"El camino estrecho al norte profundo" Richard Flanagan

Lo primero que quiero hacer antes de empezar a hablar de este libro es dar las gracias a Agnieszka del blog "Si no leo desespero" que, con motivo de mi publicación sobre "La bofetada" de Christos Tsiolkas, me recomendó esta otra novela, también australiana. Fue un gran consejo. Me pareció un título muy hermoso al que no acompañaba su portada. Desde luego, nunca hubiera llamado mi atención en una librería, pero como me fío del criterio de Agnieszka, igual me hice con él. Acierto total.
Se trata de un libro de guerra, pero no de una guerra gloriosa y épica con grandes batallas y grandiosos héroes que luchan y ganan medallas grandiosas; se trata de la más sucia, sórdida y humillante guerra, la que viven nueve mil soldados australianos prisioneros de los japoneses y obligados a construir un ferrocarril que, desde el norte de Bangkok, atraviese Birmania y llegue a la India; hombres sucios, maltrechos, enfermos de hambre, enfermos de enfermedades miserables: disentería amebiana, cólera, pelagra, beriberi, úlcera tropical; hombres que van a trabajar cada mañana "arrastrándose, entre la mierda y la esperanza, en el horizonte sin fin de un día que ni
Recorrido (más o menos) del ferrocarril
siquiera había empezado todavía"
; famélicos hasta la obscenidad más absoluta, hasta hacer indecente cualquier intento del autor por suavizar la dureza de su situación, hasta hacer que cualquier complacencia con el lector peque de impúdico eufemismo "Las nalgas del hombre eran poco más que dos miserables sogas entre las que sobresalía el ano - como un intrincado nudo marinero hecho con una cuerda mugrienta -, del que manaba un líquido verde aceituna hediondo y viscoso que se deslizaba por sus piernas escuálidas"
Y sin embargo, entre tanto dolor y miseria y enfermedad, hay hombres capaces de intentar mantener una dignidad que los ayude a vivir más allá de la mera supervivencia; capaces de comer el arroz aguado del desayuno y la bola de arroz terrosa del almuerzo, con la calma estoica de quien come cinco veces al día; capaces de jugarse la vida por arrastrarse hasta las letrinas en plena noche, a pesar de la debilidad y la urgencia, antes que hacérselo encima. Y hay héroes que luchan por sus compañeros, por salvarles la vida o por mantenerlos vivos cinco minutos más, por minimizales el dolor, cuando todas sus células son puro dolor, por mantenerlos un minuto más con apariencia y vocación humana.
Dorrigo Evans es un médico que se ve elevado a la categoría de oficial al mando de los prisioneros. Como oficial responsable y como persona encargada de velar por la salud de los hombres, se enfrenta cada día, aprovechando el respeto que los japoneses tienen a los oficiales, aunque sean enemigos y prisioneros, a la ingente tarea de hacer la vida más fácil, más llevadera, menos tortuosa a los hombres a su cargo "Dorrigo inventaba la vida sobre la marcha, y cuanto más confiaba en su imaginación, mejores resultados parecía obtener". Inventaba la vida, inventaba el valor, inventaba mil argucias para arañar un hombre menos en las filas de los que iban a trabajar cada mañana y recorrían once kilómetros de ida y otros once de vuelta entre los que se extendían horas de trabajo extenuante; un hombre más que pudiera descansar su enfermedad porque allí solo había enfermos, muy enfermos y personas totalmente incapacitadas para moverse.
Contaba con un "quirófano salido de la imaginación de un niño. Equipado con toscos muebles de bambú, latas de comida y de queroseno vacías y toda clase de baratijas robadas a los japoneses –botellas, cuchillos y manguitos de camiones–, era un prodigio de improvisación".
Y también es una novela de amor y desamor. Dorrigo se enamora de una mujer, pero se compromete con otra. La guerra interrumpirá su relación con las dos y, a la vuelta, una mentira, la comodidad, el dejarse llevar, le harán resignarse a lo que le queda pensando que ha perdido lo que desearía. Y pasará su vida de una mujer a otra, de
Richard Flanagan
adulterio en adulterio, admirando y a la vez no soportando a la mujer con la que tiene  sus hijos, y su vida.
Y es también una novela de supervivencia que trata de la vida que pudieron llevar a la vuelta los que sobrevivieron a la guerra y al campo de prisioneros. "Murieron deprisa, de formas insólitas, víctimas de accidentes de tráfico, suicidios y enfermedades traicioneras. Muchos de sus hijos nacieron con problemas y dificultades, disminuidos, retrasados o sencillamente extraños. Muchos de sus matrimonios se tambaleaban amenazando ruptura". Pero no sólo los prisioneros supervivientes encontraron una vida rota a su vuelta. También para el comandante del campo, Nakamura, y para uno de los guardias coreanos, Choi Sang-min, alias Varano, la vuelta será una lucha; habrán perdido la oportunidad de vivir una vida normal y no entenderán que se les persiga y se les condene por haber seguido las órdenes del Emperador, por haber luchado con honor, por haber obligado a trabajar como esclavos a unos prisioneros que habían perdido la dignidad y la honra cuando fueron capaces de perder la libertad y no quitarse la vida.
Todos ellos, prisioneros y guardianes, vivieron una vida más o menos larga. Los que llegaron a viejos, llegaron a olvidar por años que habían vivido una guerra, que habían estado en el infierno y fueron capaces de vivir una apariencia de normalidad que sus familiares más jóvenes no entendían, pero alguno de ellos "a la edad de noventa y dos años, mientras agonizaba en un hospital tras haber sufrido su tercer derrame cerebral, [...] una vez más vio el humo y olió la carne quemada y comprendió de pronto que la guerra era lo único que le había sucedido en la vida".
No quiero engañar a nadie. Se trata de un libro duro, inmisericorde con la tierra y con el cielo, despiadado con el lector al que pone ante situaciones desesperadas sin bebidas calientes ni algodones para enjugar tanta crueldad, tal baño de realidad. No es para estómagos débiles, nadie se va a apiadar de vosotros una vez os metáis en esta guerra, pero si tenéis el valor de hacerlo, si os podéis resistir a salir corriendo una vez adentrados en ella, tendréis vuestra recompensa en forma de una novela a la que le he encontrado un solo fallo (fallo que, para mí ha sido muy agradable, dado lo mucho que me ha gustado): el final se alarga, tal vez en exceso, puede que hubieran sobrado algunas escenas, algunas reflexiones, pero es un fallo menor que se perdona con gusto.


Comentarios

  1. Impresionante reseña de una historia brutal. Es curioso que no haya muchas obras que tratan de la crueldad de los japoneses en la guerra. A mí que acabó de visitar el campo de exterminio de Bikernau en Polonia leer esa cita del prisionero que pones en tu reseña me ha hecho recordar las fotos, pabellones, objetos y explicaciones de los guías en el se campo de prisioneros.
    Me apunto el título, a ver si lo puedo leer más pronto que tardé.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esta historia es brutal, como bien dices. Me he privado de citar algún párrafo demoledor por parecerme demasiado fuerte. Lo terrible es pensar que más allá de ser una novela, hay gente que lo ha sufrido en la realidad.
      Yo también estuve Auschwitz e hice toda la visita con los pelos de punta. Terrible a dónde puede llegar la crueldad humana.
      Un beso.

      Eliminar
  2. hola! una historia fuerte pero interesante, una lectura que no hay dejar pasar. Como siempre tus reseñas maravillan y sorprenden, pero sobre todo generan el entusiasmo lector, a mi solo ver tu nombre ya me despierta las ansias lectoras. gracias Rosa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras. Es una novela que crea la necesidad de leerla a poco que sepas de ella. Es una historia de la que se sabe poco y encima está contada con tanta crudeza que atrapa y espanta a partes iguales.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Me alegro de que te haya gustado la novela, aunque ponerlo así, con estas palabras, no me parece demasiado adecuado. Es una novela durísima pero resulta imposible dejar de leerla. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La palabra más adecuada puede que no sea gustar, como dices. Atrapa, espanta, interesa, te mantiene pegada a sus páginas con terror y con adicción porque la forma de contarla tiene un magnetismo que te impide abandonar aunque estés espeluznada.
      Muchísimas gracias por la recomendación.
      Un beso.

      Eliminar
  4. Hola, Rosa, me resulta muy apetecible este libro, o será que tu magnífica reseña así me lo hizo ver. Parece una novela cruda, pero imagino que algo de humanidad, aunque en su vertiente más dura, debe de haber. Da la sensación también de que es muy completa, pues así ha de ser si se combina guerra, con el amor y el desamor. Un beso, Rosa, hasta la próxima.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay mucha humanidad, y compañerismo, y vemos la guerra y la posguerra desde las víctimas y desde los verdugos, otras víctimas al cabo. Muy completa, como dices y muy recomendable.
      Un abrazo.

      Eliminar
  5. Por lo que cuentas ese camino al norte profundo además de estrecho es despiadado y cruel. Siempre he dicho que cada libro tiene su momento, o que cada lector precisa una lectura según en qué situación se encuentre. Yo, ahora mismo, necesito evasión que me distraiga y no creo que saber de las penurias de unos pobres soldados sea lo que mi ánimo requiere en estos momentos.
    De todas formas, me atrae mucho saber qué pasa con la vida de los que pelearon en una guerra cuando vuelven a su rutina, al mundo del que partieron para luchar por, muchas veces, no se sabe qué. Dejaré este libro en la recámara para un futuro.
    Estupenda reseña, Rosa, qué bien escribes.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde luego este no es un libro de evasión. A mí me ha atrapado y me costaba soltarlo, pero es que te sientes arrastrada hacia la vida dura de los personajes y quieres saber qué pasa y cómo te lo cuenta el autor. Yo lo he ¿disfrutado?; pues no, no creo que esa sea la palabra: lo sufres, te interesa, te envuelve, por momentos te espeluzna, pero sigues adelante porque si algo tienes claro es que debes llegar al final.
      No es para cualquier momento, pero tampoco para olvidar.
      Un beso y muchas gracias por tus palabras finales.

      Eliminar
  6. Qué buena pinta!!!!! Mi lista aumenta y aumenta y mi tiempo mengua cada día más.
    Un besito y muy feliz finde, me ha encantado la reseña, como siempre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te guste mi reseña. Es un libro para hacer crecer listas, e incluso para no permitir que se vaya desplazando hacia abajo.
      Un beso.

      Eliminar
  7. Terrible e intensa. Sin embargo, me ha enganchado tu reseña (y eso que yo me considero de 'estómago débil'). Me parece fascinante lo de que Dorrigo inventaba la vida sobre la marcha y, sobre todo, me parece profundamente desgarrador que alguien diga que la guerra es lo único que le ha sucedido en la vida.
    Excelente reseña, Rosa, ¡un beso muy fuerte de domingo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dura, pero apasionante. Se lee sin querer y eso que hay pasajes para ponerte los pelos de punta ochenta veces. Hay una escena bastante larga que me costó leerla, pero a la vez estaba maravillada de lo bien contada que estaba y de como transmitía la situación.
      Claro después de vivir algo así, lo olvidas para seguir viviendo, pero cuando toca hacer balance final, es lo que te queda. Muy recomendable.
      Un beso.

      Eliminar
  8. Como apunte te diré que este libro se refiere a lo que al terminar la segunda guerra mundial se empezó a llamar “ferrocarril de la muerte” era considerado el campo de concentración más grande de todos los que se levantaron durante el conflicto. Era muy estrecho (De ahí parte del título del libro) pero cruzaba parte de un país entero. Además fue uno de los que más vidas se cobró después de Auschwitz- participaron en su construcción no solo Australianos, también chinos y birmanos, británicos, holandeses,coreanos,estadounidenses,canadienses e indios.
    Chelo y Paloma ya tienen una posible propuesta para realizar un interesante Alalimón, pues la famosa película: El Puente sobre el Río Kwai está basada en los hechos, aunque esta cinta se centra sobre todo en la construcción de uno de los centenares de puentes que se construyeron a lo largo de la línea de ferrocarril.
    Un libro que no voy a dejar de leer.
    Besos Rosa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me gustó mucho "El puente..." lo que no sabía es que hay libro. Me encantará ese al alimón.
      Sí sabía lo del ferrocarril de la muerte, pero muy de pasada. Son episodios poco conocidos aunque no me extraña porque las salvajadas de los nazis hicieron pecata minuta cualquier otra cosa.
      Una novela para no perderse.
      Un beso.

      Eliminar
  9. hola no conocía la novela pero parece interesante gracias por la reseña y el descubrimiento nos leemos chao

    ResponderEliminar
  10. Estaba pensando en la película "Un puente sobre el río Kwai" y Francisco ya me ha sacado de dudas, porque película y novela están basadas en el mismo episodio histórico.

    Creo que la crudeza y las imágenes tan fuertes cuando se tratan este tipo de temas hay que usarlas con mucho tino; a mí personalmente me desagrada tanta crudeza, me parece efectista. He leído bastante sobre el Holocausto y para remover al lector no hace falta buscar el detalle escabroso. Todo esto te lo cuento sin leer el libro, así que no deja de ser una mera opinión.

    Lo que de verdad me interesa, es el después, tema que ha tratado Primo Levi, por ejemplo. Según comentas en tu reseña el libro aborda esta cuestión, la gestión de la propia memoria y de la culpa (muy curioso, porque a menudo la víctima se siente más responsable que el verdugo... por el hecho de haber sobrevivido).

    Excelente sugerencia, Rosa. Me la anoto.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Primo Levi en su maravillosa trilogía trata del después desde su punto de vista, trata su después y lo hace de una manera humilde y, como dices, sin efectismo de ningún tipo. Yo creo que su modestia no le permitía hacerlo de otro modo. Es esta novela, el narrador omnisciente, en tercera persona, nos va dando noticia del después de los prisioneros y de alguno de sus guardianes y resulta muy interesante ver las diferentes posturas: la del comandante japonés, la del guardia coreano, la del militar que no entiende que les vayan a ahorcar por lo que hicieron a los americanos, ingleses y australianos y no lo hagan por las barbaridades que hicieron a los chinos...
      En cuanto a la crudeza y al efectismo, yo creo que a veces son necesarios porque estamos tan acostumbrados a ver y leer acerca de horrores que ya no nos impresionan a no ser que alguien dé un puñetazo sobre la mesa y nos ponga delante una realidad difícil de digerir. Y este libro lo hace muy bien.
      Un beso.

      Eliminar
  11. Estimada Rosa Berrios:

    Si he visto la película "Un puente sobre el río Kwai", pero creo que después de leer tu magnífica reseña, voy a necesitar volver a verla después de tantos años porque solo recuerdo que era de guerra. En cuanto a este libro, no lo conocía, pero gracias a ti ya lo tengo en mi lista de espera. Supongo que hay que tomar un respiro entre tanta desgracia, pero como hay un trasfondo humano bastante apreciable, no dudo que su lectura debe ser apasionante.

    Bendecidos saludos de una vidente muy peculiar, ya me entiende.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Madame Santal, ¡qué gusto verla por aquí!
      Yo también tendré que ver la película otra vez porque sé que me gustó mucho, pero no recuerdo casi nada. No obstante, son historias distintas aunque basadas en el mismo episodio. La novela es muy dura, pero engancha por lo interesante que es todo lo que cuenta.
      Mágicos y hechiceros besos.

      Eliminar
  12. No es que no quiera leerlo, pero es que por ahora me causarìa un impacto tremendo y mis ànimos, en vìsperas de mi svacaciones, no pueden venirse abajo con este baño de realidad. El solo hecho de pensar en cautiverio y esclavitud, me da tristeza, enojo, impotencia. Pero es tan solo una de las tantas ramificaciones del ejeercicio inmoral del poder. Si las descripciones y pàrrafos que nos has traìdo son chocantes, pues me imagino que el libro completo ha de ser pesado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El libro tiene cosas aún más duras que las expuestas, pero lo compensa con otras muchas cosas que también tiene, ahora, no es para leer si el ánimo flaquea mínimamente o necesitamos todo nuestro optimismo intacto.
      Un beso.

      Eliminar
  13. Hola,

    Gracias por la reseña, que me parece magnífica. Soy Rita, la traductora de "El estrecho camino" al castellano y gran admiradora de Richard Flanagan. Sólo quería apuntar que la novela está basada en hechos reales, vividos en carne propia por el padre de Flanagan, el prisionero 335 al que está dedicado el libro, y que murió precisamente el día que su hijo le puso punto final. Flanagan cuenta que le costó décadas escribir este libro, que necesitaba quitárselo de encima (o de dentro) contando la historia de su padre (y la de todos los héroes a la fuerza, que quizá sean todos los héroes a secas). Quizá eso explique por qué resulta tan estremecedor. Pero también es un canto a la amistad, al amor y a la nobleza humana, así que no os asustéis!

    En cuanto al título, en realidad juega a hacer un símil entre el ferrocarril de la muerte, ese largo y estrecho camino hacia el norte, y el título de la obra maestra del poeta japonés Matsuo Basho, The Narrow Road to the Deep North, más conocida en castellano como "Sendas de Oku" en la célebre versión de Octavio Paz.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Rita. Muchas gracias por acercarte hasta mi blog y por dejar una información tan interesante. Yo sabía que la novela estaba basada en un hecho histórico como es el del ferrocarril de la muerte. Lo que no sabía es que se basaba, además, en los hechos concretos vividos por el propio padre del autor. Así la historia cobra mucho más realismo.
      Me ha gustado mucho, creo que toda la dureza que destila es pertinente porque hay cosas que no se pueden tratar con paños calientes ni con eufemismos. Merecen la verdad cruda y desnuda y eso, Flanagan lo ha sabido hacer de maravilla.
      Y como creo que algo (mucho) será también obra de la traducción, quiero felicitarte por haber sabido poner toda esa crudeza en castellano y hacerlo de manera tan convincente.
      Muchas gracias y un abrazo.

      Eliminar
  14. ¡Muchas gracias a ti, Rosa! Si me permites una sugerencia, creo que las reseñas de libros traducidos deberían recoger siempre el nombre del traductor, algo que ya hace la mayoría de los diarios de este país. No por afán de notoriedad, aclaro, sino más bien de mera visibilidad. Un gesto tan sencillo como ése contribuye y mucho a dignificar las condiciones de trabajo de los traductores. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que tienes toda la razón. Siempre he pensado que la labor del traductor es muy importante. No solo debe trasladar las palabras y frases a otro idioma, sino que tiene que hacer un trabajo de creación importante para que la obra no se convierta en algo frío al perder la frescura del idioma original.
      A veces leyendo alguna novela, he encontrado fallos que me han hecho dudar de si era una mala novela o simplemente estaba mal traducida.
      Yo no suelo poner la ficha de los libros que reseño, tan solo el autor, del que hablo más o menos según las circunstancias, pero lo tendré en cuenta porque creo que es muy justo.
      Un abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Con tus comentarios reflexionamos, debatimos y aprendemos más.

Lo más visto en el blog este mes

"Mujer en punto cero" Nawal El Saadawi

"La amiga estupenda" Elena Ferrante

"La caída de Madrid" Rafael Chirbes

"Tan poca vida" Hanya Yanagihara

"La sombra del cardo" Aki Shimazaki.

"El imán y la brújula" Juan Ramón Biedma

"La ciudad y sus muros inciertos" Haruki Murakami

"La trenza" Laetitia Colombani

Dos clásicos de amor y desamor.

"Las maldiciones" Claudia Piñeiro