"La extraña desaparición de Esme Lennox" Maggie O'Farrell
"Todo empieza con dos chicas en un baile.
Están a un lado de la sala, una de ellas sentada en una silla, abriendo y cerrando el carnet de baile con los dedos enguantados; la otra de pie, contemplando el desarrollo de la danza: las parejas que dan vueltas, las manos agarradas, el taconeo de los zapatos, las faldas al vuelo, la vibración del suelo. Es la última hora del año y la noche tiñe de negro las ventanas. La chica sentada va vestida de un tono pálido, Esme no recuerda cuál; la otra lleva un vestido rojo oscuro que no la favorece. Ha perdido los guantes. Aquí comienza". Así comienza la historia que Esme tiene en su cabeza, aunque ella misma sabe que no es así cómo comienza, que comienza mucho antes, en otro país, en otro continente, en otro mundo, aunque termine sin duda alguna, mirando los recuerdos a través de una rejilla que cubre una ventana. O tal vez no.
Así comienza la historia de Esme Lennox, porque la historia de este libro comienza mucho después. Comienza cuando Iris empieza a recibir cartas y llamadas que pretenden hablarle de una tal Euphemia Lennox de la que ella no ha oído hablar nunca. El centro psiquiátrico Cauldstone, en Edimburgo, está a punto de cerrar y sus dirigentes buscan familiares que puedan hacerse cargo de los internos. Es así como Iris se entera de que tiene una tía abuela de la que nunca ha sabido nada; una hermana de su abuela Kitty que lleva sesenta y un años recluida en Cauldstone, exactamente desde que tenía dieciséis.
Es desde una rejilla que cubre una ventana en el hospital psiquiátrico de Cauldstone, desde donde Esme recuerda el baile de fin de año al comienzo de la novela. Y recordará muchas más cosas en su afán por saber dónde empezó todo; en qué momento debió dar marcha atrás y revertir el futuro para librarse de Cauldstone y de pasar sesenta y un años, toda una vida, encerrada tras una rejilla. Llevará sus recuerdos hasta lo más remoto, hasta la India donde ella y Kitty nacieron y donde nació su hermano Hugo y donde eran felices con sus padres y con su ayah, Jamila. ¿Eran felices con sus padres? ¿No eran, tal vez, un poco excesivamente estrictos? "¿Dónde empieza todo? ¿Allí, aquí, en el baile, en la India, antes?
Últimamente no habla con nadie. Quiere concentrarse, no le gusta enturbiar las cosas con la distracción de las palabras. En su cabeza gira un zoótropo y le molesta que la sorprendan cuando se detiene.
Zumba. Zumba. Para.
En la India, pues. El jardín. Ella misma, con cuatro años, en el escalón trasero".
Y mientras tanto, Iris, que termina de descubrir que tiene un pariente cuya existencia desconocía, en un psiquiátrico a punto de cerrar, se pregunta qué puede hacer para no dejar abandonada a la tía Emerencia sin comprometerse tampoco demasiado. Porque Iris ni siquiera sabe si la tía abuela es peligrosa. Su madre, que vive en Australia, no sabe nada; su padre, el hijo de la abuela Kitty murió hace mucho...Y preguntar a la abuela no sirve de mucho porque está enferma de Alzheimer y sus recuerdos son una cuerda caótica enredada y llena de nudos entre los que, solo de cuando en cuando, surge un tramo liso y despejado que enseguida se sumerge de nuevo en la pelota enmarañada que los contiene. Cuando Iris intenta encontrar un resquicio para acceder a la torturada memoria de la anciana solo encuentra recuerdos inconexos y sin sentido "No había forma de que soltara el bebé —comenta la abuela.
—¿Quién? —salta Iris—. ¿Esme?
La anciana tiene la vista fija en algo más allá de la ventana.
—Tuvieron que sedarla. No lo soltaba". Nosotros, que hemos entrado en los recuerdos de Esme, creemos saber a qué bebé se está refiriendo Kitty. A Iris solo le quedan las dudas y el desconcierto.
Nosotros sabemos en todo momento más que Iris porque somos testigos de los recuerdos de Esme y también de los de Kitty, entrecortados, disfusos, aparentemente sin sentido, pero que nosotros deberemos ir hilando y desmadejando hasta sacar hilos largos y lisos que le den sentido a la historia. Y se lo iremos dando entre tanta memoria herida por la enfermedad o el encierro. Dos hermanas de familia bien, una dócil y previsible, guapa, con ganas de casarse y tener su propia familia: la perfecta Kitty. Otra rebelde, sin interés por su arreglo personal, sin afán por gustar a los chicos o encontrar un novio, con deseos de estudiar "podría conseguir una beca, y luego tal vez ir a la universidad y...", hasta que papá lanza su sentencia "No serviría de nada [...] Mis hijas no trabajarán".
La vida de ambas se vio determinada por las costumbres sociales y los preceptos familiares, que no dejan de ser lo mismo. Una por acatarlos y la otra por rebelarse contra ellos, ambas vieron sus vidas edificadas o destruidas por los prejuicios, el qué dirán, lo correcto, lo que deciden otros. La rebeldía de Esme, el resentimiento hacia ella que sus padres no pueden quitarse de encima desde que era una niña, desde la India... todo ello jugará en su contra y será el desencadenante que terminará con sus huesos en un psiquiátrico y con su vejez enfrentándola a la vida que le robaron.
Porque si Iris no sabe que tiene una tía abuela, Esme no tiene ni idea de que esa joven que se hace cargo de ella es Iris, la nieta de su hermana Kitty, pero cuando se entera, se siente maravillada y es que, de toda la familia, sus padres, hermanos (la pobre Kitty viva, pero perdida en los delirios de su enfermedad), de todos los familiares conocidos y desconocidos de Esme, la niña, Iris, es la única que queda. Y la niña que ya no lo es, aunque ella no lo sabe, es el vivo retrato de la madre de Esme. "Sólo somos recipientes a través de los que pasan las identidades, decide la anciana. Somos rasgos prestados, gestos, hábitos, que luego transmitimos a otra persona. Nada es nuestro. Venimos a este mundo como anagramas de nuestros antecesores".
Esta es la segunda novela que leo de Maggie O'Farrell. La anterior, "Tiene que ser aquí", me dejó con ganas de seguir profundizando en la autora. Si aquella era su séptima novela, la más reciente (2016), esta es la cuarta (2006) y sigo sin despejar las dudas. Como aquella, es una historia muy bien escrita, y que engancha hasta no poder soltarla de las manos; como aquella, tiene unos personajes muy bien perfilados y descritos y una ambientación muy lograda; como en aquella, salta del pasado al presente y se mueve por los distintos tiempos y lugares con una soltura muy valiosa... pero, como en aquella, el recurso fácil asoma ya al final y me deja con la duda de cómo debo calificar a la autora y a su obra. Duda que solo podré resolver leyendo más novelas, profundizando más, cosa que no me importa porque por ahora disfruto mucho con Maggie O'Farrell y sus historias.
Además de sus novelas, se acaba de publicar en español una obra autobiográfica de 2017 titulada "Sigo aquí" (I Am, I Am, I Am: Seventeen brushes with Death, 2017) en la que se relatan hasta diecisiete experiencias cercanas a la muerte que han vivido ella y sus hijos. Me resulta curiosa tanta experiencia rondando la muerte, pero creo que por ahora, prefiero las novelas.
Título del libro: La extraña desaparición de Esme Lennox
Están a un lado de la sala, una de ellas sentada en una silla, abriendo y cerrando el carnet de baile con los dedos enguantados; la otra de pie, contemplando el desarrollo de la danza: las parejas que dan vueltas, las manos agarradas, el taconeo de los zapatos, las faldas al vuelo, la vibración del suelo. Es la última hora del año y la noche tiñe de negro las ventanas. La chica sentada va vestida de un tono pálido, Esme no recuerda cuál; la otra lleva un vestido rojo oscuro que no la favorece. Ha perdido los guantes. Aquí comienza". Así comienza la historia que Esme tiene en su cabeza, aunque ella misma sabe que no es así cómo comienza, que comienza mucho antes, en otro país, en otro continente, en otro mundo, aunque termine sin duda alguna, mirando los recuerdos a través de una rejilla que cubre una ventana. O tal vez no.
Así comienza la historia de Esme Lennox, porque la historia de este libro comienza mucho después. Comienza cuando Iris empieza a recibir cartas y llamadas que pretenden hablarle de una tal Euphemia Lennox de la que ella no ha oído hablar nunca. El centro psiquiátrico Cauldstone, en Edimburgo, está a punto de cerrar y sus dirigentes buscan familiares que puedan hacerse cargo de los internos. Es así como Iris se entera de que tiene una tía abuela de la que nunca ha sabido nada; una hermana de su abuela Kitty que lleva sesenta y un años recluida en Cauldstone, exactamente desde que tenía dieciséis.
Es desde una rejilla que cubre una ventana en el hospital psiquiátrico de Cauldstone, desde donde Esme recuerda el baile de fin de año al comienzo de la novela. Y recordará muchas más cosas en su afán por saber dónde empezó todo; en qué momento debió dar marcha atrás y revertir el futuro para librarse de Cauldstone y de pasar sesenta y un años, toda una vida, encerrada tras una rejilla. Llevará sus recuerdos hasta lo más remoto, hasta la India donde ella y Kitty nacieron y donde nació su hermano Hugo y donde eran felices con sus padres y con su ayah, Jamila. ¿Eran felices con sus padres? ¿No eran, tal vez, un poco excesivamente estrictos? "¿Dónde empieza todo? ¿Allí, aquí, en el baile, en la India, antes?
Últimamente no habla con nadie. Quiere concentrarse, no le gusta enturbiar las cosas con la distracción de las palabras. En su cabeza gira un zoótropo y le molesta que la sorprendan cuando se detiene.
Zumba. Zumba. Para.
En la India, pues. El jardín. Ella misma, con cuatro años, en el escalón trasero".
Y mientras tanto, Iris, que termina de descubrir que tiene un pariente cuya existencia desconocía, en un psiquiátrico a punto de cerrar, se pregunta qué puede hacer para no dejar abandonada a la tía Emerencia sin comprometerse tampoco demasiado. Porque Iris ni siquiera sabe si la tía abuela es peligrosa. Su madre, que vive en Australia, no sabe nada; su padre, el hijo de la abuela Kitty murió hace mucho...Y preguntar a la abuela no sirve de mucho porque está enferma de Alzheimer y sus recuerdos son una cuerda caótica enredada y llena de nudos entre los que, solo de cuando en cuando, surge un tramo liso y despejado que enseguida se sumerge de nuevo en la pelota enmarañada que los contiene. Cuando Iris intenta encontrar un resquicio para acceder a la torturada memoria de la anciana solo encuentra recuerdos inconexos y sin sentido "No había forma de que soltara el bebé —comenta la abuela.
—¿Quién? —salta Iris—. ¿Esme?
La anciana tiene la vista fija en algo más allá de la ventana.
—Tuvieron que sedarla. No lo soltaba". Nosotros, que hemos entrado en los recuerdos de Esme, creemos saber a qué bebé se está refiriendo Kitty. A Iris solo le quedan las dudas y el desconcierto.
Nosotros sabemos en todo momento más que Iris porque somos testigos de los recuerdos de Esme y también de los de Kitty, entrecortados, disfusos, aparentemente sin sentido, pero que nosotros deberemos ir hilando y desmadejando hasta sacar hilos largos y lisos que le den sentido a la historia. Y se lo iremos dando entre tanta memoria herida por la enfermedad o el encierro. Dos hermanas de familia bien, una dócil y previsible, guapa, con ganas de casarse y tener su propia familia: la perfecta Kitty. Otra rebelde, sin interés por su arreglo personal, sin afán por gustar a los chicos o encontrar un novio, con deseos de estudiar "podría conseguir una beca, y luego tal vez ir a la universidad y...", hasta que papá lanza su sentencia "No serviría de nada [...] Mis hijas no trabajarán".
La vida de ambas se vio determinada por las costumbres sociales y los preceptos familiares, que no dejan de ser lo mismo. Una por acatarlos y la otra por rebelarse contra ellos, ambas vieron sus vidas edificadas o destruidas por los prejuicios, el qué dirán, lo correcto, lo que deciden otros. La rebeldía de Esme, el resentimiento hacia ella que sus padres no pueden quitarse de encima desde que era una niña, desde la India... todo ello jugará en su contra y será el desencadenante que terminará con sus huesos en un psiquiátrico y con su vejez enfrentándola a la vida que le robaron.
Porque si Iris no sabe que tiene una tía abuela, Esme no tiene ni idea de que esa joven que se hace cargo de ella es Iris, la nieta de su hermana Kitty, pero cuando se entera, se siente maravillada y es que, de toda la familia, sus padres, hermanos (la pobre Kitty viva, pero perdida en los delirios de su enfermedad), de todos los familiares conocidos y desconocidos de Esme, la niña, Iris, es la única que queda. Y la niña que ya no lo es, aunque ella no lo sabe, es el vivo retrato de la madre de Esme. "Sólo somos recipientes a través de los que pasan las identidades, decide la anciana. Somos rasgos prestados, gestos, hábitos, que luego transmitimos a otra persona. Nada es nuestro. Venimos a este mundo como anagramas de nuestros antecesores".
Maggie O'Farrell |
Además de sus novelas, se acaba de publicar en español una obra autobiográfica de 2017 titulada "Sigo aquí" (I Am, I Am, I Am: Seventeen brushes with Death, 2017) en la que se relatan hasta diecisiete experiencias cercanas a la muerte que han vivido ella y sus hijos. Me resulta curiosa tanta experiencia rondando la muerte, pero creo que por ahora, prefiero las novelas.
Título del libro: La extraña desaparición de Esme Lennox
Autora: Maggie O'Farrell
Traducción: Sonia Tapia Sánchez
Título original: The Vanishing Act of Esme Lennox
Título original: The Vanishing Act of Esme Lennox
Editorial: Salamandra
Año de publicación: 2009
Año de publicación original: 2006
Nº de páginas: 224
Tienes una fórmula mágica para que me encandilen tus recomendaciones, lo cuentas tan bien que no hay modo de resistirse. Hoy precisamente voy a aprovechar el puente para ir a comprar algún libro, buscaré éste. Gracias.
ResponderEliminarBesos.
Ya ves que también le pongo ciertas pegas. No termino de decidirme con la autora. Espero que lo encuentres en tus compras. El que seguro encontrarás es el último que tengo pendiente de comprar, aunque al ser autobiográfico y tratar de la muerte, no tengo muy claro que vaya a hacerlo.
EliminarUn beso.
No lo he encontrado, pero lo he pedido. La verdad es que me da buen pálpito.
EliminarEspero que te guste. ¡Qué responsabilidad!
EliminarLeí este libro hace unos años y quedé alucinada con el final... absolutamente brutal y muy recomendable a los lectores que les guste leer sobre misterios familiares. Un saludo!
ResponderEliminarPues fíjate que el final es una de las pegas que le pongo al libro.Es lo que califico en la reseña de recurso fácil y una de las cosas que hacen que no termine de convencerme la autora. Por lo demás, el libro me gustó mucho.
EliminarUn beso.
¡Hola Rosa! Me ha llamado mucho la atención este libro y creo que sería un buen comienzo para conocer la obra de la autora. Algo que me gusta mucho, es que la trama salte en el tiempo, ya que eso nos permite conocer aun más a los personajes y su entorno. Gracias por la reseña. ¡Un besito!
ResponderEliminarA mí también me gustan mucho las novelas que transcurren en distintos momentos y se van mezclando.
EliminarSí que puede ser una buena novela para empezar con la autora.
Un beso.
a, ja, ja, Rosa, veo por lo que te leo que vas a tener que seguir leyendo más novelas de Maggie O'Farrell para despejar tus dudas.
ResponderEliminarCómo le ha sucedido a Addison tu reseña me ha metido el gusanillo en el cuerpo. Tomo nota y si en cualquiera de mis exploraciones liberadas me topo con esta Maggie le echo el guante.
Un beso
Alguna más desde luego leeré y si las dudas se despejan en positivo, la seguiré leyendo.
EliminarEl libro engancha y se lee con interés, pero esa tendencia a meter algún recurso facilón y epatante, me desinfla cuando más estoy disfrutando y hace que me pregunte cosas y vienen las dudas. A ver en la próxima.
Me encantaría que leyeras algo de la autora y saber tu opinión.
Un beso.
Me he acordado bastante, al leer tu reseña, de las primeras novelas de Kate Morton. Digo las primeras porque son las que he leído. Supongo que será por los dos hilos temporales y las relaciones familiares aunque igual no tiene nada que ver. Yo a la Maggie O'Farrell que conozco es a la de Tiene que ser aquí y desde luego no me recordó para nada a Morton. De hecho prefiero a O'Farrell a pesar de lo que me decepcionó. Creo que ya te comenté en tu reseña de Tiene que ser aquí que me encantó la novela hasta más o menos la mitad y estaba flipadísima con ella pero luego se me desinfló. De echo aún sigo bastante cabreada por ello, así que en mi caso habrá que esperar a que se me pase el berrinche para darle otra oportunidad a la autora y disipar mis dudas. Veo que tú no las has disipado del todo pero al menos disfrutas de la lectura, que no es poco. Tu reseña, desde luego, ha conseguido sumergirme en la atmósfera de la novela.
ResponderEliminarBesos
Le conté a mi hermana un poco del argumento y las dos coincidimos en que nos recordaba a Kate Morton, pero yo también creo que es mucho mejor. Morton escribe siempre lo mismo. La estructura de sus novelas es idéntica. Cambia personajes y argumentos, pero tiene una plantilla a la que se atiene. Las dos novelas que yo he leído de Maggie O'Farrell no tienen nada que ver una con otra y, como dices, la primera no recuerda para nada a Kate Morton. No tiene plantilla y estoy de acuerdo contigo en que es mucho mejor.
EliminarCon "Tiene que ser aquí" me pasó lo mismo que a ti. Me estaba entusiasmando y de pronto empezó a parecerme un tanto folletinesca. No obstante, creo que escribe muy bien y sus historias atrapan y no están desprovistas de interés por lo que aún tengo que averiguar qué pesa más en la balanza.
Un beso.
Alguien aquí ha dicho que el final es alucinante, pues me la apunto entonces, solo por eso. NO conozco la autora, en realidad su fotografía me recuerda a alguien pero no logro identificar de dónde o a quién. En fin, concuerdo en que la reseña en sí misma levanta suspenso, así que si se cruza conmigo le daré la oportunidad.
ResponderEliminarPues como le digo a Alejandra, ese final es lo que a mí me defrauda un poco. Creo que es demasiado fácil y está bastante visto (no voy a entrar en detalles), pero aún así, creo que la novela merece la pena. Está muy bien escrita y transmite muchas cosas.
EliminarUn beso.
Hola Rosa!! Muy buena recomendación, desconocía este título y me dejas con muchas ganas de leerlo y descubrir a esta autora yo también. ¡Gran reseña! Besos!!
ResponderEliminarMaggie O'Farrell es una autora a la que debo seguir descubriendo para saber a qué atenerme con ella. De momento lo bueno pesa más que lo malo. A ver qué pasa en la próxima lectura.
EliminarUn beso.
Hola, a esta autora la tengo presente, pero no acabo de decidirme, y eso que siempre leo buenas criticas de sus libros, pero hasta ahora no he querido cerciorarme por mi misma de la buena pluma que dicen que tiene. A ver si lo hago pronto, y este libro me parece una buena iniciativa para empezar. Saludos.
ResponderEliminarPues ya ves que yo no llego a saber muy bien a qué atenerme. Escribe muy bien y sus historias enganchan mucho... pero de vez en cuando hace uso de recursos fáciles un tanto folletinescos que no me acaban de gustar como estrategia. No termino de decidirme con ella. Tendré que insistir.
EliminarUn beso.
Me dejas con ganas de conocer ya no sólo esta lectura sino a la escritora. Muy interesante y horrible el trasfondo de esta historia, que alguien decida internarte de por vida por no ajustarte a los patrones que ellos deciden son los normales, ¡tremendo!. Inquietante premisa, no dudaré en añadirlo a mi lista.
ResponderEliminarAbrazos.
Tras ser la segunda novela de la autora que leo, no sé muy bien a qué atenerme. Tiene muchos pros y alguna contra que me desconcierta, pero creo que merece la pena conocerla y formarse una opinión propia.
EliminarUn beso
Le tengo ganas, a ver si me quito lecturas pendientes y puedo leerlo =)
ResponderEliminarBesotes
Está bien la novela y engancha. Creo que te gustará.
EliminarUn beso.