"No y yo" Delphine de Vigan

«Toda mi vida me he sentido siempre fuera, allí donde estuviese, fuera de la imagen, de la conversación, desfasada, como si fuese la única que oyera ruidos o mensajes que los demás no perciben, y sorda a las palabras que parecen entender, como si estuviese fuera del encuadre, del otro lado de un cristal inmenso e invisible.
Y sin embargo ayer estaba allí, con ella, hubiera podido dibujarse un círculo en torno a nosotras, un círculo del que yo no estaba excluida, un círculo que nos envolvía y que, durante algunos minutos, nos protegía del mundo».

Lou Bertignac es superdotada. Tiene trece años, pero se ha saltado dos cursos y ahora comparte clases con chicos dos años mayores que ella y, no obstante, sigue destacando. Se saltó primero de infantil porque aprendió a leer en el parvulario; después de saltó primero de primaria porque «me aburría tanto que me pasaba el día enrollándome el pelo con un dedo y tirando de él. Al cabo de algunas semanas, apareció una calva. A la tercera calva, cambié de clase». Así es que ahora está en segundo curso de instituto aunque no encaje con sus compañeros que la desprecian y la envidian a partes iguales. Nada como salirse de la norma para concitar sentimientos poco sanos en quienes nos rodean. El único compañero que se muestra amable con ella es Lucas, pero es que Lucas es otro inadaptado en la clase.

La vida familiar de Lou tampoco ha ayudado a integrarla en el mundo. Si en el instituto está sola, en su casa las cosas no son mejores. Su madre está sumida en sus propios fantasmas que la tienen anulada y triste; su padre, aunque no anulado, tampoco está para muchas fiestas por lo que Lou se las arregla como puede y afronta la soledad valiéndose por sí misma. «Mi madre hace años que no sale de casa y mi padre llora a escondidas en el cuarto de baño». No siempre fue así, pero todo se vino abajo cuando Lou tenía ocho años. Desde entonces sobrevive en una casa triste, con unos padres tristes, comidas tristes, veladas tristes; una tristeza que todo lo envuelve y que tan solo Lucas palía en cierta medida.

Hasta que... 

«—Señorita Bertignac, no veo su nombre en la lista de exposiciones orales.
[...]
—… Iba a apuntarme.
—Muy bien. ¿Qué tema ha elegido?
—Los sin techo.
—Es un poco general, ¿podría ser más precisa?
Lucas me sonríe. Sus ojos son inmensos, podría ahogarme en su interior, desaparecer, o dejar que el silencio engullera al señor Marin y a toda la clase con él [...]
—Voy a hacer un retrato del itinerario de una joven sin techo, de su vida, esto…, de su historia. Quiero decir…, cómo es que se encuentra en la calle.
Un escalofrío recorre la clase. Murmullos.
—Muy bien. Buen tema. Cada año aumenta el número de mujeres sin hogar, y cada vez son más jóvenes. ¿Qué fuentes documentales piensa utilizar, señorita Bertignac?
[...]
—Un…, un testimonio. Voy a entrevistar a una joven sin techo. La conocí ayer, y ha aceptado».

No es exacto que haya aceptado. En realidad, Lou tan solo ha cruzado unas pocas palabras con No, una sin techo que ha visto en la estación de Austerlitz. Pero presionada por la necesidad del trabajo para el señor Marin no le queda más remedio que vencer sus temores y su timidez y entablar con No una relación más profunda. No no es una anciana como podría parecernos de su condición de persona desahuciada y sin hogar. Termina de cumplir dieciocho años por lo que ha tenido que abandonar el centro de acogida en el que vivía mientras era menor de edad. Ahora vive en la calle. No es que esté sola en el mundo. Como irá sabiendo Lou, tiene madre y hasta un hermano, pero no siempre el tener familia asegura la compañía, el bienestar y el futuro.

Lou y No compartirán su soledad. Puede que sea lo único que tienen en común. No ha sido abandonada y Lou vive con unos padres demasiado absorbidos por sus propias tristezas o su trabajo como para ocuparse de ella como una chica de trece años necesita. La relación irá pasando de la timidez de una y la suspicacia de la otra a una confianza paso a paso ganada por Lou y entregada por No. «Me describe sus días, lo que ve, lo que oye, escucho con los oídos bien abiertos, y eso que mis orejas son grandes, apenas me atrevo a respirar. Es un regalo que ella me hace, estoy segura, un regalo a su manera, con su eterna mueca de disgusto, esa expresión asqueada y esas palabras tan duras que dice a veces, apártate, déjame en paz o ¿pero qué te has creído? (es una pregunta sin serlo, que se repite a menudo, como si me dijera: ¿En qué crees tú, en qué crees, crees en Dios?). Es un regalo que no tiene precio, un regalo difícil de llevar por el miedo que tengo a no ser digna de él, un regalo que modifica los colores del mundo, un regalo que pone en cuestión todas las teorías».

Lou le hará un regalo aún mayor. Le ofrecerá compartir con ella todo lo que tiene, hacerse necesarias la una para la otra, «domesticarla» como el zorro le propuso al Principito. Pero es difícil domesticar a un zorro. Aunque por un tiempo parece que se ha conseguido, cada uno es como es y tiene que responder a su naturaleza. Lou terminará recibiendo de No mucho más de lo que pensaba, aunque No no llegue a aceptar todo lo que Lou le pone delante.

Delphine de Vigan

No y yo es una de las primeras novelas de Delphine de Vigan, pero que nadie piense que esos inicios son menores. Desde su primera novela, Días sin hambre, la autora nos describe un mundo muy alejado de la autocomplacencia, un mundo duro que es su propio mundo. Escribí en la reseña de esta novela «Solo he leído dos novelas de Delphine de Vigan, pero en cada una se escribe a sí misma; se saca los sentimientos más íntimos y los despliega ante nosotros con total impudicia y sin importarle el dolor y el pasmo que nos pueda causar. 
[...] Nada en sus novelas os hará sentiros bien ni reconciliados con el mundo, pero os sentiréis vivos, terrible, dolorosamente vivos; vivos con saña y sin paliativos». En No y yo se sigue escribiendo a sí misma, aunque no de forma tan evidente. Nos sigue mostrando que la vida es dolorosa; la esperanza, pasajera; la amistad, perecedera. Sigue mostrando su extrañamiento ante este mundo en la persona de Lou principalmente; también en la de No, pero sobre todo en una vida que se extraña a sí misma, una vida que ya no es lo que anuncia

«Levanto la cabeza y descubro la marquesina publicitaria bajo la que nos hemos parado. Es un anuncio de perfume, una mujer camina por la calle, decidida, dinámica, un gran bolso de piel sobre el hombro, su cabello ondea al viento, lleva un abrigo de piel, tras ella se adivina una ciudad a la hora del crepúsculo, la fachada de un gran hotel, las luces brillan, también hay un hombre que se vuelve hacia ella, subyugado.
¿Cómo empezó esto, esta diferencia entre los carteles y la realidad? ¿Es la vida la que se aleja de los carteles o los carteles los que son insolidarios con la vida? ¿Desde cuándo? ¿Qué es lo que no funciona?».

En todas y cada una de sus novelas Delphine de Vigan nos derrumba el castillo, nos despierta del sueño, nos vapulea con una dosis de realidad. Es por eso por lo que todas y cada una de sus novelas se convierten en algo necesario, tan necesario y adictivo como doloroso. 

Otras novelas de Delphine de Vigan reseñadas en Cuéntame una historia:
"Las lealtades" (2018)

Título del libro: No y yo
Autora: Delphine de Vigan
Nacionalidad: Francia
Título original: No et moi
Traducción: Juan Carlos Durán Romero
Editorial: Suma
Año de publicación: 2009
Año de publicación original: 2007
Nº de páginas: 316

Comentarios

  1. Recuerdo a la autora por alguna de tus reseñas anteriores pero no la he leído todavía. La tengo pendiente y sé que me va a gustar por esa forma de escribir a tumba abierta que comentas. Una historia dura y dolorosa como la propia vida. Gran reseña, Rosa. Un beso.

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    1. No dejes de leer a Delphine de Vigan, creo que no te arrepentirás. Cualquiera de sus novelas es recomendable, aunque creo que la clave del resto y de lo que ella es se encuentra en Nada se opone a la noche que fue con la que la conocí y me cautivó.
      Un beso.

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  2. ¡Hola Rosa!!
    no sabes cuánto me ha alegrado ver que habías leído y reseñado esta novela, he venido corriendo porque tenía tanta curiosidad por saber qué te había parecido... ya sabes que la disfruté un montón. Yo he leído tres de la autora (seguiré con ella, seguro, me encanta) y creo que este es mi preferido, me fascinó todo, el tema, el abordaje de la trama, los personajes, su prosa tan peculiar.
    Tu reseña me ha parecido maravillosa, en serio, he disfrutado mucho leyéndote y recordando a No y a Lou, dos personajes de esos que no se olvidan fácilmente.
    Como la mayoría de las veces coincidimos plenamente en nuestras opiniones lectoras
    ¡Besos!

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    1. Fue tu reseña la que me hizo poner el libro en posición de lectura. Lo tenía pendiente desde que leí Nada se opone a la noche e indagué en la autora y apunté toda su obra. Este y Las horas subterráneas, que aún duerme en la lista de pendientes, han tenido que esperar mientras leía lo que iba publicando la autora posteriormente. Y aún veo que tiene varios libros que no se han debido de traducir porque no los veo en ningún sitio. Espero que no tarde en salir el último, Los niños son los reyes, que ya está publicado den Francia.
      Me alegro de que te haya gustado la reseña. Muchas gracias por tu participación en mi lectura de este libro.
      Un beso.

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  3. ¡Hola Rosa!

    Pues tiene muy buena pinta esta novela, me llaman la atención los personajes, como esta niña superdotada que no lo va a tener fácil a la hora de adaptarse socialmente. Además, veo que la autora nos habla de la parte más real de la vida, más auténtica, con sus pros y sus contras y eso me encanta. Desde luego, la tendré en cuenta para el futuro y también le echaré un ojo a sus otras novelas.

    ¡besotes!

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    1. Te recomiendo que la tengas en cuenta. Es una autora, pero muy sincera y directa. Efectivamente, habla de la realidad de la vida, de su vida, que ha sido todo menos fácil, pero también de la vida en general que no suele ser fácil.
      Un beso.

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  4. Sé de esta novela desde hace tiempo, aunque no me picó el gusanillo por leerla hasta que Anagrama la rescató el año pasado. Incluso había barajado leerla este año y eso que aún tengo Las gratitudes pendiente. Aunque se ve una novela estrictamente de ficción, alejada de esas otras de la autora con más carga autobiográfica, conociendo ciertos hechos de la vida de de Vigan (e intuyendo algunos otros), no me extraña que haya elegido como protagonistas de una de sus primeras novelas a unas adolescentes inadaptadas.
    Bueno, veremos para cuándo.
    Besos

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    1. Yo tenía esta edición en el Kindle hace bastante tiempo. El traductor es el mismo por lo que imagino que no habrá diferencias. Yo ya tengo leído todo lo reciente y voy alternando con lo anterior. Creo que ya solo me queda Las horas subterráneas porque el resto de su obra está sin traducir que yo sepa.
      Es ficción, pero no tanto. Personas inadaptadas que no encuentran su sitio en este mundo, por causas muy variadas, son algo más real de lo deseable.
      Un beso.

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  5. Lo tengo pendiente desde hace muchísimo, cuando me lo regaló una amiga que me lo recomendó encarecidamente. ¡Tu reseña me ha puesto aún más ganas de leerlo!
    Besos.

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    1. Pues no lo dejes más. te gustará y no entenderás cómo has tardado tanto en leerlo, como me ha pasado a mí.
      Un beso.

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  6. Hola Rosa, otra de mis autoras pendientes, me la han recomendado mucho y la verdad es que quiero leerla pero por unas cosas y otras la voy dejando atrás. Este año no creo que sea el mejor para leerla porque necesito lecturas menos duras, pero intentaré que no caiga en el olvido. Besos.

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    1. Pues añado mis recomendaciones a las que ya tienes. La descubrí con Nada se opone a la noche y me cautivó totalmente. Creo que es su libro más completo y donde mejor se escribe a sí misma por medio de su madre y la relación entre ambas, aunque es cierto que el resto de sus obras no desmerecen para nada.
      Un beso.

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  7. Hola, Rosa. Todavía no he leído nada de esta autora pero acabo de terminar una novela de Annie Ernaux y me la has recordado, casi como si formaran parte de una misma corriente literaria. Que a lo mejor —yo sin saberlo— igual he dado en el clavo.
    Un gran dilema el que plantea: Desde cuándo el mundo ha dejado de parecerse a los carteles o viceversa. Puede que jamás se hayan parecido el uno al otro y solo pensemos que eso es real para hacernos la ilusión de mejorar o vivir mejor. Algo parecido me está planteando Georges Perec en la novela 'Las cosas' que estoy leyendo ahora mismo. Puede que sea algo francés en general esa ansia por responder a esta pregunta. Tal vez solo nos engañamos a nosotros mismos y nunca hubo tal paralelismo aunque así pareciera. Tal vez sea el desmonronamiento de la tan cacareada 'sociedad del bienestar' o el ocaso de la civilización actual que ya vislumbramos desde hace tiempo.
    Y luego está esa niña superinteligente. Conocí a una así cuando estaba en primaria y la pobre creo que no acabó demasiado bien. Se aburría mucho con el resto, nos daba cien mil vueltas.
    Una muy interesante propuesta la que nos propones y que me ronda hace tiempo. Seguro que caerá antes o después.
    Un beso.

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    1. Leí Pura pasión de Annie Ernaux y sí que tienen mucho que ver. Ambas diseccionan momentos críticos de sus vidas y se abren en canal ante el lector, lo que imagino que es una forma de abrir, ventilar y tratar de curar heridas múltiples que ambas almacenan. Pero me pasó con Ernaux algo que no me pasa con de Vigan y es que en algún momento de la lectura me pregunté si no había algo de exhibicionismo personal en ese narrar un episodio de su vida tan íntimo. En la reseña reflexiono sobre ello. Imagino que la diferente forma de narrar de ambas autoras hizo que lo que en Ernaux me pareció un tanto excesivo en de Vigan me gustó sin objeciones de ningún tipo. Tengo que seguir con Annie Ernaux de la que tengo unos cuantos libros apuntados.
      Cuando leí lo de que el mundo ha dejado de parecerse a los carteles me vinieron a la cabeza esos carteles tan bonitos estadounidenses de los años cincuenta que retrataban familias felices en cocinas preciosas o jardines maravillosos. No, creo que la vida nunca se ha parecido a los carteles por eso nos la muestran maravillosa para incitarnos a comprar cosas que se supone que convertirán nuestra existencia en la maravilla con que se anuncian.
      Un beso.

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