"Agnes Grey" Anne Brontë
En mi afán por profundizar en el mundo de las Brontë, como ya os anuncié en la reseña de "Shirley", abordo ahora "Agnes Grey", de Anne Brontë.
Esta es la primera de las dos novelas que escribió la única hermana a la que aún no había leído. Anne Brontë fue la más pequeña de los seis hermanos. Esta novela la publicó en diciembre de 1847. Un año y medio después moría de tuberculosis, la misma enfermedad que ya se había llevado a cuatro de sus hermanos y a su madre. Unos años después moría también Charlotte, la última superviviente, de la misma enfermedad.
Anne es la menos conocida de las hermanas. Cualquiera conoce "Jane Eyre" o "Cumbres borrascosas", pero no todo el mundo sabe que, tras Charlotte y Emily, a la sombra de sus universalmente famosas novelas, se esconde la figura humilde y dulce Anne. Sus novelas no son tan apasionadas o dramáticas como las de sus hermanas. Si algo define la historia de "Agnes Grey" es su sencillez.
A pesar de los detalles que se alejan de la vida de la autora, las experiencias que cuenta como institutriz, se acercan mucho a lo que vivió realmente en las casas en las que trabajó.
"Muchos autores, sin embargo, han mostrado cautela a la hora de tomar Agnes Grey como una simple autobiografía de la autora, lo que, por una parte, puede llevar a errores y presuposiciones falsas sobre la vida de Anne Brontë y, por otra, puede quitar mérito artístico a la novela, que quedaría como la mera trascripción de un diario". Esto se dice en el interesante estudio que se hace de la vida y obra de Anne Brontë en mi edición de "Agnes Grey".
Anne no es Agnes. No coinciden sus circunstancias familiares, más allá de tener un padre vicario y, si bien las familias para las que trabajó se parecen mucho a las que emplearon a Agnes en la novela, tampoco se puede decir que coincidan totalmente las experiencias de ambas.
Los Ingham de la realidad, la primera familia para la que trabajó Anne, inspiraron con toda seguridad a los Bloomfield, la primera familia en la que Agnes trabajó como institutriz. En ambas casas, las institutrices, la real y la ficticia, se encuentran con los mismos problemas: niños mimados a los que no pueden imponer disciplina por verse privadas de autoridad por los progenitores; en ambos casos son tratadas con desdén y se las hace sentir inferiores; en ambos casos las familias tienen más dinero y ganas de aparentar que formación y educación (el señor Bloomfield "era un comerciante retirado, que había ganado una bonita fortuna, pero a quien no podían persuadir de que pagase un sueldo mayor de veinticinco libras a la institutriz de sus hijos"); en ambos casos, finalmente, las dos institutrices, la ficticia Agnes y la real Anne, son despedidas al cabo de unos meses por no saber imponer una autoridad de la que los propios padres las están privando continuamente.
También la segunda casa es similar en las dos jóvenes. Los Robinson, para los que trabajó Anne durante varios años y los Murray en cuya casa también Agnes permaneció ese tiempo. En este caso, la experiencia de Anne es más novelesca que la de su personaje, pues si Agnes se va de la casa por no ser ya necesaria, al crecer las jóvenes que cuidaba, y por cuestiones familiares, Anne se vio obligada a dejar la casa por la indiscreción de su hermano Branwell que, contratado en la misma familia como tutor del hijo, se enamoró de la señora Robinson. La incómoda situación hizo que Anne abandonara la casa y que Branwell fuera despedido poco tiempo después.
Los Robinson de la realidad y los Murray de la ficción, están en un nivel más alto de la escala social ya que son "hidalgos de pura cepa", pero el trato recibido por las respectivas institutrices no será mucho mejor, si bien el sueldo de cincuenta libras duplica el recibido en el empleo anterior.
Estamos, por tanto, ante una novela en la que Anne quiso dejar constancia de la vida de las jóvenes institutrices que no siempre encuentran en las familias para las que trabajan la colaboración de los padres a la hora de educar a sus pupilos; que no siempre reciben el trato deferente y respetuoso que merecen y que es imprescindible, a su vez, para ser respetadas por los niños y jóvenes a los que educan. "Me sorprendió que llamara a sus hijos señorito y señorita Bloomfield, y aún más que me hablara con tan poca cortesía a mí, su institutriz y una persona totalmente desconocida para él". Eso queda pensando Agnes tras su primer encuentro con el señor Bloomfield, que ni siquiera tiene la delicadeza de presentarse.
En la segunda familia, los Murray, permanecerá más tiempo y tras pelear con dos jóvenes adolescentes volubles, superficiales y vanidosas, terminará por ser apreciada por ellas, sobre todo por la mayor cuando ya no tenga a nadie más a quien acudir.
La novela termina bien, al menos para Agnes que ve cumplidos sus sueños y deseos, a la par que materializa alguno de los de Anne. Lo que Anne y sus hermanas no consiguieron cuando vieron frustrados sus planes de abrir una escuela propia que las liberara de trabajar para los demás, Agnes consigue materializarlo. Y en el colmo de lo que podría ser la dicha para Anne, huérfana de madre desde muy pequeña, Agnes mantiene la suya y con ella emprende la tarea de poner en marcha la escuela. También consigue el amor que Anne no llegó a ver satisfecho si, como se cree, estuvo enamorada del ayudante de su padre, William Weightman, muerto en la juventud, "sin embargo, está claro que el jovial y alegre Weightman nada tiene que ver con el sobrio y comedido Weston" se dice también en el prólogo de la novela, por lo que tampoco en este personaje y su romance con Agnes parece que se refleje demasiado la vida de Anne.
Agnes Grey es una novela sencilla, como decía, de corta extensión (248 páginas), en la que Anne sencillamente pretende mostrar sus experiencias: la dureza de enfrentarse a unos niños, por lo general maleducados y consentidos por unos padres en exceso complacientes y más dispuestos a culpar a la institutriz de sus caprichos que a enfrentarse a ellos y mostrarles disciplina; la soberbia de unas clases que se sienten superiores a las personas a las que ellos mismos encargan la educación de sus hijos y ponen el respeto a su apellido y su familia por encima del respeto que los niños deberían tener a quien se encarga de su formación, dándose el caso paradójico de que es la institutriz la que debe deferencia y sumisión a sus pupilos; el trato muchas veces humillante que jóvenes humildes, cuando no manifiestamente pobres, sufren por parte de sus empleadores, ricos, e incluso nobles, pero con una formación muy inferior.
Se dice también en el prólogo, y quiero terminar así la reseña de esta curiosa novela.
"Posiblemente, una de las grandes diferencias entre Agnes Grey y otras novelas de institutrices sea la voluntad de la protagonista de convertirse en institutriz y de conseguir que esto sea un medio para su realización como persona, y esto es lo que hace que, a pesar de su primer fracaso y de todas las humillaciones por las que tiene que pasar persista en su empeño".
Esta novela entra además en el reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990, concretamente, "Agnes Grey" es de 1847.
Esta es la primera de las dos novelas que escribió la única hermana a la que aún no había leído. Anne Brontë fue la más pequeña de los seis hermanos. Esta novela la publicó en diciembre de 1847. Un año y medio después moría de tuberculosis, la misma enfermedad que ya se había llevado a cuatro de sus hermanos y a su madre. Unos años después moría también Charlotte, la última superviviente, de la misma enfermedad.
Anne es la menos conocida de las hermanas. Cualquiera conoce "Jane Eyre" o "Cumbres borrascosas", pero no todo el mundo sabe que, tras Charlotte y Emily, a la sombra de sus universalmente famosas novelas, se esconde la figura humilde y dulce Anne. Sus novelas no son tan apasionadas o dramáticas como las de sus hermanas. Si algo define la historia de "Agnes Grey" es su sencillez.
A pesar de los detalles que se alejan de la vida de la autora, las experiencias que cuenta como institutriz, se acercan mucho a lo que vivió realmente en las casas en las que trabajó.
"Muchos autores, sin embargo, han mostrado cautela a la hora de tomar Agnes Grey como una simple autobiografía de la autora, lo que, por una parte, puede llevar a errores y presuposiciones falsas sobre la vida de Anne Brontë y, por otra, puede quitar mérito artístico a la novela, que quedaría como la mera trascripción de un diario". Esto se dice en el interesante estudio que se hace de la vida y obra de Anne Brontë en mi edición de "Agnes Grey".
Anne no es Agnes. No coinciden sus circunstancias familiares, más allá de tener un padre vicario y, si bien las familias para las que trabajó se parecen mucho a las que emplearon a Agnes en la novela, tampoco se puede decir que coincidan totalmente las experiencias de ambas.
Los Ingham de la realidad, la primera familia para la que trabajó Anne, inspiraron con toda seguridad a los Bloomfield, la primera familia en la que Agnes trabajó como institutriz. En ambas casas, las institutrices, la real y la ficticia, se encuentran con los mismos problemas: niños mimados a los que no pueden imponer disciplina por verse privadas de autoridad por los progenitores; en ambos casos son tratadas con desdén y se las hace sentir inferiores; en ambos casos las familias tienen más dinero y ganas de aparentar que formación y educación (el señor Bloomfield "era un comerciante retirado, que había ganado una bonita fortuna, pero a quien no podían persuadir de que pagase un sueldo mayor de veinticinco libras a la institutriz de sus hijos"); en ambos casos, finalmente, las dos institutrices, la ficticia Agnes y la real Anne, son despedidas al cabo de unos meses por no saber imponer una autoridad de la que los propios padres las están privando continuamente.
También la segunda casa es similar en las dos jóvenes. Los Robinson, para los que trabajó Anne durante varios años y los Murray en cuya casa también Agnes permaneció ese tiempo. En este caso, la experiencia de Anne es más novelesca que la de su personaje, pues si Agnes se va de la casa por no ser ya necesaria, al crecer las jóvenes que cuidaba, y por cuestiones familiares, Anne se vio obligada a dejar la casa por la indiscreción de su hermano Branwell que, contratado en la misma familia como tutor del hijo, se enamoró de la señora Robinson. La incómoda situación hizo que Anne abandonara la casa y que Branwell fuera despedido poco tiempo después.
Los Robinson de la realidad y los Murray de la ficción, están en un nivel más alto de la escala social ya que son "hidalgos de pura cepa", pero el trato recibido por las respectivas institutrices no será mucho mejor, si bien el sueldo de cincuenta libras duplica el recibido en el empleo anterior.
Anne Brontë |
En la segunda familia, los Murray, permanecerá más tiempo y tras pelear con dos jóvenes adolescentes volubles, superficiales y vanidosas, terminará por ser apreciada por ellas, sobre todo por la mayor cuando ya no tenga a nadie más a quien acudir.
La novela termina bien, al menos para Agnes que ve cumplidos sus sueños y deseos, a la par que materializa alguno de los de Anne. Lo que Anne y sus hermanas no consiguieron cuando vieron frustrados sus planes de abrir una escuela propia que las liberara de trabajar para los demás, Agnes consigue materializarlo. Y en el colmo de lo que podría ser la dicha para Anne, huérfana de madre desde muy pequeña, Agnes mantiene la suya y con ella emprende la tarea de poner en marcha la escuela. También consigue el amor que Anne no llegó a ver satisfecho si, como se cree, estuvo enamorada del ayudante de su padre, William Weightman, muerto en la juventud, "sin embargo, está claro que el jovial y alegre Weightman nada tiene que ver con el sobrio y comedido Weston" se dice también en el prólogo de la novela, por lo que tampoco en este personaje y su romance con Agnes parece que se refleje demasiado la vida de Anne.
Lecciones (Helen Allingham) |
Agnes Grey es una novela sencilla, como decía, de corta extensión (248 páginas), en la que Anne sencillamente pretende mostrar sus experiencias: la dureza de enfrentarse a unos niños, por lo general maleducados y consentidos por unos padres en exceso complacientes y más dispuestos a culpar a la institutriz de sus caprichos que a enfrentarse a ellos y mostrarles disciplina; la soberbia de unas clases que se sienten superiores a las personas a las que ellos mismos encargan la educación de sus hijos y ponen el respeto a su apellido y su familia por encima del respeto que los niños deberían tener a quien se encarga de su formación, dándose el caso paradójico de que es la institutriz la que debe deferencia y sumisión a sus pupilos; el trato muchas veces humillante que jóvenes humildes, cuando no manifiestamente pobres, sufren por parte de sus empleadores, ricos, e incluso nobles, pero con una formación muy inferior.
Se dice también en el prólogo, y quiero terminar así la reseña de esta curiosa novela.
"Posiblemente, una de las grandes diferencias entre Agnes Grey y otras novelas de institutrices sea la voluntad de la protagonista de convertirse en institutriz y de conseguir que esto sea un medio para su realización como persona, y esto es lo que hace que, a pesar de su primer fracaso y de todas las humillaciones por las que tiene que pasar persista en su empeño".
Esta novela entra además en el reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990, concretamente, "Agnes Grey" es de 1847.
En esto de las castas y las clases sociales altas, con respecto a los humildes trabajadores que en la mayor parte de los casos están mejor preparados y ostentan mayor educación; no hemos cambiado mucho. Solo hace falta ver quienes dirigen todo un país.
ResponderEliminarNo es e mi agrado este tipo de literatura pero si aprender con tus reseñas como estas escritoras tuvieron una vida corta a causa de la enfermedad y aún así dejaron huella indeleble.
Te lo agradezco.
Un beso.
Es increíble la mala suerte y la casualidad que se cebó en esta familia y cómo las tres hermanas supervivientes con muy poca obra (Emily solo escribió una novela) fueron capaces de crear su espacio en la historia de la literatura. Me pregunto qué hubiera pasado de haber vivido las dos que murieron en la infancia. ¿Serían también escritoras de éxito?
EliminarUn beso.
Conocí la existencia de esta novela a través de otra, "Todo ese fuego", donde también me enteré de la existencia de la tercera hermana Brontë.
ResponderEliminarAunque, y según todo lo que cuentas, la vida de Anne no es la de Agnes, veo tantos paralelismos que para mí no inventó demasiado. Puedo entender, de todas formas, el proceder de la escritora porque yo tampoco soy muy imaginativa y creo que si alguna vez me decidiera a escribir una novela sería sobre algo que me pasó a mí o a mis allegados.
No creo que la lea, ahora mismo lecturas decimonónicas no son lo que más me apetece. Además, ya me sé la vida de la autora y con eso y con tu maravillosa reseña ya me hago una idea de la novela.
Besos, guapa.
Hay muchas similitudes en las vidas de ambas. Yo creo que las diferencias están sobre todo en hechos concretos que, como digo en la reseña, son como una forma de Anne de cobrarse un destino más de su agrado. Por lo que se refiere a sus ideas y vivencias como instirutriz, la novela cambia muy poco con respecto a su propia experiencia.
EliminarYo también me enteré de mucas cosas de la familia leyendo "Todo ese fuego".
Un beso.
La "D" de mi teclado se imprime cuando le da la gana, parece ser.
ResponderEliminarLa única de las hermanas Brontë con la que todavía no me he estrenado. Se ve que escribió la novela basándose en su experiencia, sin que por ello tenga que ser autobiográfica, lo cual seguro que le ha imprimido una perspectiva muy realista a la trama.
ResponderEliminarHay otras novelas de las Brontë que preferiría leer o releer antes que ésta pero la tendré igualmente en cuenta.
Besos
Yo aún no tengo muy claro el orden, pero pienso leerlo todo. Si he empezado por esta (tras "Shirley" y lo leído hace años) es también porque era la única de las hermanas que me quedaba por conocer.
EliminarYo creo que está totalmente basada en su experiencia como institutriz en las dos casas en las que trabajó y aunque haya modificado hechos concretos se ve que hay mucho de su propia vivencia.
Un beso.
Desconocía que hubo una tercera Bronte escritora pero la voy a dejar pasar porque para clásicos...me quedo con los de sus hermanas. Besos
ResponderEliminarTe entiendo porque es mucho lo que hay para leer y hay que tender a lo que más apetece. A mí se me cruzaron las Brontë en el camino y me han alterado un poco mis planes de tener pocos planes. Por lo pronto este mes, Chirbes se queda sin su reseña. Lo bueno de los retos propios es que se pueden alterar.
EliminarUn beso.
Pues habrá que leer a la tercera hermana Brontë, que es la que me falta.
ResponderEliminarBesos
Creo que merece la pena a poco que te interese este tipo de literatura. Es muy del tipo de sus hermanas, aunque por lo que recuerdo de hace muchos años, "Cumbres borrascosas" y "Jane Eyre" son mucho mejores.
EliminarUn beso.
Esta hay que leerla sí o sí. Me encantan las historias de la vieja Inglaterra rural, brumosa y misteriosa.
ResponderEliminarMi preferida siempre será Jane Eyre pero está claro que las tres hermanas, además de una vida triste y rodeada de muerte tuvieron un gran don.
Besos y siempre haces unas reseñas perfectas, si te dedicaras a dar charlas sobre novelas llenarías el aforo porque es genial todo lo que dices y lo que captas.
Tengo que releer "Jane Eyre" y "Cumbres..." y espero que no me decepcionen pues después de tantos años, nunca se sabe.
EliminarSi tuviera que hablar de las novelas en conferencias, pondría mucho PowerPoint y mucha pasión. Sería genial.
Un beso.
No encuentro raro que haya muchas semejanzas entre las vidas de Anne y Agnes. Al fin y al cabo sobre qué escribe uno mejor y con más conocimiento de causa que sobre lo que ha vivido y experimentado. Quizás el hecho de que Agnes alcanzara algunos objetivos que pudiron haberlo sido también de Anne no es sino una forma de resarcirse.
ResponderEliminarA mí también me parece muy curioso y contradictorio que las institutrices estuvieran mal consideradas cuando se encomendaba a ellas, precisamente, la educación de los niños de la familia. Supongo que en una escala de valores en la que la cuna y el dinero son lo más importante, no poseer apellido y tener que ganarse el sustento trabajando, las colocaba en una posición de inferioridad sin tener en cuenta otras consideraciones, como su mayor grado de instrucción. Realmente si no es en el contexto social de la obra, no tiene sentido.
Un reseña estupenda, Rosa. Me encnataría leer también esta novela, aunque no sé si me dará tiempo en esta vida :D
¡Un abrazo grande!
También se ha visto en novelas y películas que en algunas familias la institutriz era tratada con todo respeto como un miembro más de la familia. Puede que Anne tuviera mala suerte con las familias que le tocaron y que son las que retrata en su novela, pero me temo que eso fuera la norma y lo otro la excepción. Es raro que la gente respete y trate como a igual a alguien a quien emplea y paga y más en aquella época tan clasista.
EliminarInstitutrices y preceptores tenían, por lo general, mayor formación que los progenitores de sus alumnos, pero eran de clase inferior y ya sabemos que la clase, incluso ahora, es más importante que la formación. Lo bueno es que ahora ya no hay este tipo de trabajos, pero si yo te contara lo que tenemos que aguantar y oír los profesores de algunos padres. Menos mal que son una pequeña minoría.
Un beso.
Es normal que haya tantas similitudes, a veces los escritores utilizan las experiencias vividas para recrear sus historias. Y veo que Anne tenía mucho material, aunque parece que en algunos casos sí se cumple eso de que la realidad supera a la ficción. Imagino que muchas cosas se las guardó para ella, pero usó sus vivencias para escribir su novela.
ResponderEliminarRespecto al desprecio que sufrían las institutrices, al principio me he sorprendido pero pensándolo bien, creo que era una sociedad clasista y machista, y los sirvientes/institutrices/cocineros etc...no eran considerados personas tan excelsas.
Muy buena entrada, me ha gustado mucho, spy muy aficionada a estos clásicos y me gusta leer sobre ellos.
Un beso
Estoy de acuerdo contigo, como pongo en mi respuesta a Julia. Por mucha formación que tuvieran, no dejaban de ser tenidos como sirvientes, salvo en lo que me temo que fueran excepciones raras.
EliminarSi te gusta este tipo de literatura, creo que esta novela te gustará.
Un beso.
Una reseña concienzuda, marca de la casa. Cada época se rige por sus códigos, esta en concreto es de un clasismo que hoy día nos parece hasta ridículo, amanerado y asfixiante. No este tipo de novela no es de mis predilectos, pero siempre me gusta leer historias y autores alejados de mis gustos para ampliar conocimientos sobre técnicas de escritura y estilos. Un saludo!
ResponderEliminarEsta literatura tampoco ahora es mi favorita. Lo fue en mi adolescencia y juventud, hasta casi los treinta años en que no leía otra cosa, pero ahora prefiero temas más cercanos en el tiempo. No obstante, volver de vez en cuando a revisitar estas novelas, además de llevarme a esa época de mi vida en que era más joven, me permite cambiar un poco de registro.
EliminarUn beso.
Tú reseña como siempre es magnifica y hoy nos traes un clásico donde se muestra la diferencia entre la gente rica y adinerada que se cree con derecho a humillar y poner en tela de juicio la labor de mujeres que buscaban el cuidado de los hijos de estos para ganarse la vida y como además la enfermedad acecha, en fin esta muy bien y tiene muy buena pinta, de modo que como no he leído nada de estas hermanas, tendré que pensarlo, ahora eso si, mi lista es muy larga d modo que no se cuando sera el momento de leer a estas hermanas, pero prometo hacerlo en algún momento Rosa. un beso. TERE.
ResponderEliminarLas listas crecen y crecen, teresa y hay que dejar unos para leer otros y unos pasan por delante y otros van quedando relegados al final. Pensándolo bien, pocas cosas hay tan dinámicas como una lista de lecturas pendientes. Creo que tienen vida propia.
EliminarUn beso.
Me ha encantado esta reseña o artículo, más bien, pues parece una síntesis de un ensayo comparativo entre la obra de Anne Brönte y su propia historia. Los he leído (devorado) con ganas y placer. Sabía de la existencia de esta hermana y que también había escrito, pero no había leído nada de ella. Tú, con este texto, has venido a cubrir una pequeña laguna. El argumento que plantea la novela parece el sempiterno de la educación y el conflicto doméstico entre clases. Como siempre, los que educamos o enseñamos, no lo tenemos fácil, y en esa época menos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Rosa, y un beso grande.
Aparte de la pequeña historia de amor, toda la novela es el conflicto entre la necesidad de trabajar (no precisamente o no solo económica) y la poca satisfacción que se recibe del trabajo en aquella época y en aquellas circunstancias. Parece que tampoco entonces se valoraba demasiado la cultura y la formación frente a méritos más tangibles como el apellido o el dinero.
EliminarNo lo tenemos fácil, pero para sí lo hubieran querido Anne y Agnes.
Un beso.
Conocía la obra pero no la había leído nunca. Me has hecho querer leerlo más todavía ^^
ResponderEliminarUn saludo!
Pues anímate, creo que merece la pena adentrarse en esta historia sencilla, pero muy ilustrativa de una época.
EliminarUn beso.