Tres eran tres 43


Tres eran tres en su entrega 43 nos trae tres novelas muy distintas. La primera entrega de una serie de un autor sevillano que jamás me decepciona desde que leí su trilogía Negra y recortada y lo descubrí con gran sorpresa; una novela de un autor argentino afincado en España que, aunque tiene una serie, en esta novela nos entrega una historia independiente ambientada en la dictadura militar que asoló su país de origen entre 1976 y 1983; y para terminar, la primera novela escrita por un autor francés que había permanecido sin publicar, pero que ya dejaba adivinar el gran narrador que iba a ser. 




Es 2011 y estamos en Sevilla. Diferentes escenarios y personajes nos van llevando por la ciudad. Aparentemente nada tienen que ver un yonqui sin hogar, una subinspectora de la Policía Nacional y una joven que busca un empleo como periodista. Aparentemente nada tienen que ver al asesinato de una madre cuando volvía a casa con su hijo y el de un camello que surte de heroína a lo más depauperado de la población yonqui de la ciudad. Y si añadimos el desalojo de un clan gitano de su asentamiento de chabolas o un crimen cometido dos años atrás en la persona de un joven del clan desalojado tampoco parece que se establezca la relación.

Y habrá más crímenes y se irá dejando ver qué tienen que ver con alguno de los anteriores aunque no con otros. ¿Y qué hace El Gabacho apareciendo antes o después en los diferentes lugares, o muy cerca, donde tienen lugar los asesinatos?

Casandra Torres a quienes todos llaman Sam es la subinspectora encargada de los casos. Junto a su compañero, superior y mentor, el inspector Hidalgo, tratará de resolver un rompecabezas al que cada vez le salen más piezas y menos huecos en los que encajarlas. También los redactores del periódico La voz de Híspalis, se verán implicados en la investigación, como periodistas y porque de pronto se ven directamente afectados por los hechos. 

A los crímenes del presente se unen el del joven gitano asesinado dos años antes y el misterio que rodea a la trayectoria como policía del padre de Sam y que la joven no ha dejado de tener presente aunque hayan pasado muchos años. El padre de Sam era «Un tipo duro al que pusieron en la lista negra cuando un alijo de drogas incautado desapareció de la comisaría. Todos apuntaron a Torres como responsable sólo porque estaba de jefe de turno. A raíz de aquellos hechos, Eduardo Torres pidió voluntariamente un destino en el País Vasco». Sam sigue empeñada en saber qué pasó con aquel alijo de droga.

El sexto libro que leo de Fernando de Cea me ha gustado tanto como los anteriores. Desde que leí su trilogía Negra y recortada me gustó este autor al que desconocía, un autor con muchas facetas muy interesantes. Es crítico de cine y tiene un blog dedicado exclusivamente a ello, El blog de Ethan. Es capitán de fragata de la Armada y ambientados en ese mundo de la navegación tiene también algunos libros.

Puentes y sombras forma parte de una bilogía que continúa con Cenizas para un blues que espero leer pronto. También he leído la bilogía dedicada a los policías Rosique y Yáñez compuesta por El suave roce de tu pelo y El leve brillo de tus labios. Es también autor de ensayos como Cine y navegación o El autoremake en el cine

Un autor muy interesante que recomiendo porque sus novelas muestran una Sevilla (aunque no todas, la mayoría de las novelas del autor que he leído se ambientan en la ciudad) alejada de la que patean los turistas con una realidad mucho más... real y, además, son novelas que enganchan con sus tramas policiales.

 


Empieza la novela en Madrid en 1999, cuando Jorge Luis encuentra en un teatro a un hombre que viene de su pasado, un hombre al que ha buscado mucho. Un hombre que aplaudía como un césar obligando a aplaudir a todos los que le rodeaban. Un hombre al que rápidamente reconoció y supo que tenía que matarlo.

Después el tiempo retrocede a 1978 y el espacio se traslada a Buenos Aires para que sepamos quién era el hombre que aplaudía y por qué Jorge Luis tiene que matarlo. Y conoceremos a Julio y lo veremos en un calabozo a donde le han llevado en plena dictadura argentina unas protestas contra un profesor. Julio pertenece a la clase privilegiada, aunque no le gusta que se sepa. No tiene convicciones políticas, o no las tenía hasta que llegó al colegio y conoció a Marcela.

«Julio no quería ser reconocido como un hijo de privilegiados, más privilegiados desde el golpe militar, desde que llegó al colegio privado y de clase media acomodada (elegido por empate técnico entre mamá, que insistía en que volviera al Nacional público de siempre, y papá, que quería mandarme a estudiar afuera, a algún lugar en inglés) y vio a Marcela sacudiendo el pelo y las manos y denunciando lo que estaba mal en el país y pronunciando las palabras prohibidas, especialmente la más temible: "Desaparecido"».

Tres meses después de ser detenido, Julio es puesto en libertad. No llegará a ser un «desaparecido», pero tampoco se sentirá del todo él mismo a partir de ese momento y es que, le dice a quien evitó que se convirtiera en uno de ellos, «me desapareciste tan mal que no soy capaz de aparecer del todo». No, Julio no volverá a ser el joven que fue detenido un día de 1978. El Julio que salió en libertad nunca podrá librarse del recuerdo y de las secuelas. Conocerá a Maximiliano, un indigente que vive en una especie de choza hecha de chapas y cartones en un descampado. Él será quien lo convierta en Jorge Luis y será el único amigo en una soledad formada por un padre con el que no se entiende y al que desprecia, y una madre que entretiene su locura en un sanatorio para enfermos mentales adinerados. 

Pasarán los años, terminará la dictadura y Julio volverá a la Argentina tras pasar unos años en el extranjero. Conocerá a Alba con quien vivirá una hermosa y complicada historia de amor porque la joven también guarda sus secuelas de aquellos terribles años. 

La primera parte del libro nos narra los hechos desde que Julio es capturado hasta que llega a ese 1999 en que, una noche en el teatro, descubre al hombre al que tiene que matar. La segunda parte narra los hechos acaecidos a partir de ese momento y todas las acciones de Julio para poder cumplir su objetivo de tantos años. 

El tango del torturador arrepentido es una novela de ficción, pero basada en unos hechos históricos que fueron tan reales como terribles. Es una novela en la que el terror produce supervivientes que serán incapaces de sobrevivir a su trauma, supervivientes que acumulan culpas, locura, necesidad de venganza, remordimientos. 

«Durante años me atormentó la sospecha de que lo más peligroso no es la existencia de hitlercitos como el general Videla, tan seguros en su demencia, sino que haya miles y miles de posibles seguidores de la corriente, por sucia que sea el agua que esa corriente trae. 
Los torturadores orgullosos y confesos son una anomalía terrible, pero mensurable. Lo otro, no. Lo gris, lo que nos hace aceptar lo inaceptable, es el verdadero horror del que, quizás, hablaba Conrad».

Con esta cita del autor quiero terminar la reseña de un libro que me ha gustado mucho, en el que abundan los grises, aunque los blancos y negros, que también los hay, están muy claros. Un libro para reflexionar que recomiendo sin reservas.



Dice Pierre Lemaitre en el prólogo de esta novela que está seguro de que no volverá a escribir novela negra. Nos vemos allá arriba, Premio Goncourt en 2013, y con la obra que yo conocí y me hice adicta al autor, «no es otra cosa que una novela policíaca de ambiente histórico que se me fue de las manos, pero que me llevó a embarcarme en un proyecto literario sobre el siglo XX que sigue entusiasmándome y que me ha distanciado de la novela negra». Lo que dice que le apena es haberse ido del género sin haberse despedido. Entonces se le ocurrió una despedida sin necesidad de escribir otra novela negra. Desempolvó una novela escrita en 1985 que jamás había intentado publicar. Al releerla se encontró con que estaba mucho mejor de lo que había pensado y en ella se encontraban ya muchos de los elementos que desarrollaría después. Se decidió a publicar en 2021 esta novela y menos mal que lo hizo porque hubiera sido una pena que los lectores nos la hubiéramos perdido. 

Conocemos a Mathilde el 5 de mayo de 1985, cuando regresa a París tras haber visitado a su hija en Normandía. «Tiene sesenta y tres años, y es bajita, ancha y gruesa. Viendo su cara, se adivina que ha sido guapa. Incluso muy guapa». Un aspecto que en nada hace presagiar lo que va a suceder poco después, cuando Mathilde llegue a la Avenida Foch.

Conocemos también a Vassiliev, un policía que divide su tiempo entre su trabajo y las visitas a Neuilly para ver al anciano señor De la Hosseray a quien el padre de Vassiliev había llevado en su taxi tres veces al día.  

«Al morir el padre, el señor De la Hosseray, conmovido, decidió asignarle una cantidad al pequeño René, cuya madre estaba necesitada. En recuerdo de su taxista favorito, el amable benefactor también pagó los estudios de René hasta su licenciatura en Derecho y su ingreso en la Academia Nacional de Policía»

Las visitas se harán más frecuentes ante la presencia de la nueva cuidadora del anciano, Tevy, con quien Vassiliev terminará desarrollando una amistad muy especial.

Y es Vassiliev el encargado de investigar el asesinato de la avenida Foch, porque eso y no otra cosa ha llevado a Mathilde ese cinco de mayo a la citada avenida: el asesinato de un hombre que paseaba a un perro. Mathilde es una asesina a sueldo. Iremos sabiendo su vida, su pasado en la Resistencia, su posterior fichaje gracias a Henri, su jefe de aquella época. Sabremos que Mathilde está empezando a cometer errores que su organización no puede consentir y entraremos en una vorágine de muertos, persecuciones, situaciones disparatadas. Y es que nunca se sabe por dónde puede salir esta mujer, de qué manera nos va a sorprender de nuevo, qué nuevo despropósito se le va a ocurrir a su mente... un tanto deteriorada.

Una novela tan sangrienta como divertida. Como se dice en el apéndice del final del libro: «En La gran serpiente, un divertido y exquisito juego macabro al más puro estilo Tarantino, Pierre Lemaitre hace gala de su humor más cáustico, brillante y despiadado». Totalmente de acuerdo.



Comentarios

  1. Buenos días, Rosa.
    En esta ocasión, me quedo con la novela de Pierre lemaitre. Como bien dices en tu reseña, quienes son genios apuntan maneras desde el primer momento. La gran serpiente me despierta gran curiosidad. Gracias por esta seción tan interesante de tu blog.

    Feliz viernes!!

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    1. Hola, Undine.
      La gran serpiente ha sido toda una sorpresa. Tiene escenas muy duras que no tienen la mínima compasión por el lector, como ya es marca del autor, pero tiene también otras disparatadas en las que no puedes dejar de soltar la carcajada. Como dices, ya apuntaba maneras.
      Un beso.

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  2. Gracias por la reseña, me apunto los otros dos libros, en especial el último (novela sangrienta y divertida, eso me atrae). Espero que te guste "Cenizas para un blues".
    Abrazos!

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    1. Gracias a ti por estas novelas tan adictivas e interesantes. Sería muy raro que no me gustara Cenizas para un blues porque van seis de seis y la séptima sería muy raro que no entrara entre las que gustan. Espero no demorarme mucho en la lectura, pero no prometo nada porque se me amontona el trabajo de una forma...
      Un beso.

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  3. Buena trilogía de lecturas la que hoy traes a tu blog, Rosa. Tomo nota de la de Lemaitre, un autor que me encanta, y también de Fernando de Cea de quien nada he leído, pero si tú llevas ya seis echadas al coleto y te siguen gustando tanto como al principio pues ya me has convencido. La de Carlos Salem me atrae menos.
    Un beso

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    1. Pues con cualquiera que te animes, creo que la disfrutarás. A Lemaitre ya lo conoces y ésta, aun siendo su primera novela, no desmerece nada de las otras. Fernando de Cea es un autor al que descubrí con Negra y Recortada, una trilogía de novelas totalmente independientes en cuanto a trama y personajes, que me gustaron mucho y que también te recomiendo. Además son cortas y se pueden leer seguidas en dos o tres tardes.
      Un beso.

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  4. Buenas tardes Rosa. Pues me llevo apuntadas la primera y la ultima. La del sevillano y la del francés. Me apetece suspense, crimen y sangre. Pero solo como lectura, para desengrasar de todas las enjudiosas que me he metido entre pecho y espalda durante esta última temporada.
    Según tus comentarios no creo me defrauden.
    Ya ves, que ya no paso por tu entorno bloguero con asiduidad. Quizá los años, no se, pero el tiempo si condiciona y mucho.
    Mi abrazo, ese sí, incondicional siempre.

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    1. No tienes ninguna obligación de pasar, pero eres muy bienvenido cuando lo haces. Creo que esas dos novelas te pueden venir muy bien para relajar un poco después de lecturas más duras. Aunque también tienen su punto de dureza, análisis y reflexión.
      Un beso.

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  5. Hola, Rosa. La primera me gustaría para una serie, de esas de 5 o 6 capítulos, es curioso porque luego este tipo de novelas de ambientes turbios y complicados se me hacen cuesta arriba, porque me agobio mucho pero en formato audiovisual sí me gusta. Me afecta menos.
    El del torturador no es para mí.
    De Lemaitre he leído Tres días y una vida, y Vestido de novia. Me gusta mucho cómo escribe y cómo construye este tipo de historias,creo que planifica muy bien. Pero también es muy duro, aunque este no lo descarto, me lo apunto. Aunque también tengo apuntado Nos vemos allá arriba .
    Besos

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    1. Hay cosas que yo también soporto mejor en serie o película, pero no porque sea más o menos duro, sino porque ante una calidad mediocre en audiovisual soy más tolerante, menos exigente.
      Por lo demás, estas tres novelas me han parecido muy buenas, no necesito suavizarlas en serie o película, aunque entiendo que la dureza es un hándicap para ti. No hay sin embargo (o no me lo parece a mí) excesiva dureza en estas novelas y la de Pierre Lemaitre mezcla mucho humor lo que hace que se aligere un tanto. Nos vemos allá arriba sigue siendo para mí la mejor novela del autor.
      Un beso.

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  6. ¡Hola, Rosa!
    Tres buenas opciones de lectura, imposible salir de tu blog sin apuntar :)
    No he leído a ninguno de los tres autores que nos traes hoy, me llama mucho la atención "Tango del torturador arrepentido", como ya sabes, las historias ambientadas en épocas de dictadura siempre me atraen un montón, además me cuesta entender cómo, aún hoy día, hay quienes quieren regresar a esos tiempos oscuros y malvados... una verdadera locura :(
    El libro de Pierre Lemaitre tiene una cubierta preciosa, muy fresca y que me encanta. Esa mezcla de juego macabro y sangriento con pinceladas de humor negro pinta ser una lectura entretenida, ideal para pasar un par de tardes distintas.
    Me contenta saber que has disfrutado de los tres títulos, gracias por sugerirlos.
    Un beso y feliz semana.

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    1. A mí también me atraen mucho las historias ambientadas en las dictaduras y la argentina es una de las más terribles. Carlos Salem consigue una historia repartida entre los momentos más terribles de aquella locura y unos momentos posteriores en los que se busca venganza. Una muy buena historia. La de Pierre Lemaitre tiene la curiosidad de ser la primera novela escrita y aún no publicada del autor y aun así es muy buena y sí, entretenida.
      Un beso y feliz semana también para ti.

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  7. Hola, Rosa. Pues la que más me llama la atención es la de Pierre Lemaitre que es un autor que me gusta mucho, pero también me ha parecido interesante el Tango del torturador arrepentido (qué título más bonito, por cierto) por el tema de la dictadura argentina que siempre es un marco muy poderoso. En cualquier caso y por lo que dices las tres son muy buenas propuestas así que las tengo en cuenta. Un beso y gracias por las recomendaciones.

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    1. El tango del torturador... es una novela muy interesante y una visión desde otro punto de vista de aquel terrible episodio histórico. Y creo que merece la pena. Y Pierre Lemaitre... es Pierre Lemaitre y ya lo era cuando escribió su primera novela que es fantástica.
      Un beso.

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  8. A ver Rosa, que no puedo apuntar tantos libros, que no me da la vida... Pero es que me tientas con los tres y así no hay manera. Bueno, yo me los apunto y a ver... Esto es un sinvivir...
    Besotes!!!

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    1. Así es la vida del lector compulsivo, un sinvivir. Se apuntan tres libros al día y se leen dos a la semana. Totalmente insostenible. ¡¡Pero tan divertido!!
      Un beso.

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  9. No voy a decantarme por ninguna de las tres, como suelo hacer en Tres eran 3, porque, tras leer esta entrada, las tres novelas que has reseñado me han interesado por igual. No obstante, recordarás mi especial atracción por Pierre Lemaitre, de quien dije la última vez que te hablé de él, que tenía la intención de leer todas sus obras. Tengo ya confeccinada una lista de sus novelas que tengo pendientes de leer, así que, sin duda, La gran serpiente, de la que ignoraba su existencia, será añadida a continuación.
    Un beso.

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    1. Yo a Pierre Lemaitre le sigo con pasión desde que lo descubrí con Nos vemos allá arriba, un premio Goncourt muy merecido. A día de hoy solo me quedan sus dos últimas novelas de la trilogía Los años gloriosos. Leí la primera y no quise leer más hasta que no estuvieran las tres.
      Los otros dos, muy recomendables también.
      Un beso.

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