Problemas inmobiliarios
Por los pelos llego a la segunda convocatoria para los microrretos de El tintero de oro, en la que se nos reta a escribir un micro reto que constituya una leyenda urbana.
Tal y como explica David en la citada entrada, «Se trata de escribir una leyenda urbana en un máximo de 250 palabras de acuerdo con las características de este tipo de historias que hemos apuntado en la entrada. La leyenda que aportéis podrá ser totalmente inédita, pero en esta ocasión también es válido versionar alguna de las cientos de miles de leyendas urbanas que circulan por ahí y así formar un estupendo recopilatorio de estas apasionantes historias».
Sin más rollo, dejo mi relato aquí debajo.
Han pasado ya dos años y no hay forma de vender el piso que me tocó en herencia y en el que vivió mi madre hasta su muerte. Y eso que está en un sitio céntrico, está recién reformado y el precio es muy asequible. La gente viene a verlo y se muestra animada, van comentando la luz, las vistas, el entorno... Luego, de pronto, tras mostrarles lo que yo creo que es lo mejor del piso, la habitación de los tres balcones, parece que les entra la prisa por marchar, se muestran ansiosos y dicen que lo pensarán o lo hablarán con su pareja y me llamarán, pero nadie vuelve a llamar.
Me extrañó que me dejara nada. Nunca se mostró cariñosa conmigo, su hijo mayor, y ante su desapego, abandoné la casa familiar en cuanto me fue posible y jamás volví a ocuparme de mi madre.
El mantenimiento del piso sale muy caro y si no consigo venderlo va a ser un problema del que no sé cómo voy a salir. Más que una herencia parece una venganza.
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Mira que era bonito el piso, y tirado de precio. Todo iba de maravilla hasta que llegamos a aquella luminosa habitación. Entonces apareció aquella viejecita que hacía punto en el sillón y que me dijo "¿usted no me echará de mi casa verdad?». El dueño no dio muestras de advertirlo. Vaya cara, podía avisar de que vende el piso con inquilina. Así era tan barato.
246 palabras.
¡Hola, Rosa! Ostras, casi se me pasa. ¡Acuérdate de poner el enlace en los comentarios! Un micro buenísimo que encaja perfectamente en los requisitos de una leyenda urbana. Esta podría ser la de la anciana que venía con el piso como explicación a que una ganga inmobiliaria no logre encontrar comprador. Pero es que, además, la única frase de la pobre anciana fantasma ya nos sugiere una tercera historia incluida en solo 246, quizá la más terrible de todas. Un fantástico 3 en 1 creativo. Un abrazo!!
ResponderEliminarA la que casi se me pasa es a mí. la triste muerte de Almudena Grandes ha alterado un poco mi programación de publicaciones y he tenido que retrasar esta un día.
EliminarVeo que el micro permite muchas interpretaciones. Me encanta que así sea. A veces las ancianitas son capaces de engañar mucho. Aunque sean fantasmales.
¿Hasta cuándo hay plazo para Canción de Navidad? Ya lo empecé y me está gustando muchísimo. Gracias.
Un beso.
Hola Rosa, qué bien nos cuentas esta historia convertida ya en leyenda, pues son muchos los que han pasado por semejante traba para vender casas donde alguien ha muerto de mala manera o con una pesada carga familiar emocional.
ResponderEliminarMuy bueno eso de que más que una herencia parece una venganza, y el detalle de mostrarnos la causa, con esa viejecita adorable diciendo tan tiernas palabras, ja, ja.
Buen aporte al reto Rosa. Un abrazo.
La viejecita es «adorable» del todo. Hasta después de muerta dando la lata, ja, ja. Me alegro de que te haya gustado. Los fantasmas dan mucho juego para leyendas urbanas.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. Casi no llegas pero aquí estás. Je, je, je.
ResponderEliminarMuy buena tu aportación, con esa viejecita empeñada en no abandonar su piso... a pesar de estar muerta.
Muy bien escrito, como siempre.
Un abrazo enorme.
Llegué por los pelos.
EliminarEs que la viejecita no se resigna a dejar que su hijo disfrute de la herencia. Ya me gustaría saber qué fue lo que le hizo tener semejante inquina por él. Algo tenebroso se oculta en el pasado familiar.
Muchas gracias, Bruno.
Un beso.
Buenos días, Rosa. Me alegra de que tuvieras tiempo de participar.
ResponderEliminarMe ha parecido una historia "iceberf" bien contada. Lo que asoma es la aparición de la madre muerta, pero bajo la superficie subyace el conflicto familiar y la mala relación de madre-hija.
Un abrazo, Rosa.
La verdad es que ya la tenía escrita hace unos días, pero la entrada de homenaje a Almudena Grandes por su fallecimiento se metió en medio, desgraciadamente, y tuve que retrasar esta publicación.
EliminarSí que hay cosas bajo la superficie en este micro, pero creo que se adivinan fácilmente.
Un beso.
Estupenda tu leyenda, Rosa. Una historia de fantasmas que, como dice Isabel, esconde algo mucho más profundo. Me ha encantado. Está muy bien contada. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Marta. Hay seres que llevan su odio y su venganza hasta más allá de la muerte.
EliminarUn beso.
Hay muchas leyendas urbanas de quienes aseguran haber notado la presencia de un difunto, que se les manifiesta de vez en cuando, sobre todo al mudarse a una vivienda donde aquel pasó sus últimos días. Voces, el piano que toca solo, luces que se encienden y apagan solas, el chirriar de una puerta, incluso la silueta del fastasma, pero en este caso la cosa ya adquiere tintes de verosimilitud. Cualquiera se queda con un piso aparentemente habitado por una anciana que no quiere marcharse, je,je.
ResponderEliminarMuy buen microrelato.
Un beso.
A esta vivienda dudo mucho que nadie se mude. El fantasma ya se encarga de impedirlo. Ha llevado su ánimo de incordiar hasta el punto de dotarse de materialidad, al menos aparente.
EliminarUn beso.
Hola Rosa muy buen relato, la verdad es que tiene su puntillo
ResponderEliminarMe a gustado mucho, yo pensé que se trataba de la vecina, pero veo
que era la difunta madre de la vendedora, menudo susto se llevó el comprador.
Te deseo una feliz semana, saludos de flor.
Gracias por tus palabras. Es un fantasma con muy mala leche y malas intenciones.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. Pues oye si no está mal situado y es luminoso por ese precio me puede venir la mar de bien. Por el día pongo la música a tope y por la noche con los auriculares ni me entero de que la vieja está en casa. Y los días que yo tenga ganas de palique me voy a la sala y le digo que me cuente sus batallitas. Ni los vivos ni los fantasmas has de vagar solos cuando entre ellos se pueden acompañar. Saludos 🖐🏼
ResponderEliminarPues le harás un favor al infortunado heredero porque en breve la herencia le va a resultar ruinosa. Total, ya sabiendo que es un fantasma, con no hacerle mucho caso... Seguro que se termina yendo por aburrimiento. Y si no, pues eso, siempre te puede hacer compañía.
EliminarUn beso.
Sinceramente, creo que el propietario debería subirle el precio al piso porque la ancianita como guardiana para que no entren ocupas es un plus muy cotizado.
ResponderEliminarBesos
Pues sí, podía enfocarlo por ahí y de paso le daba en las narices a la madre.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa, qué retorcido ese final, ja, ja. Ya podría ir a visitar a los del IBI para que le rebajaran la cuota a la niña en vez de espantarle a los compradores. Muy bueno y divertido, y ese final me ha pillado de sorpresa, me encantó la imagen de la viejecita.
ResponderEliminarUn abrazo!
Eso haría una buena madre, pero esta, no entiendo por qué, solo quiere fastidiar al hijo y, por lo que éste nos cuenta, desde mucho antes de morir. Y se ve que de muerta tampoco deja de hacerle la puñeta.
EliminarUn beso.
Puestos a dar cariño nada como la familia, pero si es a envenenarse la vida algunas familias lo bordan.
ResponderEliminarUn micro muy original y bien contado.
Un saludo.
En las familias se dan las mayores muestras de amor, pero también de rencor, envidias y egoísmo. Muchas veces, en las mismas familias. Si hay un tema literario que me fascina son las relaciones familiares. Y aquí, parece ser que ha habido una relación tan intensa que traspasa hasta las fronteras de la muerte.
EliminarUn beso.
La abuelita sabía de sobra que la venganza se sirve siempre en plato frío. Muy buen relato de fantasmas, Rosa. Me ha gustado mucho tu leyenda urbana. Un abrazo.
ResponderEliminarY tan frío, ella debe de estar ya congelada, ja ja. Muchas gracias, Carles. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn beso.
Yo todavía estoy pensando por qué el hijo no la ve. Es una pena que tenga que ser tan corto porque molaba mucho.
ResponderEliminarEnhorabuena, Rosa.
Es que a los fantasmas solo los ve quien ellos quieren y este fantasma mío a su hijo solo quiere fastidiarle.
EliminarLo bueno de que sea corto es que no hay lugar para irse por las ramas y solo se puede ir al grano.
Un beso.
Hola Rosa, estupendo relato. Hay parientes de los que ni siquiera la muerte nos libra, y ¡menuda cara la de la madre!., aunque parece que las relaciones madre/ hijo no eran precisamente ideales. Besos.
ResponderEliminarMalas relaciones desde el principio. De ahí la venganza de la madre. Aunque no sé de qué tiene que vengarse ni quién es más culpable, di la madre o el hijo.
EliminarUn beso.
Muy bueno el microrelato, me he encantado.
ResponderEliminarBesos
Muchas ganas. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn beso.
¡Qué bueno! Y qué mala leche la de la vieja. Es cierto que la herencia era una venganza y de las chungas. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn besote.
Sí, menuda mala baba la de la mamá de marras. Lo tenía todo planeado para transformar la herencia en venganza.
EliminarAsí le extrañaba al hijo que le hubiera dejado nada.
Un beso.
Hola Rosa. Hay que mirar bien lo que se compra, no sea que como en esta ocasión venga con regalo incluido. Aunque bien mirado, la anciana parece inofensiva y en una noche de aburrimiento se podría mantener una animada charla con ella. Buena leyenda urbana. Un abrazo.
ResponderEliminarLa anciana puede parecer inofensiva, pero tiene su peligro. No sé lo que haría si finalmente alguien compra la casa y ve sus planes echados a perder. Me temo que montaría en cólera y no sería muy agradable vivir con ella. Un poco bicho la veo.
EliminarUn beso.
¡Más vale tarde que nunca! Si yo te contara la cantidad de veces que subí un cuento un minuto antes de las doce... el caso es llegar, sea le día que sea o la hora que sea.
ResponderEliminarEn cuanto al micro, eso se llama casa con bicho, solo que este bicho te va a durar para siempre... menudo regalito envenenado, eh... Me ha gustado mucho.
Un beso.
Sí
EliminarA veces venden las casas con un inquilino anciano y el comprador espera que no dure demasiado. Lo malo es que esta anciana está garantizada a perpetuidad.
Muchas gracias por tus palabras.
Un beso.