"Corazón de napalm" Clara Usón

Corazón de napalm nos va contando dos historias en capítulos alternos. Los impares nos hablan de Fede, un niño obeso y punki que se acaba de afeitar la cabeza para desesperación de su madrastra que tan solo le había ordenado que se quitase la cresta. Estos capítulos están contados en tercera persona, pero focalizados en Fede. Todo lo veremos desde el punto de vista del niño. Hace casi un año que no ve a su madre ni sabe nada de ella. Su padre y él viven ahora en Santander con Natalia, la mujer de su padre, la hija de esta y el niño que acaban de tener en común. Fede ha escogido para afeitarse la cabeza el día del bautizo de su hermano lo que desencadenará la crisis familiar que llevará a todo lo demás.

Los capítulos pares están narrados en primera persona por Marta, una artista que durante años se dedicó a pintar por encargo cuadros que firmaba Maristany, un afamado pintor demasiado anciano para poder tan siquiera sostener el pincel. Marta fue su sostén, las manos de las que se sirvió para seguir pintando sus valiosos cuadros. Y como ella misma aclara «yo no falsificaba cuadros: yo pintaba Maristanys. Cuando el famoso pintor valenciano, afincado en Barcelona, me contrató, a finales de 1994, tenía más de ochenta y dos años y las manos deformadas por la artritis. Su cabeza seguía bullendo de ideas, pero sus dedos no podían ponerlas en práctica, así que yo hice eso, prestarle los míos para llevar a cabo sus proyectos». Todo, absolutamente todo, estaba ideado y controlado por el pintor. Él diseñaba las formas y decidía los tonos y colores. Marta tan solo era su herramienta de trabajo. 

La historia de Fede nos irá contando su vida con sus padres en Barcelona, un caos de alcohol y drogas que terminó mal. Sabremos pormenorizadamente lo que sucedió aquella noche, la que precedió a la última mañana que los tres pasaron juntos. Justo antes de que Fede se tuviera que ir a vivir una temporada con Marilis, la amiga de su madre, y antes de que su abuelo paterno tomara cartas en el asunto y decidiera cuál iba a ser en adelante la vida de todos ellos. De casa de Marilis Fede fue a Santander a vivir con su padre y ya no ha vuelto a saber nada de Carmen, su madre. 

«Pocos meses antes del incidente, sus padres, presionados por su abuelo, que amenazaba con cortarles el grifo del dinero, accedieron a contraer matrimonio, previa desintoxicación». Todo hubiera sido tan fácil sin el incidente... Ahora sus padres estarían casados y vivirían los tres en Barcelona felices. Pero tras lo que pasó aquella noche todo se vino abajo y las decisiones del abuelo tomaron un rumbo muy diferente

Pero Fede no es un cagado como su padre y ya está harto de que otros decidan cómo y con quién tiene que vivir. Así es que ese día, el 23 de agosto de 1984, el día en que cumplía trece años, lo encuentra la lluvia en la playa de Los Peligros, extendiendo sobre la arena las bragas de su madrastra y de la hija de esta que ha robado de la casa junto con su pasaporte y cuarenta y cinco mil pesetas. El destino que le espera en unos días es viajar a un internado suizo donde Natalia lo quiere recluir para quitarlo de el medio y del que el cagado de su padre no se ha atrevido a librarle. Nada más alejado de la vida intensa con la que Fede sueña. Y es que el joven quiere vivir la vida a tope como su admirado Sid Vicious. 

Acompañaremos a Fede en una aventura increíble que lo llevará de nuevo a encontrarse con su madre y que cambiará el destino de ambos. No era esa la primera intención de Fede. Él quería viajar a Londres y vivir en un squat como los punks, pero el destino lo llevó de nuevo con Carmen y pensó que sería bueno que ambos de fueran a Londres. «Se preguntaba hasta qué punto era punk irte a vivir a un squat con tu madre. No era habitual, le constaba, pero se habían dado casos, el más notorio, el de Sid Vicious, que iba con su madre a todas partes y cuyo talante punk nadie podía poner en duda».

Marta por su parte nos cuenta su visita en 2006 a una exposición del MACBA de la obra de Maristany. El pintor ha muerto y los cuadros que se exponen son los de sus últimos años, los que, aunque nadie lo sabe, pintaron ella y su sucesor después, cuando la segunda mujer de Maristany la despidió. Ahora ha invitado a sus amigos a ver la exposición. Es la única forma de mostrar "su obra", aunque la situación merezca una discreción que algunos de los que la acompañan no practican nunca. «[...] había sido muy imprudente por mi parte llevarlos conmigo, pero la vanidad, la maldita soberbia, como diría mi madre, había soplado en mi oído el consejo equivocado, arrastra a tus colegas, me había susurrado, que vean lo que eres capaz de hacer, o lo que hacías, antes de ser guía del Museo del Prado».

Entre los amigos de amigos que han ido a contemplar la obra está Juan, un juez de menores con el que volverá a coincidir tiempo después y que supondrá un aliciente en su vida un tanto desastrosa. Desde que la despidió la mujer de Maristany «andaba trampeando [...] no acababa de encontrar una ocupación que me satisficiera, o ni siquiera eso: prescindiendo de mi contento o agrado personal, no había hallado el modo de ganarme la vida. En un par de ocasiones me había visto obligada a pedir prestado a mis padres para pagar el alquiler de mi estudio del Raval,[...] Acababa de regresar de Madrid, de una desdichada experiencia laboral como guía del Museo del Prado». El trampeo consiste en dar clases de dibujo en un colegio de niñas del Opus y en pintar retratos a los turistas en las Ramblas los fines de semana.

El primer encuentro con Juan resultará un tanto accidentado, pero a partir del segundo la relación se irá afianzando. A pesar de la mala sensación que le dejó, llegará a la conclusión de que Juan es un buen hombre muy preocupado por los niños de los que tiene que ocuparse en su trabajo y es que al juzgar a los demás «la ética cristiana nos ha acostumbrado al maniqueísmo, a las clasificaciones duales: blanco o negro, bueno o malo, cuando la realidad es más bien gris, las personas alternativamente obran (obramos) bien, mal o regular, son (somos) capaces de actos excelsos, de sacrificio o desinterés extremados y también, en según qué circunstancias, de los crímenes más atroces, pero esa ambigüedad nos desconcierta, no sabemos a qué atenernos».

Clara Usón

Entre la relación con Juan y las ofertas de trabajo más o menos claras, más o menos turbias que le van surgiendo, se desarrolla la historia de Marta. Como ya suponía el lector, Marta y Fede, sus historias, se encontrarán a través del tiempo y el espacio. El recurso de alternar tramas que aparentemente nada tienen que ver para unirlas al final mediante un giro más o menos ingenioso es algo que actualmente está muy de moda, pero creo que no lo estaba tanto en 2009, cuando se publicó esta novela que obtuvo ese mismo año el Premio Biblioteca Breve.

Clara Usón nos habla en esta novela de muchas cosas: la concepción del arte, el abandono, la culpa, las relaciones de pareja, la autodestrucción. Y como en todas las novelas anteriores que he leído de la autora, el suicidio que, si bien tiene menos presencia que en novelas que escribió posteriormente aunque yo las leí antes, aparece también aquí con su carga de culpa doble, la que lleva al suicida a du destrucción y la que deja en los que no supieron evitarlo.

No es la novela que más me ha gustado de la autora. También es cierto que de todas las que he leído es la más antigua y se ve que la escritora va ganando con el tiempo. Sea como sea, no hay que perderse a Clara Usón.

Estas son las novelas que he leído de la autora junto al año de publicación:

La hija del este, 2013

Valor, 2015

El asesino tímido, 2018

Este libro participa en el Reto Escritores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra U.

Título del libro: Corazón de napalm

Autora: Clara Usón
Nacionalidad: España

Editorial: Seix Barral

Año de publicación: 2009

Año de publicación original: 2009

Nº de páginas: 368