"La hija" Anna Giurickovic
"Un entramado de calles de fiesta alrededor de la mezquita. En el zoco, el ambiente es más fresco y no tan viciado. Es septiembre. Los niños gritan, ríen, corretean entre burkas, velos de color pastel, turistas ricos, gente pobre. Se aglomeran en torno a un bazar, ante una tienda que vende artículos religiosos, ante una librería. Un hombre da un bocado a un baghrir y lo paladea como un niño". Una muy sugerente introducción para empezar esta historia; un escenario exótico y atractivo para situar a Maria (así, sin tilde; no existe en italiano), paseando por las calles de la medina de Rabat llenas de gente que, tras la oración comunitaria en la mezquita, celebra el Eid al-Fitr, el fin del Ramadán.
Maria tiene cinco años y pasea con sus padres y contempla con orgullo y adoración cómo su padre explica a unos turistas franceses el sacrificio de Abraham. Su padre es alto y guapo y la gente lo mira con admiración al pasar. La familia de Maria no es marroquí, pero tampoco son turistas. Son italianos y el padre de Maria trabaja en la embajada. Llevan unos años viviendo en Rabat y les gusta participar en las costumbres locales. Viven en un palacio y María es la princesita de papá.
Pero eso no son más que recuerdos porque la verdadera historia de este libro transcurre unos años después, cuando Maria tiene trece años. Es una historia que transcurre a lo largo de un solo día y nos la cuenta la madre. "Justo después de los acontecimientos que dieron un vuelco a nuestra vida, regresamos a Roma". No sabemos cuáles son esos acontecimientos, pero lo que está claro es que el padre ya no está con ellas, Maria es una adolescente difícil y atormentada y la madre se dispone a presentarle a su nuevo novio con el que lleva un año saliendo.
A lo largo de ese domingo de primavera, los hechos se irán alternando con los recuerdos y reflexiones de la madre. Es a través de ella como vamos conociendo a Maria. A una Maria niña que ya en Marruecos había perdido la capacidad de ser feliz — "Nuestra hija es un monstruo; ¿qué hemos hecho nosotros para merecer esto?" — A una María adolescente que no duerme y apenas sale de casa — "Maria conserva la mirada dulce de cuando era niña, pero en sus respuestas feroces, que con frecuencia me hieren y hacen que me sienta mal, reconozco una gran desconfianza hacia los demás" —. Es a través de la madre como vamos descubriendo la materia que han tomado con los años el dolor y la culpa. Las causas de ese dolor y esa culpa las veremos en otro tipo de capítulos, los que se alternan con la narración de la madre y que, en tercera persona, nos van dando noticia, ya desde el primero, de lo que convirtió a Maria en el monstruo que la madre lleva sufriendo tantos años.
Y es que Maria, que piensa que la felicidad está en el interior —"Yo pienso que la felicidad se lleva dentro. [...] Y que si la llevas dentro, la llevas dentro incluso cuando pasan cosas desagradables. Aunque si no la llevas, sí, todo puede ser maravilloso, pero no hay modo alguno de que puedas ser feliz"—, sabe que no está dentro de ella. La perdió hace muchos años junto con la inocencia y la confianza. Su felicidad se esfumó y entonces tuvo lugar el advenimiento de la culpa. Ahora, aunque sabe que nunca podrá ser feliz por muy maravilloso que todo sea, ha decidido poner en su sitio las cosas que llevan desubicadas demasiado tiempo. En esa tarde de domingo, una Maria desconocida para su madre y con una perversidad difícil de imaginar en la niña que no deja de ser, decide tomar venganza del tiempo y de su propia historia.
Su madre la mira sorprendida. Primero, gratamente ante la simpatía y sociabilidad que la chica, inusualmente, manifiesta; después, alarmada ante los matices que los hechos van mostrando. Llega a sentirse confusa, indecisa entre la idea de desaparecer o la de echar a la niña de su presencia. "Sólo deseo poder echarle la culpa a alguien, ser joven y guapa, tenerlo todo por aprender y no haberme equivocado todavía en nada. Sólo deseo que me escuchen, coger ese brazo desalmado que sirve más vino a mi niña, reunir fuerzas en las manos y hacerlo pedazos. Ordenar a mi hija que se marche; un, dos, tres, que no aparezca por aquí hasta mañana por la mañana". Pero los recuerdos no dejan de atormentarla. Sabe que se ha equivocado en muchas cosas, que las heridas de Maria siguen ahí y que tal vez la niña solo pretende vengarse. La acompañaremos en sus evocaciones, sabremos de los hechos que terminaron con su vida de familia feliz en Marruecos, con su palacio salido de un cuento de "Las mil y una noches", con su marido apuesto como un príncipe, con su edén particular.
La acompañaremos antes aún. Al momento en que conoció a Giorgio y se casó con él, un hombre algo mayor que ella, pero del que estaba profundamente enamorada, del que estuvo profundamente enamorada hasta el final. ¿Cómo no estarlo de un hombre que te hace el eje de su vida y es capaz de demostrarlo sin complejos? "Eres la parte más importante de mi vida. Si alguna vez soy frío o desconsiderado, es porque siento que eres imprescindible para mí y eso me da miedo. Intento mantenerte alejada, pero cuanto más te alejo, más cerca estás de mí. Tu gran amor por mí es un lazo que nunca se deshace".
Una vez más, las relaciones familiares dejan historias llenas de sentimientos confusos. El amor y la entrega se entretejen con la violencia y el resentimiento. El tejido que surge dibuja egoísmos caprichosos en los que la culpa surge en forma de hilachas que se desprenden y amenazan con desmoronarlo todo. Las relaciones familiares son en ocasiones un tapiz de dibujo complicado que visto de lejos deslumbra con sus bellos colores, pero en las distancias cortas asusta con sus imágenes terroríficas, casi monstruosas.
Anna Giurickovic es una autora italiana de tan solo treinta años. Esta es su primera novela y asombra cómo la juventud no ha resultado en ningún caso un obstáculo para penetrar en las distintas caras del dolor y la culpa. Demuestra madurez en lo que al contenido se refiere. Por lo que toca a su prosa es sensible y hermosa, y manifiesta una sencillez y una precisión que hacen que leer la novela se convierta en un doloroso placer que nos arrastra sin remedio.
Maria tiene cinco años y pasea con sus padres y contempla con orgullo y adoración cómo su padre explica a unos turistas franceses el sacrificio de Abraham. Su padre es alto y guapo y la gente lo mira con admiración al pasar. La familia de Maria no es marroquí, pero tampoco son turistas. Son italianos y el padre de Maria trabaja en la embajada. Llevan unos años viviendo en Rabat y les gusta participar en las costumbres locales. Viven en un palacio y María es la princesita de papá.
Pero eso no son más que recuerdos porque la verdadera historia de este libro transcurre unos años después, cuando Maria tiene trece años. Es una historia que transcurre a lo largo de un solo día y nos la cuenta la madre. "Justo después de los acontecimientos que dieron un vuelco a nuestra vida, regresamos a Roma". No sabemos cuáles son esos acontecimientos, pero lo que está claro es que el padre ya no está con ellas, Maria es una adolescente difícil y atormentada y la madre se dispone a presentarle a su nuevo novio con el que lleva un año saliendo.
A lo largo de ese domingo de primavera, los hechos se irán alternando con los recuerdos y reflexiones de la madre. Es a través de ella como vamos conociendo a Maria. A una Maria niña que ya en Marruecos había perdido la capacidad de ser feliz — "Nuestra hija es un monstruo; ¿qué hemos hecho nosotros para merecer esto?" — A una María adolescente que no duerme y apenas sale de casa — "Maria conserva la mirada dulce de cuando era niña, pero en sus respuestas feroces, que con frecuencia me hieren y hacen que me sienta mal, reconozco una gran desconfianza hacia los demás" —. Es a través de la madre como vamos descubriendo la materia que han tomado con los años el dolor y la culpa. Las causas de ese dolor y esa culpa las veremos en otro tipo de capítulos, los que se alternan con la narración de la madre y que, en tercera persona, nos van dando noticia, ya desde el primero, de lo que convirtió a Maria en el monstruo que la madre lleva sufriendo tantos años.
Y es que Maria, que piensa que la felicidad está en el interior —"Yo pienso que la felicidad se lleva dentro. [...] Y que si la llevas dentro, la llevas dentro incluso cuando pasan cosas desagradables. Aunque si no la llevas, sí, todo puede ser maravilloso, pero no hay modo alguno de que puedas ser feliz"—, sabe que no está dentro de ella. La perdió hace muchos años junto con la inocencia y la confianza. Su felicidad se esfumó y entonces tuvo lugar el advenimiento de la culpa. Ahora, aunque sabe que nunca podrá ser feliz por muy maravilloso que todo sea, ha decidido poner en su sitio las cosas que llevan desubicadas demasiado tiempo. En esa tarde de domingo, una Maria desconocida para su madre y con una perversidad difícil de imaginar en la niña que no deja de ser, decide tomar venganza del tiempo y de su propia historia.
Su madre la mira sorprendida. Primero, gratamente ante la simpatía y sociabilidad que la chica, inusualmente, manifiesta; después, alarmada ante los matices que los hechos van mostrando. Llega a sentirse confusa, indecisa entre la idea de desaparecer o la de echar a la niña de su presencia. "Sólo deseo poder echarle la culpa a alguien, ser joven y guapa, tenerlo todo por aprender y no haberme equivocado todavía en nada. Sólo deseo que me escuchen, coger ese brazo desalmado que sirve más vino a mi niña, reunir fuerzas en las manos y hacerlo pedazos. Ordenar a mi hija que se marche; un, dos, tres, que no aparezca por aquí hasta mañana por la mañana". Pero los recuerdos no dejan de atormentarla. Sabe que se ha equivocado en muchas cosas, que las heridas de Maria siguen ahí y que tal vez la niña solo pretende vengarse. La acompañaremos en sus evocaciones, sabremos de los hechos que terminaron con su vida de familia feliz en Marruecos, con su palacio salido de un cuento de "Las mil y una noches", con su marido apuesto como un príncipe, con su edén particular.
La acompañaremos antes aún. Al momento en que conoció a Giorgio y se casó con él, un hombre algo mayor que ella, pero del que estaba profundamente enamorada, del que estuvo profundamente enamorada hasta el final. ¿Cómo no estarlo de un hombre que te hace el eje de su vida y es capaz de demostrarlo sin complejos? "Eres la parte más importante de mi vida. Si alguna vez soy frío o desconsiderado, es porque siento que eres imprescindible para mí y eso me da miedo. Intento mantenerte alejada, pero cuanto más te alejo, más cerca estás de mí. Tu gran amor por mí es un lazo que nunca se deshace".
Anna Giurickovic |
Anna Giurickovic es una autora italiana de tan solo treinta años. Esta es su primera novela y asombra cómo la juventud no ha resultado en ningún caso un obstáculo para penetrar en las distintas caras del dolor y la culpa. Demuestra madurez en lo que al contenido se refiere. Por lo que toca a su prosa es sensible y hermosa, y manifiesta una sencillez y una precisión que hacen que leer la novela se convierta en un doloroso placer que nos arrastra sin remedio.
Título del libro: La hija
Autora: Anna Giurickovic
Título original: La figlia femmina
Traducción: Irene Oliva Luque
Título original: La figlia femmina
Traducción:
Editorial: Salamandra
Año de publicación: 2019
Año de publicación original: 2017
Nº de páginas: 192
Qué puedo añadir sobre esta novela. Nada más que reiterar todo lo que expresas en tu reseña. Admirada también como tú de la prosa y la madurez de Anna Giurickovic y encantada con la rica ambientación que nos regala, con los matices y sutilezas, y con su forma de entrelazar tramas y pensamientos para ahondar en el dolor, la culpa, la función protectora de los progenitores y esa caída de venda que es el fin abrupto de la inocencia. Un acierto de novela y un acierto tu reseña.
ResponderEliminarBesos
Me ha parecido además una novela original. he leído últimamente muchas historias que tratan el tema, pero creo que esta lo desarrolla de una forma nueva, al introducir la venganza (tanto la cierta como la posible) y esas nociones de redención y perdón que nos sorprenden al final.
EliminarPara ser tan joven, la autora ha dado en el clavo a la hora de analizar los temas que trata y su prosa, así como las descripciones que hace, son muy precisas y no sobra ni falta nada. Se llegan a oler y a ver las especias en todo su esplendor, por poner un ejemplo.
Una gran novela que te agradezco haberme descubierto y recomendado.
Un beso.
No conocía a la autora y me gusta lo que cuentas así que me la llevo apuntada. Besinos.
ResponderEliminarHaces muy bien porque realmente, merece mucho la pena. Yo tampoco la conocía y ha sido todo un descubrimiento.
EliminarUn beso.
LO conocí también en el blog de Lorena. La verdad es que esos vis a vis literarios, por decirlo de alguna manera, entre Lorena y tú, son muy reveladores, potentes diría. Me asombra que una autora tan joven sea capaz de tener esa relación de hondo calado con el dolor, aunque sea literaria. Un beso. Ya nos "vemos" dentro de un tiempo, amiga Rosa.
ResponderEliminarPero lo que finalmente no nos dice es si el abuelo estaba rico o no. Para una vez que conozco a alguien que ha probado la carne humana no me dice qué tal sabe.
EliminarUn relato muy bueno y muy sugerente.
Un beso.
También, al igual que Paco, conocí el título y a su autora por el blog de Lorena. Es cierto lo sorprendente que resulta encontrar a una autora tan madura siendo tan joven. La novela parece durilla, pero me resulta atractiva. Intentaré leerla.
ResponderEliminarTu reseña fantástica, se diría que es un relato más. Tu manera de escribir resulta subyugante, Rosa. Me ha gustado mucho
Pásalo bien en León.
Un beso
Gracias por tus palabras, Juan Carlos. Viniendo de un experto en la materia, tienen mucho valor para mí.
EliminarRespecto a la novela, te recomiendo que no la dejes pasar. Es dura, pero es muy buena y resulta muy interesante ver cómo se maneja la autora describiendo escenas y sentimientos; cómo profundiza con un lenguaje sencillo, pero hermoso y preciso. Y todo ello teniendo en cuenta su edad y que es su primera novela.
Seguro que te gusta.
Un beso.
Creo que las novelas argumentadas en sentimientos y pensamientos íntimos de los personajes conductores de la trama, nos ponen en la tesitura de reconocer los nuestros propios convirtiéndonos por simpatía en cómplices y protagonistas de la historia.
ResponderEliminarSegún tu reseña puede tratarse de una buena lectura.
Un abrazo.
Es una lectura muy recomendable, Francisco. Es cierto que casi todos los sentimientos pueden ser compartidos por mucha gente. Lo que afortunadamente, es menos frecuente son las causas que pueden llevar a esos sentimientos. Las que producen toda esta historia son más frecuentes de lo que deberían.
EliminarLa simpatía y la antipatía por las dos protagonistas, madre e hija, se alternan en nosotros porque ambas son víctimas y culpables cada una de lo suyo y dan lugar a una historia compleja y maravillosamente narrada.
Un beso.
Lo de dramas familiares es muy mi estilo al momento de escoger novelas. Me lo apunto. También vi que la escritora se veía joven, 30 años y su pose, en realidad bastante desafiante la mirada, me da mucha curiosidad de conocer sus personajes.
ResponderEliminarEstá muy en tendencia esto de los hijos que guardan rencor a sus padres y se ponen las relaciones tensas entre ellos, por mucho que hayan recuerdos bonitos, ocurre. Pubertad, las comparaciones, necesidad de independencia, autosuficiencia y la personalidad sigue surgiendo en medio de las emociones ... qué se yo. Me asusta un poco eh, da mucho que pensar cuando se tienen hijos pequeños jejejej
Es inevitable que surjan rencores y resentimientos entre padres e hijos. El propio amor produce heridas, como todos sabemos.
EliminarEn este caso las heridas son más profundas, trascienden lo que es una relación normal entre padres e hijos. Hay heridas y dolor y culpa y víctimas por ambas partes, madre e hija.
Creo que es una historia interesante y que muestra un análisis profundo de los seres humanos cuando son heridos y se vengan o perdonan o hacen las dos cosas a la vez.
Un beso.
Lo he visto en el espacio de Lorena y, al igual que tú, lo ha encomiado. Parece un libro interesante, aunque otros lectores no han sido tan pródigos en sus comentarios. Como dije en su momento, será cuestión de hacer experiencia. Creo que lo he visto como novedad por aquí.
ResponderEliminarGracias por tu reseña, que conjuga muy bien con lo dicho por Lorena.
Un beso, Rosa.
La verdad es que solo he leído la reseña de Lorena y estoy de acuerdo con ella en mi apreciación del libro.
EliminarYa sabes que estas cosas son muy personales y creo que Lorena y yo tenemos gustos muy similares.
Yo creo que merece mucho la pena y si lo lees me gustaría ver tu opinión.
Un beso.
Me intriga esta lectura Rosa, me vuelves a descubrir lo que parece una más que interesante novela.
ResponderEliminarAbrazos.
Realmente es interesante y muy recomendable. Si te animas, espero que te guste.
EliminarUna autora para seguirle la pista.
Un beso.