"Las malas" Camila Sosa Villada
«Somos los manija, los sobabultos, los chupavergas, los bombacha con olor a huevo, los travesaños, los trabucos, los calefones, los Osvaldo cuando mucho, los Raúles cuando menos, los sidosos, los enfermos, eso somos. El olvido de mi nombre por parte de La Tía Encarna era una muestra más de esa amnesia general a los nombres propios de las travestis, aunque ella lo adjudicara a los golpes recibidos en la cabeza. Yo le repetía una y otra vez, Camila, Camila, y ella sonreía y decía que era un nombre muy bonito, muy de mujer, aunque yo sabía lo que significaba mi nombre: la que ofrece sacrificios».
No sé cómo ni por dónde empezar esta reseña. Había pensado dejar Las malas innominado en mi blog, no por falta de especial interés, sino por dificultad para expresar sentimientos. Luego pensé que no podía hacer eso con uno de los libros que más me ha dolido de cuantos he leído en años. No sé, para empezar, qué es Las malas. No sé si es una autobiografía o una autoficción. Sí es en todo caso una novela, y es una novela que duele, duele mientras se lee y duele mientras se recuerda. Duele el aire, el corazón y el sombrero, como dijo el poeta, meterse entre las líneas de esta obra. Y es que Camila aglutina en sí misma todo lo que concita el desprecio, la discriminación, el odio, la violencia, el rechazo: es un hombre travesti y por lo tanto, maricón; es mujer y por ello, inferior; es prostituta y por lo mismo, puta, zorra... Me cuestas escribir estas cosas tan alejadas de mi ideario, pero es lo que hay.
Las mujeres, en este libro, sufren por travestis, por maricones, por mujeres y por putas. Para colmo, alguna también por madre. Y duele, duele mucho porque mientras ellas sufren nos muestran su cara amable, sus sentimientos, el miedo, la amistad, la búsqueda del amor y la compañía, lo deplorable de la soledad, la necesidad de buscarse la vida. Nos araña la ternura, la rabia, la incomprensión. Espero que en ningún momento, la condescendencia. Ellas tienen las mismas necesidades que las demás.
Camila Sosa Villada es la autora del libro y es también su narradora y personaje principal. Camila nació varón en 1982, en Mina Clavero, provincia de Córdoba, Argentina. Ella misma lo cuenta en una entrevista dada con motivo de la obtención de su carnet de identidad confirmándole su género femenino el 7 de agosto de 2013: «Hace 31 años mis viejos tuvieron un hijo [...] Armaba muñecos, robots, a escondidas me pintaba con los maquillajes de mi vieja. Me enamoraba en secreto de mis compañeros de banco, de mis profesores. Fui un niño que conoció muchas tristezas de golpe. No alcancé a aprender a mear de parado y ya me había enemistado para siempre con mi papá. [...] Lo que me resta de vida, seguramente lo viviré como Camila. Pero de ningún modo habré de borrar de mi registro a ese pibe que se la pasaba solo en los recreos mirando cómo los demás tenían tan servido el banquete. El pibe que no podía llorar, que no podía pedir ayuda, que no podía hacer una mierda consigo mismo».
Ya en la novela, nos cuenta lo que sintió cuando, a los trece años vio en televisión a Cris Miró, la primera vedete travesti de Argentina reconocida por los medios, «Yo también quiero ser así. Eso quería para mí. El desconcierto del travestismo. La desorientación de esa práctica. Fue tal la revelación que, contra viento y marea, yo también me dejé crecer el pelo, y me elegí un nombre de mujer y estuve atenta, a partir de entonces, al llamado de mi destino».
Intercalando alguna pincelada de la niñez y del rechazo de su familia, Camila nos cuenta en Las malas, el periodo que pasó en Córdoba a donde llegó con dieciocho años para estudiar Comunicación Social en la universidad. Estudiaba de día («Yo hacía de día una vida de estudiante mediocre, y era mucha la pobreza, ahora puedo decirlo, era mucho el hambre») y de noche trabajaba para tratar de paliar el hambre y la pobreza («Soy una prostituta que anda por las calles de noche cuando las mujeres de mi edad duermen en sus camas»). En el periodo comprendido en la novela, en la parte de vida que cuenta la novela, el mundo de Camila gira en torno a dos escenarios fundamentales. Uno es el Parque Sarmiento y su zona roja donde de noche trabajan las travestis, en el centro de Córdoba. Allí encuentra refugio, amistad, alegría, compañerismo. Allí se siente parte de un mundo que le había resultado imposible hasta ese momento. «Antes de conocer a las travestis del Parque, mi historia se reduce a la experiencia de la infancia y a ese travestismo por instinto al que me expuse siendo niña todavía. Hasta que me cruzo con ellas no sé nada al respecto, no conozco a otras travestis, no conozco a nadie como yo, me siento la única en el mundo. Y lo soy, en el mundo en que me desplazo de día: la universidad, las aulas de Comunicación Social y luego las del Departamento de Teatro de la Escuela de Artes. Mi mundo entero son los varones y las mujeres que conozco en la universidad, y los clientes por las noches».
El otro escenario es la casa de la Tía Encarna, «la pensión más maricona del mundo», donde las travestis encuentran refugio, cuidados y consejos de la mano de su dueña, una española que llegó a Córdoba huyendo de Franco y se topó en Argentina con el golpe de Onganía. La Tía Encarna ha tenido muchas vidas y las cuenta salteadas «Sus tetas y sus caderas cargaban unos moretones eternos, a causa de las palizas recibidas cuando había estado detenida, incluso en tiempos de los milicos (ella juraba que en la dictadura había conocido la maldad del hombre cara a cara). No, me retracto: esos moretones eran por el aceite de avión con el que había moldeado su cuerpo, ese cuerpo de mamma italiana que le daba de comer, pagaba la luz, el gas, el agua para regar aquel patio hermosamente dominado por la vegetación, aquel patio que era la continuación del Parque, tal como el cuerpo de ella era la continuación de la guerra».
En el Parque y en casa de la Tía Encarna nos iremos encontrando con muchos personajes capaces de robarnos el alma. Con mucha ternura entre la sordidez, mucha amistad entre la soledad, mucho miedo entre la alegría, y toda la voluntad del mundo para tratar de no olvidar nunca que «ser travesti es una fiesta». Aunque a veces cueste. Estaba Laura «la única que había nacido con una flor carnívora entre las piernas»; y Machi «que le había arrancado la mitad del pene a un policía, con los dientes, porque había querido violarla»; y María la muda que terminó convirtiéndose en pájaro; y Natalí, la séptima hija varón de su familia que «las noches de luna llena se convertía en lobizona»; y Sandra, «la travesti más melancólica de la manada. A menudo hay que consolarla porque se pone triste por cualquier pavada»; y Angie, la más lista, la que se hizo travesti porque ser travesti es una fiesta, aunque muchas veces se les olvide; y Patricia, que había tomado el nombre de «una hermanita que había tenido en el Chaco, que murió de fiebre, sola en el rancho, y que ella encontró cuando unos chanchos estaban a punto de comérsela».
Camila Sosa Villada |
Hay mucha cita en esta entrada. Ya dije que no sabía muy bien cómo hacerla y he dejado que sea la propia historia la que se cuente a sí misma. Creo que es la mejor forma de acercarse a ella, por uno mismo, en vivo, a través de las propias citas de las palabras de la autora y protagonista.
No voy a contar su vida tras los acontecimientos narrados en Las malas. Cualquiera puede acercarse a ella a poco que consulte Internet. Voy a terminar con una cita más. Se trata de un párrafo muy esclarecedor. Ser travesti es una fiesta y hay que sufrir lo que siempre se sufre cuando una se prepara para una fiesta. Demasiados afanes y trabajos para encima tener que sufrir los dicterios de los que no han aprendido aquello de vive y deja vivir, los que no se han enterado de que cada cual vive como quiere o como puede, y de que sobre las vidas ajenas nadie tiene derecho ni siquiera a opinar.
«La lucha por la belleza nos había dejado a todas en los puros huesos, pero sabíamos que, si nos descuidábamos, no sobreviviríamos ahí en el Parque. Cada día había que tapar la barba, sacarse los bigotes con cera, pasarse horas planchándose el pelo con la plancha de la ropa, caminar sobre esos zapatos imposibles, hay que decirlo, imposibles, cómo pudo alguien en el mundo inventar esos zapatos de acrílico, tan altos que se podía ver el mundo entero desde arriba, tan altos que no daban ganas de bajarse de ellos, tan altos que los clientes pedían por favor que no te los sacaras, y los lamían esperando saborear un poco de esa gloria travesti, esa frivolidad tan honda, esos piesotes de varón coronados por zapatos de princesa puta».
Título del libro: Las malas
Autora: Camila Sosa Villada
Nacionalidad: Argentina
Nacionalidad: Argentina
Editorial: Tusquets
Año de publicación: 2020
Año de publicación original: 2019
Nº de páginas: 240
Ufffff, qué duro.
ResponderEliminarEn la clase de mis hijos había una niña que era muy inquieta, que no paraba quieta, que siempre estaba en líos...
Nosotros hicimos amistad con los padres,que estaban desesperados porque siempre se quejaban de su hija en el colegio, en extraescolares...
Con el tiempo nos fuimos viendo menos porque la niña se fue a estudiar a Madrid, y nos veíamos muy poco. Hace unos dos años, más o menos, nos encontramos con la familia y ahora la niña es un chico. Y de golpe entendí muchos comportamientos de aquella niña revoltosa. Tiene que ser horrible sentirse niño y que te lleven con vestidos y te regalen muñecas, sentirte de un modo en el que en realidad no sabes lo que te pasa. Hay tantas cosas que un niño pequeño no puede entender, y hay tantas que al crecer entiende y, seguramente no sabe resolver.
Tomo nota del libro. No sé cuando podré leerlo, `por lo que dices hay que estar preparado, pero tomo nota. Me alegra qu eno se quedara sin reseñar, creo qu ehas hecho una reseña muy buena.
Muy feiz día.
El último año que trabajé, tenía un alumno en 1ºde Bachillerato al que había que llamar con un nombre masculino (nos lo pidió el director al principio de curso) aunque en su ficha figurase un nombre femenino. Curiosamente, yo le había dado clase en 1º de ESO y era una chica. Lo llevaba de maravilla. me contó que en ese verano iba a empezar con el tratamiento hormonal y hablaba del tema sin ningún problema. Yo, como lo había conocido cuatro años antes como chica, a veces al dirigirme a él lo hacía en femenino y una vez que le pedí disculpas me dijo que no pasaba nada que entendía que nos costara, pero que agradecía el trato de casi todo el profesorado y el respeto con el que habíamos enfocado el asunto. No sé qué será de él ahora. Imagino que le irá bien porque era muy buen estudiante, tenía las cosas muy claras y, muy importante, el apoyo total de su padre. Su madre murió el año que estaba el 1º de ESO.
EliminarCon esto quiero resaltar que el apoyo familiar y la aceptación social, son factores claves para que estas personas salgan adelante sin quebranto.
Tiene que ser muy duro sentir que el cuerpo que te ha tocado no tiene el sexo o el género que tiene tu cabeza. Y hay gente, cenutrios más bien, que no lo entiende. Pues no me parece tan difícil. Y si no le entienden, más a mi favor para que lo respeten, pero se ve que este mundo no ha salido de aquello que decía Machado, «desprecia cuanto ignora». Él se refería a la «España de charanga y pandereta», pero creo que no solo afecta a España.
Un beso.
Buenas tardes, Rosa:
ResponderEliminarTú no sabías cómo afrontar la reseña, que te ha quedado redonda, yo no sé qué comentarte sobre la misma y sobre el título que nos presentas. Para empezar, no suelo acercarme a la narrativa suramericana, ni tampoco a las novelas desgarradoras de la narrativa contemporánea, no obstante, debo decir que he leído tu texto con avidez y con el corazón encogido. De no ser por ti no hubiera conocido a Camila Sosa y su dolorosa historia. Te agradezco inmensamente tu excelente reseña.
Un abrazo y enhorabuena por tu trabajo!!
Muchas gracias, Undine. A mí me gusta mucho la narrativa actual. Después de estar unos quince años leyendo solo literatura del XIX y de principios del XX, empecé con la actual y me enganché. Esta novela es un tanto desgarradora, pero es tan real y trata un tema tan terrible y tan actual que se te pega al alma. Espero que te guste si te animas a leerla y me encantará saber tu opinión.
EliminarUn beso.
Hola. No tenía claro qué hacer con esta novela. Me atraía lo especial de la situación y un tipo de relato que no está muy machacado. Esa especie de personajes antihéroes. Pero de dolor ya voy servida así que de momento me lo voy a ahorrar, por no sumar. Creo que aunque haya de vez en cuando destellos de luz y mucho coraje, prima el dolor y pintan bastos. Se ve que no hace concesiones.
ResponderEliminarYa veremos más adelante.
Besos
Pinta el dolor y la rabia de pensar que la dificultad de estas personas deriva de los incivilizados incapaces de respetar, lo que no entienden (y entienden tan pocas cosas...).
EliminarY sí, duele y da rabia y no es un libro que no es para cualquier momento.
Un beso.
¡Hola, Rosa! Las citas que has escogido para tu reseña, me han ayudado mucho a entender lo que quiere transmitir este libro y conocer cuan dura es la vida de estas personas , quienes merecen todo nuestro respeto. Algo que me anima a leer este libro, es que está ambientado en Córdova, Argentina ( un país que amo y visito cada vez que puedo) . Una lectura dura y triste, sin duda, pero me gustaría conocerla. Gracias por la reseña. ¡Un besito!
ResponderEliminarLas citas son la base de la reseña. La verdad es que poco mérito es mío. Resulta sorprendente lo bien que escribe la autora y lo bien que transmite su historia para ser una autora novel.
EliminarEspero que te guste. Tengo muchas ganas de conocer Argentina. Espero poder hacerlo algún día.
Un beso.
Merecía la reseña, desde luego, esta historia y se nota escrita con ese dolor que comentas y muchísima ternura (la reseña, me refiero). No hay que olvidar ni apartar la mirada de ciertos comportamientos, el relato es también una denuncia y hay que atreverse con ello. Tomo nota, Rosa. Me ha encantado leerte.
ResponderEliminarEs un tema que me indigna mucho. El que alguna gente se sienta con el derecho a opinar sobre las vidas ajenas y decir lo que está bien y lo que está mal, me saca de mis casillas. Opinan sobre la homosexualidad, el travestismo, el aborto, el pelo largo, las faldas cortas y hasta las lentejas del vecino, de todo menos de su propia cerrazón mental. No puedo con ello.
EliminarUna novela que deberían leer los que nunca lo harán.
Un beso.
Tengo muy cerca un familiar que a pasado por lo mismo. El apoyo de la familia es muy importantes en este tipo de personas.
ResponderEliminarSí, es fundamental poder contar con la familia. Si la autora la hubiera tenido no hubiera tenido que llevar una vida tan dura para poder sobrevivir.
EliminarNo entiendo como se puede rechazar a un hijo cuando más te necesita, pero los prejuicios son terribles y cuando se mezcla con la vergüenza, produce padres muy egoístas.
Un beso.
Pues te ha quedado una reseña fantástica, que muestra todo lo que has disfrutado y sufrido con esta novela. Que yo ni conocía pero que me llevo bien apuntada. Aunque me parece que voy a tener que elegir bien el momento.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es curioso cómo se puede sufrir con un tema a la vez que se disfruta de un buen libro.
EliminarYo tampoco conocía a la autora hasta que me la encontré en un blog que no consigo recordar y ha sido un acierto total decidirme a leerla.
Un beso.
Una reseña preciosa, Rosa. Me alegro de que te hayas decidido a hacerla. Pienso además, que, cuando una lectura nos duele así, hay que escribir sobre ella para sacar ese dolor.
ResponderEliminarTenía este libro muy en cuenta por todas las opiniones tan positivas que vengo viendo sobre él. También por ello un poco en cuarentena. Sube puestos ahora, cómo no.
Besos
Entiendo lo de la cuarentena. Cuando un libro aparece muy alabado en todas partes entra una especie de miedo a la decepción que hace que lo tomemos con pinzas, pero la verdad es que este solo lo he visto en el blog que me lo dio a conocer y me atrapó desde el principio y es que el tema es de los que me atrapan sin remedio. También me atraparon las citas que allí (no consigo recordar y donde) se resaltaban.
EliminarEspero que te guste y espero leer tu opinión.
Un beso.
Hola, Rosa. Te agradezco la reseña y aunque te haya costado escribirla creo que también te ha servido para calmar el dolor, se nota desde el principio hasta el fin. Las citas seleccionadas definen claramente la historia. Yo en su momento anoté este libro pero te confieso que por por los azotes que este año he sufrido en mi vida personal hay ciertos temas que me cuesta leer, a ver si me recupero pronto y me atrevo con esta lectura. Mil gracias.
ResponderEliminarBesos y felices lecturas.
No sé si es más dolor o más rabia lo que me producen estos temas, pero es cierto, también lo comenta Lorena, que al escribir sobre ello se va atenuando. Parece que con las palabras va saliendo también la rabia.
EliminarSiento que hayas tenido un mal año y espero que te recuperes y pronto puedas leer este libro.
Un beso.
¡Madre mía, Rosa! me dejas sin palabras, menuda reseñaza te has marcado. Este libro ya lo tenía en mente desde que leí la reseña creo que en el blog de Gerardo, me llamo mucho la atención. Me atrae mucho el tema de la homofobia, la travestifobia (palabrea que creo me acaba de inventar), las fobias e intolerancias varias y generales hacia cualquiera.
ResponderEliminarY todo lo que te ha transmitido me ha dejado con la boca abierta, no sabías como encarar la reseña, pero la has encarado de la mejor manera, transmitiendo tu pasión, todo lo que te ha llegado con esta lectura.
En fin, que me quedo con las ganas, no creo que tarde mucho en ponerme con ella, ya la tengo en mi ebook
Besos
Ayyyy eso, fue en el blog de Gerardo. Madre mía. Varias veces he dicho que no recordaba donde supe de este libro.. Eso me pasa por no leer todos los comentarios antes de contestar. A veces lo hago, pero otras muchas, no.
EliminarMuchas gracias por tus palabras. Me alegro de que te haya gustado la reseña.
Seguro que te gusta a ti también. Es otra de esas autoras sudamericanas que están surgiendo y que aparecen también a menudo en tu blog.
Un beso.
Pues sí, fue una de mis mejores lecturas y la tengo bastante fresca, no solo porque hace apenas unos meses que la saqué de la biblio. Me impresionó su intensidad y lo mismo me ha pasado con tu fabulosa reseña. No sé muy bien que decir, casi dejo un comentario para que sepas que te he leído con mucha atención, impresionado y disfrutando al recordar los buenos momentos de "Las malas", su humor y sentido estético entre tanta brutalidad y la capacidad de resistencia de Camila y sus compañeras. Lectura muy recomendable para abrir la mente y entrenar la empatía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Menos mal que Marian me ha recordado donde había tenido yo noticia de esta novela. Últimamente, estoy viendo muchas reseñas de autoras sudamericanas y ya no sé dónde las voy viendo. he releído tu reseña y he recordado totalmente cómo me convenciste con esta la lectura. Es una obra que duele, pero que a la vez lees con una sonrisa continua por la ternura y esa postura positiva que siempre se manifiesta. Me ha encantado y te agradezco muchísimo que me la dieras a conocer y que te hayas pasado a decirme que me has leído.
EliminarUn beso y muchas gracias por tus palabras.
En mi opinión la aceptación o no, de la condición de estas personas no va por países, ni regiones. ni siquiera por ciudades o barrios. La aceptación se basa en el conocimiento y el respeto de uno mismo hacia el prójimo. Es cierto que algunos lo afrontan con desconcierto; pues algunas situaciones lo son y nos pillan con el paso cambiado. También venimos de unas sociedades pacatas, hipócritas y despóticas en muchos casos, cortas de miras. Con sistemas educativos que no ven más allá de lo dictado por los próceres y padres de la patria. ¡En fin! digo con esto, que poco a poco los que están dispuestos a abrirse a la problemática de estos seres humanos que sufren en sus carnes lo indecible; simplemente por pretender ser lo que son en naturaleza dentro de su mente, comprenderán, aceptarán y respetarán a estas personas, que como todos nosotros, lo único que pretenden es encontrar su lugar y en la medida de lo posible, ser felices.
ResponderEliminarBeso para ti. La que no sabe reseñar ;)
La aceptación de estas situaciones es más una característica de cada persona y de lo abierta de mente y respetuosa que sea, pero creo que hay países donde se ha avanzado más y la educación y la cultura hacen más o menos difícil la aceptación de estas personas. Por ejemplo, no me imagino lo que pueden sufrir en países como Irán donde hasta hace poco el ser homosexual suponía que te ahorcaban. En ese sentido, creo que España es un país en el que se ha avanzado mucho en esos temas, aunque siga habiendo situaciones vergonzosas, palizas a homosexuales y transexuales, etc.
EliminarNunca he entendido esa afición a meterse en las vidas ajenas y ser totalmente irrespetuosos con ellas. Es como si un homosexual (por poner un ejemplo) obligara a los demás a serlo, o una mujer que aborta obligara a abortar a todas las mujeres. Ese no saber vivir la vida propia y dejar que los demás hagan otro tanto, me indica algún tipo de complejo o de inseguridad. Pero bueno, los cerrados de mollera deberán arreglar sus problemas. Nosotros seguiremos viviendo y dejando vivir.
Un beso.
Parece una historia totalmente autobiográfica, aunque da igual si lo es o solo en parte. Toda ella es una historia muy dura de supervivencia en una sociedad (sobre todo en la época en la que sucede) intolerante ante los malos y las malas, los que no son "normales". Pero también es una historia, como bien dices, tierna a pesar de su sordidez. Me ha gustado mucho cómo la has contado, a pesar (o quizá precisamente por eso) de que te haya resultado difícil, y me ha encantado la narrativa de esta autora. Esas citas que intercalas me han llegado muy adentro, pues delatan con toda sinceridad la realidad y la crudeza de la vida de la protagonista/autora.
ResponderEliminarUn beso.
Sí, yo creo que es autobiográfica total o se le acerca mucho. Las citas que resalto son preciosas, pero el libro entero lo es. Y lo es por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Ya se ve lo bien qué escribe, la sensibilidad y ternura con que nos cuenta cosas terribles. Y es que hay cosas muy terribles en esta historia y también muy bonitas.
EliminarMe alegro de que a casi todos os haya gustado la reseña porque no estaba nada convencida de haberle pillado el punto y el sentimiento a la historia. Quiero decir de habérselo pillado en la reseña. No sé si he sabido expresar todo lo que he sentido al leer el libro, pero al menos veo que lo que he transmitido ha gustado.
Un beso.
¡Hola, Rosa! Sin duda que las historias que más duelen son aquellas que inciden en la discriminación, abuso y agresión por la única razón de su condición social, sexual, etnia o ideología. Historias sobre la esclavitud, el Holocausto o, como en el caso de esta novela en personas transexuales la sinrazón y crueldad es algo que siempre llega al lector que no puede concebir tamaña infamia. Sin duda una novela a tener muy en cuenta. Fantástica reseña, tanto por el enfoque como en el análisis. Un abrazo!
ResponderEliminarEs que es tan injusto que solo por tratar de vivir una vida que no se ajusta a los cánones que no sé quién ha impuesto, sin hacer daño a nadie, solo tratando de que no se lo hagan a ellas, algunas personas sufren lo indecible. Y no hay derecho y me indigno. Una novela muy digna de ser tenida en cuenta. Ojalá haya convencido de leerla a alguna persona.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, me alegro que al final te animaras a escribir la reseña porque es magnífica y has sabido trasmitir perfectamente los sentimientos que te ha provocado la lectura de la novela.
ResponderEliminarDebe ser muy difícil vivir con un cuerpo y una identidad que no sientes como tuya y que encima te rechacen, te ataquen y discriminen. Nunca entendí el afán de ciertas personas de fiscalizar la vida de los demás y decidir como tienen que vivir y sentir.
No conocía la novela, y aunque no creo que este sea el momento de leerla, no quiero dejarla pasar. Besos.
Exactamente, es incomprensible que haya gente que cree tener la medida de todas las cosas y de cómo se debe vivir. Y me parece estupendo que lo tengan tan claro, pero que se lo apliquen a ellas mismas y dejen a los demás vivir y disfrutar.
EliminarMe alegro de que te haya gustado esta entrada y de haber sido capaz de transmitir todo lo que el libro me ha sugerido. No tenía muy claro haberlo conseguido, pero parece ser que algo sí he transmitido.
Un beso.
Ufff Rosa,... para no saber como meterle el diente a la reseña te ha quedado redonda,... por mi parte entendí que querías que se leyera con pausas,... como reflexionando con cada párrafo, intentando interiorizar esos apuntes sobre "la mala vida". Imagino que todos tenemos referencias próximas que nos permiten "imaginar" (y digo solo imaginar) cuanto puede ser de dura la vida de muchas personas de este colectivo.
ResponderEliminarComo siempre Rosa, me ha encantado tu reseña!
Desgarradora tu reseña porque lo que cuenta la "novela" es duro en sí mismo. Ayer precisamente vi un reportaje sobre la muerte de La Veneno, y lo que contaron, incluida una entrevista a la protagonista realizada un poco antes de su fallecimiento, fue durísimo. También se habló en ese reportaje sobre las fiestas a las que era invitada, un horror lo que tienen que soportar estas mujeres que son y no son, y lo que son siempre es para que se las desprecie.
ResponderEliminarNo creo que me anime a leer este libro, no estoy yo para historias así.
Un besote.
Me alegra leer tanto tu reseña como los comentarios acerca de este libro. No lo he leído, pero siendo oriundo del mismo país, sólo puedo aportar que ha hecho mucho ruido en su momento. Es un colectivo que no tenía una representación literaria tan significativa, abordando de frente el tema que muchos no desean ver.
ResponderEliminarGracias por tantas miradas coincidentes. Quizás lo incluya dentro de mis lecturas para 2022.
Un beso.