"Narcopiso" Paco Gómez Escribano
«Desde que tuve el primer ramalazo de conocimiento supe que lo que más me molaba era ponerme: tabaco, priva, pirulas, ácidos, perico, caballo..., lo que fuera. Fue bonito, tengo que reconocerlo. Hasta que me di cuenta de que era un jodido adicto a todo. [...] Darme cuenta no me sirvió de mucho, la verdad. Pasé de ser un politoxicómano inconsciente a ser un drogata muy consciente de lo que era, colgado a unos vicios muy difíciles de erradicar, para qué coño vamos a engañarnos a estas alturas. Los médicos y los maderos me acojonaron varias veces, pero yo era cabezón, un chaval de vocaciones firmes. Las que me quitaron de la mayoría de vicios fueron la edad y la consiguiente pereza de ir de acá para allá tratando con camellos que ni eran siempre los mismos ni los encontrabas en los mismos sitios; vamos, un verdadero coñazo. Y la pasta, claro».
Así empieza Narcopiso, la nueva novela de Paco Gómez Escribano que de nuevo nos lleva a Canillejas. El Pirri, que es quien nos narra esta historia, ya no es joven. Ya sólo le da a la bebida, de continuo, y a los canutos, de vez en cuando. Se ha ido quedando sin amigos a medida que la iban palmando o terminaban en prisión. Tan solo tiene a su hermana, puta, aunque ya casi no trabaja de puta y cada vez más, de madame. Y tiene una novia que también es puta y aparece y desaparece sin permitir preguntas, pero repartiendo amor y comida.
El Pirri se dedica a sus trapicheos, que de algo hay que vivir y los cuatrocientos euros de la ayuda social dan para poco. Para tan poco dan que no puede permitirse abusar de la calefacción en invierno o del aire acondicionado en verano y a veces hasta desconecta el frigorífico para ahorrar. Tan pronto asalta un camión de reparto de alimentos como roba en los chinos o rebusca en los contenedores de basura que hay cerca de los supermercados. Sus adicciones antiguas lo han dejado poco apto para el trabajo y las nuevas le exigen algo más de liquidez de la que suele tener.
«Y menos mal que la caja de cerillas que era el piso donde vivía la heredé de los viejos y estaba pagada, que si no estaría viviendo en la puta calle. Probablemente sería así como acabaría, porque había pensado mil veces en vender el jodido cuchitril e ir tirando hasta donde pudiera, aunque para eso tendría que contar con mi hermana la Conchi. No creo que le importara repartirse el botín conmigo. Tampoco creo que les importara mucho ya a mis viejos en el cementerio ni a mis otros hermanos mayores. El Paulino murió del caballo. La Choni, por sus efectos colaterales en forma de sida. El viejo se consumió por un cáncer y la vieja murió de pena, una pena congénita con lo del Paulino que le estalló por dentro cuando lo de la Choni».
El Pirri pasa sus ratos de ocio, que son muchos, en lo del Julito, un bar para gente como él, colgados, ex politoxicómanos devenidos en alcohólicos, niñatos de la nueva generación de drogatas... y una vidente que desde el principio le advierte de que no se meta en ese jardín porque no es conveniente. Allí entretiene el día bebiendo cerveza, haciendo crucigramas y leyendo las novelas negras que le lleva un antiguo amigo, el Cortecín, ahora bibliotecario en el barrio.
Allí están el Perla y el Araña, en la barra, sentados en sus sempiternos taburetes, el primero hablando, el segundo escuchando y, de vez en cuando, discutiendo. Y está el Tijeras, único superviviente de un episodio que tuvo lugar en el barrio hace unos años, cuando el Tijeras y sus amigos decidieron terminar con un cártel rumano de la droga, una historia que Paco Gómez Escribano nos contó en su magnífica novela Prohibido fijar cárteles.
Ahora, ya no hay cárteles, pero se ha instalado un narcopiso. La droga vuelve a protagonizar la vida en el barrio.. Joder, después de años de relativa tranquilidad, el barrio se estaba yendo otra vez al carajo. Volvía a estar allí, después de la rula por el centro».
Dionisio, un vecino de los de toda la vida que vive en el edificio del narcopiso, ha decidido terminar con esa lacra por medios no convencionales ya que los convencionales no dan resultado. La policía no se muestra muy eficaz, los echa de vez en cuando, pero en pocos días vuelven a okupar el piso. Dionisio se ha acercado al Perla porque ha oído que hace trabajos. «Al viejo no le faltaba razón. El Perla se buscaba bien la vida. Lo mismo encontraba a alguien que se había perdido por encargo, que cobraba alguna factura de algún comerciante del barrio, que metía miedo apretando las clavijas a alguien. Como hacía yo a veces o cualquier buscavidas». Y el Perla acepta porque «Es que esta peña es de la generación de mis viejos. Vinieron a este puto barrio de mierda y se deslomaron a currar. Que..., bueno, que no se merecen que ahora venga un chulo de mierda y les dé la vejez».
El Pirri, el Tije, el Perla y el Araña se pondrán manos a la obra con más entusiasmo que posibilidades. Enseguida se topan con la banca y con las autoridades. Los narcotraficantes, como ya de maliciaba Dionisio, tienen padrinos poderosos. Los cuatro amigos se verán envueltos en una red de policías corruptos, un mafioso loco, banqueros expropiadores... y se enfrentarán a ellos a pecho descubierto y con total indefensión «Y nosotros habíamos ido a su encuentro así, tan campantes. Yo ni siquiera llevaba el bolígrafo de Eladio Monroy, el detective de Ravelo, ese que solo lleva por si acaso, ni un mísero corte. Yo había tirado de corte y de pipa en tiempos, pero habían pasado muchos años de eso. El Tijeras era una incógnita, aunque si hacíamos caso a las habladurías, puede que el nota fuera una máquina, si era verdad aquello que se hablaba de que entre él y su difunto colega el Lejía se habían cargado a una mafia rumana o rusa».
En las novelas de Paco, en el Canillejas de Paco Gómez Escribano los personajes son perdedores irredentos. O lo serían si tuvieran algo que perder, pero tan solo tienen la vida y ya la consideran amortizada hace tiempo. Han perdido tantos amigos y familiares, que su propia existencia les parece una anomalía. Tal vez por eso se enfrentan a los problemas y a los que son más poderosos que ellos con la fiereza del que no tiene nada que defender. Tal vez por eso, contra todo pronóstico, terminan ganando las batallas que emprenden, aunque siempre lo hagan pagando un alto precio. No será distinto en este caso.
Seguimos conociendo Canillejas, un barrio que, como todos, como todo, también va entrando en la modernidad, más aséptica, menos cutre y casposa, más tecnológica, menos humana. Ya no es el poblado chabolista que fue, la heroína ya no se inyecta, no aparecen muertos con las jeringuillas colgando del brazo, pero no se ha podido deshacer de su vinculación a las drogas y al vicio. Como sus propios personajes, Canillejas no puede abominar de su pasado, tan sólo mantenerlo alejado. Lo más alejado posible.
«−Mira, de verdad me alegro de que decidieras no meterte más caballo hace una pila de años, tantos que ya no te acuerdas.
−Sí que me acuerdo, como para olvidarlo. -
−Ya, coño, ya, pero de ahí a decirme que no eres yonqui... Toda esa basura está bien para que tú te acoples toda tu mierda mentalmente. Pero un yonqui es yonqui toda su puta vida. Solo hay una forma de no serlo: no haberte metido nunca. Solo entonces eres un yonqui potencial.
−No sé qué es eso de potencial, tronco, pero yo ya no soy yonqui. A mí me parece que eres como los maricas, que se creen que todos los hombres son maricas. Tú ves yonquis por todos los laos, colega.
−Pos vale, pos me alegro, pero te digo lo mismo: tú y yo nos metimos, una, dos, varias, infinitas veces, y seguimos clavándonos la chuta en los brazos, en las piernas y hasta en los huevos. Decidimos no hacerlo más y esa decisión es como un puto funambulista caminando por el alambre».
Otras obras de Paco Gómez Escribano, con enlace a las reseñas que escribí, casi todas para la Revista MoonMagazine, son las siguientes.
Título del libro: Narcopiso
Autor: Paco Gómez Escribano
Nacionalidad: España
Nacionalidad: España
Editorial: Alrevés
Año de publicación: 2023
Año de publicación original: 2023
Nº de páginas: 240
Me gusta la portada, el título y el escritor al que has dedicado tan buenas reseñas. De nuevo nos hallamos ante una historia de vidas rotas y de perdedores que deambulan por ese Canillejas que sigue escondiendo oscuros secretos. Una parte de Madrid, junto a San Blas o Lavapiés en los que la droga, y sus pisos, vuelven a recobrar una fortaleza que parecía anclada en décadas pasadas. Me hace gracia cuando alguien dice que puede controlar sus adicciones. Ni siquiera las más nobles, cine o literatura :), pueden ser controladas. Besos, Rosa.
ResponderEliminarSí, como dice el Pirri, después de haberse dado una vuelta por el centro, la droga vuelve al barrio de la mano de esos traficantes sin escrúpulos ni alma. Menos mal que esos supervivientes del barrio van a empeñarse en terminar con ellos aunque les cueste todo o casi todo lo que tienen. Es tan poco que no creen que merezca la pena dejarse avasallar por ello.
EliminarUna novela fantástica. Con detalles muy buenos que, lógicamente, no cuento aquí. Muy recomendable si te gustan las letras del autor.
Un beso.
Vidas rotas, como dice Miguel, y la épica de la derrota. Y ese pasado que resucita a la menor oportunidad... Estupenda la reseña, Rosa. No he leído todavía al autor pero me parece interesante la temática que aborda. Un beso.
ResponderEliminarEs un autor muy recomendable, Marta. Sus personajes son fantásticos. Han perdido muchas cosas, pero mantienen un gran sentido de la dignidad y de la lealtad. Tienen muy claro hasta donde se puede llegar y las líneas que no pueden traspasar ni permitir que nadie traspase. Y escribe de maravilla.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. La verdad es que estos libros me causan una especie de claustrofobia. Tengo la sensación al leerlos de que los personajes están atrapados sin poder salir en ese mundo cruel, sucio y sin esperanza. Y me la transmiten.
ResponderEliminarEsta vez me lo salto.
Besos
Entiendo lo que dices porque yo también siento cierta claustrofobia con algunos temas, aunque no precisamente con éste. Es cierto que los personajes viven en un mundo del que no pueden salir ni sé si querrían. O puede que sí quieran, pero sepan que es tan difícil que no les merece la pena intentarlo. Es lo que me gusta, ese toque tan realista que tienen las novelas de Paco Gómez Escribano. No se anda con falsas esperanzas ni con consuelos fáciles. En los barrios del tipo de Canillejas la vida es dura para muchos jóvenes que quedaron atrapados y es genial como nos lo cuenta. Sin compasión, pero con mucho respeto. Me encanta.
EliminarUn beso.
No pinta mal, pero ahora mismo me apetece otro tipo de historias. Necesito otro tipo de personajes, a los que la vida le trate un poquito mejor.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí, hay temporadas en que necesitamos lecturas tranquilas y sin sobresaltos. Me encantan las novelas de Paco Gómez Escribano, pero no se puede negar su dureza.
EliminarUn beso.
Qué reseña tan buena, no podía parar de leer.
ResponderEliminarMe has recordado al barrio donde crecí, un barrio obrero de gente buenísima que de un día para otro se vio lleno de droga, con lo que eso conlleva.
Mi abuelo se encontró un día a un chico muerto, con la jeringuilla clavada. Ese día mis padres empezaron a buscar piso y nos mudamos poco después.
Con el tiempo todo mejoró y actualmente es de nuevo un barrio obrero, pero en los 80 lo más normal era que muriese alguien casi a diario. Horrible.
Novela apuntada, claro.
Muy feliz miércoles.
Pues todas las novelas de Paco Gómez Escribano que he leído, transcurren en Canillejas. Ésta ya sucede en época actual, pero las que tiene ambientadas en los setenta y en los ochenta son muy crudas y muy buenas. Las tres primeras, Yonqui, Lumpen y Manguis que eran en principio la Trilogía de Canillejas me dejaron prendada del autor y ya no he dejado de leer todo lo que publica. Te gustará cualquiera de ellas.
EliminarUn beso.
Buenos días, Rosa.
ResponderEliminarEstas reseñas tuyas de Paco Gómez Escribano me traen recuerdos de los 80'. Ese ambiente de barriada y vida callejera era por aquel entonces muy comentado en Madrid. No es el tipo de novela que yo suelo frecuentar, como bien sabes, pero me gusta leer lo que nos cuentas tú en las reseñas.
Un abrazo, y enhorabuena por excelente trabajo!!
Buenos días, Undine. Los años ochenta me pillaron en León. No era lo de Madrid, pero también la droga hizo estragos. Por el Barrio Húmedo, si se te hacía un poco tarde, se veían escenas terribles a las que, ahora que lo pienso, estábamos acostumbrados. Todos conocíamos a alguien que tenía un hijo, o una hermana, o un conocido... Ahora parece que vuelve la heroína, afortunadamente, no inyectada.
EliminarLa verdad es que no te imagino leyendo un libro de Paco Gómez Escribano. Efectivamente, se aleja mucho de lo que tú sueles leer, pero me alegro de que disfrutes con mis reseñas.
Hola Rosa, un autor que sigo teniendo pendiente y cada vez que leo una reseña sigo apuntandolo de nuevo. Lo conozco de la Semana Negra de Gijon, de la que es habitual, este año tengo que leerlo si o si, aunque no se si hay un orden, o si puedo leer cualquiera. Besos.
ResponderEliminarNo hay un orden porque son historias independientes. Sí conviene leer este después de Prohibido fijar cárteles, pero tampoco pasa nada si no se hace así. Yo los he leído en orden de publicación y me ha encantado. No lo dejes. Es muy bueno.
EliminarUn beso
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarya sé que de este autor has leído unas cuantas y sé que te gusta mucho, que es de tus autores preferidos. El caso es que, por todo lo que cuentas y he leído en tus reseñas anteriores, creo que igual es de mi estilo, pero no sé porqué hasta ahora no he conseguido que me apetezca leerle. Que sean historias independientes le dan un punto extra y esos personajes que dices que el autor crea, irredentos perdedores, pues pintan bien. Presiento que debería conocerle, igual termino animándome
Un beso!
Creo que deberías darle una oportunidad. Sus novelas son muy realistas y cuentan historias de perdedores Los ganadores son mucho menos interesantes, aunque todos apostemos, o lo intentemos, por ellos. Y si te gustan las distopías, Madrid prisión es una muy buena, también ambientada en Canillejas. Creo que sí, que deberías conocerle.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. No he leído al autor y ahora te leo y me quedo con unas ganas tremendas de buscar este libro. Los personajes y la temática me atraen muchísimo y creo que me lo pasaría genial con la lectura. Mil gracias por tus impresiones.
ResponderEliminarBesos y felices lecturas.
Pues anímate. Son libros entretenidos, muy bien escritos, irónicos y con una crítica muy incisiva. Los personajes están muy bien diseñados y son de lo más creíble, así como los diálogos. Las tramas, muy bien llevadas y perfectamente rematadas. Vamos, que lo tienen todo.
EliminarUn beso.
Al final, y a causa de tus reseñas me veré obligado a leer algo de este autor que me recuerda tanto a Peret.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.
Noooo, Paco tiene el pelo más largo y mucha más personalidad, ja, ja. Puede que sí se dé un aire. Léelo, amigo no creo que te arrepientas.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarAnte todo, gracias por pasar por mi blog y comentar :)
No he leído a Paco Gómez Escribano, las novelas negras suelen llamar bastante mi atención y generalmente las disfruto mucho.
En este caso, por lo que nos cuentas, estamos frente a una historia muy peculiar que toca varios puntos sensibles. La ambientación me atrae y los personajes lucen realmente pintorescos, pero al no conocer el espíritu de ese barrio, su idiosincrasia y su jerga, temo no poder disfrutar a tope de la historia y de la pluma del escritor.
A lo mejor, para acercarme por primera vez al autor, me vendría mejor otra de sus novelas.
Excelente reseña ;)
Un abrazo.
Hola, Mariana. La jerga del barrio puede resultar extraña a alguien que no sea español. Incluso algunas palabras se nos escapan a los que, aun siendo de aquí, no tenemos nuestros orígenes en esos barrios, pero la verdad es que por el contexto se termina sacando y si no siempre está Google para darnos los significados de absolutamente todo, aunque debo reconocer que no he tenido que utilizarlo con los libros de este autor. Todas las novelas del autor que conozco transcurren en ese barrio en distintos momentos y todas tienen esa jerga que comentas.
EliminarUn beso y muchas gracias por tus palabras y por la visita.
Un beso.
Personajes de carne y hueso, mostrando sus vergüenzas y sus vidas rotas o dañadas por la droga, lamiseria y la soledad. La descripción que haces, y que hace el autor, de esos personajes y de sus cuitas me resulta de una gran naturalidad y sinceridad. Aun tratándose de una obra de ficción, se baa en hechos y situaciones reales vividas por quienes no han tenido suerte, o voluntad de superación, en esta vida. Me ha gustado mucho la trama de esta novela y debo reconocer que no he leído nada de Paco Gómez Escribano. Pero siempre hay un principio para todo.
ResponderEliminarUn beso.
Todas las novelas de Paco Gómez Escribano tiene tramas muy interesantes y muy bien narradas y resueltas. Narra con gran verismo la realidad de esos barrios (es Canillejas, pero podría ser cualquier barrio obrero de una gran ciudad) a lo largo del tiempo desde los años setenta del siglo XX. Paco Gómez Escribano es ingeniero y profesor en un instituto por lo que se puede decir que ha escapado del barrio, pero solo en lo que se refiere a la prisión que supone el barrio para otros porque él mantiene sus amigos y sus bares y una gran relación con Canillejas. No lo dejes más. Verás como te gusta.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa! Pura novela negra por lo que comentas. Además, con el añadido de que obra a obra el autor va creando una mitología propia donde el lugar se erige como el protagonista principal y cada personaje nos muestra su propia realidad particular. Muy buena idea por parte del autor. Y un ejemplo más de que el género está más que en forma en nuestro país. Un abrazo!
ResponderEliminarPaco Gómez Escribano es de los autores que conozco (me quedan algunos importantes) que mejor practica el género negro. En estas novelas de Canillejas ha creado un mundo literario propio que nos viene contando cómo era el barrio desde los años setenta hasta nuestros días. Interesante, muy bien escrito y, para mí, imprescindible.
EliminarUn beso.
Llevas unas cuantas de Gómez Escribano y veo que te ha vuelto a convencer y que te ha vuelto a llevar a ese barrio de Canillejas que muestra cómo los lugares determinan tantas veces las vidas de sus habitantes. Además, los perdedores son personajes que se me antojan mucho más cercanos a la realidad que los triunfadores.
ResponderEliminarBesos
Me convence siempre y creo que es porque escribe con una inmensa honestidad. Todo lo que sale de su pluma resulta creíble, aunque sea robando un lote de jamones 5 Jotas (que por cierto ayer descubrí que le han copiado la idea en una serie de TV) o desmantelando un narcopiso. Sus personajes son de lo más honrado, aunque siempre estén delinquiendo. Honrados en el sentido de cómo se muestran ante el lector. Junto a Alexis Ravelo es mi favorito español en novela negra.
EliminarUn beso.
Otro que tengo pendiente. De Paco sólo he leído una novela y me apetece volver a adentrarme en el mundillo de Canillejas
ResponderEliminarBesos
Pues Narcopiso te mete de lleno en Canillejas y en sus personajes más representativos. Una muy buena novela.
EliminarUn beso.