"El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes" Tatiana Ţîbuleac
"El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes" empieza de una forma brutal. Sus palabras nos golpean con esa violencia callada e implícita que es más agresiva que la real. "Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento". No hay más que una declaración de intenciones, pero cuesta leer las frases sin sentir que un escalofrío nos recorre desde la nuca hasta el coxis. Todos nuestros sentidos se ponen en alerta. ¿Qué se esconde detrás de un hijo que odia a su madre hasta el punto de desear matarla con "medio pensamiento"? ¿Qué vivencias pueden dar lugar a palabras tan crueles? Desde luego, algo muy turbio se debe de ocultar en el pasado de Aleksy para haber creado en él todo ese resentimiento hacia su madre.
Ese mismo verano en que su madre tuvo los ojos verdes, Aleksy termina la escuela en la que ha estado durante siete años. De nada han servido esos años, según él mismo nos dice: nada ha cambiado el hecho que le llevó allí tras volverse violento; todo sigue igual. La desgracia y la pérdida, como era de esperar, no han revertido y él sigue teniendo ganas de pegar a la gente, pero ahora por fin, termina la escuela. "Era, por fin, libre, pero mi futuro tenía algo de la solemnidad de un cementerio engalanado". Ha estado en una escuela para gente complicada, para gente con problemas, y ahora el futuro se abre ante él con pocas expectativas más allá de la de haber terminado.
Y, mientras se regodea haciendo esperar a su madre, mira a su alrededor, a los padres de los otros, de sus amigos y compañeros, que han ido a recogerlos, "un triste hatajo de perlas falsas y corbatas baratas, venido a recoger a sus hijos defectuosos, escondidos de los ojos de la gente". Abuso tal vez de las citas. No me importa. Solo mediante las propias palabras de Aleksy, somos capaces de ver su desastrosa visión del mundo, solo a través de sus cínicas y desesperanzadas afirmaciones podemos hacernos una idea de lo herido que está. Poco a poco, a medida que leemos, vamos sabiendo parte e intuyendo el resto del pasado que los ha convertido a él y a su madre de ojos verdes en los seres desasistidos y vulnerados (a la par que vulnerables) que nos encontramos al principio de ese verano.
Un verano para el que Aleksy tiene planes. Quiere viajar con sus amigos Jim y Kalo. Jim es su mejor amigo, otro desecho de la escuela para locos, y a los ojos de Aleksy, poco dado a interpretar los sentimientos paterno filiales, sus padres "lo habrían vendido por sus órganos en un abrir y cerrar de ojos si no les hubieran importado los comentarios de la gente". Kalo, su otro amigo, es "retrasado, pero majo", tan majo que nadie ha querido decirle a qué se dedica en realidad su madre, aunque todos lo saben (lo sabe al menos Aleksy o lo imagina). Los tres tienen planeado viajar a Ámsterdam en unos días para dejar de ser vírgenes y pasar las mejores vacaciones de su vida, porque unas buenas vacaciones es algo que está muy lejos de los alumnos de su escuela de deteriorados.
Pero los planes de la madre de ojos verdes de Aleksy son muy distintos, y el muchacho se verá en un pueblo francés, lejos de sus amigos y de Ámsterdam, de Londres y de la abuela; viviendo solo con su madre, comprando fruta y verdura en el mercado de los domingos, o tazas amarillas, una lámpara con forma de tulipán o un cántaro de barro en el mercadillo de antigüedades. Conocerá a gente que marcará su vida y con la que seguirá en contacto muchos años después, cuando escribe esta historia por prescripción de un psiquiatra y ya se ha convertido en un pintor famoso y nuevamente herido. Conocerá a Karim, el dueño de la tienda, a John, que les ha alquilado la casa y, sobre todo, a Moira.
Tatiana Ţîbuleac |
Las heridas de Aleksy empezaron en su infancia, cuando la madre, rota de dolor, estuvo siete meses sin hablarle ni hacerle caso. Ni siquiera tuvo el consuelo de unas palabras duras por su parte, un rechazo, un decirle que no le podía atender y que esperara unos meses y ya se vería. Ni una palabra recibió de su madre en aquellos meses en que se sintió invadido por el abandono y la culpa. La herida de sentirse prescindible lo persigue sin tregua "he estado siempre de más, no he sido nunca necesario, el triste resultado de un regateo momentáneo y el borrador amarillento del que sería, algún día, el Hijo [...] Ni amado, ni deseado, ni desechable, una especie de lámpara en forma de tulipán en casa de unos ciegos. Un frasco de perfume vacío. Un jarrón de cristal con palomas en la mesa de una muerta. Si hubieran existido mercadillos de personas, mi madre y mi padre me habrían cambiado por un pulverizador o, simplemente, me habrían abandonado debajo de un tenderete y habrían salido corriendo".
Y leemos y nos sentimos invadidos por un desasosiego que se nos queda pegado. Aleksy me causa una desazón que es la mezcla de pena y compasión y rechazo. Rechazo sus lamentos y sus quejas, pero entiendo su dolor. Un dolor que se concentra en aquel verano en el que las heridas del pasado y las que aún vendrían en el futuro confluyeron y se mezclaron para cristalizar en la propia herida de ese verano. Es como si todo el dolor de Aleksy viajara en el tiempo y confluyera en el dolor de aquel verano, pero sin curarle ni librarle del de el pasado y del de el futuro. Y nos invade la necesidad de aliviarle, de corregir el pasado y anular el futuro y "rebobinar ese verano como una cinta y volver al día en que vino —gorda y bajita— a recogerme en la escuela por su cumpleaños. Desodiarla y decirle que tenía unos ojos preciosos antes de que ella me lo preguntara".
Título del libro: El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes
Autor: Tatiana Țîbuleac,
Título original: Vara în care mama a avut ochii verzi
Título original: Vara în care mama a avut ochii verzi
Traducción: Marian Ochoa de Eribe
Editorial: Impedimenta
Año de publicación: 2019
Año de publicación original: 2019
Nº de páginas: 256
Esta es una de las lecturas que vimos hace muy poco en el blog de Lorena, así que la recuerdo bien, uno de esos títulos con los que nos suele sorprender “El paxaru verde”.
ResponderEliminarUna madre, o un padre, pueden depositar la semilla del resentimiento en un hijo, por los motivos que sean, relevantes o irrelevantes, sin ser del todo conscientes de las consecuencias futuras en la mente y actitud del hijo.
Si las líneas de Lorena ya despertaron mi interés, ahora las tuyas, con otros matices aportados, lo refuerzan.
Un beso, Rosa.
Entre padres e hijos, por muy buena que sea la relación, siempre hay deudas pendientes y algún resentimiento enquistado. Siempre he dicho que son relaciones dominadas por el egoísmo. la gente me mira raro, pero creo que o no me explico o no me entienden. Los hijos cuando se tienen es por egoísmo y cuando no se tienen, también. Distintos egoísmos, pero egoísmo al fin. Es cierto que daríamos la vida por ellos, pero no deja de ser otra forma de egoísmo que Richard Dawkins explica de maravilla en "El gen egoísta". Eso hablando de padres normales como seguramente lo somos nosotros. De los hijos, para qué hablar. Somos egoístas sin paliativos ni eufemismos.
EliminarYo también llegué a esta novela por Lorena y aunque me ha transmitido algunas sensaciones distintas que a ella, estoy de acuerdo en lo mucho que me ha gustado.
Un beso.
Historia dolorosa y sobrecogedora. No conocía título ni autora pero parece interesantísima por tu reseña. La tengo en cuenta, Rosa.
ResponderEliminarNo es de esas novelas que se ven por las redes ni en las secciones de novedades o libros más vendidos, pero es una historia llena de matices y muy humana. Muy recomendable.
EliminarUn beso.
Definitivo que esta novela tengo que leerla. Me la introdujo antes el blog El pájaro verde y recuerdo que me produjeron repulsión esos comentarios de un hijo hacia su madre. Son tan poco naturales como los de una madre que no cuida, protege y atiende las necesidades emocionales, materiales y espirituales de sus hijos. Entonces comprendo ña correspondencia de los afectos o más bien los "nulos afectos" ... pero vaya que la vida se encarga de ponernos cara a cara con nuestros miedos y traumas, por eso imagino que el final ha de ser esperanzador.
ResponderEliminarSe trata de un caso muy extremo de sentimientos negativos hacia la madre, pero fíjate que a mí no me parece antinatural ese resentimiento. Todos lo hemos sentido alguna vez, aunque no tan exagerado como digo. De todas formas hay que leer la novela para saber lo que llevó a esos sentimientos y cómo evolucionaron aquel verano en Francia. Te recomiendo la lectura de este libro para que descubras ese final que no sé yo si es muy esperanzador...
EliminarUn beso.
Madre mía que historia nos traes. Cuanto dolor, me has dejado realmente impactado con las citas, pero tienes razón que así nos hacemos una idea mejor de lo que pasaba por la cabeza del chaval. Sin duda la leería. Besos
ResponderEliminarSí, es una historia dura y de mucho dolor. Las citas son escalofriantes, pero al mismo tiempo son muy buenas y la única forma de hacerse la idea de lo que hay en la cabeza del Aleksy.
EliminarUn beso.
ESta vez la dejo pasar, no me llama lo suficiente.
ResponderEliminarBesos
Gracias por leerme y comentar a pesar de todo.
EliminarUn beso.
De no conocer esa "conversión" del joven Aleksy, supongo que el lector va pasando de odiarle a comprenderle y finalmente a querele, por lo menos un poco. Resulta muy interesante ver cómo una "llaga" de la infancia, aunque con el tiempo vaya cicatrizando poco a poco, siempre deja una cicatriz indeleble y es bueno recordar de dónde procede y saber perdonar a quien te hizo ese daño y el por qué.
ResponderEliminarUn beso.
No he sido capaz de odiar a Aleksy, a pesar de sus duras palabras y de su cinismo un tanto ofensivo. Se le ve tan vulnerable, desde el principio (y puede que ya estuviera avisada por Lorena), y se le intuye tan destrozado que me ha resultado muy enternecedor, aunque un poco cabroncete.
EliminarUna novela con muchas cosas ocultas en el pasado y en el futuro, mucho dolor pasado y por venir. Muy interesante.
Un beso.
Cuánto dolor hay en Aleksy y su madre. Y qué bien que hayan podido encontrarse en ese verano y que Aleksy pudiera comenzar a desodiarla, como él dice. Creo que es casi imposible leer este libro y no quererlos. A la madre de los ojos verdes la quise desde el principio. Con Aleksy tuve que bucear en su cinismo para conseguirlo pero me ganó completamente. Es un libro precioso de despedidas y encuentros. Qué bien que te haya gustado.
ResponderEliminarBesos
Tal vez por venir avisada desde tu blog (aunque puede que no sea por eso), yo los he querido a los dos. Como le digo a Josep María, Aleksy es desde el principio tan vulnerable que no se puede dejar de quererle aunque algunas de las cosas que dice nos pongan los pelos de punta.
EliminarMe ha gustado mucho porque denota una sensibilidad ante el dolor, sus causas y sus consecuencias, muy particular.
Cuánto tesoro escondido guarda la literatura. De algunos nos enteramos, pero muchos quedarán en el pozo de la ignorancia por siempre. me pone nerviosa pensarlo, aunque entiendo que es inevitable.
Un beso.
Es una novela dura, de una relación difícil, muy difícil entre una madre y un hijo.
ResponderEliminarLa verdad es que no es fácil, y presiento que esa relación que existe entre madre e hijo, es por el pasado de la madre,q ue no ha debido de ser tampoco fácil y de ahí la relación con su hijo, porque creo que todo tiene un porque cuando eres madre, y si tu pasado no ha sido fácil, luego la relación con tu hijo tampoco lo es.
Somos egoistas, es verdad, pero dejamos de serlo cuando somos madres, porque por nuestros hijos hacemos lo que sea, y a veces hasta equivocándonos , pero por ellos lo que sea y a veces nuestras equivocaciones hacen que nuestros hijos, sin darnos cuenta, lleguen a ser realmente egoístas, no es fácil la crianza de un hijo, nada fácil.
Leeré cuando este preparada para afrontar la dura relación entre una madre y un hijo, ahora no, precisamente la mía con mi hijo no esta siendo nada fácil, de modo que cuando las cosas vuelvan a su sitio, leeré este libro.
Un beso.
Yo no creo que las madres dejemos de ser egoístas. Creo que lo somos de otra manera, pero siempre he pensado que las relaciones padres e hijos están muy mediatizadas por el egoísmo. Por nuestros hijos hacemos lo que sea, pero muchas veces no somos capaces de respetarles, de darles libertad, de entender sus posturas diferentes a las nuestras, de aceptarlos tal como son y no cómo nos gustaría que fuesen. Mucho de lo que decimos que hacemos por su bien es en realidad por nuestro bien y para nuestra tranquilidad.
EliminarSiento que tus relaciones con tu hijo sean complicadas. Siempre hay temporadas difíciles, pero siempre pasan y vuelve la normalidad.
Un beso.
Uy, pues creo que puede gustarme mucho... lo anoto!
ResponderEliminarBesotes
Seguro que te gusta. Es muy bueno.
EliminarBesos
El dolor, y el resentimiento desde luego no son agradables para ninguna de las dos partes, pero hay que reconocer que estos sentimientos o sensaciones funcionan a la perfección para crear historias literarias. Lo que nunca, supongo, sabremos es si parte de esta historia puede tener algún retazo autobiográfico por parte de la escritora moldava.
ResponderEliminarBeso Rosa, y buena semana.
Por lo que he leído en alguna entrevista, nada tiene que ver con la autora y su madre por lo que no hay nada autobiográfico. Dice que no sabe por qué escribió la historia, pero que estuvo abducida por ella durante dos meses.
EliminarLas causas del dolor y las heridas que dejan nunca pueden ser juzgadas desde fuera y eso es lo que les pasa a los personajes de esta novela que de tanto sufrir y sufrirse han perdido la capacidad de relacionarse con normalidad hasta que... Once upon a time...
Un beso.
Una novela de personajes, sin duda. Alesky siente dolor, ira y un profundo desprecio a sí mismo. Y quien se siente así lo más natural es que lo propague hacia los demás, a sus compañeros, a los padres de ellos y, por supuesto y de manera más virulenta, hacia las personas más cercanas, como en este caso su madre.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el título, ese momento de epifanía en el que nuestras creencias y sentimientos cambian. Demuestra la autora tener una mirada de escritora al mostrar con ese hallazgo que dice tanto. "descubrí que mi madre tenía ojos verdes".
Anotada queda.
Un abrazo, Rosa!!
La epifanía de Alksy llega con dureza, pero llega y le llega el tiempo de desodiar a su madre y a sí mismo. Lo malo es que la vida aún le guarda heridas y motivos para no salir del hoyo.
EliminarHay sufrimientos que producen más sufrimientos y, si no sabemos cortar a tiempo la cadena, se pueden transmitir como una mala epidemia.
Un beso.
Pese a que veo que disfrutaste con su lectura, tendría que leer los primeros capítulos de esta novela para saber que me puede interesar su lectura. Impedimenta es una editorial que tiene un catálogo interesante, aunque en esta ocasión no lo tengo muy claro con la lectura que recomiendas. Besos.
ResponderEliminarPues como Lorena suele poner enlaces para empezar a leer las novelas que reseña, te puedo dejar el enlace para empezar a leer este libro:
Eliminarhttp://impedimenta.es/media/blogs/libros/capitulosPDF/PRIMERAS%20PAGINAS_El%20verano%20en%20que%20mi%20madre%20tuvo%20los%20ojos%20verdes.pdf
Espero que ese comienzo te parezca tan genial como a mí y te animes a leer el libro. Seguro que te gusta.
Un beso.
Conocía el libro por el blog de Lorena. Me parece una propuesta atrevida, porque la relación entre madre e hijo siempre se retrata de manera positiva. Los conflictos entre progenitores suelen ser madre-hija o padre-hijo, si acaso padre-hija. Me viene a la mente "Apegos feroces", por ejemplo. También resulta chocante que aborde el tema una autora y tan joven. En fin, hay tantas joyas bajo el barro. Aunque visitas los centros comerciales y solo ves eso... barro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto que las relaciones entre madres e hijos suelen ser más cordiales y positivas que con las hijas, pero creo recordar alguna otra historia en que es tormentosa hasta límites extremos, aunque puede que más en cine y en películas cuyo título no puedo recordar.
Eliminar"Apegos feroces" y otras muchas novelas que recuerdo ahora tratan los conflictos entre madres e hijas, pero ciertamente es menos frecuente con los hijos.
Es cierto que la autora es demasiado joven para tratar un tema tan doloroso y de la forma que lo hace y, además, declara que nada tiene de autobiográfico. hay gente que madura pronto y de forma muy positiva.
Hay barro en los centros comerciales, pero lo malo es que también hay mucho en la sección de más vendidos de las librerías, aunque allí se encuentran más cosas.
Un beso.
Qué bonito y a la vez qué triste todo lo que nos cuentas de este libro. Me has dejado con muchas ganas de leerlo con tu reseña (te ha quedado genial, por cierto, y las citas no han estado de más en absoluto)
ResponderEliminarBesos!
Gracias por tus palabras. Las citas son tan buenas (tengo muco subrayado) que me he tenido que reprimir porque si no, la reseña hubiera sido una copia del libro.
EliminarUna gran historia. Te la recomiendo.
Un beso.
Siempre consigues sorprenderme con tus recomendaciones. Esta historia aunque no parezca demasiado original, creo que puede tener el encanto de relatar una relación madre-hijo alguien tan joven como esta autora. Apuntado para el verano.
ResponderEliminarBesos.
Hay muchos libros que se esconden hasta que se descubren en un blog de repente y te cautivan y sabes que tienes que leerlo. Eso me pasó a mí con este y fue una sensación totalmente acertada.
EliminarUna autora muy madura en su forma de narrar para lo joven que es.
Un beso.
No recuerdo como es que apareció Moira en el libro El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes. Me podrías hablar un poco de ella px al final terminan casándose. Gracias! Beatriz
ResponderEliminarMi Facebook es Beatriz Vedoya
ResponderEliminarLa acabo de leer. Me ha gustado mucho. Al principio me impactó bastante, luego ya vas entrando en la historia y llegas a querer abrazar a estos personajes. Un libro con muchos matices para profundizar.
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