sobre eso otra obra de Pablo Ramos. Sabía que su vida había sido dura, pero no sabía hasta qué punto las novelas podían ser autobiográficas. Esa frase que citas del autor, es terriblemente descarnada. Buscaré la obra.
Un beso y muchísimas gracias de nuevo.