"Martín Zarza" Tomo 1 Miguel García
A veces los libros se acumulan en la estantería de pendientes. No sé qué es lo que hace que nos decidamos por unos y otros vayan quedando arrumbados en el rincón más profundo, algunos por siempre y para siempre. No ha sido así con "Martín Zarza" afortunadamente. Lo tengo comprado desde hace casi dos años, cuando su autor, Miguel García, me dio noticia de él a través de facebook. Leí una reseña que me envió y como me pareció interesante, lo compré. En mi kindle lleva dos años esperando su turno (con otros que también lo esperan), mientras otros muchos llegan y son leídos, aunque alguno haya sido bastante peor que este.
Porque he de decir que "Martín Zarza" me ha gustado y me ha sorprendido mucho y he recordado lo que en aquella reseña, que Miguel García me envió, me había atraído hasta el punto de animarme a comprar el libro. Un libro que cuenta una historia sin grandes acontecimientos, sin sucesos desgraciados o terriblemente felices o disparatadamente escabrosos. No, este libro solo cuenta la historia de un joven de veintiséis años que abandona Madrid y el mundo del audiovisual en el que vive para trasladarse a Sevilla donde ha heredado un piso de un tío al que casi no conocía. "Solo lo recuerdo de una boda, cuando era niño. Lo recuerdo porque se emborrachó y se cayó de una tapia y tuvo que llevárselo la ambulancia".
Entre todos sus sobrinos le ha elegido a él para dejarle su piso porque ambos fueron dejados de lado por el resto de la familia. Eso es lo que le explica en una carta que Martín descubre entre las sábanas de la cama deshecha que se encuentra cuando llega a Sevilla y al piso.
En el piso además, Martín encuentra algunos tesoros que su tío ha dejado allí. Para empezar, una máquina de escribir, “HERMES Baby” rezaba la marca, antigua, vetusta, que pesa más que varios ordenadores juntos, a pesar de no ser de las más grandes que ha visto, y al contrario que estos, solo sirve para escribir, piensa Martín divertido. La máquina le impulsa a escribir un diario. Hace mucho que Martín no escribe diarios. "Los últimos años de mi vida han sido tan monótonos y grises que ya era bastante con tener que vivirlos, como para encima haber escrito sobre ellos".
Harto de la vida en Madrid y de unos trabajos que no le satisfacían, Martín decide vivir en Sevilla dedicado a no hacer nada. Sin preocupación por pagar el alquiler y con algo de dinero ahorrado, se dispone a encarar la vida tal y como le vaya llegando. Por fin vive solo y puede descubrir la intimidad consigo mismo y, aunque teme despertar del sueño y encontrarse de nuevo sumido en el mundo del trabajo y de las responsabilidades, eso no ocurre. Descubre que, a pesar de lo que ha oído muchas veces, el ocio no deprime; no es necesario tener todas las horas del día comprometidas en actividades varias para sentirse pleno y feliz. Ahora que no tiene nada que hacer, prefiere levantarse pronto porque quiere disfrutar de ese no hacer nada. Un no hacer nada que se traduce en estar al tanto de la actualidad escuchando las noticias mientras desayuna y sobre todo leer más que nunca y escuchar música, porque entre los tesoros que le dejó su tío hay una magnífica colección de libros y de vinilos, que ahora él disfruta como nunca hubiera imaginado su tío ni él mismo. "Antes pensaba que esos que decían que el vinilo era mucho mejor eran los típicos pedantes gilipollas, sin saber que era yo el gilipollas. El sonido, con todas sus imperfecciones, se vuelve mucho más humano, más cálido y cargado de profundidad".
Me siento enseguida en sintonía con Martín. Nada me gusta más que despertar por las mañanas pensando que no tengo nada que hacer en todo el día, nada planeado; que el día se extiende ante mí repleto de horas para llenar como mejor me parezca. Sin nada asignado que me robe el tiempo este se dilata en una pura promesa de actividades placenteras que solo yo decido en cada momento. Nunca estoy sin hacer nada, pero nada tengo que hacer, más allá de lo que en cada momento se me antoje: leer, cocinar, pasear, ver cine, escribir... Y siento como Martín que el trabajo quita tiempo de vivir, "por ahora el ocio no me está haciendo ningún daño. Es más, estoy llevando una especie de vida de rey oculto en el exilio. Y aunque sé que es una ingenuidad, puesto que esta ociosidad y esta calma solo son algo coyuntural, me gusta pensar que estoy encaminándome hacia una especie de equilibrio".
Pero Martín no es un rey en el exilio y su situación es más coyuntural de lo que él mismo creía. Pronto se da cuenta de que tener casa no es sinónimo de que se terminen los problemas, el dinero que tenía ahorrado empieza a disminuir y entonces vislumbra con pesar la necesidad de empezar a buscar trabajo. Un trabajo sin complicaciones, que no le robe mucho tiempo y le permita tener ingresos suficientes para mantener su austera forma de vivir.
A partir del momento en que decide trabajar, sus días comienzan pateando la ciudad y entregando su currículum (que ha maqueado según lo que le parece más apto para ser contratado). "Desayuno sin demorarme mucho y salgo a repartir currículums por ahí hasta las dos o así. Me he puesto esa rutina. Y soy relativamente selectivo. No un sibarita, pero sí selectivo. Las cafeterías y los bares, por ejemplo, valen. Las tiendas, grandes superficies, etc., también valen. Ahora bien, los restaurantes y las tiendas de ropa, ni de coña". Lo malo es que corre el año 2010 y la crisis está en todo su apogeo. Martín pronto tendrá que ampliar su margen de exigencia e ir entregando su currículum en algún restaurante.
A sus veintiséis años, Martín ha perdido la ilusión por lo que puede proporcionarle la vida. Hasta que pasó "lo de Nona" (y advierto que al menos en este volumen no llegamos a saberlo, aunque tampoco es que importe) su vida en Madrid era una continua esperanza en el brillante porvenir. estudiaba Comunicación Audiovisual y era considerado un genio incluso por alguno de sus profesores. Veía ante él un futuro lleno de todo lo que pudiese anhelar. Luego, tras "lo de Nona" abandonó la carrera en cuarto curso y empezó, en una televisión local, un trabajo que le llevó a un callejón sin salida. Ahora solo ve en el futuro una vida anodina, trabajos mediocres para ir saliendo del paso, resignación... y la esperanza de que todo eso sea falso y un día pueda volver a brillar en su afán la esperanza de un futuro prometedor. Añora ese tiempo en que el futuro se abría ante él como un sendero ramificado y todas las decisiones estaban por tomar y todas las oportunidades estaban por vivir. "La añoranza por lo perdido se me traduce entonces como un acto reflejo de resistencia ante la evidencia inevitable de mi fracaso. Porque perder los anhelos es en realidad la culminación del fracaso, el último de todos sus requisitos".
El libro nos cuenta la vida de Martín a lo largo de los tres primeros meses de su estancia en Sevilla. Alterna lo contado por él mismo en su diario y lo narrado en tercera persona por un narrador omnisciente. Vemos así los hechos desde fuera y desde dentro del propio Martín. Veremos su escasa vida social y su nula vida sexual, sus fallidos intentos por buscar trabajo que le llevan a alquilar una habitación de su piso y a conocer a Julia y a recobrar la esperanza en la vida, los trabajos que termina por encontrar y las dificultades con las que se encuentra en ellos. Y veremos además, mediante las noticias que escucha y lee, la situación de un mundo en crisis que se desmorona.
Un mundo en crisis del que nos dicen que ya hemos salido, pero del que los únicos que han salido en realidad son los dueños del cotarro, porque el resto nos hemos despertado de la pesadilla en un mundo más injusto, con menos esperanzas, con menos oportunidades, con más explotación... "Uno no consigue trabajo porque no tiene experiencia y no tiene experiencia porque no consigue trabajo. Todos son equívocos bien cuidados por unos cuantos, los cabrones que siempre sacan provecho, los que devalúan al ser humano para sacarle luego los higadillos, los que prefieren que la gente no se haga demasiadas ilusiones, los que pagan contratos de prácticas, ese maravilloso ingenio eufemístico, heredero de la esclavitud, los que montan escuelas de la nada para enseñar mierdas inútiles, la mierda de la tierra, en definitiva".
"Martín Zarza" es una novela que engancha desde el principio. Nada más terminar de leerla, me compré el segundo tomo (son tres), porque en realidad, no se trata de una trilogía sino de una extensa novela escrita en tres tomos. Este primero termina abruptamente, pero es que no es el final de una historia es solo el final de uno de los capítulos de la historia.
"Martín Zarza" es una de esas joyas desconocidas por la mayoría que esperan su turno en el estante o en la lista de pendientes y esperan en vano muchas veces. Yo, afortunadamente, la he rescatado y la he disfrutado, y cuando he querido ponerme en contacto con su autor para pedirle disculpas por el retraso y felicitarle por la buena novela que me había presentado, me he encontrado con que hace casi dos años que tiene paralizado su perfil en facebook. Poco más de un mes después de ponerse en contacto conmigo, en octubre de 2017, desaparece de la red social. No ha respondido al mensaje que le he puesto y me temo que, como Martín Zarza, ha renunciado a Internet, a las redes sociales, al ordenador y hasta a la televisión. "A Martín nunca le entusiasmó Facebook. Desde el principio consideraba que quitaba más de lo que daba, aunque a veces, nunca lo reconocía, dudaba del fundamento de su opinión".
En una de esas dudas compartidas con su personaje puede que Miguel se viera tentado a abrir su cuenta en Facebook y puede que, despejada la duda, igualmente se viera tentado a abandonarla. No sé si se habrá ido a vivir a Sevilla tras heredar un piso de un tío tarambana o si seguirá viviendo en León igual que a finales de 2017, pero si alguien sabe cómo puedo contactar con él, agradecería que me lo hiciera saber. Se merece una felicitación.
Título del libro: "Martín Zarza" Tomo 1
Porque he de decir que "Martín Zarza" me ha gustado y me ha sorprendido mucho y he recordado lo que en aquella reseña, que Miguel García me envió, me había atraído hasta el punto de animarme a comprar el libro. Un libro que cuenta una historia sin grandes acontecimientos, sin sucesos desgraciados o terriblemente felices o disparatadamente escabrosos. No, este libro solo cuenta la historia de un joven de veintiséis años que abandona Madrid y el mundo del audiovisual en el que vive para trasladarse a Sevilla donde ha heredado un piso de un tío al que casi no conocía. "Solo lo recuerdo de una boda, cuando era niño. Lo recuerdo porque se emborrachó y se cayó de una tapia y tuvo que llevárselo la ambulancia".
Entre todos sus sobrinos le ha elegido a él para dejarle su piso porque ambos fueron dejados de lado por el resto de la familia. Eso es lo que le explica en una carta que Martín descubre entre las sábanas de la cama deshecha que se encuentra cuando llega a Sevilla y al piso.
En el piso además, Martín encuentra algunos tesoros que su tío ha dejado allí. Para empezar, una máquina de escribir, “HERMES Baby” rezaba la marca, antigua, vetusta, que pesa más que varios ordenadores juntos, a pesar de no ser de las más grandes que ha visto, y al contrario que estos, solo sirve para escribir, piensa Martín divertido. La máquina le impulsa a escribir un diario. Hace mucho que Martín no escribe diarios. "Los últimos años de mi vida han sido tan monótonos y grises que ya era bastante con tener que vivirlos, como para encima haber escrito sobre ellos".
Harto de la vida en Madrid y de unos trabajos que no le satisfacían, Martín decide vivir en Sevilla dedicado a no hacer nada. Sin preocupación por pagar el alquiler y con algo de dinero ahorrado, se dispone a encarar la vida tal y como le vaya llegando. Por fin vive solo y puede descubrir la intimidad consigo mismo y, aunque teme despertar del sueño y encontrarse de nuevo sumido en el mundo del trabajo y de las responsabilidades, eso no ocurre. Descubre que, a pesar de lo que ha oído muchas veces, el ocio no deprime; no es necesario tener todas las horas del día comprometidas en actividades varias para sentirse pleno y feliz. Ahora que no tiene nada que hacer, prefiere levantarse pronto porque quiere disfrutar de ese no hacer nada. Un no hacer nada que se traduce en estar al tanto de la actualidad escuchando las noticias mientras desayuna y sobre todo leer más que nunca y escuchar música, porque entre los tesoros que le dejó su tío hay una magnífica colección de libros y de vinilos, que ahora él disfruta como nunca hubiera imaginado su tío ni él mismo. "Antes pensaba que esos que decían que el vinilo era mucho mejor eran los típicos pedantes gilipollas, sin saber que era yo el gilipollas. El sonido, con todas sus imperfecciones, se vuelve mucho más humano, más cálido y cargado de profundidad".
Me siento enseguida en sintonía con Martín. Nada me gusta más que despertar por las mañanas pensando que no tengo nada que hacer en todo el día, nada planeado; que el día se extiende ante mí repleto de horas para llenar como mejor me parezca. Sin nada asignado que me robe el tiempo este se dilata en una pura promesa de actividades placenteras que solo yo decido en cada momento. Nunca estoy sin hacer nada, pero nada tengo que hacer, más allá de lo que en cada momento se me antoje: leer, cocinar, pasear, ver cine, escribir... Y siento como Martín que el trabajo quita tiempo de vivir, "por ahora el ocio no me está haciendo ningún daño. Es más, estoy llevando una especie de vida de rey oculto en el exilio. Y aunque sé que es una ingenuidad, puesto que esta ociosidad y esta calma solo son algo coyuntural, me gusta pensar que estoy encaminándome hacia una especie de equilibrio".
Pero Martín no es un rey en el exilio y su situación es más coyuntural de lo que él mismo creía. Pronto se da cuenta de que tener casa no es sinónimo de que se terminen los problemas, el dinero que tenía ahorrado empieza a disminuir y entonces vislumbra con pesar la necesidad de empezar a buscar trabajo. Un trabajo sin complicaciones, que no le robe mucho tiempo y le permita tener ingresos suficientes para mantener su austera forma de vivir.
A partir del momento en que decide trabajar, sus días comienzan pateando la ciudad y entregando su currículum (que ha maqueado según lo que le parece más apto para ser contratado). "Desayuno sin demorarme mucho y salgo a repartir currículums por ahí hasta las dos o así. Me he puesto esa rutina. Y soy relativamente selectivo. No un sibarita, pero sí selectivo. Las cafeterías y los bares, por ejemplo, valen. Las tiendas, grandes superficies, etc., también valen. Ahora bien, los restaurantes y las tiendas de ropa, ni de coña". Lo malo es que corre el año 2010 y la crisis está en todo su apogeo. Martín pronto tendrá que ampliar su margen de exigencia e ir entregando su currículum en algún restaurante.
A sus veintiséis años, Martín ha perdido la ilusión por lo que puede proporcionarle la vida. Hasta que pasó "lo de Nona" (y advierto que al menos en este volumen no llegamos a saberlo, aunque tampoco es que importe) su vida en Madrid era una continua esperanza en el brillante porvenir. estudiaba Comunicación Audiovisual y era considerado un genio incluso por alguno de sus profesores. Veía ante él un futuro lleno de todo lo que pudiese anhelar. Luego, tras "lo de Nona" abandonó la carrera en cuarto curso y empezó, en una televisión local, un trabajo que le llevó a un callejón sin salida. Ahora solo ve en el futuro una vida anodina, trabajos mediocres para ir saliendo del paso, resignación... y la esperanza de que todo eso sea falso y un día pueda volver a brillar en su afán la esperanza de un futuro prometedor. Añora ese tiempo en que el futuro se abría ante él como un sendero ramificado y todas las decisiones estaban por tomar y todas las oportunidades estaban por vivir. "La añoranza por lo perdido se me traduce entonces como un acto reflejo de resistencia ante la evidencia inevitable de mi fracaso. Porque perder los anhelos es en realidad la culminación del fracaso, el último de todos sus requisitos".
El libro nos cuenta la vida de Martín a lo largo de los tres primeros meses de su estancia en Sevilla. Alterna lo contado por él mismo en su diario y lo narrado en tercera persona por un narrador omnisciente. Vemos así los hechos desde fuera y desde dentro del propio Martín. Veremos su escasa vida social y su nula vida sexual, sus fallidos intentos por buscar trabajo que le llevan a alquilar una habitación de su piso y a conocer a Julia y a recobrar la esperanza en la vida, los trabajos que termina por encontrar y las dificultades con las que se encuentra en ellos. Y veremos además, mediante las noticias que escucha y lee, la situación de un mundo en crisis que se desmorona.
Un mundo en crisis del que nos dicen que ya hemos salido, pero del que los únicos que han salido en realidad son los dueños del cotarro, porque el resto nos hemos despertado de la pesadilla en un mundo más injusto, con menos esperanzas, con menos oportunidades, con más explotación... "Uno no consigue trabajo porque no tiene experiencia y no tiene experiencia porque no consigue trabajo. Todos son equívocos bien cuidados por unos cuantos, los cabrones que siempre sacan provecho, los que devalúan al ser humano para sacarle luego los higadillos, los que prefieren que la gente no se haga demasiadas ilusiones, los que pagan contratos de prácticas, ese maravilloso ingenio eufemístico, heredero de la esclavitud, los que montan escuelas de la nada para enseñar mierdas inútiles, la mierda de la tierra, en definitiva".
Miguel García |
"Martín Zarza" es una de esas joyas desconocidas por la mayoría que esperan su turno en el estante o en la lista de pendientes y esperan en vano muchas veces. Yo, afortunadamente, la he rescatado y la he disfrutado, y cuando he querido ponerme en contacto con su autor para pedirle disculpas por el retraso y felicitarle por la buena novela que me había presentado, me he encontrado con que hace casi dos años que tiene paralizado su perfil en facebook. Poco más de un mes después de ponerse en contacto conmigo, en octubre de 2017, desaparece de la red social. No ha respondido al mensaje que le he puesto y me temo que, como Martín Zarza, ha renunciado a Internet, a las redes sociales, al ordenador y hasta a la televisión. "A Martín nunca le entusiasmó Facebook. Desde el principio consideraba que quitaba más de lo que daba, aunque a veces, nunca lo reconocía, dudaba del fundamento de su opinión".
En una de esas dudas compartidas con su personaje puede que Miguel se viera tentado a abrir su cuenta en Facebook y puede que, despejada la duda, igualmente se viera tentado a abandonarla. No sé si se habrá ido a vivir a Sevilla tras heredar un piso de un tío tarambana o si seguirá viviendo en León igual que a finales de 2017, pero si alguien sabe cómo puedo contactar con él, agradecería que me lo hiciera saber. Se merece una felicitación.
Título del libro: "Martín Zarza" Tomo 1
Autor: Miguel García
Editorial: El último Dodo
Año de publicación: 2014
Año de publicación original: 2014
Nº de páginas: 217
Pues en verdad quedo atrapado por esta sugerencia. No conozco al autor, pero debe de ser uno de muchos de los que se tienen que autopublicar para poder mostrar al público su buen hacer con una de esas historias que no tiene que ser grandilocuente, ni espectacular. Simplemente con contar lo cotidiano y su entorno basta. Pues es bastante el poder sobrevivir a diario dentro del entorno que nos tienen establecido a modo de hábitat, esos pocos que nos vetan libertades y esclavizan nuestros tiempos, prometiéndonos paraísos al alcance solo de sus ilustrísimas personalidades.
ResponderEliminarUna interesante propuesta con el misterio añadido de la desaparición del autor.
Un abrazo.
Fue la primera novela publicada por una editorial, "El último Dodo", que es la que ha publicado también los otros dos tomos de "Martín Zarza". Es decir, que autopublicarse, no, pero tampoco es que haya vendido miles de ejemplares. Y la verdad es que la novela, lo merece. Desde el principio me atraparon as peripecias de Martín y su forma de ver la vida. A veces, se dejan de lado lecturas que finalmente resultan mucho más gratificantes que otras precedidas de enorme fama que nos llegan a defraudar. A todos nos deslumbra el brillo del éxito y la publicidad.
Eliminarla desaparición del autor (al menos para mis posibilidades de encontrarlo), es una lástima pues me gustaría felicitarle y enviarle esta reseña. me he puesto en comunicación con la editorial. A ver si responden.
Un beso.
Tu reseña, el autor de "Martín Zarza", y la propia historia en esta entrega de la novela presentada crean una imbricación realidad-ficción de libro. Que Miguel García haya dejado de dar señales virtuales después de haber contactado contigo a través de las RRSS lo emparenta más de lo que se podría sospechar con el personaje del relato que recibe un piso en herencia. Por esto es lógica la `pregunta que tú haces al final de tu buena reseña: "¿Se habrá ido a vivir a Sevilla tras heredar un piso de un tío tarambana?". Misterios de la blogoesfera.
ResponderEliminarTu reseña, tan bien construida y redactada, me anima a intersarme por el autor y su novela. Muchas gracias, Rosa, por darnos información de este chico y su obra.
Besos
La verdad es que su libro durmió el sueño de los justos dos años desde que él me hizo llegar la reseña y lo compré. Quería disculparme, pero me temo que igual ya no puedo. A ver qué pasa y si responden de la editorial con quienes me he puesto en contacto.
EliminarLa novela es de lo más interesante, sin pretensiones más allá de contar una vida normal de un chico que quiere ganar lo justo para sobrevivir trabajando lo justo, pero aun así, qué difícil resulta.
Yo te la recomiendo. Creo que disfrutarás con ella. están los tres volúmenes en Amazon. Ya he comprado el segundo.
Un beso.
Pues espero que, esté donde esté, a Miguel García le llegue esta reseña. A mí me ha encantado y me has metido las ganas de leer esta novela. Me parece una temática muy actual y me gustan esas historias en las que aparentemente no ocurre nada pero en las que transcurre la vida. También me gusta la perspectiva del narrador omnisciente combinada con el diario en primera persona. No me gusta mucho lo de que la novela esté repartida en volúmenes independientes pero estaré pendiente de lo que nos cuentes sobre su continuación.
ResponderEliminarBesos
Ojalá le llegue la reseña. Me alegro de haber transmitido el interés de esta historia porque en cuanto empecé a leer, me di cuenta de que estaba ante una buena novela, bastante mejor, en todo caso, de lo que me esperaba. Te llegan novelas de sus autores y muchas son bastante normalitas, cuando no malas. Encontrar una realmente buena no debe de ser muy frecuente aunque a mí me ha pasado ya con varios autores de los que me he hecho incondicional.
EliminarEspero leer en breve el tomo 2, aunque tengo tantoooo, buaaaa.
Un beso.
ResponderEliminar¡Vaya, qué descubrimiento! Ciertamente me has despertado la curiosidad por leer a este autor.
Siguiendo tu interesante reseña, querida Rosa, me parece un argumento sencillo pero al mismo tiempo inquietante.
Si, estoy de acuerdo, en que el ocio no deprime cuando realmente disfrutas de no hacer nada, esto lo he comprobado en varias ocasiones: primero cuando me prejubilé y dejé de culpabilizarme por no ser útil, profesionalmente hablando. Y luego por varios motivos de salud que paralizaron completamente mis actividades.
En fin, anotado queda en mi lista de pendientes.
Un beso.
El ocio cuando es voluntario es un gran invento. Yo no creo que el trabajo realice a la persona, a no ser trabajos muy contados. El mío, que podría ser de esos, hace ya tiempo que siento que me quita tiempo para mis propias cosas, vamos que es el castigo bíblico que debe ser (ganarás el pan con el sudor..., ya sabes). Menos mal que se acabó.
EliminarOtra cosa es el ocio cuando, como le pasa a Martín en un momento dado, supone que no tienes trabajo y no puedes satisfacer tus necesidades básicas, que no otra cosa pretende el personaje.
Creo que es una novela muy recomendable. Las peripecias de Martín y sus reflexiones sobre el mundo y la sociedad son impagables.
Un beso.
Pues la verdad con esa filosofía de vida, induce a ser leído. He visto que tenemos muchas similitudes de pensamientos en algunas cosas. Saludos.
ResponderEliminarEs que es una filosofía de vida muy particular y muy alejada de lo que la mayoría considera vida. Ni redes sociales, ni deseos de cosas materiales superfluas, tan solo comida, bebida y alguna chica y algún amigo. No pide demasiado Martín y hasta eso le cuesta encontrar.
EliminarUn beso.
Por tu magnífica reseña se nota que has disfrutado con su lectura. Me gustan las novelas en las que parece que no pasa nada, pero no tardamos en darnos cuenta de que realmente sí pasan episodios que atraen nuestra atención, por muy nimio que sea. Ya la busqué en Amazon, y estoy seguro de que la leeré; cuando menos, la primera entrega. Besos.
ResponderEliminarDisfruté mucho, sobre todo porque la empecé un poco por obligación: tras dos años pensé que ya era hora de ponerme con ella. Fue empezar y decir "aquí hay tema y buen tema".
EliminarMe encantan, como a ti, las novelas en las que lo único que pasa es la vida, como si fuera poca cosa. Por eso adoro a los escritores estadounidenses, porque son maestros en esas historias.
Espero que te guste y leer tu opinión en el blog.
Un beso.
Hola Rosa!! Fue una lectura entretenida cuando la leí en su día. ¡Estupenda reseña! Besos!!
ResponderEliminarEs buena y además entretenida y que engancha. Toda una sorpresa y todo un descubrimiento.
EliminarUn beso.