"La marca del agua" Montserrat Iglesias

No sé lo que les van a decir a los muertos los que se han ido, quién les va a explicar que se quedarán aquí como los trastos que no se pueden llevar o vender. Yo, desde luego, no subiré a decírselo, aunque alguien tendrá que hablar con ellos. Madre dice que los muertos no escuchan. Qué va a saber. En ningún sitio está escrito que no atiendan razones. Una vez le pregunté a don Rufino y me dijo que los muertos ya no nos oían, pero don Rufino no es un cura leído; en realidad, es un ignorante, así que bien podrían hacerlo y que él no lo supiera. Y ahora los van a dejar aquí y sin ninguna explicación.

La casa no ha notado que nos tendremos que marchar en menos de media luna. A la luz del candil, todo está como lo dejé: la puerta abierta, el zaguán en penumbra y Noble agitándose en la cuadra. Patea, relincha. Luego tengo que ir a ver lo que le pasa a ese animal.


El agua ya ha hecho su marca en la piedra escogida. En pocos días tienen que vaciar la casa e irse al pueblo nuevo. En diez días, en media luna como mucho, la casa será agua y todo lo que permanezca en ella será agua, como agua va a ser en poco tiempo lo único que quede de Hontanar, lo único que se vea de Hontanar: una lámina de agua plateada, brillante y quieta. Debajo seguirá el pueblo, las casas inundadas, los prados encharcados y los muertos en el cementerio... Lo normal es llevarse los muertos y enterrarlos en el pueblo nuevo, pero  eso no va a ser posible en Hontanar. El presupuesto no llega. Tal vez hubiera llegado sin la rapiña de los de siempre, los que se aprovechan de los vivos y de los muertos para arrimar un poco más de dinero a su cuenta corriente. De manera que ahora, no hay para desmantelar el cementerio viejo ni para seguir con las obras del nuevo. 

Marcos se dispone a viajar con su hermana al pueblo nuevo «Sara, el agua ya llegó. Tenemos que marcharnos». Pero Sara no aparece. No está en ninguno de los sitios que serían normales. Hasta que da con ella en la cuadra.

«Veo sus botines de charol, pero no en el suelo. Más arriba sus medias negras, su vestido azul marino, el de tablas anchas, el de lana, el que estrenó hace dos domingos para la misa de Pascua. Más arriba, sus manos blancas, abiertas, flojas, separadas del cuerpo, como si no quisiesen ensuciar la ropa, sus hombros protegidos por el cuello redondo del vestido, de seda negro. No hay otro tan elegante como ese en todo el pueblo. Ella sola lo hizo. Su trenza negra, larga, volcada hacia delante como las manos blancas. Arriba del todo su cabeza ladeada, la piel solo un poco azul, los labios oscuros, los ojos abiertos sin un punto fijo. Es Sara y está muy quieta y no es posible. Nadie se sostiene en el aire. Más arriba, una de mis cuerdas de esparto atada a un machón. La cuerda acaba en el machón y empieza en Sara, o termina en mi hermana y empieza en el machón. Atada ahí, cualquier cosa puede sostenerse en el aire. Pero no vivo, y Sara no puede estar muerta».

Y sin embargo, Sara solo puede estar muerta. Que Marcos sea incapaz de asumirlo, no cambia nada. Nada vivo puede colgar así y tampoco Sara. De manera que Marcos se plantea viajar con Sara al pueblo nuevo, porque lo que no va a permitir de ninguna manera es que Sara se quede con los otros muertos de Hontanar sepultada bajo toneladas de agua. No obstante, la idea le estremece. En el pueblo nuevo está la madre de ambos. Allí está también Gabriel, el novio de Sara y uno de los artífices del embalse como ingeniero que es. Y también Vitoria y Juan, mujer e hijo de Marcos. No es una decisión fácil. Ni el transporte del cuerpo ni llegar con la noticia de la muerte de la joven. 

En el carro tirado por Noble, Sara, bien oculta, envuelta en la colcha de su ajuar y tapada con los sacos de los vellones que la madre guardaba para renovar las camas, emprenderán el viaje que asegure a la joven un entierro seco, bajo una tierra seca. O, al menos, no inundada. Como ya está inundado medio pueblo. El agua ha ido llegando a las piedras, a las marcas que cada uno ha establecido como frontera, como señal de que el momento de la partida había llegado. Y es que no todas las casas quedan cubiertas de agua a la vez.

«El sur de la calle Real parece tan ajeno al agua, con el cementerio en medio del cerro, los palomares, las bodegas de la ladera y los tejados rojos sobre la piedra de los caserones —ese ancho y alto es la fonda—, que es increíble lo que pasa más allá de nuestra marca, al norte. A esta hora ya está lleno de destellos del agua, que es un cangrejo plano y manso que va encaramándose sobre las casas: primero en pequeños charcos que se cuelan por el portalón de los corrales en la calle de las Huertas; hasta la mitad de las ventanas bajas en el callejón de la Plaza; hasta el mástil de la bandera en el Ayuntamiento; hasta los desvanes en la calle de la Lastra; y en la calle del Cura apenas se adivinan ya unas pocas tejas. La iglesia se salva en el alto, junto a la pared del cortado, como una isla rodeada de tejados sumergidos. No resistirá. Allí está para impedírselo el talud de la presa, mucho más alto que la torre, de un gris que parece un pariente descolorido de este camino inútil, pero ajeno a los tejados, a las casas, a los cortados, al río, a los hombres, a los animales y a las plantas, y, sobre todo, tan ajeno a la iglesia que no puedo evitar imaginármela ya tragada por las aguas, vencida.
—Mejor marcharnos ya, hermana, así siempre recordaremos la iglesia como era».

Es abril de 1950, pero el viaje de Marcos hacia el pueblo nuevo nos llevará hacia el pasado, hacia pasados muy diferentes en los que iremos sabiendo muchas cosas. Sabremos de la vida de su madre en Madrid cuando ellos eran niños. Y sabremos cómo se inició el proyecto del pantano, de las visitas de los diferentes promotores e ingenieros que vinieron a hospedarse en la pensión de la madre, hasta que llegó Gabriel, el último, el que se convirtió en novio de Sara. Y sabremos que no es un pantano de los proyectados por Franco. Su origen se remonta en el tiempo, viene de antes de la guerra. 

«Cuando en el 30 llegó la hora de mi quinta, el pueblo llevaba años lleno de ingenieros, de capataces, [...] Volví de la mili con la esperanza de que todos se hubieran esfumado. No era una idea tan absurda: si los reyes se habían ido del país, ¿cómo no se marcharía toda aquella gente traída por el Gobierno? Pero en el pueblo seguían los del ferrocarril, los de la carretera, los del viaducto y los de la mina como si tal cosa, incluso había más».

El viaje de Marcos con su hermana muerta dará para mucho. Y más, cuando a sus recuerdos y a su diálogo unidireccional con Sara (ya sabemos que Sara no puede estar muerta y él le habla para conjurar la muerte), se una la conversación que el cura, Don Rufino, al que se encuentra y con el que no le quedará más remedio que ir y venir tratando de ocultar lo que cubren los vellones de lana. Y sabremos de las peleas de los habitantes del pueblo, de los odios que se cultivan generación tras generación, de las ofensas que se gestaron durante la guerra, de las que provocó el propio pantano entre sus detractores y sus defensores. 

Montserrat Iglesias

La marca del agua es el viaje literario que hace la autora. Sus abuelos  vieron sepultado bajo las aguas su pueblo, Linares del Arroyo, en la provincia de Segovia. El pueblo nuevo al que los mandaron fue La Vid. Los pueblos nuevos en los que realojan a los exiliados por las aguas, suelen ser pueblos inhóspitos, fríos, sin alma, sin los modos de vida a los que los habitantes están acostumbrados. Pero si ya, encima, se quedan sin sus muertos, se convierten en pueblos que han perdido una parte de su anclaje con el pasado, flotan en un vacío difícil de asumir, la historia y la tradición se desdibujan sus pies sin apoyo. Tal vez, si Marcos consigue llevar el cadáver de Sara al pueblo nuevo, lo salve de la nada del pasado. Tal vez baste un solo muerto para redimir la falta de raíces de todo un pueblo. 

Una magnífica novela que cuenta el exilio sufrido por muchas gentes en España. Un exilio, a veces de unos pocos kilómetros tan solo, pero que ha supuesto una gran pérdida de todo tipo y no solo para los directamente afectados. Siendo de León y habiendo aportado mi pequeño granito de arena en la defensa del valle de Riaño, sé, al menos un poco, de lo que hablo.

Riaño antiguo (izquierda) y Riaño Nuevo (derecha)

Este libro participa en el Reto Autores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra I.
 
Título del libro: La marca del agua
Autora: Montserrat Iglesias
Nacionalidad: España
Editorial: Lumen
Año de publicación: 2021
Año de publicación original: 2021
Nº de páginas: 272

Comentarios

  1. Una novela emotiva escrita con una prosa muy especial que apela tanto a la memoria familiar de la autora como a la memoria de aquellos pueblos desaparecidos en aquellos años. Sus habitantes se vieron condenados a un exilio que, aunque como comentas era a escasos kilómetros, no dejaba posibilidad de regreso y por tanto abocaba a la desesperanza. La sensación de desarraigo debió de ser tremenda.
    Besos

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    1. Tu reseña fue la que definitivamente me animó a leer la novela. Me ha parecido una preciosidad en la forma y en el contenido. Un tema duro que es especialmente sensible para mí por todo lo que empeñamos, en balde, en tratar de salvar Riaño.
      Un beso.

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  2. ¡Hola, Rosa! Separarse de la tierra que los vio nacer y además, tener que lidiar con la perdida de seres queridos, es una prueba muy dura para el ser humano. Creo que esta novela, me mostrará algo que desconocía y es el exilio en España. Espero tener la oportunidad de leer y disfrutar de esta lectura. Gracias por la reseña. ¡Besos!

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    1. Ojalá puedas leerla porque es una novela muy recomendable: bien escrita, con un tema interesante y con unos personajes inolvidables.
      Un beso.

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  3. Un bonito título para una historia personal, pero que abarca muchas historias universales. Efectivamente el caso de Riaño es de los más conocidos de España, pero hay otros muchos pueblos en Europa y en el mundo que quedaron sepultados bajo las aguas. Es cierto también que ese sentido de identidad, incluso acrecentado por lo que comentas de los cementerios, es para la literatura un nicho donde escribir y emocionar con las novelas.
    Un beso, Rosa.

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    1. En León hay tres valles enormes ocupados por embalses que sepultaron varios pueblos cada uno. Y no eran pueblos pequeños precisamente. Había planes para convertir en pantanos casi todos los valles de la provincia. Yo creo que el escándalo y la posición mediática que conseguimos con Riaño, hizo que el resto se aparcara. Por desgracia, a Riaño no fuimos capaces de salvarlo, pero en el empeño conocimos a mucha gente que vivía en el pueblo y sabemos lo que significó para ellos...
      Un beso.

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  4. ¡Hola! ya me llamó la atención esta novela en el blog de Lorena y ahora tras leerte me sigue picando la curiosidad. Lorena decía que al leerla no pudo evitar pensar por todo en general pero sobre todo por la prosa en "Yo no sé de esas cosas" de Elisa Levi, una novela que a mi me flipó (y que te recomiendo mucho), eso ya me puso los ojos como platos. Me parece un argumento muy curioso, eso de el agua que se traga pueblos enteros, la verdad que debe ser muy complicado tener que salir para otro lado con todo y dejar atrás lo que ha sido tu hogar (una pena también lo de Riaño)
    Me encanta la cubierta, aunque realmente no sea algo importante a la hora de elegir mis lecturas
    Un beso

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    1. No he leído Yo no sé de esas cosas. A mí me recordó, creo que ya lo había dicho Lorena en su reseña, Mientras agonizo, de William Faulkner. Lo de transportar un cadáver por zonas rurales con ríos etc., no es algo que se encuentre en muchas novelas y es lógico que se relacionen en la memoria.
      Un beso.

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  5. Uf, un drama en toda regla. Abandonar el lugar donde naciste y creciste, junto a toda tu familia, es un choque psicológico tremendo, pues se deja atrás toda una historia personal y familiar. Además, el traslado del cadaver de esa joven para que no sea el agua quien la entierre, le da a este relato un plus de drama humano. Si bien la forma en que lo has contado ya es de por sí muy atrativa, la reproducción literal de los párrafos escritos por la autora muestra un estilo narrativo con mucha fuerza. Así pues, tanto la tematica, el fondo, , por otra parte basada en hechos reales, como la forma, dotan a esta obra de un gran interés, tanto humano como literario. Me ha gustado mucho.
    Un beso.

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    1. Ojalá te guste la novela si te animas con ella, cosa que te recomiendo. La prosa de la autora me ha gustado mucho. La forma de ir pasando del presente al pasado para contar la historia es muy ágil y las relaciones entre los habitantes del pueblo con sus rencores familiares y los que se gestan en la Guerra Civil, también nos muestran un retrato muy real. Un libro realmente recomendable.
      Un beso.

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  6. Qué historia más tremenda esta de los pueblos sumergidos. Fíjate que hace muy poco he leído yo también una novela sobre este tema "Distintas formas de mirar el agua" de Julio LLamazares que te recomiendo mucho si no la conoces. Una historia familiar en torno a esa situación con un tono muy poético. Esta que tu comentas también la apunto. El desgarro que provoca ese exilio forzado en gentes tan ancladas a su tierra y su paisaje debe ser algo impensable. Una reseña fantástica, Rosa. Un beso.

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    1. Ese libro de Julio Llamazares en concreto, no lo he leído. Ya sabes que él procede de un pueblo de los muchos que en León han quedado debajo de un pantano. El suyo, Vegamián, es muy especial para mí pues allá por mi veintena estuve paseando por lo que quedaba de él. habían vaciado el embalse para limpiarlo y se podía andar por el pueblo, entre las casas. Aún recuerdo la escuela con sus leyendas: "Niños" "Niñas" sobre el dintel de las respectivas puertas. Su madre era maestra en el pueblo. Tengo que leer ese libro de Julio Llamazres.
      Un beso.

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  7. La tenía apuntada ya gracias a Lorena y con tu reseña me convences aún más de que tengo que leerla.
    Besotes!!

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  8. Me parece que esta historia puede ser tan conmovedora como interesante. Me la apunto para leerla en breve, porque me ha gustado mucho lo que has contado de ella.

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    1. Aciertas plenamente, es conmovedora e interesante. Espero que te guste.
      Un beso.

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  9. Hola, Rosa. Esta historia me impactó mucho. Recuerdo perfectamente cuando hablé con la autora y me contó la trastienda de esta novela. Este tipo de historias siempre me conmueven y me parecen necesaria porque se establece un vínculo con el pasado. Besos

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    1. Escuché una entrevista con la autora en YouTube y me encantó. Me encantó lo que dijo y me encantó ella como persona, tan expresiva... Estoy de acuerdo en que son historias que vienen muy bien para que no nos olvidemos de dónde venimos.
      Un beso.

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  10. Hola Rosa, que drama el de los pueblos abandonados porque van a ser sepultados por un pantano, y que desgarrador para los vecinos que dejan allí lo que fueron y sus muertos porque no hay presupuesto para llevárselos... Y si encima fuera para mejor, pero no suele ser así, ya que el lugar al que los trasladan no tienen alma... Me recuerda a Distintas formas de mirar el agua de Julio Llamazares, una novela que me gustó muchisimo. No conocía a la autora, así que me llevo apuntada la novela. Besos.

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    1. Veo que sois varias las que habéis leído la novela de Julio Llamazares. Yo aún la tengo pendiente y debo solucionar eso. Lo curioso es que en todo pantano, hay gente del pueblo que es partidaria del proyecto para poder cobrar la indemnización. Ahí empiezan a crearse rivalidades que desunen a la gente y hacen que sea más fácil llevarlos por donde la autoridad quiere. Muchas cosas se esconden en esas obras faraónicas como se las ha llamado.
      Un beso.

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  11. Buenas tardes, Rosa.

    Un tema duro el que trata la novela que nos traes hoy. Supongo que hay que vivir esa experiencia de cerca para llegar a comprender el alcance del dolor y la pérdida. Apunto La marca del agua para leerla en un futuro. Mil gracias por la interesante recomendación!!

    Feliz inicio de semana!!

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    1. Tiene que ser muy duro saber que todos los lugares que amas, que te han visto crecer, amar y sufrir, van a quedar sepultados bajo las aguas y nunca volverás a verlos. Si fue duro para los que estábamos allí tratando de conseguir que aquel despropósito se frenara, para los habitantes de los pueblos tuvo que ser terrible. Recuerdo que poco antes de la demolición de los pueblos (en Riaño derribaron las casas y aplanaron el terreno), se suicidó un anciano. Ojalá te guste.
      Un beso.

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  12. ¡Hola, Rosa!
    Leo tu excelente reseña y me viene a la mente un libro que leí años atrás, no sé si lo conoces, se trata de "Me quedo aquí" de Marco Balzano. Una novela basada en la historia real de un pequeño pueblo de habla alemana en la frontera entre Italia, Austria y Suiza. Curon Venosta, hoy día es un sitio turístico famoso en todo el mundo por su campanario sumergido, un campanario que simboliza una batalla perdida y un pueblo que ya no existe porque quedó sumergido por la construcción de un enorme embalse para producir energía hidroeléctrica.
    Me llevo tu sugerencia, me he quedado con ganas de saber qué pasa con Marcos y el cadáver de Sara, me es imposible quedarme indiferente frente a estas novelas de resistencia, lucha y valentía.
    Un gran abrazo.

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    1. No sé por tus tierras. Me da la sensación de que en América no hay tantas obras de este estilo (igual me equivoco), pero en Europa las hay en casi todos los países con montañas adecuadas y, especialmente en España donde Franco se hizo famoso por su afición a inaugurar pantanos. Y eso que el de esta novela viene de antes, incluso de antes de la Segunda República. Creo que esta novela te puede gustar mucho.
      Un beso.

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  13. Todavía ayer estuvimos hablando de Riaño, así que tomo nota. Además me he acordado de una familia muy querida por la mía, eran de Riaño aunque actualmente están en Cistierna.
    Siempre nos traes historias muy interesantes.
    Feliz día.

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    1. Pocas veces he vuelto a pasar por Riaño desde que se inundó y esas pocas veces a sido a instancias de otras personas y sin mucho gusto por mi parte. Con la de horas que pasé en el pueblo... Mi pareja de entonces y sus amigos tenían una casa alquilada en Riaño porque estaban haciendo tesinas cerca de allí. La demolición fue un duro golpe del que me salvó que mi hijo acababa de nacer y con eso estuve entretenida que si no...
      Un beso.

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  14. Hola, Rosa. Lo que me gustan a mi las historias de los pueblos. Y el juego que han dado en literatura esos pueblos inundados por los pantanos. Qué duro que te saquen de tu tierra y que se destruya tu pasado pero si encima no se respetan los muertos, acabamos. Apuntadísima la novela.
    Besos

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    1. Creo que en pocos casos se han dejado los muertos sepultados e inundados. Este caso es verídico y es lo que sucedió en Linares del Arroyo, pero en los casos que yo conozco se han trasladado los muertos s un nuevo cementerio o cada familia a donde lo ha deseado. Te gustará.
      Un beso.

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  15. Qué duro debe ser abandonar tu hogar, tus recuerdos, e incluso tus muertos para que las aguas se queden con todo, aunque sea por un bien general.
    Me apunto esta novela, gracias por la recomendación.
    Un beso.

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    1. No sé yo si el bien general justifica ciertas pérdidas. Y en todo caso ¿no se puede conseguir ese mismo bien general de otra forma? Cuando peleábamos por Riaño, un grupo de ingenieros hicieron un proyecto de pequeños embalses con los que se conseguía regar la misma superficie sin inundar ningún pueblo. Claro que lo que no se conseguía era regular el caudal del Duero aguas abajo para las centrales eléctricas de la entonces Iberduero (recién despojada de su central nuclear en Lemóniz). Siempre pensamos que el verdadero objetivo de inundar Riaño era ese más que el riego que suponíamos secundario.
      Bueno, histerias aparte, ojalá te guste la novela.
      Un beso.

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  16. Visitarte, Rosa, es emprender un maravilloso viaje que solo tu nos regalas con cada entrada.
    Muchas gracias por compartirla y hacerla tan rica n detallitos e informacion!!!

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    1. Gracias por tu visita. Para mí en genial recibirla. Me alegro de que sea tan grato pasarse por mi blog.
      Un beso.

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  17. Hola, Rosa. Yo anoté este libro para comprarlo pero luego dude por no estar yo para estas historias tan duras. Gracias por tus impresiones, veo que es un buen libro. Un saludo y felices lecturas.

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    1. Es un buen libro, en efecto. Es duro, pero creo que merece la pena por lo bien escrito que está, por su sensibilidad y por la historia que cuenta.
      Un beso.

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  18. ¡Me encantó tu publicación! Tu perspectiva única distingue tu escritura. ¡Esperamos más!

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