"Mis amigos" Emmanuel Bove
"Cuando me despierto, tengo la boca abierta. Tengo los dientes pastosos: cepillármelos por la noche sería lo mejor, pero nunca me encuentro con ánimos para hacerlo. Algunas lágrimas se han secado en el rabillo de los ojos. Los hombros ya no me duelen".
"Cuando se ha dormido en sábanas limpias, uno puede, al saltar de la cama, mirarse en un espejo. Yo, por la mañana, antes de mirarme, me lavo".
Victor Bâton no tiene alegres despertares, su buhardilla en Montrouge está demasiado cerca del cielo: es fría, húmeda y pequeña, y tiene la desesperada tristeza de la soledad. Bâton es un hombre pobre, triste, solo. Bâton es un residuo de la Gran Guerra en la que fue combatiente y herido. Ahora vive justa y malamente de su pensión y deambula por el París de los años veinte.
Pasea su pobreza por las calles de París; su tiempo libre, que es todo, se le escapa en paseos y merodeos. No trabaja ni quiere trabajar. Cuando quiere lujo, se acerca a los alrededores de La Madeleine y allí huele a suelos de madera, tubos de escape de lujosos automóviles y perfumes caros de mujer. Allí sueña con lo mucho que le gustaría ser rico: "El cuello de piel de mi abrigo provocaría admiración, [...] Un reloj de pulsera me obligaría a hacer un gesto elegante para mirar la hora. Iría con las manos en los bolsillos de la chaqueta, los pulgares fuera, y no como los nuevos ricos, que los meten en la sisa del chaleco".
Pero sobre todo, lo que más le gustaría de ser rico, lo que más desea y añora en su pobreza: "Tendría una amante, una actriz". Y es que Bâton lo que más anhela en el mundo es la compañía y el afecto. Desea un amigo, una amante, alguien con quien compartir su día a día, con quien conversar.
Después de los tres primeros capítulos en que el protagonista nos presenta su casa, su barrio, sus vecinos y sus deseos, la novela casi se transforma en un libro de relatos, sin ninguna relación entre ellos, salvo el hecho de estar narrados por el mismo protagonista. En cada uno de los capítulos sucesivos, Bâton nos habla de "sus amigos", personas que conoció y con las que se ilusionó; posibles amigos o amantes que no llegaron a ser una presencia permanente en su vida ni a satisfacer sus anhelos. "Mi imaginación crea amigos perfectos para el futuro, pero, mientras tanto, tengo que conformarme con cualquier cosa". Y es que cada vez que Batôn conoce a alguien, se imagina una vida futura compartiendo con esa persona, amigo o amante, momentos de camaradería, de charla y risas, de afecto y simpatía. El conjunto de "sus amigos" lo constituyen hombres y mujeres tan miserables como él, alguno más incluso, y con todos ellos es capaz de humillarse para conseguir esa compañía ansiada y, cuando no lo consigue, se revuelve contra la persona o contra las circunstancias, nunca contra sí mismo.
La miseria material, la escasez de espacio, ropa o comida, se mezcla con la miseria moral y da como resultado un personaje amoral, aficionado a llamar la atención y concitar hacia su persona la compasión más humillante "No tenía intención de matarme, pero inspirar compasión a menudo me gusta. En cuanto un paseante se aproximaba, ocultaba el rostro entre las manos y aspiraba por la nariz como cuando uno ha llorado. La gente, mientras se alejaba, volvía la cabeza.
La semana anterior, en un arrebato de fingida sinceridad, faltó poco para que me arrojase al agua".
Contada por el propio Bâton en primera persona, la novela se hace eco de sus ansias y desengaños, de anécdotas y curiosidades. Nos muestra su vida desde su punto de vista y, sin embargo, no llegamos a empatizar con él. No termina de resultarnos simpático y agradable porque, a pesar de su sinceridad, a pesar de que los hechos son contados de manera objetiva, la visión que tiene de su mundo y de su persona es tan subjetiva que en nada se parece a lo que desde fuera percibimos.
No deja nada por mostrar, no esconde hechos, pensamientos o sentimientos que le puedan perjudicar, tal vez, porque no los percibe como negativos. Se describe tal cual es, pero se juzga con demasiada benevolencia. Muestra una auto compasión obscena que nos lo hace ajeno y nos produce rechazo: "Siempre ha sido así en mi vida. Nadie ha respondido nunca a mi afecto. Lo único que deseo es amar, tener amigos, y siempre me quedo solo. Se me da una limosna y luego se huye de mí".
Y, sin embargo... tampoco acaba de resultarnos antipático. Una especie de grandeza se esconde detrás de su miseria, una cierta dignidad que vamos intuyendo, que se nos va manifestando a través de sus palabras. Victor Bâton quiere llamar nuestra atención, quiere que le respetemos, que le compadezcamos y, maestro consumado en el arte del fingimiento, lo consigue. Y nosotros nos dejamos embaucar y llegamos a respetarle, pero no le compadecemos, porque en algún resquicio de nuestra más oculta conciencia, en realidad, le tenemos un poco de envidia. Nos gustaría pasear nuestro infinito tiempo libre por las calles de París. Nos gustaría ser capaces de enfrentarnos a todos y a todo, de pagar el precio necesario como lo ha hecho Bâton "Yo era, en aquella casa de obreros, el loco cuando en el fondo, todos hubieran querido serlo. Yo era el único que se privaba de carne, de cine, de ropa, a cambio de ser libre. Yo era el único que, sin pretenderlo, recordaba todos los días a la gente su condición miserable.
No me han perdonado ser libre y no temer la miseria".
"Mis amigos" se publicó en 1924 gracias a la iniciativa de Colette, amiga del Emmanuel Bove. La novela se reeditó numerosas veces hasta 1945, año en el que muere Bove, tras volver de Argelia a donde había huido durante la guerra. Después novela y autor cayeron en el olvido al igual que Bove que era un escritor totalmente desconocido en Francia y, por supuesto fuera de Francia, hasta que en los años ochenta, algunos de sus admiradores, como Raymond Cousse y Peter Handke, lo mencionaron en artículos y libros y consiguieron sacarle de las profundidades de la desmemoria. Ahora se ha convertido en un escritor de culto, adorado por los críticos, reeditado y traducido a varios idiomas.
"Mis amigos", la única novela de Emmanuel Bove que he leído, es de esas obras que considero una pequeña joya. Su lenguaje es conciso y depurado hasta el límite. Con frases cortas, directas y sencillas nos muestra la desazón que produce una sociedad en la que salirse de la norma no es algo que resulte barato. Y Victor Bâton es inmune a las normas, incluso a aquellas que nosotros, sus actuales lectores, no le perdonamos que se salte. Victor Bâton es todo un revulsivo.
Esta novela entra además en el reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990, concretamente, "Mis amigos" es de 1924.
"Cuando se ha dormido en sábanas limpias, uno puede, al saltar de la cama, mirarse en un espejo. Yo, por la mañana, antes de mirarme, me lavo".
Victor Bâton no tiene alegres despertares, su buhardilla en Montrouge está demasiado cerca del cielo: es fría, húmeda y pequeña, y tiene la desesperada tristeza de la soledad. Bâton es un hombre pobre, triste, solo. Bâton es un residuo de la Gran Guerra en la que fue combatiente y herido. Ahora vive justa y malamente de su pensión y deambula por el París de los años veinte.
Pasea su pobreza por las calles de París; su tiempo libre, que es todo, se le escapa en paseos y merodeos. No trabaja ni quiere trabajar. Cuando quiere lujo, se acerca a los alrededores de La Madeleine y allí huele a suelos de madera, tubos de escape de lujosos automóviles y perfumes caros de mujer. Allí sueña con lo mucho que le gustaría ser rico: "El cuello de piel de mi abrigo provocaría admiración, [...] Un reloj de pulsera me obligaría a hacer un gesto elegante para mirar la hora. Iría con las manos en los bolsillos de la chaqueta, los pulgares fuera, y no como los nuevos ricos, que los meten en la sisa del chaleco".
Pero sobre todo, lo que más le gustaría de ser rico, lo que más desea y añora en su pobreza: "Tendría una amante, una actriz". Y es que Bâton lo que más anhela en el mundo es la compañía y el afecto. Desea un amigo, una amante, alguien con quien compartir su día a día, con quien conversar.
Después de los tres primeros capítulos en que el protagonista nos presenta su casa, su barrio, sus vecinos y sus deseos, la novela casi se transforma en un libro de relatos, sin ninguna relación entre ellos, salvo el hecho de estar narrados por el mismo protagonista. En cada uno de los capítulos sucesivos, Bâton nos habla de "sus amigos", personas que conoció y con las que se ilusionó; posibles amigos o amantes que no llegaron a ser una presencia permanente en su vida ni a satisfacer sus anhelos. "Mi imaginación crea amigos perfectos para el futuro, pero, mientras tanto, tengo que conformarme con cualquier cosa". Y es que cada vez que Batôn conoce a alguien, se imagina una vida futura compartiendo con esa persona, amigo o amante, momentos de camaradería, de charla y risas, de afecto y simpatía. El conjunto de "sus amigos" lo constituyen hombres y mujeres tan miserables como él, alguno más incluso, y con todos ellos es capaz de humillarse para conseguir esa compañía ansiada y, cuando no lo consigue, se revuelve contra la persona o contra las circunstancias, nunca contra sí mismo.
La miseria material, la escasez de espacio, ropa o comida, se mezcla con la miseria moral y da como resultado un personaje amoral, aficionado a llamar la atención y concitar hacia su persona la compasión más humillante "No tenía intención de matarme, pero inspirar compasión a menudo me gusta. En cuanto un paseante se aproximaba, ocultaba el rostro entre las manos y aspiraba por la nariz como cuando uno ha llorado. La gente, mientras se alejaba, volvía la cabeza.
La semana anterior, en un arrebato de fingida sinceridad, faltó poco para que me arrojase al agua".
Contada por el propio Bâton en primera persona, la novela se hace eco de sus ansias y desengaños, de anécdotas y curiosidades. Nos muestra su vida desde su punto de vista y, sin embargo, no llegamos a empatizar con él. No termina de resultarnos simpático y agradable porque, a pesar de su sinceridad, a pesar de que los hechos son contados de manera objetiva, la visión que tiene de su mundo y de su persona es tan subjetiva que en nada se parece a lo que desde fuera percibimos.
No deja nada por mostrar, no esconde hechos, pensamientos o sentimientos que le puedan perjudicar, tal vez, porque no los percibe como negativos. Se describe tal cual es, pero se juzga con demasiada benevolencia. Muestra una auto compasión obscena que nos lo hace ajeno y nos produce rechazo: "Siempre ha sido así en mi vida. Nadie ha respondido nunca a mi afecto. Lo único que deseo es amar, tener amigos, y siempre me quedo solo. Se me da una limosna y luego se huye de mí".
Y, sin embargo... tampoco acaba de resultarnos antipático. Una especie de grandeza se esconde detrás de su miseria, una cierta dignidad que vamos intuyendo, que se nos va manifestando a través de sus palabras. Victor Bâton quiere llamar nuestra atención, quiere que le respetemos, que le compadezcamos y, maestro consumado en el arte del fingimiento, lo consigue. Y nosotros nos dejamos embaucar y llegamos a respetarle, pero no le compadecemos, porque en algún resquicio de nuestra más oculta conciencia, en realidad, le tenemos un poco de envidia. Nos gustaría pasear nuestro infinito tiempo libre por las calles de París. Nos gustaría ser capaces de enfrentarnos a todos y a todo, de pagar el precio necesario como lo ha hecho Bâton "Yo era, en aquella casa de obreros, el loco cuando en el fondo, todos hubieran querido serlo. Yo era el único que se privaba de carne, de cine, de ropa, a cambio de ser libre. Yo era el único que, sin pretenderlo, recordaba todos los días a la gente su condición miserable.
No me han perdonado ser libre y no temer la miseria".
Emmanuel Bove |
"Mis amigos", la única novela de Emmanuel Bove que he leído, es de esas obras que considero una pequeña joya. Su lenguaje es conciso y depurado hasta el límite. Con frases cortas, directas y sencillas nos muestra la desazón que produce una sociedad en la que salirse de la norma no es algo que resulte barato. Y Victor Bâton es inmune a las normas, incluso a aquellas que nosotros, sus actuales lectores, no le perdonamos que se salte. Victor Bâton es todo un revulsivo.
Esta novela entra además en el reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990, concretamente, "Mis amigos" es de 1924.
Un lectura que me motiva mucho, Rosa. Este tipo de personajes me encantan, en la lectura busco evasión y otros puntos de vista que me llamen la atención (reconozco que la verosimilitud es buena, pero en mi caso su ausencia no me molesta). Como reza el dicho: "De todo hay en la viña del señor" y la realidad siempre es inverosímil. Muy sugerente recomendación, Rosa. Un abrazo!
ResponderEliminarEs un personaje alucinante. Es divertido, pero a la vez es muy duro. El personaje nos repele y nos atrae por igual.
Eliminarme encantan esas reflexiones sobre realidad y verosimilitud. seguro que algo ma habrás leído al respecto porque me sale a menudo. Creo que una de las licencias que puede tomarse la realidad es la de ser inverosímil, para eso es real. Por eso a mí tampoco me molesta mucho que haya cosas increíbles en las novelas, siempre dentro de un orden, claro.
En esta novela hay cosas que chocan, pero es muy real, casi picaresca.
Un beso.
Hola Rosa, una reseña muy cercana al propio ser del escritor, a lo autobiográfico, tal vez el legado, su sola vida esté ahí. Me he dejado llevar por los párrafos que destacas. Ha sido muy interesante leerte. Un abrazo y buen día
ResponderEliminarYo creo que hay mucho de la vida de todos. Todos en el fondo sentimos esa soledad que es imposible desterrar aunque vivamos rodeados de gente. En el nuestro interior subyace siempre la idea de que cada uno desarrolla su vida en soledad. Creo que, al final, lo que comparten las personas (parejas, amigos, familiares) no es la vida, sino la soledad.
EliminarHuy, lo dejo que me vengo arriba (o abajo, no está claro)
Un beso.
Interesante propuesta la que haces en tu reseña, Rosa. No conocía al autor. Tomo nota: Emmanuel Bove. La verdad es que el período de entreguerras fue pródigo en buenos escritores. Me ha hecho gracia ver que poco a poco te vas aproximando a los relatos. Sí, ya sé que esta novela es eso, novela, pero dices que a partir del capítulo 4º casi casi los capítulos son como relatos sin ninguna relación entre ellos salvo la de estar todos protagonizados por Victor Bâton.
ResponderEliminarUn beso
Te gustaría, Juan Carlos. Además se lee en un momento.
EliminarEs más novela que relato; los hilos conductores son el narrador y la soledad y el ansia de salir de ella que atraviesa toda la historia. En cada capítulo nos relata su relación con alguien que se cruzó en su camino y sobre el que se hizo ilusiones para terminar deceocionado. Claro que su comportamiento, y actitud ante el "amigo" se las trae.
Un beso.
Es una historia curiosa, pero no única, la de un escritor celebrado en su tiempo, olvidado y rescatado por alguna carambola. Me pregunto si habrá alguien similar en España esperando una segunda oportunidad (¿Max Aub, quizá?). Respecto a la vigencia de ciertas novelas, pasado tanto tiempo, supongo que tiene que ver con ciertos temas que son universales y no caducan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo creo que Max Aub es mucho más conocido en España de lo que lo era Bove en Francia, aunque tampoco estoy segura. Tal vez en Francia se le conocía más de lo que pienso; tal vez a Max Aub lo conocemos cuatro locos de la vida.
EliminarEsta novela soportará el paso de siglos porque trata temas universales.
Te la recomiendo.
Un beso.
Un personaje peculiar este Bâton, y digno de lástima pues además de ser pobre en bienes materiales también lo es en amigos, algo que bien mirado es más valioso.
ResponderEliminarLa autocompasión del protagonista y ese "echar la culpa" a los demás de su soledad creo que es típico de quien está solo. No podemos caer bien a todo el mundo, pero cuando uno no le cae bien a nadie... por algo será.
Genial reseña, me apunto el libro aunque ya empiezo a tener menos tiempo libre, menos tranquilidad y más ansiedad. Hay que ver lo relajadita que volví yo de las vacaciones y lo poco que me ha durado la relajación.
Besos, guapa.
Este libro no te llevará mucho tiempo. En un par de tardes, te lo ventilas. Es muy corto y se lee muy bien. Las frases son directas y sin adornos; el estilo no llega a minimalista como he leído en algún sitio, pero es muy depurado.
EliminarMe encantará leer tu reseña.
Un beso.
Tengo que reconocer que no conocía al autor ni la novela.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo que hay temas que son universales y para los cuáles no pasa el tiempo, siguen vigentes.
Con lo bien que me había ido las vacaciones para rebajar mi lista de lecturas pendientes, no ha pasado casi ni una semana y ya tengo nuevas incorporaciones porque por supuesto, lo apunto.
Un beso
Yo tampoco tenía ni idea de autor o novela. Fue un regalo de navidad que no he leído hasta agosto. Me pongo a leer digital y me olvido de que tengo libros de verdad. Al final, ha sido todo un descubrimiento.
EliminarUn beso.
Pues otro que añado a la lista, creo que me va a gustar por lo que dices, no empatizamos pero no nos cae antipático, esos temas universales, frases directas...apetece mucho.
ResponderEliminarçBesos.
Ha sido el descubrimiento del verano. Espero que te guste. Todo un personaje Batôn.
EliminarUn beso.
Hola Rosa,
ResponderEliminarQueda añadido a la lista (por momentos se está volviendo infinita).
Me interesa este personaje que en lo que he percibido parece un ser ególatra y altamente destructivo. Una reseña muy, pero que muy, atrayente.
Un beso.
Con no en...
EliminarLas semanas de vacaciones me están pasando factura y cometo mil fallos, :)
Como digo a Marigem, es todo un personaje. Sin pudor a la hora de contar cosas que cualquiera de nosotros esconderíamos en lo más profundo. Él se muestras tal cual es, pero se juzga con una benevolencia alucinante.
EliminarInteresante en verdad.
Un beso.
No conocía ni al autor ni a libro, pero no me importaría darme un paseo por sus páginas y conocer esa pobreza tanto material como espiritual. Qué bueno eso de "No me han perdonado ser libre y no temer la miseria". Sí que apunta a que puede ser una joyita. Gracias por la recomendación.
ResponderEliminarBesos
Lo es, Lorena, una verdadera joyita de las que nos gustan.
EliminarLo ha rescatado la editorial Pretextos y además es una bonita edición. Me cayó como regalo de Navidad junto a "Un amor que destruye ciudades" sin tener idea de autor ni de obra de ninguno de los dos, y han sido toda una sorpresa. Bueno, dos.
Un beso.