"La vida de las mujeres" Alice Munro

Empiezo La vida de las mujeres pensando que es un libro de relatos. Cuando voy avanzando ya no tengo tan claro qué es este libro. Son relatos, pero todos ellos tratan de la vida de una niña, que de un relato a otro va creciendo, va dejando de ser niña y se va convirtiendo en una adolescente y luego en una joven con los problemas típicos. Cada relato es un episodio de la vida de Del Jordan, una chica canadiense que vive con sus padres y su hermano pequeño en una granja próxima al pueblo. La granja se encuentra al final de Flats Road, a las afueras de Jubilee, una ciudad del condado de Wawanash, en Ontario, Canadá. 

«Nuestra casa se encontraba al final de Flats Road, que se extendía hacia el oeste a partir de Buckles’ Store, la tienda de comestibles, en las afueras de la ciudad [...] Flats Road no formaba parte de la ciudad, pero tampoco estaba en el campo. El recodo del río y el pantano de Grenoch la aislaban del resto de la ciudad, a la que pertenecía solo de nombre. No había granjas propiamente dichas. Estaban las casas de tío Benny y la de los Potter». El primer relato (o el primer capítulo) se titula Flats Road y en él nos encontramos al principio de la década de los cuarenta. La guerra acaba de empezar. Y encontramos a Del, una niña de pocos años, cuyo mundo se circunscribe a su casa y sus vecinos. Su eterno compañero de juegos es su hermano Owen, algo menor que ella. En esta historia se nos habla sobre todo de Ben, el vecino que trabaja para el padre de los niños y que un buen día decide casarse. Este es el relato más alejado de la propia vida de Del, que irá ganando protagonismo en el resto. En este, tan solo es la narradora de vivencias ajenas.

También en esa primera parte nos describe a otras personas que forman parte de su entorno vital. Nos habla de  los hijos de los Potter que, junto a Mitch Plim, eran los contrabandistas del lugar y nos habla de los inevitables tontos de cada lugar (no me saquen de contexto por favor, estamos a principios de los cuarenta y nadie había oído hablar de lo políticamente correcto; ni de lo incorrecto por cierto). «En Flats Road había también dos idiotas. Uno era Frankie Hall; [...] Era grueso, y tan pálido que parecía tallado en jabón Ivory. Se sentaba al sol junto al sucio escaparate donde dormían unos gatos. La otra era Irene Pollox, y no era tan amable ni tan idiota como Frank».

La descripción del lugar y sus gentes y las peripecias de la boda de Ben forman este primer capítulo que nos deja ya con ganas de seguir conociendo la vida de Jubilee y de sus habitantes.

A medida que avanzan los capítulos, Del va cobrando protagonismo pues también va creciendo. En Herederos del cuerpo vivo, no obstante, siguen siendo otros los personajes principales, en ese caso, la familia de su padre, sus tíos abuelos: el tío Craig, las tías Moira, Grace y Elspeth, todos ellos hermanos de su abuelo paterno, todos ellos en la fotografía del salón de la casa donde aún vivían, solterones, Craig, Elspeth y Grace. El único hermano que no sobrevivió fue el abuelo paterno de Del que murió de gripe en 1918. En esta parte Del se enfrentará a la muerte, pero también sentirá que se enfrenta a la traición. «Siempre que la gente te dice que tendrás que afrontar algo algún día y te empuja con toda naturalidad hacia el dolor, la obscenidad o la revelación indeseada que te acecha, en sus voces hay una nota de traición, un frío y mal disimulado júbilo, algo ávido de tu dolor. Sí, en los padres también; en los padres sobre todo». 

En el resto de los seis relatos/capítulos que quedan, Del se va haciendo la protagonista absoluta y en ellos irá cambiando su vida. En La princesa Ida Su madre, una mujer especial y adelantada a su época aprenderá a conducir y se dedicará a vender enciclopedias para escándalo de las tías Grace y Elspeth. Y Del, cuya memoria era prodigiosa, la acompañará como ejemplo viviente de lo que un niño puede aprender leyendo en aquellos volúmenes acerca de todo.

«Flats Road era el último lugar donde quería vivir mi madre. En cuanto sus pies pisaban la acera de la ciudad, erguía la cabeza, agradeciendo la sombra después del sol de justicia de Flats Road, y una sensación de alivio, un nuevo aire de dignidad emanaban de ella». Es por ello por lo que en se trasladará a vivir al centro de la ciudad dejando al padre en la granja al final de Flats Road y llevándose a los niños con el pretexto de estar más cerca de las clases. En Jubilee vivían de septiembre a junio volviendo en verano a la granja.  «Mi padre venía a cenar y se quedaba a dormir, hasta que llegaba la nieve; entonces solo venía, si podía, el sábado por la noche y parte del domingo». Aunque cada vez más los miembros de la familia acabaron encontrando su sitio y manteniéndose fieles a él.

En La edad de la fe entramos en la adolescencia, llegan las amigas y aparece Naomi, llegan las dudas religiosas, los primeros escarceos de Del con la rebeldía y la necesidad de investigar en las distintas iglesias de la ciudad. De nuevo, como ya me pasó en Vida de Charlotte Brontë, aunque no lo mencionase en la reseña, me llama la atención la idea que tienen de los católicos los miembros de esas iglesias cristianas que englobamos dentro del protestantismo. «La iglesia católica era la más extremista. Blanca y de madera, con una sencilla cruz misionera, se erguía sobre una colina en el extremo septentrional de la ciudad y ofrecía a los católicos servicios tan extraños y misteriosos como los hindúes, con sus ídolos, sus confesiones y los tiznones negros del Miércoles de Ceniza».

No voy a detenerme en cada uno de los relatos que quedan, pero en ellos la vida de Del va avanzando. Se convierte en gran amante de la lectura y es la primera de la clase; empieza a tratar con los chicos; empieza el interés por el sexo y es sometida a una educación sexual un tanto caótica por parte de la madre de Noemí, o más bien, por parte de Noemí citando a su madre «Mi madre dice que es culpa de la chica [...] La chica es la responsable porque nuestros órganos sexuales están dentro y los suyos fuera, y nosotras podemos controlar nuestro deseo mejor que ellos. Un chico no puede refrenarse». La primera curiosidad sexual la llevará a jugar a ser una Lolita avant la letre y no tendrá mayores consecuencias, pero  la primera experiencia real la conducirá a la desilusión y a la frustración de muchos de sus planes. 

La veremos al final escribiendo y es que tantos libros como había leído, tantas historias que le habían contado, tenían que cristalizar en algo propio, sobre todo cuando hay una familia en la ciudad cuya historia está pidiendo que alguien la narre. «Llegó un momento en que todos los libros de la biblioteca del ayuntamiento no fueron suficientes para mí; necesitaba tener libros propios. Comprendí que lo único que podía hacer con mi vida era escribir una novela. Escogí a la familia Sheriff para escribir sobre ella; lo que le había sucedido la aislaba de forma impresionante, la condenaba a ser material de ficción». 

Alice Munro

Tenía pendiente leer a Alice Munro desde que le dieron el Premio Nobel en 2013. El hecho de considerarla autora de relatos hizo que la fuera dejando. Este libro estaba en mi lista desde hace bastante tiempo. Puede que lo apuntara por saber que era una novela, pero sea como sea, lo había olvidado y por libro de relatos lo tenía. 

La vida de las mujeres es una novela en la que imagino que hay bastante de autobiográfico. En ella vemos a una mujer que, desde niña, camina hacia una meta concreta: convertirse en escritora. Puede que el camino no sea muy recto, puede que haya baches, paradas involuntarias, despistes, confusiones de camino, pero al final, la meta estaba ahí y llegó a ella a pesar de los obstáculos; a pesar de que su vida, la de Del, no fuera nada fuera de lo común, a pesar de que «La vida de la gente, en Jubilee como en todas partes, era aburrida, simple, asombrosa e insondable..., cuevas profundas cubiertas de linóleo de cocina. No se me ocurrió entonces que algún día codiciaría tanto Jubilee». Y es que son más determinantes los anhelos que salen  del interior, la riqueza que se atesora, que las circunstancias externas, más o menos anodinas y vulgares, que rodean ese interior «lo que yo quería era hasta el último detalle, cada capa de discurso y pensamiento, cada golpe de luz sobre la corteza o las paredes, cada olor, bache, dolor, grieta, engaño, y que se mantuvieran fijos y unidos, radiantes, duraderos».

Título del libro: La vida de las mujeres

Autora: Alice Munro
Nacionalidad: Canadá
Título original: Lives of Girls and Women

Traducción: Aurora Echevarría Pérez

Editorial: Debolsillo

Año de publicación: 2021

Año de publicación original: 1971

Nº de páginas: 376