"¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?" Lorrie Moore

«La semana en que la contrataron como Cenicienta, Sils hizo una pintura de esto, de lo que habíamos hecho con las ranas durante esos años. Pintó el cuadro con azules y verdes profundos. En el fondo, detrás de algunos árboles, había dos niñitas vestidas de santas o enfermeras o niños o princesas… ¿qué eran? Cenicientas. Cuchicheaban. Y en primer plano, cerca de las piedras y los nenúfares, había dos ranas heridas, una enyesada, la otra con una venda atada alrededor del ojo: parecían ranas que habían sido besadas y besadas con violencia, pero se habían quedado ranas. Lo enmarcó, lo colgó en su cuarto y lo tituló ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?»

Sí, ¿quién se hará cargo del hospital de ranas? Hay que ser inocente, no haber perdido la ingenuidad de la niñez para tener un hospital de ranas. Sils y Berie lo tenían de niñas. En él curaban a las ranas que, como ellas, habían tenido la desgracia de ver su vida mezclada con la vida de los varones. Berie nos cuenta lo mucho que le molestó la irrupción de los varones en su vida, con su ruido, su capacidad para absorberlo todo, volar sobre todo, romper la tranquilidad femenina de todo. Y lo peor de todo (¿o tal vez eso no fue lo peor?), con sus rifles de aire comprimido con los que disparaban a las ranas. Y como no siempre las mataban, Sils y Berie las buscaban y trataban de curarlas. «[...] les hurgábamos la piel para extraer los balines y las vendábamos con gasa mientras sangraban y se retorcían. Pocas de ellas sobrevivían. Generalmente las encontrábamos muertas en el barro acuoso, la gasa suelta alrededor, trágicamente, como un estandarte caído en la guerra». Sí, hay que tener la mirada limpia de la inocencia para tratar de curar a las ranas. 

¿Quién se hará cargo del hospital de ranas? trata sobre la pérdida de la inocencia, sobre la pérdida de la infancia. La historia está contada desde un presente (¿o desde un futuro?) representado por el matrimonio, poco feliz por lo que se vislumbra, de Berie con Daniel. Están en París donde Daniel, investigador médico, asiste a conferencias del Institut de Génétique. Está muy interesado en el gen Tay-Sachs que ambos portan y que les ha hecho decidir no tener hijos. Los genes portados por ambos (abunda en judíos de ascendencia asquenazí, Daniel, y en franco canadienses, Berie) podrían juntarse en el hijo y hacerle padecer la enfermedad. 

Su matrimonio está caduco y saturado de vacío, monotonía y rechazo. Las dificultades para adoptar no ayudan y ahora están en París. «En París comemos sesos todas las noches. A mi marido le gusta esa mousse etérea y con olor a pescado. Son como frutos de mar, piensa, encerrados y apretados en el cráneo, como criaturas con caparazón que saltaron para liberarse de las oscuras cuevas del océano, y fueron asesinadas por la luz; se volvieron húmedas y pegajosas de tanto refugiarse para proteger su vulnerabilidad, de tantas noches de ensoñaciones. Yo, por mi parte, estoy comiendo para recordar. [...] Estoy esperando algo proustiano, toda esa infancia olvidada».  Y así, con ese algo proustiano que los sesos imprimen a su memoria, nos lleva al pasado, a su niñez y a su amistad con Sils.

Nos lleva a su familia, en la que Berie se siente un tanto abandonada. En su casa de Horsehearts siempre hay gente extraña que va y viene, estudiantes que pasan temporadas allí. Incluso hay una hermana adoptiva, LaRoue, y antes hubo otra que se fue. El padre no repara mucho en los hijos, que deben decidir sus propias reglas, fabricarse a sí mismos ante la realidad de unos padres ausentes a pesar de su presencia constante. Su hermano Claude desapareció de su vida como mejor amigo y compinche de litera cuando los separaron y los mandaron a diferentes habitaciones.  «Por eso busqué a Sils temprano, a los nueve años, la descubrí allí, en mi aula, alfabetizándose a mi lado, y me até a ella»

El pasado que Berie rememora es, sobre todo, su historia con Sils el verano en que ambas tenían quince años. Trabajaban en un parque de atracciones en el que Sils era Cenicienta y Berie, una de las cajeras de la entrada. Ese verano de chicos, bares, copas y demás fue también el verano en el que se perdió la infancia. Fue el verano en el que ya Sils se preguntaba mediante un dibujo, quién iba a ocuparse de las ranas, tal vez en una premonición de lo que se les venía encima. Fue el verano en el que la realidad las abofeteó con sus crudos preceptos, cuando  el pueblo empezó a quedarles pequeño, cuando la necesidad de escapar empezó a prefigurar ese viaje de Berie de Horsehearts a París, de la amistad al matrimonio, de una charca a otra. De la adolescencia a la edad adulta sin inocencia, con muchas menos esperanzas, sin Sils, sin ranas, sin hospitales imaginarios, con hospitales de verdad en los que recuperarse de la dura realidad. 

«¿Estábamos simplemente esperando para dejar Horsehearts, nuestros amigos, nuestros enemigos, nuestra sofocante vida familiar? Con frecuencia pienso que en el centro de mí misma hay una voz que finalmente logró dividirse, una casa en mi corazón tan invadida por otra gente y sus maneras de hablar, por amigos a los que creí que era leal, por personas cuyas vidas solo puedo adivinar ahora, que me da la impresión de que soy solo una recopilación de ellos, que todos existieron por sí mismos, pero me formaron sin querer, y desaparecieron. ¿O acaso la expectativa era que yo me creara de la nada, que saliera de la nada y sola?»

Todos llegamos solos, nos creamos solos a nosotros mismos. Las amistades, los familiares, eso que llamamos los demás, es algo anecdótico, circunstancial. Hoy están llenando nuestra vida (una casa en nuestro corazón invadida por gente) y de pronto salen, son sustituidos por otras gentes, otros demases; o no son sustituidos y nos dejan solos, más despojados cada vez, más sabios, pero más tristes. Berie ha llegado a la edad adulta desposeída de todos los que la acompañaron aquel verano de sus quince años. Ellos ya no están y ella ya no es la que era. Ya no cree en las ranas encantadas. Si encontrara una rana/príncipe que le pidiera que la besara, jamás lo haría. Prefiere una rana que habla a un príncipe. Ya tiene el suyo propio y le ha salido rana.

Berie vive su edad adulta recordando a Sils y su infancia, volviendo al pasado mediante la estrategia proustiana de comer sesos (yo prefiero las magdalenas o las baldosas flojas, odio los sesos) y se encuentra que su pasado es Sils. «Estaba invadida por Sils, que ahora vive en mi infancia desaparecida, un lugar al que vuelvo de noche, en un sueño profundo, donde está ella, parada con sus brazos largos haciendo equilibrio en las piedras del arroyo del pantano, en las piedras del cementerio, en las piedras del camino de ripio de vuelta a casa»

Lorrie Moore

Hace unos meses leí Al pie de la escalera y quedé prendada de esta escritora. Allí anunciaba que mi siguiente lectura de Lorrie Moore sería ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas? Desde que leí el anterior, sabía que tenía que indagar más en esta autora porque su forma de escribir y los temas que trata se me hacen irresistibles. Las reseñas de Marcelo en Libros en Estéreo y de Norah en En el rincón de una cantina, han sido determinantes para que este libro haya pasado por delante de otros muchos. No me arrepiento. Es una historia de amistad, de la pérdida general que se abalanza sobre nosotros cuando perdemos la infancia y la adolescencia y entramos en el prosaico mundo adulto en el que las esperanzas empiezan a perder la carrera contra los recuerdos. Y es una historia sobre la soledad, la que inevitablemente llevamos a cuestas desde que nacemos y la soledad aparente, la que surge cuando perdemos la aparente compañía de los demás. Aunque hay veces en que las apariencias se parecen mucho a la realidad.

Título del libro: ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?
Autora: Lorrie Moore
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Who Will Run the Frog Hospital?
Traducción: Inés Garland
Editorial: Eterna Cadencia
Año de publicación: 2019
Año de publicación original: 1994
Nº de páginas: 176

Comentarios

  1. Hola.
    Yo también odio los sesos. Mimadre hacía unos fritos riquísimos qu eme encantaban hasta que supe que eran sesos, desde ese día fui incapaz de volver a comerlos.
    Me has enganchado y dejado con ganas, si tengo la opción de comprar le libro voy a hacer como tú y va a subir los peldaños de cuatro en cuatro hasta ponerse primero en la lista.
    Me parece una historia original y el tema irresistible, tanto la parte en la qu ese pierde en los recuerdos de infancia como ese matrimonio triste en París.
    Muchas gracias por la reseña y feliz finde.

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    1. A mi hermana le gustan mucho y mi madre los hacía como en buñuelos. Los llamaba sesos huecos. A mí, que las masas de buñuelo y demás me encantan, cada vez que los hacía me tentaban mucho y siempre los probaba con la ilusión de que me gustaran, pero en cuanto probaba esa cosa blandita me daban arcadas.
      La historia del libro es muy buena y ese recurso proustiano para ir hacia atrás me encantó, aunque fuera con sesos.
      Un beso.

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  2. Buen día, Rosa.

    Ese momento, instante o incluso ese periodo algo más dilatado en la que se pierde la inocencia parece clave en la formación y desarrollo de las personas. El título de la novela cumple con la función de llamar la atención y desde luego hace que la novela no pase desapercibida.

    Un beso y feliz fin de semana.

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    1. Pues fíjate que a mí el título en principio no me atraería mucho. Si no hubiera sido por las reseñas tan entusiastas que leí y lo que me gustó Al pie de la escalera seguramente nunca me habría acercado a este libro.
      Imagino que le pérdida de la inocencia no se da en un solo verano, pero en ese verano a Berie le pasan muchas cosas que terminan con su mundo tal como lo conocía. Imagino también que todo depende de los acontecimientos que te toque vivir en un momento dado.
      Un beso.

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  3. El título, sin duda, llama la atención por si solo. Más allá de eso, la novela tiene una pinta estupenda con esa revisitación del pasado desde la edad adulta, desde ese estado en el que, como dices en tu reseña, somos más sabios pero también en ocasiones más tristes. Me atrae también ese ínterin entre la infancia y la edad adulta. Para mí es paso de una etapa a otra está marcado precisamente por la pérdida de la inocencia o por la primera decepción verdadera, pudiendo ocurrir incluso que la segunda sea la responsable de la primera. Tengo ya a la autora debidamente apuntada. Aunque en principio tengo pensado leer primero Al pie de la escalera.
    Besos

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    1. La pérdida de la inocencia en este caso viene dada por una serie de hechos que suceden ese verano y que cambian para siempre a Berie, aunque probablemente, todo empezó algo antes y terminó después. pero ese verano fue crucial en todo caso.
      No sé cuál de las dos novelas de Lorrie Moore me ha gustado más. En principio creo que fue Al pie de la escalera porque el tema del racismo y la hipocresía me atrae más, pero si lo pienso bien...
      Un beso.

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  4. Rosa, si veo este libro en librería ni me acerco. No me resulta atractivo a primeras. Sin embargo, la pérdida de la inocencia es un tema taaaaaaaaaan delicado, profundo y bonito. Por ahí sí me parece un libro que llama mi atención. No lo conocía. Así que, agradezco que nos hayas hablado de él. Por cierto, que yo debo tener (o haber tenido) ese gen del que se habla. Ah, y León, ¡chapó! Ya conocía la ciudad pero volver a visitarla ha sido maravilloso. Hemos seguido tus indicaciones y hemos disfrutado de lugares muy bonitos. BEsos

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    1. Ja, ja. Probablemente, por el título y la portada, yo tampoco sería un libro que me comprara. Por eso viene bien leer opiniones de las que te fíes. No me hubiera gustado perderme este libro por nada y de no haber leído las reseñas de Marcelo y Norah, habría pasado de él.
      Me alegro de que hayas disfrutado en león. es una ciudad que para dos o tres días está genial.
      Un beso.

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  5. Sí que parece una historia irresistible y ese momento de pérdida de la inocencia o de la infancia es un tema tremendamente literario. Me ha encantado todo lo que cuentas sobre esta novela, Rosa. Ya la he apuntado y quizá también la cuele en la lista 😉 Besos.

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    1. Pues me encantará saber tu opinión sobre el libro que espero que te guste tanto como a mí. Sí, le pérdida de la inocencia es un tema muy literario y aquí está tratado con gran acierto y belleza.
      Un beso.

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  6. Esta también me la apunto (cada vez que paso por aquí a leerte acabo engrosando mi lista de pendientes). Me resulta atrayente esa ingenuidad o inocencia y esa reflexión sobre ciertos tipos de soledad.
    Un besote.

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    1. La reflexión sobre la soledad es mía. Tengo la idea de que todos vivimos solos, por más acompañados que estemos. De ahí que hable de soledad aparente (cuando no tenemos a nadie a nuestro alrededor) y soledad real (esa a la que estamos sometidos siempre).
      Ojalá te guste la novela.
      Un beso.

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  7. Qué recuerdos me han traído esos sesos, de pequeña los comía en tortilla ! Ahora lo pienso y se me revuelve todo. Me gusta el tema que trata, la pérdida de la inocencia, a pesar de ser tan recurrente en literatura, siempre me atrae. Me he pasado también por la reseña de Al pie de la escalera que no me sonaba de nada (veo que se publicó en pleno verano y yo estuve desaparecida hasta septiembre) y lo cierto es que me atrae aún más así que irremediablemente me llevo las dos. Mi lista de pendientes tiembla cada vez que paso por aquí...
    Besos.

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    1. Veo que los sesos también tienen reminiscencias proustianas para ti.
      La forma de tratar los temas que tiene esta autora es siempre original y, aunque sean temas recurrentes, como dices, siempre da la sensación de estar leyendo algo novedoso. Al pie de la escalera trata el racismo y la hipocresía, pero también de forma novedosa. Yo ya tengo algún libro más de la autora apuntado porque me gusta mucho.
      Un beso.

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  8. ¡Hola, Rosa! La verdad es que el título me encanta, el argumento quizá no tanto y sería de esos que de entrada dejaría en la estantería ya que últimamente me decanto por otro tipo de historias menos emocionales y de personajes y más de trama o argumento. De esas novelas que solo descubres que te engancha cuando comienzas a leerla, al menos en mi caso. Eso sí, leyendo tu reseña me la apunto porque de tanto en tanto me gusta salirme de lo habitual. Un abrazo!

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    1. Pues con esta autora te sales de lo habitual doblemente; por salirte de tus temas y géneros y por la forma tan poco convencional que tiene la autora de tratar los temas.
      El título no es de los que más me atraen a mí, aunque después de leer la novela, le va de maravilla. Ojalá te animes y lo disfrutes.
      Un beso.

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  9. También me llamó la atención este libro cuando lo vi en el blog de Norah y después de leer tu reseña está claro que hay que hacerle un hueco. Me parece una historia bonita y original y el título me encanta (varía un poco del libro que tiene Norah y la verdad es que me gusta mucho más el nuevo).

    Besos!

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    1. Sí, es de los que merecen la pena. Yo tengo esta edición en Kindle que es argentina y la verdad es que hay algunos giros que me han resultado totalmente extraños. Si consigues la edición de Norah de Salamandra puede estar bien. Esta es más bonita es cierto y en papel estará muy bien.
      Un beso.

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  10. No me sonaba absolutamente de nada. Y me dejas con ganas de disfrutar de esta historia. Es el tipo de lecturas que suele gustarme.
    Besotes!!!

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    1. Pues seguramente la disfrutarás. Es una historia diferente y con muchos detalles que la hacen muy apetecible. me alegro de habértela descubierto.
      Un beso.

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  11. Qué reseña tan preciosa, me ha encantado cómo escribes lo que te ha trasmitido esta lectura y lo que podemos encontrar los lectores. No he leído nada de esta autora, pero creo que empezaré por "¿Quién se hará cargo del hospital de las ranas?" por todo lo que nos cuentas y por descubrir su prosa. El título es fabuloso y la evocación de los recuerdos de la infancia que le dan pie invita a leer esta novela. Besos.

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    1. Espero que te guste. A veces me entusiasmo y creo expectativas altas, pero es lo que me transmiten los libros y así lo quiero manifestar.
      Pero creo que esta novela atrapa y la autora es muy original en el tratamiento de los temas. Tanto en este libro como en Al pie de la escalera.
      Un beso.

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  12. No conocía el libro y m parece un libro top para regalar esta Navidad a mi sobri ❤️

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    1. No sé qué años tendrá tu sobri, pero no es un libro para niños, aunque pueda recordar los cuentos de ranas y príncipes. Si es adolescente, espero que lo disfrute.
      Un beso.

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  13. ¡Hola, Rosa! Pero qué historia para más interesante, además el titulo me encanta...Me lo llevo apuntado . Que tengas una linda semana. ¡Un besote!

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    1. Genial que te animes con el libro. Ojalá te guste. Creo que es de los que merecen la pena.
      Un beso.

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  14. Hola Rosa. Menudo pedazo de reseña que le has sacado a esta maravillosa novela. Todo el que pase por aquí querrá leerla. Yo tengo que leer el de la escalera, y también hay por ahí un libro de relatos de la autora que me está haciendo ojitos.
    Muchas gracias por la mención.
    Besos

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    1. Muchas gracias Norah. Me alegro de que te haya gustado la reseña.
      La mención era obligada. Tras la reseña de Marcelo, que me puso sobre la pista, la tuya me recordó el libro y me hizo pasarme por la tienda de Kindle.
      Tengo en lista algunos libros de Lorrie Moore, y te recomiendo Al pie de la escalera.
      Un beso.

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  15. Hola Rosa, en principio la historia no me llamaba nada pero tras leer tu reseña estoy convencida que me gustará. El tema de la pérdida de la inocencia y de la nostalgia de la infancia si esta bien tratado, como parece ser el caso, me resulta muy interesante. Me lo llevo apuntado. Besos.

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    1. A mí el título y la portada, en principio, tampoco me hubieran atraído, pero tras leer la novela los veo muy adecuados y me parecen preciosos.
      La autora trata los temas con originalidad.
      Un beso.

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  16. ¡Que chulo todo lo que cuentas, Rosa, que bonito el argumento de esta novela! yo a veces también lo hago, lo de colar algún libro que me entra de repente por los ojos y como tú, no suelo arrepentirme. Lo de curar ranas heridas, me parece una maravilla, ahí es donde se ve la verdadera inocencia de la infancia, que notados los niños tienen (a otros les da por matar bichos, animales de todos tipos). Mi hermano y yo de pequeños recogíamos ranas y renacuajos del lavadero y los teníamos unos días en un cubo con agua, jugábamos a amaestrarlos y después los soltábamos, no les hacíamos daño ni se nos morían.
    A esta autora la tengo muy pendiente, muy en la cabeza
    Me ha encantado tu reseña
    Besos

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    1. Yo también he tenido renacuajos que he devuelto al río una vez convertidos en ranas. También mi hijo tuvo. Hoy ya casi ni hay ranas con lo que es mejor dejarse de experimentos. hay algo sumamente misterioso en ver esa transformación que se produce de larva a adulto, de pez a anfibio. Siempre me pareció fascinante. Ya la transformación de rana en príncipe es algo cuya emoción no puedo imaginar. Por desgracia se ve más la transformación de príncipe en rana.
      Ya en serio, es una novela que merece ser colada por delante de otras muchas y que te recomiendo.
      Un beso.

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  17. Pues me lo llevo. Igual cae algún día. Un abrazo

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    1. Pues no creo que te arrepientas porque es una gran novela.
      Un beso.

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  18. Hola Rosa!! Tiene muy buena pinta este libro, por lo que nos cuentas creo que podría estar muy bien. Tomo buena nota de tus impresiones lectoras. ¡Genial reseña y gracias por tu recomendación! Besos!!

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    1. Es una novela distinta y de una autora que creo que merece la pena. Espero que si te animas, te guste.
      Un beso.

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  19. Antes que nada, te debía mi agradecimiento por la mención del espacio. Además, veo que has hecho maravillas con tus líneas, que sobrepasan con creces las mías, mucho más escuetas y concisas.
    Por último, saldré de estos comentarios que te allego en este día con una sonrisa gigante, puesto que has disfrutado de las mismas lecturas que ambos tuvimos el azar de encarar. Valga mi humilde aporte a tus lecturas, como descuento de todos aquellos que os debo.
    Un beso.

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