"El reino" Jo Nesbø

«Era el día que murió Dog.

Yo tenía dieciséis años, Carl quince.

Unos días antes papá nos había enseñado el cuchillo de caza con el que lo maté. Tenía una hoja ancha que brillaba al sol y unas ranuras a los lados. Papá nos explicó que las ranuras servían para desviar la sangre cuando descuartizas la presa. Solo con oír eso Carl se puso pálido y papá preguntó si iba a vomitar en el coche otra vez. Creo que por ese motivo Carl se propuso matar de un disparo lo que fuera, cualquier cosa,» pero a lo único que Carl fue capaz de disparar fue a Dog, el perro de la familia. Así empieza el prólogo de El reino y ya en él se nos da una imagen de cómo son los  Opgard, padre madre, Roy y Carl. Se nos da sobre todo una imagen de la relación entre los dos hermanos. Roy siempre tapando a Carl  ante el padre, resolviéndole los problemas, salvándole de su propia cobardía y falta de decisión. 

«—No se lo digas a papá.

—¿Que has llorado?

—Que no has sido capaz de sacrificar… que no lo has sacrificado. Diremos que yo tomé la decisión, pero que lo has hecho tú. ¿De acuerdo?» Y es que si hay algo peor que disparar al perro por error, es ser incapaz de rematarlo para evitarle sufrimientos.

Han pasado veinte años desde entonces y Roy vive solo en su granja de las montañas de Noruega. Carl se fue a Estados Unidos. Quería huir de un desengaño amoroso y sacar provecho de sus dotes como estudiante.  Quince años lleva fuera de la granja. Los padres murieron en un accidente de tráfico dos años después del episodio del perro. Desde entonces, hasta que Carl se fue, los hermanos vivieron solos, amparados por el tío Bernard, y si Roy fue siempre el protector de Carl frente a la severidad del padre, en la adolescencia lo defendió y se peleó por él en todas las ocasiones que se presentaron o que él mismo provocó. «Después de la muerte del tío llegaron tiempos oscuros. Me había hecho cargo del taller y trabajaba día y noche, creo que fue eso lo que me salvó. Eso, y las peleas en Årtun.

Los únicos momentos de diversión eran las noches de sábado cuando había baile en Årtun, Carl se emborrachaba y empezaba a ligar, y yo esperaba a que un pobre desgraciado celoso perdiera el control para asestar un puñetazo a ese reflejo mío, feo y patético, y estamparlo contra el suelo una y otra vez, semana tras semana».

Pero ahora Carl ha vuelto a casa y no lo ha hecho solo, sino que con él viene Shannon, su esposa. Trae además planes innovadores para el pueblo. Pretende construir un Spa Hotel en lo alto de la montaña. Tiene ya incluso los planos de un edificio muy moderno y distinto a todo lo que se ha visto por la zona. En opinión de Roy, semeja más una gasolinera en la luna que un hotel para descanso y relax de sus clientes. Y las gasolineras son la debilidad de Roy que es el encargado de la del pueblo. 

El proyecto afectará a todos los habitantes del lugar y supone reuniones, vecinos a favor y en contra, intereses y un gran aliciente para Carl que quiere convertirse en una especie de héroe benefactor del lugar. «[...] ¿se daría cuenta la gente de la verdad, de que lo que en realidad buscaba era ponerse a sí mismo, Carl Opgard, en un pedestal? Porque las personas como Carl vuelven por eso; ha tenido éxito fuera, pero en su pueblo sigue siendo el calentorro que salió corriendo cuando la hija del alcalde lo plantó. Porque en ninguna parte significa tanto ser reconocido como en casa, el lugar en el que te sientes incomprendido.»

Carl es la persona a la que Roy más quiere, aunque su relación no siempre haya estado desprovista de sombras y celos, envidias y suspicacias. Ahora ese amor se verá confirmado, pero también han aumentado las diferencias entre los hermanos. Tanto tiempo separados y en lugares tan distintos, los ha hecho evolucionar por caminos dispares. Sus ideas del éxito y de lo que se necesita para ser feliz, son muy distintas. Cada uno ignora demasiadas cosas del otro y guarda el resquemor de deudas sin cobrar y sin pagar. Los problemas que van surgiendo en el proyecto del hotel no ayudan; ni el empeño de Kurt Olsen, el policía del pueblo, por  hurgar en los hechos del pasado y descubrir de un plumazo a qué se debió el accidente de los Opgard y la desaparición de su propio padre, también policía; ni la presencia de Shannon que poco a poco se va descubriendo ante Roy como una persona con muchos matices que merece la pena descubrir; ni las indiscreciones de la lenguaraz Grete que, tanto en el pasado como en el presente, habla más de la cuenta y causa incómodas situaciones. «Sería fácil sentir lástima por Grete. Sus padres con pensión de invalidez, una nariz como un meteorito en plena cara, poca clientela, sin marido, sin Carl y, aparentemente, sin ganas de estar con nadie más. Pero luego estaba esa maldad sumergida como una roca afilada cuya presencia solo intuías después de ver cómo otros chocaban contra ella. Puede que fuera la ley de Newton, que toda acción provoca una reacción similar, que todo el dolor que ella había sufrido ahora debían padecerlo otros. Puede que, si Carl no se la hubiera follado contra un árbol durante una borrachera en las fiestas del pueblo, no se hubiera vuelto así. O tal vez sí.» La maldad de Grete hunde sus raíces en el pasado.

Y es que, mientras el presente se va desplegando ante nosotros, la narración de Roy en primera persona nos va llevando también al pasado y a sus recuerdos.  Jo Nesbø realiza un auténtico juego malabar en el que nos va narrando hechos y dejando que nosotros nos hagamos nuestra composición de lugar. No nos engaña. Más bien consigue que nos engañemos a nosotros mismos y nos volvamos a engañar y los giros se conviertan en algo sorprendente que nos obliga a pensar, «¿pero, seré tonta?», porque casi nadie en este libro es lo que parece, casi nada sucedió como parece y en cada episodio se esconden secretos y mentiras, y hay personajes buenos que parecen malos y personajes perversos que se nos camuflan entre los mejores.

Jo Nesbø

Hace varios años, cuando aún no tenía el blog, leí Petirrojo, la primera novela de la serie de Harry Hole traducida al castellano. No me disgustó, pero cuando vi que en realidad era la tercera de la serie y que las dos primeras no se habían traducido, me mosqueé y abandoné. Me gusta leer las series en orden y cuando se tradujeron los dos primeros me dio pereza empezar y además ya había unos cuantos más publicados, pero siempre tenía el gusanillo de Jo Nesbø y de Harry Hole. Cuando se publicó El reino, novela independiente de la citada serie, y empecé a ver algunas buenas reseñas, mi instinto me dijo que esta no debía perdérmela. Pocas veces ha acertado tanto mi instinto cuando me persuade de leer un libro muy mediático y que aparece a todas horas en las redes. Suelo huir de ellos, a no ser que me dé un pálpito. Con El reino me lo dio y me alegro mucho de haberle hecho caso. Espero ahora ponerme con Harry Hole y poco a poco ir leyendo la serie, ahora sí, en orden.

Este libro participa en el Reto Escritores de la A a la Z que organiza el blog Lecturápolis. Con él relleno la letra N.

Título del libro: El reino

Autor:  Jo Nesbø.
Nacionalidad: Noruega

Título original: Kongeriket

Traducción: Lotte Katrine Tollefsen

Editorial: Reservoir Books

Año de publicación: 2021

Año de publicación original: 2021

Nº de páginas: 624