"Máscaras sin nombre" Jose Espí
«Todo el distrito está construido en torno a él formando anillos concéntricos de calles que van aglutinándose hasta perderse en una maraña de arquitecturas sin patrón en la zona periférica donde se fusiona con los distritos colindantes. Los edificios Señoriales se erigen en el centro da cada sector como altos puntos de observación y control. Desde ellos se puede contemplar cualquier rincón de su dominio. Incluso parte de los distritos vecinos. Sin embargo, la gran cantidad del ocio se lleva en la colosal avenida que rodea el edificio. Este, aunque sea tan alto como un rascacielos, tiene una base muy ancha; de ese modo, y gracias también a la exagerada amplitud de la vía, a pie de suelo la circunferencia de la calle es menos pronunciada y transitable».
Cada distrito se construye alrededor del Edificio Señorial en el que habita el Señor de todo el distrito. Todo está perfectamente ordenado, las calles, los locales, las viviendas. Tanto en la superficie como en los túneles del subsuelo, todo está en orden, hasta las clases sociales. Los seres (¿humanos?) se organizan en clases perfectamente diferenciadas. Están los Señores que son los súper entes, los entes principales, los secundarios, los terciarios... y así hasta llegar a los Inmunes. Y todo perfectamente organizado para que nadie sea consciente de los molestos seres que están por debajo. «[...] los de abajo son invisibles para los de arriba. Un ente secundario es prácticamente invisible para un principal, como si no existiera, uno terciario también lo es para uno secundario y principal..., y así sucesivamente con toda la escala social. ¿Qué será un mísero Inmune para cualquier ente? Nada de nada».
Cuando empieza Máscaras sin nombre el Señor del distrito, un hombre sin rostro como todos los señores de distrito, está en su gran ventanal observando sus dominios. No sabe que pronto, algo va a cambiar en el perfecto orden establecido. Empieza la noche y los entes principales cambian los locales sociales de moda, estilismo y belleza, por los de restauración. La calle está llena de entes que caminan, suben o bajan de coches y van atropellando sin remedio ni noción a algún ser inferior que se ha atrevido a salir a la superficie. No son conscientes de su existencia.
De pronto el señor del distrito descubre algo inusual. Activa el visor y ve una presencia extraña. Tan extraña que el sistema de escaneo del visor es incapaz de dar el más mínimo dato del ser que contempla «—¡Es un puñetero Inmune! —exclama [...] Sabía de la existencia de estos antientes, pero tenía entendido que se habían extinguido. De ahí que el visor no pueda decir nada de él». Y el Inmune interfiere con un ente principal, le lanza un objeto y a partir de ahí, algo cambia en el perfecto orden establecido.
Estamos en un mundo que en muy poco se parece al nuestro. Seres estratificados en clases sociales muy precisas; clases que son inconscientes de de los que están por debajo, pero que sirven y facilitan la vida a los que están por encima. Una droga suministrada con la comida o tomada de forma consciente mantiene el conocimiento en el lugar que le corresponde a cada clase social. Ni siquiera los señores de distrito o súper-entes se libran del control. «[...] la memoria, debe estar sujeta a una homogeneidad absoluta, y con ello, todo sentimiento idealista quedar reducido a cero. [...] ellos mismos se someten a una serie de intervenciones psíquicas para empezar a olvidar el pasado junto con las procedencias o nombres territoriales. De hecho, ya nadie sabe en qué año o época se encuentran, ni siquiera ellos. Él odia tales intervenciones psíquicas. Y no solo por las dolorosas agujas que perforan su cráneo durante el proceso, sino por el borrado de memoria en sí». Pero no puede hacer nada. Todos deben someterse a la consigna que es como un precepto sagrado: «si nadie conoce nada esa nada nunca ha existido».
En la novela, en capítulos alternos, nos vamos encontrando con diferentes personajes, de distintos estratos sociales. Un grupo de seis amigos, tres chicos y tres chicas, de entes principales que tan solo piensan en divertirse y en visitar locales lo más novedosos posible; una camarera de uno de esos locales, un ente secundario, que cree que uno de los principales la ha visto mientras limpiaba a su lado, «esos seres no pueden vernos. Para ellos no existimos, son como entes de otra dimensión que tienen su cuerpo de forma residual en el nuestro, pero ni nos ven ni nos oyen ni nos perciben»; tres amigos, también secundarios, que se dirigen a un trabajo nuevo del que esperan obtener más beneficios que los que les proporcionan sus trabajos actuales; el Inmune, que se pasea por la superficie tratando de llamar la atención del resto y de meterles un poco de conciencia (y consciencia) en sus alocados cerebros.
En principio me parece que son los entes secundarios los que más se nos parecen. En medio, en contacto con los principales, con sus ventajas y su alocado mundo de privilegios, pero sin poder disfrutar de ese mundo y sin ser advertidos por aquellos a los que sirven. «[...] el estrato social secundario es el que más trabajo da. Esos entes toman un nivel de sustancia cero, a través de la comida, suficiente como para tener la energía y vitalidad de los principales. [...] Pero ese suministro tan cuantioso de sustancia cero les pone en una situación delicada: son los únicos entes que no están contentos con lo que les ha tocado. Se sienten por encima de su escala social». La sustancia cero, esa sustancia que mantiene el orden establecido, la ignorancia necesaria, el conocimiento justo, la satisfacción precisa. Pero siempre hay quien es consciente de la injusticia, quien sufre la percepción de la realidad... y más si de alguna forma escapan a la ingestión de la sustancia cero, voluntaria o inadvertidamente.
Pero siempre hay quien recuerda el pasado. Siempre hay quien se libera de tomar sustancias, quien mantiene viva la memoria y el conocimiento de la Historia. No, no son los entes secundarios quienes más se nos parecen, aunque sean los que son conscientes de su situación (¿lo somos muchos de nosotros?) Por ahí anda un Inmune, un ser innombrado, que en un momento dado es capaz de levantar la voz ante un ente principal, lo que él cree un ente principal, «Hace cientos de años, en los albores del año 2000 de la era antigua, cuando mi estirpe gobernaba el mundo. Vosotros, simples vagabundos, escoria que vivía sin siquiera un techo, os rebelasteis. Organizasteis una gran revuelta y acabasteis con casi todas las personas que estaban en el poder [...] ¿Cómo no podéis acordaros de aquello?».
¿Es realmente ese mundo tan distinto del nuestro? Voy avanzando en la lectura y voy encontrando similitudes inquietantes. ¿Entes principales que disfrutan sus privilegios sin ser conscientes (o no queriendo serlo) de las penurias ajenas? ¿Sirvientes que mantienen impolutas las casas de sus amos sin que estos se dignen mirarlos al pasar por su lado? ¿Sustancias que mantienen la inconsciencia o proporcionan fuerzas para seguir trabajando? ¿Individuos que se rebelan, que ven más allá que los que les rodean y ganan en consciencia lo que pierden en tranquilidad? ¿Es realmente un mundo tan distinto al nuestro?
Incluso en el poder, entre los entes superiores, los señores de distrito, se puede instalar la duda, el descontento, las ganas de saber más y de entender mejor a los que tienen por debajo.
«La desmemorización puede que no sea la mejor opción. ¿Por qué somos distintos a todos los entes de la tierra? Solo hay una cosa a la que las demás personas no son sometidas: las intervenciones psíquicas... —se produce un murmullo, él sigue—, estas son las causantes de que perdiéramos los rostros, las facciones, y ahora parece ser que también la identidad. —Casi todos los señores de la sala empiezan a moverse nerviosos—. ¿Y si es verdad que somos inmortales? —sigue con la mirada perdida—, puede que las mismas intervenciones nos den esa característica, nos alarguen la vida y deformen el cuerpo producto del largo tiempo que llevamos vivos... De hecho nos han erradicado las apetencias reproductivas —recuerda con cierta dulzura a la ente con la que casi se acuesta en el pub-social mientras baja la mirada—, no engendramos descendencia, solo estamos nosotros... Que seamos inmortales tiene todo el sentido del mundo, lo que pasa es que tan solo recordamos el borde de nuestra existencia, un par de décadas... ¿No os dais cuenta? —vuelve levantar la vista hacia el tumulto—. Después de cada intervención psíquica parece que estemos en el inicio de nuestra consciencia, como si no hubiera nada atrás hasta que pasan unas horas y volvemos a recordar algo de nuestro pasado».
José Espí, del que he sido incapaz de encontrar una foto para poner aquí como es mi costumbre, es compañero de andanzas y relatos en El Tintero de oro. Incluso en una iniciativa de David, en la Navidad de 2019, participé con él en un relato a ocho manos en el que también participaron Estrella Amaranto de "El blog literario Amaranto" y el propio David Rubio de "El tintero de oro". Jose Espi administra el blog "Entre cuatro esquinas". Dejo el relato por si alguien lo quiere visitar e ir recibiendo un anticipo de la Navidad y sus postres.
Cualquiera que me siga por aquí sabe que la Ciencia Ficción no es un género que me atraiga especialmente. No obstante, en los últimos tiempos han llegado a mis manos novelas del género que me han encantado, me han enganchado y las he leído con sumo placer. Novelas como las de David Rubio, Ruy Vega o Jaime Molina García han aparecido en el blog con reseñas unas más entusiastas y otras menos, pero todas muy favorables. Máscaras sin nombre ha sido la última. Me atrapó desde el principio y aunque había pensado alternarla con algún género más de mi gusto, terminé leyéndola de un tirón. Me cautivaron sus personajes, las relaciones entre los distintos entes, las alteraciones que detalles mínimos introducían en el estricto orden establecido... No voy a contar más. Dejo que la descubráis por vosotros mismos.
Título del libro: Máscaras sin nombre
Autor: Jose Espí
Nacionalidad: España
Nacionalidad: España
Editorial: Autoedición
Año de publicación: 2021
Año de publicación original: 2021
Nº de páginas: 281
Pues sí, Rosa, la verdad es que según iba leyendo tu reseña y lo que cuentas sobre esta novela, pensaba que este tipo de argumentos no te pega nada, que estaba convencida de que la ciencia ficción no te atraía para nada. Pero mira, al final viene bien salir de nuestra zona de confort de vez en cuando, yo tengo que proponérmelo mas a menudo, al final se agradece y se descubren cosas que en principio es impensable que nos gusten.
ResponderEliminarYo no le hago ascos a la ciencia ficción, pero sinceramente esta no me atrae de forma especial, aunque me ha encantado conocerla y saber de su existencia
Besos
Imagino que viendo las cosas que me suelen gustar, se concluye que la Ciencia Ficción no es una de ellas. Y es cierto, pero como en todo género hay cosas que se adaptan más al gusto de cada cual y la novela (aunque se venda como relatos) de David Rubio, Los demonios exteriores, así como las novelas de Ruy Vega, me han parecido obras fantásticas del género. Ahora se suma también Máscaras sin nombre a ese grupo de novelas de Ciencia Ficción que me han atrapado.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa! Un indicador de lo buena que es esta novela es que tras leer las primeras líneas me olvidé que quien la había escrito era nuestro compañero de letras era José Espí, alias Pepe de la Torre, que tan buenos relatos nos ha ofrecido en su blog y en sus participaciones en El Tintero de Oro.
ResponderEliminarEs una Distopia con mayúsculas, un enorme trabajo de construcción de mundos con el que, parafraseando aquella frase de Arthur C. Clarke “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia", demuestra que cualquier sociedad perfecta sería indistinguible de una dictadura. Una sociedad perfectamente organizada y diseñada no puede concebir el libre albedrío del individuo ni sus contradicciones, ni sus caóticos pensamientos.
Lo que más me gustó de la novela es cómo José se sirve de muchas fuentes para crear un sistema de control social perfecto a partir de las drogas, químicas y tecnológicas, a partir del aislamiento de los distintos estratos sociales y por supuesto al control sobre la información y la memoria. En ella encontramos muchas referencias filosóficas, la más evidente es Platón y también varios guiños a obra de la Ciencia Ficción, como La máquina del Tiempo y esa división en castas sociales.
Por supuesto, también destaco la capacidad narrativa de José a la hora de mostrar estos conceptos a través de la acción y los personajes para que el lector no tenga problemas de comprenderlos.
No me extrañaría que, de alguna manera, este mundo distópico tuviera una continuación. Un abrazo!
PD. ¡Qué alegría que hayas recuperado aquel cuento de Navidad a cuatro manos!
Sí, hay cantidad de cosas de las que se podría haber hablado en la reseña. Alguna se me escapó y alguna otra ya me parecía extenderme demasiado. Procuro cortarme porque a veces me parece que tras leerme a nadie le quedan ganas de leer el libro porque ya lo he contado todo. No es así, por supuesto, pero ya hay quien me ha dicho que esa es la sensación. Por ello, procuro hacer entradas más cortas, aunque me cuesta.
EliminarLa novela me ha gustado mucho, aunque me faltan referentes del género como alguno que mencionas. Al no haber leído yo mucha Ciencia Ficción no he pillado esos guiños que mencionas. Sí por supuesto la referencia a la Caverna y a Platón.
Un gran descubrimiento este de pepe como escritor. Y un precioso recuerdo ese relato de los postres navideños.
Un beso.
Hola Rosa, soy muy poco de ciencia - ficción. Con este género, con las distopías, no me siento cómoda. Pero de todos modos, hay que probar cosas nuevas. De hecho, hace apenas unos días he leído un cuento de relatos de ciencia - ficción. Algunos eran realmente buenos. En fin, que gracias por la reseña y estupendo relato. Besos
ResponderEliminarEn todas partes se encuentran libros que nos gustan. Hay géneros que atraen más que otros, pero no hay uno solo en el que no haya encontrado cosas que me han atrapado. Máscaras sin nombre ha sido una de esas lecturas.
EliminarUn beso.
Tampoco soy aficionada al género y probablemente no le haría ni caso de cruzarse en mi camino, pero tus recomendaciones me genera confianza así que sé que no voy a ir a buscarla, pero tampoco voy a mirar hacia otro lado si se pone por delante.
ResponderEliminarBesos.
Pues si te lo encuentras espero que te guste y te resulte tan revelador como a mí. Y muchas gracias por fiarte de mis recomendaciones. Es algo muy grato de escuchar, bueno, de leer.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa! Qué bueno que hayas podido leer el libro, me alegra mucho que te haya gustado aún sin ser de tus gustos de lectura. Además de la inmensa reseña que le dedicas, si me han dado ganas de leérmelo de nuevo, y eso que acabé un poco hasta el moño, je, je.
ResponderEliminarGenial la intro, nunca había pensado en ello, pero mientras leía cómo se plasmaba el mundo tenía en mente esa portada que realizó Esther Espí. Me ha encantado que resaltes la rectitud de normas en todos los aspectos, tanto sociales como estructurales, y sobre todo, la visión que puse de un mundo que dice menos de lo que muestra. Y es que, cuando la escribí, me vi influenciado por la situación del momento; una tan llena de conspiraciones, muchas de ellas respaldadas por la ignorancia de la gente, pero algunas poquitas con cierto fundamento. Ese aspecto, de cosas que pasan a nuestro lado sin ser vistas, fue el germen que dio de sí, pues al principio iba a ser algo menos extenso, pero, de algún modo, los personajes cobraron vida y la terminaron de liar, je, je.
Pues lo dicho, muchas gracias por darle la oportunidad. Como le digo a todo el mundo, una novela es difícil de escribir por lo tremendo y cansado que supone encajar con sentido casi 80 mil palabras (en este caso), pero que alguien quiera leerla es harina de otro costal. Así que lo dicho: muchísimas gracias.
Pd: como dice David (al cual le agradezco sobre manera su comentario), me ha encantado que recordaras ese relato a ocho manos. Habrá que repetir!
Un abrazo!
Me alegro de que te haya gustado la reseña, aunque viendo el comentario de David me doy cuenta de muchas cosas que se han quedado en el tintero (de oro, ja, ja). Unas, por olvido y otras, por no extenderme más de la cuenta.
Eliminarfelicita a tu hermana por esa portada tan evocadora. me gusta mucho.
Es curioso porque cuando era una cría de diez y once años me encantaba ver películas de ciencia ficción en aquel programa de los sábados por la tarde, Sesión de tarde. las veía con mi padre que siempre fue muy aficionado al género. A mí, al cumplir años, me fuero apeteciendo más otras cosas, pero hay que reconocer que las últimas cosas que he leído de este género me han gustado.
Esas normas sociales y estructurales, esa ignorancia de unos acerca de otros, esas sustancias para conseguir lo que se `pretende de cada cual. Todo ello no puede dejar de sonar un poco al mundo en que vivimos. aquí no hay drogas (legales y suministradas por el poder), pero ya se encargan de darnos otras cosas que nos adormezcan. Aquí todos somos conscientes de todos, pero de algunos, los que consideramos por debajo de nosotros, hacemos como que no nos damos cuenta. En fi, lo que digo en la reseña, un mundo que recuerda el nuestro de manera inquietante.
Un beso.
Otra cosa, ja, ja, ja. Que me ha hecho mucha gracia eso de que no encontraras fotos mías, pero es que no me gusta; desde la pubertad que dejé de ser fotográfico 🤣🤣
ResponderEliminarSiempre pongo una foto del autor de los libros que comento y no hubo forma de encontrar una tuya. Mira que yo soy poco fotogénica, pero alguna sí que se encuentra y eso que yo de autora tengo muy poco, ja ,ja.
EliminarHola Rosa.
ResponderEliminarA mí estos libros me agobian. Lo pintan todo tan oscuro y deprimente. Pero reconozco que te hacen reflexionar. Yo creo que sí, que los de arriba saben que los de abajo existen pero a menudo les da igual. Cada uno a lo suyo. Hay mucho de eso. Tampoco soy de ciencia ficción aunque cuando me he atrevido me ha ido muy bien, también porque voy a lo seguro.
Ahora prefiero lecturas más luminosas.
Besos
Sí que hacen reflexionar porque, a pesar de salirse tanto de la realidad a la que estamos acostumbrados, no dejan de ser una metáfora de ella. Vemos las estrategias que adoptamos para olvidarnos de lo que nos rodea (drogas, programas televisivos, pantallas de todo tipo), la indiferencia ante los que los pasan peor que nosotros y los que consideramos inferiores... vamos que tampoco es tan distinto de nuestro mundo.
EliminarUn beso.
Un placer leer una reseña de confianza y sobre una novela de un escritor al que descubrí en El Tintero de Oro. La distopía es casi mi género predilecto en la ficción por las miles de posibilidades que ofrece tanto al autor como al lector. Además, en este caso se abunda en la división de clases que es algo que siempre puede entroncar con nuestro mundo actual. En la película 'El hoyo' podemos ver reflejada una distopía a la española con temática tan interesante como esa división social de la que hablamos.
ResponderEliminarUn beso, Rosa.
Me gustó mucho El hoyo. Esa historia es de las que hacen pensar en como es el mundo en que vivimos. también esta novela lleva a reflexionar sobre cómo somos y cómo nos comportamos con los demás y con el propio ambiente.
EliminarNo soy muy amiga de distopías y fantasías en general, pero hay algunas que se parecen mucho a la realidad.
Un beso.
Al leer el libro me llevé una gran sorpresa. A mí, que el género de ciencia ficción no es muy de mi agrado, pues abundan las historias que, aun siendo fanntásrticas, no me aportan nada nuevo a lo visto y leído hasta ahora, "Máscaras sin nombre" me atrajo desde el primer momento. Últimamente parecen estar de moda las distopías, pero ninguna tan bien constuida y tan compleja a la vez como esta. La leí con gran atención, pues quería meterme en la piel de cada personaje y no quería perderme ningún aspecto relevante de esa sociedad aparentemente perfecta, siendo tan imperfecta. La imaginación de José Espí (Pepe) ha logrado crear algo fuera de lo habitual, pues la gran variedad de personajes, representando distintas clases o niveles sociales, podría llevar a un galimatías y a una lectura complicada, pero, en cambio, ha logrado un encaje estupendo. Solo pensar que pudiéramos llegar a vivir en una sociedad como la que decribe, se me ponen los pelos de punta.
ResponderEliminarY debo añadir que, a pesar de lo complicado que a mí me habría resultado hacer una reseña de esta novela, tú lo has sabido hacer de maravilla.
Un abrazo para Pepe y un beso para tí.
Pues muchas gracias por lo que me toca. En principio, no me parecía fácil hacer reseña de esta novela. Hay tantas cosas, se tocan tantos temas que no sabía bien por dónde empezar. Luego fui hablando de las cosas que más me habían llamado la atención y fue saliendo.
EliminarEs cierto que la novela no resulta para nada complicada a pesar de los distintos personajes, sus distintas características, su distinto encuadre en el mundo que se describe... A pesar de todo ello, se lee muy bien y en ningún momento se siente el lector perdido.
Dices que se te ponen los pelos de punta de pensar que pudiéramos llegar a vivir en una sociedad como la de la novela. A mí se me pusieron cuando vi las similitudes, dentro de un orden, entre esa sociedad y la nuestra.
No cabe duda de que Pepe ha conseguido una muy buena novela que atrapa e interesa.
Un beso.
Hola, Rosa. Tampoco yo soy muy de ciencia ficción pero esta novela la tengo pendiente por lo que había leído ya sobre ella en el Tintero y ahora por tu estupenda reseña, a ver si me pongo con ella. También recordaba el cuento navideño, una maravilla. Un beso y gracias por el recordatorio.
ResponderEliminarOjalá te guste y la disfrutes tanto como yo.
EliminarUn beso.
Es un género que también frecuento muy poco. Sin embargo, creo que es muy dado para hacer crítica social en literatura. Precisamente he leído hace muy poco un libro de relatos en el que varios de los cuentos tienen mucho o cierto componente distópico. De hecho, algunas cosas de las que comentas sobre esta novela me han recordado a uno de esos relatos en concreto. Cuando te he leído que el mundo que presenta esta novela es muy diferente al nuestro he pensado que tal vez ambos mundos no difirieran tanto. Veo que finalmente es así.
ResponderEliminarBesos
Es bastante escalofriante ver un mundo que nos repele y luego ir dándote cuente de que se asemeja bastante al nuestro. La novela es como una metáfora del mundo en que vivimos. Y es en la metáfora donde nos damos cuenta de que este mundo no es la maravilla que muchos creen. A los que les ha tocado ser entes principales piensan que viven en el mejor de los mundos, pero es a base de ignorar la realidad y el hecho de que hay otros entes a los que les ha tocado la cara menos amable del mundo.
EliminarUn beso.
Hola.
ResponderEliminarMe pasa como a ti, no soy mucho de ciencia ficción, y eso que he heredado de mi padre una colección enorme. Pero desde que leí el libro de David voy cogiéndole el gustillo al género.
Muy feliz dñia.
El libro de David es fabuloso. Para mí fue una gran sorpresa. Esperaba un libro de relatos y me encontré con que los relatos formaban una novela de lo más interesante. También pensaba que siendo ciencia ficción no iba a a gustarme tanto y fue todo lo contrario.
EliminarMáscaras sin nombre es también de los que me han sorprendido por como me ha enganchado.
Un beso.
Buenos días, Rosa:
ResponderEliminarYo tampoco soy amiga de la ciencia ficción, no suelo leer este género. Pese a ello, lo que subyace en la novela que nos reseñas parece muy interesante por lo que atañe a nuestra sociedad. No creo que lea el libro, pero me ha gustado conocer el tranajo de un compañero bloguero.
Un abrazo y muchas gracias por tu estupenda reseña!!
Gracias, Undine. El libro es una forma de darnos cuenta de lo deplorable que puede llegar a a ser nuestra sociedad viéndonos reflejados en un sistema que nos repele y nos recuerda a nosotros mismos a la vez.
EliminarSí que es interesante conocer lo que van escribiendo los blogueros que se dedican al tema.
Un beso y gracias por tus palabras.
Gracias por la reseña, parece un libro duro pero interesante. Lo tendré en cuenta. Te mando un beso
ResponderEliminarEnamorada de las letras
Si lo lees espero que te guste.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, he llegado hasta aquí por el agradecimiento de Pepe al comentario que te hizo David.
ResponderEliminarBueno esa novela hay que leerla sí o sí, y la verdad es que me gustaría tenerla en papel, pero mientras me conformo con kindle, donde ya mi hija la tiene en el carrito a la espera de otras compras. Fijate que con los libros prefiero obviar las reseñas, me conformo con la sinopsis, mientras más breves mejor, pero es de reconocer tu laborioso trabajo al dedicarle tiempo a las reseñas de libros, pues a muchos les sirve de ayuda y aliciente para decidirse por la lectura.
El relato navideño no hay forma de olvidarlo, es una pasada fenomenal.
Felices dias Rosa.
Muchas gracias por tus palabras. A mí me gusta ver reseñas de los libros que me interesan o que ya he leído. Saber cómo los ven otras personas, si hay o no coincidencias con mi apreciación...
EliminarCreo que la novela de Pepe te gustará. la verdad es que me atrapó como no pensaba que fuera a hacerlo una novela de ciencia ficción. Es muy interesante y esclarecedora de un mundo que es el nuestro aunque nos espante verlo.
Un beso.