"Anestesia total"
La encontraron muerta en la cocina de mi casa.
Prácticamente
partida en dos a lo largo y todo embadurnado de una sustancia oscura y pegajosa.
No hubo nada qué hacer. Un vecino lo había visto todo desde una ventana de su
casa y había llamado a la policía.
Todo el empeño de los agentes era que no le había ahorrado
ningún sufrimiento. ¿Qué querían, que la hubiera anestesiado?
−
Lo
intenté agente, pero no hubo manera. La jeringuilla con el anestésico rebotaba
sobre su superficie. No paraba quieta. Sí, pude haber intentado un algodón con
cloroformo, pero me agarraba con fuerza y me mordía y arañaba.
¿Que si lo había hecho
antes?
−
No,
agente, por supuesto que no.
(Afortunadamente, en las ocasiones anteriores, el vecino no
estaba asomado a la ventana espiando la actividad de mi casa).
¿Qué si lo hice delante de los niños?
−
Claro
que no, agente, ni se me ocurriría. ¿Por quién me toma?
(Procuro que los niños no estén delante, aunque creo que esta
vez, el pequeño se coló en la cocina persiguiendo una pelota mientras yo
luchaba para reducirla).
No hubo nada que hacer. Me llevaron esposado ante un juez y
ahora no sé si saldré libre, con una multa o con dos meses de cárcel.
Y es que si vives a orillas del Lago Leman y preparas una
paella, tienes que tener mucho cuidado con quién te observa mientras matas la langosta.
*Este relato, mínimamente modificado, fue presentado al reto "Con todo mi humor" de la Comunidad de G+ "Escribiendo que es gerundio". No resultó premiado.
Ya te dije en su momento que la sorpresa es buenísima. Que no resultara premiado el relato no significa nada y tú lo sabes, amiga.
ResponderEliminarLas pequeñas variaciones son muy acertadas.
Un beso
Por supuesto que no significa nada. La noticia de que no fue premiado la doy únicamente como tal noticia. A veces me premian y a veces, no, como es lógico. Para nada quería ser una queja. Solo hacía falta.
EliminarUn beso, guapa.
No fue premiado pero estuvo entre los tres primeros. A mi me gustó mucho el efecto sorpresa que nos preparaste al final, aunque sabía que no era todo lo que parecía mientras narrabas los hechos. Debe de ser la costumbre.
ResponderEliminarUn beso.
Tú eres uno de mis principales inspiradores a la hora de escribir con sorpresa final. No me extraña que al leer te des cuenta de que las cosas no son lo que parecen.
EliminarAunque, como le digo a Chelo, lo de que no fue premiado no está puesto como queja, sino como mera información, me alegra y me halaga saber que estaba entre los tres primeros. Lo que es la vanidad...
Un beso.
Ja, ja, ja... Si es que algunos tienen unos escrúpulos. Es curiosos, y no sé si te sirvió de inspiración, hace poco escuché en el telediario que en alguna parte se quería prohibir que el marisco se cocinara vivo. Lo escuché como de refilón. Y es que la realidad siempre anda pegada a la ficción. El inicio hace nacer en el lector una imagen cruenta que, poco a poco, termina en una sonrisa. Eso es el contraste, jugar con las sensaciones del lector. Un abrazo!!
ResponderEliminarPor supuesto que me sirvió de inspiración, David. Yo lo escuché algo más que de refilón porque fue una noticia que oí dos o tres veces en los telediarios. Se refería exactamente a Suiza y quedé tan perpleja que, dado que se había convocado el reto "Con todo mi humor", aunque no pensaba participar (me voy a tomar un descanso) no me pude resistir.
EliminarUn beso.
Pues no entiendo por qué no resultó premiada. Será que el jurado no sabe lo que es una buena historia con un final inimaginable que te deja la mandíbula desencajada, jeje. Buen relato, Rosa. Besos
ResponderEliminarBueno, no todos los que se presentan pueden ser ganadores y había relatos muy buenos. Muchas gracias por tu defensa del mío. Me alegro de que te haya gustado. A veces las noticias del telediario dan para mucho y este relato está sacado de una de ellas.
EliminarUn beso.
Madre mía, ¡una lucha a brazo partido con la langosta! Debía ser de armas tomar jajajjaa. Un micro muy divertido, Rosa, aunque eso no lo sabemos hasta el final. Antes, todo el tiempo, pensábamos que nos narrabas un terrible crimen. ¡Bien por tí!
ResponderEliminarQuedar entre los tres primeros relatos en todo un logro, así que enhorabuena :))
¡Un beso!
Gracias, Julia. No había pensado presentarme y, de hecho, en "El tintero de oro" esta vez no participo. Me voy a tomar un descanso y emplear el tiempo en adelantar algunas lecturas y reseñas. La gripe me lo ha puesto todo más cuesta arriba.
EliminarSe ve que la noticia de la muerte cruel del marisco en Suiza no tuvo mucha repercusión en los noticiarios. Yo pensé que la conocería todo el mundo, pero solo David la había oído.
Un beso.
¡Qué buen relato1, no me esperaba el final...¡una langosta! Qué pena que no ganaras.
ResponderEliminarBesos
Real como la vida misma. En Suiza las leyes determinan que antes de matar a un bichito de estos, hay que aturdirlo para evitarle sufrimiento.
EliminarEra en clave de humor y hay noticias que dan risa.
Un beso.
Qué bueno Rosa, el giro final es totalmente inesperado, no me extraña que estuviese entre los tres finalistas.
ResponderEliminarBesos.
Intenté que no se notara hasta el final y que pudiera servir tanto para una mujer o niña, como para la langosta. Me alegro si lo he logrado y realmente el giro es inesperado.
EliminarUn beso.
Rabiosa actualidad, jugando con los prejuicios. Enhorabuena.
ResponderEliminarActual sí que es. Creo que la noticia es de hace unos quince días.
EliminarGracias, guapo.
Un beso.
Jajaja. Ese vecino, además de fisgón, debía pertenecer a la Protectora de Animales, versión extremista. De todos modos, siempre me ha dado un cierto reparo ver cómo echan a una olla con agua hirviendo a estos pobres animales que, vete a saber si sufren al ser escaldados vivos. Qué caramba, a fin de cuentas también puede considerarse maltrato animal, jeje
ResponderEliminarUn micro muy ocurrente.
Un abrazo.
P.D.- He observado que el comentario que dejé en tu entrada anterior no ha aparecido. Misterios de la informática. El caso es que lo leí y me gustó.
Sinceramente, a mí también me da cosa echar el bicho en agua hirviendo sin anestesia ni nada. procuro sacarlo del frigo justo antes para que esté un poco atontado. Lo malo es cuando hay que abrirlos a la mitad para ponerlos a la plancha o hacerlos trozos para echarlos al arroz con toda su sustancia. Ahí sí que lo paso mal... viendo a mi marido hacerlo porque yo soy incapaz. Siempre me he consolado pensando que el sistema nervioso de estos bichos no se puede comparar con el nuestro y, por tanto su sensibilidad al dolor, tampoco, pero no deja de ser un consuelo interesado.
EliminarYa vi tu comentario a la entrada anterior en el correo. Te respondí allí mismo para que, si querías, lo copiaras y lo volvieras a poner. Me ha pasado dos o tres veces en los últimos meses y me da mucha rabia, pues me gusta tener los comentarios de la gente que pasa por aquí y se molesta en hacerlos. El comentario está leído. Muchas gracias.
Un beso.
Qué bueno, creí que era un relato de maltrato de género con humor negro, pero no, ¡era la langosta!
ResponderEliminarHabrá que tomar ese bicho fuera de Suiza, porque, efectivamente, es un delito matarlas en agua hirviendo. De todas formas, yo siempre he pensado que eso es una crueldad, y no me quiero poner tiquismiquis.
Un besote.
P.D. Que un relato no resulte premiado en un concurso cada vez me importa menos, hay demasiadas varibles, y todas injustas, que influyen en un veredicto de ese tipo.
Como le digo a Josep María yo tampoco los escaldo muy tranquila, y de cortarlos en trozos, ni hablar. Aunque realmente estoy convencida de que un sistema nervioso de artrópodo no se puede comparar con el nuestro y tampoco pueden sentir la misma intensidad de dolor, pero da cosa, sí. Ahora, de ahí a legislar al respecto... En fin tampoco quiero ponerme tiquismiquis.
EliminarYa digo que no me importó que no fuera premiado (hombre, mejor que lo hubiera sido), pero cuando concursas tienes que tener asumido el no ganar porque si no, menudo fracaso y sufrimiento. Lo comunico solo para qué se sepa, igual que cuando gano, también lo digo.
Un beso.
Hola Rosa, lo que parecía un relato de género negro, lo has transformado con una genialidad en algo ingenioso y que acaba en sonrisa con paella de por medio. Respecto a la noticia, estaría bien encontrar un punto intermedio entre el maltrato animal y la exageración como constante. Lo pasé muy bien al leerte.
ResponderEliminarUn beso y buen día.
Es que va a ser maltrato hasta echar insecticida en casa para matar a los mosquitos en verano. Yo también creo que hay que distinguir. No se puede ser cruel con los animales de manera gratuita, pero tampoco se puede pasar uno de incruento hasta límites ridículos que es lo que me ha parecido lo de la langosta.
EliminarMe alegro de que te hayas divertido con el relato. Era lo que se pretendía.
Un beso.
¡Lo vi en las noticias! Me alegro de que te haya servido de inspiración y te haya quedado este genial relato. ¡Vaya giro da la historia!! :))
ResponderEliminarUn besote!!
Debemos de ser cuatro despistados los que vimos la noticia. Llegué a creer que lo había soñado 😂😂
EliminarEso pretendía, que el giro fuera rápido e inesperado.
Un beso.
Final imprevisible. Sorprendente.
ResponderEliminarUn beso, Rosa.
Eso quería, sorprender y poner de manifiesto la ridiculez de algunos legisladores en algunos países.
EliminarUn beso.
Mira no tiene precio que este aquí sufriendo este insomnio que de vez en cuando viene a visitarme y tú me hagas reír, mientras te leía pensaba un asesinato vamos en toda regla, pero no se trataba de una langosta jeje, a sido muy bueno el final, me ha encantado. Un beso.
ResponderEliminarPues me alegro mucho, Tere, de haber servido para paliar tu insomnio y haberte hecho reír que, en esas circunstancias, ya es difícil.
EliminarUn beso.
jaja pues ante todo un final inesperado, sin duda. Yo que pensé que se trataba de un relato policial macabro... Aunque entre el humor y la originalidad se esconde una realidad reciente (yo también vi las noticias jeje).
ResponderEliminarUn besote.
El concurso tenía como tema el humor y cuando oí la noticia, de la que no podía dar crédito, no me pude resistir. A veces, lo macabro se convierte en grotesco y no hay que llevar muchas ideas preconcebidas cuando nos enfrentamos a una historia.
EliminarUn beso.
He pillado el final enseguida porque leí la noticia hace poco, da que pensar esa inquietud por el bienestar de una langosta y la despreocupación por la cantidad de problemas que agobian al ser humano en nuestros días. Pero bueno, al menos da para un buen microrrelato.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mí también me parece un poco frívolo legislar sobre el sufrimiento del marisco cuando tantos seres humanos sufren de todo, desde hambre hasta violencia. Pero, como dices, sirvió para un relato cómico y aproveché para mí crítica particular.
EliminarUn beso.
Me sorprendiste!!!! Divertido relato Rosa. En algún momento pensé "No puede ser tan evidente", pero no acababa de encontrar el fallo... Será que no hay fallo!!!
ResponderEliminarMe hiciste sonreir. Un abrazo.
No sé si hay fallo, pero, al menos, hay sorpresa. Ja, ja, sobre todo si no viste la noticia y no se te puede ocurrir algo así.
EliminarUn beso.
Me gustan mucho los relatos en esta línea a la que yo he bautizado cariñosamente como canalla. Me has hecho reír montonazo.
ResponderEliminarMuy bien llevado el factor la sorpresa, sí señora.
Un saludo.
Muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado. A mí me encanta ese calificativo de canalla.
EliminarTeniendo en cuenta que era un reto llamado "Con todo mi humor" es ya un premio haberte hecho reír.
Un beso.