La puerta
Respondiendo al reto de el Tintero de oro, en la sección Microretos, desempolvo mis musas y las pongo a trabajar. Hacía mucho que no escribía un relato (creo que desde Navidad) y ya iba siendo hora.
Este mes la sección Microretos consiste en escribir un microrelato de 250 palabras como máximo que comience con la frase: "Antes de abrir la puerta..."
Aquí lo dejo.
"Antes de abrir la puerta, respiré hondo y me aseguré de que todo en mi atuendo estuviera en su lugar: ningún mechón fuera de sitio, la cremallera del pantalón perfectamente subida y ninguna arruga que llamara la atención o afeara el conjunto.
Por la
mañana había escogido con sumo cuidado el vestuario. Ni excesivamente moderno y
atrevido, ni rancio y sin gracia. Había prescindido del maquillaje y me había
recogido el pelo en la nuca con un pincho de madera discreto.
Quería dar la impresión de seguridad sin resultar demasiado seria y distante. Quería comunicar cercanía y confianza, sin transmitir la idea de poco fundamento y nula experiencia. Aquel trabajo era importante para mí y entrar con buen pie me parecía fundamental.
Quería poder
llevarlo a cabo sin excesivos problemas, sin que mi salud mental se resintiera,
y sabía que empezar bien desde el principio y coger pronto la fama adecuada
entre la exigencia y la amabilidad era algo imprescindible.
Abrí la
puerta y entré con seguridad. Di los buenos días con seriedad y esbocé una
sonrisa amable, pero no demasiado cercana. Veintitrés pares de ojos
adolescentes me miraban expectantes desde los pupitres.
Me habían
dicho que aunque yo no lo notara me estaban tomando el pulso y enseguida
empezarían a tirar del hilo para saber hasta dónde podían llegar.
Lo que yo no sabía es que durante los siguientes treinta y cinco años esa escena de iniciación se repetiría cada primer día de curso detrás de puertas similares."
Lo que yo no sabía es que durante los siguientes treinta y cinco años esa escena de iniciación se repetiría cada primer día de curso detrás de puertas similares."
(244 palabras)
Permíteme ser el primero en darte la bienvenida a este reto de escritura. Creo que has condensado bien las sensaciones de un profesor ante el primer día de curso frente a sus alumnos. Al principio nos despistas un poco, pues pareciera una entrevista de trabajo.
ResponderEliminarMuy bien desarrollado el hilo de la pequeña historia.
Besos.
Gracias Francisco. Hasta yo me sorprendí pues también pensaba en una entrevista de trabajo, pero ya se sabe que los personajes van por su cuenta y hacen lo que les da la gana.
EliminarUn beso.
Muy bueno, Rosa. Contagia muy bien el relato esa sensación de vértigo e inseguridad. Felicidades.
ResponderEliminarMe imagino que no es igual para todos los profesores, pero para mí, cada primer día con cada grupo es un trago complicado.
EliminarGracias, Marta.
Un beso.
Enhorabuena refleja muy bien, cada comienzo de curso, aunque es cierto que como Francisco, pensé que se trataba de una entrevista de trabajo.
ResponderEliminarMe alegro mucho que las musas hayan vuelto a tu lado y no te abandonen y espero que este sea el primero de muchos.
Un beso y por supuesto mucha suerte.
Lo de, que me den la primera frase ayuda bastante a mis musas.
EliminarCada inicio de curso supone una situación de estrés y nerviosismo, aunque es cierto que con el tiempo se va llevando menos mal. Gracias, Tere.
Un beso.
Nada mejor que las vivencias propias para crear un buen relato. Me hago cargo de lo que impone presentarse ante una tribu de adolescentes desafiantes... Uff.
ResponderEliminarUn beso, Rosa.
Y sobre todo si, como yo, se tiene pavor a hablar en público. Los primeros años, cada inicio con un nuevo grupo era un trauma. Luego se va una acostumbrando, pero nunca se está tranquila del todo. Al menos yo nunca llego a estarlo.
EliminarUn beso.
Ay, madre mía, qué miedo debe dar traspasar esa puerta. Supongo que hay mucho de autobiográfico en tu relato y que a pesar de la experiencia cada curso debe de ser un nuevo reto. Aprovecha las vacaciones y toma fuerzas para el próximo.
ResponderEliminarBesos
Totalmente autobiográfico. Recuerdo los primeros años, la víspera de cada inicio de curso, preparando qué decir para llenar una hora (por entonces las clases eran de una hora) sin empezar el primer tema que no está muy bien visto. Yo soy malísima para enrollarme, así es que a partir de un cierto momento, empecé a dar materia desde el primer día y eso me tranquilizó, pero así todo...
EliminarUn beso.
Hola Rosa, no se porqué ni como, pero que me es familiar.... jeje. Esas vivencias son compartidas. Por más que inicio un nuevo curso, el primer día es como cuando sales al escenario, los primeros minutos, uhm... Qué bien que te hayas animado a compartir tus letras con nosotros fuera de lo que son esas estupendas reseñas bibliográficas semanales. Un beso
ResponderEliminarEsos primeros minutos son toda una aventura porque aunque a muchos alumnos los conozcas de cursos anteriores, lo que cuenta es el grupo y tú sabes que no hay dos grupos iguales. Parece mentira como una mezcla de veintitantos chavales puede dar tal variedad.
EliminarMuy similar a lo del teatro, que solo hice una vez, pero el miedo escénico se parece mucho en ambos casos.
Un beso.
Hola, Rosa
ResponderEliminarMuy bien escita tu historia. Logras un excelente retrato de la protagonista
Buen contraste de expectativas y desencanto
Un saludo.
Al principio, muchas expectativas y mucha ilusión. Poco a poco, la realidad enseña la patita, pero como resumen he de decir que ha estado bien y tras tantos años, nunca llegó el desencanto.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, según lo leía imaginaba otras posibilidades, has logrado sorprenderme. Muy buen relato.
ResponderEliminarAbrazos.
Yo también empecé con otra idea, pero la narración se escapó por esos derroteros.
EliminarUn beso.
Qué bueno Rosa, me ha gustado sentir esas emociones al descubrir lo que abría la puerta, qué responsabilidad y qué nervios, imagino que con el tiempo esos nervios se aprenden a llevar pero qué importante es sentirlos antes de ese inicio porque la responsabilidad es muy grande.
ResponderEliminarBesos y feliz verano
Con cada nuevo curso se abre toda un abanico de posibilidades:grupos geniales, regulares o insoportables. Afortunadamente siempre he sabido capear el temporal para que los insoportables se quedarán solo en complicados.
EliminarSí que es importante sentir esos nervios. Es la señal de que aún mantienes el interés y no ha empezado a darte todo igual.
Feliz verano para ti también.
Un beso.
Hola, Rosa. Me ha hecho revivir otras épocas en las que trabajaba como docente. Indefectiblemente, cada cuatrimestre, me agarraba dolor de panza al comenzar un nuevo curso. Y eso no cambió nunca.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un abrazo
Afortunadamente aquí los cursos Durán nueve meses, lo que unido a las vacaciones de verano hace un curso por año. Sufrir esa inquietud cada cuatro o cinco meses, tienen que ser terrible.
EliminarVeo que somos muchos por aquí los que nos dedicamos o nos hemos dedicado a la docencia.
Un beso.
Qué bien que te hayas decidido a participar, Rosa, ¡se te echaba de menos en tu faceta de "relatear"! Lo que no pueda conseguir David... :))
ResponderEliminarCreo que este micro tiene mucho de experiencia personal y seguramente por eso la historia que cuenta resulta tan creíble, tan verosímil, tan cercana. El trabajo de profesora, ahora que he sido alumna de adulta e incluso profesora yo misma por un tiempo, se me antoja de los mayores retos, especialmente si quieres hacerlo bien. Es bonito eso de no perder nunca los nervios "antes de salir a escena" por lo que significa.
Un micro estupendo, guapa.
¡Besos de verano!
Realmente tengo que agradecer a David su empeño en hacer que escribamos. El concurso de él tintero de oro me resultaba muy trabajoso, pero esto es muy llevadero y al dar el inicio a mí se me facilita mucho la tarea.
EliminarEs cien por cien experiencia personal. Al principio más tensa y al final más llevadera, pero siempre estuvo ahí la inquietud de cada inicio.
Un beso.
Muy bueno. Me has engañado pensando en una entrevista de trabajo ante unos sesudos y exigentes directivos, hasta llegar a ese desorbitado número de ojos observadores para tal situación, jajaja.
ResponderEliminarMe imagino que quien se toma su profesión muy seriamente (en este caso la docente), cada día viene a ser como un nuevo examen que hay que aprobar. Como los actores de teatro, que, por muy experimentados que sean, cada representación es un reto y un motivo de nerviosismo, como si fuera el primer día.
No recuerdo haber leído ningún relato de tu autoría y observo que se te da muy bien.
Un beso.
Bueno, lo de veintitrés pares de ojos ha sido en los últimos tiempos. Cuando empecé podéis haber hasta cuarenta y uno que es lo más que yo he tenido. En eso no he sido muy rigurosa, pero no quería dramatizar.
EliminarTrabajar de cara al público es duro en gran parte por eso, porque nunca, se termina de estar tranquila. Siempre hay un nerviosismo remanente.
Tengo varios relatos escritos. En la parte de arriba del blog, en las pestañas, hay una que se llama "Mis relatos. Ahí están todos por di te apetece.
Un beso.
Tendré que tomarme alguna medicación contra la pérdida de la memoria, si es que existe, pues he entrado en tu sección de relatos y resulta que los leí y los comenté. ¿Será un principio de Alzheimer? ¿Qué horror!
EliminarNo hombre, no te pongas en lo peor. Es 3l mal que nos aqueja a todos, en parte por la edad 6 en parte por falta de uso (las agendas electrónicas y los recordatorios de calendario van haciendo obsoleto el uso de la memoria).
EliminarNo se da cuenta uno lo rápido que se pueden leer 240 palabras Rosa y qué buen microrelato, me gusta sobre todo la cruda realidad de que los profesores se pueden llegar a sentir intimidados por la responsabilidad de adultos jóvenes dispuestos a medir fuerzas. Pero en la universidad habrían dos que tres profesores a los que le tenía mucho miedo jajajaja
ResponderEliminarLa universidad es otro mundo, aunque por lo que cuentan familiares y amigos que trabajan allí, cada vez se va pareciendo más.
EliminarLos chicos entre doce y diecisiete años pueden ser insufribles o adorables y a veces las dos cosas en un pequeño intervalo de tiempo.
La verdad es que 240 palabras pueden ser muchas o muy pocas según lo que quieras contar y cómo te lleguen las ideas.
Un beso.
Fantástico, Rosa. ¿Quién no suspira antes de abrir una puerta llena de responsabilidades como esa? Un micro muy visual, y que nos transmite dos cosas: la primera es que a pesar de los años un nuevo curso siempre es algo único; la segunda, que siempre debemos tener esas mariposas antes de embarcarnos en un trayecto, aunque el mismo lo hayamos recorrido treinta y cinco veces. Ya lo he compartido en el blog y en la comunidad de Facebook. Aprovecho para desearte un maravilloso verano, ¡nos vemos en septiembre! Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarGracias, David, por tu implicación e interés. Has conseguido que vuelva a escribir relatos después de mucho tiempo.
EliminarEspero que esta iniciativa dure mucho tiempo y ser capaz de participar la mayor parte de él.
El trabajo del docente (como todos por otra parte) tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Para algunos somos unos vagos porque tenemos muchas vacaciones. Para otros es un trabajo que no querrían por nada del mundo. Yo he tenido alumnos que me han dicho que ellos serían incapaces de soportar a un chico tan pesado como él mismo. Pues ni lo uno ni lo otro. Y el balance final es positivo, por supuesto.
Un beso.
¡Qué buena idea inspirarte en tu propia experiencia profesional!
ResponderEliminarLe has dado ese inicial suspense jugando al despiste hasta que por fin esos numerosos pares de ojos adolescentes mirando desde los pupitres, han despejado la incógnita.
Las descripciones están logradas, no hay reiteraciones ni discordancias y se nota tu habilidad narrativa, querida Rosa.
El final no me ha sorprendido, ya que formo parte de este colectivo de docentes o de esta profesión tan sacrificada que adolece de cuanto has reflejado en tu interesante micro. Es terrible cuanto tenemos que soportar a diario de tan ingente «tribu» (alumnado).
¡Menos mal que yo me prejubilé a tiempo!
Que continúes disfrutando de tus merecidas vacaciones y nos vemos a tu regreso.
Un beso.
Es cierto que tenemos que soportar mucho. Lo peor es soportar las consecuencias de la mala educación que reciben algunos en su casa y encima, soportar a esos maleducados padres. Menos mal que son los menos y la verdad es que, por lo general, los alumnos también nos aportan y nos enseñan muchas cosas.
EliminarGracias por las palabras que dedicas al relato. Empezó como yo quise y terminó como le dio la gana. Así es la ficción: te trae y te lleva por donde quiere.
Un beso.
Parece que este veranito el amigo David se ha propuesto que todos escribamos un micro ;)
ResponderEliminarEl tuyo me ha gustado Rosa, sobre todo porque es testimonio de una parte vital de tu vida... los 35 años de repetir iniciaciones. Yo también creí inicialmente que era una entrevista de trabajo, pues "la profe" se preparaba como para ir a ella o ir a la guerra, que nunca se sabe.
Que tengas unas estupendas y seguro que merecidas vacaciones, Rosa.
Besos.
Entrar en una clase llena de adolescentes es un poco como ir a la guerra, pero es una guerra que hay que ganar sí o sí. Si pierdes una sola batalla, lo tienes muy difícil. Tal vez por eso es por lo que es una de las profesiones que más afecciones mentales produce. Pero si te haces con la situación, cosa que cadi todos conseguimos, da también muchas satisfacciones.
EliminarUn beso.
Muy buen microrrelato, Rosa. Creo que me pasó lo mismo que a otros que lo comentan, pues ese final no me lo esperaba. Espero con interés tus próximo entregas. Quién sabe si al final no nos sorprendes publicando una antología. Besos.
ResponderEliminarA ver si mi inspiración se porta bien y hay más entregas. Suele mostrarse remisa y yo tampoco la fuerzo mucho. Sé que se me da mejor hablar de lo que otros escriben y eso es, fundamentalmente, lo que seguiré haciendo.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, me ha gustado mucho tu micro, ya que ese deseo de causar buena impresión se presta para muchos primeros encuentros (de trabajo, de clases, de audición, citas romanticas, etc.), y la vida en realidad es eso, cada día es como un primer encuentro, pues aunque se repite a diario, es diferente la sensación y la expectación, y siempre queremos causar buena impresión.
ResponderEliminarFelices vacaciones de verano
Normalmente, siempre queremos jugar buen papel cuando se trata de esa primera impresión que tanto dice de uno. Da igual que sea para una amistad, un amor, un trabajo... El primer vistazo que le echamos a una persona y lo que este nos dice es posible que justa o injustamente nos deje marcados para siempre. De ahí la importancia de abrir las puertas perfectamente preparados.
EliminarUn beso.
Y es que puede haber ciertas similitudes entre una puerta cerrada a punto de ser traspasada y un folio en blanco recién enroscado en el rodillo de la máquina de escribir. Muy buen relato. Gracias.
ResponderEliminarBesos.
La diferencia es que la puerta da abre casi siempre, aunque sea solo por curiosidad, y el folio muchísimas veces se resiste a ser mancillado en su blancura, ja ja.
EliminarUn beso.
Lo que parecía una entrevista de trabajo se convierte en una prueba más aterradora, con la que a la protagonista no le queda más remedio que convivir hasta el final de sus días, al menos de sus días laborales. Un saludo Rosa, y feliz verano.
ResponderEliminarJa ja, esperemos que sea solo hasta el fin de los días laborales, porque si no hay un descanso y una vida sin sobresaltos después... mal rollo.
EliminarLa verdad es que es un poco aterrador, pero si tienes un poco de mano izquierda, se lleva muy bien.
Un beso y feliz verano para ti también.
Un relato realista y muy buen llevado, Rosa. Y te digo una cosa, como esposo de profesora, la situación que detallas ocurre cada uno de los días que dura el curso escolar.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Ja ja. Es cierto que todos los días tienen su tensión y su nerviosismo, sobre todo ante ciertos grupos un poco más complicados, pero el primer día es todo expectación y no saber a qué vas a tener que enfrentarte los siguientes nueve meses.
EliminarPero tampoco es cuestión de quejarse. Hay trabajos mucho mejores, pero también los hay mucho peores y este es de los que tienen muchas recompensas.
Un beso.
En verdad yo también imaginaba, según leía, que estábamos ante una entrevista de trabajo, pero esos veintitrés pares de ojos enseguida me han hecho ver de qué trataba todo a la vez que apostaba por que, al estar tan bien descrita la situación, hablabas basándote de tu propia experiencia; celebro no haberme equivocado y te doy la enhorabuena por tan magnífico micro.
ResponderEliminarEspero que estés disfrutando de un verano maravillo.
Te envío un fuerte abrazo.
Yo también pensé al empezar que iba a ser una entrevista de trabajo y hasta cierto punto lo es. Los alumnos pueden ser los más certeros y crueles entrevistadores.
EliminarEs experiencia propia, por supuesto. Creo que, sin haberla vivido, es difícil imaginarse esa situación. Se tiende a pensar que para nosotros, enfrentarnos a los alumnos es como para otros enfrentarse a su mesa de trabajo, pero cualquiera que trabaje con público, sabe que el trato supone siempre un cierto nerviosismo y una cierta tensión. Y cuando el público son veinte adolescentes que en principio te consideran el enemigo, la cosa se complica mucho.
Un beso. y, estés en verano o en invierno, espero que también lo estés disfrutando.
Me gusta mucho la fuga rápida de la narradora, escapando de la "autora implícita" retornada por lo que pude leer en los comentarios. Me gusta como aprovecha no solo obligación de la frase de apertura, además incorpora a la "autora explícita" Rosa Berros, profesora. El resultado es este relato elegante (en el sentido científico del término), con lo necesario para ir directo a la meta. En una palabra ¡genial! Espero seguir leyendo más ficción, aunque las reseñas sean un faro imprescindible y confiable por lo que pude experimentar EMDO.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias
Muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado. La verdad es que escribir ficción me cuesta porque no me suele visitar la inspiración para decirme de qué hablar, vamos que me falta imaginación. No obstante, el tener una primera frase a la que agarrarme, me facilita la continuación y me ayuda mucho. Con este reto, seguramente me animaré con frecuencia.
EliminarUn beso.
Hola Rosa!
ResponderEliminarEs un micro muy intenso, como un bucle, lleno de incertidumbre, responsabilidad al traspasar esa puerta por tiempo indefinido, al menos hasta que decida jubilarse.
Saludo
Me alegro de que te haya gustado. En realidad, ya me ha llegado la hora de la jubilación por lo que es un relato totalmente real.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarCon tu micro se demuestra una vez más que en la vida, en lo cotidiano hay cosas que producen más estrés y miedo que otras que podamos imaginar.
Muy bueno, juegas al despiste con el lector, hasta que llegan esos veintitrés pares de ojos.
Un beso.